miércoles, 28 de septiembre de 2022
Llaman paz a la guerra.
martes, 27 de septiembre de 2022
¿Eso es lo que te enseñan en la escuela?

lunes, 26 de septiembre de 2022
Perteneciendo al futuro
Hablando el otro día con un amigo, recordábamos a propósito de la irrupción en la vieja Europa del nazismo, la espléndida película musical de 1972 de Bob Fosse titulada Cabaret.
En el Berlín alegre de entreguerras de los años treinta tiene lugar una historia de amor entre la bailarina Sally Bowles, papel que protagoniza Liza Minnelli, y un estudiante inglés llamado Bryan Roberts, encarnado por Michael York, con el trasfondo del auge político del partido nacionalsocialista alemán.
Uno de los números musicales más celebrados del filme es, sin duda, aquel Money, money, que repite Money makes the world go round, y constata la importancia del poderoso caballero y dios verdadero que es don Dinero: Un marco, un yen, un dólar o una libra, / un dólar o una libra, / un dólar o una libra / es todo lo que hace que el mundo gire alrededor. / Ese sonido de tintineo metálico / puede hacer que el mundo gire alrededor. Resulta curiosa en la enumeración de las monedas cómo el marco alemán, un siglo después, ha desaparecido, sustituido por el euro en el ámbito de la Unión Europea, que absorbió las viejas monedas nacionales como el franco francés, la lira, la peseta, el escudo, la dracma..., mientras que la libra, el dólar y el yen citados persisten todavía.
Al comienzo sólo se ve el rostro de una pureza angelical en primer plano, pero la cámara va mostrando lentamente que el adolescente, que encarna la juventud, lleva uniforme militar, y una cruz gamada en el brazo izquierdo. Al final de la canción se colocará la gorra y hará el saludo fascista. La inocente balada se ha convertido poco a poco en un himno nazi que hace que prácticamente todos los adultos y jóvenes presentes se levanten y coreen la canción formando una masa homogénea.
Finalmente todos con el brazo en alto y la palma abierta hacen el saludo fascista. Sólo un anciano permanece sentado, expresando su desacuerdo con el siniestro futuro que anuncia la canción, que repite el estribillo una y otra vez: tomorrow belongs to me: el mañana me pertenece a mí. El mañana, es decir, el futuro.
Pero dándole la vuelta a ese estribillo: si el mañana me pertenece a mí, yo pertenezco al mañana, es decir, al futuro, que es la muerte, y no al presente, que es lo único que hay aquí y ahora. Casi todos los que estaban en la cervecería, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, han formado una masa homogénea, aglutinándose en torno a ese himno que, como cabe esperar de todos los himnos en general y de cualquiera de ellos en particular, no puede augurar nada bueno.
domingo, 25 de septiembre de 2022
De la Inmaculada Concepción a la Unión Europea y a Eurovisión
sábado, 24 de septiembre de 2022
Me parece a mí (III)
11.- Reality show: el espectáculo de la realidad se convierte en la realidad del espectáculo y viceversa: la vida misma vista por el ojo desvergonzado de Dios que nunca parpadea y que tú no ves pero que sí te ve a ti y que no te pierde de vista ni de noche ni de día, hagas lo que hagas, estés donde estés. Desengáñate: Tú no ves la televisión: la pequeña pantalla te ve a ti.
13.- El ogro filantrópico. El estado terapéutico persigue inquisitorialmente con su visión absolutista de la sanidad pública a fumadores y bebedores hasta el límite de la extorsión fiscal y la expulsión de los espacios públicos, recluyendo esas actividades semidelictivas a los ámbitos de la privacía: a las petacas y a los retretes, nunca mejor empleado este galicismo que, como se sabe, alude a los lugares retirados.
14.- EPISTEMOLOGÍA POPULAR: aprender, como bien sabe el pueblo a su modo sin saberlo, no es acumular conocimientos eruditos, sino desengaños, es decir, caer en la cuenta de lo engañados y equivocados que estábamos, para lo que es menester desaprender todo lo que nos han enseñado y hemos aprendido, dejar de ver las cosas como si las conociéramos de toda la vida, extrañándonos de todas nuestras certidumbres.
15.- Incendios forestales: uno de los muchos presidentes democráticamente electos del Imperio, de cuyo nombre no puedo acordarme, encontró en su momento la solución genial para acabar con la deforestación provocada por los incendios forestales causados por los pirómanos, y no tuvo empacho en proponérsela al mundo: una intuición que nunca se le había ocurrido antes a ninguna lumbrera: la solución final y definitiva, la Endlösung: talar los árboles para que no haya bosques que quemar.
viernes, 23 de septiembre de 2022
Sócrates visto por Quino
jueves, 22 de septiembre de 2022
Ad maiorem Medicinae gloriam
miércoles, 21 de septiembre de 2022
Carp-us carp-it
martes, 20 de septiembre de 2022
Me parece a mí... (II)
lunes, 19 de septiembre de 2022
Bendiciendo las armas
El Papa defiende la entrega de armas a Ucrania para su "legítima defensa", consagrando de este modo la política belicista de la Unión Europea, que en poco más de medio año ha destinado la friolera de 2.600 millones de euros, que se dice pronto, a tal fin, ya que como razonaba, es un decir 'razonaba', el señor Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, “Las guerras se ganan con armas”, como si fuera posible, humanamente hablando con el corazón en la mano, 'ganar una guerra'.
Resulta chocante que un cristiano, y no uno cualquiera, sino precisamente el vicario de Cristo, justifique el uso de las armas. Quizá no sea tan chocante si en lugar de ver en él al vicario de Cristo, vemos al vicario, es decir al que hace las veces, de un personaje histórico nacionalista judío -y no cristiano-, demasiado humano, que se llamó Jesús, el Nazareno.
No es la primera vez que Su Santidad se alinea de este modo con la política institucional del engendro de la U.E. Ya lo hizo poniéndose de parte de la industria farmacéutica y bendiciendo la hostia que se veía así consagrada de la supuesta vacuna contra el virus coronado que él veía como un "acto de amor", de lo que dábamos cuenta en este arcón en El Papa no tiene razón.
No es extraño, pues, que ahora el romano pontífice se ponga de parte de la industria armamentística justificando su existencia y bendiciendo el uso de las armas "en legítima defensa" de uno mismo, de su patria y de todo lo que uno ama.
Un dicho puesto en boca de Jesús afirma: No penséis que he venido a poner paz en la tierra; no vine a poner paz, sino espada (Mateo 10, 34). Hay quien opina que no hay que entender este dicho, que contradice el espíritu cristiano de irenismo y amor universales, en sentido literal, que “espada” quiere decir otra cosa distinta de lo que dice, como por ejemplo, división, cizaña o enfrentamiento no sangriento, pero que contradiga precisamente la figura idealizada de Jesús, el llamado Cristo de la fe, que es una elaboración fundamentalmente paulina, es uno de los argumentos a favor de la historicidad de la proclama.
Téngase en cuenta también que el Imperio envió una cohorte romana, compuesta entre cuatrocientos y seiscientos legionarios al menos, al mando de un tribuno, como refiere Juan 18, 12, para detener al Nazareno: La cohorte, pues, y el tribuno y los alguaciles de los judíos se apoderaron de Jesús y le ataron. No parece muy congruente desplegar una fuerza militar tan desproporcionada en un territorio ocupado para detener a un hombre rodeado de una banda de seguidores pacíficos y desarmados.
En Lucas 22, 36, aconseja Jesús a los discípulos que compren una espada: Y les añadió: Pues ahora el que tenga bolsa, tómela, e igualmente las alforjas, y el que no la tenga, venda su manto y compre una espada. Y más adelante, (Lucas, 22,49): Viendo los que estaban en torno de Él lo que iba a suceder, le dijeron: ¿Herimos con la espada?
Como escribe Gonzalo Puente Ojea en su “El Evangelio de Marcos. Del Cristo de la fe al Jesús de la historia”, edit. Siglo XXI (Madrid, 1992): La impresión neta de que Jesús y los suyos iban armados para una contienda, y no excluían la posibilidad de violencia, se impone por sí misma.
Uno de los discípulos le corta una oreja con la espada al servidor del Sumo Sacerdote. Allí Jesús no hace ninguna condena del uso de la violencia, se limita a curar al herido. El clero judío estaba bien avenido con el poder imperial romano por entonces. Jesús se limita a decir prudentemente: Dejadles, no haya más.

Su Santidad afirma que Es más que lícito entregar armas a otros países para que se defiendan. Se refería a la invasión rusa de Ucrania y a los países que han enviado armamento al Gobierno de Kiev. Para el romano Pontífice es moralmente aceptable: Los ucranianos están protegiendo su país. No solo es lícito, es también una expresión de amor a la patria. Quien no se defiende, quien no defiende alguna cosa, no la ama. En vez de eso, quien defiende, ama.
No obstante, también, dando una de cal y otra de arena, pide como buen cristiano al Gobierno de Zelenski que abra las puertas al diálogo para zanjar cuanto antes esta guerra, cuyo relato ha venido a sustituir en el imaginario colectivo al cuento aquel de la pandemia, cuyo final "está ya a la vista", según declaración del ceo de la OMS.
Declarar el fin, por otra parte, de la pandemia es reconocer que la ha habido, que ha habido de hecho una pandemia como tal, lo que, si bien desde el principio era mentira no ha dejado, sin embargo, de ser real, como el protocolo que se aplicó ad hoc, que nos llevó a situaciones como esta que refleja la icónica fotografía de los dos ancianos plastificados y embozados besándose, que puede resumir la pesadilla vivida durante dos años largos.

Ahora reconocen que estamos en las postrimerías de lo que se denominó 'plandemia', que se acabó lo que se daba, pero lo que se acabó es el cuento de la pandemia, que ha sido sustituido rápidamente por este otro de la guerra de liberación de Ucrania de la ocupación del malvado zar y déspota de Rusia.