1.- Otro ejemplo de neolengua orgüeliana, además de la conocida tríada de los tres eslóganes del Partido que exhibía el Ministerio de la Verdad, guerra es paz, libertad es esclavitud e ignorancia es fuerza,
-a los que había que añadir un cuarto que aprendimos durante el bienio pandémico de que salud es enfermedad y de que había enfermos asintomáticos, es decir sin síntomas aparentes de malestar, es decir, pacientes imaginarios o molierescos,
(algo de lo que ya nos había advertido el doctor Knock cuando afirmó que 'los que gozan de buena salud son enfermos que no lo saben')
es a propósito de las inoculaciones vacunales
el beneficio maléfico, es decir, que algo que supuestamente tenía que hacernos bien como una vacuna nos causa sin embargo mal,
(al revés del dicho popular de que no hay mal que para bien no venga, nos encontramos aquí con 'no hay bien que para mal no venga').
2.- El beneficio maléfico explicaría el caso de que haya pacientes supuestamente inmunizados con la pauta completa de vacunación -si tiene algún sentido lo de 'completa' cuando se precisan refuerzos o dosis de recuerdo una y otra vez para revitalizar su salvífico efecto- que requieren hospitalización y cuidados intensivos
porque al parecer presentan auto-anticuerpos que impiden el buen funcionamiento de su sistema inmunitario, los cuales neutralizan la acción de las proteínas que constituyen la primera barrera inmunológica del virus.
Suelen explicarnos los biólogos y bioquímicos la complejidad del sistema inmunitario recalcando su fragilidad; si su equilibrio se altera, el sistema puede volverse contra el anfitrión y hacer que su salud se resienta. Lo que pretendía fortalecer artificialmente el sistema inmunitario acaba así por debilitarlo y romper su equilibrio natural. Ahí es donde tenemos que los elementos inmunes 'beneficiosos' pueden convertirse en armas maléficas que arrojan piedras contra su propio tejado...
3.- Que este fenómeno de la neolengua que describió Órgüel no es propio sólo de los siglos XX y XXI nos dan cuenta también los testimonios de los antiguos, de los que recojo por curiosidad un par de ellos al azar:
-entre los historiadores griegos, este de Tucídides a propósito de las consecuencias morales de la guerra civil, tomado del libro III de la Historia de la Guerra del Peloponeso, capítulo 82, parágrafo 4,
que en la traducción de J.J. Torres Esbarranch dice así: Cambiaron incluso el significado normal de las palabras en relación con los hechos, para adecuarlas a su interpretacion de los mismos;
(y en la de Rodríguez Adrados: Cambiaron incluso, para justificarse, el ordinario valor de las palabras)
La audacia irreflexiva pasó a ser considerada valor fundado en la lealtad al partido, la vacilación prudente se consideró cobardía disfrazada, la moderación, máscara para encubrir la falta de hombría, y la inteligencia capaz de entenderlo todo incapacidad total para la acción...
-y entre los romanos, este de la Conjuración de Catilina (52.11) de Salustio, que así traduce
Bartolomé Segura Ramos: « Verdad es que hace mucho que hemos perdido el nombre verdadero de las cosas. Como despilfarrar los bienes ajenos se llama liberalidad y atreverse a malas acciones, gallardía, el Estado está en el extremo en que está. »
4.- Algo beneficioso como una presunta vacuna, que en principio debería protegernos de una enfermedad, presenta el riesgo de volverse desfavorable induciendo procesos ADE (Antibody-Dependent Enhancement en la lengua del Imperio, o sea amplificación de la infección dependiente de anticuerpos, en la nuestra), lo que sucede cuando como en la actualidad las variantes proteicas del virus se alejan de la cepa original utilizada para la creación de los sueros, por lo que en lugar de protegernos, terminamos con una 'infección celular facilitada', lo que explica que los reportes de los efectos secundarios de la vacunación sean cada vez más numerosos y que los vacunados continúen contagiándose.
En todo caso estamos de enhorabuena: ¡Acaban de inventar otro oximoro o agudo sinsentido que enriquece el diccionario de la Academia de la Lengua donde la mentira del Ministerio de la Verdad es la verdad verdadera, el beneficio maléfico o beneficio negativo, la inmunidad artificial que pretendía reforzar la natural y acaba destruyéndola, lo que no deja de guardar algún parecido con el hecho de que el desarrollo de la inteligencia artificial acabe por destruir la natural.
Pretenden que fuera de la virtualidad
ResponderEliminarya no sea concebible la vida.
Toda una vida por un virus para mayor gloria de una proteína (Spike) que gana función haciendo de nave nodriza.
Hay que ver de lo que es capaz el sistema médico de la industria farmaco-ilógica que nos domina.
Si allá por la denominada segunda guerra mundial se impuso el terror organizado que encarnaban aquellas figuras incendiarias de Hitler y Stalin, ahora asistimos expectantes al retorno de lo peor a través de una epidemia de imbecilidad contagiosa de la que son portadores los denominados 'líderes' globales y los figurantes nacionales, también contagiados, cuando no directamente hackeados, dada la simplicidad de sus mapas mentales, por una red entretejida con el WEF, los mercaderes filantrópicos que la ingeniería financiera propicia y la corrupción organizada desde los organismos multilaterales, mientras los mandatarios de las finanzas proceden a los ajustes de su sistema que ya solo puede sostenerse si aumenta la ruina sobre las poblaciones, para lo que es necesario aumentar su control y la exigencia de mayores sacrificios a los gobernados. La salud de las finanzas depende del diseño de los sacrificios de las masas, de ahí la ocurrencia de la investidura sanitaria.
ResponderEliminarNo todos por imbecilidad. Sino por corrupción. “Poderoso caballero es Don Dinero”…
Eliminar"Epidemia de imbecilidad contagiosa" o pandemia de idiotez e idiocia ("Trastorno mental caracterizado por una deficiencia muy profunda de las facultades mentales, congénita o bien adquirida, y en el cual la persona tiene un desarrollo físico normal y una edad mental que no sobrepasa los tres años") que se han viralizado, nunca mejor dicho.
ResponderEliminar¡Atención a la amenaza de la nueva variante de la variante Ómicron, la subvariante del virus coronado BA-5, que puede arruinarnos el verano!
El Ministerio de la Verdad dice que lo "bueno" es malo y lo "malo", bueno; y la verdad, pos(vaaser)verdad, o sea mentira.
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