sábado, 20 de enero de 2024
¿Es verdad la realidad?
viernes, 19 de enero de 2024
Crónicas pospandémicas (II)
Capitalismo, comunismo, socialismo, democracia, socialdemocracia, neoliberalismo, globalismo, dictadura, monarquía, república… son palabras que van diluyendo progresivamente su significado, pero que nunca van a ser abandonadas por el sistema, útiles que son todavía para ocultar el dominio sobre la gente y el hecho de que por debajo de ellas no hay nada sustancial que las haga diferentes.
Lo que el llamado globalismo nos trae es una colección nominal e histórica de Estados-nación, con sistemas de gobierno superficialmente diferentes, todos construidos sobre los mismos parámetros subyacentes y todos respondiendo al mismo patrón de una autoridad superior y supranacional no elegida ni declarada. Si esto nos resulta de algún modo familiar y no extraño es porque ya lo estamos padeciendo.
Ni siquiera hace falta que se apruebe el tratado de pandemias que quiere imponer la Organización Mundial de la Salud (en realidad Organización de la Mala Salud) porque en la práctica ya ha probado su vigencia desde que se declaró la pandemia universal del virus coronado el 30 de enero de 2020 hasta el fin de la emergencia (pero no del virus coronado) el 5 de mayo del 2023.
¿Qué pruebas tenemos de la existencia del así llamado Estado Profundo, que es el eje en torno al que gira el globalismo? Tenemos, por ejemplo, el hecho de que la mayoría de las naciones están introduciendo una nueva moneda digital emitida por su banco central habida cuenta de que el dinero totalmente digital permite un control absoluto de cada transacción. No existe una diferencia práctica entre 195 monedas digitales diferentes que son intercambiables y que revelan la existencia de una única moneda global que podíamos decir que es el Dinero que abandona la liquidez de su estado sólido y efectivo para convertirse en una entelequia numérica y crediticia (por no hablar de la desaparición efectiva que hemos padecido en la Unión Europea de las viejas monedas nacionales: el franco, la peseta, el marco alemán, la lira italiana..., en provecho del euro).

Podemos decir, en resumidas cuentas, que los viejos estados nacionales han perdido efectivamente el control de su moneda, pero el capital, que no conoce fronteras, sin embargo, no ha perdido el control de ningún estado nacional.
Pero ¿qué pasa con la política?¿Cómo se las arregla ese Estado Profundo para camuflar su existencia? ¿Cómo transmite ese gobierno global políticas y leyes? Dando un enfoque pedagógico a través de la educación y adoctrinamiento de los sistemas educativos y medios de formación de la opinión pública a fin de que los propios ciudadanos deseen esas políticas y leyes sin necesidad de coerción. Si alguien, haciendo uso de su libertad de expresión, se atreve a denunciar el globalismo es tachado enseguida como fuente de desinformación (disinformation) o de mala información (misinformation), y pronto será censurado efectivamente dado que, como han declarado en Davos justificando así la censura, la mayor amenaza mundial consiste en que alguien no informe de lo que tiene que informar, es decir, de lo que está sutilmente mandado.
Hay una línea que divide a los buenos y malos ciudadanos. Probos son los afirmacionistas, ímprobos los negacionistas (del virus, del cambio climático, de la descarbonización...), calificados además tanto por la derecha política -vamos a decir con más precisión 'por los neoliberales'- como por la izquierda -llamémoslos 'socialdemócratas'- de 'radicales de extrema derecha' o 'neonazis'.
En realidad ya no hay ni derecha ni izquierda desde hace tiempo entre los partidos parlamentarios de gobierno, pero todos ellos esgrimen el fantasma de la extrema derecha.
La estrategia del Estado Profundo es plantear un problema a escala mundial, como es en la actualidad el cambio climático presentándolo como crisis sanitaria que nos afecta personalmente porque puede derivar en crisis política y económica. La solución de este problema general no puede ser particular. Si es un problema global, la solución no puede ser local, tiene que ser a escala planetaria. De nada nos sirve purificar nuestro aire de emisiones de dióxido de carbono, es un decir, si los vecinos no lo hacen también, porque el aire que respiramos no tiene fronteras...
jueves, 18 de enero de 2024
Alocución de Damon Imani
No sé si alguien habrá pensado en medir la huella de carbono de los plutócratas hipócritas del Foro Económico Mundial de Davos, que van de ecologistas y acuden en sus jets privados desde todos los rincones del planeta, que toman lujosas limusinas para ir desde el aeropuerto a la localidad suiza y que tienen calefacción y suelos radiantes hasta en los balcones desde los que se asoman a la nieve, a parte de todo el equipo de seguridad motorizado. Algunos llevan hasta sus propios mayordomos, y se preocupan por la desigualdad económica existente en el mundo, que dicen querer remediar, responsables como son ellos y el sistema que defienden, que es el capitalismo neoliberal y socialdemócrata de dicha desigualdad.
miércoles, 17 de enero de 2024
Crónicas pospandémicas (I)
Si algo hemos aprendido durante la pandemia (2020-2023), poca cosa que no supiéramos o intuyéramos ya desde mucho antes a decir verdad, es que ha servido para evidenciar la existencia efectiva de un gobierno mundial en la sombra que controla a todos y cada uno de los gobiernos y habitantes del planeta un poco más y mejor de lo que estábamos sin que nos demos cuenta demasiado. Lo grave no fue la epidemia en sí, sino las consecuencias que se derivaron de ella.
Ya dijeron algunos que no había mal que para bien no viniera y que la crisis sanitaria, dentro de lo mala que era, no dejaba de ser una oportunidad pintiparada para resetear el sistema. Atención al anglicismo que pone en relación, por algo será, el virus informativo, es decir, la información que se viraliza, nunca mejor dicho, dando carta de naturaleza a la existencia de un peligroso patógeno, y el virus informático.
El éxito de la empresa radica, precisamente, en que es tan evidente que no se ve, y si alguien lo ve se dice que está viendo visiones, y si lo denuncia es porque es un hater -ojo a este otro anglicismo, que es lo contrario de lover. Téngase en cuenta, además, el hecho de que el odio está tipificado como delito, y el amor es una medalla condecorativa que se ponen en el pecho como broche de oro los filántropos.
Quieren establecer una gobernanza planetaria -gobierno es término ya obsoleto y pasado de moda-, pero para ello no pretenden abolir las nacionalidades ni sus respectivos gobiernos y sistemas democráticos ni las diversas lenguas nacionales, aunque la lengua del Imperio, el inglés, sea la lengua franca impuesta en todas las instituciones, incluida la Unión Europea, después incluso de la salida del Reino Unido de la Gran Bretaña, donde solo queda como anglófona la república de Irlanda. El inglés es la segunda lengua y por lo tanto la única internacional de todos los demás estados.
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La leyenda de los siglos, René Magritte (1950) |
Nunca van a salir Bill Gates o Klaus Schwab, no son tan bobalicones, a decirnos en versión original subtitulada por la tele que ya no existen los estados nacionales ni sus lenguas oficiales y cooficiales. Nada más lejos de sus intenciones. Sería una torpeza imperdonable por su parte y además algo contraproducente. El nacionalismo sigue siendo muy útil para crear y manipular la opinión pública, que en realidad, contra lo que dice su nombre siempre es una opinión privada, nunca del pueblo o del común.
Nunca se nos dirá que estamos unidos bajo un nuevo modelo, que es el Nuevo Orden Mundial; en cambio, la ilusión de regionalidad y variación superficial camuflará una falta de opciones reales en todo el panorama político.
Ursula von der Leyen decía en inglés ayer mismo en el Foro Económico Mundial de Davos, a donde vuelan mil quinientos (1500) aviones privados para decirnos que nos estamos cargando el planeta con nuestros humos, donde se reúnen los prohombres y las promujeres de las élites, que su principal preocupación no es el conflicto ni el clima -conflict or climate- sino la desinformación -disinformation and misinformation-, dicho en inglés con dos palabras para atropellar la información alternativa, la denuncia de la manipulación informativa a la que nos someten para que no veamos sus turbias intenciones. ¡Cómo evitaba ella finamente la palabra 'guerra' -war en la lengua del Imperio que utiliza- que sugiere "sangre, sudor y lágrimas" y que patrocinan y subvencionan ella, el Tío Sam y sus aliados en Ucrania y Palestina, mencionando el "conflicto" -conflict, una palabra culta y latina y para la mayoría de la gente incomprensible, pero que suena mucho mejor y más pacífico- y equiparando sutilmente los cambios atmosféricos con los 'cambios geopolíticos' y las operaciones militares!
Los muchos y
plurales estados superficiales -hay 195 países en el mundo según la
ONU- no ocultan la existencia de un único estado profundo, sino que
son sus diversos avatares, sus manifestaciones peculiares, como si fueran revestimientos o collares
del mismo monstruo, Leviatán.
martes, 16 de enero de 2024
Contra los Estados Unidos de América
Una bestia ciega y sorda, en expresión del historiador francés Christophe Lemardelé, intenta mantener con todas sus fuerzas una hegemonía sobre el mundo que ve peligrar: los Estados Unidos de América.
El Imperio del Tío Sam, gobernado a la sazón por un decrépito y senil presidente demócrata al que todo el mundo occidental saludó como la mejor alternativa al impresentable presidente republicano anterior, no menos senil y decrépito, impuso durante la crisis del virus coronado su dictadura sanitaria a las democracias occidentales impulsando una vacunación aventurera y precipitada, y la censura a los científicos disidentes.
No contento con eso, ha hecho, además, de la guerra de Ucrania una guerra indirecta internacional contra Rusia, avivando los peores fantasmas de la Guerra Fría, arrastrando a la Unión Europea a sancionar a Rusia y a defender a toda costa a Ucrania, destinando a tal fin dineros, soldados y armas, convirtiendo a Putin en el malvado enemigo de Occidente y a Zelensky en un héroe y beato, cuando las cosas no son tan sencillas como quieren hacernos ver.
Y ha convertido finalmente la masacre perpetrada por el ejército israelí en Gaza en un acto de legítima defensa, porque, según el tío Sam, que se ha autoerigido en el gendarme universal defensor de la democracia, Israel tiene derecho a defenderse incluso si eso significa cometer los peores crímenes y tropelías que puedan imaginarse contra la humanidad bombardeando sin piedad a una población atrapada compuesta principalmente por jóvenes y niños...
lunes, 15 de enero de 2024
Mensajería política de urgencia
El mayor peligro entre otros de la llamada Inteligencia Artificial de las tecnologías digitales es hacernos autómatas más necios y tontos aún de lo que somos.
El verbo “gestionar” se adueña de nosotros convirtiéndonos en gestores hasta de nuestras emociones, lo gestionamos todo a fin de no cuestionar nada en absoluto.
Transforman la estación invernal en una emergencia sanitaria, como ya hicieron antes con la estival, y justifican la imposición de la mascarilla hospitalaria.
El ministerio de sanidad impone el bozal obligatorio en los inhóspitos hospitales y le pone puertas al campo tratando de demostrar así su eficiencia y eficacia.
La divulgación científica de la teoría de los virus, gérmenes o bacterias es lo mismo que la práctica propagación efectiva de dichos virus, gérmenes, bacterias.
España ha adiestrado, confiesa doña Margarita Robles, regenta del Departamento de Guerra, a cientos de militares y civiles ucranianos como perversa institutriz.
Las naciones y pueblos (en plural) son una invención perversa de los gobiernos para poder gobernar a la gente con su consentimiento expresado democráticamente.
Los antifascistas enarbolan un fantasma inexistente declarándose en su contra, y aceptan de paso el sistema de dominación vigente del capitalismo democrático.
El pedigrí antifascista de las clases dominantes en una época en que ya no hay fascismo hegemónico legitima la hegemonía del capitalismo liberal y democrático.
¿Progresista? No: regresista. Mejor volver al paraíso del que hemos sido expulsados que avanzar sin sentido en la noche de los tiempos y el reloj cronometrado.
Del calentamiento global hemos pasado al estado de ebullición, y de este a la estupidez general de las ranas que se cuecen en su propio caldo de inconsciencia.
El conflicto entre la estructura superficial y la profunda del Estado no es ningún secreto: los gobiernos nacionales no son los mandatarios, sino los títeres.
La publicidad, so pretexto de querer vendernos bienes concretos y tangibles, nos vende en realidad valores, que son las ideas platónicas que así los fagocitan.
La prensa oficial, temerosa de verificar la validez de sus informaciones, se dedica a perseguir, como la caza de brujas de antaño, bulos con saña inquisitorial.
Matan al mensajero que denuncia que hay una conspiración o conjura porque si no se habla de ello no tiene visos de realidad, y carece -parece- de existencia.
domingo, 14 de enero de 2024
Soy nadie
Soy nadie es uno de los poemas breves más conocidos de la norteamericana Emily Dickinson (1830-1886), en el que exalta la gloria de ser un don Nadie, del que hay dos versiones, la manuscrita y la publicada inicialmente en 1891, que traduzco aproximadamente conservando ritmo yámbico y rimas:
El manuscrito de la autora presenta algunas variantes, como puede comprobarse en el Emily Dickinson Archive, que no alteran sin embargo el sentido de un poema que viene a decirnos que el anonimato es preferible al renombre de la fama, y que invita al lector a sumergirse en un nosotros común que se opone a un ellos, los que son alguien.

sábado, 13 de enero de 2024
'Europa' quiere fichar a una cantante norteamericana para animar a los jóvenes a votar
viernes, 12 de enero de 2024
El otro Napoleón
jueves, 11 de enero de 2024
Dos noticias 'insignificantes' entre muchas otras
Analizaba Giorgio Agamben, con su habitual finura no exenta de profundidad, en su página de Una voce el pasado 30 de diciembre dos noticias aparentemente inconexas, cuya lectura nos invita a nosotros, sus lectores, a relacionarlas también para explicarnos lo que está sucediendo ahora mismo a nuestro alrededor.
Los dibujos de Roland Topor (1939-1997) de su libro Les masochistes (1960) nos sirven para ilustrar a la perfección las palabras del filósofo italiano, y para retratarnos a nosotros, que somos los masoquistas que nos complacemos en ser dominados y sentirnos humillados o maltratados por las altas instancias, dignos discípulos de Leopold von Sacher-Masoch.
Los masoquistas, Roland Topor (1960)
La prestigiosa revista "Nature" ha publicado los resultados de una investigación realizada por un grupo de científicos de la Universidad de Cambridge, dirigidos por Anne Willis, que demuestra que las vacunas de ARNm, como las utilizadas en la reciente pandemia, producen proteínas no deseadas cuyos efectos en el organismo pueden ser nocivos. Aunque la casuística de enfermedades a menudo graves e incluso mortales sufridas por personas vacunadas ya era prueba suficiente para nosotros, la investigación ofrece por primera vez una demostración científica de ello.
La segunda noticia es que ha aumentado considerablemente con respecto a años anteriores el número de personas que enferman de síndromes gripales y Covid (unas 2.552.000 desde el inicio de la temporada). No parece ilegítimo sugerir que este aumento podría estar relacionado con los resultados de la investigación que acabamos de mencionar.
Es poco probable que los médicos, políticos y expertos que han obligado imprudentemente a la mayoría de la población a vacunarse cuestionen estos dos hechos, a pesar de que deberían hacerlo.
Su lúcida actitud crítica desde el primer momento contra las medidas político-sanitarias que conllevó la declaración de la pandemia le llevó a escribir lo siguiente: "Ya no puedo, ante un médico o cualquier persona que denuncie la forma perversa en que se ha utilizado la medicina estos dos últimos años, no cuestionar en primer lugar la propia medicina. Si no nos replanteamos en qué se ha convertido progresivamente la medicina, y quizás toda la ciencia de la que pretende formar parte, no habrá esperanza de detener su curso letal."
Los masoquistas, Roland Topor (1960)