martes, 6 de febrero de 2024

Más policía

     El pasado 13 de enero de 2024 se cumplía el bicentenario de la fundación la Policía Nacional española, que nació hace doscientos años en 1824, celebrándose los fastos de dicho "acontecimiento de excepcional interés público" bajo el lema "comprometidos contigo". 

     Más policía en las calles, más caña, más leña al mono,  para que haya menos delincuencia, reivindican algunos, pero la relación es inversamente proporcional. La sociedad necesita crear delincuentes para poder enchironarlos y justificar las medidas extraordinarias en su lucha contra ellos. A los políticos les interesa que exista la delincuencia, no cabe duda de ello, como a los bomberos les interesa que haya fuego que justifique su profesión. Los políticos, por lo tanto, promueven una y otra vez la idea de inseguridad ciudadana, amplificada por la prensa, para que aumente el clamor popular que exija que aumente también el número de policías en la calle. 

    A fin de cuentas son puestos de trabajo que crean de la nada, y en un país donde hay tanto desempleo interesa que la gente esté ocupada. A los políticos y a los medios de (in)formación  les interesa crear la delincuencia para poder combatirla llevando a los delincuentes a la cárcel, que no deja de ser más que un espejismo de la falta de libertad general. ¿Por qué no acabaremos nunca con el terrorismo? Que se lo pregunten al matón-country-gringo, del país donde crece verde la yerba -green grows the grass. Porque no interesa, porque interesa que lo haya para poder declararle la guerra: war against terror. Si no hubiera terror, ¿a quién íbamos a declarar la guerra?

    Ya lo dijo nuestro Gracián, todo un clásico. Y ya se sabe: un clásico es un clásico porque es de lo más moderno:- ¿De qué sirven éstos en el mundo? -¿De qué? Hacen guerra a los enemigos. -¡No la hagan mayor a los amigos!. -¿Éstos nos defienden? Dios nos defienda de ellos. ¿Éstos pelean, destrozan, matan y aniquilan nuestros contrarios? ¿Cómo puede ser eso si dicen que ellos mismos los conservan? -Aguarda, yo digo lo que deberían hacer por oficio, pero está ya el mundo tan depravado que los mismos remediadores de los males los causan en todo género de daños. Éstos, que habían de acabar las guerras, las alargan; su empleo es pelear, que no tienen otros juros ni otra renta, y como, acabada la guerra, quedarían sin oficio ni beneficio, ellos popan -es decir: miman, cuidan, acarician-  al enemigo porque papan -esto es, papean, comen-  de él: ¿para qué han de matar los centinelas al Marqués de Pescara si viven de él?  

    A los estados democráticos les interesa que exista el terrorismo para poder tener una excusa que justifique combatirlo y que justifique la existencia injustificable, se mire por donde se mire, del terrorismo y de los propios estados democráticos.

lunes, 5 de febrero de 2024

El beduino que no sabía quién era

     A Bagdad desde el desierto llegó un joven nómada beduino,  y el tráfago enseguida de la ciudad lo dejó al pobre muchacho aturdido y perplejo. En medio de tanto estrépito y  ruidoso bullicio de gentes que iban y venían de acá para allá, decidió, fatigadísimo como estaba de la larga travesía tomar un baño para quitarse el polvo del desierto e irse a descansar enseguida, confiándose al sueño reparador. Pero le entró entonces una más que razonable duda en la posada: Cuando me despierte, entre tanto gentío, se dijo, ¿cómo voy a reconocerme a mí mismo y no confundirme con otro?; ¿cómo sabré que soy yo y no otro vecino?; ¿cómo sabré quién soy?


     Imbuido en la preocupación de sus cavilaciones, decidió hacerse una señal atándose un lazo de fina seda de Damasco en la verga. Y más tranquilo, se entregó al sueño más reparador y al olvido de Bagdad, de sus gentes y de todas las fatigas del viaje y las cosas del mundo. Pero un mercader avaricioso, que yacía cerca de él y había visto lo que había hecho el joven, sospechando que quería esconder algún secreto, esperó a que se durmiera el beduino, y,  tendiéndose a su lado, cuando cerró los ojos, comenzó a meterle mano bajo la chilaba sin que se diera cuenta, le desató la lazada con cuidado y robó el lazo de seda sin despertar a su dueño que dormía despreocupado. Grande fue su decepción al comprobar que aquel lazo de seda no ocultaba el plano de ningún tesoro ni ningún mensaje importante ni tenía por lo tanto ningún valor.  

Mezquita de Ahmed Khiaga y plaza del mercado, Bagdad

    Al despertarse a la mañana siguiente el árabe precavido, su primera preocupación fue buscar, llevándose las manos a sus verijas, su personal distintivo. ¡Cuál no sería su sorpresa al ver que no halló el lazo en donde lo había ocultado!

    Ah, me encuentro en la tesitura de no saber quién soy, pues si yo soy yo ¿cómo es que no está en mi verga mi personal distintivo? Y si yo soy otro distinto de mí ¿dónde estoy yo, que me hago esta pregunta?  Y ¿quién soy yo, si ahora mismo he perdido el norte y el rumbo y mis señas propias de identidad?

    oOo 

En la Casa de la Moneda se fabrica a Dios. (Juan José Millás)



"Lo que más identidad proporciona en este mundo es la pasta" (Juan José Millás)

domingo, 4 de febrero de 2024

El teatro de la política y viceversa.

    Ahora que la Unión Europea da a Ucrania "un balón de oxígeno", como dice la prensa -refiriéndose con esta expresión a la cuantiosa suma de cincuenta mil millones de euros para seguir manteniendo la guerra contra Rusia- vuelve Giorgio Agamben, una de las mentes más lúcidas de la actualidad, a la carga con el texto Teatro y política, publicado en italiano el 19 de enero de 2024 en su columna "Una voce" del sitio güeb de la editorial Quodlibet, donde puede leerse en versión original. 
 
 
   Es cuando menos singular que uno no se interrogue sobre el hecho, no menos imprevisto que inquietante, de que el papel de líder político sea asumido en nuestro tiempo cada vez más por actores: es el caso de Zelenski en Ucrania, pero lo mismo había ocurrido en Italia con Grillo (eminencia gris del Movimiento 5 Estrellas) e incluso antes en Estados Unidos con Reagan. Ciertamente, es posible ver en este fenómeno una prueba del declive de la figura del político profesional y del creciente influjo de los medios de comunicación y de la propaganda en cualquier aspecto de la vida social; pero, en todo caso, es evidente que lo que está ocurriendo implica una transformación de la relación entre política y verdad sobre la que es necesario reflexionar. Que la política tenga algo que ver con la mentira es algo que, de hecho, se da por descontado; pero esto significaba simplemente que el político, para conseguir los objetivos que consideraba desde su punto de vista verdaderos, podía sin demasiados escrúpulos decir lo falso. 
 
    Lo que está ocurriendo ante nuestros ojos es algo diferente: ya no hay un uso de la mentira para los propios fines políticos, sino que, por el contrario, la mentira se ha convertido en sí misma en el fin de la política. Es decir, la política es puramente y simplemente la articulación social de lo falso. Se comprende entonces por qué el actor es ahora necesariamente el paradigma del líder político. Según una paradoja que desde Diderot hasta Brecht nos ha resultado familiar, el buen actor no es, de hecho, el que se identifica apasionadamente con su papel, sino el que, conservando la sangre fría, se mantiene por así decirlo a distancia de él. Parecerá tanto más verdadero cuanto menos disimule su mentira. El escenario teatral es, pues, el lugar de una operación sobre la verdad y sobre la mentira, en la que lo verdadero se produce exhibiendo lo falso. El telón se levanta y se cierra precisamente para recordar a los espectadores la irrealidad de cuanto están viendo. 
 
 
    Lo que define hoy la política —convertida, como se ha dicho eficazmente, en la forma extrema del espectáculo— es una inversión sin precedentes de la relación teatral entre verdad y mentira, con miras a producir la mentira mediante una operación particular sobre la verdad. La verdad, como hemos podido ver en estos últimos tres años, no está, de hecho, ocultada y, sigue, por el contrario, siendo fácilmente accesible a cualquiera que tenga voluntad de conocerla; pero si antes —y no sólo en el teatro— la verdad se alcanzaba mostrando y desenmascarando la falsedad ('veritas patefacit se ipsam et falsum'), ahora en cambio la mentira se produce por así decir mostrando y desenmascarando la verdad (de ahí la importancia decisiva del discurso sobre las 'fake news'). Si en su tiempo lo falso era un momento en el movimiento de la verdad, ahora la verdad sólo cuenta como un momento en el movimiento de lo falso. 
 
    En esta situación, el actor es, por así decirlo, de casa, aunque, frente a la paradoja de Diderot, deba en cierto modo duplicarse. Ningún telón separa ya el escenario de la realidad, que —según un recurso que los directores modernos nos han hecho familiar, obligando a los espectadores a participar en la obra— se convierte  ella misma en teatro. Si el actor Zelenski resulta tan convincente como líder político, es precisamente porque es capaz de proferir mentiras siempre y en cualquier lugar sin ocultar nunca la verdad, como si ésta no fuera sino una parte ineludible de su actuación. Él —como la mayoría además de los líderes de los países de la OTAN— no niega el hecho de que los rusos han conquistado y anexionado el 20% del territorio ucraniano (que, además, ha sido abandonado por más de doce millones de sus habitantes), ni que su contraofensiva ha fracasado por completo; ni que, en una situación en la que la supervivencia de su país depende totalmente por completo de una financiación extranjera que puede cesar en cualquier momento, ni él ni Ucrania tienen delante de sí ninguna posibilidad real. Decisivo es por esto que, como actor, Zelenski provenga de la comedia. A diferencia del héroe trágico, que tiene que sucumbir a la realidad de unos hechos que desconocía o creía irreales, el personaje cómico hace reír porque no deja de exhibir la irrealidad y la absurdidad de sus propias acciones. Ucrania, llamada antaño la Pequeña Rusia, no es sin embargo un escenario cómico, y la comedia de Zelenski no podrá en último término más que convertirse en una amarga tragedia realísima.

sábado, 3 de febrero de 2024

El zorro en el gallinero

   Al director del departamento de personal y recursos humanos le impresionó y sorprendió muy favorablemente el impecable currículum que presentaba aquel candidato, hasta tal punto de que lo contrató inmediatamente para ocupar el puesto vacante de responsable o encargado (palabras preferibles a "jefe"*) de seguridad de la granja de explotación avícola, felicitándole por su fulminante promoción y ascenso laboral.

    Le había extrañado que un Zorro aspirara al cargo de Gallo del corral y guardián del gallinero, como se denominaba antaño, pero, como le explicó el candidato, él no se autopercibía como lo que parecía a simple y primera vista, un zorro común o rojo (vulpes vulpes de la familia de los vulpinos), sino que se veía a sí mismo desde su más tierna niñez como un gallo (gallus gallus domesticus) aprisionado en un cuerpo extraño, que todavía no había realizado la transición específica. Y consciente del latinajo esse est percipi, es decir, que el ser o la esencia (esse) consiste en ser percibido, nadie podía negarle a él el derecho propio a percibirse a sí mismo como un gallo doméstico, como se sentía, sin importarle lo que creyeran los demás.  Había el candidato, aclaró, presentado en el Registro Civil su deseo de inscribirse como lo que era: Gallo. El funcionario no podía dudar de su palabra sin incurrir en un delito de odio, así que sin ninguna exigencia de informe pericial registró al Zorro como Gallo en riguroso cumplimiento de la ley trans-específica. 

 

     Tenemos, pues, al Zorro convertido en el guardián de la empresa aviaria, metido literalmente en el gallinero. Tenemos, pues, al enemigo en casa, pensaron pollos y gallinas aterrados nada más verlo. ¡Qué paradoja! El viejo Señor Zorro de las fábulas de Esopo y de Fedro, y de sus epígonos Iriarte, Samaniego y La Fontaine, entre tantos otros, el raboso o raposo (o la raposa, si se prefiere), ese viejo y astuto emprendedor de fechorías, ese fementido matador de pollos y gallinas, ha sido ascendido de categoría en el escalafón empresarial, convertido en el Gallo guardián del gallinero.

   Las gallinas cacarearon aterrorizadas nada más verlo víctimas de un ataque de pánico y echaron a correr despavoridas, intentando volar a ras de suelo, preocupadas por sí mismas y sus polluelos. Él para tranquilizarlas las reunió y les dijo que no tuvieran ningún temor, y que no se fíaran de las apariencias, siempre engañadoras.

    "Aunque tenga aspecto de zorro, dijo, no lo soy, dado que en mi fuero interno me siento gallo de las patas a la cresta desde que nací, y os confieso como prueba de mi buena fe que me he vuelto no solo vegetariano y no consumo por lo tanto ni carne ni pescado, sino también vegano, es decir, que prescindo, además, en mi dieta de todo producto de origen animal: de lácteos, de miel y de los huevos".

    Las gallinas, algo más tranquilas aunque todavía incrédulas por sus palabras, aplaudieron aleteando sin embargo.

  "Y, además, prosiguió, os ruego encarecidamente que no veáis en mí un superior jerárquico, sino un camarada más cuya misión es protegeros de los peligros exteriores, porque dentro del gallinero no hay ningún peligro que temer. Os ruego finalmente que confíéis en mí, que seáis tolerantes y que abandonéis vuestros prejuicios a fin de que entre nosotros haya igualdad real y efectiva sin ninguna discriminación por ninguna razón, pues, insisto, aunque veáis en mí un zorro que tiene aspecto de zorro, puedo enseñaros el certificado oficial -se lo muestra- que acredita mi condición legal de ave gallinácea como consta en el Registro Civil, y este contrato laboral que me nombra jefe del servicio de seguridad del gallinero".

    Las gallinas, acabado el discurso, aplaudieron y respiraron con alivio. Esa noche se recogieron temprano, como de costumbre, y durmieron descuidadas. 

    A la mañana siguiente, se hallaron muchas plumas ensangrentadas por el suelo y menos pollos y gallinas, pero se había cumplido la ley escrupulosamente.

    Ante esto las gallinas supervivientes sólo podían hacerse una pregunta, la misma que se hacía en una sátira Juvenal hace dos mil años y nos hacía a nosotros, porque hoy es siempre todavía: Sed quis custodiet ipsos custodes? ¿Pero quién vigilará a los propios  vigilantes?
 
 
 oOo
 
[Nota etimológica: *Si el término líder, adaptación castellana de leader, sustituyó a jefe, que remonta al latín caput 'cabeza', so pretexto de que el líder es ante todo un compañero, uno más, y no sólo el jerarca que guía al rebaño, ahora reaparece oculto bajo el acrónimo de moda CEO (Chief Executive Officer), que es otro anglicismo simplón de Oficial Ejecutivo en Jefe. Las siglas, que son palabras mutiladas, nos invaden para que olvidemos el significado cabal de las palabras enteras y corrientes. Esta vez el viejo jefe se oculta bajo la letra C, que es la inicial de chief, y del chef francés, y del capo italiano, de donde volvemos al caput latino, del que salieron todos los cabos y los capitanes, y el poderoso Capital y la ideología que lo sustenta, el capitalismo.  La jefatura fue sustituida por el liderazgo, pero el liderazgo campa por sus fueros y vuelve a sus orígenes, aunque disimulado para que no se note, que es la jefatura (del Estado, de la empresa, del rebaño, de la manada y del corral)].  

viernes, 2 de febrero de 2024

Seis cosillas más.

 ¡Viernes! Por fin el esperado y anhelado fin-de-semana, el güiquén en la lengua del Imperio, pero, cuidado, no es ni mucho menos el fin de la semana todavía.

 La prensa oficial, creadora y criadora de la opinión pública, siguiendo dictados de arriba, prepara a la población para aceptar cañones en vez de mantequilla.

Jugadores, hagan juego y pregúntese a propósito quién ganará más: ¿Ganará el que gane o el que pierda? El que pierde ganará, y el que olvide lo sabido lo sabrá.

 El alumbrado navideño es el alma de la navidad que se enciende y se apaga celebrando una vez más que el año que termina, el mismo, resucite y vuelva a comenzar.

 Dice el reportero de guerra avergonzarse del gobierno español cada vez que se topa con armas made in Spain en los campos de batalla tercermundistas y olvidados.

 Hay que preocuparse, prepararse y precaverse de la prevista y prefabricada enfermedad X, veinte veces más letal que la pandemia coronaviral; así que prevenidos.
 

jueves, 1 de febrero de 2024

Vuelve la escritura pictográfica

     Vuelve la escritura pictográfica, la primera y más primitiva forma de expresión gráfica que se practicó en el neolítico sobre lajas, ahora sobre modernas pantallas electrónicas: Se vale de unos dibujos llamados pictogramas que reflejan un contenido independientemente de la expresión lingüística. Estos modernos pictogramas no podían llamarse así, con un tan culto grecolatinismo, por lo que se han denominado “emojis” en la lengua imperial,  o emoticonos, es decir, iconos emotivos, que no deja de ser otro grecolatinismo, esto es:  imágenes que tratan de reflejar emociones sin palabras.



    Hay quien ha visto ya el peligro que corre el lenguaje escrito y hablado de ser eliminado por los pictogramas, porque como dicen sus usuarios “las palabras no molan tanto como los emojis”. La escritura pictográfica conforma un lenguaje artificial y superficial, sin ninguna profundidad, completamente elemental, simpático e infantil,  y desprovisto de emociones complejas y sentimientos reales.

    Los sustitutos digitales de las palabras pretenden expresar todo tipo de ideas vacías de contenido, eliminando el pensamiento, la reflexión, la argumentación y exposición de razonamientos. Si empobrecemos el lenguaje, el pensamiento se vuelve dócil, manipulable y controlable, peligro que corren sus usuarios, los niños, los jóvenes y los adultos no tan jóvenes, que, en lugar de utilizar ese lenguaje, son utilizados por él.

    Los emojis son una forma vacía de comunicación y, por extensión, de entretenimiento, igualmente huero y destinado a la anulación del pensamiento. Los jóvenes los utilizan para intercambiar mensajes carentes de palabras entre ellos y establecer una comunicación artificial, en detrimento de la palabra viva y hablada, sustituida por una escritura elemental ni siquiera fonológica.
    Los que ostentan el poder no pueden dejar de alegrarse de contar con una ciudadanía infantilizada, carente de espíritu crítico, que no se cuestiona nada, con una conciencia anestesiada por las imágenes de las emociones, cada vez más presentes.

    Las imágenes siempre han tenido un poder adoctrinador sobre la población analfabeta. Era el caso de las imágenes religiosas en las iglesias medievales. Nuestras nuevas generaciones, analfabetas funcionales gracias al sistema educativo (manda güebos), utilizan estas imágenes que son un medio sutil de adoctrinamiento entontecedor. La desaparición de las imágenes sagradas de los templos ha acabado por sacralizar todas las imágenes, que se han convertido en santos de nuestra devoción. Parecen imágenes inocentes e ingenuas, algunas hasta simpáticas si  no fuera por su pretensión de serlo a toda costa. Parece que no pueden hacer daño a nadie,  pero su profusión es alarmante, y corremos el peligro de que sus consecuencias nos pasen desapercibidas si no reflexionamos sobre ellas.

    En una película reciente de animación destinada a un público infantil y juvenil aparece un alumno en clase que ha recibido en su móvil un mensaje de una chica y le comenta, entusiasmado, a su compañero de pupitre que no sabe qué contestarle. Este le dice: Pues mándale un emoji. Y el otro exclama: Sí, eso es, un emoji: algo guay. El emoji es algo guay, sencillo, simpático, sin las complicaciones que tiene redactar y escribir un texto por muy pequeño que sea con el que corremos el peligro de cometer alguna falta de ortografía. No, dejémonos de complicaciones innecesarias.

    En realidad los emoticonos no se usan como sustitutos, sino como acompañamiento de mensajes de texto, pero en algunos casos, como el comentado, pueden sustituirlos. Los teléfonos móviles disponen de un arsenal de ellos esperando que el usuario los utilice para utilizarlo a él como propagador del nuevo lenguaje y usuario de la nueva e innecesaria tecnología.

    Una red social tan extendida entre los preadolescentes y adolescentes como Tuíter (Twitter en la lengua del Imperio) sólo permitía mensajes de texto de ciento cuarenta caracteres además de imágenes –fotos, vídeos y encuestas-; ahora, llamada X, admite el doble: doscientos ochenta como máximo, pero incluye más de mil cien coloridos emoticonos que representan rostros sonrientes y personas, animales, fenómenos atmosféricos, comida y bebida, actividades deportivas y de ocio, medios de transporte, viajes y lugares, objetos diversos, símbolos y hasta banderas nacionales.

    Guasap (Whatsapp en la lengua del Imperio), sin embargo, cuenta con casi dos mil emojis en su catálogo.Y suma y sigue. Hay, además, teclados tan inteligentes que sugieren emojis relacionados con las palabras que estamos escribiendo en las conversaciones. Si deseamos la imagen de una mano, pero no tenemos claro cuál, solamente tenemos que escribir la palabra "mano" y, automáticamente, la lista muestra todos los emojis disponibles relacionados con ese concepto, sin necesidad de desplazarse por infinidad de pantallas. Y es que los smartphones son, pese a su nombre (smart significa inteligente en la lengua del Imperio), la cosa más tonta que hay; lo mismo que las llamadas smartcities, las ciudades más tontas que hay, porque no puede haberlas más tontas, donde a la suprema tontería se la considera inteligencia. Esperemos que la nuestra no sea una de ellas...  

    Hasta Gúguel (Google en la lengua del Imperio) ha llegado a habilitar también la búsqueda por emojis y su catálogo, con miles de simbolitos, no hace más que crecer cada año en aras de una mayor riqueza expresiva. Y seguramente seguirá creciendo porque nunca van a conseguir saciar las ansias comunicativas de la gente y porque, como suele decirse, el número de los tontos y las tontas crece cada día que amanece.

miércoles, 31 de enero de 2024

Pareceres XXXIX

191.- Reconocimiento facial. Una compañía aérea de vuelos baratos, de cuyo nombre no haré mención publicitaria, propone el reconocimiento facial o biométrico, que también le dicen, a sus pasajeros. En principio es voluntario, por lo que no llega a imponerlo todavía. Lo único que necesitamos, nos dicen, es enseñar la cara para pasar los controles aeroportuarios. Se convierte así el careto en lo que siempre por otra parte ha sido: el espejo de nuestra alma individual, personal e intransferible. Así lo vende la aerolínea en su página güeb: Imagina llegar al aeropuerto y no depender de tu documentación física, tarjeta de embarque o de cuánta batería tiene tu móvil. Con el reconocimiento facial podrás convertir tu cara en todo lo que necesitas (documentación, tarjeta de embarque) para pasar los controles del aeropuerto y moverte más rápido. Siempre y cuando, claro, digo yo, no nos impongan la obligación de volar con mascarilla. Al menos no proponen la biometría del reconocimiento anal, que obligaría a los usuarios de las aerolíneas a bajarse bragas y calzones y enseñarles las nalgas a los dispositivos de control. 

Monja arrodillada rezando (anverso y reverso), Martin van Meyens (1731)
 
192.- Non seruiam! ¡No serviré, en el sentido de no obraré como un esclavo! (Jeremías 2, 20). Según el profeta Jeremías no fue Lucifer, el ángel rebelde, quien pronunció estas palabras que suelen atribuírsele, sino el pueblo de Israel, que históricamente se apartó de Yavé, su Dios, en busca de nuevos ídolos y que se prostituyó ante el dinero, Mamón, como una vulgar meretrizuela: “Porque desde antiguo quebrantaste tu yugo, rompiste tus coyundas y dijiste: No serviré; pues sobre todo collado alto y bajo todo árbol frondoso te acostaste y prostituiste”. Al no obrar como un siervo del Señor, el estado de Israel obró como una ramera vendiéndose al capital, y desobedeciendo uno de los principales mandamientos de la ley del dios del Sinaí: "No matarás" (Éxodo 20:13), optando por obedecer a lo que le dicta en 1 Samuel 15:3: "No perdones; mata a hombres, mujeres y niños, aun los de pecho; bueyes y ovejas, camellos y asnos". El actual presidente de Israel, elegido democráticamente, ha invocado al profeta Samuel para justificar su lucha a muerte contra Palestina. 
 
193.- Economía patrística: Creían los santos padres de la iglesia católica apostólica y romana, benditos ellos, como san Agustín o san Jerónimo que la cantidad de dinero que había en el mundo estaba establecida de una vez para todas, y no podía cambiarse, ni menguar ni medrar, por lo que el enriquecimiento de un hombre conllevaba inevitablemente el empobrecimiento de otro. Escribía, por ejemplo San Agustín habere aurum non potes, nisi alius amittat, lo que viene a ser que "no puedes tener oro (cuando el vil metal era la forma del dinero) sin que otro deje de tenerlo". San Jerónimo, por su parte, escribía: nisi cum alterius damno et malo, pecuniae alteri non coaceruantur: "no se acumula dinero en provecho de uno si no es con daño y perjuicio de otro". Y también omnes enim diuitiae de iniquitate descendunt, et nisi alter perdiderit, alter non potest inuenire: "pues todas las riquezas provienen de la iniquidad, y uno no puede hallarla a no ser que otro la haya perdido". Y finalmente: quicumque enim diues est, nisi pauperem exspoliauerit, diues esse non potest: "el que es rico, en efecto, no puede ser rico a no ser que haya robado a un pobre", que bien podría suscribir Carlos Marx. No fueron los alquimistas sino los banqueros modernos, los que lograron el milagro atribuido al rey Midas de obtener más oro del que efectivamente había en el mundo a través de la transmutación, convirtiendo en oro, o lo que viene a ser lo mismo, en mierda, según el análisis freudiano, todo lo que tocaban. Abandonaron la pretensión del oro material sutituyéndolo por el oro o dinero ya inmaterial, que es infinito. El caso es que se nos imponen dos creencias contrarias: que todo el dinero del mundo es una cuenta cerrada (que nadie sabe con exactitud) como creían los santos padres, y al mismo tiempo, como demuestran los banqueros, que está en creciente expansión igual que el universo, por lo que la suma es infinita y puede ser creada ex nihilo por los Bancos Centrales y los Estados.
194.- Paráfrasis de Raoul Vaneigem: El Poder nos obliga a cada uno de nosotros a tomar postura y manifestar nuestra opinión a favor o en contra de Donald Trump, el coche eléctrico, el calentamiento global, Palestina, la marihuana, la enseñanza de las humanidades, la inteligencia artificial, el rap, el auge de la extrema derecha, y un interminable y larguísimo etcétera. No puede haber verdadero diálogo entre las personas, sino múltiples monólogos que se intercambian como cromos, meras opiniones personales, creencias, y gustos sobre los que no es posible discutir, fenómeno que se incrementa en las redes sociales con el ruido tecnológico que no fomenta el diálogo, sino la soledad onanista del monólogo. De hecho monologuista se ha convertido en una profesión humorística para hacer reír. Se nos pregunta nuestra opinión sobre cualquier peculiaridad para impedir que tengamos una opinión sobre la generalidad, es decir, para que, entretenidos como estamos con minucias, no formulemos una enmienda a la totalidad. 
195.- Fundamentos de pedagogía. El primer pedagogo, como apuntó Mairena, sería el rey Herodes. Él, al menos, nunca disimuló sus verdaderas intenciones, que hoy denominaríamos objetivos, como dicen ahora los profesionales de la educación, esos impostores, usando un término de la estrategia militar, por cierto.
 
Masacre de los Inocentes, Lattanzio Gambara (1550-1574)
 

martes, 30 de enero de 2024

Renovarse o morir

    El cartel oficial de la Semana Santa sevillana 2024 incendia las redes; elaborado por el pintor Salustiano García, presenta un Cristo resucitado twink, término que en el argot gay de la lengua del Imperio se refiere a un joven que apenas ha superado la mayoría de edad, adolescente por lo tanto, atractivo, esbelto y carente de vello corporal.  El pintor ha utilizado a su hijo Horacio como modelo, y en la presentación del cartel ha dicho que presenta a un Cristo "joven y bello, como metáfora de pureza y porque, me remito a Platón, belleza y bondad son la misma cosa". 
 
 
     El cartel no deja indiferente a nadie. Desde los que lo consideran blasfemo y más propio de la celebración del día del orgullo gay que de la tradicional semana santa sevillana y recogen firmas para su retirada porque no representa lo que dice representar, hasta los que dicen que es una obra de arte digna del renacimiento y les gusta por esa misma transgresión que supone. Parece que lo que importa es opinar, da igual que sea a favor que en contra. Mientras nos entretengamos en discutir sobre la conveniencia o inconveniencia del cartel, no vamos a discutir el anuncio que yace por debajo: la santificación de la semana.
 
    A fin de cuentas, ya lo dice el refrán, renovarse o morir, paremia esta que señala la saludable necesidad de realizar cambios generalmente radicales en diversos aspectos de las apariencias de las cosas para que lo sustancial no muera precisamente. 
 
    Podemos relacionar la frase con aquel apotegma de Giovanni di Lampedusa: Es necesario que todo cambie si queremos que todo siga igual. 
 
    Y lo que viene a decir este cartel es que si queremos mantener la tradicional Semana Santa sevillana hay que presentarla de un modo radicalmente diferente, que atraiga a las nuevas generaciones por su imagen iconoclasta. Pero repárese en la contradicción que hay en los términos de esta expresión: imagen iconoclasta, imagen rompedora, etimológicamente, de imágenes: rompe la imagen tradicional proponiendo una radicalmente distinta, pero no deja de ser un collar para el mismo perro, una imagen nueva para la misma y vieja cosa.
 
    Resulta sin embargo que no hay imágenes nuevas, porque ya está todo inventado. E incluso hay imágenes viejas de san Sebastián y del propio Jesucristo más rompedoras que las que propone el artista sevillano de su Cristo resucitado, como estos cristos completamente desnudos de Miguel Ángel Buonarroti: el crucifijo del Santo Espíritu, 'in puris naturalibus'.
 
    o el Cristo della Minerva portador de la cruz, mármol originalmente desnudo pero que se exhibió tras el concilio de Trento con una taparrabos de bronce cubriendo sus partes pudendas:
 
 

lunes, 29 de enero de 2024

Una docena de cosas

España es un país comprometido con la paz en el mundo”, declaró la ministra del gobierno progresista, justificando el envío de tropas a tal fin al extranjero.
 
 Más de seis mil militares españoles se desplegarán como nunca este año en las cerca de veinte misiones imperialistas “de paz” de la Unión Europea y de la OTAN.
 
 Ningún nacionalismo es bueno, pero el peor de todos los habidos y por haber es aquel que, históricamente establecido, oculta su nombre para pasar inadvertido.
 
La tiranía del reloj: El paso del reloj analógico al digital ha convertido al tiempo en una mercancía que se compra y vende: tiempo que es dinero y viceversa.
 
El tiempo es tan valioso que se considera un crimen echarlo a perder, pero hay que aprender a matarlo antes de que él, asesino implacable como es, nos asesine.
 
Aunque la economía, como la mona del refrán, se vista de verde (green economy en la lengua del Imperio), economía se queda en provecho de las clases dominantes.
Dale una capucha y una pistola a alguien, y podrá atracar un banco sin ser reconocido, pero si le das la presidencia de un banco atracará a toda su clientela.
 
 Los expertos reunidos en la cumbre del Foro Económico Mundial de Davos encienden todas las alarmas ante la Enfermedad X, causada por un virus aún inexistente.
 
Una compañía aérea barata implanta el reconocimiento facial y dice adiós al pasaporte y al DNI: la cara, que era el espejo del alma, es ahora la huella digital.
Soy observado, luego existo: en la observación se confunden el observador y lo observado adquiriendo carta de naturaleza y creando la imagen así al observador.
 
 El parte meteorológico y las inclemencias del tiempo son noticia destacada y trending topic. Ahora las borrascas tienen nombres propios igual que las personas.
 
La agencia meteorológica anuncia la llegada de la borrasca Juan (así llamada) a la Península que provocará un temporal de viento y de lluvia y nieve sobre todo.

domingo, 28 de enero de 2024

Los amantes, ahogados en su amor propio

    Entre los cuadros de Remedios Varo (1908 – 1963) destaca este de “Los amantes” (1963), que es una reflexión gráfica sobre la pareja y el amor. Se trata de un lienzo lleno de simbolismo y de significado que nos invita a profundizar en la experiencia del enamoramiento, y en el hecho que subrayó Fernando Pessoa en su Libro del desasosiego de que nunca amamos realmente a otra persona: "Nunca amamos a nadie. Es a un concepto nuestro -a nosotros mismos en suma- a quien amamos. Esto es verdad en toda la escala del amor. En el amor sexual buscamos un placer nuestro alcanzado por intermedio de un cuerpo extraño. En el amor que no es sexual, buscamos nuestro placer mediante una idea nuestra también. El onanista es abyecto, pero, en rigor de verdad, es la perfecta expresión lógica del enamorado. Es el único que no se oculta lo que pasa, por eso no se engaña".

    Dos amantes, sentados en un banco de un frondoso parque, cogidos de la mano tiernamente, se miran y admiran, pero al mirarse no ven al otro, sino a sí mismos, porque sus rostros son el mismo rostro, un rostro andrógino enmarcado en un espejo que refleja al otro que es el mismo. Sus cabezas han sido sustituidas por dos espejos que reflejan simétricamente la misma imagen, como puede comprobarse por el detalle del lunar que hay en la mejilla, el mismo rostro que es el espejo del alma, como suele decirse, y resulta ser el reflejo del otro, que es uno mismo, independientemente de su sexo.

Los amantes, Remedios Varo (1963)
 

    El motivo del espejo nos recuerda inevitablemente el mito de Narciso, que se enamora, como se sabe, de su propio reflejo visto en el agua y se ahoga en ella, metamorfoseándose luego según Ovidio en la flor de su nombre que nace en los humedales. Remedios Varo nos da a entender en este cuadro que la atracción que siente esta pareja que lleva a dos individuos de distinto sexo a unirse y fundirse en uno es la misma que sintió Narciso. 

Narciso, ilustración medieval

    No en vano hay una relación con el agua también entre el mito de Narciso y el lienzo: de la unión de la pareja se desprenden unos vapores que emanan de sus cuerpos, y que acaso simbolizan la pasión característica del arrobo de su enamoramiento, que ascienden al cielo, se condensan y recaen sobre los enamorados en forma de lágrimas de lluvia, ocasionando una inundación en torno a sus pies, de manera que, parece advertirnos el lienzo, los amantes corren el peligro de ahogarse lenta- e imperceptiblemente en el propio charco de su amor. Los amantes se ahogan en su amor propio. 

Los amantes (detalle central), Remedios Varo

    El cuadro, al parecer, puede estar inspirado en el soneto de Baudelaire “La muerte de los amantes”, que me atrevo a traducir conservando verso y rima:

 

    Tendremos los lechos de aromas fragantes, / divanes profundos como sepulturas, / y flores extrañas sobre los estantes / abriéndosenos bajo auras más puras. 
    Usando a porfía sus nuevos ardores, / nuestros corazones serán gruesas velas / que reflejarán sus dobles fulgores / en nuestras dos almas, sus lunas gemelas. 
    Una tarde rosa y de azul austero, / intercambiaremos destello señero, / cual largo sollozo de adioses preñado; 
    y más tarde un Ángel, abriendo las puertas, / vendrá a avivar, fiel y alborozado, / empañados vidrios y las llamas muertas. 
 

    Madonna se inspiró sin duda alguna en este cuadro para una secuencia de su video Bedtime Story (1994).