Mostrando entradas con la etiqueta Barcelona. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Barcelona. Mostrar todas las entradas

lunes, 3 de noviembre de 2025

Más ojos sin párpados

    El alcalde de la Ciudad Condal, como se denominó a Barcelona cuando se convirtió en el siglo IX en la capital del condado de Barcelona, un territorio de la Marca Hispánica del Imperio Carolingio, anunció que el consistorio tiene un plan para proveerse de un millar de cámaras más de “seguridad ciudadana”: la mitad se colocarán, Dios mediante -es decir, habiendo dinero que no falte de por medio-, en este mandato y la otra mitad en el siguiente, dado que después de un mandato viene inevitablemente otro.
 
    Barcelona triplicará, pues, las cámaras de videovigilancia instaladas en sus calles de aquí a 2027 extendiéndolas a todos sus distritos. Hasta ahora, el consistorio cuenta con 160 cámaras “para seguridad ciudadana”, por lo que quiere dotarse de 500 dispositivos operativos más. La finalidad -excusatio non petita, accusatio manifesta- no es el control por el control ni la vigilancia de la intimidad ciudadana, sino la prevención de la delincuencia, sostienen los promotores, llamados 'gerente de seguridad y prevención'. Las cámaras según ellos disuaden de la comisión de delitos y, a la vez, cuando se comete uno y queda registrado por el ojo sin párpado infalible del Gran Hermano, la grabación constituye una prueba fehaciente para las fuerzas policiales y para el consiguiente proceso judicial. 
 
    La instalación de los dispositivos no va a hacer que la Guardia Urbana deje de patrullar las calles, no hay que temer por eso, ya que las cámaras no sustituyen la presencia policial en las calles, sino que la complementan, por lo que los barceloneses (y las barcelonesas que diría el partidario del lenguaje inclusivo y excluyente) podrán salir a la calle sin preocupación y podrán dormir a pierna suelta con entera tranquilidad.
 
    El ayuntamiento explica que ha valorado para su emplazamiento los lugares donde se perpetran más delitos -en especial, hurtos y robos con fuerza e intimidación, que son las dos modalidades más frecuentes-, aprovechando aglomeraciones producidas por concentraciones, manifestaciones y fiestas populares.
 
    Se prevé su instalación en lugares hasta ahora carentes de estos artilugios, y acabarán abarcando todos los distritos, incluidos los seis que ahora no cuentan con los aparatos de videocontrol. La aspiración totalitaria es llegar a ver en tiempo real todo lo que sucede en las calles y los barrios de la gran ciudad.
 
    La primera cámara de seguridad se colocó, como decíamos en Homenaje de Cataluña a Órgüel en Barcelona en 2001 significativamente en la plaza George Orwell, en el barrio Gótico.
 

 
    Los equipos no dispondrán todavía, al parecer, de reconocimiento facial ni utilizarán sistemas de identificación a través de Inteligencia Artificial. La videovigilancia está supeditada, nos dicen los responsables para que conciliemos el sueño con tranquilidad, a los requisitos y los límites de leyes autonómicas, estatales y europeas que garantizan que los sistemas de seguridad no colisionan con los derechos fundamentales a la intimidad y la protección de la propia imagen personal, por lo que la Guardia Urbana está obligada a borrar las grabaciones cada tres meses. Por ahora, las imágenes son revisadas por agentes desde la sala de coordinación de los servicios centrales de la Guardia Urbana y la comisaría de la unidad territorial. 
 
    ¿Hay que resignarse o hay que protestar, como decíamos en El Ojo de Dios, por la excesiva vigilancia a la que estamos siendo sometidos por el Gran Hermano (el Gobierno del Estado orgüeliano en que se ha convertido el universo mundo) y los Pequeños Hermanos del sector privado (las empresas en nuestro puesto de trabajo, que no se quedan mancas, por no hablar de los centros de adoctrinamiento) por nuestra propia seguridad, según dicen, y nuestro propio bien y bienestar?