La OMS ha modificado la definición de pandemia, lo que le permite declarar una basada en un riesgo potencial que aún no ha ocurrido y no en un hecho confirmado.
La
tradición de aprender versos de memoria ha desaparecido en la escuela
y, como consecuencia de ello, aumenta la enfermedad de Alois Alzheimer y
la desmemoria.
Las
imágenes que salen en los medios están destinadas a adoctrinarnos para
que centremos nuestra atención en ellas, como zanahoria puesta al asno
por delante.
La
tecnología, que iba a facilitarnos la existencia, entró en nuestra vida
para complicárnosla. Y la solución de los idiotas es que hace falta más
tecnología.
Somos
los títeres andrajosos y patéticos que bailan al son de la misma vieja
melodía que reverbera a través de los tiempos al son que nos tocan los
titiriteros.
El
cáncer, según la oncología, es una célula que se ha olvidado de su
función en el organismo y ha perdido su identidad: yo soy un cáncer, la
metáfora perfecta.
Puedo
configurar mi biometría con mi huella digital o el reconocimiento
facial a fin de verificar mi identidad cuando realice alguna compra con
el dispositivo.
La mayoría de trabajadores españoles, a favor de la reducción de la semana laboral -¡a la fuerza ahorcan!- a treinta y cinco horas, sin reducción de su salario.
Ya nadie quiere salir de su casa, aunque sea pasto de las llamas, sin consultar las previsiones meteorológicas a fin de saber el tiempo que hará en el exterior.
Hace calor, mucho calor, fruto del calentamiento global del planeta provocado por el cambio climático, que desembocará paradójicamente en una nueva glaciación.
Queremos ver la lluvia desde la ventana, tras los cristales, no salir a la calle y que nos caiga por sorpresa un chaparrón encima y nos empape hasta los huesos.
La palabra escuela, con que los griegos designaban el tiempo libre, ha degenerado tanto que designa la institución abocada a formar productores y consumidores.
Nadie
sabe leer versos. Muy pocos actores y recitadores pueden declamarlos.
Nadie reconoce un hendecasílabo si no cuenta las sílabas con los dedos
de la mano.
La ciudad de Nueva York plantea prohibir la mascarilla en el metro porque, al salvar vidas, protege las de los delincuentes y dificulta así el trabajo policial.
La hacendosa hormiga había
alimentado tanto odio contra las cigarras haraganas que el día de
las elecciones decidió acabar con ellas votando por el insecticida.
¿No te habrás inspirado en la fábula que circula por la red de "La hormiga, por odio a la cucaracha, votó al insecticida. Murieron todos, hasta el grillo que se abstuvo"?
ResponderEliminarTe reconozco que si, Luis, pero he vuelto a la cigarra clásica porque las cucarachas están inmunizadas a los insecticidas, y, por mi parte, absuelvo al 🦗 abstencionista. Un saludo.
EliminarPor lo que dicen en El País la fabuleja es brasileña, la sacaron cuando ganó Bolsonaro las elecciones: https://verne.elpais.com/verne/2019/02/25/articulo/1551106103_783862.html
EliminarMuy buena, por cierto, la versión española que trae al final y que resucita siempre tras las elecciones, porque gane quien gane, pierde siempre el pueblo, en la que se cambia el insecticida por el meteorito extintor. "Si los españoles fuésemos dinosaurios, votaríamos al meteorito".
EliminarRecuerdo ahora una fábula muy parecida, la del hacha y el mango: https://elarcondondecabetodo.blogspot.com/2022/10/fabula-del-hacha-y-el-mango.html
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