miércoles, 3 de diciembre de 2025

Pareceres XCII

451.-Luces navideñas. La ocurrencia despilfarradora de un alcalde vigués de hace años con muy pocas luces se ha extendido desgraciadamente por todo el ruedo ibérico como un reguero de pólvora, y ahora grandes y pequeños municipios compiten con afán exhibicionista por ver quién la tiene más larga desplegando más alumbrado navideño, aumentando el gasto público de un consumo eléctrico completamente innecesario. Un derroche de esta magnitud no debería pasarnos desapercibido, no solo por la contaminación lumínica que nos impide ver la luna y las estrellas las frías noches de cielo despejado del final del otoño y comienzos del invierno,  sino porque el despropósito luminotécnico solo beneficia a las industrias eléctricas y perjudica al medio ambiente.  Mucha gente acaba deslumbrada ante este intento vano de acortar la oscuridad nocturna y alargar la luz natural de los días, y se queda la gente con la boca abierta como babiones o tontos de baba ante el encendido de las lucecitas navideñas de colores que iluminan artificialmente unas ciudades generalmente horrorosas cuando cae la noche.
   

452.- La cultura como opio del pueblo. Publicaba Trapiello en El Mundo un artículo titulado “La cultura es el opio del pueblo” el viernes 21 de noviembre del año del Señor de 2025 -que ahora se escribe en la lengua del imperio al revés de mayor a menor: 2025/11/21: primero el año, luego el mes en núumeros arábigos y no romanos como se hacía antaño y a mí me enseñaron en la escuela: 21-XI-2025, y finalmente el día, que nos recuerda a aquel otro memorable de Rafael Sánchez Ferlosio “La cultura, ese invento del gobierno”. Trapiello ha utilizado la cita de Marx sobre la religión para aplicársela a la Cultura. Lamenta que el presidente del gobierno español, al que se le ve el pelo de la dehesa, porque es un hombre esencialmente inculto, se interese tanto últimamente por la “cultura” -por lo que sus asesores entienden por ello. No es imprescindible que un político sea culto, desde luego, pero resulta patético cuando finge que lo es sin serlo: “De la noche a la mañana se le ha visto a Sánchez acudir a un programa musical de Radio 3, descoserse con el disco de una cantante de moda y promocionar en el Congreso un serial de Netflix basado en el libro de un escritor afín”. La cultura por la que se interesa 'nuestro querido presidente' no es la gran cultura, sino la popular, es decir no la del pueblo, sino la que el mercado le impone a la masa popular. Lo ha hecho asesorado por sus múltiples consejeros “confiados en que ese barniz tape las corrupciones en las que está hundido hasta el cuello”. Acaba Trapiello su columna evocando a un futuro Galdós joven -un escritor realista que no necesitará fiar nada a su imaginación- que está tomando notas de todo lo que sucede: “Sabe que la cultura está, hoy más que nunca, sobrevalorada, como supo Ferlosio. Que en las cavas de Moncloa trabaja un cabildo de consejeros en la nueva droga, la cultura como un nuevo opio del pueblo que lo distraiga y atonte hasta las próximas elecciones”. No perdamos de vista que la cultura es un objeto más de consumo en nuestro mundo: un producto venal más de la sociedad del espectáculo: los cuadros y los libros, por ejemplo, son elementos decorativos muy apropiados para decorar las paredes de los museos y de los hogares de postín para rellenar algunas estanterías y como fondo fotográfico de algunos retratos de hombres y mujeres públicos que miden su saber no por el número de volúmenes que han leído y asimilado sino por el número de códices que almacenan en su biblioteca, que no es lo mismo. 
 
453.- La Consejera de Salud y la IA. Unas declaraciones que sugerían que la IA podía diagnosticar igual o mejor que los profesionales sanitarios, no han gustado nada a un sindicato de médicos catalanes, que reclaman la dimisión de la responsable del Departamento. Por unas palabras suyas en un acto en Lérida donde se firmó un convenio para impulsar proyectos con Inteligencia Artificial en el ámbito sanitario. En aquel acto, la Consejera alabó el papel que puede tener la IA en el sistema, ya que es "extraordinariamente efectiva y diagnostica con una precisión igual o superior a la que podemos tener los mismos profesionales". Unas palabras que han indignado a los galenos, que le piden a la consejera que se disculpe por ellas y, si no lo hace, que cese y que sea sustituida ella misma, totalmente prescindible también, por la Inteligencia Artificial que tanto elogia, porque le había faltado poco para dar el siguiente paso y afirmar que los profesionales de la salud son completamente prescindibles, que ya no reconocen a sus pacientes a los que a menudo solo atienden telefónicamente y previa cita a raíz de la peste aquella del virus coronado. 
 
  
454.- Movilización de capital. Que no se diga, pero parece que es verdad, que el Jefe del Ejecutivo progre español va a movilizar ochocientos diecisiete millones de euros más para el títere NATO, el presidente pedigüeño de Ucrania de visita en nuestro país, lo primero de todo, y son sus palabras, “para apoyar al ejército ucraniano en su defensa por la libertad y la integridad territorial de Ucrania frente al invasor”, en segundo lugar “para proteger a su población civil”, y finalmente “para impulsar ese horizonte de reconstrucción y de modernización de las estructuras dañadas por el neoimperialismo de Putin”. Parece que alude con esto último de las 'estructuras dañadas' a carreteras, escuelas y hospitales, educación y sanidad, que son los nichos de gasto progresistas, pero no nos engañemos: el objetivo de esta movilización de capital es que siga la guerra en la que seguirán muriendo rusos y ucranianos, alargando interminable- e indefinidamente el negocio de los fabricantes de armamento y el conflicto. Así no se defiende, señor presidente, la soberanía europea y así no se demuestra el compromiso, la coherencia y la solidaridad del conjunto de la solidaridad española, como usted cacarea, sino todo lo contrario. España prevé que, habida cuenta de que el año pasado se movilizaron mil millones en equipamiento militar, el monto de la ayuda financiera a Ucrania de este año de 2025 no debería ser menor, por lo que debería alcanzar la milmillonaria cifra de mil millones de euros por lo menos: donde hay dinero, que se vea. 
  
 
455.- Al pan pan y al vino vino. Se usa esta expresión para indicar que a las cosas hay que llamarlas por su nombre, sin utilizar ridículos eufemismos ni metáforas traslaticias. Tanto el pan como el vino, además, son elementos cruciales en nuestra cultura clásica grecolatina por ser el pan el don de Ceres, la griega Deméter,  y el vino el de Baco. En la tradición cristiana el pan se transustancia en el cuerpo de Cristo y el vino en su sangre, dejando así de ser y de llamarse pan y vino para pasar a ser por arte de magia cuerpo y sangre de Cristo en la teofagia o ingestión del dios sacrificado. Los griegos antiguos y los modernos no utilizaban esta frase nuestra, sino Τα σύκα, σύκα, και τη σκάφη, σκάφη”: (Hay que llamar) a los higos higos y al barco barco: digo las cosas como son, sin rodeos ni eufemismos: a los higos, higos y a la barca barca, como leemos en Luciano, por ejemplo. En cuanto a la barca, era fundamental entre las islas del Egeo y para la pesca, y por lo que atañe a los higos eran en el mundo antiguo el fruto más dulce, casi melifluo. Hay que tener en cuenta que en la antigüedad era la miel y no el azúcar, que nos llegaría a Occidente después de la caña del sudeste asiático gracias a la expansión musulmana, el edulcorante que se utilizaba. Y hay higos tan dulces, ya se tomen maduros o ya secos o pasos, que son pura miel. En todo caso, además, no perdamos de vista que el higo, sobre todo el abierto, es una metáfora sicalíptica -nunca mejor dicho- del sexo femenino.  Pero hay quien propone otra interpretación: la palabra que significa 'barca' también quiere decir 'artesa' o 'cesto', y podría referirse, por lo tanto, al que se utilizaba en el mercado para pesar los higos. Según esto, el sentido del dicho sería que no había que confundir el peso de los higos con el del cesto en el que se pesaban, el contenido, digamos, con el continente y el contenido juntos. Se non è vero è ben trovato
 

martes, 2 de diciembre de 2025

Coches y balizas

Los automóviles personales son el símbolo del status social: la marca del coche suele decirnos mucho más sobre la clase social que aparenta el propietario que a la que pertenece. Algunos empleados aspiran a poseer autos más aparatosos y ostentosos que sus propios jefes o CEOs, como se dice ahora con el anglicismo flagrante del acrónimo Chief Executive Officer que quiere disimular la jefatura, esto es, el hecho de que donde hay capitán no manda marinero, porque quieren dar a entender que pertenecen a la élite, la clase social de los pocos elegidos: la minoría selecta o rectora que posee el capital. 
 
El coche está ligado también al sexo. Algunos automovilistas sienten que el coche es una prolongación de su órgano viril, una prótesis ortopédica del falo, digamos, por lo que está ligado también a la conquista sexual. La publicidad de coches recurrió desde sus inicios a las mujeres. Una fórmula publicitaria que, sin duda, ha tenido, tiene y tendrá éxito. Asociar la imagen de posesión de un coche con el de una hembra atractiva parece que sigue funcionando tanto si los compradores son varones como féminas. La prueba es que pocas veces un anuncio publicitario de coches protagonizado por másculos ha logrado unas ventas espectaculares. 
 
 
La mayor mentira de la propaganda automovilística consiste en decir  que el coche te da libertad, cuando en realidad te la quita al convertirte en su chófer y obligarte a ir por donde Dios manda, es decir por esas autopistas del Estado o del Capital, aquellas, las más rápidas y seguras, en algunas hay que pagar peaje para circular, donde si no encuentras la muerte encontrarás la evidencia de que al final de tu trayecto nada ni nadie te esperaban. 
 
No la libertad, sino otra cosa encontraron los tres mozos cántabros que en la madrugada del domingo 30 de noviembre pasado volvían de regreso a casa en el automóvil de uno de ellos, charlando amistosamente y escuchando quizá música en la radio, por una carretera regional no transitada a esas horas, y se encontraron después de una curva cerrada con el silencio sepulcral definitivo: tres vidas truncadas en la flor de la edad.
 
Deberíamos reflexionar sobre la imposición del automóvil personal. Lo hemos convertido en un instrumento necesario para ir de casa al trabajo y del trabajo a casa, haciendo virtud de la necesidad de ir al curro como si fuera necesario trabajar e ir al centro de trabajo. Lo hemos convertido en un medio privado de transporte, cuando podríamos utilizar para cualquier desplazamiento uno público, la bicicleta o la línea de san Fernando, consistente en ir un rato a pie y otro andando. 
 
Recuerdo que durante la oprobiosa dictadura había anuncios televisivos que invitaban a los empleados a compartir el automóvil personal para ir a su centro laboral y no poner en circulación simultánea tantos autos como personas con la complicación añadida de encontrar un aparcamiento y "para hacer amigos" entre los compañeros de trabajo o de estudios. Eran también los tiempos del autoestop, que ahora se han convertido en los del blablacar, lo mismo que antes pero pagando, compartiendo los gastos de combustible y peaje. 
 
 
Ahora se pretenden en algunas grandes ciudades reservar carriles específicos de las vías públicas para la circulación de los VAO, Vehículos de Alta Ocupación,  no solo para autobuses y taxis, sino también para automóviles con dos o más ocupantes, sancionando a los coches que transporten solo a su chófer con una multa de unos doscientos pavos, que no es poco precisamente. 
 
Las autoridades no saben qué hacer contra la proliferación automovilística: por un lado les interesa ponerle algún freno, porque va a llegar el momento, si no ha llegado ya, en que haya más coches que personas físicas contribuyentes y votantes, pero por otra parte a las altas instancias no les conviene ni interesa perjudicar a la poderosa industria de la automoción, que ahora se está reinventando a sí misma y vistiendo de verde con los coches eléctricos que pueden circular libremente en las Zonas de Bajas Emisiones de las ciudades,  para no contaminar como los tubos de escape de los vehículos de combustión. 
 
Los coches, además, son el moderno caballo de Atila, rey de los hunos; por donde pasan no crece la hierba sino la negra flor del asfalto: han invadido pueblos y ciudades y han convertido las plazas y las calles en aparcamientos, privándonos a los viandantes de amplios espacios, e impidiendo a los niños jugar a la pelota y corretear tras el balón so riesgo de ser atropellados. 
 
  
A la proliferación de automóviles se une ahora una ridícula y extravagante exigencia de la Dirección General de Tráfico que se hará efectiva a partir de las calendas de enero del año del Señor 2026 que nos viene encima de golpe y sopetón, cuyo Director General, cuyo nombre propio y apellido omito por delicadeza, nos la explica: La implantación de la baliza V16 conectada supone un salto adelante y nos sitúa como referentes europeos en seguridad vial. Permite señalizar sin salir del vehículo, evita riesgos innecesarios y aporta información vital a los demás usuarios de la vía. Lo del paso adelante es muy relativo. Más bien parece un paso atrás, porque lo de señalizar sin salir del vehículo y aportar información vital ya lo hacían las luces de emergencia,  y en cuanto a los riesgos innecesarios es más peligroso permanecer dentro del vehículo que salir de él, que es lo que cualquiera haría en su sano juicio después de una colisión o accidente.   Añade el Director General:  Los triángulos han cumplido su papel durante veintiséis años, pero la evolución tecnológica nos permite seguir progresando. Los triángulos podrían perfectamente seguir cumpliendo su función durante otros veintiséis años, como hacen en el resto de Europa, donde no es obligatoria esta baliza de la que somos pioneros, y que no se exigirá a los conductores internacionales que circulen por nuestras carreteras, pero sí a los nacionales, siendo esta una discriminación incomprensible cuya única razón de ser es el afán recaudatorio del Estado y de la DGT en nombre de un progreso o 'salto adelante' que así lo justifica todo. Concluye finalmente el susodicho personaje cacareando:  Nuestro compromiso es reducir los atropellos y proteger a quienes se encuentran en situaciones de emergencia”.

lunes, 1 de diciembre de 2025

Mensajes publicitarios

Interrumpimos las noticias para dar paso enseguida a los mensajes publicitarios de nuestros patrocinadores, sin los que no podríamos ofrecerles las noticias.
 

  Según The Guardian, en exclusiva para sus lectores de pago, las reservas de agua de Europa se están agotando -continuous present- debido al climático colapso.
  
Icónico es un adjetivo muy manido, significa que tiene carácter de icono o ícono, mejor, imagen religiosa y venerada. De ahí la adoración de todas las imágenes.
 
Escribió Spinoza que nosotros no queremos algo porque lo juzguemos bueno, sino que, al contrario, juzgamos que algo es bueno precisamente porque lo queremos.
 
 Las gallinas se vuelven locas, mas no como consecuencia de la gripe aviar sino del encierro decretado por el gobierno contra la pandemia, poniendo menos huevos.
 
 Cataluña detecta cuatro nuevos casos de peste porcina africana y cierra los bosques de doce municipios tras hallar varios jabalíes afectados por la enfermedad.
 
 El verdadero peligro de la Inteligencia Artificial no es que sea inteligente, sino que nosotros, aplicados a ella, nos hagamos más tontos, volviéndonos idiotas.
 
 
 El Consejo de Ministros y Ministras del Gobierno progre español progresa una barbaridad comprometiendo más de sesenta mil millones de euros en gasto militar.
 
 ¡Europa y, dentro de ella, España están en peligro! El enemigo que nos amenaza es invisible, como el virus coronado. Ciberataques y drones rusos son el enemigo.
 
 El miedo a la enfermedad del virus coronado ha dado paso al miedo a la gripe tanto en su forma tradicional como en sus variedades aviar y porcina, actualizadas.
 
 

Tras la iluminación navideña, entrará en vigor la obligatoriedad de llevar en el auto la baliza luminosa conectada, que se ve menos que las luces de emergencia.   

domingo, 30 de noviembre de 2025

Carta abierta a Don Porvenir

Muy Señor Mío: 
 
Le escribo esta carta abierta, con todo el respeto y la consideración que un personaje tan importante como Vd. me merece, para pedirle el favor de que me deje en paz. Yo sé que Vd. existe y no se me ocurre ponerlo en duda. ¡Vaya que si existe, vive Dios! No osaría yo nunca negarle carta de naturaleza, aunque no creo en Vd. He oído hablar de Vd. toda mi vida, desde que yo, antes de hacer uso de razón y entendimiento, era un niño chico y casi no me tenía en pie. Mis mayores me decían que tenía que estudiar y trabajar para ser algo y para ser alguien el día de mañana. Yo les preguntaba, ingenuo de mí, que cuándo iba a llegar ese día, el día de mañana, el futuro, el día de Vd... Mis mayores me respondían: Ya llegará... No te preocupes, ya llegará. 
 
La verdad era que el día de mañana no llegaba nunca. De hecho, se puede decir que todavía sigo aguardándolo, aquí sentado, en la sala de espera. Y lo único que veo es que mañana es mañana siempre o, mejor dicho, pasado-mañana, o lo que es lo mismo, nunca: una zanahoria inalcanzable, un trampantojo. Cuando creo que ya ha llegado, cuando creo que ya es mío, resulta que no, que se desvanece y se me escapa de las manos como un puñado de aire o de humo. Llevo ya algo más de sesenta años de mi vida, toda una vida, que se dice pronto, esperando el adviento de ese dichoso día venidero de gloria que no acaba de venir nunca. Y ya me estoy empezando a cansar. Pero no he perdido el tiempo, creo. En todo este intervalo que llevo aguardando, he comprendido algo: ahora y mañana son palabras contradictorias, enemigos íntimos irreconciliables. 
 
Es más: Ahora sé algo que antes no sabía: que es Vd., don Porvenir, lo que más existe, casi lo único que existe: el solo dios que es el que es y que está instalado aquí desde siempre. Es más: Vd. no sólo existe, sino que además, insiste, subsiste, asiste, consiste, resiste, coexiste, persiste y nunca desiste. Vd. sabrá disculpar mi osadía y la molestia de leer estas líneas antes de arrojarlas a la papelera, pero le voy a decir la verdad, que siempre duele. Lo que me irrita es que Vd. nos ha secuestrado el ahora, lo ha vaciado de contenido instalándose en él y desalojándonos a nosotros, condenándonos a ser sólo un proyecto. Vivimos todos tan pendientes del futuro y de lo que nos deparará que somos incapaces de disfrutar de este momento presente, el único que de verdad tenemos entre nuestras manos ahora mismo. 
 
Yo no tengo ningún interés en conocerlo a Vd. ni de cerca ni de lejos. No le escribo esta carta por eso. Le escribo para decirle que no me creo ese cuento suyo de la resignación cristiana de que mañana vamos a alcanzar la vida eterna, la vida verdadera de verdad, en el Más Allá, ni tampoco ese otro cuento del final de la Historia y de la resignación marxista de la superación de la sociedad de clases del materialismo histórico y del sistema de producción capitalista para alcanzar el paraíso del comunismo primitivo aquí en la Tierra. 
 
 
 A mí y a los muchos que no creemos en las tierras prometidas de las otras vidas en los lejanísimos y carísimos hoteles del Más Allá o del Más Acá, tanto monta, Vd. nos importa un bledo. Nosotros no tenemos futuro, y ni falta tampoco ninguna que nos hace. 
 
Vd.  ya está aquí, siempre ha estado aquí, habitando entre nosotros: es la Muerte: la muerte del ahora: no queremos sacrificar en sus altares ni un solo momento más, ni un ápice de nuestra vida presente. Si una gitana nos echa las cartas o nos lee las rayas de las manos honestamente ahora mismo para decirnos la buena ventura, sólo podrá ver una cosa: que ya estamos muertos. Que los muertos somos nosotros, los que consumimos el presente esperando el futuro perfecto que siempre está por-venir y que paradójicamente no llega nunca. 
 
Me atrevo a decirle, señor mío, que no lo necesitamos a Vd. para vivir ni para nada. Todo lo contrario: nos sobra. ¡Váyase, don Porvenir!

Déjenos vivir en paz. Yo le ruego, nosotros le rogamos, humildemente, que se vaya de una vez, que salga de nuestras vidas por donde entró. Para vivir, para resucitar la gloria del momento presente, necesitamos que usted deje de existir: que se vaya de esta casa del tiempo, que es nuestra condena. Si no se va Vd., somos nosotros los que vamos a irnos de casa, de esa casa, de su casa. 
 
Háganos ese favor, déjenos, nosotros somos poca, poquita cosa y no queremos ser mucho más. A nosotros y a los otros: a los otros que vendrán después, a los que vengan si siguen viniendo por fortuna criaturas al mundo después de nosotros. Déjenos, por lo que más quiera.

sábado, 29 de noviembre de 2025

Un Roto y varios descosidos:

 A) El Roto: 

 "En las guerras, el arma definitiva es la paz". Al margen del dibujo y de que sea una mujer, probablemente un ama de casa desde la cocina del hogar, quien lo dice, que también es significativo por aquello de que la primera guerra es probablemente la de los sexos, el texto de José Luis Rábago, alias El Roto, es  muy contundente: El arma definitiva de la guerra es la paz. No hay ninguna sola guerra en la que no se esgrima el arma y la excusa o coartada de la paz. Los militares y los ejércitos en general son los más pacifistas, pero no olvidemos a Órgüel: war is peace (la guerra es la paz, y viceversa).


 

B) Los descosidos: 

Vuelve la pesadilla de las mascarillas:

Crece la gripe, que todavía no tocaba, a raíz de lo que sí: la vacuna contra ella. El reyno de Aragón ordena ya mascarillas volungatorias en centros sanitarios.

 Influenza aviaria: 

 Ya en pantallas Gripe Aviar, la nueva versión del clásico 'Los Pájaros' de Alfred Hitchcock, adaptación cinematográfica del cuento gótico de Daphne du Maurier.   

En compás de espera:

 En la sala de espera aguardando el adviento del futuro, que, por su parte, nunca llega, perdiéndose por el camino, porque no es más que pura pérdida de tiempo.   

viernes, 28 de noviembre de 2025

Black Friday: Participa no participando

El Viernes Negro (más conocido por su nombre en la lengua del Imperio: Black Friday) es el día que inaugura la temporada de compras navideñas con significativas rebajas de precios y descuentos en casi todos los establecimientos comerciales.
La denominación nos viene, como casi todo lo malo, de los Estados Unidos, donde se celebra la fiesta nacional del Día de Acción de Gracias o Thanksgiving Dayel cuarto jueves del mes de noviembre, cuando es habitual la organización de una cena familiar para dar gracias a Dios por la cosecha y las bendiciones recibidas durante el año, sacrificando un pavo -se calculan cuarenta y seis millones en realidad- que se trincha y reparte entre los comensales. El Viernes Negro es el día siguiente al de Acción de Gracias, y se ha convertido en una costumbre nefasta que se extiende como la pólvora y el Jalogüín gracias a la globalización.
 
El producto es... eres tú. 
 
El Viernes Negro es una fiesta consumista que se complementa después del fin de semana con el ciberlunes o Cyber Monday en la lengua del Imperio, que es el día dedicado a las compras por internet con importantísimas rebajas.
 
¿Por qué se le llama “negro” al viernes? Según la IA, la cosa viene de Filadelfia y de los años 60 del siglo pasado, donde se observó que al día siguiente de Acción de Gracias, que era el cuarto jueves del mes de noviembre como queda dicho, aumentaba significativamente el afán de comprar y el tráfago comercial de las compras de los norteamericanos, por lo que los libros de cuentas de los comercios, que escribían en rojo las cifras de las pérdidas, de ahí el pánico a los números rojos, registraban las ganancias de ese día con tinta negra, por lo que el color negro pasó a denotar prosperidad. 

"Quiero que gastes un montón para demostrarle tu amor a tu familia". 

(No compres nada en Navidad).

 También se dice, por otra parte, que en Filadelfia, a raíz de la fiebre consumista del viernes posterior al día de acción de gracias, se organizaba tal caos de tráfico y de aglomeraciones que tanto la policía como la prensa calificó ese día del año como especialmente negro o negativo. Lo curioso es que esa negatividad se traduce económicamente en ganancia positiva. 
 
En la década de los noventa, la orgía consumista era tal que los comercios abrían sus puertas mucho más temprano, ofreciendo ofertas limitadas al abrir y anunciando descuentos masivos, por lo que se convirtió enseguida en el día comercial más importante de los Estados Unidos, exportándose al resto del mundo como una campaña mundial de descuentos que se extiende a toda la semana y a todo el mes, uniéndose al ciberlunes o cyber Monday, como queda dicho.
 
Participa no participando.
 
¿Qué se puede hacer contra el Viernes Negro? Muy sencillo y económico: no comprar absolutamente nada, y convertirlo en el Día Sin Compra (Buy Nothing Day), una jornada internacional de protesta contra el consumismo que propone no comprar nada durante las 24 horas que dura el Black Friday, pero que habría que extender a lo largo de todo el año más allá del último viernes de noviembre. Se celebra para criticar el consumismo impulsado por el Black Friday y para contrarrestar la fiebre compulsiva de comprar promoviendo alternativas como practicar el viejo trueque, reparar, reutilizar o sencillamente no comprar lo innecesario, que es la mayoría por no decir la totalidad de lo que compramos.
 
Fue impulsado en los años 90 por Adbusters, una organización canadiense conocida por sus campañas anticonsumistas y anticapitalistas, que practica la contrapublicidad mediante la subversión de los mensajes publicitarios (culture jamming).
 
La viñeta de El Roto "¡Los precios no son nuestros! ¡Nos los atribuyen!", viene a su modo a sumarse a esta campaña revelándonos que las cosas, convertidas en este caso en coloridos productos o existencias en las estanterías de un supermercado, tienen algo que decirnos y recordarnos con el lenguaje de su elocuente silencio "a voz en grito" como demuestran los signos de exclamación: que los precios que tienen y es lo primero que vemos después de verlas a ellas no son suyos, no son propios, sino impuestos, y por lo tanto pueden subir y bajar, inestables como son por esencia, a capricho de los comerciantes y sus intereses.
 
 

jueves, 27 de noviembre de 2025

Vuelve a Europa la vieja (y puta) mili

    Francia abolió el servicio militar obligatorio en 1997; España, en 2001; Italia, en 2005; Suecia, en 2010; Alemania, en 2011… Parecía entonces que se abría así un nuevo ciclo en este viejo continente. Pero no nos engañemos, en este nuevo ciclo, no se debilitaba ni desaparecía el viejo oficio de las armas, sino que se profesionalizaba más aún. Era el fin de la Guerra Fría y la inauguración de una Paz Caliente (en el sentido de armada), por lo que no supuso la reducción del ingente gasto dedicado a la fabricación y compraventa de armamento, dado que así se reforzaban las fuerzas armadas, lo que tranquilizaba a la juventud masculina europea. 
 
    En España se había hecho mayoritario el rechazo de la vieja mili gracias al movimiento de objeción de conciencia y a la insumisión. El balance que podemos hacer a día de hoy es muy distinto del que teníamos hace unos años. Hay mili en diez países comunitarios (Austria, Estonia, Finlandia, Grecia, Chipre, Dinamarca, Suecia, Lituania, Letonia y Croacia), además de los otros cuatro que no pertenecen a la UE (Suiza, Noruega, Ucrania y Moldavia). 
 
 
    Pero últimamente se vuelve a hablar y mucho de la necesidad de volver a los ejércitos de leva obligatoria. En 2011, como queda dicho, Alemania suspendió el servicio militar obligatorio. Ahora, el Gobierno federal introduce un "Nuevo Servicio Militar", basado inicialmente en la voluntariedad. A partir del 1 de julio de 2027, sin embargo, todos los hombres de una misma cohorte -curioso término este que de designar una unidad táctica del antiguo ejército romano ha pasado a denominar significativamente cualquier conjunto, número o serie-  deberán presentarse a la revisión obligatoria —las mujeres podrán participar de forma voluntaria. Si la situación de seguridad se agrava o faltan voluntarios, el Gobierno podrá, mediante un reglamento que apruebe el parlamento, decretar, ya está previsto, el servicio obligatorio, reactivándose, digitalizándose y modernizándose el sistema de reclutamiento..
 
    Ya se preparan decenas de miles o centenares de miles de soldados puestos en los frentes para que sirvan de carne de cañón. La puta mili volvió a Europa en 2017, tomando vuelo en 2022, y amenazando con agudizarse en los años venideros. Lituania, que reintrodujo el servicio militar obligatorio en 2015 tras la invasión rusa de Crimea, quiere extenderlo e incluir a las mujeres. Finlandia está en esa misma tesitura. Letonia reintrodujo la mili en 2023. Serbia y Croacia han anunciado su restitución. Suecia ya lo había hecho en 2017. 
 
 
 
    Hay países que, como Italia o el nuestro, si lo hacen, se enfrentarían a un importante sector de la opinión pública. De hecho nos dicen que no volverá el servicio militar obligatorio a las Españas. El Ministerio de Defensa ha impulsado charlas de captación a estudiantes de secundaria, bachillerato y FP ante la caída de las solicitudes para ingresar en las Fuerzas Armadas, pero echa en falta “más difusión en programas de televisión y charlas” para poder llevar a cabo un “reclutamiento inteligente”(?), es decir, se empeñan en una labor pedagógica de captación de reclutas. Según los datos del Observatorio de Vida Militar España cuenta con 2,4 soldados profesionales por cada 1.000 habitantes, mientras que lo habitual en la Unión Europea es 3,6, y en los países de la OTAN es de 6 por cada millar de habitantes, y debería alcanzar el máximo número de efectivos en activo, ya previsto en la Ley de Carrera Militar, que sería 140.000.  
 
    Pero el debate del retorno de la vieja (y puta) mili toma visos de seriedad en Reino Unido, Francia, Bélgica… En Alemania, el ministro de Defensa, ha sostenido que “no hay capacidad de defensa sin servicio militar obligatorio”. Las últimas noticias sobre una mili voluntaria y bien pagada en Bélgica y Alemania están en las mismas coordenadas de la vuelta de la conscripción obligatoria. 
 
    Parece cosa seria porque, de seguir así, afectará a las vidas de futuros reclutas que hoy están en los jardines de infancia y en las aulas de primaria y secundaria. Es serio porque el retorno de la puta mili se fundamenta en el discurso del miedo, con la exaltación de las retóricas belicistas, señalando las amenazas del expansionismo ruso, pero lanzando contra él otras amenazas preventivas, y obviando la responsabilidad de los países de la OTAN en la escalada armamentística y en el riesgo de guerra nuclear, mientras se margina a la sociedad civil de un proceso de toma de decisiones que, por cultura de paz e incluso por pura humanidad y por instinto de supervivencia, debería sustentarse en la resolución pacífica de los conflictos. El retorno de la mili no detendrá la guerra; solo nos acerca más a ella.

miércoles, 26 de noviembre de 2025

El clima de la crisis contra la crisis del clima

    La Organización de las Naciones Unidas se apunta en la actualidad al dogma del cambio climático, considerando que el clima del planeta está en estado crítico. Defiende la existencia de una crisis climática (climate crisis) y, en un segundo saque, establece la ecuación de que  dicha crisis es de índole sanitaria (health crisis), porque afecta a nuestro estado de salud y al del planeta, llegando no solo a enfermarnos sino también, y más grave, a matarnos. Se manifiesta en fenómenos tales tan diversos y contradictorios como calor extremo (extreme heat), inundaciones (floods), sequías (droughts), tormentas (storms) y demás fenómenos atmosféricos que producen brotes de enfermedades, falta de alimentos y de agua, y la interrupción de los servicios sanitarios, que no pueden hacer frente a semejantes desafíos.

 
    Sacan esto a colación de la COP30 o trigésima conferencia sobre el Cambio Climático que celebra la ONU en Belén en el corazón de la Amazonia brasileña. Si todas las naciones del mundo, o la mayoría de ellas al menos si no todas, implementaron en su momento medidas draconianas contra la pandemia que la OMS al servicio de la ONU como buena palanganera suya declaró como emergencia sanitaria, hay ya medio camino recorrido con ese precedente para la aplicación de nuevas medidas extraordinarias de control de la población, la famosa Agenda -etimológicamente, las cosas que hay que hacer que están escritas-, ante esta nueva emergencia sanitaria que pretende irrisoriamente solucionar los problemas ambientales.
 
 

     A esa conferencia acudió el Jefe del Ejecutivo español, ávido de proyección internacional, habida cuenta de la nula o poca nacional de la que goza, entre otros mandamases que mandan menos de lo que se cree, y también nuestra Vicepresidenta Tercera (pues al parecer el presidente del gobierno de las Españas cuenta con tres vicepresidentas a falta de una, ordenadas jerárquicamente para hacer sus veces si fuera preciso) y Ministra a la sazón para la Transición Energética y el Reto Demográfico -¿qué reto será ese que afecta a la demografía de la población?-, cuyo discurso no tiene desperdicio por la acumulación de vana palabrería, retórica hueca u oquedad retórica y lugares comunes carentes de significado. 
 
    Comienza la susodicha leyendo el discurso que le han preparado con carita apenada de no haber roto nunca un plato, muy mona ella, afirmando que el Cambio Climático existe. No lo dice así porque no hace falta, pero al sacar de la manga o de la chistera si se prefiere el sintagma “Cambio Climático”, no una sola vez, sino hasta tres, ya lo ha conjurado y dado carta suficiente de naturaleza por arte de retórica taumaturgia. Ya puede afirmar cualquier cosa acerca de él. Ya tiene el tema o sujeto, ahora viene el predicado: ...se acelera, se intensifica.
 
 
 
    Y pasa a enumerar sus impactos, que son los síntomas que se sufren en la cuenca del Amazonas que es según ella “el pulmón de nuestro planeta” y en nuestros países: olas de calor, incendios, sequías, inundaciones, huracanes... Cita dos ejemplos españoles las lluvias torrenciales e inundaciones valencianas (ella dice la DANA) y los incendios que asolaron la Península Ibérica durante el verano, provocados, como se sabe, por el propio y pirómano Cambio Climático. 
 
    Pero el núcleo de su discurso leído es el consabido dogma: “nos hallamos ante una emergencia climática, que es una crisis sanitaria, (social y de seguridad)”.  Anteriormente el Jefe del Ejecutivo de las Españas había afirmado que el calor extremo había matado a veinte mil personas en los últimos cinco años en el ruedo ibérico, a razón de cuatro mil al año, en su discurso previo a la Cumbre del Clima.
 
    Establecida la ecuación que interesaba y el axioma de que el Cambio Climático mata, la tercera vicepresidenta afirma que la crisis climático-sanitaria se ve agravada por tres factores que enumera en este orden: el negacionismo, la desinformación y los ataques a la Ciencia
  
 
     
No puede utilizarse el término negacionismo alegremente para descalificar como hace su gobierno a quienes niegan la versión oficial, que es la que ella está diciendo.  Nadie niega que el clima cambie, lo hace a menudo tanto en invierno como en verano, y cuando aquí es invierno, en Brasil es verano, y viceversa, y así ha sido durante miles de millones de años, pero el dogma es que el cambio que experimentamos ahora, un ligero calentamiento, es fruto de la acción humana, es decir, somos los seres inhumanos de nuestra especie responsables de ello y por lo tanto debemos entonar el mea culpa y hacer lo que está mandado: nuestra penitencia.
 
     La desinformación (disinformation en la lengua del Imperio) no es el enemigo -¡ojalá pudiéramos estar más desinformados de lo informadísimos que estamos!-, sino la mala información (misinformation), es decir, la información oficial. 
  
     La Ciencia se presenta como un dogma religioso que no puede ser cuestionado, atacado ni discutido, porque eso intensifica el Cambio Climático y lo agrava. Nada más lejos de lo que es la Ciencia, que necesita una constante reelaboración basada en la destrucción de sus creencias.   
 
    De pronto la señora ministra saca a relucir la solución del problema inexistente: la Agenda climática que en el futuro -entre tanto hay que aguantar las molestias que ocasiona- va a depararnos salud pública, justicia social, prosperidad, derechos humanos y paz... a todos y sobre todo a los más necesitados. 
 
 
 
    Y aquí es donde viene el autobombo de la tercera vicepresidenta: Así lo hacemos en España, apostando por las (energías) renovables, por la eficiencia energética... y no contentos con eso, como si fuera poco, hacemos además que esa transformación nos acerque gramaticalmente a la igualdad de género real. 
 
    Todo cabe en el discurso de la ministra, pero no podía faltar una expresión rimbombante y altisonante, como la siguiente: Necesitamos... una acción climática con sinergias muy poderosas implementando políticas de adaptación y de mitigación... Vana palabrería que, queriendo decir muchas y muy importantes cosas, no revela más que el vacío que hay detrás.
 

martes, 25 de noviembre de 2025

"Volungatorio"

    La palabra "volungatorio" no aparece todavía en el diccionario de la docta Real Academia Española de la Lengua, pero debería hacerlo porque es un neologismo provechoso. Volun(tario-obli)gatorio, es una fusión sarcástica de los adjetivos "voluntario" (que se hace por voluntad propia) y "obligatorio" (que se impone por obligación), habitualmente contrapuestos, que viene a sugerir que lo que se hace por voluntad propia se hace en verdad por obligación, o que se impone la voluntad propia por obligación.
 
Che Guevara, Guerrillero Heroico, Alberto Korda (1960)
 
    Fue inventado probablemente en Cuba para referirse de forma irónica y sarcástica al "trabajo voluntario" que en realidad era forzado y sin paga durante ciertos períodos.  El comandante Ernesto Ché Guevara propuso el “trabajo voluntario socialista”, que a veces se realizaba los fines de semana (contra su carácter tradicionalmente sabático dentro de la vida laboral), promoviendo que los jóvenes participaran en brigadas de construcción, reforestación o alfabetización, voluntarias en teoría, obligatorias en la práctica para convertirse en especímenes del 'Hombre Nuevo' que quería la Gloriosa Revolución. 
 
    Los cubanos designaron ese tipo de trabajo bajo el término de “volungatorio”, un neologismo perfectamente adecuado para calificar el carácter obligatorio del trabajo que teóricamente se vendía como voluntario. Es una palabra de índole popular y satírica que ha persistido y evolucionado para criticar situaciones donde lo obligatorio se presenta disfrazado de voluntario. 
 
    Le comentaba el otro día a un amigo filólogo este ingenioso neologismo cubano para designar el invento del trabajo no como maldición veterotestamentaria sino como bendición aceptada voluntariamente, y me señalaba que era lo mismo que sucedió en las Españas de Dios con la vacunación contra el virus coronado a lo largo de los años 2021 y 2022: la inyección nunca fue obligatoria, de hecho algunos no nos sometimos a ella, resistiéndonos heroicamente, pero eso no significaba que fuera voluntaria, porque, si no te inoculabas, te estigmatizaban, no tenías acreditación para viajar en avión, entrar a bares, restaurantes, gimnasios, discotecas y otros espacios públicos de ocio cerrado, y se te tachaba de asesino si osabas visitar a algún familiar 'vulnerable'. 
 

     El éxito del gobierno central fue desdibujar su responsabilidad diluyéndola en los gobiernos periféricos o autonómicos. Dependía de los reinos de taifas de las comunidades, pero, en general, se pedía un certificado de vacunación para visitar hospitales y residencias, lo que se unía a otras disposiciones claramente obligatorias como el uso de mascarillas, el confinamiento domiciliario, el toque de queda que aquí en las Españas se bautizó ridículamente como “restricción de movilidad nocturna” porque lo de 'toque de queda' sonaba a antiguo y pasado de moda, propio de los tiempos de Maricastaña de la guerra, tan modernos que éramos ya, que no llamábamos a las cosas por su nombre, sino que empleábamos ridículos eufemismos que las camuflaran. 
 
    Por eso cuando alguien ha reclamado a la Administración una indemnización por daños y perjuicios como consecuencia de haberse vacunado, el Ministerio de Sanidad ha respondido que esa vacuna, como todas las demás, no es obligatoria en las Españas, por lo que quien se la puso lo hizo voluntariamente con su consentimiento informado, así que desde el punto de vista jurídico no hay nada que hacer: ajo y agua, como dice a veces la gente, que no es ningún remedio casero sino la abreviatura popular de “a joderse y aguantarse”. 
 
    No hubo obligación. A nadie le pusieron una pistola en el pecho para forzarlo a que se dejara pinchar una mal llamada vacuna, porque estaría muy mal visto que la Administración hiciera algo así. De hecho, el Poder no necesita recurrir a la fuerza bruta para imponer su autoridad, basta con engañar a la gente diciéndole que es por su propio bien y por el bien de los demás, que es un acto de amor, como predicó el Sumo Pontífice de aquel entonces, que era segura y eficaz, que confiásemos en la Ciencia... El reino de Galicia, en el año del Señor de 2021, aprobó una reforma de la Ley de Salud que permitía sancionar a quien no se vacunara si su negativa suponía un riesgo para la Salud Pública. Las multas iban desde mil a seiscientos mil euros según la gravedad de la infracción. El virrey de la Xunta decía que no obligaban a nadie, simplemente sancionaban a quien no lo hiciera. La pistola en el pecho era, en este caso, la multa. La ley fue recurrida por el gobierno central y no se llevó a efecto...
 
    Se logró que la mayoría de la gente se vacunase prestándose 'volungatoriamente', no porque creyera necesariamente en lo que le decía el Poder, sino, como decían algunos cínicamente, para poder viajar, para poder ir a cenar a un restaurante... 
 
    Lo que se pone de manifiesto con la creación de este neologismo es que lo voluntario no es lo contrario de lo obligatorio, y viceversa, sino que ambas cosas son lo mismo, desde el momento en que el Poder utiliza la voluntariedad como máscara de la obligación real y efectiva. La voluntad no es la expresión de la libertad, sino de la obligación porque cuando uno dice “quiero”, lo que en verdad está diciendo por lo bajo es “creo que debo porque es lo que está mandado, y so soy un mandao”.

lunes, 24 de noviembre de 2025

A vueltas con el ejército (nacional)

    Los amigos antimilitaristas del Grupo Tortuga publican en la red una cita de doña Emilia Pardo Bazán (1851-1921) que llama enseguida mi atención porque me parece que está, como suelen estar casi todas las citas, descontextualizada y aislada: “Está en nuestra conciencia que el ejército nos cuesta los ojos de la cara, y en un trance crítico de ningún apuro nos sacaría”. 
 
    Se trata, en efecto, de una cita de Emilia Pardo Bazón, en concreto de las crónicas que escribió y publicó en su libro Al pie de la torre Eiffel, con motivo de su visita a la Exposición Universal de París que tuvo lugar en el año del Señor de 1889. Compruebo en seguida que, siendo auténtica, le falta el contexto. La cita es una respuesta a la siguiente pregunta que se hace un escritor militar: ¿de qué provienen esa indiferencia, ese despego hacia las clases militares que se echan de ver en nuestra patria? A lo que doña Emilia responde: Provienen-responderíamos al distinguido oficial- de que está en nuestra conciencia que el ejército nos cuesta los ojos de la cara, y en un trance crítico de ningún apuro nos sacaría. La atribución de la cita es correcta, y también su literalidad, pero su intención crítica no es antimilitarista en general y contraria a la existencia de las fuerzas armadas, sino crítica frívola de la marcialidad del chapucero ejército español. 
 
  
    Emilia Pardo Bazán piensa que el ejército nacional es muy caro -cuesta mantenerlo, dice ella que cuesta “los ojos de la cara”- y muy ineficaz porque no iba a sacarnos de ningún aprieto en caso de apuro. Pero eso no significa, nada más lejos de la realidad, que la autora de Los pazos de Ulloa piense que el ejército es un gasto superfluo que la sociedad podría ahorrarse por innecesario sino todo lo contrario, nada más impensable en su caso y nada más lejos de la realidad. 
 
    Sólo hace falta leer, un poco más adelante, en la misma crónica, que es la carta VIII del libro, titulada: “Bayonetas, cañones.- La exposición por fuera”, el siguiente párrafo donde se declara belicista acérrima: No soy enemiga de la guerra. Al contrario, juzgo que es un factor importantísimo de la civilización; que sin las guerras médicas no hubiera llegado la cultura griega a su apogeo; que sin las púnicas no hubiera prevalecido el mundo latino sobre el africano-¡y apenas significa y representa este suceso en el desarrollo histórico!; -que sin las germánicas y coloniales romanas, el Cristianismo no se hubiera extendido tan rápidamente; que sin las de la Reconquista no existiría España, y sin la de la Independencia no tendríamos la escasa vida moderna que tenemos aquende el Pirineo
 
    Después de este somero repaso a las principales guerras de nuestra historia, que la novelista gallega aplaude, añade: Mas si aplaudo la guerra, desconfío de la paz armada hasta los dientes, que, a manera de inmóvil coloso de acero relleno de balas, pesa hoy sobre Europa.
 
Emilia Pardo Bazán, fotografiada en 1885
 
     Y a continuación pasa revista a nuestras tropas lamentando que durante los ocios de paz la profesión militar pierda su razón de ser y se convierta en el más prosaico de los oficios. Y comienza a enumerar sus frívolas observaciones: los oficiales acaban aborreciendo su oficio, no quieren vestir jamás el uniforme, se dejan crecer el pelo y la barba “con manifiesto descuido”, crían panza, se casan, se cargan de hijos y adoptan “el tipo del ciudadano pacífico por excelencia”. 
 
    Copio el siguiente párrafo de indudable calidad literaria: El pundonor quisquilloso, la galante caballerosidad, la resolución, la energía que la profesión militar lleva consigo, todo lo echa el oficial español en el desabrido pucherete de la familia modesta, y se convierte en algo semejante al hortera o canónigo que se come tranquilamente su paga desde el sombrío coro de alguna arrinconada catedral
 
    Acaba doña Emilia reprochando a nuestro militares que no se ganen el sueldo que cobran: Olvidado de la galanura y elegancia marcial, va sucio, derrotado, sin botones y con el galonaje color de desteñido cobre; y, por último, sólo se acuerda de que abrazó lo que nuestros abuelos llamaban "la nobilísima carrera de las armas" el día que tocan a cobrar; el día en que cae del cielo -mal ganado- el garbanzo maldito
 
    Nada más lejos que ver en doña Emilia Pardo Bazán una escritora antimiltarista. Si se mostró contraria al ejército no fue a la existencia de este en general, que aplaude y celebra, sino a la ineficacia y falta de profesionalidad del español, que tanto lamenta. 
 
    La mención del "garbanzo maldito" me trae a la memoria la figura del que fue su amante Benito Pérez Galdós, que he recordado antes, al que Pardo Bazón saludó una vez como "viejo chocho", y Valle-Inclán le puso el apodo de "El garbancero" por su afán realista de escribir sobre la gente corriente que se alimenta del cocido cotidiano de garbanzos. Se cuenta, por cierto, que, ya mayores y distanciados después de una relación amorosa bastante intensa durante la década de 1880, Emilia Pardo Bazán y Benito Pérez Galdós se cruzaron en una escalera y se saludaron usando la misma y no la misma fórmula exactamente: ella, con ironía, le espetó: «¡Adiós, viejo chocho!», a lo que don Benito replicó, sin perder la calma, invirtiendo la colocación del adjetivo: «¡Adiós, chocho viejo!». 
 
  
    Escribe Galdós, tan amante de los juegos de palabras como era y como demostró en su respuesta a Emilia, en su novela Fortunata y Jacinta, hablando del personaje de Juanito Santa Cruz:  "Juanito acabó por declararse a sí mismo que más sabe el que vive sin querer saber que el que quiere saber sin vivir, o sea aprendiendo en los libros y en las aulas".