jueves, 14 de diciembre de 2023

El Estado, cuya esencia

El estado, cuya esencia

es la guerra primordial,

de Israel, maldito sea,

bombardea sin piedad



Gaza entera, arrasa todo

como manda la Torá,

mata a niños inocentes

como Herodes de Judá.

Su derecho a defenderse

le confiere impunidad,

justifica el genocidio,

la mayor atrocidad.

 

   Es la nación elegida,

vengativa y criminal,

 del patriarca del desierto,

iracundo Jehová.

 

  Desatada ya la guerra

  y el continuo batallar,

se ha enterrado en Tierra Santa

la promesa de la paz.

 

Paz, F. P. Reshetnikov (1950)

miércoles, 13 de diciembre de 2023

"Dejad de moler, molineras"

    Incluye Paul Lafargue en El derecho a la pereza un epigrama griego de Antípatro de Salónica sobre el regreso de la mítica Edad de Oro, cuyo rasgo más característico era que los árboles y las cosechas daban su fruto sin intervención del hombre, que se alimentaba sin trabajo, saludando la llegada de la máquina que iba a liberar supuestamente a la humanidad de la esclavitud del trabajo, epigrama que citaba también su suegro Carlos Marx en El Capital. Está tomado de la Antología Griega (IX, 418), y el texto, compuesto por cuatro dísticos elegíacos de hexámetro y pentámetro dactílicos, exhortaba a las molineras a dormir la mañana, es decir, a no madrugar ya que el molino -la tecnología- iba a liberarlas del trabajo de la molienda.  Dice más o menos lo siguiente en versión rítmica:  

Muela dejad de mover, molineras; dormid la mañana,
    aunque anuncien ya   cantos de gallo el albor;
 ya que a las linfas Deméter mandó esas manualidades;
    y ellas, que van en tropel    sobre la rueda a caer,
mueven el eje; y aquél, con sus curvos radios rodantes,
    hace la mole girar    -rocas nisirias* que son-.
Vida gozamos antigua de nuevo, si es que aprendemos
    sin trabajar a tomar   cuanto Deméter nos da.
 
    *Las aludidas rocas nisirias son piedras volcánicas de la pequeña isla de Nisiro, al sur de la isla de Cos, que eran apreciadas precisamente por su utilidad como ruedas de molino. 
 

Ἴσχετε χεῖρα μυλαῖον, ἀλετρίδες· εὕδετε μακρά,
    κἢν ὄρθρον προλέγῃ     γῆρυς ἀλεκτρυόνων·
Δηὼ γὰρ Νύμφαισι χερῶν ἐπετείλατο μόχθους·
    αἱ δὲ κατ’ἀκροτάτην     ἁλλόμεναι τροχιήν,
ἄξονα δινεύουσιν· ὁ δ’ἀκτίνεσσιν ἑλικταῖς
    στρωφᾷ Νισυρίων     κοῖλα βάρη μυλάκων.
γευόμεθ’ ἀρχαίου βιότου πάλιν, εἰ δίχα μόχθου
    δαίνυσθαι Δηοῦς     ἔργα διδασκόμεθα.

 
    Los optimistas llegaron a pensar que llegaría un día en que el trabajo quedaría relegado a la máquina, y el hombre podría liberarse de la maldición bíblica de su condena. 
 
    ¡Qué equivocado, en efecto, estaba entre los antiguos el optimista de Antípatro de Salónica, poeta griego contemporáneo de Cicerón, cuando saludó la invención del molino hidráulico de viento que trituraba el grano, como liberación del trabajo de las esclavas y restaurador de la mítica edad de oro paradisíaca donde resplandecería la libertad! 
 
 
    Les decía, en efecto, Antípatro a las molineras que dejaran de moler y que siguieran durmiendo plácidamente cuando el gallo anunciara el nuevo día, cuando sonara el despertador, diríamos hoy, o el toque cuartelero de diana de los soldados. Y es que al hacer las ninfas, es decir, las linfas, o sea las aguas, el trabajo que antes realizaban las jóvenes ahora podrían las molineras vivir libres de la esclavitud del trabajo y gozar gratuitamente de los frutos que la diosa madre Tierra les concedía, es decir, el pan de trigo. 
 
 
 
    Sin duda, no entendió Antípatro que la máquina, es decir la tecnología, en lugar de liberar al hombre del trabajo, vino a alargar su jornada laboral y a crearle una nueva dependencia: la cadena tecnológica. Y es que la tecnología no es neutral como pretenden algunos ni su maldad depende del mal uso que se haga de ella: no sólo no ha liberado la vida humana, sino que la ha complicado más todavía, por lo que aún estamos esperando que alguien o algo, no sabemos muy bien quién o qué, venga a liberarnos de la servidumbre de la tecnología y del trabajo, y sobre todo de las nuevas tecnologías y sus viejas servidumbres.

martes, 12 de diciembre de 2023

Macropenes y micropenes

    Veinticuatro mil lucecitas led (acrónimo de Light-Emitting Diode en la lengua del Imperio, o diodo que emite luz), que se dice pronto, y 65 metros de altura tiene el imponente árbol de navidad con el que la localidad cántabra de Cartes se ha situado en el mapa, siendo el árbol -es un decir, ya que se trata más bien de un cono luminoso, o, lo que es lo mismo, electrificado- no sólo más alto de España, sino también de Europa. 
 
Árbol de Cartes (Cantabria)
 
     En plena competición por ver qué ciudad instala el árbol navideño más alto, más grande y más deslumbrante, hay que elogiar la ocurrencia de hacer todo lo contrario que han tenido en Vilagarcía de Arousa, como dicen allí, o Villagarcía de Arosa, como prefieren otros, construyendo el árbol de Navidad más diminuto de España (y probablemente de Europa también y del mundo acaso) hecho artesanalmente a mano y con solo tres lucecitas led, frente a las miles del de Cartes. 
 
Árbol de Vilagarcia de Arousa (Pontevedra).
 
    A los 65 metros del armatoste cántabro, el gallego apenas opone un centímetro de tamaño, dos contando el macetero en el que está plantado. Para que los curiosos puedan contemplarlo y disfrutar de esta miniatura en todo su esplendor, sus ingeniosos creadores han colocado una lupa a fin de disfrutar del más pequeño detalle, demostrando así que no hace falta presumir.
 
    Si recurrimos a la imaginería psicoanalítica, el árbol navideño no deja de ser un símbolo fálico, es decir, del falo o pene en erección, según lo cual, en el primer caso estamos ante un macropene, y en el segundo ante un micropene, como el de Napoleón. Parece, en efecto, que a los alcaldes les ha entrado la fiebre de sacarse las verijas en pueblos y ciudades estas navidades y competir a ver quién tiene el pito más largo entrando en el Gran Libro de los Récords, porque todo tiene que ser lo más grande -ande no no ande, caballo grande- y lo más exagerado posible, olvidando aquello que se decía de que el tamaño no importaba tanto como la función. 
 
    Resulta cuanto menos bochornoso el espectáculo rivalizante que les ha entrado a los alcaldesos y alcaldesas del más variopinto pelaje político en las Españas, da igual el partido en que militen, de contribuir a la contaminación lumínica introduciendo luz artificial que degrada el medio ambiente, que nos deslumbra no dejándonos ver la Vía Láctea y que, además, es dispendio de dinero. 
 
    El actual alcalde de Vigo, por ejemplo, tira la casa por la ventana para mostrar al mundo que la ciudad que rige es la más iluminada del mundo esta navidad, vista desde el espacio, exhibiendo así un espíritu navideño que atrae al dinero en forma de turismo, y que como denuncia la imagen de Gabriel Pérez-Juana “no nos deja ver las estrellas”. 

 

lunes, 11 de diciembre de 2023

Loa de la pereza

    Llegué a la loa de la pereza a través de una cita que pone Paul Lafargue al capítulo primero de “El derecho a la pereza”, cuya traducción estoy preparando, que se titulaba “Un dogma desastroso” en su segunda edición refiriéndose obviamente al trabajo. La cita eran los tres últimos versos de un Lied titulado Die Faulheit (La pereza o La holgazanería, o, más culto, la desidia, que era, si no recuerdo mal, uno de los siete pecados capitales junto con la lujuria, el ocio, la gula, la envidia, la avaricia y la soberbia) del poeta e ilustrado alemán Gotthold Ephraim Lessing (1729-1781).
 
    Los versos, que Lafargue cita en francés, dicen así en su versión original: Laß uns faul in allen Sachen, / Nur nicht faul zu Lieb und Wein, / Nur nicht faul zur Faulheit sein, que yo traduzco directamente con alguna licencia: Seamos vagos en todo, / menos en vino y amor / y en ser vagos con tesón. 
 
Desidia (pereza), Pieter Brueghel el Viejo (1557)
 
     Lessing, abundando en el mismo motivo, compuso también este "Elogio de la pereza" (Lob der Faulheit), que ha sido musicado por Haydn: Faulheit, endlich muß ich dir / Auch ein kleines Loblied singen. /– O – – wie sau – – er – – wird es mir, – – / Dich – – nach Würden – – zu besingen! / Doch, ich will mein Bestes tun, / Nach der Arbeit ist gut ruhn. Höchstes Gut! wer dich nur hat, / Dessen ungestörtes Leben – – / Ach! – – ich – – gähn’ – – ich – – werde matt – – / Nun – – so – – magst du – – mir’s vergeben, / Daß ich dich nicht singen kann; / Du verhinderst mich ja dran.
 
 

 

    He aquí mi versión rítmica: Pereza al fin debo a ti / una alabanza cantarte. / ¡Di-fí-cil se me ha-ce a mí / co-mo es de-bi-do ensalzarte! / Pero lo haré lo mejor / parando tras la labor. / Bien supremo, quien te ha, / cuya vida sin tormento... / ¡Bos-te-zo y me can-so ya, / per-dó-na.me, lo siento, / no poderte yo cantar; / tú me impides empezar!

Desidia (pereza), según Pieter Bruegel el Viejo  Pieter van der Heyden (1558)


domingo, 10 de diciembre de 2023

Nuevas y viejas guerras

    Se está celebrando en Dubai, por lo que cuentan los medios de creación de la opinión pública, la COP28, acrónimo de la vigésimo octava Conference of Parties, un evento que organiza la ONU anualmente para abordar la cuestión crítica (sic, según los organizadores, adjetivo bajo el que percibimos subliminalmente la “crisis” consustancial y esencial del sistema capitalista de producción que padecemos) del cambio climático. Esta conferencia les proporciona a los mandamases y delegados mundiales la ocasión de reunirse, opinar y figurar buscando soluciones para hacer frente al problema que plantea el cambio climático, de cara a mitigar su impacto. 

Declaración sobre Clima y Salud

      El evento, financiado con mil millones de dólares de donantes como la fundación ¿filantrópica o misantrópica? Rockefeller, al parecer ha llegado a una conclusión, que es la Declaración sobre Clima y Salud, firmada por 124 países entre los que se hallan las dos grandes superpotencias, la China y los Estados Unidos de América, y entre los que no podía faltar tampoco la España progresista que avanza no se sabe muy bien hacia dónde, pero avanza pisando “tierra firme”, como diría nuestro presidente.

    En dicha declaración se encuentra, entre otras perlas preciosas, este sesudo párrafo, que expresa el objetivo que se proponen los firmantes de dicho documento: “aprovechar mejor las sinergias en la intersección del cambio climático y la salud para mejorar la eficiencia y eficacia de los flujos financieros”. Yo no sé si quien ha redactado esta frase la entiende, yo, desde luego, lo confieso, no la entiendo, pero me encantan sus efectos retóricos rimbombantes especiales: un lenguaje culto de palabras largas que no dicen sustancialmente nada: ¡Cuántos cultismos como sinergias, intersección, climático, eficiencia, eficacia! Me encanta la sutil diferencia semántica que puede haber entre estos dos últimos términos (quizá le ha faltado incluir efectividad), subrayada además por la aliteración, que es la repetición del mismo sonido al comienzo de una serie de palabras, procedentes del latín efficere, y, por lo tanto, del verbo facere “hacer”, y que culmina con la cláusula final de “flujos financieros”, cuyo efecto arrebatador y arrullador es innegable. ¡Qué prodigio de fonemas fricativos aliterados! ¡Qué retórica altisonante y huera, que cáscara vacía que no entraña ni dice nada, pero con qué efectos especiales nos lo dice! No me resisto a ofrecerla en la lengua del Imperio en que está redactada por si algún lector lo entiende mejor que yo en versión original: better leverage synergies at the intersection of climate change and health to improve the efficiency and effectiveness of finance flows.

     Cómo no hay quien lo entienda, nos lo explica nuestro secretario de Estado de Sanidad con palabras un poco más modestas y asequibles. Lo que se pretende es, dice él, "dar una respuesta global -metáfora inevitable ya por mundial o planetaria- al cambio climático y sus efectos sobre la salud y los sistemas sanitarios". Interesante doble punto de vista: el cambio climático afecta a la salud de los ciudadanos y los sistemas sanitarios que los atienden. Lógicamente, si los primeros no tienen problemas de salud no colapsarán los hospitales. ¿A que esto nos suena a “déjà entendu” cuando lo del virus y la pandemia aquella que parece ahora tan lejana? (Pero no nos preocupemos, la OMS anuncia otra para el año que viene, por eso se apresura a sacar sus protocolos).

    Explicándonoslo en palabras aún más sencillas para que las entienda hasta un tonto ha dicho nuestro delegado: "No hay personas sanas en un planeta enfermo”. Y como el planeta está malito y nosotros también, aunque seamos enfermos asintomáticos, hay que actuar sobre el cambio climático, afrontando sus efectos que repercuten en nuestra propia salud, que es donde más nos duele después de todo. Recordemos a nuestro flamante presidente afirmando que todavía estamos a tiempo de salvar el planeta (y se entiende salvarnos de paso nosotros).

El hombre de Vitruvio dándole una patada al planeta.
 

     Hemos pasado de la guerra contra el virus a la guerra contra el carbono, que puede ser más malo o peor, convenientemente demonizado, que el propio virus. Como transición hemos asistido al espectáculo de la guerra de Ucrania, que ha sido eclipsado ahora por la guerra de Gaza, dos guerras tradicionales para no perder el esplendor guerrero de la vieja epopeya homérica de la siempre viva guerra de Troya, pero el Estado, los Estados del mundo, siguen creando enemigos ficticios y abstractos a los que les declaran la guerra, guerras que se concreta en medidas que exigen el sacrificio de los pueblos sometidos, porque lo que hay en el fondo es la vieja guerra del Estado contra el pueblo.

sábado, 9 de diciembre de 2023

Pareceres (XXXV)

171.- El puente de la Constitución. Empezado el mes de diciembre, llamado december por los romanos porque era para ellos el décimo mes del año, que comenzaba consagrado al dios marcial de la guerra en las calendas de marzo, el gobierno tiende un puente entre dos conmemoraciones, una política, el día 6, aniversario de la Constitución, y otra religiosa, el día 8, la concepción sin mácula de la Virgen María por obra y gracia del Espíritu Santo. Se une así una festividad institucional a otra religiosa en el afán que tienen los políticos por señalar y santificar todos y cada uno de los días del calendario confeccionando un nuevo santoral laico, valga la contradicción en los términos. Y dicho puente enlaza con el fin de semana, que, como descubrirán los varios millones de españolitos que se han ido de puente, no va a suponer el fin de la semana, pese a su nombre, sino que esta vieja institución bíblica volverá a comenzar el lunes como siempre. Otro día 8 del calendario laico, el ocho de marzo, precisamente, se celebra el Día de la Mujer. Antaño se añadía la ominosa coletilla de “trabajadora”, dando a entender que el papel femenino no se limitaba solo al de reproductora como el de María, sino también a la prostitución del mercado laboral asalariado so pretexto de igualación con los señores de la guerra, como si el trabajo, igual que la semana, fuera una liberación y no una bíblica condena.

 

172.- Contra la propiedad intelectual: La ley prohíbe la copia fotográfica de libros, que lleva el horrible nombre de reprografía (un híbrido etimológico: reproducción gráfica). La historia, sin embargo, de los grandes textos fundamentales de la cultura humana es la historia de la copia manuscrita de unos códices para transmisión y divulgación de sus contenidos. Las variantes y hasta errores de los diversos copistas son cuidadoso objeto de estudio por parte de la crítica textual filológica. Si no hubiera existido la copia amanuense de los manuscritos griegos y latinos en los monasterios medievales, no se habrían transmitido los textos fundamentales tanto sagrados como profanos de nuestra cultura. ¿Por qué la ley protege la propiedad privada intelectual de una obra cultural y pone trabas a su libre reproducción, considerándola un acto de piratería? Porque la copia pone en peligro no la divulgación de la obra, que es lo que querría todo artista bien nacido, sino su comercialización, es decir el monopolio de la “editio princeps”. Las copias libres no reportan beneficios económicos al editor, a la Sociedad General de Autores y al autor, Dios padre, creador de todo lo visible y lo invisible, o, en su defecto, a sus legítimos y ávidos herederos. 


173.- ¿Libertarios? Resulta muy significativa la facilidad con la que han acatado muchos periodistas españoles el adjetivo 'libertario' que el señor Milei se aplica a sí mismo y a su coalición política argentina La Libertad Avanza. Ignoran que en castellano “libertario”, como dice la docta academia, es un adjetivo que se aplica en el ideario ácrata "a quien defiende la libertad absoluta y, por lo tanto, la supresión de todo gobierno y de toda ley”, y que por lo tanto es un sinónimo de “anarquista”. Creo que la confusión entre lo que defiende el argentino y los anarquistas nos viene, como tantas otras cosas, de los Estados Unidos de América, donde se fundó en 1971 un Libertarian Party, que puede retrotraerse al Boston tea party de 1773, cuando los radicales de la colonia de Masachuses abordaron barcos británicos que transportaban té y arrojaron el producto al mar en el puerto de Boston en protesta contra las políticas de impuestos del gobierno local, creando un movimiento que se opone a los impuestos gubernamentales, pero que no cuestiona nunca la realidad del dinero, por lo que el término "libertarian" en el mundo anglosajón se ha convertido en sinónimo de ultraliberal en el sentido económico, creándose también el término de anarco-capitalismo, es decir, de un anarquismo que se revuelve contra el Estado pero no contra el Capital. Antes de esa fecha, "libertarian" era en inglés un defensor de la doctrina del libre albedrío.

174.- Conócete a ti mismo: Friedrich Nietzsche en Más allá del bien y del mal, aforismo 80 de las Sentencias e interludios decía en la vieja traducción que tengo, la de Andrés Sánchez Pascual, bastante fidedigna: Una cosa que queda explicada deja de interesarnos. -¿Qué quería decir aquel dios que aconsejaba: “¡Conócete a ti mismo!”? ¿Acaso esto significaba “¡Deja de interesarte a ti mismo! ¡Vuélvete objetivo!”? -¿Y Sócrates? - ¿Y el “hombre científico”? Efectivamente, cuando algo se explica ese algo deja de interesarnos. La respuesta a una pregunta mata la pregunta y hace que la olvidemos. El conocedor no puede ser objeto del conocimiento, porque ahí se confunden sujeto y objeto de conocimiento. El reproche de Nietzsche viene a ser: no eres el ombligo del mundo, interésate por otras cosas, no por ti mismo.
 
 
175.- Sistema sanitario vs. sistema educativo: La función principal del sistema sanitario es la producción de enfermos. Al igual que este, el sistema educativo a través de la escuela y el instituto donde se imparten la educación primaria y secundaria obligatorias respectivamente tiene la función principal de producción de analfabetos. Si los alumnos no saben leer, escribir y contar correctamente, ¿qué aprenden en la escuela? Ya vimos durante la pandemia lo que aprendieron acosados por las llamadas medidas y protocolos sanitarios -auténtico acoso escolar- consistentes en incesantes pruebas PCR, tomas de temperatura antes de entrar al aula, mascarillas obligatorias y geles hidroalcohólicos que obligaban a abrasarse las manos... Por mucho que el bienintencionado Ministerio fomente ahora el Día Nacional contra el Bullying Escolar, no puede evitar que la educación impartida sea esencialmente bullying, adoctrinamiento, intromisión. ¿No nos alejamos de la enseñanza y el aprendizaje cuando tenemos como objetivo “apoyar a los niños en el desarrollo de su vida relacional, afectiva y sexual, como misión de la educación obligatoria". Cuando nos enteramos de que el analfabetismo se está volviendo común en la escuela, entendemos que la cacareada educación no consiste en aprender a leer, escribir y a contar, las cuatro reglas, que se decía antaño, sino en producir analfabetos graduados en educación primaria y secundaria. ¿Esperamos que la inteligencia artificial, a falta del desarrollo de la natural, compense la carencia? 
 
 

viernes, 8 de diciembre de 2023

Mensajes a la contra (II)

El Rey Charles III, dando ejemplo, vuela en su jet privado a la Cumbre del Clima y allí predica que estamos contaminando el planeta con nuestro coche de gasoil.

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Contra el 'conócete a ti mismo' del oráculo de Delfos, la greguería de don Ramón Gómez de la Serna: “Si te conoces demasiado a ti mismo, dejarás de saludarte”.


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Otra contra el 'conócete a ti mismo' del oráculo de Delfos, atribuida a Groucho Marx: “Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo”.

 

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Que nos salve quien pueda, si es que acaso puede alguien salvarnos, que no seamos nosotros mismos, de los salvapatrias, salvaplanetas, salvavidas, salvadores...

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 La Organización Mundial de la Salud anuncia al mundo que el año que viene saldrá en cuidadosa edición exclusiva y versión mejorada una nueva Pandemia Universal.

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 El periodista-terrorista titula: "La crisis climática provocará una reacción en cadena de desequilibrios y daños incontrolados sin retorno a escala planetaria".
 
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jueves, 7 de diciembre de 2023

2020, el año en que la Tierra dejó de girar

    Circula por la red un vídeo inquietante que se titula: “2020, el año en que el planeta se paró”. Ese año la tierra dejó de moverse, como creía Galileo, y se detuvo en efecto como por arte de magia durante un período que visto tres años después parece muy lejano, sacado de una película de ciencia-ficción, la pesadilla de una distopía. Uno tiene la sensación, viendo esas imágenes de grandes ciudades del mundo deshabitadas, de que es algo tan lejano en el tiempo y olvidado, que parece que han pasado décadas desde entonces, y no es así...

    Los más ecologistas pueden creer, incluso, que este período pandémico, que marca un antes -prepandemia- y un después -pospandemia-, fue bueno para el planeta en lo concerniente a la recuperación de la naturaleza, a la que le dimos una breve tregua dejando de explotarla, lo que, de paso, nos hizo recluirnos en el retrete de nuestra intimidad y vida privada de vida bajo arresto domiciliario y cambiar nuestras rutinas revisando algunos de nuestros hábitos, pero esa visión romántica e idealista no deja de ser falsa cuando se analiza la razón de ese parón, de esa guerra inexplicable que se desencadenó contra un virus invisible, es decir, contra la naturaleza precisamente. 


     Encerrar como se hizo a cientos de millones de personas por la fuerza definitivamente so pretexto de “salvar vidas” y de no colapsar los hospitales no es algo que pueda considerarse positivo ni para el planeta ni para ninguna humanidad que se precie de habitarlo.

    Es lo que trajo la coronación del virus, que reinó entre nosotros, entronizado por los gobiernos y los medios de (in)formación de masas a su servicio, supeditados a la solución de la industria farmacéutica, que ha resultado un fracaso estrepitoso, hasta tal punto que son más los muertos posteriores a la inoculación generalizada que los anteriores, que serían las víctimas directas del virus susodicho.

     Se trata, en efecto, de una situación sin precedentes en la historia de la humanidad cuya importancia no podemos minimizar, que algunos idealizan y que la mayoría quiere olvidar pasando página, que alcanzó su punto álgido en abril de 2020 con la prohibición de salir de casa que se impuso globalmente a cerca de 3.600 millones de personas en 90 países del planeta, lo que ocasionó muchos problemas a muchas personas tanto psicológicos como económicos por la amenaza de un virus falso pero real.

    Los que recuerdan y añoran el año en que los animales salvajes salían de los bosques e invadían el centro de las ciudades y pueblos, descuidados ante la ausencia humana, no quieren ver que nunca hemos estado más cerca de un estado policial y una dictadura totalitaria so pretexto de procurar nuestra salud y la de los demás. 

    No fue un año de muerte y dolor provocado por un virus asesino, sino por las medidas autoritarias que se tomaron contra él, tanto farmacológicas como no farmacológicas, cuyas secuelas siguen todavía vivas, perviven.

    Muchos, que se vieron afectados significativamente, no quieren revivir esos momentos dolorosos. Muchos también sufrieron los efectos postraumáticos después de los confinamientos, especialmente los más jóvenes, aquejados de depresiones y de instintos suicidas.

miércoles, 6 de diciembre de 2023

Mensajes a la contra (I)

Siempre hay algún fetiche abstracto que salvar: el Alma de su eterna condenación, la Vida de la muerte, o el Planeta, a costa de nuestro concreto sacrificio.
 
 
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¿No es sorprendente encontrar en esta sociedad tan agnóstica el mismo espíritu de sacrifico que exigía antaño la Iglesia bajo capa ahora científica ecológica?

 

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John Kerry, el zar del clima, dijo que diez mil millones de humanos al ritmo que vamos en el año 2050 no son sostenibles para el planeta. A buen entendedor...

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Los pedagogos rara vez amplían el acervo mundial de conocimientos; mucho más a menudo se oponen a su aumento de manera violenta e implacable.” (H.L. Mencken)

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La cuestión de la existencia de Dios (o del virus, que viene a ser lo mismo) no puede negarse realmente: existen, pero su realidad -ideal- no implica su verdad.

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La industria de fabricación de armamento no da abasto contribuyendo a la creación de empleo, falta de mano de obra que cubra la creciente demanda del producto.

Satanás despertando a sus legiones, Estella Canziani (1913)
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martes, 5 de diciembre de 2023

Música contra los horrores de la guerra

         Alma Sufí Ensamble interpretan en una mezquita bonaerense la canción clásica de León Gieco "Sólo le pido a Dios", que han cantado y versionado Mercedes Sosa, Ana Belén y tantos otros, con el propio León Gieco a la guitarra y voz, y las voces acompañantes de Gastón Saied, de la comunidad judía, que canta en hebreo, y la vocalista del conjunto Nuri Nardelli, que canta en árabe. Los tres al unísono interpretan la misma canción en castellano, hebreo y árabe, haciendo así una petición por la paz en Oriente Medio.

Alma Sufí Ensamble y León Gieco

        La letra de la canción tiene muy buenas intenciones, pero yerra el tiro porque a Dios, a ninguno de los tres, Yavé, Dios propiamente dicho o Alá, que son uno y forman una sagrada trinidad, no se le puede pedir la paz, porque él es el que ha bendecido las guerras a lo largo de la historia, el que las ha declarado y justificado, considerándolas guerras santas, cruzadas, y, en esta época tan agnóstica, guerras justas, guerras de legitima defensa, querras humanitarias, guerras que justifican, por ejemplo, el derecho de Israel, que es el pueblo elegido de Dios a declarar la guerra a los infieles, o los musulmanes la yihad, que es la guerra islámica. 

    La canción le hace, es verdad, una súplica bienintencionada a ese dios monoteísta de las tres religiones para que la guerra no nos sea indiferente. De la guerra se dice, y es verdad, que es un "monstruo grande y pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente", pero resulta un tanto engañosa porque es como si dijéramos solo le pido a Dios, que es la guerra, que no haya guerras en el mundo. 

    

     Pero la letra, no poco ingenua pero bienintecionada de la canción, se salva por la melodía, por la introducción musical que hace el grupo y por la improvisación que hacen al final los cantantes Gastón y Nuri, él en hebreo y ella en árabe, que es lo más auténtico, lo que nos pone los vellos de punta como escarpias al escucharla. No es la letra, sino el quejido, el lamento de dos pueblos: Gastón canta en hebreo una frase que se pronuncia en el día judío del arrepentimiento o de la expiación, el Yom Kippur, considerado el día más sagrado y solemne de todo el año, cuando se cree que se abren las puertas del cielo, y dice en su lengua: "Dios nuestro, perdónanos por nuestros pecados, absuélvenos y concédenos el perdón". Nuri, por su parte, canta en árabe algo parecido: "Dios (Alá), te pedimos perdón, que baje tu bendición sobre nosotros y nos envuelva a todos".  Aquí puede verse el vídeo completo con unas declaraciones de los cantantes.