domingo, 7 de septiembre de 2025

Videovigilancia chinesca

    China es la envidia de todos los Estados, el Estado perfecto que todo lo ve: posee la mayor red de videovigilancia del mundo y la más sofisticada. Caminas por una calle en una ciudad china y una, dos, tres cámaras de vigilancia en apenas unos pasos ya te han retratado e inmortalizado. Minutos después la policía podrá saber prácticamente todo de ti. 
 
    Actualmente hay setecientos millones de cámaras de circuito cerrado desplegadas por todo el Imperio Celestial para vigilar a sus mil cuatrocientos millones de habitantes, a razón de una cámara para cada dos chinos. Muchas de esas cámaras están equipadas con inteligencia artificial. Algunas pueden reconocer rostros, otras pueden descifrar la edad, la etnia y el sexo de las personas. Pueden reconocer a una persona hasta por su forma de andar. Equipadas como están en su mayoría con reconocimiento facial pueden identificar a cualquier súbdito, incluso si lleva mascarilla. Eso implica que las autoridades pueden emparejar la imagen que toman de un transeúnte con la foto del documento de identidad y acceder a toda su información, así como a rastrear sus movimientos. 
 
 
 Cámaras chinas vigilantes
 
    Cuando el sistema reconoce un rostro marcado como sospechoso, se envía una alerta a una sala de control e, inmediatamente después, a la policía del Imperio. Según las autoridades chinas, este impresionante sistema de videovigilancia sirve no solo para perseguir el crimen que se ha cometido, sino también para predecirlo y evitarlo. Las autoridades, para tranquilizar a la población ante el inusitado despliegue de cámaras videovigilantes, dicen que los ciudadanos que no tienen nada que esconder o que no han hecho nada malo, "no tienen nada de qué preocuparse". Solo se usa la ingente información disponible cuando es necesaria, permaneciendo siempre en la enorme base de datos, pero lo cierto es que las cámaras son ojos invisibles que siempre te siguen, violando tu intimidad, sin importar lo que hagas.
 
    El sistema masivo de recopilación de datos de la policía china es una flagrante violación de la privacidad que apunta a seguir y predecir las actividades de los disidentes. Lo que es una realidad es que la red de videovigilancia crece como la mala hierba en China. Estas cámaras no sirven solo como vigilancia post-crimen, sino que todas están conectadas a un mismo sistema, llamado Skynet, sí, como en la película de ficción científica Terminator (1984) hecha realidad, cuyo objetivo es tener una vigilancia total en tiempo real. El Gobierno del Imperio Celeste utiliza Skynet para registrar todas las interacciones de sus súbditos otorgando a cada uno un carné con puntuación por su buen comportamiento, que será determinante a la hora de acceder a determinadas prestaciones.
 
Reconocimiento facial, viñeta de Riki Blanco (2025)
 
    La inteligencia artificial policial analiza la conducta de las personas: si alguien se queda mucho tiempo parado en la calle, si entra en una zona sensible, si se cruza con alguien vigilado se genera enseguida una alerta automática. En China uno se sabe y se siente  constantemente controlado, aunque, por otra parte, se ve mucha menos policía callejera que en otros países, pero no nos engañemos: la policía no son solo los agentes uniformados de carne y hueso, sino este sistema orgüeliano que está concentrado en una centralita que todo lo controla, o eso pretende por lo menos. 
 
    Lo que sucede en China parece una premonición de lo que puede llegar a Europa si no está llegando o ha llegado ya y todavía no nos hemos enterado. Esta vigilancia indiscriminada les parece a algunos impensable en el viejo continente donde tenemos, dicen los más ingenuos, una carta de derechos fundamentales y una legislación que ampara mucho al individuo y protege lass supuestas libertades personales. Londres, entre nosotros, por ejemplo, es la capital de la videovigilancia masiva. Es la pesadilla orgüeliana del Gran Hermano, el Estado es el ojo panóptico de Dios. 
Escaneo facial con número asociado.  

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