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jueves, 18 de enero de 2024

Alocución de Damon Imani

    La alocución de Damon Imani en el Foro Económico de Davos es un montaje creado obviamente con inteligencia artificial y por lo tanto falso, pero si no es real, merecería serlo sin embargo.
 
    Las palabras del invitado, que comienza agradeciendo educadamente la oportunidad de participar en el evento del Foro Económico -ahora llaman economía a la política-  Mundial, y que aprovecha para mandar a que le den (lo que se merece) al presidente y a su Nuevo Orden Mundial, irritan al presidente que se levanta de su asiento y se va indignado, mientras el locutor razona que el pueblo es libre y quiere seguir siéndolo, y vuelve finalmente a desear a todos los presentes que les den (lo que merecen).
 
    He aquí sus palabras en la lengua del Imperio en que son pronunciadas, con el pitido correspondiente cuando se oye el término malsonante: "And I appreciate the World Economic Forum providing me the opportunity to be on this stage, and say ‘fuck you, Klaus Schwab, and fuck your New World Order’. We the people were born free and will stay free. And you and all of your globalists friends including everyone in this room can go fuck yourselves". 

 


    Y esta su traducción: "Y agradezco al Foro Económico Mundial que me brinde la oportunidad de estar en este escenario y decirle que le jodan, Klaus Schwab, a usted y a su Nuevo Orden Mundial. Nosotros, el pueblo, nacimos libres y seguiremos siendo libres. Y usted y todos sus amigos globalistas incluidos todos los presentes en esta sala pueden irse a la mierda".

   

      Durante esta semana políticos y empresarios -emprendedores todos, incluido nuestro presidente- de todo el mundo se reúnen en el Foro Económico Mundial que se celebra en la localidad helvética de Davos, un congreso organizado por el señor Klaus Schwab, autor de la frase que le retrató: "La pandemia representa una rara pero pequeña ventana de oportunidad de repensar, reimaginar y resetear nuestro mundo". El FEM reúne a las grandes élites globalistas que pretenden aplicar políticas mundiales con las mejores intenciones del mundo -ecología, feminismo, igualdad de oportunidades...- para engañar y dominar a la población, más aún de lo que ya está, a través de sus propios gobiernos democráticos. 
 
    Ha sido este gran rechazo lo que ha causado la polémica del brevísimo vídeo elaborado con IA por Damon Imani, un creador danés de contenidos críticos y satíricos, que se ha hecho viral en todas las redes sociales y que ha sido censurado y denunciado enseguida como “fake” por los verificadores, falso sí, pero que expresa lo que millones de personas en todo el mundo quisiéramos poder decir si tuviéramos la oportunidad de hacerlo en Davos.

    No sé si alguien habrá pensado en medir la huella de carbono de los plutócratas hipócritas del Foro Económico Mundial de Davos,  que van de ecologistas y acuden en sus jets privados desde todos los rincones del planeta, que toman lujosas limusinas para ir desde el aeropuerto a la localidad suiza y que tienen calefacción y suelos radiantes hasta en los balcones desde los que se asoman a la nieve, a parte de todo el equipo de seguridad motorizado. Algunos llevan hasta sus propios mayordomos, y se preocupan por la desigualdad económica existente en el mundo, que dicen querer remediar, responsables como son ellos y el sistema que defienden, que es el capitalismo neoliberal y socialdemócrata de dicha desigualdad. 

La Confederación Helvética moviliza más de 5000 militares para velar por la seguridad de esta 54 edición del Foro de Davos.
 

    Dicen también preocuparse por la brecha de género y los derechos de los homosexuales, y recurren a los servicios de lujosas putas y putos, por no hablar de su preocupación por el excesivo consumo de carne, que nada tiene que ver con el bienestar de los animales. Quieren que disminuya el consumo de carne en el mundo, pero que sea de más calidad -a ellos no les falta en sus selectos menús-, no de granjas donde se hacinan en condiciones deplorables por millares reses que no pastan libres en los campos, y promueven en cambio el consumo sin prejuicios de grillos, cucarachas y otros insectos para el resto... 

viernes, 3 de diciembre de 2021

La Gran Narrativa

    El señor Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, (WEF World Economic Forum en la lengua del Imperio), con sede en Davos, cerebro del “Great Reset” del que ya hablamos en su momento aquí  y aquí, nos sale ahora con la milonga de la “Great Narrative”. Primero nos vino con el cuento aquel del Gran Reseteo y ahora nos viene con este otro cuento, nunca mejor dicho por la alusión al género literario, de la Gran Narrativa. Todo a lo grande. Ande o no ande, caballo grande, como suele decir la gente. ¡Cuánta grandilocuencia!

    Recordemos lo que dijo este charlatán a comienzos de 2020 cuando la OMS declaró la pandemia y él vio la oportunidad de aprovecharla por aquello de "a río revuelto, ganancia de pescadores". ¡Cómo insistía él en re-flexionar, re-imaginar y re-setear (o mejor re-ajustar) el mundo abogando por una respuesta globalizada,  o sea por la gobernanza mundial a problemas que iban desde los viruses hasta el inevitable cambio climático! 

    También entonces lanzó una profecía que ha dado mucho que hablar: "En 2030 no tendrás nada y serás feliz.” Parecía que vaticinaba el fin de la propiedad privada y el logro de la felicidad en la Tierra. Pero no nos hagamos ilusiones, enseguida añadía: “Cualquier cosa que quieras alquilar, te la llevará un dron a casa”. No decía “cualquier cosa que desees”, sino cualquier cosa que quieras (y puedas) alquilar. ¿Habrá desaparecido la propiedad, que es un robo, como sentenció Proudhon, en el mítico año 2030 -el de la agenda de nuestros gobiernos progresistas-?  No, por supuesto que no. Habrán desaparecido las pequeñas propiedades y los pequeños propietarios, arruinados, y se habrán acrecentado milmillonariamente las propiedades de los grandes propietarios, los económica- y por lo tanto políticamente poderosos de este mundo de los que es amigo el señor Schwab. 

 

"No poseerás nada. Y serás feliz"

    Los mindundis no poseeremos una casa, un coche, ni siquiera un trabajo... nada, pero recibiremos una asignación económica básica del Estado que nos permitirá vivir sin grandes lujos ni demasiadas estrecheces, vamos, con las necesidades básicas cubiertas... Lo de seremos felices en 2030 está por ver, pero está claro que no disfrutaremos libremente de los bienes, que estarían en manos de una oligarquía plutócrata que nos los alquilaría, por lo que podríamos tener acceso a su disfrute, sí, pero previo pago. La posesión de esos bienes estaría en manos de las grandes empresas o de los Estados, si para entonces seguía siendo válida la distinción hoy ya bastante confundida de “privado” y “público” -en el sentido no de popular, sino, claro está, de estatal- y no sería todo ya lo mismo.

    ¿En qué consiste ahora la iniciativa de este gran vendedor de humo que huele a chamusquina de la “Gran Narrativa”? Es "un esfuerzo colaborativo de los principales pensadores del mundo para moldear perspectivas a más largo plazo y co-crear una narrativa que pueda ayudar a guiar la creación de una visión más resiliente, inclusiva y sostenible para nuestro futuro colectivo" (collaborative effort of the world’s leading thinkers to fashion longer-term perspectives and co-create a narrative that can help guide the creation of a more resilient, inclusive and sustainable vision for our collective future).

    Me llama la atención, lo primero de todo, el lenguaje que utiliza: un inglés culto y relamido, repleto de muy pocos términos anglosajones (world, leading, thinkers, fashion, help, guide) y muchos latinos que son prácticamente incomprensibles para un inglés del común del pueblo (collaborative, perspectives, co-create, narrative, vision, collective, future y sobre todo las tres palabras en las que voy a parar mientes: resilient, inclusive, sustainable). Son estas palabras latinas polisilábicas, largas como un día sin pan frente al monosilabismo de la lengua del Imperio. Lo que propone el señor Schwab es colaborar y cocrear un futuro colectivo, enfatizando insistentemente en el prefijo co- que anima a arrimar el hombro: se co-labora, se co-crea y se hace co-lectivamente. 

 

    La visión que propone este futurólogo es, y atención a estas palabras de moda, muy políticamente correctas ellas:  

-resiliente (resilient): La palabra resiliencia, de la que hablamos aquí, que tanto usan nuestros economistas y políticos, es un término aborrecible  que pretende neutralizar con su connotación camaleónica y adaptativa la belleza insobornable, como dice Pedro García Olivo, de la palabra “resistencia”, mucho más noble porque es patrimonio popular. Es un término ambiguo que significa tanto resistencia como conformismo

-inclusiva (inclusive): La inclusión que tanto se persigue (desde el lenguaje inclusivo) consiste en que no se quede nadie fuera del sistema, fundamentalmente las mujeres, que pasan a ocupar así los mismos puestos que los varones, y a todo el mundo le parece bien porque de lo que se trata es de que no estén excluidas de los centros de poder, con lo que nadie discute la existencia misma de dichos centros de poder;

-sostenible (sustainable): La sostenibilidad es un guiño al ecologismo que persigue sostener, nunca mejor dicho, el sistema sin agotar los recursos ni deteriorar el medio ambiente, aunque en el futuro se prevén viajes espaciales a Marte, por si esto no hay quien lo sostenga. 

    En el proyecto de la Gran Narrativa participarán "pensadores de primera línea" de múltiples disciplinas, "incluidos futuristas -¿futurólogos?-, científicos y filósofos", y dará lugar a un libro que se publicará en enero de 2022 y que esperamos expectantes.

jueves, 6 de mayo de 2021

El Gran Reseteo (y II)

    El libro no es, como podía parecer a primera vista, una defensa del capitalismo neoliberal más o menos al uso, sino ¡del capitalismo de Estado! Y no del Estado-Nación, sino de un Estado supranacional. Defiende, en efecto, la estatalización global de la economía, por lo que ha calado muy hondo en países de tradición estatal fuerte como Francia o Alemania o en otros de tradición más débil pero con gobiernos de izquierdas, por así llamarlos, o socialdemócratas, como el español. Se predican cosas como la renta básica universal y la gobernanza mundial.


    En el libro se hace también una defensa del medio ambiente y de la ecología que agrada a muchos. La necesidad del volver a empezar se plantea por el agotamiento de los recursos del planeta. Hay que salvar el planeta que se ha vuelto inhabitable, de lo que se nos responsabiliza a todos y cada uno, y hay que proseguir en la conquista del espacio, buscando planetas más habitables, buscando vida más allá de la estratosfera.  Este discurso ecológico y estatista del libro agrada especialmente a los ecologistas. Defiende la lucha de los gobiernos contra el cambio climático, por ejemplo, responsabilizando a la ciudadanía, de forma que todos y cada uno nos sintamos culpables y responsables... Da argumentos a toda la clase política. Hay una oportunidad, hay que aprovecharla.

 
    Propugna también la tecnovigilancia y el control de la sociedad y la digitalización. El triunfo de la vigilancia y la imposición del estado policial restringen más aún si cabe nuestras por otro lado escasas y siempre maltrechas libertades. Predica en definitiva, lo que se está practicando en la mayoría del mundo desde que la OMS declaró la pandemia universal, que ha servido para pisar el acelerador hacia esa meta, convirtiendo los sistemas democráticos occidentales en dictaduras sanitarias igualmente democráticas impuestas con el señuelo de un Novus Ordo Seclorum, dicho a la antigua, o Nuevo Orden Mundial.
 

    La crisis sanitaria conlleva una crisis económica que consiste en realidad en una transferencia del dinero del pequeño comercio y de las pequeñas y medianas empresas hacia las grandes, de la microeconomía a la macroeconomía, acelerada con la tecnovigilancia y la digitalización.

    El libro, viene a justificar así, a posteriori, las medidas que están practicando la mayoría de los gobiernos del mundo desde que se declaró la pandemia. El Estado y las Grandes Empresas se alían para aplastar a las pequeñas y medianas empresas (restaurantes, artesanos, comercios...). La fortuna de las GAFAM se incrementa por el trasvase del capital de los pequeños a los grandes, que se convierten así en más poderosos de lo que eran, siendo capaces, por su parte, de restringir como están haciendo la libertad de expresión de sus usuarios más críticos con el proceso. La digitalización se ve como un progreso de la dominación del hombre por el hombre. Es una trasferencia de la riqueza. Los Estados refuerzan así su control sobre la economía.

    Las medidas adoptadas por los gobiernos no son incoherentes, cuando se lee el libro de Klaus Schwab se comprueba que tienen su lógica interna. El pez grande se come al chico. 

 

    En Europa la crisis sanitaria justifica la intervención de los Estados en todos los dominios. La crisis -la pandemia- ha producido tal trauma en la población que justifica cualquier medida que quieran implementar por descabellada que parezca. Al hacer que disminuyan las interacciones sociales de todo tipo, han creado un efecto túnel donde la única salida que se ve desde el arresto domiciliario es contemplar las plataformas audiovisuales en el sentido más amplio. La gente se vuelve más maleable y dócil a los dictados sanitarios.

    La ideología de los gobiernos resulta indiferente. No hay ideologías. Sólo obediencia a un proyecto que no admite crítica porque lo que se hace es por nuestro bien, por la salud de todos, hay que salvar vidas, y por el bien del planeta, que también hay que salvar. 

    El espíritu crítico es calificado enseguida de conspiracionista, cuando la conspiración no está en la denuncia, sino cuando alguien denuncia el reseteo que se está llevando a cabo. Se ha demostrado que nuestros gobiernos no son de derechas ni de izquierdas (ni por supuesto de centro): son de arriba, de arriba de donde no puede venirnos nada bueno a los de abajo.

miércoles, 5 de mayo de 2021

El Gran Reseteo (I)

    He estado leyendo un libro vomitivo como él solo que se llama "The Great Reset" (El Gran Reinicio) escrito por Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, también llamado Foro de Davos. El señor Schwab se codea con todos los jefes de Estado y los grandes de la economía de este mundo. Es el libro de cabecera o la hoja de ruta, como dicen ellos, de nuestros gobernantes.

    Me llama la atención, lo primero de todo, el título, tomado de la informática. Hagamos su análisis. Comencemos por el sustantivo “Reset”. Puede adaptarse el anglicismo como “reseteo” o traducirse por “reinicialización” o “reinicio”, mucho más sencillo por economía de sílabas, es decir, “vuelta al comienzo”. La docta Academia define reiniciar como “Cargar de nuevo el sistema operativo en una computadora u otro dispositivo electrónico”. Pero, al parecer, no es lo mismo reiniciar que resetear, que la Academia no acepta todavía. Reiniciar es apagar simplemente, pero resetear es en algunos dispositivos sinónimo de borrar o formatear de nuevo.

Klaus Schwab

    En el mundo de los teléfonos móviles, resetear (“hard reset”) es una función que borra todo lo almacenado dejando el teléfono casi nuevo como de fábrica. Resetear un ordenador o terminal móvil no es otra cosa que reiniciar el equipo, pero hay dos formas de hacerlo. Las dos formas se denominan por su nombre en inglés como Soft Reset o simplemente Reset (reset suave o mero reinicio) y Hard Reset (reset duro o reinstalación). La función principal es limpiar el sistema ante cualquier tipo de error que esté impidiendo su buen funcionamiento.

    Cuando el dispositivo ha sufrido una intrusión, la acción más sencilla para poner coto al problema pasa por resetear el móvil restaurando los valores iniciales y poder así volver al estado primigenio del teléfono. Para ello, se recomienda realizar previamente una copia de seguridad en la nube para poder contar con la configuración anterior a la hora de volver a disfrutar del aparato.

 

    No es exactamente lo mismo resetear que reiniciar, hablando de güindous, el sistema que ideó el multimillonario filántropo, como le llaman servilmente algunos, pero ambas cosas sirven para que funcione mejor. Los viruses siempre están presentes en todos los equipos tecnológicos e informáticos. ¿No suena esto? ¿No sucede lo mismo dentro de nuestro organismo, donde hay también viruses contagiosos?

    Vayamos ahora al adjetivo: “gran”, apócope de grande. El título podría haber sido simplemente “The Reset”, sin adjetivo calificativo, pero el uso de “Great”, ya nos indica que es algo mucho más importante que el mero reseteo, da igual duro que suave en este caso, de un cacharro informático de estos. Se trata del Sistema Operativo del mundo entero.