viernes, 26 de mayo de 2023

La Organización ataca de nuevo

    Poco después de haber declarado a primeros de mayo el fin de la emergencia internacional por la pandemia coronaviral tras tres largos años, en los que se habrían contabilizado, según datos oficiales, 765 millones de diagnósticos de contagios y casi siete millones de muertes, incluida entre las fallecidas la vieja gripe, que ha acabado resucitando milagrosamente ahora, la Organización Mundial de la Salud (en adelante, la Organización, a secas), por boca de su director general, el señor Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha alertado en la Asamblea Mundial de la Salud que se está celebrando estos días en Suiza de que "sigue existiendo la amenaza de que aparezca otro patógeno con un potencial aún más mortífero". 
 
    ¿Qué pretende con esta declaración terrorífica la Organización? En primer lugar empoderarse más aún de lo que ya está  y en segundo lugar, continuar propagando para ello el miedo, que es el virus más contagioso y letal que puede haber, no vaya a ser que la gente se descuide un poco, como parece que estaba empezando a pasar, se despreocupe de su salud y comience a vivir sin miedo.
 
    La Organización no quiere perder el protagonismo adquirido, quiere afianzarlo, por lo que pretende que la gente y las instituciones estén sobreaviso y preparadas para que, cuando surja la próxima pandemia, la respuesta sea "decisiva, colectiva y equitativa".
 
    El Director General, el señor Tedros, ha instado a los países a no demorar más la aprobación del tratado internacional que le confiere a la Organización que regenta plenos poderes ante futuras pandemias, forzando así a tomar medidas colectivas tanto farmacológicas como no farmacológicas que afectarán a todo el mundo: vacunas, confinamientos, mascarillas, cuarentenas...  
 
 
    Sería, desde luego, más saludable y seguro para la salud de la humanidad no firmar ese acuerdo o, como ha dicho un eurodiputado croata, firmar un acuerdo con el cartel colombiano, que sabe más de drogas que la Organización.  
 
    No podemos olvidar que durante la pandemia coronaviral la Organización no ha hecho más que contradecirse y mentir, comenzando por la más gorda de todas las mentiras: que había una emergencia global. Además de propagar el pánico, por lo que debería ser considerada una organización terrorista,  nos ha engañado constantemente: “Hay un virus nuevo y desconocido” -y resulta que era más viejo que el catarro de Matusalén-, “La vacuna protege de enfermar gravemente y de morir” -y ya se ha visto a cuántos ha enfermado gravemente y se ha llevado por delante al otro barrio antes de tiempo- “La vacuna es segura y eficaz en un 82%” -y no se sabe muy bien para qué ni para quién era tan segura y eficaz-...     
 
    La Organización es un peligro para la gente, igual que un mono borracho con dos pistolas. Sería bueno para la salud de todos y cada uno de nosotros que se auto-disolviera: Mejor desorganizados.  
 
    Pero Alemania marca la pauta: El Bundestag, que es su órgano federal legislativo supremo, otra organización, ya ha decidido, por una amplísima mayoría democrática parlamentaria, ceder su soberanía sanitaria a la Organización y, por lo tanto, a la industria farmacéutica que la subvenciona.

jueves, 25 de mayo de 2023

Pareceres (XX)

96.- Sacrificar es según la Academia, en primer lugar: Ofrecer a una divinidad algo o a alguien en su honor, generalmente destruyéndolos o matándolos. Y en segundo lugar: Matar un animal, especialmente para el consumo. En aras del ideal que creemos que debe ser la vida, que es nuestra moderna divinidad, solemos sacrificar -es decir, hacer sagrada, o lo que es lo mismo para el caso, matar- nuestra propia vida cotidiana corriente y moliente. ¿Dispuestos a sacrificarnos por nosotros y por los demás? Resultado: dictaduras, brutalidad, campos de concentración y exterminio, conformismo, violencia, la historia universal en marcha.

97- NO A LA GUERRA. ALTO EL FUEGO. La gente no quiere la guerra. Ni siquiera los traficantes de armas, que sólo codician el dinero. Son las propias armas las que están pidiendo a gritos la guerra, o sea, una intervención humanitaria, en medio de esta tensa espera y silencio ensordecedor.


98.- El grafitero urbano deja su artística firma en la pared porque se considera, suponemos, un artista. Pero ¿qué dicen las pintadas, su obra? ¿Qué significan esos gritos en forma de garabatos? ¿Qué comentan las paredes? Su obra no es más que su firma. ¡El nombre del que lo escribió! Cuando uno se dedica a estampar su nombre propio compulsivamente por todas partes para afirmar así su personalidad, el refrán escolar reza: “el nombre de los burros aparece por todas partes”. ¿Qué dicen los jóvenes? Nada: sólo: aquí estoy yo: esta es mi firma: una celebración egoísta de mi individualidad masificada. Su firma no está ligada a ningún producto comercial: no es una marca de tejanos, por ejemplo: el único producto comercial es ellos mismos: Yo, Sociedad Anónima o, mejor, Sociedad Limitada.

 
99.- Hay quien dice que es preferible animar a un equipo deportivo que a un ejército armado empeñado en vencer o morir matando. Ninguna objeción a algo tan sensato en principio, si no fuera porque ambas cosas son lo mismo. Los gritos de ¡España! ¡España! fomentan el afán competitivo, el fantasma de la identidad nacional, la lucha por la hegemonía, el espíritu de la victoria y la derrota que arma a los ejércitos para defender esa misma patria que se corea en los estadios deportivos. Puede que sea más civilizado celebrarlo en un campo de juego que en uno de batalla, sólo que así como el estadio es visto como un campo de batalla donde luchan disputándose la Copa de la Victoria, las selecciones nacionales de España y Marruecos, pongamos por caso, no podemos evitar que el frente de combate donde pugnan, por ejemplo, israelíes y palestinos, pueda ser visto con la misma ligereza que un campo más de balompié.

100.-  Nueva refutación del movimiento procedente de la antigua India milenaria, que viene a sumarse a la clásica griega de: El móvil no se mueve ni en el lugar en el que está ni en el que no está. Glosa de Nagarjuna: “El móvil que se ha movido ya no se mueve, y el móvil que va a moverse no se mueve tampoco todavía. ¿Dónde pues el movimiento del móvil que ya no se mueve o que todavía no se ha movido?”

miércoles, 24 de mayo de 2023

"Nu hai juturu"

    “Nu hai juturu”. Al parecer así se diría en cántabru, "No hay futuro", según Ángel Marín, investigador y activista por los derechos lingüísticos del pueblo cántabro, que escribía en Eldiariocantabria el 2 de mayo de 2023 un artículo en castellano titulado “Ensin augua nu hai juturu”.

    No voy a entrar en el tema que plantea de que sin agua no hay futuro, pero sí me quedo con la frase que da título a su artículo, y que amplía escribiendo en cántabru: "Ensin augua nu hai juturu, ni lu brá tampocu’n denguna parti del mundu”. Lo único que le reprocho es que sustituya, como hacen ordinariamente los políticos o ejecutivos de Dios, que es el Estado y es, a la vez, el Mercado, la vida por el futuro, o por el juturu, como él prefiere decir y que sería lo mismo pero en cántabru, cuando dice que sin agua no hay futuroSospecho yo que lo que quiere decir es que sin agua no hay vida, cosa que todos sabemos, pero mete la bicha del juturu para justificar la invención de una lengua.

    Lo mismo le sucede a la revista digital Mogura, el "mediu d’espresión de la mozandá revolucionariu cántabru" (sic, por la concordancia del femenino abstracto 'mozandá' con el neutro de materia), donde leemos que "nel sistema capitalista español nu hay juturu", cuando lo que quieren decir, supongo yo, es que en el sistema capitalista español no hay vida, porque otra cosa no habrá, pero futuro desde luego sí que hay, y mucho, desgraciadamente; es más, es lo único que hay.

    Esto me trae a la memoria aquella copla goliardesca que compusimos en cántabru precisamente inspirada en una pintada callejera que lo fiaba todo al trampantojo del futuro: Lo impusibli / es pusibli: / el cántabru medrará / ensin frenu, / mui de llenu, / nun juturu cuajará.

    Habida cuenta de su parecido con el castellano, habría que decir que esta lengua milenaria que es el cántabru sería hermana suya, así como del gallego y del catalán, es decir, sería una lengua hija del latín. Una prueba irrefutable la constituiría el mantenimiento de la vocal latina final -u, que en castellano se abrió en -o, salvo muy pocas excepciones cultas como espíritu, tribu e ímpetu, que son voces de origen latino pero que conservan su terminación por influencia culta de la escritura, y que en cántabru se habría mantenido, como vemos en los ejemplos que propone Marín: lu, juturu, tampocu, mundu. Lo que más me extraña, sin embargo, es que eso mismo le haya sucedido a la negación latina NON, que en castellano quedó reducida a NO, acabada en -o que en cántabru, al parecer, se habría cerrado en -u, como se hace en castellano con la o disyuntiva, que pasa a -u cuando va seguida de palabra que empieza precisamente por -o: salvo error u omisión.

    Nunca he oído en Cantabria, ni en Asturias tampoco, a nadie que queriendo negar algo diga “nu” o nun en vez de “no” o “non” como se dice en asturiano (en algunos bables se oye "ño" o "ñon"),  lo que me hace pensar que el cántabru que escribe Marín y Cía. no deriva del latín propiamente dicho, sino del castellano más bien, por lo que estamos no conservando una lengua milenaria sino inventándola al convertir por decreto ley todos los finales castellanos terminados en -o en -u, y todos los acabados en -e en -i (parti, por caso, en vez de parte en su ejemplo), con lo que estamos invirtiendo lo que en realidad pasó: la -u átona latina final se conservaría en cántabru, configurándose este fenómeno fonético como seña de identidad lingüística, no pasaría a -o como en castellano; pero el problema viene con la negación: non, que nunca fue *nun en latín, por lo que malamente pudo conservarse la -u.    

martes, 23 de mayo de 2023

Armas pacíficas, pacíficas armas

    Un ex presidente del Gobierno de las Españas de cuyo nombre propio no merece la pena acordarse condenó públicamente hace unos años el ataque de Israel a la franja palestina de Gaza, reconociendo, acto seguido, públicamente sin empacho alguno que nuestro país había vendido armas a Israel, pero añadiendo, con cínica hipocresía, «no se ha matado a ningún palestino con armas españolas». 

    ¿Qué clase de armas eran esas que no mataban al enemigo? Pues eran fusiles, pistolas, ametralladoras y, silenciadores para más recochineo, que acallaban la detonación impactante de dichas armas de fuego. 

    Y es que, al parecer, hay armas –y no nos habíamos percatado de ello hasta ahora- estrictamente pacíficas e inofensivas, que no hacen "pum", o si lo hacen no lo capta nuestro oído, silenciadas que están, y no matan a nadie. Son sólo disuasorias, es decir que pretenden infundir miedo y no meter plomo en el cuerpo del adversario. Son armas inocentes que, contra el dicho popular, no las carga el diablo sino san Miguel Arcángel, el Jefe de los Ejércitos de Dios. Y no preguntemos quién es el adversario: El enemigo es aquel al que se convierte en objetivo militar y se dispara.

 Moneda romana. Cara del emperador, y dios Marte pacificador con lanza y rama de olivo (270 d. de C.) 

    Podría parecer a primera vista que España no vende muchas armas, o solo se las vende a Israel. Pues nada más lejos de la realidad: nuestro país es uno de los mayores proveedores de armas del mundo, el séptimo suministrador mundial de armas convencionales, sí, de armas pacíficas de esas que no matan a ningún palestino, según el cínico dicho de aquel ex presidente del Gobierno. También hay que decir que nuestro país ha incrementado notablemente su gasto militar, ordenado por el gobierno más progresista de nuestra historia, como gusta definirse.

    La venta de unos aviones de combate y de unos buques de guerra a Venezuela fue calificada por ese mismo personaje como una «operación comercial con armas pacíficas». Que era una operación comercial lucrativa nadie lo pone en duda. El comercio de armas es uno de los negocios más lucrativos del mundo. Que los aviones de combate y buques de guerra sean armas pacíficas es otro cantar que no se lo cree casi nadie, no hay más que reparar en las expresiones aviones 'de combate' y buques 'de guerra', que lo dicen todo. Claro está que las armas no hacen daño a nadie mientras no se usen, pero el problema es que se venden y se compran no para guardarlas en el armario bajo la custodia del maestro armero sino para usarse.

    La entonces ministra de Defensa española declaraba, a la sazón, sin rebozo alguno ni sonrojo tampoco por su parte: «Soy una mujer pacifista». No le suponía ninguna contradicción lógica decir que era pacifista y administrar, a la vez, el Ministerio de la Guerra, hoy denominado de Defensa. Pero iba más lejos aún: «…y el Ejército también es pacifista». Quería convencernos de que las fuerzas armadas eran piadosas hermanitas de la caridad con dos pistolas al cinto encargada de sembrar la paz beatífica a su paso.

    Y lo decía tan serios tanto el uno como la otra, como si no fueran conscientes del oximoro o estúpida agudeza que había usado. El oximoro, como se sabe según los manuales de retórica, es una contradictio in terminis consistente en armonizar dos conceptos opuestos, en una sola expresión formando así un concepto nuevo fruto de la contradicción, cuyo significado se desprende no de su sentido literal, que es absurdo (por ejemplo, «un dolor placentero»), sino del sentido metafórico.
 

      En el año 2021 la Unión Europea engendró el Fondo Europeo de Apoyo a la Paz, cuyo objetivo era, como indica su nombre, contribuir económicamente al mantenimiento de la paz previniendo los conflictos bélicos y fortalecer la seguridad y la estabilidad internacionales. Pues bien, estos fondos están financiando como se sabe desde su creación la compra y la entrega de armas cada vez más sofisticadas y ofensivas a un país extracomunitario, la Ucrania de Zelenski, contribuyendo así a subvencionar dicha guerra so pretexto de defender la paz.

    El eximio oximoro que está detrás de la política de la UE es el orgüeliano “La paz es la guerra”. La idea no es extraña, es la “pax Romana” o, más modernamente, “pax Americana”, siguiendo el principio Si uis pacem, para bellum”, que significa que si quieres la paz prepares la guerra. Y en ese sentido se le aplica al dios de la guerra, al fiero y viejo Mavorte, al padre Marte, pues era según la leyenda mítica padre de Rómulo y Remo y por lo tanto de todos los romanos, un epíteto controvertido como “pacifer”: MARS PACIFER (o PACATOR): Marte portador de la paz, el pacífico Marte, Marte pacificador, el pacifista Marte, igual de pacifista que aquel ex presidente que justificaba el tráfico de armas, como el actual, que nuestra Ministra, que todos los Ejércitos y todas las pacíficas armas que vende España a sus socios y a sus clientes.

 Napoleón como Marte pacificador, Antonio Canova (1809)

    Un personaje histórico, por otra parte, tan poco sospechoso de pacifista como fue Napoleón Bonaparte, hijo eximio de la revolución francesa, fue considerado Marte pacificador. El escultor italiano Antonio Canova, maestro del neoclasicismo esculpió al general como un colosal dios Marte victorioso e idealizado. El emperador está desnudo, como las estatuas de los dioses y héroes de la antigüedad clásica, si se exceptúa la capa militar que se apoya en su hombro. Su brazo izquierdo sostiene una lanza, y el derecho un globo sobre el que se yergue una Victoria alada, personificación de la helénica Nike de Atenea.
 
 
    Conviene recordar que la revolución francesa, fruto de la Ilustración como era, no acabó con la monarquía en la guillotina e instauró la república, como nos enseñan los libros de texto de la historia oficial. Lo que hizo en verdad fue reforzar e insuflar nueva savia al viejo tronco monárquico. De ella salió precisamente Napoleón, uno de los monarcas más absolutos que en el mundo han sido, el gran déspota, el Gran Rey, que llegó a contar con un ejército que ya lo hubieran querido para sí los régulos anteriores. Él y no otro, precisamente, creó el servicio militar obligatorio moderno que algunos hemos padecido en carne propia todavía, y al que el pueblo español le dedicó aquella copla: 'Me cago en Napoleón, / me cago en José Primero, / y puestos así a cagar, / me cago en el mundo entero'.  

    Resulta sarcástico considerar, pues, a Napoleón Bonaparte, como a Marte, el viejo dios de la guerra y padre de los romanos, y a todos los políticos progresistas o conservadores, que vienen a ser lo mismo, a todos los ejércitos y armas del mundo instrumentos de la paz. Pero ya se sabe, eso tiene sentido en un mundo posmoderno como el nuestro en el que reina la mentira, o posverdad, y en el que a la guerra impunemente se la llama paz.

lunes, 22 de mayo de 2023

Retahíla de jaicus o jaicús

Están de moda los jaicus (o jaicús) japoneses. Se aprecia en estas composiciones poéticas la concisión de su brevedad, la alusión a una de las cuatro estaciones del año, la belleza de las imágenes y muchas otras pinturerías por el estilo. Su poética, dicen, se basa en la emoción que produce en el poeta la contemplación de la naturaleza. Pero ¿qué es formalmente un jaicu? 

Según la inevitable Güiquipedia, consiste en un poema breve de diecisiete sílabas, escrito en tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente. Según esto, se trataría de una métrica “a sílabas cuntadas”, lo que no es exacto en absoluto, porque los ejemplos japoneses del género a veces no suman diecisiete sílabas, sino algunas más o algunas menos. 

A poco que se profundice, se descubre que el japonés cuenta con sílabas de dos moras, por lo que una de esas sílabas "largas" puede contar como dos elementos rítmicos. 

Entre nosotros, se han hecho imitaciones manteniendo este esquema de 5-7-5 sílabas, como en este ejemplo de Octavio Paz: Hecho de aire / entre pinos y rocas, / brota el poema, o este otro de Jorge Luis Borges: ¿Es un imperio / esa luz que se apaga / o una luciérnaga?, donde el último verso, que tiene seis sílabas, al acabar en palabra esdrújula cuenta como pentasílabo. 

Octavio Paz, precisamente, y Eikichi Hayashiya tradujeron al poeta japonés Matsuo Basho, considerado el padre del jaicu, ofreciéndonos de él esta bellísima perla: Este camino / nadie ya lo recorre, / salvo el crepúsculo

Muchos poetas actuales optan por aproximarse al jaicu japonés con una estrofa de tres versecillos con el esquema “corto, largo, corto” sin más atención al cómputo de sílabas. Y algunos ni siquiera se atienen al número tres, y entregándose al “verso libre” escriben como dice García Calvo “unos reguerillos de prosa tipográficamente separados”. 

La definición del jaicu no dice nada sobre su condición prosódica, como anota Agustín García Calvo en su monumental “Tratado de rítmica y prosodia y de métrica y versificación”, publicado por editorial Lucina en 2006, que propone como modelo rítmico japonés originario un esquema que podríamos llamar trocaico cataléctico, lo que conlleva un final yámbico o con marca rítmica en la sílaba final del verso, por lo que estos versos, según el cómputo silábico de la métrica castellana serían 6/8/6,  y ofrece este ejemplo propio: Al primer temblor / del Otoño, el frío ¡qué / dulce por la piel! 

Siguiendo este esquema propuesto por el maestro, ofrezco algunos humildes intentos propios en este sentido para devolver a los jaicus el esquema rítmico originario japonés, que no suelen seguir las traducciones a nuestra lengua que prefieren el esquema tópico de 5/7/5, o españolizarlos con nuestra seguidilla o la soleá de nuestra tradición. 


De aquí para allá, / cual rosal de Jericó, /sin echar raíz
 
Canta el ruiseñor /enjaulado su canción / que echa así a volar.
 
Margaritas mil / se abren por doquier en flor / despuntando abril.
 
Peino canas ya / pero qué me importa a mí, / viejo dizque soy.
 
Se acabó el pastel. / Picotea aquí y allá / migas el gorrión.
 
Una jaula y un / pajarito dentro, allí / sin poder volar.
 
 Un espejo, en él / veo a otro como yo / que me mira a mí.
 
Ambidiestro que es, / no se queda manco, no, / jamás el Poder.  
 

  ¡Mira, el abedul / de oro viejo amaneció / revestido aún!
 
El cerezo se ha / desprendido de otra más / hoja seca ya.
 
Mi imposible amor, / nunca haremos el amor / de verdad tú y yo.
 
Otra que arranqué / hoja de almanaque, el mes / concluyó otra vez.
 
Llueve, el vendaval / como un lobo aúlla, y yo / tomo solo el té. 
 
Sin ningún valor / las pesetas que ahorré / para el porvenir.
 
Grillo cantarín, / escuchando su cricrí / vuelvo a la niñez.  

Canta el ruiseñor, / el galán primaveral, / y enmudezco yo.


 

domingo, 21 de mayo de 2023

Máximas mínimas

Sólo mueren los que saben que van a morir, como los gladiadores del anfiteatro romano, que saludaban al emperador diciéndole: aue, Caesar, morituri te salutant
 
La más perfecta caverna de Platón no es la sala de cine ni la hogareña pequeña pantalla, sino internet, que nos sumerge en una realidad virtual sin precedentes. 
 
 
No nos engañemos: la tecnología es hoy el medio constituido en un fin en sí mismo que utiliza el Estado como instrumento político para dominar a la ciudadanía. 
 

Crisis climática: Los virólogos de ayer, concluida ya la crisis sanitaria, son los meteorólogos de hoy, que, como ellos, nos advierten de un peligro futurible.

 

Últimas noticias, Laurie Lipton (2022)

 
 Los Estados Unidos de América, que creen en Dios, que es el Dólar, declararon la guerra al terrorismo, al virus y ahora a Rusia a través de su títere ucraniano.
 

Idiota es cualquiera que, mal que le pese, se forja sus propias ideas personales, irracionales rémoras que se fijan como lapas a la nave y no la dejan navegar.

 

Exitus letalis: eufemismo médico que no tiene que ver con el éxito, sino con la salida de la vida, y, por lo tanto alude -divinas palabras latinas- a la muerte.
 
Cuando la vejez te llega, / no es que vuelvas a la infancia, / es que moderas el paso / y al fin la niñez te alcanza (José Bergamín, Rimas y sonetos rezagados). 
 

sábado, 20 de mayo de 2023

De iuventute (¿Cuándo perdemos la juventud?)

Perdemos la juventud, ese divino tesoro que cantó Rubén y encarna la diosa Hebe, no cuando cumplimos años, sino el día que empezamos a valorar el dinero, confundiendo como el necio de Machado valor y precio, y a admitir que todo se compra y todo se vende, incluidos nosotros, las personas, que nos vendemos y nos compramos y prostituimos, en definitiva, al mejor postor, bien baratos, mal que nos pese, por unos billetes de papel de banco so pretexto de ganarnos la vida, cuando en realidad la estamos perdiendo igual que el divino tesoro del poeta.

Perdemos la juventud el día que aceptamos que la realidad es todo lo que hay y nada más que lo que hay, que siempre ha sido así y que nunca podrá hacerse nada para cambiar las cosas y que dejen de ser como son.
 
Perdemos la juventud el día que dejamos de estar enamorados, que es el día en que declaramos solemne- y paradójicamente nuestro amor a otra persona, matando así el amor que sentíamos por ella, y decidimos casarnos con ella sepultando nuestros sentimientos en la tumba del matrimonio.

Diosa Hebe, hija de Zeus y Hera, que sirve el néctar y danza con las Musas y las Horas al son de la lira de Apolo.

Perdemos la juventud el día que dejamos de soñar quimeras y utopías, y despertamos nuestro sentido práctico, entrando por el aro y aceptando las reglas del juego que nos impone la sociedad establecida.
 
Perdemos la juventud el día que aceptamos que el ganador es el mejor por el simple hecho de que ha ganado, convertimos el éxito y el triunfo en monedas de cambio, y ya no somos capaces de defender una causa perdida.
    
Perdemos la juventud el día que sólo vemos lo que se ve y no nos damos cuenta de que para ver las cosas hay que cerrar a menudo los ojos y olvidarse de las ideas previas que tenemos, que distorsionan la realidad.

Perdemos la juventud el día que nos miramos al espejo y no vemos las arrugas del alma, y no se nos cae la cara de vergüenza porque hemos perdido por el camino la vergüenza. Ese día nos asalta el recuerdo de aquellos versos de la canción de otoño en primavera del poeta nicaragüense: Juventud, divino tesoro, / ¡ya te vas para no volver! / Cuando quiero llorar, no lloro... / y a veces lloro sin querer... 

 

viernes, 19 de mayo de 2023

En las paredes de Atenas (El arte de los graffiti, y 2ª parte)

Todos somos esclavos.
 (El adjetivo "ólos", que queire decir "todo" se aspiraba en griego antiguo, donde se decía "hólos"; de ahí deriva una palabra como "holocausto" -nombre del sacrificio en el que se quema entera a la víctima del sacrificio-, "holístico", y otra como "católico", donde se ha perdido la -h- intercalada que conservan otras lenguas como el inglés (catholic), y que significa "universal". δούλος, dulos, es la forma clásica de decir "esclavo, siervo, lacayo, sirviente". Decir que en nuestro mundo, donde oficialmente está abolida la esclavitud, "todos somos esclavos", significa que a pesar de ello no somos libres todavía).
 
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  Despenalizad el libre pensamiento.
(Pensamiento se dice en griego "skepsi", que también significa "reflexión, meditación", de ahí que el adjetivo "skeptikós", origen de nuestro "escéptico", signifique etimológicamente "reflexivo, meditabundo, pensativo". Toda una lección de humildad etimológica para los dogmáticos que se creen en posesión de la verdad. El escepticismo es la mejor vacuna contra el fanatismo y el dogmatismo. Debajo de la pintada un cartel de "se vende", algo completamente normal en una época y una sociedad en la que todo se compra y se vende sometido a las reglas del mercado).
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¿Acaso hay vida antes de la muerte?
(Vida y muerte; zoé y thánatos. A veces nos preguntamos si habrá vida después de la muerte.  La pintada griega nos pregunta, al revés, encarecidamente, habida cuenta de sus cuatro signos de interrogación (;;;;), si hay vida antes de la muerte. De tánato: eutanasia, tanatorio. De zoe, que es sinónimo de "bios", deriva la zoología, que es el estudio de los seres vivos, mientras que de "bios" procede la "biología" o estudio de la vida en general. Resulta curioso que haya dos palabras para lo que nosotros llamamos 'vida' en griego: zoé es la vida biológica, zoológica, diríamos mejor, en el sentido de animal, que como dice Giorgio Agamben compartimos con el resto de los seres vivos, mientras que bíos es la vida social de los seres humanos estructurada en una comunidad política).  
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Se vende miedo.
(Uno de los rótulos que más se ve en estos tiempos de crisis paseando por la ciudad de Atenas y también por nuestras ciudades españolas, no nos engañemos,  es "políte" (se vende), forma pasiva del verbo clásico "poléo, que significa "poner a la venta", y que resuena en nuestro monopolio. La expresión cervantina de "el patio de Monipodio", con la que denomina al hampa sevillana en su novela Rinconete y Cortadillo,  es una alteración del helenismo "monopolio".  La gracia de esta pintada es que lo que se vende no es ningún local, propiedad o negocio, sino el "fobos" es decir, el miedo que alimenta todas nuestras fobias).


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El sistema de enseñanza es la enseñanza del sistema.
(Crítica del sistema educativo, que es correa de transmisión de los valores que justifican el propio sistema socio-económico de dominio del hombre por el hombre, en esta pintada antisistema. Y buen ejemplo del carácter flexivo que conserva todavía la lengua griega. Prestad atención a la alternancia nominativo/genitivo: to sístima / tu sistímatos, un neutro de la tercera declinación, y un femenino de la primera i didascalía / tis didaskalías).

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¡No es nuestro mundo éste!
(Precisamente mundo se dice en griego "cosmos", de donde surge el "microcosmos" que somos cada uno de nosotros dentro del "macrocosmos" que es la sociedad entera. Algo sin embargo se rebela dentro de nosotros y nos hace decir que ese mundo no es nuestro mundo, el que llevamos dentro de nosotros, el que todos deseamos en el fondo de nuestro corazón).

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Vida, no supervivencia.
(La palabra vida -zoé- se proclama como reivindicación, en contra de lo que el sistema nos ofrece: epi-biosi (super-vivencia): lo que queremos es vida de verdad, no lo que tenemos a cambio: mera supervivencia).
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(En la lengua del Imperio, para que entiendan los turistas que visitan la ciudad de Atenea en qué consiste el tópico horaciano del "carpe diem" : Cuando todo el mundo vive en el futuro, el presente ¡au revoir!)
 
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Ο  ΚΟΣΜΟΣ  ΣΑΣ  ΕΝΑΣ ΚΟΣΜΟΣ  ΠΟΥ  ΑΓΑΠΑ  ΟΤΙ  ΜΙΣΕΙ,  
Ο  ΚΟΣΜΟΣ  ΜΑΣ  ΑΛΛΟΣ.
Vuestro mundo es un mundo que ama lo que odia; 
nuestro mundo es otro.
ΚΑΘΕ ΟΙΚΤΟΣ ΓΙΑ ΤΟΥΣ ΕΧΘΡΟΥΣ ΤΗΣ ΕΛΕΥΘΕΡΙΑΣ ΕΙΝΑΙ ΑΝΑΝΘΡΩΠΟΣ
Toda compasión por los enemigos de la libertad es inhumana.
ΟΙ ΑΡΝΗΣΕΙΣ ΤΡΕΦΟΥΝ ΤΗΝ ΟΜΟΡΦΙΑ ΜΑΣ
 Los rechazos alimentan nuestra belleza.
ΤΟ ΧΑΟΣ  ΕΙΝΑΙ  ΦΙΛΟΣ ΣΟΥ
El caos es tu amigo. 
ΤΑ ΠΛΟΥΤΗ ΤΟΥΣ  ΕΙΝΑΙ ΤΟ ΑΙΜΑ ΜΑΣ
Su riqueza es nuestra sangre.
ΤΑ ΦΡΑΓΚΑ ΣΟΥ ΕΙΝΑΙ ΤΟ ΕΙΣΗΤΗΡΙΟ ΣΟΥ ΓΙΑ ΤΟ ΠΟΥΘΕΝΑ
Tus monedas son tu billete hacia la nada. 
Libertad para los sueños. 

jueves, 18 de mayo de 2023

En las paredes de Atenas (El arte de los graffiti, 1ª parte)

    La poesía y la filosofía anónimas y populares están en las calles y muros de la capital griega, como en casi todas las ciudades del mundo, y nos interpelan. Son la expresión de la voz del pueblo, o, si se prefiere, de la gente común y corriente que nos asalta y sorprende a cada vuelta que damos para llamar nuestra atención, conmovernos y hacernos pensar con su insolente libertad de expresión y belleza desgarrada. 

    He aquí una pequeña muestra, personal y subjetiva como todas, de las pintadas que me han salido al paso mostrándome que las viejas palabras de la lengua de Homero siguen más vivas que nunca todavía en las lenguas modernas: filosofía, escepticismo, caos, estética,   el miedo (phóbos),  el cosmos, la vida (zoé, bíos), la muerte (thánatos)... 

Atenas tiene estilo.
(Atenas, en plural era el nombre de la ciudad, mientras que Atena en singular era el de la diosa Atenea, patrona de la ciudad a la que regaló el olivo que según se cuenta crece todavía en la acrópolis no lejos del Partenón, el templo consagrado a la diosa virgen, párthenos, en griego). De su nombre deriva el de nuestros modernos centros culturales llamados "ateneos", dado que Atenea era diosa de la sabiduría. La palabra "styl" es un préstamo del latín "stilus", que en principio era el nombre del punzón que servía para escribir y de ahí pasó a significar "manera o arte de escribir" en particular y en general "modo de ser y de comportarse, personalidad" y por ende también "moda, elegancia", hasta el punto de que como dijo el conde de Buffon: el estilo es el hombre mismo).  

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Filosofía a las calles.
(Filosofía es palabra griega compuesta de "filo" amante y "sofía" sabiduría, amor que desde Sócrates se reduce a preguntarse por todo sin conformarnos nunca con las respuestas que nos satisfacen y acallan las preguntas silenciándolas de una vez por todas para siempre.  La pintada reivindica que la filosofía debe volver al ágora dialéctica donde nació, salir de los libros polvorientos de las bibliotecas y ocupar las calles. ¡Lástima que entre nosotros corra el peligro de desaparecer hasta del Bachillerato si nos descuidamos!)  

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Caos.
(En principio según la Teogonía de Hesíodo fue el "caos", el espacio inmenso y tenebroso anterior a la creación del mundo, el gran bostezo del aburrimiento divino del que surgió el "cosmos". ¿No es este mundo precisamente con su obsesión por el orden el mayor de todos los caos? ¿No es caótico el llamado orden -más bien desorden- establecido?)

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 Estética.
(En principio "estético" es lo que es susceptible de percibirse por los sentidos; de ahí que, con prefijo privativo an-, surja la "anestesia" o carencia o privación de sensibilidad: lo que nos insensibiliza. El adjetivo "estético" pasó a significar "relativo a lo bello o artístico").  

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 Nuestra patria toda la tierra.
(La pintada dice que nuestra "patria" es toda la tierra, es decir, Gea, la Madre Tierra. Y recuerda a la respuesta que dio Diógenes, el cínico, es decir, el Perro -en el mejor sentido de la palabra, como amigo del hombre y como ser libre, callejero y sin dueño- cuando le preguntaron que de dónde era: Respondió "cosmopolia", esto es, "ciudadano del mundo", inventando una palabra que ha perdido parte de su subversiva fuerza originaria y que se ha trivializado mucho, pero que sigue viva contra todos los nacionalismos y patriotismos tanto de alta como de baja intensidad. El verdadero patriotismo, como dijo el otro, además, consiste en odiar todas las patrias).

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El trabajo es alegría sólo para los jefes.
(Curiosa la palabra que se usa en griego moderno para denominar al trabajo: "duliá", que deriva de la clásica "dulía", que significaba y significa todavía "esclavitud". En griego clásico el verbo δουλεύω, pronunciado duleuo, significaba 'ser esclavo', y en griego moderno, pronunciado dulevo, quiere decir 'trabajar'; lo que sugiere que la moderna forma de esclavitud es el trabajo asalariado. De alguna manera el trabajo se interpreta como una maldición bíblica, como una condena a la esclavitud y a la servidumbre, lo contrario que decían los campos de exterminio nazis: Arbeit macht frei: el trabajo libera). Recordemos además la etimología latina del trabajo: tripalium, un instrumento de tortura consistente en tres palos cruzados a los que se ataba el reo para, por ejemplo, asarlo a fuego lento o cualquier otra sevicia que se le ocurriera al torturador  . 

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 La felicidad  se escribe con "e" y no con "€"
(En griego moderno felicidad se dice "eftijía", que es un compuesto del prefijo "eu-" que tenemos en eutanasia, euforia, eufemismo,  y que quiere decir "bien, bueno" y de "tyche" que es propiamente la "suerte"; por lo que la palabra felicidad en griego empieza, efectivamente, por épsilon, pero no por la € de euro. Prestad atención a la forma pasiva gráfetai (pronunciada gráfete) del verbo gráfo, que como sabéis significa escribir. Por lo demás el significado de la pintada salta a la vista: el dinero no da la felicidad, sino todo lo contrario: la compra como si se tratara de un artículo de consumo, y nos quita la poca dicha que podíamos tener llenándonos de preocupaciones). 

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Os dejo como música de fondo esta bellísima canción de Luis Eduardo Aute dedicada a Atenas: Atenas en llamas, de su album Intemperie, lanzado en 2010.