Manda el que tiene dinero y es buen pagador (si paga, pacifica; en el sentido etimológico del término), porque aceptamos que dependa del vil metal sobrevivir.
El empresario dijo a sus subordinados declarados en huelga que, si no aceptaban el convenio colectivo propuesto, cerraba y llevaba a otra parte el chiringuito.
Un filósofo declara que hacerse selfis es narcisismo, y que Narciso, de existir la reencarnación, querría reencarnarse en sí mismo y no en otra cosa ni persona.
El presidente de los Estados Unidos denomina al emblemático Pentágono “Departamento de Guerra”, llamando a las cosas, al pan pan y al vino vino, por su nombre.
Se acaban para la inmensa mayoría las vacaciones pagadas, ese invento del gobierno imprescindible para que los trabajadores rindan más y mejor en su trabajo.
"¡Qué asco de veraneantes!", exclamó la turista desde la isla elegida como destino vacacional; y “¡qué asco de turistas!” exclamaron, por su parte, los primeros.
Al cambio climático lo llaman 'emergencia' y dicen que mata, como también mataba la crisis o emergencia sanitaria organizada por un inofensivo virus asesino.
Dice el gobierno que España es la vanguardia de la industria verde, adjetivo con el que quieren decir ecológica y natural, como si no fuera un contrasentido.
La tecnología, igual que el gobierno, crea problemas que solo puede resolver ella misma: el primero: cómo vivir sin ella: a saber, como siempre, sin tecnología.
El cambio climático, cacarean nuestras autoridades, es una evidencia científica ascendida a artículo de fe sin ningún género de duda, que no admite discusión.
La rimbombante denominación de Ministerio para la
Transición Ecológica oculta lo que hay por debajo del nombre: la transacción económica, su esencia verdadera.
Si
tenemos al zorro astuto dentro del corral, la amenaza del lobo
oportunista y nocturno devorador de gallinas debería ser la menor de
nuestras preocupaciones.


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