domingo, 30 de junio de 2024

Objeción de conciencia y deserción de las armas

    Desde el comienzo de la 'operación militar especial' que decretó el zar de Moscú, vulgo 'guerra de Ucrania', miles de ucranianos (o de ucranios, como prefiere el Periódico Global, alias El País) han cruzado ilegalmente la frontera para eludir el servicio militar obligatorio que los conduce inevitablemente al frente de combate a matar y acaso también a morir en defensa de la integridad territorial de su patria al servicio de la OTAN, la UE y el tío Sam, que está detrás de todo manejando los hilos de su títere, el presidente y actor NATO. Y han huido pese al confinamiento y la prohibición expresa que no permite salir del país a los varones en edades comprendidas entre los dieciocho y los sesenta años.  La edad de movilización, por otra parte, se redujo en abril pasado de los veintisiete a los veinticinco años, porque el ejército necesitaba carne más joven de cañón.
 
     Ucrania ha intensificado sus esfuerzos para impedir que sus súbditos escapen de la guerra a través de las fronteras y evadan el reclutamiento y el servicio militar obligatorio, tras conocerse que había oficiales que aceptaban sobornos a cambio de la exención, práctica que a las autoridades parece que les resulta difícil de erradicar, dada la superior autoridad y la seducción que ejerce la fuerza del dinero. 
 
 
Cartel que invita a unirse al ejército ucraniano

    Antes de la última campaña de movilización, se cree que más de 20.000 ucranianos habían huido del país para evitar la guerra, algunos de ellos nadando y ahogándose al intentar cruzar la frontera occidental de Ucrania hacia Rumanía.
 
    Otros se encierran en sus casas y rara vez salen a la calle para evitar ser reclutados, sobre todo cuando muchos de sus amigos ya han sido movilizados y algunos han caído en combate, es decir, han sido asesinados. 
 
    Según las nuevas directrices, los evasores del servicio militar obligatorio pueden perder su permiso de conducir, ver sus cuentas bancarias congeladas y sus propiedades confiscadas.
 
    Hablemos de dinero, aunque sea síntoma de 'mala educación' hacerlo porque supone reconocer expresamente que el dinero y no otra cosa mueve el mundo: la tarifa para salir ilegalmente de Ucrania es como mínimo de ocho mil euros. Eso es lo que deben pagar los que pueden hacerlo y no están hechos ni para matar a nadie, aunque sea ruso, que es el nombre del enemigo al que "ganaremos juntos" según la propaganda oficial, ni tampoco para morir por la falacia de la patria. 
 
"¡Nuestro ejército es nuestra VICTORIA! ¡Contribuye a GANAR!  ¡Juntos GANAREMOS!"
 
     Al parecer hay dos vías de escape: cruzar la frontera moldava utilizando un pasaporte falso, o presentarse como artista, categoría a la que ocasionalmente se le permite salir del país, pero ambas opciones cuestan dinero.  Otra posibilidad es un falso certificado médico, que se consigue previo pago, que acredite que el titular no es apto para el servicio de las armas, como sucedía también en la España de finales del siglo pasado hasta la desaparición del servicio militar.
 
    Y es que, aunque no quieren reconocerlo, más de dos años después de la invasión rusa a gran escala, las fuerzas armadas de Ucrania sufren una desesperada escasez de soldados. Es verdad que muchos miles de ucranianos se ofrecieron al principio como voluntarios para servir en el frente con el noble propósito de ayudar a mantener la independencia e integridad del país y repeler el ataque inicial siguiendo los eslóganes de "juntos ganaremos", pero muchos de ellos han causado baja muriendo y muchos otros han sido heridos en combate. No es menos cierto tampoco que desde el comienzo de la guerra, el reclutamiento ha sido criticado por ser caótico y estar empañado por la corrupción. 
     La objeción de conciencia al servicio militar es un derecho reconocido internacionalmente, consagrado tambiénen la Constitución de Ucrania. Pero cuando Rusia invadió el país, el actor NATO, títere de Guásinton, instituyó la ley marcial, y el derecho a un servicio alternativo que dispensara efectivamente del uso de las armas se evaporó entonces como por arte de magia.
 
 
     No es ningún secreto que Ucrania está perdiendo la guerra, si no la ha perdido ya, y que por eso ha cambiado la narrativa del relato oficial o story telling en la lengua del Imperio; ya no se trata de defender a Ucrania, sino de atacar a Rusia. Los países occidentales ya no envían armas defensivas, sino ofensivas, a la espera de enviar tropas. Ya lo dijo Stoltenberg: “Para defenderse de Rusia es necesario un contrataque”. Se ve que Montaña de Orgullo ha leído El arte de la Guerra, donde se expone la máxima orgüeliana avant la lettre de que 'la mejor defensa es un buen ataque'.

sábado, 29 de junio de 2024

Felix qui potuit rerum cognoscere causas

    Me he entretenido traduciendo los versos del elogio que hace Virgilio de aquel “que huye del mundanal ruïdo”, como diría fray Luis de León, “y sigue la escondida / senda, por donde han ido / los pocos sabios que en el mundo han sido”, al final del libro II de las Geórgicas (vv. 490-512), que siguiendo el consejo del maestro Epicuro al que aquí no se nombra por su nombre propio “vive oculto” (λάθε βιώσας), dedicado a estudiar la razón de las cosas.

Venturoso el que pudo saber la razón de las cosas / y hubo todos los miedos y el inexorable destino / pisoteado y estruendo raptor de avaro Aqueronte:

    Siempre se ha sospechado que se refiere, sin citarlo por su nombre propio, al epicúreo Lucrecio, que había escrito en latín De rerum natura ('Sobre el ser de las cosas'), un largo poema didáctico en hexámetros en seis libros donde elogia al maestro Epicuro y critica los crímenes de la religión. 

    Virgilio le denomina “felix”, (dichoso, feliz) porque llegó a conocer los fundamentos de las cosas y a poner a raya los miedos infundidos por la religión, negando la existencia del infierno, al que alude con el nombre del río Aqueronte,  que no permite que se vuelva a pasar una vez cruzado, al que le dedica el adjetivo de “avaro” porque infundiéndonos temor nos arrebata la vida.

afortunado también el que supo de dioses paganos: / Pan y el viejo Silvano y la hermandad de las ninfas.

    Pero tras esta primera bienaventuranza, viene una segunda que choca un poco con la primera. Frente al modelo de sabio, enarbola ahora el hombre sencillo de finales de la república y comienzos del imperio, dedicado a los “deos agrestis”, dioses paganos. Hay un doble macarismo que sugiere una ligazón de dos visiones incompatibles del mundo: la filosofía racionalista de Epicuro y un paganismo nostálgico y alejado de la religión oficial: Pan, Silvano y las ninfas, diosezuelos de segunda o tercera categoría, que no son dioses urbanos, sino divinidades campestres: Pan tiene patas y cuernos de chivo, y es el inventor de la flauta que lleva su nombre; Silvano, es un dios de los bosques (silua, en latín), como su nombre indica, y las ninfas eran divinidades femeninas que habitaban en los bosques y en las aguas de lagos y fuentes, nombre griego que origina un doblete latino que es lympha, que da origen a nuestro linfa “agua clara”, y que sugiere la indefinición femenina, el “uarium et mutabile semper femina”, que dirá el propio Virgilio aplicado a la reina de Cartago y a todas las mujeres, y que algunos tachan de dicho misógino porque sería, según su opinión, una visión negativa de lo femenino, y nimpha “procedente del griego νύμφη (nýmphe), que significaba 'mujer joven, novia', y secundariamente también 'clítoris' (de donde el helenismo ninfomanía, o apetito sexual insaciable en la mujer, según la docta Academia).

No le azoraron las fasces del pueblo ni púrpura regia / ni la discordia civil que mueve a traición al hermano / ni el intrigante dacio que baja desde el Danubio / ni el imperio de Roma y los reinos efímeros; ése / no del pobre se compadeció ni envidió al opulento.

    Mención especial merece el verso “No le azoraron las fasces del pueblo ni púrpura regia”. Al sabio y al hombre sencillo no le seduce el poder, al que se alude con dos expresiones: la púrpura de los reyes, es decir, el boato de la monarquía, y las fasces del pueblo, es decir, las fasces que otorga el pueblo, en lo que podemos considerar una alusión al régimen democrático: las fasces, origen etimológico del término fascismo, o fajismo, como prefería Unamuno, son el símbolo del imperio o poder militar consistente en un haz de varillas con un hacha, atado con unas cintas, que llevaban los lictores, que eran algo así como los guardaespaldas o acompañantes de los magistrados superiores. No le doblegó al sabio el poder del monarca, ni el otorgado por el pueblo.

 

     Al sabio no le conmueve la política nacional ni la internacional tampoco, que diríamos con palabras modernas: es decir, la guerra. Ni la guerra civil fratricida, ni el peligro de la guerra procedente de los márgenes del imperio, como en este caso de la Dacia, que pretendía invadir las provincias romanas de Misia y Tracia.

    Tampoco la división de clases: la compasión del que no tiene y la envidia del que tiene (se sobreentiende “lo que hay que tener para ser”, es decir, dinero).

Frutos tomó que las ramas y propios campos de suyo / sin cultivar le ofrecieron, no supo de férreas leyes / ni de locura del foro ni públicos los archivos.

    No cultivó la tierra, sino que tomó los frutos que esta le daba de balde, lo que choca en un poema como este de las Geórgicas, dedicado a promocionar la política de Mecenas, el ministro del emperador Augusto,  de vuelta al campo y a las actividades agrícolas y ganaderas. Además no vio nunca ni el foro -la capital del imperio, Roma, pero también el centro de cualquier ciudad organizada a su imagen y semejanza-, ni las leyes draconianas, ni los archivos públicos que se hallaban en el templo de Saturno, porque vivía alejado de la política, en su jardín epicúreo. 

    Otros ciega la mar desafían remando, y se lanzan / armas en mano, se meten en cortes y casas reales; / este arrasa de cuajo ciudades y humildes hogares / para en cáliz beber y yacer en purpúreo lecho; / otro acumula riquezas y duerme sobre oro que entierra; / uno se pasma oyendo discursos; a otro dejó boquiabierto / el redoblado en los graderíos aplauso de plebe / y senadores; bañados se gozan en sangre fraterna, / truecan su hogar y dulces umbrales por el exilio / y andan en pos de una patria que otro sol ilumine.

    Frente a la imagen del sabio idealizado, tenemos en la segunda parte del elogio la crítica de lo que hace la mayoría de la gente: desafiar el mar, es decir, viajar, y lanzarse a la guerra para obtener el botín que le permita dos lujos como beber en una copa que es una joya y yacer en un lecho de púrpura de Tiro, acumulando riquezas y guardando el oro bajo el colchón; unos (los electores) se quedan pasmados ante los discursos de los políticos profesionales que les piden su voto prometiéndoles el oro y el moro, otros (los elegidos) se sienten pagados con los aplausos que se traducirán en votos que les otorgan los electores, pero incurriendo en la guerra civil de la política nacional, lo que motiva a veces que tengan que huir al exilio buscando otra patria debajo del sol.

viernes, 28 de junio de 2024

¿Calidad docente?

  Ahora que se acaba el curso académico con la llegada de las oleadas de calor extremo, o sea, el verano al hemisferio norte -aestate pueri si ualent satis discunt 'en verano los niños estando bien bastante aprenden'-, que escribió nuestro Marcial-, saco a relucir un viejo editorial de El Periódico Global, alias El País, que conservo del sábado 14 de septiembre de 2019 y que no tiene desperdicio pedodemagógicamente hablando por su tremenda actualidad pese a lo llovido desde entonces. Llevaba por título “calidad docente”, y como subtítulo “Más tiempo en el aula no es garantía de mejor educación”, a lo que se añadía más adelante la coletilla especificativa “ni en el caso de los profesores ni en el de los alumnos”. 

    El editorial mencionaba el siguiente dato: Los escolares españoles de secundaria (…) tienen 1.054 horas lectivas al año, 246 más que los finlandeses y, en cambio, estos figuran desde hace años en los primeros puestos en los resultados de las pruebas de PISA, mientras que los españoles, pese a las mejoras de los últimos años, siguen en los puestos medios de la tabla. El hecho, sin entrar a juzgar la idoneidad de dichas pruebas, es incontrovertible: los escolares españoles tienen 246 horas lectivas al año más que los finlandeses, lo que a razón de 30 horas semanales supone ocho semanas y media o, lo que viene a ser lo mismo, dos meses al año más de clase, y no por ello obtienen mejores resultados que los nórdicos, sino, diría yo, peores precisamente por lo mismo. 



    En el citado párrafo hay un mensaje subliminal capcioso muy importante que no quiero que pase desapercibido. Se dice que los finlandeses figuran en los primeros puestos mientras que los españoles siguen en los puestos medios, pese a las mejoras de los últimos años. ¿A qué mejoras se refiere el periódico si los resultados siguen igual? ¿Qué mejoras son esas que no se ven por ninguna parte no sólo a juzgar por los rendimientos sino porque ni siquiera se mencionan para que podamos conocerlas? Se supone que los resultados de los españoles eran peores años atrás, pero se afirma que "siguen en los puestos medios", es decir, siguen siendo mediocres, pero se oculta que ni siquiera eran ni son los mismos ni muy parecidos en unas comunidades autónomas que en otras, observándose grandes diferencias y desigualdades entre ellas, como sigue habiendo todavía. El editorialista se ha sacado de la chistera, como vulgar taumaturgo ilusionista, el conejo inexistente de “las mejoras de los últimos años” para consuelo de los malos resultados. 

    Si es verdad que “más tiempo en el aula no es garantía de mejor educación”, como parece, quizá deberíamos cortar por lo sano y decir sin más: el tiempo de reclusión en las aulas o barracones no supone ninguna calidad docente per se, sino sólo más cantidad de tiempo invertido en el encierro forzoso -no se olvide la O de obligatorio, en el acrónimo de la ESO española-. Y deberíamos concluir: la educación no se imparte en las aulas o barracones, sino en casa, en la calle y en cualesquiera otros espacios ajenos a la enseñanza reglada. 
 

    Lo que sucede es que las aulas, que no dejan de ser jaulas -sólo hace falta ver los modernos recintos de los centros educativos españoles de primaria y secundaria, vallados como campos de concentración, conventos o cuarteles y vigilados por maestros y profesores que montan guardia de patios de recreo, y es que, como en la vieja mili española, los profesores y maestros hacen guardias, para quien no lo sepa- sirven para que los niños no estén tanto en casa y en la calle, sino para que pasen más tiempo entretenidos y aburridos en las jaulas y aprendan en consecuencia menos, cosa que no se debe, como insinúa el mentado editorial, al “envejecimiento acelerado” de la plantilla de docentes del sistema educativo español “que hace que en estos momentos dos de cada tres profesores tengan más de 40 años”, ya que, como se afirma más adelante, “la edad no es ningún impedimento para una excelente labor docente”, sino en muchos casos, digo yo, todo lo contrario, ya que, como dice el refrán popular, “más sabe el diablo por viejo que por diablo”. 

    Y si bien es verdad que “la entrada de profesores jóvenes bien preparados es un elemento especialmente importante” para conectar mejor e interactuar con las nuevas generaciones, como dice el editorial, es bastante discutible que los profesores españoles menores de 30 años, víctimas todos ellos a su pesar de la LOGSE y sucesivas actualizaciones y apepés prácticas como la LOCE, LOE, LOMCE, y LOMLOE estén en su mayoría y salvo honrosísimas y muy contadas  excepciones bien preparados.  

    La LOGSE, en efecto, estableció la escolaridad obligatoria hasta los 16 años, reduciendo el bachillerato de cuatro a dos años y permitiendo constitucionalmente a los reinos de democráticas taifas que eran las diversas comunidades autónomas construir sus propios currículos educativos, algunos en su lengua vernácula, lo que genera grandes y graves desigualdades, hasta el punto no ya de que no tengan el mismo nivel dentro de una misma asignatura unas y otras comunidades, sino de que ni siquiera se impartan las mismas materias. 
 


    Por poner un solo ejemplo que me resulta conocido de lo que estoy diciendo, en Castilla-León todos los alumnos (y alumnas, como añadiría innecesariamente por postureo feminista políticamente correcto la responsable de igualdad del centro, innecesariamente, digo, porque el género masculino, gramaticalmente hablando, es el no marcado, general o genérico de la oposición binaria) de 2º de Educación Secundaria Obligatoria cursan tres horas semanales de Cultura Clásica, que allí es una materia troncal, mientras que en Cantabria, y en el instituto donde yo trabajaba, sin ir más lejos, no la cursa a lo largo de toda la ESO nadie, y no estoy hablando de un centro pequeño. ¿Por qué? Porque aquí es una materia de las que llaman optativas de oferta obligatoria, sí, pero que nadie elige, porque prefieren otras de nombres y contenidos más atractivos, o que eligen muy pocos, como una alumna de Bachillerato de Humanidades que me contó, contrariada, que le dijeron que como sólo la había elegido ella en 3º de ESO, no podía cursarla dado que con un alumno no se formaba grupo: un grano no hace granero. 
 
We dont need no education, Gerald Scarfe


    El caso es que aquella alumna llegó al Bachillerato de Letras (o de Humanidades, como se llama ahora) sin haber cursado una materia fundamental para su formación cultural y para esos estudios como Cultura Clásica, cosa que no les importaba mucho a nuestros gestores, es más, que no les importaba en absoluto lo más mínimo, porque lo que pretendía el Ministerio de Educación y Formación Profesional y Deportes, como se llama ahora, según declaró la ministra que entonces lo regentaba, ignoro si sigue siendo la misma, es fomentar la efepé y, como decíamos el otro día, la educación física, para que nuestros futuros currantes estén sanos y saludables a fin de poder votar las veces que haga falta hasta que se les ocurra formar gobierno, y contribuir religiosamente al fisco con el diezmo de lo poco que ganen en el mercado de trabajo.  

jueves, 27 de junio de 2024

Pareceres LII

251.- De sacris et diuinis: ¿Hay algo sagrado? No lo sabemos, pero, en cualquier caso, si lo hay no está, desde luego, en los templos: ni en la mezquita, ni en la sinagoga, ni en la iglesia, ni en la pagoda. Quizá el fuego. Pero no el fuego real, sino el fuego de la razón, que diría Heraclito el efesio. El fuego de la razón es el único fuego incombustible. La sagrada piromanía no se orienta a rendirle culto al fuego purificador porque sí, ni a incendiar bosques ni a prender fuego a las iglesias como nuestros abuelos anticlericales o como hizo Eróstrato, el efesio, quemando el templo de Artémide, una de las siete maravillas de la Antigüedad. La sagrada piromanía es dinamitera de la fe, de cualquier fe. No cejará hasta ver cómo arde en llamas, pero no para destruir los edificios, sino la fe que los sustenta. Tampoco a las personas, sino la fe que las hace ser lo que son. En ese sentido hay que entender la frase que se atribuye al príncipe Piotr Kropotkin de que la única iglesia que nos ilumina es la que arde. 
 
252.- Psicoterapia. Ha sustituído a la confesión y la conversación íntima que eran actos gratuitos, por la mercantilización de la escucha. Ya no les contamos nuestros problemas a los amigos, sino que pagamos al psicoterapeuta/psicoanalista para que nos escuche oyendo el relato que hacemos de nuestra vida. El mens sana in corpore sano, que era un ruego que había que pedir a los dioses que nos concedieran al decir del poeta Juvenal, se ha convertido en un empeño y una obligación personal consistente en ir al terapeuta para lo primero y al gimnasio para lo segundo. Hay algo intrínsecamente perverso en pagar para que nos escuchen porque estamos capitalizando -mercantilizando- las relaciones humanas. El profesional psicoterapeuta, pese a su falta de interés por nuestro relato, nos insta a que le contemos el cuento. Tiene que escucharnos, que para eso le pagamos.
 
253. -Envejeciendo. Escribe o dice Borges en alguna parte: “No me duele la soledad: bastante esfuerzo es tolerarse a uno mismo y sus manías. Noto que estoy envejeciendo, un síntoma inequívoco es el hecho de que no me interesan o sorprenden las novedades, acaso porque advierto que nada esencialmente nuevo hay en ellas y que no pasan de ser tímidas variaciones”. Con estas declaraciones revitaliza dos tópicos: el clásico de nada nuevo bajo el Sol, y el de cuanto más cambian las cosas, más permanecen idénticas a sí mismas, pues las variaciones son meramente cosméticas, superficiales. 
Anciano, Ulpiano Checa (1860-1916)
 
254.- Refugios climáticos.  No es un bulo el que en un parque de frondosos árboles ponga un cartel en alguna de las lenguas peninsulares que diga: Refugio climático. Por ejemplo el Ayuntamiento de Barcelona, con la siguiente aclaración: Utilitza aquest espai per protegir-te de la calor. Hasta ahora no parecía necesario que el ayuntamiento ilustrara a los pobres contribuyentes, sobre lo que hay que hacer para protegerse del calor. Hace cuarenta años, los sevillanos se refugiaban en el Parque María Luisa en las tardes de calor. Las calles de la ciudad, recuerda un sevillano, estaban desiertas y el parque a rebosar. Ahora, sin embargo, la gente pasea por la Avenida de la Constitución a las cuatro de la tarde con toda la calor de un sol de justicia y le echa la culpa al cambio climático de Dios que lo fundó. En el Paleolítico inferior, y mucho antes no había cartelitos, y nuestros ancestros, como todos los animales, sabían resguardarse del frío y del calor. Pero ahora nuestros alcaldes y ediles nos consideran menos inteligentes, y de hecho nos llaman tontos a la puta cara, -y tal vez tengan algo de razón- a la vez que están demostrándonos lo mucho que nos quieren y que nos cuidan, porque no quieren que muramos víctimas de las inclemencias climáticas. Imagino que en breve crearán otros refugios para guarecernos de los bombardeos.
 
255.- Reclamo publicitario: El que la publicidad comercial, que ha dispuesto tradicionalmente del cuerpo femenino como reclamo, disponga ahora tanto de modelos masculinos como femeninos supone, desde luego, un trato igualitario, pero eso no quiere decir que sea positivo, sino todo lo contrario, porque no conlleva ninguna liberación de los estereotipos masculinos o femeninos o modelos de belleza que se imponen como cánones, que sería lo justo y deseable, sino todo lo contrario. La liberación sería que no hubiera publicidad (mercantil) y que de ese modo los cuerpos pudieran liberarse de los corsés que les impone el mercado para parecerse al ideal, porque el ideal, que es el deseo, está muy lejos de la realidad, que es mentira.
 

miércoles, 26 de junio de 2024

SFD "Síndrome de Fatiga Democrática"

    ¿Padece usted acaso lo que David van Raybrouck, historiador cultural y arqueólogo belga, autor del libro "Contra las elecciones" de muy recomendable lectura, ha dado en llamar el “síndrome de fatiga democrática”, o todavía aguanta estoicamente con resiliencia, como Dios o la corrección política mandan, la farsa demagógica basada en la santificación del sistema representativo electoral que reduce la democracia a las elecciones de unos representantes que no nos representan? ¿Su actitud ante la convocatoria de unas elecciones municipales, autonómicas, nacionales o europeas, se mantiene en el sano escepticismo popular o padece ya una reacción alérgica de considerable intolerancia? 
 
 
    ¿No está de acuerdo con la reflexión de Rousseau de que el pueblo inglés (y para el caso el suyo al que pertenezca también) piensa que es libre y se engaña, porque sólo es libre para la elección de los miembros del parlamento, ya que tan pronto como los ha elegido vuelve a ser esclavo? ¿No ha pensado alguna vez que mientras haya elecciones y los gobiernos cambien, el debate electoral es un espectáculo rigurosamente controlado y dirigido por unos grupos rivales que se dedican a persuadirle abordando solamente una pequeña gama de cuestiones sociales previamente seleccionadas por esos grupos, y que usted representa solo un papel pasivo, inactivo e incluso apático respondiendo sólo a las preguntas que se le formulan? 
 
    ¿No ha sospechado nunca que más allá de este espectáculo del juego electoral, la política se desarrolla entre bambalinas mediante la interacción entre los Gobiernos elegidos y unas élites que, de forma abrumadora, representan los intereses de las empresas?   
 
 
    ¿No cree que lo que se podría llamar el "Síndrome de Fatiga Democrática", según David Van Raybrouck, no está provocado tanto por los votantes, los políticos o los partidos, sino en gran medida por el propio proceso electoral que se reduce al voto y a la caza del voto por los profesionales?
 
    ¿No ha pensado que las llamadas elecciones democráticas no son un medio de participación de la gente, sino un fin en sí mismo, un dogma de fe con un valor inherente e inalienable? ¿No ha dicho alguna vez que la democracia no puede reducirse a lo que de hecho se reduce: a la consulta periódica cada cuatro o cinco años a un electorado que debe decantarse entre las opciones previas que se le dan, y se acabó, y que si sus elegidos no representan su voluntad, olvídese del asunto y no vuelva a votarles en las siguientes elecciones? 
 
    Todas estas preguntas se las hace Van Raybrouck y frente al problema de que nuestros representantes no nos representan, propone un remedio muy antiguo: la reactivación del sistema de lotería, como se hacía en la antigua Atenas. Algo que entre nosotros ya había propuesto Ángel Cappelleti, como dimos cuenta en su momento, que abogó por que en lugar de realizar costosas campañas electorales se sortearan los cargos públicos como los premios de la lotería, reactivando la ticocracia ateniense, neologismo compuesto de τύχη (týche "suerte, azar") y κρáτος ("dominio, poder"), facultándoseles para estudiar un tema particular como representantes aleatorios de toda la comunidad.   Este procedimiento no deja de tener un fundamento racional, si se supone que todos los hombres somos iguales e igualmente aptos (o ineptos, según se mire) para gobernar.    
    
   
     Lo peor y lo mejor (según se quiera ver)  del libro de Van Raynbrouck, publicado originalmente en neerlandés en 2013 con el título Tegen verkiezingen: 'Contra las elecciones',  y entre nosotros por Taurus en 2017, traducido por Marta Mabres Vicens, es la portada iconoclasta y paradójica de la edición española, que pretende "salvar la democracia" destruyendo el sistema electoral.
 
   El movimiento Occupy Wall Street, inspirado en el 15M madrileño, hizo suyo el eslogan “Somos el 99 por ciento”. Los occupiers mostraban su descontento con la democracia representativa: "En el Congreso afirman que su objetivo común es servir al pueblo estadounidense, pero en realidad se trata lucha de poder entre partidos políticos. Nuestros representantes elegidos [...] solo representan la perspectiva de las personas que pertenecen a su adorado partido y la de la élite acomodada que les llena los maletines durante las campañas, naturalmente en orden inverso de prioridad. Esto nos lleva a la denuncia más importante del 99 por ciento: «Nuestros representantes no nos representan»".  

    Aquí, mientras esté disponible el vídeo en la plataforma que lo aloja, se puede escuchar en inglés la conferencia del autor "¿Por qué las elecciones son malas para la democracia?"  presentando la traducción inglesa de su obra en el Hannah Arendt Center Bard College. 

martes, 25 de junio de 2024

Mezcolanza

Economía política y política económica 
   Se atribuye a Mark Twain la siguiente definición: “Un banquero es alguien que te presta un paraguas cuando hace sol y te lo quita cuando empieza a diluviar”.
 
Ucrania estudia una posible exención del servicio militar y la consiguiente movilización de sus súbditos a cambio de una mayor contribución económica al Estado.
 
La reestructuración tarifaria para mejora de eficiencia energética y logro de objetivos de transición ecológica (sic) es, vulgo, que sube el precio de la luz.
 
El virus

"De la pandemia hemos salido con vacunas, del calentamiento global no va a ser tan fácil", dijo la inmunóloga retornando a los medios como la gripe de las aves.
 
¡Madre de Dios! Encerraron y obligaron a ponerse una inyección experimental a miles de millones de personas para protegerse de una amenaza biológica inventada.
 
La necia viróloga lleva un pequeño aparato medidor de CO2 en el bolso que no duda en sacar cuando percibe que “el aire está ya por muchas personas respirado”.
 
 ¿Cuántas veces habrá que revacunarse para descubrir al fin y a la postre que la vacuna milagrera es una pócima fallida que provoca graves efectos 'secundarios'?
 
Cambio climático
 
 
Hace fresco a pesar del calentamiento planetario esta mañana de junio, cosa que hay que achacar al cambio climático, preludio sin duda de la futura glaciación.
 
La Agencia Estatal de Meteorología informa de que hemos disfrutado del mes de mayo más caluroso jamás registrado, y yo, con lo friolero que soy, sin enterarme.
 
Llegan oleadas de calor extremo al hemisferio norte desde Canadá a la India y Arabia Saudita. Suben las temperaturas. Entra el verano con fatales consecuencias.
 
 Guerra y paz
 Aplaudo a los activistas que ocuparon una fábrica que suministra armas a Israel, pero habría que hacerlo siempre, al margen de adónde vaya a parar el armamento.
 
La 'paz justa' que propone no es sino la continuación de la guerra promovida y apoyada por sus proveedores, burla sarcástica camuflada de propuesta diplomática.
 
Más de veinte mil nuevos empleos a tres mil quinientos euros al mes: la industria de Defensa española quiere doblar su plantilla ante la nueva ola de inversión.
 
Juzgar a alguien por crímenes de guerra en cualquier guerra es como poner multas de velocidad en la carrera del campeonato mundial de Fórmula Uno a los pilotos. 
 
  La corte del rey
  Con motivo del décimo aniversario de la coronación, la prensa cortesana halaga sin empacho hasta la hez al monarca, legítimo heredero de la oprobiosa dictadura.
 
Sólo un periódico denuncia que la Casa Real ha gastado más de medio millón de euros en fiestas y comidas desde que el monarca es rey, el dispendio de la década.
 
El Rey de las Españas promete en su gira por las repúblicas bálticas una batería de misiles a Estonia y apoyo a Lituania y Letonia frente a Rusia y su amenaza.
 
Varia
 ¿Cómo podemos ser tan distintos los unos de los otros, y cómo es posible al mismo tiempo, valga la paradoja de la contradicción, que seamos tan tan parecidos? 
 
  La fundación de un conocido banco reúne a doce filósofos y les pregunta hacia dónde camina el ser humano, presuponiendo que hay un destino y que hay humanidad.
 
Ataque ad hominem. Escribe Paul Valéry en alguna parte que cuando alguien no puede rebatir lógicamente un razonamiento, ataca personalmente a quien lo razonó.
 
En la vida abstracta, no cuenta la propia experiencia; prevalecen las construcciones teóricas que consideran verdadero lo que no tiene relación con lo que pasa.
 
La palabra más indefinida de todas es “yo”, porque se refiere a cada uno, que es diferente cada vez que la pronuncia y, al mismo tiempo, es igual que los demás.
 
El pastor gritaba que venía el lobo para amedrentar a las ovejas dentro del redil... pero el que las llevó al matadero no fue el lobo feroz, sino el pastor. 
 
 La Iglesia abre, a fin de acoger a sus hijas descarriadas que deseen emprender el camino de vuelta a la casa del Padre, sus entrañas como Madre de misericordia.
 
 (Leyendo a Elias Canetti) Si el niño pudiera adivinar el emputecimiento que va a alcanzar, en vez de crecer se volvería cada vez más pequeño hasta desaparecer.
 

lunes, 24 de junio de 2024

La cabeza en los pies

    Aunque vivo muy alejado del mundanal ruido de las noticias relativas al deporte rey, recibo algunas de cuando en cuando por más que trate de evitarlas. A lo largo de los años he ido viendo, por ejemplo, cómo el balompié, de ser 'cosa de hombres', como aquel anuncio de la tele de no recuerdo ya qué brandy, ha pasado también a ser cosa femenina, por lo que la monarquía de este deporte sigue en continua expansión. Como dijo Borges, equiparando balompié y estupidez, el fútbol es popular porque la estupidez es popular.
 
    El poderío informativo, en efecto, del esférico, como dicen los locutores, alcanza una dimensión descomunal y llega incluso a los más despistados. Maldita la gracia que me hace a mí tener incrustado en mi cerebro nombres propios de personajes del mundo del espectáculo que solo aportan al común el entretenimiento suficiente para que no nos demos cuenta de lo que pasa a nuestro alrededor. 
 
 
    El terremoto político desatado por la inesperada convocatoria de elecciones legislativas anunciada por el presidente francés ha puesto patas arriba a los partidos políticos, que se han lanzado de cabeza al barro de las alianzas electorales para intentar salvar el mobiliario. El temor a que la extrema derecha, clara vencedora de los recientes comicios europeos en el país vecino, logre una victoria en la Asamblea Nacional, ha movilizado al colectivo del deporte, que habitualmente suele mantener la neutralidad política, a manifestarse. Más de 200 deportistas han firmado una tribuna llamando a votar contra la extrema derecha porque se opone “a la construcción de una sociedad democrática, tolerante y digna”.
 
    La gran estrella del fútbol francés, y ahora nuevo astro rutilante del Real Madrid, que no del Madrid real, Kylian Mbappé, uno de los grandes ídolos de la juventud francesa, que cuenta con 118 millones de seguidores en su red social, ha declarado en rueda de prensa que hay que votar, y que hay que huir de los extremos “que están a las puertas del poder” (sic), aludiendo, sin mencionarla, a la bicha de la extrema derecha.
     Mbappé, más que un jugador de balompié, es una multinacional, un emporio financiero, y se expresa desde esa posición de ambigüedad calculada generalizando con la expresión “extremismos” para, en definitiva, lanzar un discurso institucional tan políticamente correcto que lo firmaría cualquier político del arco parlamentario, tanto de las derechas como de las izquierdas o del centro, si es que existen tales cosas diferenciadas entre sí. Pide que se vote, se deduce que no a la extrema derecha, pero da por sentado que votar, intransitivamente, sin especificar a quién, es la solución y no el problema, por lo que uno, como abstencionista, no puede dejar de sonreír ante un discurso simplón que resulta, desgraciadamente, familiar. 
 

      Votar es una irresponsabilidad ciudadana, consistente en delegar en otros para que decidan por nosotros. Ni el centro, ni la derecha ni la izquierda ni sus extremidades son ninguna solución, sino el problema. 
 
    No deja de llamarme la atención, sin embargo, cómo las palabras de los deportistas han reemplazado a las de los intelectuales: a falta de cabeza, patas. Antes se valoraba la opinión de un Sartre o de un Albert Camus, por ejemplo. Hoy sin embargo la de Mbappé, que se ha enfundado la bandera tricolor francesa al señalar que quiere defender los valores y los colores de la patria, un asunto espinoso en un país en el que a veces se ha abucheado en los estadios “La marsellesa”, ese himno nacional deleznable como todos los himnos patrióticos, que llama a los ciudadanos a empuñar las armas. 
 
El presidente, agradeciéndole al futbolista los servicios prestados
 
     Muchos de los futbolistas franceses, que hoy son estrellas multimillonarias, como este Mbappé, hijo de padre camerunés y de madre argelina,  proceden de ambientes humildes, de las barriadas periféricas desfavorecidas y de los enormes bloques de viviendas de pisos sociales que acogen a muchos descendientes de la emigración. Son, no se puede decir otra cosa, estómagos agradecidos. Es ahí, según los expertos, donde se espera que su mensaje cale más hondamente, movilizando a los jóvenes descontentos contra la abstención.

domingo, 23 de junio de 2024

Ricos y pobres

    Escribe Agustín de Hipona, San Agustín (Ciudad de Dios contra paganos, VII, 11-12), que a Júpiter, que era el nombre que correspondería, mutatis mutandis, a nuestro Dios judeocristiano en la religión politeísta de la antigua Roma, una religión sin embargo en vías de transición al monoteísmo dado que entre los muchos dioses y diosas inmortales a los que se rendía culto él era el padre de dioses y hombres y también su rey omnipotente, a Júpiter, decía, también se le llamaba en la antigua Roma Pecunia, es decir, Dinero.  Se preguntaba, no obstante, el hiponense si no hubiera sido más adecuado llamarle Pecunio, con género gramatical masculino. 

    Un poeta republicano Valerio Sorano había definido a Júpier como "omnipotente" y "padre y madre" (progenitor genitrixque), de reyes, cosas y dioses, y al mismo tiempo como dios único y como todos los dioses a la vez. Varron, citado por san Agustín, ha transmitido su cita: Iuppiter omnipotens, regum rerumque deumque / progenitor, genitrixque deum, deus unus, et omnes.

     Horacio había ya dejado un hexámetro donde se refería al dinero no tanto como divinidad sino como rey, o más propiamente reina, del mundo: et genus et formam regina Pecunia donat, : "Dona linaje además de belleza la reina Moneda".  

Moneda británica de medio penique con la inscripción inferior "DEA PECUNIA"

    Ya entre los griegos Aristófanes había sacado una comedia titulada Pluto ('riqueza', de donde deriva nuestra “plutocracia”, traducida a menudo como 'Dinero'), donde se decía que era un dios ciego que repartía dinero a troche y moche sin mirar a quién se lo daba, por lo que la riqueza, y la felicidad consiguiente, estaba mal repartida. Cuando Pluto al final de la comedia recupera la vista comienza a repartirlo justamente enriqueciendo a los pobres y empobreciendo a los ricos.

    Pero se rebela el santo de Hipona contra esa denominación, que le parecía de una gran bajeza y un insulto a la divinidad. Es cierto que gracias al dinero se pueden conseguir todas las cosas (eius sunt omnia, que nos recuerda al hemistiquio virgiliano y panteísta Iouis omnia plena, 'todo está lleno de Júpiter'), pero eso no le convierte en un dios bueno.  Otro gallo nos cantaría, propone él, si dijéramos que el verdadero nombre de Dios es Riqueza, porque eso nos permitiría diferenciar entre riqueza y dinero, y cambiar el significado de rico, que ya no sería el que posee mucho dinero, sino el que posee sabiduría, bondad y demás virtudes.

    Ricos, en efecto, llamamos a los sabios, a los justos, a los buenos, que tienen poco o ningún dinero; más bien son ricos en virtudes, las cuales, aun en las necesidades de las cosas corporales, les hacen sentirse satisfechos con lo que tienen ('nam dicimus diuites sapientes, iustos, bonos, quibus pecunia uel nulla uel parua est; magis enim sunt uirtutibus diuites, per quas eis etiam in ipsis corporalium rerum necessitatibus sat est quod adest').

    Y consecuentemente también cambiamos el significado de 'pobres' que ya no son los que no tienen dinero, sino por el contrario los que lo tienen y mucho pero, por eso mismo, nadando en su misma abundancia, nunca estarán satisfechos con lo mucho que tienen, que siempre se les hará poco porque siempre querrán más. Pobres, en cambio, llamamos a los avaros, siempre ansiosos y necesitados; pues aunque pueden tener mucho dinero, en su misma abundancia, por grande que sea, no pueden por menos de estar necesitados ('pauperes uero auaros, semper inhiantes et egentes; quamlibet enim magnas pecunias habere possunt, sed in earum quantacumque abundantia non egere non possunt').

    El santo de Hipona ha hecho suya la paradoja realizando un cambio semántico en que ambas palabras han pasado a significar lo contrario de lo que significaban: los ricos son pobres y los pobres son ricos. ¿Qué es lo que ha trocado el sentido de estos términos? La conformidad o sapientia con la realidad que tiene cada uno: los ricos son pobres porque no se conforman con lo mucho que tienen. Los pobres son ricos porque se conforman con lo poco que tienen. Es la religión del conformismo la que propone el obispo de Hipona.

San Agustín en su gabinete, Sandro Botticelli (1490-1495)

    Por todo ello propone que a Júpiter, o en nuestro caso a Dios, que para el caso viene a ser lo mismo, no le llamemos Dinero, que es su verdadero nombre, sino Sabiduría (por no recurrir al nombre de la vieja diosa Minerva) o, mejor diríamos, Conformidad o Conformismo con lo establecido, con la realidad tal como es, con Lo-que-hay (sat est quod adest), pero todos sabemos, porque lo sentimos en el fondo de nuestro corazón, que lo que hay no es lo mejor que podía haber.

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Un chiste de ricos y pobres

Iba una vez un pobre infeliz por el bosque, cuando de repente le sale un enmascarado esgrimiendo la espada y gritándole: 

 -¡Alto ahí! Soy Robin Hood de los bosques, el que roba a los ricos para dárselo a los pobres.

 Y el mendigo le contesta:

-Ay de mi, yo soy el más pobre de todos los pobres, señor Hood.

-¿En serio? -le pregunta Robin interesándose vivamente por su caso personal- pues, si es así, ten, toma. 

Y empezó a darle sacos y cofres de oro y joyas del botín recientemente expropiado a los ricos. Al poco rato, cuando se quedó solo,  el mendigo empezó a dar saltos de contento gritando como un loco:

-¡Albricias! ¡Soy rico! ¡Soy inmensamente rico!.

Y en eso le asalta otra vez el enmascarado y le grita esgrimiendo la espada y cargado de razón: 

-¡Alto ahí, soy Robin Hood de los bosques, el que roba a los ricos para dárselo a los pobres! 

sábado, 22 de junio de 2024

schola, scholae

    Dos lecturas ahora que se acaba el curso, llegan las notas y los medios de comunicación hablan de los que han sacado las mejores calificaciones en la EBAU, EVAU, PAU, Selectividad o como quiera que se llame. Los padres eufóricos celebran que sus criaturas han sacado buenas notas y han aprobado, y hablan de su futura orientación académica y profesional.  Poco importa que sus hijos sean, la mayoría de las veces, amebas sin interés ni sentido crítico ni cultura. Lo que cuenta son las notas. Y los padres, orgullosos de sus hijos, compiten entre sí para demostrar lo buenos que son sus hijos y lo bien que van en la escuela o en el instituto. Unos niños masificados, adoctrinados, homologados por el mismo rasero. Y unos padres convencidos de que la escuela es un lugar donde se imparte cultura... Son viejas y falsas creencias, difíciles de erradicar. 
 
 escola scuola escuela școală école school Schule
 
    Por eso es interesante volver a leer a Ivan Illich y su “La sociedad desescolarizada”, publicado originalmente en 1970, pero sin olvidar tampoco a un autor injustamente olvidado, anterior a él, Giovanni Papini, que en 1914 publicó “Cerremos las escuelas”, un texto cáustico y provocador, que se revela más actual que nunca y que expresa con décadas de antelación un malestar cada vez más agudo y propone una solución extrema a un problema hecho crónicamente insoluble. Una propuesta radical que aún hoy podría suscitar debate si alguien tuviera el valor de expresar tal disidencia: cerrar las escuelas, pero no por el período vacacional, sino indefinidamente. 
 
 Escuela y retórica progresista - G.Papini 
 
    Pero, ¿qué han hecho los niños, los adolescentes, los jóvenes para que, desde los seis a los diez años, a los quince, a los veinte y a los veinticuatro años, los encerréis tantas horas del día en vuestras prisiones blancas para hacer sufrir su cuerpos y dañar sus cerebros? ¿Con qué pretextos traicioneros os permitís disminuir su placer y su libertad en la época más bella de su vida y comprometer para siempre la frescura y la salud de su inteligencia? 
 
    No saquéis la artillería pesada de la retórica progresista: las razones de la civilización, la educación del espíritu, el avance del conocimiento... Sabemos con absoluta certeza que la civilización no surgió de las escuelas y que las escuelas entristecen los ánimos en vez de levantarlos y que los descubrimientos decisivos de la ciencia no surgieron de la enseñanza pública sino de la investigación desinteresada y quizás loca y solitaria de hombres que a menudo no habían ido a la escuela o no enseñaban allí. 
 
 
    Sabemos igualmente y con la misma certeza que la escuela, siendo por necesidad formal y tradicionalista, ha contribuido muy a menudo a petrificar el conocimiento y a retrasar con un obstruccionismo obstinado las revoluciones y reformas intelectuales más urgentes. No es, por su naturaleza, una creación, un trabajo espiritual sino un simple organismo e instrumento práctico. No inventa los conocimientos sino que se enorgullece de transmitirlos. Y ni siquiera desempeña bien este último papel, porque los transmite mal o al transmitirlos impide la mayor parte de las veces la formación de otros conocimientos nuevos y mejores secando y distorsionando los cerebros receptores
 
    Las escuelas, por tanto, no son más que reclusorios para menores educados para satisfacer necesidades prácticas y puramente burguesas. Para los profesores es sobre todo la razón de ganarse el pan, la carne y la ropa con una profesión considerada "noble" y que también ofrece tres meses de vacaciones al año y algún pequeño beneficio de vanidad. Añádase a esto el placer sádico de poder aburrir, intimidar y atormentar impunemente al final de la vida a unos miles de niños o jóvenes. Nadie -salvo en discursos- piensa en la mejora de la nación, en el desarrollo del pensamiento y menos aún en lo que se debería pensar más: el bien de los hijos. 
 
    El hombre, en los tres sexenios decisivos de su vida (de seis a doce, de doce a dieciocho, de dieciocho a veinticuatro), necesita libertad para vivir. Libertad para fortalecer el cuerpo y preservar la salud, libertad al aire libre: en las escuelas se arruinan los ojos, los pulmones, los nervios (¡cuántos miopes, anémicos y neurasténicos pueden maldecir con razón a las escuelas y a quienes las inventaron!). Libertad para desarrollar su personalidad en una vida abierta a diez mil posibilidades, en lugar de la artificial y restringida de clases y colegios. Libertad para aprender realmente algo, porque no se aprende nada importante de las clases sino sólo de los buenos libros y del contacto personal con la realidad. En la que cada uno encaja a su manera y elige lo que más le conviene en lugar de someterse a esa manipulación seca y uniforme que es la enseñanza. 
 
 
    En las escuelas, sin embargo, tenemos el encierro diario en aulas polvorientas y llenas de vientos -la inmovilidad física más antinatural- la inmovilidad del espíritu obligado a repetir en lugar de buscar -el esfuerzo desastroso por aprender muchas cosas inútiles con métodos imbéciles- y el sistemático ahogamiento de cada personalidad, originalidad e iniciativa en el mar negro de programas uniformes. 
 
    Hasta los seis años el hombre es prisionero de padres, niñeras e institutrices; de los seis a los veinticuatro está sometido a padres y profesores; desde los veinticuatro años es esclavo del cargo, del jefe de sección, del público y de su mujer; entre los cuarenta y los cincuenta años está mecanizado y osificado por los hábitos (más terribles que cualquier amo) y sigue siendo sirviente, esclavo, prisionero, presidiario y títere hasta su muerte. 
 
    ¡Dejad al menos a la infancia y la juventud disfrutar de un poco de anarquía higiénica! La única excusa (nunca suficiente) para este larguísimo encarcelamiento escolar sería su reconocida utilidad para los hombres del futuro. Pero sobre este punto hay suficiente acuerdo entre las mentes más ilustradas. La escuela hace mucho más daño que bien a los cerebros en desarrollo. 
 
    (La continuación del texto puede leerse en ¡Mamá, no quiero volver al cole!)
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Dos chistes escolares:

La maestra a toda la clase: 
-Hoy vamos a impartir Educación Sexual. 
Una niña alza la mano y pregunta: 
-Señorita, ¿podemos salir al patio de recreo las que ya follamos? 
 
Comentario: Las formas arcaicas de represión sexual prohibían que se hablara de ello: era pecado, tabú, estaba vedado. Las más modernas y vigentes hablan de ello, por el contrario, constantemente, lo han domesticado y convertido en una disciplina educativa (“educación sexual”). Hay que practicar el sexo, dicen ahora, con las medidas profilácticas convenientes, por supuesto, de ahí la impertinencia de la niña desmandada “que ya folla” por su cuenta y riesgo, y que tiene un conocimiento práctico que hace inútil la explicación teórica de la unidad didáctica que pretende explicarles la maestra.
 

Una maestra progresista y comprometida con la mejora de la educación le pregunta a un niño en clase:
-A ver, Jaimito, ¿cómo desearías que fuera y te imaginas tú la escuela ideal y perfecta? 
-¡Cerrada a cal y canto, señorita!