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viernes, 13 de enero de 2023

De la China ha venido un barco cargado de...

    El presidente de una pequeña comunidad autónoma que celebra con orgullo su heroica derrota, valga el oximoro, en las guerras históricas que sostuvo contra el imperio romano, ha hecho un llamamiento a la responsabilidad de los mayores de ochenta años, ya que “sólo” el 73%  en toda España -sin duda, le parece poco todavía- se ha inyectado la cuarta dosis, que en realidad es el segundo refuerzo de la pauta "completa", entre comillas completa, porque nunca se completará totalmente, dado que cada dos por tres necesita de refuerzos. 

    El gerifalte de la taifa autónoma, que quería pincharnos a todos “por las buenas o por las malas, por lo civil o por lo militar”, juzga que es una “irresponsabilidad total” no ponerse la cuarta inyección o segunda dosis de recuerdo, cuando -afirma- "ya sabemos que la vacuna es la salvación". La salvación ¿de quién, señor mío?, ¿de qué es, dígame usted, la salvación? 

 

    Afirma usted que “hay países que no tienen nada y se está muriendo la gente”. La gente, señor mío, no va a dejar de morirse en los países que no tienen nada y en los que tienen mucho, porque, como decía el poeta aquel del imperio que subyugó a nuestros antepasados cántabros y les enseñó a hablar en latín -Cantabrum indoctum iuga ferre nostra-, la Pálida muerte llama con el mismo pie dando un patadón a las puertas de las chabolas de los pobres y a los casoplones y palacetes de los ricos. 

      "Me da mucha pena que por desidia o porque están influenciados por algunas teorías extrañas haya gente que no se quiera vacunar, por ellos y por los demás. Hay que ser un poco solidarios, por el egoísmo personal de saber que una vacuna te cura y por solidaridad los demás", ha insistido el necio presidente que sigue haciendo apostolado de la inoculación, conjugando como sólo podía hacerlo un político de su escasa estatura moral, el egoísmo personal y la solidaridad con los demás.

   Acompañaba el susodicho en su visita a la comunidad a la ministra de Sanidad, que al parecer va a dejar el ministerio y va a presentarse a las elecciones municipales para la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria, lo digo porque no vaya a ser que algún canarión no sepa quién es, la vote y salga elegida alcaldesa, que el día antes había hecho un llamamiento irresponsable a la vacunación en su visita a un balneario cántabro, y que reiteró, erre que erre, al día siguiente en su visita al centro hospitalario de Reinosa. 

    Si declaraba el bocachancla autonómico que le parecía increíble que esto esté sucediendo, lo que a algunos nos parece más increíble todavía es que se sigan haciendo estos llamamientos totalmente irresponsables  y nada serios a la vacunación por gente que no tiene ni idea del asunto, ni el presidente ni la ministra, cuando hay voces autorizadas -porque tienen auctoritas en su materia, aunque no tenga potestas como los citados politicastros- y sólo voy a citar un par de casos de médicos como el norteamericano Joseph Fraiman o el cardiólogo británico Aseem Malhotra que piden la suspensión urgente e inmediata de todas las vacunas Covid-19 porque hay pruebas concluyentes -y no 'extrañas teorías' -de que inducen a una muerte súbita cardíaca. 
 
    La ministra ha declarado que España es "referente mundial" en vacunación contra el virus coronado. Según ella, qué iba a decir si no era lo que estaba mandado,  las inoculaciones -vacunas las llama ella- "han supuesto el punto de inflexión y nos permiten tener una vida prácticamente normal". Ha destacado que “siguen protegiendo”, aunque muchas han caducado ya dada su programada obsolescencia, ante nuevas variantes como la XBB.1.5, que es un sublinaje de la variante Ómicron del Sars-cov-2, más conocida como “Kraken”, un nombre de un monstruoso pulpo o terrorífico calamar gigantesco que, como aquel otro de El Perro del Infierno, el mitológico Cancerbero, quiere seguir metiendo miedo a la gente para que corra a ponerse la dosis correspondiente, renovando el peligro 'made in China' del malvado Fu Manchú que tanto éxito tuvo hace tres años con el cuento aquel del mercado de Wuhan y el pangolín. 
 
  El pulpo colosal, Pierre Denys de Montfort (1801)
 
     De la China ha venido un barco cargado de... viruses Y ahora vuelve la OMS a la carga recomendándonos que nos pongamos el barbijo para taparnos la boca (y la nariz) en los interiores... Pero la ministra también ha tratado de no alarmarnos demasiado. Parece, dice, que Kraken no va a ser preocupante, pese a que ya se hayan detectado algunos casos en España. ¿Qué hacemos? ¿Nos echamos a temblar, nos ponemos la cuarta dosis, la quinta, la sexta, la que haga falta, y nos morimos cuanto antes ya que con tanto miedo no nos dejan ni vivir?

domingo, 23 de octubre de 2022

Lo que cuenta una imagen

    Publica Karina Acevedo Whitehouse en Telegram esta imagen, tomada de aquí, que le ha ocasionado un escalofrío. No es para menos. Y comenta, certera, a pie de foto: Me parece que muestra con creces la alienación del humano del Siglo XXI: La aplicación de una inoculación basada en ARNm sintético que no sirve para proteger contra una enfermedad, pero sí para ocasionar problemas serios de salud, a un niño que no requeriría esa protección en el 99.9997% de los casos, mientras observa con lentes electrónicos una irrealidad virtual que lo aleja de la realidad que sí está viviendo.   
 

 
    Estas gafas que tiene Rafael Peled, que es como se llama el niño israelí que contaba en el momento de la foto ocho años de edad, hace un año de ello, sirven, en efecto, para ver lo que no hay y para no darse cuenta de lo que hay a su alrededor. Son una metáfora perfecta del papel que los medios de comunicación han desempeñado en esta denominada crisis sanitaria que desencadenó la OMS declarando la Pandemia Universal Apocalíptica. Los medios no se limitaron a ponernos una venda delante de los ojos para que no viéramos los auténticos fines, sino que nos han ofrecido una realidad alternativa.  
 
    La foto da, en efecto, escalofríos. El niño mira a través de unas gafas de realidad virtual mientras recibe a la fuerza, sujetado por tres adultos enmascarados, una inoculación de Pfizer-BioNTech contra el COVID-19 -la 'buena', recuérdese, cuando decían que eran las otras las que eran malas- por el personal médico del hospital Sheba Tel Hashomer en Ramat Gan. Israel acababa en aquel momento de aprobar la vacuna para niños comprendidos en la franja de edad de 5 a 11 años.   Y el entonces primer ministro, Naftali Bennett, había acompañado a su hijo David, de 9 años, a chutarse la sustancia en un intento de dar ejemplo a los padres. 
 

 
     Bennett sostuvo la mano de su hijo David cuando recibió el pinchazo, como revela la fotografía que publicó la prensa de aquel país. El niño, que estaba un poco asustado, dijo que no le había dolido. Cuando Bennett le pidió a su hijo que explicara por qué era importante someterse a la inoculación experimental, David dijo, convenientemente aleccionado, que era “para que los niños no se enfermen con el coronavirus y no infecten a sus padres”.      
 
    El entonces ministro había afirmado: Hoy iniciamos la campaña a nivel nacional para vacunar a los niños, ante todo para salvaguardar a nuestros niños. David acaba de ser vacunado. Esto protege tanto a los niños como a los padres, y a todo el Estado de Israel. Mentía, evidentemente, como un bellaco. Aquello no protegía ni salvaguardaba a los niños ni a los padres. Los niños no necesitaban aquella capciosamente llamada vacuna. Los mayores tampoco. En lo único que acertó a decir algo de verdad el entonces ministro es que aquello protegía “a todo el Estado de Israel”, al Estado, que justifica así su existencia bajo la pretensión de salvar las vidas de sus súbditos de un gravísimo peligro inexistente, pero desde luego no a la gente, y muchísimo menos a los niños, a los que, como afirma Karina Acevedo, ocasiona "problemas serios de salud" que están saliendo a la luz.      
 
    En este contexto, no se entiende -o solo se entiende sarcásticamente muy bien- cómo la EMA, que es la Agencia Europea del Medicamento según sus siglas en inglés, acaba de aprobar recientemente el uso de la vacuna COVID-19 infantil a partir de los seis meses de edad, recomendando las de la casa Pfizer, llamada Comirnaty, y la de Moderna, llamada Spikevax, que se convierten así en las primeras vacunas aprobadas para niños menores de cinco años en la Unión Europea que regenta Úrsula von der Leyen. Por algo será.

jueves, 22 de septiembre de 2022

Ad maiorem Medicinae gloriam

    La señá ministra de Sanidad, que no de salud, ha defendido en varias ocasiones la postura institucional de seguir manteniendo la imposición de las mascarillas en los ámbitos en los que aún es obligatoria: en el transporte público, en los entornos sanitarios, incluidas farmacias, y para los trabajadores de las residencias de mayores. 
 
    Cuando alguien la interpela y le dice que en muchos países europeos como Portugal, Francia o Reino Unido han retirado ya la obligatoriedad del bozal en el transporte público y no ha pasado nada malo, ella saca a colación que, sin embargo, en otros países con los que nosotros preferimos alinearnos, como Alemania -donde es obligatoria la FPP2 en el transporte público-, Austria o Italia se mantiene todavía. 
 
     Si alguien vuela desde España al Reino Unido debe llevar la mascarilla puesta porque es obligatoria a bordo, pero si lo hace desde el Reino Unido a España no. ¿Dónde está la lógica de este sinsentido?
 
    Cuando se llama la atención de su señoría sobre la contradicción de acudir a un evento multitudinario donde se reúnen miles de personas sin mascarilla, y tener que tomar el metro para ir y tener, por lo tanto, que embozarse el tapabocas durante el trayecto porque es un transporte público, lo que es una situación bastante surrealista, se mire como se mire, ella, echando el balón fuera del campo de juego y políticamente corregida e 'inclusivista', dice que no se puede actuar al margen del asesoramiento de las ¿personas expertas?, en lugar del genérico "los expertos”, con lo que la señá ministra, muy salerosa ella, utiliza dos palabras en vez de una, y lo hace varias veces, repitiendo hasta la saciedad la lección bien aprendida de lenguaje políticamente correcto y superfluo a guisa de mantra, con el que parece que dice cosas de más enjundia y más de lo que dice.
   
 
   Esas expertas (personas) avalan que en las Españas de María Santísima se siga manteniendo a fecha de hoy esa medida incomprensible. El razonamiento, si se puede llamar así, es que la situación de la pandemia es ahora buena gracias a la gestión, loada sea,  del Gobierno de España,  y loado sea su consejo de ministros y ministras del que forma parte, junto con los reinos de taifas que son las diecisiete comunidades autónomas, lo que ha reconocido la OMS, que fue quien organizó el cotarro de la pandemia ad maiorem Medicinae gloriam
 
    Afirma también su señoría que la clave de esa buena gestión gubernamental ha sido el seguimiento de las propuestas de las 'personas expertas', que son las que tienen experiencia, porque los gobernantes son unos inexpertos y necesitan el asesoramiento de los peritos.
 
    Asimismo, la señá ministra de Sanidad, que no de salud, anuncia la llegada prevista para el último cuatrimestre del año en curso de cuarenta y cuanto (44) millones de dosis, que se dice pronto, del experimento génico que ella y toda la prensa oficial denomina genérica- y alegremente 'vacunas'. Asegura, además, que dentro de este mes de septiembre recibiremos ya 16 millones de dosis de sueros innecesarios y pagados con dinero público “para seguir protegiendo a la ciudadanía, para seguir protegiendo a las personas más vulnerables”. 
 
 
     Ha manifestado que "todas las vacunas" -se refiere a las sustancias aprobadas por la AEM (EMA en inglés), las de las casas Moderna y Pfizer- tienen una altísima protección (sic) contra la variante 'omicrón' (sic), que es la de mayor circulación ahora que ya no circula o, si circula, no nos enteramos. Resulta gracioso, si no fuera sarcástico, eso de la “altísima protección”, porque van por la cuarta dosis o 'segundo refuerzo' en no hace todavía dos años, y aún dicen que necesitan seguir protegiéndonos. ¿De qué? ¿De un virus inofensivo para el que, cuando sacan el suero, ya ha cambiado, semper mutabilis como Proteo?
 
    Pero ¿quién nos protege de los efectos secundarios de la protección que deprime nuestro sistema inmunitario despertando en él una falsa alarma? Si no sirve para protegernos, para algo tendrá que servir, algo tendrá que hacernos, dice resignadamente la gente, sobre todo los mayores, que ya se han metido tres balas y que se pondrán la cuarta ahora que incrustan en el cargador de la ruleta rusa. Y se meterán todas las que hagan falta y que les digan.

lunes, 20 de junio de 2022

Más neolengua orgüeliana

  1.- Otro ejemplo de neolengua orgüeliana, además de la conocida tríada de los tres eslóganes del Partido que exhibía el Ministerio de la Verdad, guerra es paz, libertad es esclavitud e ignorancia es fuerza
 
-a los que había que añadir un cuarto que aprendimos durante el bienio pandémico de que salud es enfermedad y de que había enfermos asintomáticos, es decir sin síntomas aparentes de malestar, es decir, pacientes imaginarios o molierescos, (algo de lo que ya nos había advertido el doctor Knock cuando afirmó que 'los que gozan de buena salud son enfermos que no lo saben') es a propósito de las inoculaciones vacunales el beneficio maléfico, es decir, que algo que supuestamente tenía que hacernos bien como una vacuna nos causa sin embargo mal, 
 
(al revés del dicho popular de que no hay mal que para bien no venga, nos encontramos aquí con 'no hay bien que para mal no venga').
 
 
    2.- El beneficio maléfico explicaría el caso de que haya pacientes supuestamente inmunizados con la pauta completa de vacunación -si tiene algún sentido lo de 'completa' cuando se precisan refuerzos o dosis de recuerdo una y otra vez para revitalizar su salvífico efecto-  que requieren hospitalización y cuidados intensivos porque al parecer presentan auto-anticuerpos que impiden el buen funcionamiento de su sistema inmunitario, los cuales neutralizan la acción de las proteínas que constituyen la primera barrera inmunológica del virus. 
 
Suelen explicarnos los biólogos  y bioquímicos la complejidad del sistema inmunitario recalcando su fragilidad; si su equilibrio se altera, el sistema puede volverse contra el anfitrión y hacer que su salud se resienta. Lo que pretendía fortalecer artificialmente el sistema inmunitario acaba así por debilitarlo y romper su equilibrio natural. Ahí es donde tenemos que los elementos inmunes 'beneficiosos' pueden convertirse en armas maléficas que arrojan piedras contra su propio tejado... 
     

     3.- Que este fenómeno de la neolengua que describió Órgüel no es propio sólo de los siglos XX y XXI nos dan cuenta también los testimonios de los antiguos, de los que recojo por curiosidad un par de ellos al azar:
 
-entre los historiadores griegos, este de Tucídides a propósito de las consecuencias morales de la guerra civil, tomado del libro III de la Historia de la Guerra del Peloponeso, capítulo 82, parágrafo 4, que en la traducción de J.J. Torres Esbarranch dice así: Cambiaron incluso el significado normal de las palabras en relación con los hechos, para adecuarlas a su interpretacion de los mismos; (y en la de Rodríguez Adrados: Cambiaron incluso, para justificarse, el ordinario valor de las palabras) La audacia irreflexiva pasó a ser considerada valor fundado en la lealtad al partido, la vacilación prudente se consideró cobardía disfrazada, la moderación, máscara para encubrir la falta de hombría, y la inteligencia capaz de entenderlo todo incapacidad total para la acción... 
 
-y entre los romanos, este de la Conjuración de Catilina (52.11) de Salustio, que así traduce Bartolomé Segura Ramos: « Verdad es que hace mucho que hemos perdido el nombre verdadero de las cosas. Como despilfarrar los bienes ajenos se llama liberalidad y atreverse a malas acciones, gallardía, el Estado está en el extremo en que está. » 
 
    4.- Algo beneficioso como una presunta vacuna, que en principio debería protegernos de una enfermedad, presenta el riesgo de volverse desfavorable induciendo procesos ADE (Antibody-Dependent Enhancement en la lengua del Imperio, o sea amplificación de la infección dependiente de anticuerpos, en la nuestra), lo que sucede cuando como en la actualidad las variantes proteicas del virus se alejan de la cepa original utilizada para la creación de los sueros, por lo que en lugar de protegernos, terminamos con una 'infección celular facilitada', lo que explica que los reportes de los efectos secundarios de la vacunación sean cada vez más numerosos y que los vacunados continúen contagiándose. 
 
En todo caso estamos de enhorabuena: ¡Acaban de inventar otro oximoro o agudo sinsentido que enriquece el diccionario de la Academia de la Lengua donde la mentira del Ministerio de la Verdad es la verdad verdadera, el beneficio maléfico o beneficio negativo, la inmunidad artificial que pretendía reforzar la natural y acaba destruyéndola, lo que no deja de guardar algún parecido con el hecho de que el desarrollo de la inteligencia artificial acabe por destruir la natural.

viernes, 13 de mayo de 2022

Del adoctrinamiento escolar

    Adoctrinar es inculcar a alguien determinadas ideas, opiniones o creencias que, mentirosas como son, contribuyen al sostenimiento del sistema por su propia falsedad. No es menester enseñar todo el paño, ya que de un solo botón como muestra se deduce lo demás.

    Ha llegado a mi conocimiento una unidad didáctica, como llaman ahora a las viejas lecciones de los libros de texto, preparada para el curso que viene según el currículo de la nueva ley de educación, la LOMLOE, que se impartirá en los cursos impares a partir de septiembre (quedando para el año siguiente la implantación en los cursos pares). ¡Qué negocio redondo el cambio constante de los currículos académicos, los viejos temarios de los libros de texto, para las editoriales!

    La susodicha lección corresponde al progrma de Diversificación Curricular del ámbito Científico y Tecnológico I de 3º de ESO, de la editorial Bruño. 

       Se les propone a los alumnos, lo primero de todo, que vean un video didáctico y respondan a continuación a unas preguntas sobre su contenido, como, por ejemplo, qué significa virus en latín, y por qué los dichosos virus no son seres vivos, cuestión interesantísima esta última sobre la que no se profundiza. ¿Son seres vivos o no lo son los virus? Se afirma que no lo son y santas pascuas. Pero si no son seres vivos, ¿qué son? ¿seres muertos? Este ejercicio fomenta que los alumnos deban prestar atención a los medios audiovisuales como si fueran fuentes oraculares, convirtiéndolos en espectadores pasivos atentos a pantallas. A continuación se les propone, que investiguen los distintos víruses que causan el SIDA, la gripe, etc., para lo que deberán acceder a los contenidos de la Red Informática Universal.

    Y finalmente, después del vídeo y de la investigación, se organiza un debate con toda la clase, y esto es lo más interesante: Copio literalmente del libro de texto: “Hay personas que han optado por no vacunarse contra la COVID-19, poniendo en riesgo su salud y la de aquellos que les rodean. ¿Debería ser obligatoria la vacunación o debe ser responsabilidad de cada uno y, por lo tanto, voluntaria?” La pregunta, maliciosa y capciosa donde las haya, da a entender que los sueros experimentales contra la COVID-19, que se ha visto que fallan más que una escopeta trucada de feria, son seguros y eficaces, y que no hacer uso de ellos es una gravísima irresponsabilidad que pone en riesgo la salud de uno y la de los demás, cuando parece que la cosa es justamente al revés: es cuando te ponen la inyección cuando ponen en riesgo tu salud (y quizá la de los que te rodean) porque la vacuna no te protege del contagio, luego vas a enfermar y vas a contagiar. Sin embargo la pregunta tiene un sesgo tendente a favor de la vacunación obligatoria, que en España, y hoy por hoy, no lo es.


     Sería preferible, para organizar un debate más enriquecedor y más honesto, modificar el enunciado de la propuesta en este sentido: “Hay personas que han optado por vacunarse contra la COVID-19, poniendo en riesgo su salud y la de aquellos que les rodean. ¿A qué crees que se ha debido? ¿Han jugado las autoridades sanitarias y los gobiernos algún papel en esto? ¿Y los médicos? ¿A qué crees que se ha debido el miedo exagerado y fomentado por los medios de comunicación?

    Esta pequeña muestra sirve para ver el modelo de formación con el que las autoridades educativas, al servicio de las sanitarias que, a su vez, obedecen a los dictados de la Gran Farmacia y de la Organización Mundial de la Salud, que so pretexto de organizar la salud propaga las enfermedades creando los monstruos que pretende destruir, quieren adoctrinar en escuelas e institutos. 

    Así están algunos libros de texto, propagando la doctrina de la Santa Madre Iglesia de la Ciencia de la Vacunología. No se propone un tema de debate libre, sino que se realiza una exposición simplista y maniquea del tema para que sea mucho más difícil (quizá imposible) razonar y decir algo que no sea lo que está mandado que se diga y que se piense.

      El texto es éticamente peligroso porque puede promover el acoso escolar al señalar, como personas que ponen en riesgo a otros, a aquellas que han decidido no inocularse.

    La educación en España, tanto la pública como la concertada y la privada, está lastrada por los intereses de los políticos, ávidos de manipular el filón de la educación, convertida en la panacea del adoctrinamiento ahora que ya no se enseña ni se aprende nada en las instituciones académicas. ¿Eso es lo que enseñan en la escuela, en el instituto y en la universidad?

lunes, 27 de diciembre de 2021

La enfermedad y el remedio

    Frente al dicho popular del que tantas veces nos hacemos eco por aquí de que '(a veces) es peor el remedio que la enfermedad' propuso Baltasar Gracián, hace ya cuatrocientos años, la siguiente corrección que no invalida lo anterior, sino que ofrece otra perspectiva enriquecedora: 'Muchas veces nace la enfermedad del mismo remedio'.

    El doctor jubilado Juan Gérvas publicó en Acta Sanitaria el 19 de noviembre pasado un artículo titulado En Europa rebrota la covid19 pese a la vacunación, ¿o por la vacunación? Frente a las noticias que se hacían virales entonces del rebrote de la epidemia a pesar de los altos índices de inoculación de los europeos, J. Gérvas sembraba la duda y se planteaba si no sería dicho recrudecimiento de la epidemia una consecuencia directa del proceso mismo de la vacunación. Según Gérvas la vacunación destinada a la covid19, como la de la gripe, no comporta inmunidad de grupo, y tampoco asegura que el vacunado no vaya a infectarse. Los vacunados pueden contagiarse, y de hecho se están contagiando, incluso más que los no vacunados.

    Sabemos, dice el doctor, que la vacuna de la gripe no evita la gripe ni sus complicaciones, y tampoco conlleva inmunidad de grupo. Además, quienes están vacunados pueden expulsar seis veces más virus gripales si contraen la gripe. La vacuna de la gripe, por lo tanto, es una vacuna fallida que ni conlleva inmunidad de rebaño, ni impide pasar y contagiar la gripe.

    Las vacunas de la covid19, al igual que las de la gripe, tampoco conllevan inmunidad de grupo y hay datos que demuestran que los vacunados pueden infectar(se) más. No impiden, pues, ni la infección ni la transmisión del virus. No se sabe cuál es la razón de por qué pueden contagiarse más los vacunados. Una respuesta que aventura el doctor y que parece plausible es que “al caer a los seis meses la inmunidad artificial provocada por las vacunas el sistema inmunitario hubiera quedado dañado y en cierta forma menos capaz de producir defensas naturales y que por ello fuera más fácil la infección.”


     Las vacunas de la covid19 al uso “ponen a trabajar” a todas las células del organismo para producir una molécula del virus, una proteína del SARS-CoV-2, que inunda la sangre como un tsunami y lleva a la producción de anticuerpos (defensas) contra dicha proteína del virus, una proteína extraña que el propio cuerpo produce para combatirla. Es como si los bomberos se dedicaran a provocar incendios para poder apagarlos, y cuando se encuentran con uno que ellos no han provocado, exhaustos de tanta actividad, sucumbieran al pasto de las llamas.

    “No sería raro, reflexiona J. Gérvas, el daño a largo plazo del sistema inmunitario humano con tal avalancha de moléculas del virus producida en todas las células del cuerpo humano.”

    Una vez razonado que la vacuna de la covid19 no sirve para evitar los brotes del virus, se pregunta el autor si las medidas no farmacológicas como el uso de mascarillas, los confinamientos, toques de queda y demás pueden servir para combatirlos.

    No hace falta razonar mucho para responder a eso: los rebrotes son generales pese a la vacunación y pese a las medidas, da igual que se relajen o se intensifiquen.

    Respecto a las vacunas de la covid19 es fundamental saber que su beneficio es a corto plazo y de tipo individual. La protección frente al contagio es de poco más de tres meses, y una vez infectados los vacunados contagian algo más que los no vacunados, por lo  que es falso que al vacunarse uno esté protegiendo a los demás.

    Cito literalemente este párrafo de su artículo: “Vacunarse contra la covid19 es una decisión que tiene lógica personal ante el miedo a la enfermedad, pero no es un acto “de desprendimiento”, ni de altruismo, sino más bien de egoísmo (pues conlleva beneficio personal a corto plazo a costa del incremento de la probabilidad de infección y, quizá, de transmisión). Es fantasía, si no manipulación, el "me protejo, te protejo".

    Hay por lo tanto que contradecir a Su Santidad el Papa y decir que la vacuna no es un “acto de amor”, como dijo él, a los demás, sino sólo a uno mismo: un acto de amor propio o de egolatría. Y también hay que contradecir al Jefe del Ejecutivo, como llaman los periodistas al Presidente del Gobierno español, aunque ya se contradice él solo, cuando dice que la vacuna es la libertad, porque es un argumento cínico, en el peor sentido de la palabra, que sólo vale cuando te privan de dicha libertad si no te vacunas. La vacuna no es la solución del problema, sino una parte y no la más pequeña precisamente de él. 

    Se necesitarían mejores vacunas que las que tenemos, vacunas que creen inmunidad personal a largo plazo y que conlleven inmunidad de grupo. Pero no es el caso. El caso, en la coyuntura actual, como concluye Juan Gérvas es que la vacunación no está extinguiendo los brotes de la enfermedad, sino que los está provocando. 

    Sin embargo, nuestras autoridades sanitarias -¿qué error hay que no hayan cometido?- se aferran desesperadamente al clavo ardiente de la vacunación como si no hubiera más salida. No dan marcha atrás, sino todo lo contrario. No son capaces de reconocer una equivocación, perseveran persistente- y tozudamente en el error: El Jefe del Ejecutivo español refuerza los dispositivos de vacunación con equipos de las Fuerzas Armadas para rastrear positivos, insistiendo en la necesidad de la tercera dosis para los mayores y de la primera y segunda para los niños. Erre que erre.