171.- El puente de la Constitución.
Empezado el mes de diciembre, llamado december por los romanos
porque era para ellos el décimo mes del año, que comenzaba
consagrado al dios marcial de la guerra en las calendas de marzo, el gobierno tiende un puente entre dos conmemoraciones, una política, el día
6, aniversario de la Constitución, y otra religiosa, el día 8, la
concepción sin mácula de la Virgen María por obra y gracia del
Espíritu Santo. Se une así una festividad institucional a otra
religiosa en el afán que tienen los políticos por señalar y
santificar todos y cada uno de los días del calendario
confeccionando un nuevo santoral laico, valga la contradicción en
los términos. Y dicho puente enlaza con el fin de semana, que, como
descubrirán los varios millones de españolitos que se han ido de
puente, no va a suponer el fin de la semana, pese a su nombre, sino
que esta vieja institución bíblica volverá a comenzar el lunes como siempre.
Otro día 8 del calendario laico, el ocho de marzo, precisamente, se
celebra el Día de la Mujer. Antaño se añadía la ominosa coletilla
de “trabajadora”, dando a entender que el papel femenino no se
limitaba solo al de reproductora como el de María, sino también
a la prostitución del mercado laboral asalariado so pretexto de
igualación con los señores de la guerra, como si el trabajo, igual
que la semana, fuera una liberación y no una bíblica condena.

172.- Contra la propiedad intelectual:
La ley prohíbe la copia fotográfica de libros, que lleva
el horrible nombre de reprografía (un híbrido etimológico:
reproducción gráfica). La historia, sin embargo, de los grandes
textos fundamentales de la cultura humana es la historia de la copia
manuscrita de unos códices para transmisión y divulgación de sus
contenidos. Las variantes y hasta errores de los diversos copistas
son cuidadoso objeto de estudio por parte de la crítica textual
filológica. Si no hubiera existido la copia amanuense de los
manuscritos griegos y latinos en los monasterios medievales, no se
habrían transmitido los textos fundamentales tanto sagrados como profanos
de nuestra cultura. ¿Por qué la ley protege la propiedad privada
intelectual de una obra cultural y pone trabas a su libre
reproducción, considerándola un acto de piratería? Porque la copia
pone en peligro no la divulgación de la obra, que es lo que querría
todo artista bien nacido, sino su comercialización, es decir el
monopolio de la “editio princeps”. Las copias libres no reportan
beneficios económicos al editor, a la Sociedad General de Autores y
al autor, Dios padre, creador de todo lo visible y lo invisible, o,
en su defecto, a sus legítimos y ávidos herederos.

173.- ¿Libertarios? Resulta muy significativa la
facilidad con la que han acatado muchos periodistas españoles el
adjetivo 'libertario' que el señor Milei se aplica a sí mismo y a
su coalición política argentina La Libertad
Avanza. Ignoran que en castellano
“libertario”, como dice la docta academia, es un adjetivo que se
aplica en el ideario ácrata "a quien defiende la libertad
absoluta y, por lo tanto, la supresión de todo gobierno y de toda
ley”, y que por lo tanto es un sinónimo de “anarquista”. Creo
que la confusión entre lo que defiende el argentino y los
anarquistas nos viene, como tantas otras cosas, de los Estados Unidos
de América, donde se fundó en 1971 un Libertarian Party, que puede
retrotraerse al Boston tea party
de 1773, cuando los radicales de la colonia de Masachuses abordaron
barcos británicos que transportaban té y arrojaron el producto al
mar en el puerto de Boston en protesta contra las políticas de
impuestos del gobierno local, creando un movimiento que se opone a
los impuestos gubernamentales, pero que no cuestiona nunca la
realidad del dinero, por lo que el término "libertarian" en el
mundo anglosajón se ha convertido en sinónimo de ultraliberal en el
sentido económico, creándose también el término de
anarco-capitalismo, es decir, de un anarquismo que se revuelve contra
el Estado pero no contra el Capital. Antes de esa fecha, "libertarian"
era en inglés un defensor de la doctrina del libre albedrío.

174.- Conócete
a ti mismo: Friedrich Nietzsche en Más
allá del bien y del mal,
aforismo 80 de las Sentencias
e interludios decía
en la vieja traducción que tengo, la de Andrés Sánchez
Pascual, bastante fidedigna: Una cosa que queda explicada deja de interesarnos. -¿Qué
quería decir aquel dios que aconsejaba: “¡Conócete a ti mismo!”?
¿Acaso esto significaba “¡Deja de interesarte a ti mismo!
¡Vuélvete objetivo!”? -¿Y Sócrates? - ¿Y el “hombre
científico”? Efectivamente, cuando algo se explica ese algo
deja de interesarnos. La respuesta a una pregunta mata la pregunta y hace que la olvidemos. El conocedor no puede ser
objeto del conocimiento, porque ahí se confunden sujeto y objeto de
conocimiento. El reproche de Nietzsche viene a ser: no eres el ombligo del mundo, interésate por otras cosas, no por ti mismo.
175.-
Sistema sanitario vs. sistema educativo: La
función principal del sistema sanitario es la producción de
enfermos. Al igual que este, el sistema educativo a
través de la escuela y el instituto donde se imparten la educación
primaria y secundaria obligatorias respectivamente tiene la función
principal de producción de analfabetos. Si los alumnos no saben
leer, escribir y contar correctamente, ¿qué aprenden en la escuela?
Ya vimos durante la pandemia lo que aprendieron acosados por las
llamadas medidas y protocolos sanitarios -auténtico acoso escolar- consistentes
en incesantes pruebas PCR, tomas de temperatura antes de entrar al
aula, mascarillas obligatorias y geles hidroalcohólicos que obligaban a abrasarse
las manos... Por mucho que el bienintencionado Ministerio fomente ahora el
Día Nacional contra el Bullying Escolar, no puede evitar que la
educación impartida sea esencialmente bullying, adoctrinamiento,
intromisión. ¿No nos alejamos de la enseñanza y el aprendizaje
cuando tenemos como objetivo “apoyar a los niños en el desarrollo
de su vida relacional, afectiva y sexual, como misión de la
educación obligatoria". Cuando nos enteramos de que el analfabetismo
se está volviendo común en la escuela, entendemos que la cacareada
educación no consiste en aprender a leer, escribir y a contar, las cuatro reglas, que se decía antaño, sino en producir analfabetos graduados en educación primaria
y secundaria. ¿Esperamos que la inteligencia artificial, a falta del
desarrollo de la natural, compense la
carencia?