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lunes, 24 de junio de 2024

La cabeza en los pies

    Aunque vivo muy alejado del mundanal ruido de las noticias relativas al deporte rey, recibo algunas de cuando en cuando por más que trate de evitarlas. A lo largo de los años he ido viendo, por ejemplo, cómo el balompié, de ser 'cosa de hombres', como aquel anuncio de la tele de no recuerdo ya qué brandy, ha pasado también a ser cosa femenina, por lo que la monarquía de este deporte sigue en continua expansión. Como dijo Borges, equiparando balompié y estupidez, el fútbol es popular porque la estupidez es popular.
 
    El poderío informativo, en efecto, del esférico, como dicen los locutores, alcanza una dimensión descomunal y llega incluso a los más despistados. Maldita la gracia que me hace a mí tener incrustado en mi cerebro nombres propios de personajes del mundo del espectáculo que solo aportan al común el entretenimiento suficiente para que no nos demos cuenta de lo que pasa a nuestro alrededor. 
 
 
    El terremoto político desatado por la inesperada convocatoria de elecciones legislativas anunciada por el presidente francés ha puesto patas arriba a los partidos políticos, que se han lanzado de cabeza al barro de las alianzas electorales para intentar salvar el mobiliario. El temor a que la extrema derecha, clara vencedora de los recientes comicios europeos en el país vecino, logre una victoria en la Asamblea Nacional, ha movilizado al colectivo del deporte, que habitualmente suele mantener la neutralidad política, a manifestarse. Más de 200 deportistas han firmado una tribuna llamando a votar contra la extrema derecha porque se opone “a la construcción de una sociedad democrática, tolerante y digna”.
 
    La gran estrella del fútbol francés, y ahora nuevo astro rutilante del Real Madrid, que no del Madrid real, Kylian Mbappé, uno de los grandes ídolos de la juventud francesa, que cuenta con 118 millones de seguidores en su red social, ha declarado en rueda de prensa que hay que votar, y que hay que huir de los extremos “que están a las puertas del poder” (sic), aludiendo, sin mencionarla, a la bicha de la extrema derecha.
     Mbappé, más que un jugador de balompié, es una multinacional, un emporio financiero, y se expresa desde esa posición de ambigüedad calculada generalizando con la expresión “extremismos” para, en definitiva, lanzar un discurso institucional tan políticamente correcto que lo firmaría cualquier político del arco parlamentario, tanto de las derechas como de las izquierdas o del centro, si es que existen tales cosas diferenciadas entre sí. Pide que se vote, se deduce que no a la extrema derecha, pero da por sentado que votar, intransitivamente, sin especificar a quién, es la solución y no el problema, por lo que uno, como abstencionista, no puede dejar de sonreír ante un discurso simplón que resulta, desgraciadamente, familiar. 
 

      Votar es una irresponsabilidad ciudadana, consistente en delegar en otros para que decidan por nosotros. Ni el centro, ni la derecha ni la izquierda ni sus extremidades son ninguna solución, sino el problema. 
 
    No deja de llamarme la atención, sin embargo, cómo las palabras de los deportistas han reemplazado a las de los intelectuales: a falta de cabeza, patas. Antes se valoraba la opinión de un Sartre o de un Albert Camus, por ejemplo. Hoy sin embargo la de Mbappé, que se ha enfundado la bandera tricolor francesa al señalar que quiere defender los valores y los colores de la patria, un asunto espinoso en un país en el que a veces se ha abucheado en los estadios “La marsellesa”, ese himno nacional deleznable como todos los himnos patrióticos, que llama a los ciudadanos a empuñar las armas. 
 
El presidente, agradeciéndole al futbolista los servicios prestados
 
     Muchos de los futbolistas franceses, que hoy son estrellas multimillonarias, como este Mbappé, hijo de padre camerunés y de madre argelina,  proceden de ambientes humildes, de las barriadas periféricas desfavorecidas y de los enormes bloques de viviendas de pisos sociales que acogen a muchos descendientes de la emigración. Son, no se puede decir otra cosa, estómagos agradecidos. Es ahí, según los expertos, donde se espera que su mensaje cale más hondamente, movilizando a los jóvenes descontentos contra la abstención.

sábado, 8 de junio de 2024

La Bestia Negra

    Alrededor de cuatrocientos millones de ciudadanos de los veintisiete estados miembros del engendro político-económico de la Unión Europea han sido llamados a depositar su voto en una urna fúnebre o cineraria -dado que las papeletas se convertirán después de los recuentos en cenizas- del 6 al 9 de junio y conformar así la composición del Parlamento Europeo subordinado a la Comisión Europea que regenta santa Úrsula, que aparece coronada por las estrellas en muchas imágenes devocionales, como si hubiese ascendido a los cielos y, empoderada tras haber roto el techo de cristal impuesto a las mujeres, su ascenso se hubiera convertido en la Ascensión de la Virgen o más propiamente en la Asunción. 
 
 
    En esta coyuntura, unos supervivientes de los campos de exterminio nazis han instado a los jóvenes europeos a acudir a las urnas y a votar contra la bête noire de la extrema derecha o ultraderecha a fin de que no alcance el poder el nacional-socialismo alemán como hizo democráticametne Hitler, ni el fascismo italiano, ni el nacional-catolicismo español como hicieron en la primera mitad del siglo XX. 
 
    Una superviviente de Auschwitz ha declarado: El número que marcaron en mi brazo es un recordatorio constante, una advertencia de otra época, que nunca debe regresar. Pero para eso necesitamos la participación activa de los jóvenes en el proceso de toma de decisiones para garantizar que el odio y la propaganda de los que fuimos víctimas en aquel entonces no se repita
 
    La Bestia Negra es, entre otros grupúsculos, el partido AfD Alternative für Deutschland ('Alternativa para Alemania'), del que dice: “Si nos fijamos en el programa del AfD, cómo se oponen a las mujeres, a los extranjeros, a los judíos, y cómo participaron en una llamada conferencia de remigración para deshacerse de los extranjeros de Alemania, cómo sus partidarios pregonan el eslogan nazi: 'Alemania para los alemanes', hay claros paralelismos con el pasado.” 
 

 
    Les preocupa a muchos que este partido y otros similares sean muy activos en las redes sociales atrayendo el descontento de los jóvenes, como lo hicieron Hitler y su ministro de propaganda, Joseph Goebbels, de manera efectiva con muchos menos medios y mucho más rudimentarios. 
 
    Que no alcance, en efecto, el poder AfD se consigue no votándoles, por supuesto. No vamos a discutirlo porque no hacía falta ni decirlo. Pero para no darles el voto a ese partido no hace falta otorgárselo a otros que simplemente se definen negativamente como que no son la ultraderecha o extremaderecha, no son la Bestia Negra, pero que defienden otras políticas igualmente inaceptables como, por ejemplo, la financiación de la guerra de Ucrania y el incremento de los gastos de defensa en beneficio de la industria armamentística como antes lo hicieran en beneficio de la  farmacéutica con el caso de las vacunas que compró Santa Úrsula para todos sus súbditos. La UE, en efecto, inició su estrategia de adquisición de vacunas en junio de 2020. Al final de 2021, había firmado contratos por valor de setenta y un mil (71.000) millones de euros que garantizaban hasta cuatro mil seiscientas (4.600) millones de dosis. Si somos apenas cuatrocientos millones de europeos y se garantizan 4.600 millones de dosis, nos tocaba a once dosis per cápita de una vacuna presuntamente “segura y eficiente como solución para poner fin a la crisis sanitaria.” No me invento el dato. Está sacado de la página del informe especial del Tribunal de Cuentas Europeo.
 

    Otro de los supervivientes formula el siguiente discurso: Las similitudes entre entonces y ahora están ahí, mientras vemos partidos políticos reuniendo a los insatisfechos y avivando la insatisfacción, tal como lo hizo Hitler... No es bueno que los jóvenes digan: 'No sé por quién votar, prefiero no votar'. Por muy buena o mala que sea una democracia, siempre es mejor que una dictadura
 
    El error conceptual del mensaje de estos supervivientes es que dicen que votar -siempre que no sea a la Bestia Negra- es una forma de luchar por la libertad. El problema es que la Bestia Negra tiene muchos otros nombres, no solo AfD en Alemania o Vox y de paso el PP que coquetea con él en España, tiene los nombres de cualesquiera de las formaciones que concurren, que son treinta y cuatro en nuestras Españas, por lo que se deduce que votar no es ninguna forma de luchar por la libertad, sino más bien todo lo contrario,  de legitimar el régimen democrático vigente, un régimen que nos permite cambiar de conductor pero no de dirección.
 

 
    Publica Diego Fusaro en sus redes sociales que el estribillo elegido por todos los que concurren a la feria de la democracia europea "Si no votas, otros deciden por ti", bastante simple y bobo, puede desmontarse en cuatro pasos:
    1º.- Una vez que hemos votado, nuestros elegidos toman decisiones opuestas al sentido de nuestro voto.
        2º.- Los parlamentarios que hemos votado no nos responden a nosotros, sino a la clase capitalista trasnacional cuyas órdenes siguen atentamente (energías renovables, agenda 2030, etcétera).
        3º.- El sistema electoral actual, fundado sobre el Partido Único del capital, presupone la existencia exclusiva de partidos liberales y atlantistas, sean de derecha, de centro o de izquierda, por lo que gane quien gane, da igual, siempre gana el mismo: orden liberal atlantista que está detrás de ellos.
        y 4º.- En el caso europeo, el Parlamento Europeo no decide nada, siendo solo un órgano coreográfico que representa un orden democrático que no es tal. Los candidatos que os dicen que una vez elegidos van a cambiar Europa, mienten por ignorancia o por mala fe.   

Ilustración de Marilena Nardi.

    La UE, en la ilustración de arriba de Nardi, se presenta mateniendo un pulso intenso sobre una urna con el símbolo del nazismo, la cruz gamada. Eso es lo que quiere representar, la lucha contra el monstruo, cuando el monstruo actual es la propia UE, la auténtica Bestia Negra. La democracia es lo que hay, la dictadura es un fantasma del pasado con el que nos amenazan para defender el precioso don de lo que hay, diciéndonos que es mejor que lo que había antes y que lo que podría volver a haber si no lo evitamos. Mejor dicho, la democracia es la dictadura más perfecta porque no parece que lo sea. Estamos encerrados en una prisión tanto más efectiva cuanto menos visible, de la que no se nos permite salir, y en la que sólo se nos consiente elegir cada cierto tiempo los carceleros que deben vigilarnos. Quizá habría que decir, sin minimizar la realidad histórica del holocausto, que no viene al caso, que el auténtico holocausto y el fascismo es la realidad que estamos ahora todos padeciendo.