El señor Klaus Schwab, fundador del Foro
Económico Mundial, (WEF World Economic Forum en la lengua del
Imperio), con sede en Davos, cerebro del “Great Reset” del que
ya hablamos en su momento aquí
y aquí,
nos sale ahora con la milonga de la “Great Narrative”. Primero
nos vino con el cuento aquel del Gran Reseteo y ahora nos viene con este otro
cuento, nunca mejor dicho por la alusión al género literario,
de la Gran Narrativa. Todo a lo grande. Ande o no ande, caballo
grande, como suele decir la gente. ¡Cuánta grandilocuencia!
Recordemos lo que dijo este charlatán a comienzos
de 2020 cuando la OMS declaró la pandemia y él vio la oportunidad de aprovecharla por aquello de "a río revuelto, ganancia de pescadores". ¡Cómo insistía él en re-flexionar, re-imaginar y re-setear (o mejor re-ajustar) el mundo abogando por
una respuesta globalizada, o sea por la gobernanza mundial a problemas que iban desde los viruses
hasta el inevitable cambio climático!
También entonces lanzó una profecía que
ha dado mucho que hablar: "En
2030 no tendrás nada y serás feliz.” Parecía que vaticinaba el
fin de la propiedad privada y el logro de la felicidad en la Tierra. Pero no nos
hagamos ilusiones, enseguida añadía: “Cualquier cosa que quieras
alquilar, te la llevará un dron a casa”. No decía “cualquier
cosa que desees”, sino cualquier cosa que quieras (y puedas)
alquilar. ¿Habrá desaparecido la propiedad, que es un robo, como sentenció Proudhon, en el mítico año 2030 -el de la agenda de nuestros
gobiernos progresistas-? No, por supuesto que no. Habrán desaparecido las pequeñas propiedades y los pequeños
propietarios, arruinados, y se habrán acrecentado milmillonariamente las
propiedades de los grandes propietarios, los económica- y por lo tanto políticamente poderosos de este mundo de los que es amigo el señor Schwab.
"No poseerás nada. Y serás feliz"
Los
mindundis no poseeremos una casa, un coche, ni siquiera un trabajo...
nada, pero recibiremos una asignación económica básica del Estado que nos
permitirá vivir sin grandes lujos ni demasiadas estrecheces, vamos, con las necesidades básicas cubiertas... Lo de seremos felices en 2030 está
por ver, pero está claro que no disfrutaremos libremente de los
bienes, que estarían en manos de una oligarquía plutócrata que nos
los alquilaría, por lo que podríamos tener acceso a su disfrute, sí, pero previo pago. La posesión de esos bienes estaría en manos de las
grandes empresas o de los Estados, si para entonces seguía siendo
válida la distinción hoy ya bastante confundida de “privado” y
“público” -en el sentido no de popular, sino, claro está, de
estatal- y no sería todo ya lo mismo.
¿En qué consiste ahora la iniciativa de este gran
vendedor de humo que huele a chamusquina de la “Gran Narrativa”?
Es "un esfuerzo colaborativo de los principales pensadores del
mundo para moldear perspectivas a más largo plazo y co-crear una
narrativa que pueda ayudar a guiar la creación de una visión más
resiliente, inclusiva y sostenible para nuestro futuro colectivo" (collaborative effort of the world’s leading thinkers to
fashion longer-term perspectives and co-create a narrative that can
help guide the creation of a more resilient, inclusive and
sustainable vision for our collective future).
Me llama la atención, lo primero de todo, el
lenguaje que utiliza: un inglés culto y relamido, repleto de muy pocos términos
anglosajones (world, leading, thinkers, fashion, help, guide)
y muchos latinos que son prácticamente incomprensibles para un
inglés del común del pueblo (collaborative,
perspectives, co-create, narrative, vision, collective, future y
sobre todo las tres palabras en las que voy a parar mientes: resilient,
inclusive, sustainable). Son estas palabras latinas polisilábicas, largas como un día sin pan frente al monosilabismo de la lengua del Imperio. Lo que propone el señor Schwab es colaborar y cocrear un futuro colectivo,
enfatizando insistentemente en el prefijo co- que anima a arrimar el hombro: se co-labora, se co-crea
y se hace co-lectivamente.
La visión que propone este futurólogo es, y atención a
estas palabras de moda, muy políticamente correctas ellas:
-resiliente (resilient): La palabra resiliencia, de la que
hablamos aquí, que
tanto usan nuestros economistas y políticos, es un término
aborrecible
que pretende neutralizar con su connotación camaleónica y
adaptativa la belleza insobornable, como dice Pedro García Olivo, de
la palabra “resistencia”, mucho más noble porque es patrimonio
popular. Es un término ambiguo que significa
tanto resistencia como conformismo;
-inclusiva (inclusive): La
inclusión que tanto se persigue (desde el lenguaje inclusivo)
consiste en que no se quede nadie fuera del sistema, fundamentalmente las mujeres, que pasan a ocupar así los mismos puestos que los varones, y a todo el mundo le parece bien porque de lo que se trata es de que no estén excluidas de los centros de poder, con lo que nadie discute la existencia misma de dichos centros de poder;
-sostenible (sustainable):
La sostenibilidad es un guiño al ecologismo que persigue sostener, nunca mejor dicho, el sistema sin agotar los recursos ni deteriorar el medio ambiente, aunque en el futuro se prevén viajes espaciales a Marte, por si esto no hay quien lo sostenga.
En el proyecto de la Gran Narrativa participarán "pensadores
de primera línea" de múltiples disciplinas, "incluidos
futuristas -¿futurólogos?-, científicos y filósofos", y dará
lugar a un libro que se publicará en enero de 2022 y que esperamos expectantes.