En la viñeta de El Roto “¡Qué curioso! Pongo la tele y se me van las ideas”, debería decir, según usamos aquí el término ¡Qué curioso! Pongo la tele y me vienen ideas (que no me dejan pensar ni razonar).
viernes, 22 de julio de 2022
Malas ideas, mala fe
jueves, 21 de julio de 2022
Muertos bien informados
Los
cementerios, escribe Elías Canetti, ejercen una fuerte atracción;
se les visita por una morbosa curiosidad, aunque no se tengan parientes sepultados en ellos. Y
uno experimenta en estas visitas un estado de ánimo muy peculiar: la
contrición que se siente y se muestra ante la presencia de
tantos muertos encubre en realidad la secreta satisfacción del
superviviente que va y viene entre las tumbas y que mira esta o
aquella lápida, leyendo los nombres y las fechas para saberse vivo y sentirse como tal. Uno se alegra de no encontrar allí su propia nicho con su nombre y apellidos, con la fecha de su nacimiento y de su muerte.
En una reciente visita mía a uno, he sido testigo de una curiosa escena. Solo estábamos dos personas, un hombre mayor que yo, aunque sólo pude verlo de espaldas, inmóvil como estaba frente a la tumba de lo que supongo era uno de sus seres queridos, y yo.
Pero al poco rato, comienza a oírse lo que me parece, al menos por lo que puedo escuchar en la distancia, una señal horaria y el boletín informativo de Radio Nacional de España, el famoso parte, de guerra, como decía mi padre.
No puedo dar crédito a lo que oigo. Al instante, me viene a la cabeza una confesión de Hegel que había leído recientemente en alguna parte y me había llamado la atención: "Leer el periódico es mi oración de la mañana". Pero en este caso la plegaria matutina no era para los vivos sino, por así decir, para los muertos, si es que no éramos los mismos unos y otros destinatarios de información.
El informativo debió de durar unos diez minutos. La noticia estrella del día que dejaba helados a todos los oyentes era que la ola de calor extremo que nos invadía había provocado 360 muertes en España en los primeros seis días, a más de haber los incendios calcinado miles de hectáreas forestales en toda la curtida piel de toro...
'El infierno era esto'
Acabado el noticiario, el hombre apaga la radio, guarda el móvil y se dirige a la puerta del cementerio. Entonces me ve y, sin ningún rebozo, me dedica una amable sonrisa, con la que me da a entender que, aparentemente, está muy contento consigo mismo, porque se sabe, como yo, un superviviente.
Una vez que se ha marchado y me he quedado solo, no puedo resistirme a la tentación de -curiosidad malsana- ir a ver la misteriosa tumba delante de la que había escuchado su plegaria matutina, que diría Hegel. Es la de una mujer (¿su madre?) que murió en 1979 y que se llamaba Teresa. No hay foto, ni epígrafe, ni flores, ni signo religioso alguno.
¿Estaba loco, o, por el contrario, muy cuerdo oyendo en medio de aquel silencio sepulcral -nunca mejor dicho lo de sepulcral- las noticias del boletín informativo con aquella misteriosa Teresa? ¿Creía este hombre que mantenía un poco viva a su madre o a su abuela o a quien fuera aquella misteriosa mujer compartiendo ante su tumba los sucesos que siguen afectando al mundo de los vivos?
No sé qué pensar. Los muertos no oyen, pero quizá los vivos tampoco. No queremos oír que la noticia es que la amenaza de muerte pende sobre nosotros como la vieja espada de Damoclés, y contamos los vivos que caen muertos como moscas, como esos 360 muertos exactamente bien informados, ni más ni menos, que han perecido víctimas del golpe de calor...
La noticia define la causa de la muerte, para que el Estado protector, al que sacrificamos nuestra libertad -y nuestra vida, por lo tanto- en aras de nuestra supuesta seguridad, se encargue de luchar baldíamente contra dicha ola de calor, justificando su existencia so capa de protegernos de futuras y por lo tanto inexistentes por ahora oleadas de calor.
El Estado, como organización suprema, se dedica a administrar esa muerte, de la que nos da cuenta estadística- y puntualmente a través por ejemplo de los boletines informativos horarios de Radio Nacional, no vayamos a creernos inmortales como las ideas de Platón. En ese sentido, todos estamos ya condenados a muerte, aunque no encontremos todavía nuestro sitio en el cementerio -hasta aquí el tiempo, desde aquí la eternidad, decía la inscripción de la entrada-, como aquellos que descansan efectivamente en paz, una paz solo perturbada por las noticias de sucesos del reino de los vivos que oyen como el que oye llover.
Vienen a mí unos versos antiguos de la Odisea de Homero (XI, 488-491). Cuando el sufrido Odiseo desciende a los infiernos, se encuentra allí con el alma en pena de Aquiles, el héroe que había preferido una vida breve pero intensa y llena de gloria, que una larga pero anodina y anónima, que le dice ahora, arrepentido: “No a consolar de la muerte me vengas, noble Odiseo. / Preferiría servir a jornal o a destajo, labriego / de amo indigente que no poseyera mucho sustento, / que sobre todos los muertos reinar que ya fallecieron”.
miércoles, 20 de julio de 2022
Un crucero por el Mediterráneo
No olvidemos, además, si decidimos hacer este viaje de placer, que el Mare Nostrum está sembrado de cadáveres de refugidados sirios y libaneses, que es una enorme fosa común y anónima de subsaharianos que intentaron desesperadamente llegar a la otra orilla a nado o en patera, arribar a otras costas huyendo de las guerras y politicas de sus países, igual que hicieron en la antigüedad Eneas y los troyanos supervivientes del desastre de Troya, o la reina Didó, que escapó de Tiro y Sidón y de la crueldad de la dictadura del tirano Pigmalión y buscó y encontró asilo político en el norte de África, donde fundó Cartago... Si eso no nos amarga el crucero desde el ojo de buey de nuestro camarote o desde la barandilla de la cubierta donde tomamos el sol ajenos a lo que pasa delante de nosotros mismos y enajenados, que venga Dios y lo vea.
martes, 19 de julio de 2022
Y más aldabonazos todavía
El Señor de los Anillos es una magnífica novela de Tolkien y una de las mejores películas de la historia de Jólivuz, que con ella nos da muy válidas lecciones.
El fanatismo religioso se ha reconvertido en nuestros días, promovido por la corrupción institucional general, en integrismo fanático de índole cientificista.El ser humano, convertido ya en homo oeconomicus o dinero como el rey Midas, es a la vez el centro y señor de la creación, o lo que es igual, de destrucción.
La mayoría sigue los acordes del flautista de Hamelín, que arrastró a las ratas al río y a los niños, acompasados, hasta la cueva de donde ya nunca regresaron.
lunes, 18 de julio de 2022
El puto amo
domingo, 17 de julio de 2022
¿Por qué corres, Ulises?*
Las ocho de la mañana de un día cualquiera en la estación de Abando, Bilbao. El
tiempo apremia. Ni un minuto más ni un minuto menos para empezar la jornada
laboral con la rutinaria mansedumbre cotidiana de unas vidas que, subordinadas al
imperativo laboral, se rigen por las manecillas del reloj. Todos bailan al ritmo
del tictac que marca el tirano, que es el instrumento indispensable de la
dominación tecnodemocrática del siglo XXI que padecemos: todos al compás del
Capital y su corazón mecánico que determina los tiempos de ocio y trabajo
asalariado, la nueva forma de esclavitud imperante aquí y ahora que convierte
nuestra vida en tiempo esencialmente futuro y ahora mismo inexistente, es decir, en alienación remunerada.
Es una lata que ahora no se pueda abrir la ventanilla de un vagón, por ejemplo, y no te dejen asomarte. Lástima. No digamos ya que te obliguen a llevar el bozal en la boca, como obligan todavía en el reino de las Españas a los usuarios de los trasportes públicos (RENFE, la Red Nacional de Ferrocarriles de España, te recuerda lo que debes hacer "para protegerte y proteger a los demás": utiliza mascarilla siempre que viajes, aunque podrías quitártela -y perjudicarte a ti y a los demás- en el vagón cafetería para tomarte un sangüis y un refresco, o un café y un delicioso cruasán con parsimonia). Además no te da tiempo a degustar el paisaje de lo rápido que va el tren: te ponen, en cambio, una pantalla y si te descuidas te echan una película para que no veas lo que te rodea y sí, en su lugar, lo que te ponen.
Finalmente aparece la policía autonómica vasca -la policía, da igual su denominación de origen, es la misma en todas partes- que, tras identificar a los manifestantes, los invita a disolverse porque al parecer es un delito ir despacio por la vida, sin prisa, sin atropellar ni avasallar a nadie, entorpeciendo el apresurado ritmo de los que creen saber a dónde van y creen que van efectivamente a alguna parte.
A lo mejor alguno de los poquísimos que hayan leído esto hasta aquí se queda pensando que aquella docena de chalados que abogaban, como hago yo aquí inútilmente ahora, por la lentitud, expulsados por las fuerzas de orden público, tal vez tratan de decirnos algo a todos con su ejemplo y sus palabras, en lo que tienen no poca sino por el contrario muchísima razón.
(*) El título de esta entrada está tomado de una comedia de Antonio Gala estrenada en 1974.
sábado, 16 de julio de 2022
Flipante
En la playa con 37 grados bajo el ardor de justicia canicular de don Lorenzo, tomando el sol en traje de baño y con mascarilla quirúrgica en los morros.
Uno no sabe si echarse a reír o a llorar desconsolado. Al final del verano el tomador de baños de sol, como se decía antaño, tendrá un bronceado cuasiperfecto si no fuera por las marcas blancas del bañador y del tapabocas.
Hablando de mascarillas. ¿Es posible hacerse no ya una limpieza de boca en la clínica dental sino una simple revisión bucal sin quitarse el bozal? Según la Ley, no: Hay que llevar mascarilla en los centros, servicios y establecimientos sanitarios. En este apartado están incluidos los hospitales, centros de salud, farmacias, consultas médicas, centros de diálisis, diagnóstico, obstetricia, ginecología, banco de semen, ópticas o farmacias, clínicas dentales y un largo etcétera.

No digamos ya si alguien estuviera en cueros en una playa nudista con el barbijo, cosa que también se ha visto que de todo hay en la viña del Señor, aunque no se haya fotografiado, porque en las playas naturalistas están prohibidas las cámaras de los mirones.
Que la mascarilla, hablando en serio, es ineficaz e incluso nefasta, es algo que salta a la vista, dado que su uso generalizado no ha permitido controlar los víruses, que entran y salen por sus diminutos poros, que para ellos son gigantescos, a su antojo, por lo que no ha tenido ningún efecto positivo a la hora de evitar la propagación del virus coronado, y sí a la hora de aumentar, por el contrario, los problemas psicológicos y las patologías respiratorias. Pero además de saltar a la vista, como siente cualquiera, lo corroboran decenas de estudios y artículos científicos.
Se me objetará que no todos ellos tendrán la misma validez, por supuesto, que los habrá buenos y menos buenos. Claro. Y se me objetará que también hay muchísimos más estudios, sufragados por la industria farmacéutica y de fabricación de mascarillas made in China que avalan lo contrario, aunque, por supuesto, no todos ellos tendrán tampoco la misma calidad.
Dos ejemplos
clásicos: el tabaco y la leche maternizada. En los años sesenta se
publicaron numerosos estudios sobre las bondades del tabaco, hasta el
punto de que la mayoría de los médicos eran adictos a la nicotina, y se aconsejaba fumar hasta a las embarazadas... Nestlé, por su
parte, pagó muchos estudios sobre las bondades de la leche en polvo
maternizada en el sentido de que liberaba a las mujeres de la
obligación de la lactancia, permitía a los varones lactar a los
infantes, y poseía numerosas virtudes... ocultando la buena ciencia
de que la leche materna trasmite al infante la inmunidad.
viernes, 15 de julio de 2022
El mito de las edades y el progreso
Edad de Oro:
más de carácter atroz y pronta a las armas horrendas,
no aún criminal:
Pronto irrumpió en la edad más vil de la férrea vena
todo mal, y huyeron deber, verdad y vergüenza;
y en su lugar surgieron engaños, estratagemas,
trampas, sangre y afán criminal de bienes y hacienda.
Velas echaban al viento, sin que el marinero supiera
de él, y las quillas que habían crecido siempre en cimeras
cumbres saltaron en olas de desconocidas mareas.
Y, antes común como luz del sol y el aire, la tierra
la dividió agrimensor sagaz con larga lindera.
No le exigían tan sólo al rico terruño cosecha
y el merecido alimento, sino que en su entraña se adentran
y esos tesoros que había guardado y metido en sus negras
minas profundas, botín de malvados, ya desentierran;
y hubo surgido el vil hierro, y peor, el oro, que en venta
pone: surgió la que lucha con uno y con otro, la guerra,
y hace blandir las armas fragosas con mano sangrienta.
Viven a saco: ni fía el huésped de aquél que lo hospeda,
ni suegro de yerno, y es rara también la avenencia fraterna.
Trama el fin de su esposa el marido, del cónyuge aquella:
mezclan venenos amortajadores madrastras siniestras;
antes de tiempo el hijo la edad pregunta paterna.
Yace vencida Piedad, y abandona la Virgen, postrera
diosa, la tierra manchada de sangre, y se vuelve sidérea.