Acaba de salir al mercado -tatachín, tatachán- la piedra filosofal de la eterna juventud que tanto tiempo soñaron y buscaron desesperadamente los alquimistas medievales. Se trata de la vacuna antivejez. Según la propaganda publicitaria, la inyección frena el proceso natural de envejecimiento del organismo humano, y, aunque no se dice explícitamente, nos proporciona, se sobreentiende, la inmortalidad. ¡A nosotros, que ya éramos inmortales como las ideas de Platón!
viernes, 10 de marzo de 2023
Vacuna contra la vejez
jueves, 9 de marzo de 2023
Pareceres (XVI)
miércoles, 8 de marzo de 2023
¿Cuándo lanzamos la nueva variante?
Matthew John David Hancock, más conocido como Matt Hancock, miembro del partido conservador británico y Secretario de Estado de Salud y Asistencia Social del Reino Unido desde el año 2018 hasta junio de 2021 en que dimitió por haber violado los protocolos del virus coronado que su propio gabinete de Gobierno y Ministerio habían decretado, habiendo mantenido un tórrido encuentro sexual en su despacho con su asesora y amante que no pasó desapercibido al ojo indiscreto de la cámara de seguridad, deseoso de amedrentar a la población (frighten the pants off everyone, literalmente asustar los pantalones de todo el mundo acudiendo apresuradamente al retrete para no hacérselo encima) con el fin de que cumpliera los protocolos que él mismo no cumplió y se olvidara de los quebraderos de cabeza que estaba trayendo a su país el dichoso Brexit o salida exitosa que al final resultó un chasco de la Unión Europea, escribió un guasap bastante significativo de lo que ha sido todo esto del virus coronado que todavía algunos se empeñan en mantener vivito y coleando, que decía “¿Cuándo lanzamos la nueva variante?” (When we do deploy the new variant).
Otras revelaciones como la del CEO de Moderna
Stéphane Bancel, declarando que su empresa fabricó 100.000 dosis de
la vacuna contra el COVID-19 en 2019, antes de que la OMS hubiera
declarado la pandemia universal, vendrían a demostrar que la presunta no se
hizo apresuradamente y se aprobó por vía de urgencia para curar la
pandemia, sino, al revés, se implementó la pandemia para justificar
la imposición de los pinchazos, o sea que fue antes la tirita que la herida.
Cada vez resulta más evidente, ahora que pronto se cumplirá el tercer aniversario del confinamiento, para el que no esté
ciego y lo quiera ver, que todo el tinglado pandemencial este de la pandemia no fue
más que una operación de guerra psicológica destinada a controlar
y a gobernar a la gente, por si hiciera falta, que parece que sí lo
hacía, más aún de lo que estábamos.
martes, 7 de marzo de 2023
El palacio de la Montaña del León
Kasyapa, temiendo que su hermanastro Mogallana heredara el trono que le correspondía por legítimo derecho paterno decidió arrebatárselo antes por la fuerza a su padre, el rey Dhatusena, al que encarceló, asentando sus indignas posaderas en su trono. A Mogallana no le quedó entonces más remedio que huir a la India para escapar de los continuos intentos de asesinato de Kasyapa, una vez que había logrado el poder que tanto codiciara.
El usurpador, por su parte, exigió a su padre que le revelara dónde escondía su tesoro. No le bastaban el cetro, la corona y el trono. Necesitaba, además, aumentar la hacienda de su monarquía. Dhatusena, el monarca destronado, le respondió que en la presa de Kalawewa, que aún puede contemplarse hoy, la mayor de sus obras de irrigación.
-Allí -señaló Dhatusena refiriéndose a la presa- se hallan todos los tesoros que poseo.
¿Se refería, acaso, a la propia presa hidráulica, siendo como era su máxima obra de irrigación de los campos de cultivo de arroz, dando a entender así a su bastardo que él no tenía más riqueza ni tesoro que aquella obra suya de ingeniería, significándole que son los hechos de los hombres y no sus posesiones los que enriquecen a estos y constituyen su tesoro? ¿O apuntaba más bien a la morada del venerable monje que habitaba junto a la presa, un anciano venerable que había sido durante muchos años su mentor, dándole a entender a Kasyapa que la auténtica riqueza era la amistad que profesaba por aquel ermitaño hasta el punto de anteponerla él a cualquier riqueza material? ¿O se refería, específicamente, a la sabiduría y al camino desapegado y libre, religioso, que el monje recorría en la trayectoria de su vida? Sea lo que fuere, no había ningún indicio de ningún tesoro enterrado bajo las aguas de la presa.
Kasyapa se sintió burlado por su padre, por lo que ordenó su muerte, una muerte por cierto horrible como pocas: sepultado vivo, emparedado en su propio sepulcro. Consumaba así el hijo la muerte del padre. Todo hijo legítimo o bastardo debe matar un buen día si no a su padre, sí al Padre, es decir, a lo que la figura de este representa, para poder él encarnar esa autoridad que a él le falta y que, de alguna manera, le impide ser así en definitiva su propio padre, asesinato que conlleva otro crimen porque para lograrlo debe matar al niño que lleva dentro.
El usurpador, en el año 477 de nuestra era, siete después de acceder al trono, se trasladó al fabuloso palacio que había mandado construir en Sigiriya, la Roca del León, una fortaleza inexpugnable labrada sobre el magma endurecido y erosionado resultante de la erupción de un viejo volcán. Había para ello derrochado ingentes cantidades de dinero del erario público. Del palacio de la Montaña descendió en el año 495 para enfrentarse a su hermanastro Mogallana que había reunido entre tanto un ejército considerable y vuelto de la India a la isla a reclamar el trono que por derecho como hijo legítimo solo a él correspondía.
La isla conocida como Serendib, Tambapani, Ceylán o modernamente Sri Lanka fue denominada por los romanos, siguiendo a los griegos, Tapróbane. Hay noticias eruditas de ella: Un pentámetro de Ovidio la evoca: Aut ubi Taprobanen Indica cingit agua ('Donde el Índico mar / ciñe a Tapróbane allí'). Rufo Festo Avieno también la rememora en un prosaico hexámetro dactílico en su Descripción de la Tierra: Insula Taprobane gignit tetros elephantos ('La isla Tapróbane engendra elefantes horripilantes').
En el trascurso de la desigual batalla, Kasyapa, una vez diezmadas sus tropas, se quedó solo, abandonado por los supervivientes. Viéndose derrotado, indefenso y a merced de las huestes del enemigo, decidió huir de la muerte vergonzosa que le esperaba dándose él paradójicamente la muerte, una muerte voluntaria pero no cobarde, sino digna y heroica: desenfundó su daga, se la clavó en la garganta, la levantó en el aire y aún tuvo tiempo de volverla a envainar antes de caer muerto de su elefante.
lunes, 6 de marzo de 2023
Más apuntes
Causa y fin: No se sabe ya si se fabrican armas porque hay guerras o para que no deje de haberlas, o ambas cosas a la vez, confundidos el porqué y el para qué.
El fundamentalismo sanitario, fascismo de bata blanca, se envuelve bajo el sello maniqueo del Bien que pretende erradicar el Mal de la superficie del planeta.
domingo, 5 de marzo de 2023
¡No enseñéis a los niños!
lección sabida y consabida, por favor.
Y no les inculquéis a los pupilos vuestros,
señor maestro, señorita, no señor,
lo que a vosotros os inculcaron: la moral
y unos ideales, viejos trastos obsoletos,
para amueblar su cabeza: no les enseñéis.
haciéndolos maleducados a fuerza y golpe
de educación. Y no les programéis, robots,
para el futuro porque el porvenir está
igual que espada de Damoclés que cuelga siempre,
o zanahoria por delante o trampantojo
muy lejos todavía, tanto que nunca llega.
No les enseñéis a los chiquillos los adjetivos
calificativos de “bueno” y “malo” de las cosas
y las personas. Saben ellos, bien lo saben,
sin que se lo digáis vosotros, lo que es bueno
y lo que es malo. No les enseñéis, maestros,
lo que a vosotros os enseñaron: los prejuicios,
las ideas establecidas. Sed, más bien, vosotros
sus amigos, los amigos de los niños. Si
queréis enseñarles algo, enseñad el arte
de la magia, o sea, la poesía. Permitid,
en cambio, que ellos os enseñen a vosotros
a vosotros que os creéis muy sabios y muy listos,
porque tenéis colgado un título en la pared
lo que ellos saben y vosotros olvidasteis..
Dejad que ellos os enseñen a vosotros
ellos, los niños, pues tenéis que aprender muy mucho
de ellos, aunque os parezca que es mentira. Sí,
dejad que ellos os enseñen a olvidar
todas las cosas que vosotros aprendisteis.
sábado, 4 de marzo de 2023
Vita activa y vita contemplativa
viernes, 3 de marzo de 2023
Apuntes a vuela pluma


jueves, 2 de marzo de 2023
Odio a España
Recuerdo la polvareda que levantó Rafael Sánchez Ferlosio, (1927-2019) el entrañable cascarrabias y prosista más acendrado de nuestras letras, cuando confesó en la presentación de su libro “God & Gun” (2008), que odiaba de siempre a España, sobre todo, matizó, cuando pensaba en los toros o en la fiesta del Rocío. Se lanzaron enseguida sobre él como perros rabiosos y furiosos los defensores a ultranza de la patria y sus sacrosantas tradiciones, los patriotas de pacotilla, que olvidaban, sin duda, lo que dijo Samuel Johnson de que el patriotismo era el último refugio de los canallas.
Alguno llegó a decir que si don Rafael odiaba a España era un incoherente, porque era como si un sabueso odiase la mano que le daba de comer, porque el octogenario novelista y ensayista vivía por aquel entonces de sus libros y sus libros se vendían y se compraban fundamentalmente en España. Como muestra, un botón: El Jarama era novela de lectura obligatoria para tantas generaciones de bachilleres españoles, de cuyos derechos de autor vivía el premio Cervantes, que, sin embargo, siempre renegó públicamente de su obra narrativa en general y de esta en particular.
Creo yo que don Rafael es un patriota al estilo del señor Keuner de Bertolt Brecht, que, desde su óptica laica y atea, definió el patriotismo o, más literalmente el amor (Liebe) a la patria (Vaterland) como el odio a las diversas patrias (Vaterländer, en plural), porque precisamente ese odio está motivado por amor a la patria que no existe en la realidad, dado que ninguna de las que existen, y menos la nuestra propia, entre tantas como hay, es la verdadera de verdad.
El problema viene por la penalización del odio, por el llamado delito de odio que ha entrado en nuestra legislación. Tanto el odio como el amor son sentimientos humanos que nunca se dan químicamente puros, y que en ningún caso deberían estar penalizados judicialmente. Suelen darse la mayoría de las veces, confundidos, como en el famoso 'Odi et amo' de Catulo, que le dice a su amada: "Te odio y te quiero, que cómo lo hago quizá me preguntes. // No lo sé pero así / siento y es esa mi cruz."
A nadie que odiara a su jefe de oficina como Ferlosio odia a España, se le ocurriría considerar un delito ese odio y renunciar al sueldo que le paga. Porque si el jefe le contrató como empleado fue porque decidió utilizarlo -eso quiere decir empleado: utilizado- y porque encontró seguramente un beneficio en el trabajo que él desempeñaba. El empleado, pues, no le debe ningún agradecimiento a su jefe. Es más: se lo debe el jefe a él, que cumple religiosamente con su trabajo. Puede exigirle eso: cumplimiento. Lo que no puede exigirle de ninguna manera es cariño, porque en el corazón no manda nadie. ¿Donde está su incoherencia? ¿Dónde la incoherencia de Ferlosio? ¿No se puede, además, odiar a la madre que lo ha parido a uno? ¿Por qué iba a amarla, porque madre sólo hay una? No es razón suficiente. ¿Es obligatorio amar a la madre de uno solo porque sea la madre de uno, la que lo ha parido, aunque sea una hija, por su parte, de la grandísima chingada?
miércoles, 1 de marzo de 2023
Tu horóscopo
Los lectores de horóscopos, a fuerza de leer las características psicológicas que les atribuyen los astrólogos a los nacidos bajo su signo en periódicos y revistas todos los días, acaban pareciéndose a lo que allí se dñles describe. Necesitan que les digan cómo pueden ser, cuáles pueden ser sus cualidades y cuáles sus defectos, para adquirir así una personalidad propia adiestrándose en el cultivo de esos vicios y virtudes. Son personas y necesitan forjarse una personalidad, una máscara. Necesitan un estereotipo o descripción psicológica a la que acomodarse como un traje a la medida y unos consejos bienintencionados pero superfluos y válidos para la puesta en escena cotidiana, del tipo de “lea todo lo que firme”, “no derroche”, “hágase un chequeo periódico”, "no cometa excesos hoy" etc. que no hacen mal a nadie pero tampoco ningún bien.
Uno de estos consejos, que no predicción de futuro, leído en uno de estos horóscopos es este mismo: A los nacidos bajo el signo de acuario, los nervios os pueden jugar una mala pasada. Igual, por cierto, que a los nacidos bajo cualquier otro signo del zodíaco, no hace falta decirlo aquí, por lo que no estaría de más que, seas acuario o sagitario o lo que seas, te relajes rodeándote de gente apacible, escuchando música clásica o sumergiéndote en una buena lectura, y no te dejes llevar por los nervios, que no son buenos consejeros. No está de más señalarlo aquí para que los lectores crédulos, que los hay y muchos, se desengañen de la superchería para bobalicones que es la astrología.
Otro de estos consejos: Por tu propio bien, si eres capricornio, y por el bien de los demás, evita las comidas flatulentas. Como se puede ver, esto no es una predicción del futuro, que no está escrito y nadie puede leerlo, sino un consejo, que hoy toca dártelo a ti y mañana a los virgo, pasado a los piscis y así hasta abarcar todo el arco astrológico de la bóveda celeste, porque las comidas flatulentas son algo que hay que evitar. En caso contrario estamos todo el día ventoseando, lo que en sí no tiene nada de malo, pues es mejor soltar los gases que retenerlos en el calabozo de las entrañas, pero es algo socialmente reprobable. Hay que tener en cuenta, además, que a cada uno no le huelen mal sus propios vientos, sino que le molestan siempre los ajenos, independientemente de su hediondez.
¿Qué tipo de poderosa influencia, de fuerza irresistible es la que ejercen los planetas y los astros del universo sobre nosotros? La única fuerza conocida por la ciencia que podría influir de alguna manera es la de la gravedad, que hace que caigamos hacia abajo por nuestro propio peso y que no flotemos por los espacios siderales como nubecillas de algodón. Sin embargo, la atracción o repulsión que ejercen las personas que nos rodean es fundamental, y de eso no se ocupan los astrólogos.

Está
claro que hay personas que necesitan tener fe en la astrología a
pesar de que no hay ningún fundamento científico para sus
creencias, y sí una fuerte evidencia de lo contrario, porque lo que
necesitan, desamparados como se sienten e incapaces de vivir con la
sabia duda, es creer en algo a toda costa, en lo que sea, como sea.
Por eso echan mano de esta superstición que, como su nombre latino
indica superstitio, consiste en creer que hay algo que está por
encima (super-stare) de nosotros y de lo que está a nuestro alcance,
algo sobrestante e inexplicable, cuya sobrestantía se alimenta
gracias a la fe ciega que depositamos en nuestras sagradas creencias,
lo que es contrario a razón y lo que genera la propia fe religiosa,
que no deja de ser una fanática superchería. No hace falta decir
que es un fanatismo religioso porque todo fanatismo es de índole
religiosa y toda religión fanática.
Como canta la seguidilla
popular (con las variantes "escrito está el futuro" y
"escrito está mi sino" en el tercer verso de la
copla):
Dicen que en las
estrellas
escrito está,
escrito está el destino/escrito está
el futuro,
y no es verdá.