viernes, 14 de junio de 2024

"Como mucho, uno o dos casos"

    Un informe del televisivo director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, cuyo nombre propio no merece más que piadoso olvido, al que recientemente se vio acompañando en Ginebra a la Ministra de Sanidad que se postulaba para entrar en el Consejo Ejecutivo de la OMS(1),  'tranquiliza' a la población española sobre la gripe aviaria que se avecina diciendo: “El riesgo es muy bajo”. 
 
 
     Aunque probablemente tenga razón y el riesgo de contraer la gripe aviar sea muy bajo o nulo, todos recordamos que al comienzo de la pasada pandemia universal de la enfermedad del virus coronado también dijo el citado personaje que el riesgo era muy bajo. “Como mucho habrá 1 ó 2 casos”, pronosticó literalmente, y ya vimos el chaparrón que se nos echó encima: los casos se multiplicaron por doquier al aumentar los ciclos de la prueba diagnóstica que falseaba la realidad y detectaba lo que no había, nos confinaron a todos, nos amordazaron con la mascarilla o mascareta, como prefieren los catalanes, redujeron nuestra libertad de movimiento y nos impusieron las banderillas en los ruedos ibéricos de los vacunódromos y el pasaporte sanitario para viajar y asistir a los eventos públicos... ¡Y la gente, encima, salía a aplaudir a las autoridades que nos 'salvaban' así la vida a las ventanas y balcones a las ocho de la tarde!
 
      Así que aunque ahora diga que el riesgo es ínfimo, por más que tenga razón, no nos tranquiliza a nadie, sino todo lo contrario, nos echamos a temblar temiendo la próxima que nos están cociendo en las alturas, de donde nunca cae nada bueno, y máxime, además, cuando leemos que la Unión Europea se gasta otra vez el dinero de sus contribuyentes en adquirir por lo pronto 665.000 dosis para abastecer a granjeros y veterinarios de los Estados miembros. 
 
 
 
     Dicen los expertos que el virus ya está aquí, y vaticinan que solo es cuestión de tiempo que acabe transmitiéndose entre personas. Y cuando esto ocurra podríamos enfrentarnos, Dios no lo quiera, a una nueva pandemia originada por un virus respiratorio transmisible como el coronavirus o cualquier otro virus gripal, provocando desde casos asintomáticos -contradicción en los términos a la que tontamente nos hemos habituado- hasta síntomas que irían desde muy leves (conjuntivitis, rinitis, tos, mucosidades y afecciones respiratorias varias) a graves como la neumonía que requiere hospitalización, y la muerte inevitable. 
  
    El contrato firmado por la UE incluye inicialmente más de medio millón de dosis de vacunas, como queda dicho, así como la opción de adquirir hasta cuarenta millones más de dosis si la situación lo requiriera. No se sabe cuánto tiempo tardará este virus en convertirse, merced a la OMS, en pandemia universal. Pero sí se sabe que el H5N1, que es su nombre técnico, ha progresado mucho, y evolucionado, según cuentan, una auténtica barbaridad. 
 
    La influenza aviar, pese a tantos influencers e influyentes medios de comunicación que son los que la inoculan como entre nosotros El Diario Global, alias El País, y tutti quanti, no es un riesgo para los mamíferos, incluidos nosotros, los humanos. Y eso lo sabe la comunidad científica desde hace décadas. El virus, pues, no representa ningún peligro a no ser, claro está, que hayan soltado o se les haya escapado accidentalmente, vaya usté a saber, alguna cepa modificada genéticamente suya que a todos nos contagie. 
 
 (1) La ministra de Sanidad española presentó “con la mirada puesta en la sanidad pública y el bien común” su candidatura en la 77ª Asamblea Mundial de la Salud para formar parte del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el período 2025-2028. En sus redes sociales se autodefine como ministra “con la misma vocación de servicio público que me ha acompañado todos los días de mi vida, dentro y fuera del quirófano”.

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