sábado, 20 de septiembre de 2025
Condenado a sostener el peso del mundo
viernes, 19 de septiembre de 2025
IA
En una ocasión le pedí a ChatGPT que compusiera un jaicu sobre un tema que, podía asegurarse de antemano, nadie o muy pocos habían tratado antes: la morcilla burgalesa. Y me ofreció este: Negra en la sartén, / Canta la grasa al fuego; / Llora el cuchillo. Una negra morcilla estaba friéndose en la sartén, y presentaba la imagen surreal de un cuchillo que lloraba acaso por la sangre derramada. Me dí cuenta enseguida de que no era un jaicu normativo porque prosódicamente no respondía en castellano al esquema clásico de pentasílabo, heptasílabo, pentasílabo, que es la coda de nuestra seguidilla: el primer verso negra en la sartén, dado su final oxítono, es decir, su última sílaba era tónica, debía contarse con una sílaba más de las que tiene en el cómputo castellano: ne-graen-la-sar-tén 5 + 1 = 6, tratándose ya de un hexasílabo y no pentasílabo.
Se lo hice saber y enseguida compuso otro jaicu sobre el mismo tema donde el primer verso era un tetrasílabo oxítono, había aprendido la lección, por lo que se convertía en un pentasílabo castellano, dado su final agudo: Sangre y arroz, / Crujen sueños de cerdo / Bajo la luna. Era, evidentemente, un contenido nuevo y respondía cabalmente al esquema del jaicu, que es una estrofa de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente, sin rima. Había desglosado lo que es una morcilla de Burgos: sangre de cerdo y arroz. Y había incluido una imagen poética típica “bajo la luna”. Cualquier poeta moderno podría haberlo compuesto.
Le pedí enseguida que generara un jaicu en inglés sobre el tema que quisiera, y, dicho y hecho, compuso el siguiente: Silent falling snow, / A world transformed in soft white, / Winter's gentle peace, cuyo esquema rítmico sería: + - + - + / - + - + - + - / + - + - + (donde el signo '+' indica sílaba tónica y '-' sílaba átona). Si contamos las sílabas, son, efectivamente: 5, 7 y 5, como el bordón de la seguidilla, pero, habida cuenta de los finales oxítonos, se convierten en el cómputo métrico castellano en 6, 8, 6, que podría traducirse rítmicamente, por ejemplo, así: En silencio nieva, / creando un suave mundo blanco, / dulce paz de invierno.
La composición de estos jaicus se basa, lógicamente, en una definición muy controvertida del jaicu, que es, digámoslo brevemente, la que trae la güiquipedia, que no atiende para nada a la verdadera estructura rítmica de la estrofa japonesa, que coincide más con el ejemplo inglés que con los castellanos. El resto es arte combinatoria.
jueves, 18 de septiembre de 2025
Teletipos de actualidad
miércoles, 17 de septiembre de 2025
A contrapelo, contra el Estado (y II)

martes, 16 de septiembre de 2025
A contrapelo, contra el Estado (I)
Leo con interés la reseña que hace la historiadora Laura Vicente del libro del politólogo y antropólogo James C. Scott “El arte de no ser gobernados”, publicado originalmente en inglés en 2009, que desarrollaba la tesis de que durante cientos de años en las tierras altas del sudeste asiático, millones de personas vivieron sin ser gobernadas por un Estado. Huyeron de las zonas bajas en las que el Estado recaudaba impuestos, sometía a la población a trabajo esclavizado y los alistaba en el ejército hacia las zonas montañosas. Adaptaron su economía a esa condición (agricultura itinerante y de rozas) por decisión propia y no por retraso o falta de civilización. Nos han convencido, y no es verdad, de que el Estado es desarrollo y civilización y vivir sin Estado, igualitaria- y libremente, sería todo lo contrario.
La reseña me ha llevado a descubrir a este autor, James C. Scott, y a leer con mucho interés su último libro publicado entre nosotros en 2022: Contra el Estado. Una historia de las civilizaciones del Próximo Oriente antiguo, en el que lamenta que tanto los restos arqueológicos como los primeros documentos escritos en jeroglíficos o escrituras cuneiformes son documentos estatales: impuestos, unidades de trabajo, censos tributarios, genealogías reales, mitos fundacionales, leyes. No hay testimonios que se contrapongan, y los esfuerzos por leer esos textos a contrapelo o contracorriente ('against the grain', en inglés, que es por cierto el título original del libro que aquí se ha traducido 'Contra el Estado') resultan, a la vez, heroicos y excepcionalmente difíciles.
Recojo algunas de sus observaciones: Cabe suponer que un buen número de pueblos nómadas poseían sistemas de escritura (a menudo tomados prestados de pueblos sedentarios). El problema radicaría en que escribirían normalmente en materiales perecederos (corteza, hojas de bambú, cañas) y con fines no estatales o administrativos como memorizar hechizos y poesías de amor, por lo que no se han conservado. Las pesadas tablillas de arcilla de la llanura aluvial meridional de Mesopotamia son, claramente, la tecnología de escritura de un pueblo sedentario y estatalizado, y es por ello por lo que, en gran parte, ha sobrevivido.
Por lo general, cuanto más grandes son los archivos estatales que se conservan, más páginas se dedican a ese mismo reino histórico y a su autorretrato. Y, sin embargo, esos primeros Estados que aparecieron en los limos aluviales o arrastrados por el viento en la Mesopotamia meridional, Egipto y el río Amarillo eran minúsculos tanto demográfica como geográficamente. No eran más que un borrón en el mapa del mundo antiguo y no mucho más que un error de redondeo en una población mundial total estimada en unos veinticinco millones en el año 2000 a.e.c. [antes de la era común] Se trataba de pequeños nodos de poder rodeados por un vasto paisaje habitado por pueblos no estatales -también conocidos como bárbaros-.
“Al focalizar nuestra atención en los lugares excepcionales en los que aparecieron los primeros Estados, nos arriesgamos a olvidar el hecho clave de que, en la mayor parte del mundo, hasta hace bien poco, no había Estado alguno” (pág. 30 de la traducción española).
lunes, 15 de septiembre de 2025
La Medicina puede ser perjudicial para su salud

domingo, 14 de septiembre de 2025
Micropoemas (II)

sábado, 13 de septiembre de 2025
Pareceres LXXXIV
411.- Rebeldía conformista. La mayoría de los intelectuales contemporáneos denuncian la sociedad actual sin dejar de ser pese a ello sus habitantes más acomodados, críticos de salón y de suplemento cultural semanal del periódico de noticias: filósofos, politólogos y críticos literarios que demuelen el capitalismo desde la comodidad de sus cátedras universitarias, directores de cine, figuras de la farándula y artistas en general que condenan el consumismo feroz mientras promocionan sus obras en el mercado de la cultura y el arte contemporáneos. Esto es tan así que podría afirmarse sin mayor escándalo que hoy día la crítica radical del sistema es una de las formas más refinadas del conformismo intelectual y de adhesión al propio sistema criticado. Denunciar el tinglado se ha convertido en válvula de escape y parte no poco importante del propio sistema. La rebeldía del anticonformismo ha cristalizado en meras fórmulas estéticas, en marcas personales como puede ser la de Banksy, que sin embargo da casi siempre en el clavo con su crítica acerada. El intelectual contestatario es una figura del mercado tanto como el hombre de negocios, porque la sociedad actual ha desarrollado una extraordinaria capacidad de asimilación y neutralización de sus propias contradicciones, transformándolas en mercachiflería cultural. Como un organismo que ha generado sus propios anticuerpos, la modernez no solo ha aprendido a convivir con sus críticos más radicales, sino que, además, se alimenta de ellos.

412.- Vivir deprisa. - ¡Cuánta sabiduría de la buena destila el consejo de vivir sin prisa! ¡Cuánta verdad rezuma! Hay que saber gozar las cosas repartiéndolas. A muchos, razona Gracián, les sobra la vida y se les acaba la felicidad enseguida. Malogran los contentos, que no los gozan, y querrían después volver atrás, cuando se hallan tan adelante. Postillones del vivir, que a más del común correr del tiempo, añaden ellos su atropellamiento atolondrado. Querrían devorar en un día lo que apenas podrán digerir en toda la vida. Viven adelantados en las felicidades, se comen los años por venir y, como van con tanta prisa, cagaprisas que son, acaban pronto con todo. Son más los días que las dichas, hay que repartir estas de manera que en todo momento tengamos alguna. Por eso hay que obrar, en el gozar, con mucho de espacio, despacito, sin prisa, para que nos duren los contentos, para que no se nos acaben tan pronto los amores. No hagamos caso de los cantos de sirenas que nos invitan a vivir de prisa y a dejar un cadáver bonito tirado en la cuneta de una carretera.
413.- Adiós a las cartas. Dinamarca dirá adiós a las cartas escritas en papel, a los sobres y a los sellos a partir del 31 de diciembre del año del Señor de 2025. El servicio postal de Correos danés, después de cuatro siglos de funcionamiento, dejará de repartir cartas. A partir del año que viene solo entregará paquetes postales, convirtiéndose en un servicio de paquetería como tantos otros de sobra conocidos. Desaparecerán también los míticos buzones rojos, símbolo del correo tradicional. El cartero de mi pueblo, aquí entre nosotros, no pasa todos los días, sino una vez cada dos semanas, y lo que trae no son cartas precisamente, sino impresos de publicidad comercial, alguna multa de tráfico y propaganda electoral. Han desaparecido las cartas que la gente leía, las de los familiares y amigos, las del novio y la novia, las del hijo que estudia y trabaja en el extranjero, todo un género literario epistolar escrito de puño y letra, cartas a menudo con faltas de ortografía, pero llenas de sentimiento y autenticidad. El correo electrónico ha acabado con las cartas tradicionales y las tarjetas postales: ahora te mandan un guasap y un selfi con un monumento detrás que te espeta: aquí estoy yo. Dicen que es ecológico que desaparezca el papel, para que no se talen tantos árboles. A fin de cuentas todos tenemos ya un buzón electrónico muy 'ecológico' encima: el móvil que nos inmoviliza.
414.- Hechos los deberes. Desde que tenemos, por primera vez en nuestra reciente historia, un gobierno de coalición progresista, el más progresista desde que hay registros, resulta que España ha triplicado el gasto militar según la OTAN, que se felicita de que nuestro país haya alcanzado ya en defensa -es un eufemismo, en realidad en preparación para la guerra- el 2% de su Producto Interior Bruto, que era el objetivo que la Alianza Atlántica había fijado que alcanzaran durante el presente año todos sus miembros. Desde el año 2018 en que el Partido ¿Socialista? ¿Obrero? Español gobierna en las Españas se ha triplicado el dinero destinado al ejército. El grueso de este gasto se ha concentrado en este año y el pasado, un proceso que comenzó a acelerarse tras la invasión rusa de Ucrania, una guerra que todavía perdura. Desde el gobierno se ha dicho que no van a superar ese 2% del PIB, pero la noticia es que ya se ha pasado del 0.92 % anterior al 2% actual, que es una barbaridad, cuando no hay monises para los afectados por las inundaciones y los incendios producidos por el cambio climático, el volcán de La Palma, donde siguen viviendo en barracones, los enfermos de ELA y un larguísimo etcétera. La Alianza se muestra satisfecha de que España haya hecho sus deberes. El Gobierno, por su parte, ha recibido la noticia con alborozo por el esfuerzo importantísimo que “demuestra una vez más que estamos comprometidos con la paz, con nuestros socios europeos y con la Alianza Atlántica”, según nuestra Ministra de la Guerra, satisfecha de que España aporte efectivos -hombres y mujeres, antes se decía 'carne de cañón',- a las misiones de paz de la OTAN y cumpla con sus compromisos adquiridos.
415. - Pensar no es tener ideas. Pensar es no tener ideas. O mejor dicho: pensar es liberarse de las ideas que uno tiene, es decir, de las ideas recibidas y asimiladas que lo tienen a uno, porque nosotros no las tenemos a ellas, son ellas, inculcadas, las que nos poseen a nosotros. Pensar es desembarazarse de ideas. De ahí la importancia vital de aprender a pensar, a liberarse de las ideas, a desaprender, cosa que no es fácil porque el arte de la incrustación utiliza muchos procedimientos: la reiteración constante de mensajes falsos o semiverdaderos hasta que, a fuerza de tanta repetición, parezcan verdades dogmáticas como puños que nadie osa cuestionar; el cambiazo habitual sel significado de las palabras, haciendo que lleguen incluso a significar lo contrario: a una guerra se la denomina pacificación y a los ejércitos tropas de paz, por ejemplo. Es fundamental para ello crear enemigos invisibles como un virus, una emergencia climática, una amenaza de invasión militar... Estos enemigos, bien establecidos en el inconsciente colectivo, sirven para declararles la guerra y justificar la ejecución de medidas draconianas. Se inculcan ideas recurriendo a lo emocional y evitando lo racional para lo que se utilizan imágenes impactantes -a veces, cada vez más, manipuladas- y se corean expresiones igualmente impactantes que se convierten en consignas que acentúan el miedo o el sentimiento de culpabilidad: salva el planeta, quédate en casa, no salgas, no des la mano, di hola... Ocultan y censuran si es preciso la contrainformación que pueda poner en duda su agenda, inundando al mismo tiempo el espacio público de ruido mediático para que no tengamos ocasión de reflexionar. No quieren que pensemos y nos desembaracemos de las ideas inculcadas, porque lo que pretenden es que obedezcamos.