lunes, 3 de noviembre de 2025
Más ojos sin párpados
domingo, 7 de septiembre de 2025
Videovigilancia chinesca

viernes, 21 de febrero de 2025
El agua de Portland (Oregón)
Todo ocurrió cuando las cámaras de seguridad, malditos sean los ojos panópticos y ciegos a través de los que nos controla el Gran Hermano, o sea, Dios o el Estado, que viene a ser lo mismo. Esos ojos ciegos que todo lo quieren ver captaron el momento en el que un niño, al que le apretaban las ganas de mear y creía que nadie lo veía, se sacaba el pitilín y se ponía a orinar tan rica- y descuidadamente, como el Manneken Piss* u hombrecito meón bruselense, sobre una de las represas de agua destinada al consumo humano que hay en la ciudad de Portland (Oregón, Estados Unidos de América).
Las imágenes, filtradas ipsofacto a la opinión pública, ese engendro del Poder que son las masas manipuladas por los medios de (in)comunicación, esto es, mediatizadas y desprovistas así del sentido común de la razón, causaron un sentimiento general de “repulsa” al pensar que esa agua acabaría directamente en los grifos de sus casas y, al menor descuido, en sus estómagos. De poco sirvió que las autoridades sanitarias afirmaran por activa y por pasiva que una cantidad tan insignificante de ácido úrico diluida en una cantidad tan ingente de líquido elemento compuesto de dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno, no entrañaba riesgo ni peligro alguno para la salud.
El rechazo de la opinión pública fue tal que las autoridades decidieron finalmente vaciar esa presa: estamos hablando de treinta millones de litros de agua potable, que se dice pronto y no es moco de pavo, cuando en el mundo tantos y tantos millares de personas no tienen agua corriente en sus casas. Esta medida, totalmente exagerada, como algunos vecinos, a la sazón muy pocos, han reconocido, no tiene en cuenta que son muchos los animales que hacen sus necesidades en esa presa, tanto aguas menores como mayores, o que incluso mueren en ellas, por no hablar de todos los que antes y después han hecho lo mismo que ese niño, ponerse a orinar de pie o bien agachándose, con la diferencia de que no han sido captados por el Ojo de Dios que casi todo lo ve, la cámara de videovigilancia. ¡Necios!
Ellos se han perdido la ricura del sabor del agua de Portland (Oregón), que ya incolora, inodora e insípida no sabe a nada. Si la hubieran probado, habrían comprobado que sabía un poco a zarzaparrilla, y era porque un niño, bendito de Dios, había derramado el largo chorro de la lluvia de oro de su meada en ella.
*El Manneken Pis es una estatuilla de bronce de Jérôme
Duquesnoy el Viejo (1570-1641) de poco más de medio metro
de estatura emplazada en el centro histórico de Bruselas a comienzos del
siglo XVII que representa a un niño pequeño desnudo orinando dentro del
cuenco de la fuente, que se ha convertido en uno de los símbolos
emblemáticos de esa ciudad, que, según la inevitable Güiquipedia
simboliza "el espíritu independiente de sus habitantes".
viernes, 24 de enero de 2025
"Intelijencia, dame"
La palabra 'inteligencia' proviene del latín intelligentia, derivado del verbo intellegere —término compuesto de inter («entre») y legere («coger, escoger, y de ahí 'leer'»)— que significa comprender o percibir, distinguir entre una cosa y otra. Y lo primero que tenemos que distinguir es la diferencia que hay entre las palabras y las cosas, una diferencia que es al mismo tiempo identidad, que reside en su contraposición, y no hay diferencia entre las cosas y las palabras que no implique la identidad de ambas: las palabras se convierten en cosas cuando se habla de ellas metalingüísticamente, y las cosas no son nada sin las palabras que las crean.

martes, 10 de septiembre de 2024
La lección de un profesor
sábado, 11 de mayo de 2024
El ojo de Dios
martes, 20 de octubre de 2020
Homenaje de Cataluña a Órgüel
Si Jorge Órgüel escribió "Homage to Catalonia", Cataluña le rinde ahora
un homenaje póstumo al autor de "1984" dedicándole una plaza en la
ciudad de Barcelona: la Plaça de George Orwell, en pleno Barrio Gótico,
distrito de Ciutat Vella.
La fotografía adjunta, tomada de la Red, muestra cómo el vaticinio de Órgüel, que nunca pretendió ser un profeta, se ha cumplido sin embargo. Al lado del letrero de la plaza, qué paradoja, tenemos un panel del Ajuntament de Barcelona que nos advierte en catalán, pero se entiende en castellano, de que nos hallamos en una zona videovigilada en un radio de 500 metros.
¿Quién nos vigila? Sin duda ninguna, el Big Brother o Gran Hermano, que es, para los que no lo sepan, algo más que el nombre de un infame concurso televisivo: es el Gran Dictador (y no estamos hablando sólo de los personajes históricos como Stalin, Hitler, Mussolini o Franco, que son agua pasada), sino de los regímenes democráticos y totalitarios que padecemos en la actualidad, Gran Dictador que pretende controlar todos y cada uno de nuestros pasos "por nuestra propia seguridad y nuestro propio bien".
Órgüel, que no era un profeta, como decíamos, lo clavó sin embargo en su novela 1984, escrita treinta y cinco años atrás, describió la sociedad totalitaria del control audiovisual del futuro que ya está aquí instalado entre nosotros desde hace mucho tiempo. Cumplido ese plazo con creces, pues hemos entrado ya en el siglo XXI, podemos comprobar en el cartel instalado en la plaça que le dedica el Ajuntament de Barcelona que la videovigilancia es un fenómeno global no sólo desde el sector privado sino desde el público, como demuestra la fotografía. Y no se puede decir que haya aumentado objetivamente nuestra seguridad, ni siquiera nuestra sensación subjetiva de seguridad, sino sólo nuestro control por parte del Estado y el Capital, tanto monta... ¡Si Órgüel levantara la cabeza...!

















