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martes, 30 de enero de 2024

Renovarse o morir

    El cartel oficial de la Semana Santa sevillana 2024 incendia las redes; elaborado por el pintor Salustiano García, presenta un Cristo resucitado twink, término que en el argot gay de la lengua del Imperio se refiere a un joven que apenas ha superado la mayoría de edad, adolescente por lo tanto, atractivo, esbelto y carente de vello corporal.  El pintor ha utilizado a su hijo Horacio como modelo, y en la presentación del cartel ha dicho que presenta a un Cristo "joven y bello, como metáfora de pureza y porque, me remito a Platón, belleza y bondad son la misma cosa". 
 
 
     El cartel no deja indiferente a nadie. Desde los que lo consideran blasfemo y más propio de la celebración del día del orgullo gay que de la tradicional semana santa sevillana y recogen firmas para su retirada porque no representa lo que dice representar, hasta los que dicen que es una obra de arte digna del renacimiento y les gusta por esa misma transgresión que supone. Parece que lo que importa es opinar, da igual que sea a favor que en contra. Mientras nos entretengamos en discutir sobre la conveniencia o inconveniencia del cartel, no vamos a discutir el anuncio que yace por debajo: la santificación de la semana.
 
    A fin de cuentas, ya lo dice el refrán, renovarse o morir, paremia esta que señala la saludable necesidad de realizar cambios generalmente radicales en diversos aspectos de las apariencias de las cosas para que lo sustancial no muera precisamente. 
 
    Podemos relacionar la frase con aquel apotegma de Giovanni di Lampedusa: Es necesario que todo cambie si queremos que todo siga igual. 
 
    Y lo que viene a decir este cartel es que si queremos mantener la tradicional Semana Santa sevillana hay que presentarla de un modo radicalmente diferente, que atraiga a las nuevas generaciones por su imagen iconoclasta. Pero repárese en la contradicción que hay en los términos de esta expresión: imagen iconoclasta, imagen rompedora, etimológicamente, de imágenes: rompe la imagen tradicional proponiendo una radicalmente distinta, pero no deja de ser un collar para el mismo perro, una imagen nueva para la misma y vieja cosa.
 
    Resulta sin embargo que no hay imágenes nuevas, porque ya está todo inventado. E incluso hay imágenes viejas de san Sebastián y del propio Jesucristo más rompedoras que las que propone el artista sevillano de su Cristo resucitado, como estos cristos completamente desnudos de Miguel Ángel Buonarroti: el crucifijo del Santo Espíritu, 'in puris naturalibus'.
 
    o el Cristo della Minerva portador de la cruz, mármol originalmente desnudo pero que se exhibió tras el concilio de Trento con una taparrabos de bronce cubriendo sus partes pudendas: