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martes, 2 de julio de 2024

No laves tanto la ropa y come insectos (por el bien del Planeta)

    Los chalados del Foro Económico Mundial o, lo que es lo mismo, del World Economic Forum en inglés, que es la lengua del Imperio, aconsejan que se restrinja el lavado de ropa en beneficio de la salud del planeta, argumentando que las lavadoras multiplican las emisiones de dióxido de carbono, o, lo que es lo mismo, de CO2 o anhídrido carbónico, como se decía antes, y que eso es muy perjudicial porque fomenta el calentamiento planetario.
 
    Recomiendan, por ejemplo, lavar los vaqueros sucios, esa prenda universal y unisexual, una vez al mes como mucho, y otras prendas con menor frecuencia todavía. No sé si se darán cuenta de que el beneficio del planeta va en este caso en detrimento de nuestra salud e higiene personales, porque, según me dice una amiga médico, no lavar unos vaqueros sucios durante un mes, como aconsejan estos economistas metidos a salvapatrias planetarias, puede provocar irritaciones e infecciones cutáneas por la acumulación de sudor, bacterias y células muertas, así como problemas respiratorios al inhalar los gérmenes. Todo lo cual empeoraría las condiciones dermatológicas provocando eccemas o psoriasis. 
 
"Los científicos -¿qué científicos?- nos apremian a lavar menos la ropa para ayudar al planeta"
 
      Restringir actividades cotidianas como el lavado de ropa sucia puede tener un impacto negativo en nuestra salud. Durante la pandemia, sufrimos en nuestras carnes lo pérfido que es imponer medidas que carecen de una base sólida de evidencia científica (confinamientos, inoculaciones experimentales, obligación de mascarillas, distancia social...). No sé hasta dónde van a llegar estos chiflados del Forum, pero parece harto probable que el siguiente paso consistirá en aconsejarnos que restrinjamos el uso del agua para nuestro aseo personal, y que no nos lavemos tanto las manos, contra lo que nos aconsejaban durante la dichosa pandemia de Dios, que había que hacerlo como Poncio Pilatos compulsivamente con geles hidroalcohólicos o, en su defecto, con agua y jabón.
 

    Los fact checkers o verificadores de datos de Efeverifica afirman que Es falso que el fundador de Foro Económico Mundial (FEM), Klaus Schwab, quiera prohibir que la población lave sus pantalones más de una vez al mes, como afirman diversos mensajes en redes sociales basados en unas supuestas declaraciones de las que no existe registro. Vamos a ver, señores falsificadores, perdón, quería decir verificadores, Klaus Schwab, personalmente, puede que no haya dicho eso, que se sepa. Pero hay un vídeo en la Red del Foro Económico Mundial, que regenta dicho personaje, que aconseja explícitamente -no prohíbe, porque no tiene autoridad ninguna que se sepa- que se laven los vaqueros una vez al mes como máximo, porque constituye un lavado 'sostenible'. Se trataba de una recomendación y no de una petición formal para que los Estados impongan esta medida, es verdad, pero de ahí a decir que es falso que hayan dicho una cosa así va un trecho, porque aquí está el vídeo:

 
    Otra cosa que sugieren los locos chiflados del susodicho Forum es que hay que comer menos carne para salvar el planeta, y, en ese sentido, aconsejan que modifiquemos nuestros hábitos alimenticios, buscando en la ingesta de insectos una nueva fuente de proteínas saludables y ecológicas...
 

    Una propuesta generalizada de esta índole, aconsejar a toda la población que se vuelva insectívora, no tiene en cuenta las posibles reacciones alérgicas adversas de nuestros organismos. Al parecer, los alérgenos de los insectos pueden ser similares a los de otros artrópodos, como los crustáceos, que no sientan bien a todo el mundo, aunque para otros constituyan un manjar. Carecemos en este caso de los necesarios estudios de seguridad a largo plazo, dado que los insectos pueden ser, además, anfitriones de diversos huéspedes parasitarios, que podrían transmitirse al ingerirlos. A todo esto se añade, por si fuera poco, que comer insectos supone una repugnancia psicológica o línea roja, como dicen los políticos, difícil de salvar por tratarse de una barrera cultural. 
 
    Algunos supermercados españoles, buscando nichos de mercado, ya los comercializan. Son cuatros los que cuentan con la evaluación positiva por parte de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en la lengua del Imperio: Europan Food Safety Authority): gusano de la harina,  langosta migratoria, grillo doméstico y larva de escarabajo. De hecho, para los tres primeros la Comisión Europea ha dado ya luz verde a su comercialización. En cuanto al grillo doméstico, no,  por favor. Yo, que he criado muchos en mi infancia, sería incapaz de comerme uno, pero propondría, modestamente, en su lugar la ingesta de mosquitos, porque puede que de este modo consiguiéramos, antes de comernos a picotazos ellos, hacer que disminuya la malaria y las molestas picaduras en las noches de verano. 
 
 
    Hay quien achaca a estos políticos economistas del Forum su falta de legitimidad democrática, vamos, que no los ha elegido nadie, pero lo peor no es eso, lo peor es que sus consejos y recomendaciones carecen de fundamento lógico: apelar a la heroica tarea de salvación de un ente ideal como es el Planeta, así con mayúscula honorífica que lo diviniza -por no apelar a la Madre Tierra o a la Diosa Madre común primigenia- puede complicarnos a nosotros la vida hasta hacérnosla imposible. Pero lo malo es que este Forum adoctrina a nuestros políticos, que son sus jóvenes cachorros, siempre atentos a imponer sus ideas subordinando la política a la economía y al movimiento del dinero. 

miércoles, 17 de enero de 2024

Crónicas pospandémicas (I)

    Si algo hemos aprendido durante la pandemia (2020-2023), poca cosa que no supiéramos o intuyéramos ya desde mucho antes a decir verdad, es que ha servido para evidenciar la existencia efectiva de un gobierno mundial en la sombra que controla a todos y cada uno de los gobiernos y habitantes del planeta un poco más y mejor de lo que estábamos sin que nos demos cuenta demasiado. Lo grave no fue la epidemia en sí, sino las consecuencias que se derivaron de ella. 

    Ya dijeron algunos que no había mal que para bien no viniera y que la crisis sanitaria, dentro de lo mala que era, no dejaba de ser una oportunidad pintiparada para resetear el sistema. Atención al anglicismo que pone en relación, por algo será, el virus informativo, es decir, la información que se viraliza, nunca mejor dicho, dando carta de naturaleza a la existencia de un peligroso patógeno, y el virus informático. 

     Claro está que los perpetradores del reseteo no van a reconocer abierta- y expresamente que han creado la crisis a propósito, pero lo que sí podemos ver es que, a río revuelto, aprovechan la ganancia. No van a ponerle un nombre a su coup d' État -¡qué bien suena en francés!- global, o sea, mundial, porque eso sería reconocer el fenómeno, lo que facilitaría su visibilidad y, por lo tanto, podría fomentar la oposición de los nacionalismos. 

    El éxito de la empresa radica, precisamente, en que es tan evidente que no se ve, y si alguien lo ve se dice que está viendo visiones, y si lo denuncia es porque es un hater -ojo a este otro anglicismo, que es lo contrario de lover. Téngase en cuenta, además, el hecho de que el odio está tipificado como delito, y el amor es una medalla condecorativa que se ponen en el pecho como broche de oro los filántropos.

    Quieren establecer una gobernanza planetaria -gobierno es término ya obsoleto y pasado de moda-,  pero para ello no pretenden abolir las nacionalidades ni sus respectivos gobiernos y sistemas democráticos ni las diversas lenguas nacionales, aunque la lengua del Imperio, el inglés, sea la lengua franca impuesta en todas las instituciones, incluida la Unión Europea, después incluso de la salida del Reino Unido de la Gran Bretaña, donde solo queda como anglófona la república de Irlanda. El inglés es la segunda lengua y por lo tanto la única internacional de todos los demás estados. 

La leyenda de los siglos, René Magritte (1950)
 

    Nunca van a salir Bill Gates o Klaus Schwab, no son tan bobalicones, a decirnos en versión original subtitulada por la tele que ya no existen los estados nacionales ni sus lenguas oficiales y cooficiales. Nada más lejos de sus intenciones. Sería una torpeza imperdonable por su parte y además algo contraproducente. El nacionalismo sigue siendo muy útil para crear y manipular la opinión pública, que en realidad, contra lo que dice su nombre siempre es una opinión privada, nunca del pueblo o del común.

    Nunca se nos dirá que estamos unidos bajo un nuevo modelo, que es el Nuevo Orden Mundial; en cambio, la ilusión de regionalidad y variación superficial camuflará una falta de opciones reales en todo el panorama político. 

    

    Ursula von der Leyen decía en inglés ayer mismo en el Foro Económico Mundial de Davos, a donde vuelan mil quinientos (1500) aviones privados para decirnos que nos estamos cargando el planeta con nuestros humos, donde se reúnen los prohombres y las promujeres de las élites,  que su principal preocupación no es el conflicto ni el clima -conflict or climate- sino la desinformación -disinformation and misinformation-, dicho en inglés con dos palabras para atropellar la información alternativa, la denuncia de la manipulación informativa a la que nos someten para que no veamos sus turbias intenciones.  ¡Cómo evitaba ella finamente la palabra 'guerra' -war en la lengua del Imperio que utiliza- que sugiere "sangre, sudor y lágrimas" y que patrocinan y subvencionan ella, el Tío Sam y sus aliados en Ucrania y Palestina, mencionando el "conflicto" -conflict, una palabra culta y latina y para la mayoría de la gente incomprensible, pero que suena mucho mejor y más pacífico- y equiparando sutilmente los cambios atmosféricos con los 'cambios geopolíticos' y las operaciones militares!  

    Los muchos y plurales estados superficiales -hay 195 países en el mundo según la ONU- no ocultan la existencia de un único estado profundo, sino que son sus diversos avatares, sus manifestaciones peculiares, como si fueran revestimientos o collares del mismo monstruo, Leviatán.