Hoy sabemos que "imperio" no es un falso nombre -ni un nombre carente de significado político como era en principio en latín, dónde sólo tenía un sentido militar, ya que 'imperator', antes de Julio César, era solo el jefe del ejército que daba a los soldados las órdenes o "imperia", pero César impregnó al término del valor político que hoy tiene subordinando el poder civil al militar, al mismo tiempo que su nombre propio se convertía en nombre común de los futuros emperadores, césares, Káisares y zares que en el mundo han sido-, sino que es el nombre que más le cuadra al pillaje, al asesinato y a la rapiña de los recursos. También sabemos que sigue llamándose paz torticeramente a la sumisión y a la voluntaria servidumbre, para que así pase desapercibidísima la guerra.
jueves, 9 de diciembre de 2021
Dos aforismos de Tácito
Hoy sabemos que "imperio" no es un falso nombre -ni un nombre carente de significado político como era en principio en latín, dónde sólo tenía un sentido militar, ya que 'imperator', antes de Julio César, era solo el jefe del ejército que daba a los soldados las órdenes o "imperia", pero César impregnó al término del valor político que hoy tiene subordinando el poder civil al militar, al mismo tiempo que su nombre propio se convertía en nombre común de los futuros emperadores, césares, Káisares y zares que en el mundo han sido-, sino que es el nombre que más le cuadra al pillaje, al asesinato y a la rapiña de los recursos. También sabemos que sigue llamándose paz torticeramente a la sumisión y a la voluntaria servidumbre, para que así pase desapercibidísima la guerra.
miércoles, 8 de diciembre de 2021
El paraguas escacharrado
Circula por la Red un brevísimo vídeo de Juan Manuel de Prada que desde luego no va a emitir ninguna de las seis cadenas de televisión mayoritarias: ni las dos públicas, o mejor dicho, estatales (no hay que confundir lo público con lo estatal ni al pueblo con el Estado) ni las cuatro privadas, que desde el principio del fraude sanitario han mostrado -tanto las unas como las otras- la misma actitud tragacionista, por utilizar el afortunado término que acuñó el mismo de Prada, dedicándose a todas horas a propagar e inocular el virus del canguelo, lo que provocó al comienzo de la pandemia que se agotaran las existencias de papel higiénico en los supermercados.
martes, 7 de diciembre de 2021
CORPVS SANVM?
CORPVS SANVM: Ya lo dijo el poeta Juvenal en un verso que se convirtió enseguida en un proverbio: Mens sana in corpore sano,
que suele malinterpretarse. Los que más cacarean este latinajo lo hacen
enfatizando el hecho de que hay que cultivar por igual la mente y el
cuerpo, como ya preconizaba el sabio Aristóteles, que incluía la
gimnasia o educación física, con término más moderno, entre las
disciplinas fundamentales de la paideia antigua.
Han llegado incluso a acuñar las expresiones "deportividad" y "espíritu deportivo" como sinónimos de "resignación". Tomarse algo, generalmente una contrariedad, con espíritu deportivo o deportividad es como hacerlo "con filosofía", que se decía antaño, es decir, con resignación, que es lo que fomenta la educación: una actitud conformista ante la realidad que se nos impone, en lugar de ocuparse de las cosas para intentar mejorarlas.
Las apologías del deporte y de la educación física se hacen hoy día desde el punto de vista subjetivo y privado de la salud y el fomento de hábitos higiénicos, es decir desde la obsesión por el buen estado físico y psíquico que cada individuo debe procurarse por su propio bien, del que se le hace responsable, no ya por el bienestar de la comunidad, como se hacía en la antigüedad, cuando se pensaba que uno debía mantenerse en forma desde un punto de vista militar y entrenarse para defender a su patria y compatriotas.
No deberíamos considerar educativa la Educación Física, que nos convierte en esclavos de nuestros propios fines, como en aquellas preguntas que se formulaba el señor K. de Bertolt Brecht, que cito de memoria, si no recuerdo mal: -Todas las mañanas mi vecino pone música. ¿Por qué pone música? Dicen que para hacer gimnasia. ¿Por qué hace gimnasia? Porque, según dicen, necesita fortalecer sus músculos. ¿Por qué necesita fortalecer sus músculos? Porque, como el mismo asegura, tiene que trabajar para ganarse la vida. ¿Por qué necesita ganarse la vida? Porque, según he oído decir, tiene que comer... Tras enterarse de todo esto, el señor K. preguntó: -¿Y por qué come?
lunes, 6 de diciembre de 2021
Una cita espuria
En la Red
no sólo abundan las llamadas noticias falsas, fake news en la
lengua
del Imperio, sino también muchas citas de índole literaria o filosófica
que se atribuyen erróneamente a autores de renombre para darles un aura
de magisterio dogmático basándose en el argumento de autoridad o del
prestigio del “magister dixit”, es
decir, que como lo ha dicho un maestro es indiscutible. He recibido una
de
estas fake quotes en mi correo electrónico.
Se trata de una imagen de Séneca con la frase espuria: “La religión es considerada por la gente común como verdadera, por los sabios como falsa y por los gobernantes como útil”, atribuida al propio Lucio Anneo Séneca. Buscando en la obra del filósofo cordobés la frase supuestamente original, no la he encontrado por ninguna parte. Sí que he hallado su versión inglesa: Religion is regarded by the common people as true, by the wise as false, and by rulers as useful.
La frase se ha vulgarizado, simplificado y popularizado atribuyéndosela por lo general a Séneca de diversos modos, aunque también a Lucrecio, como queda dicho más arriba:
-La religión es verdad para la gente común, falsa para los sabios y útil para los poderosos.
Un lector me comenta que esta frase, como cabía esperar, también
ha llegado a los libros, en "La sinrazón de la religión:
liberación a través de una sociedad desacralizada", escrito
por Jorge Franco y publicado por Editorial Siglo XXI, México, 2009,
se dice literalmente lo siguiente en la página 209: Séneca 'El
filósofo', preceptor de Nerón, tenía una idea algo cínica de la
religión: "La religión es considerada por la gente común como
verdad, por los sabios como falsa, y por los gobernantes como
útil."
Esto revela cómo las fake quotes acaban
circulando como la falsa moneda. En el caso de la que nos ocupa, es una verdad como un
templo y lo importante es lo que dice y cómo lo dice, con una formulación acertada que no llega a
herir ninguna sensibilidad religiosa.
La cita de Gibbon puede extrapolarse efectivamente y sacarse del contexto de la obra y época en que la escribió el historiador, aplicándola no ya a los various modes of worship de la religión, desprestigiada como está desde que Karl Marx estableciera por lo menos la bellísima metáfora de la religión como opiáceo (das Opium des Volks, el opio del pueblo), sino a la propia realidad y a la ciencia que la justifica que, necesitada de nuestra fe para sustentarse, es creída a pie juntillas por la inmensa mayoría democrática de la población como verdadera, sólo denunciada por aquellos intelectuales o no intelectuales, muy pocos a la sazón, que anteponen la razón común a la fe generalizada y ven la falsedad de sus mentiras, y aprovechada efectivamente por los que mandan para engañar a través de los medios a su alcance de masificación y creación de la opinión pública a los contribuyentes y votantes, es decir, a la ciudadanía, predicando que así son las cosas, que la Realidad es lo que hay y que no hay más que eso.
domingo, 5 de diciembre de 2021
El mito de la autoctonía
En inglés suele decirse “full-blooded”, por ejemplo: “She is a full-blooded English”: la traducción literal de la lengua de Shakespeare a la nuestra sería de pura sangre, esto es de sangre no mestiza, de antepasados no contaminados con sangre foránea. Claro que purasangre, en castellano, y escrito junto, alude al pedigrí de un caballo más que de una persona, en concreto, a una raza que es producto del cruce -y por lo tanto, del mestizaje- de la árabe con las del norte de Europa. Es decir, que ni siquiera los purasangres en su origen son de sangre “pura” o no contaminada, sino mestiza, lo que debería darnos mucho en que pensar.
sábado, 4 de diciembre de 2021
Más epigramas profanos de don Juan de Iriarte (y II)
Epigrama 265: De Phoebo, mutata in laurum Daphne. (De Apolo, una vez convertida Dafne en laurel).
Quilibet ostentat lignum crucis: haud ego lignum
viernes, 3 de diciembre de 2021
La Gran Narrativa
El señor Klaus Schwab, fundador del Foro
Económico Mundial, (WEF World Economic Forum en la lengua del
Imperio), con sede en Davos, cerebro del “Great Reset” del que
ya hablamos en su momento aquí
y aquí,
nos sale ahora con la milonga de la “Great Narrative”. Primero
nos vino con el cuento aquel del Gran Reseteo y ahora nos viene con este otro
cuento, nunca mejor dicho por la alusión al género literario,
de la Gran Narrativa. Todo a lo grande. Ande o no ande, caballo
grande, como suele decir la gente. ¡Cuánta grandilocuencia!
Recordemos lo que dijo este charlatán a comienzos de 2020 cuando la OMS declaró la pandemia y él vio la oportunidad de aprovecharla por aquello de "a río revuelto, ganancia de pescadores". ¡Cómo insistía él en re-flexionar, re-imaginar y re-setear (o mejor re-ajustar) el mundo abogando por una respuesta globalizada, o sea por la gobernanza mundial a problemas que iban desde los viruses hasta el inevitable cambio climático!
También entonces lanzó una profecía que ha dado mucho que hablar: "En 2030 no tendrás nada y serás feliz.” Parecía que vaticinaba el fin de la propiedad privada y el logro de la felicidad en la Tierra. Pero no nos hagamos ilusiones, enseguida añadía: “Cualquier cosa que quieras alquilar, te la llevará un dron a casa”. No decía “cualquier cosa que desees”, sino cualquier cosa que quieras (y puedas) alquilar. ¿Habrá desaparecido la propiedad, que es un robo, como sentenció Proudhon, en el mítico año 2030 -el de la agenda de nuestros gobiernos progresistas-? No, por supuesto que no. Habrán desaparecido las pequeñas propiedades y los pequeños propietarios, arruinados, y se habrán acrecentado milmillonariamente las propiedades de los grandes propietarios, los económica- y por lo tanto políticamente poderosos de este mundo de los que es amigo el señor Schwab.
Los mindundis no poseeremos una casa, un coche, ni siquiera un trabajo... nada, pero recibiremos una asignación económica básica del Estado que nos permitirá vivir sin grandes lujos ni demasiadas estrecheces, vamos, con las necesidades básicas cubiertas... Lo de seremos felices en 2030 está por ver, pero está claro que no disfrutaremos libremente de los bienes, que estarían en manos de una oligarquía plutócrata que nos los alquilaría, por lo que podríamos tener acceso a su disfrute, sí, pero previo pago. La posesión de esos bienes estaría en manos de las grandes empresas o de los Estados, si para entonces seguía siendo válida la distinción hoy ya bastante confundida de “privado” y “público” -en el sentido no de popular, sino, claro está, de estatal- y no sería todo ya lo mismo.
¿En qué consiste ahora la iniciativa de este gran vendedor de humo que huele a chamusquina de la “Gran Narrativa”? Es "un esfuerzo colaborativo de los principales pensadores del mundo para moldear perspectivas a más largo plazo y co-crear una narrativa que pueda ayudar a guiar la creación de una visión más resiliente, inclusiva y sostenible para nuestro futuro colectivo" (collaborative effort of the world’s leading thinkers to fashion longer-term perspectives and co-create a narrative that can help guide the creation of a more resilient, inclusive and sustainable vision for our collective future).
Me llama la atención, lo primero de todo, el lenguaje que utiliza: un inglés culto y relamido, repleto de muy pocos términos anglosajones (world, leading, thinkers, fashion, help, guide) y muchos latinos que son prácticamente incomprensibles para un inglés del común del pueblo (collaborative, perspectives, co-create, narrative, vision, collective, future y sobre todo las tres palabras en las que voy a parar mientes: resilient, inclusive, sustainable). Son estas palabras latinas polisilábicas, largas como un día sin pan frente al monosilabismo de la lengua del Imperio. Lo que propone el señor Schwab es colaborar y cocrear un futuro colectivo, enfatizando insistentemente en el prefijo co- que anima a arrimar el hombro: se co-labora, se co-crea y se hace co-lectivamente.
La visión que propone este futurólogo es, y atención a estas palabras de moda, muy políticamente correctas ellas:
-resiliente (resilient): La palabra resiliencia, de la que hablamos aquí, que tanto usan nuestros economistas y políticos, es un término aborrecible que pretende neutralizar con su connotación camaleónica y adaptativa la belleza insobornable, como dice Pedro García Olivo, de la palabra “resistencia”, mucho más noble porque es patrimonio popular. Es un término ambiguo que significa tanto resistencia como conformismo;
-inclusiva (inclusive): La inclusión que tanto se persigue (desde el lenguaje inclusivo) consiste en que no se quede nadie fuera del sistema, fundamentalmente las mujeres, que pasan a ocupar así los mismos puestos que los varones, y a todo el mundo le parece bien porque de lo que se trata es de que no estén excluidas de los centros de poder, con lo que nadie discute la existencia misma de dichos centros de poder;
-sostenible (sustainable): La sostenibilidad es un guiño al ecologismo que persigue sostener, nunca mejor dicho, el sistema sin agotar los recursos ni deteriorar el medio ambiente, aunque en el futuro se prevén viajes espaciales a Marte, por si esto no hay quien lo sostenga.
En el proyecto de la Gran Narrativa participarán "pensadores de primera línea" de múltiples disciplinas, "incluidos futuristas -¿futurólogos?-, científicos y filósofos", y dará lugar a un libro que se publicará en enero de 2022 y que esperamos expectantes.
jueves, 2 de diciembre de 2021
Mensajes encapsulados
La variante ómicron -variante ¿de qué?- impone restricciones de viaje, cierra fronteras, hunde las bolsas, que se vuelven locas de remate, víctimas de pánico.
El humor es un antídoto contra la seriedad del mundo capaz de romper la hipnosis y la anestesia de los individuos masificados, por lo que hay que cultivarlo.
No tienen perdón de Dios, porque saben lo que hacen, los que están fomentando so pretexto de cordón sanitario antiviral otro vergonzoso apartheid sudafricano.
Hablar en contra es hacer algo, aunque no se sepa muy bien su utilidad; no se puede seguir callando sin intentar romper el maleficio del hechizo y el engaño.
Los medios de comunicación destruyeron la capacidad de usar el sentido común no tanto de la gente común y corriente sino de los que se habían educado y formado.
Los medios de masificación juegan un papel importante en la formación de las masas creando lo que llaman 'opinión pública', un pensamiento único y totalitario.
Un científico serio ha publicado un estudio donde razona por qué la mayoría de los hallazgos de investigación publicados en las revistas científicas son falsos.
No hay Ciencia independiente de los patrocinadores que la subvencionan y financian con enormes sumas de dinero: las empresas privadas y las arcas del Estado.
¿No será el suero inoculado una suerte de placebo en el mejor de los casos posibles, es decir, en el supuesto de que no tuviera efectos adversos secundarios?
La casta políticamente corregida y correcta repite una y otra vez que hay que confiar en la ciencia, que ponerla en duda es ofensivo, como negar el holocausto.
¿No seremos víctimas de una formidable guerra psicológica de nunca acabar, que se sirve de nuestro miedo cerval para hacernos tragar el pacto con el diablo?
¿Cómo nos sobreviene con tantísima tasa de inoculación una ya sexta ola y hay más muertos que el año pasado cuando no disponíamos del mágico suero preparado?
Entonando el mea culpa: Por mi culpa, por la irresponsabilidad de no haberme inoculado, el virus no ha desaparecido de la faz de la Tierra y sigue circulando.
Se busca chivo expiatorio: a los que han rechazado la inoculación hay que hacerles la vida imposible y complicarles la existencia, para que así sean castigados.
La versión oficial del cuento chino: Érase una vez un murciélago que voló 400 kilómetros y mordió a un pangolín que mordió a un chino que cayó con el trancazo.
El miedo tetaniza, penetrando en la llaga viva que nos abre y haciéndonos impermeables a la razón que a todos nos es común, provocando tensión rígida y espasmo.
Cuando has empezado a creer en las promesas de vida eterna, te entra la sospecha de que la inmortalidad puede ser peor que la muerte, y despiertas del letargo.
El pánico al virus no evita la muerte pero va donde quiera que vayas, salvo a los centros comerciales donde reina la ganga del Black Friday a precio regalado.
miércoles, 1 de diciembre de 2021
Adagios sobre el tiempo
Tempus fugit:
El tiempo, en efecto, huye de nuestra ideación, pero eso no quiere
decir que pase: él no pasa, pasan las cosas, incluidos nosotros, las
personas.
El tiempo "libre" de que disponemos no es tan libre como su nombre indica, porque, subordinado al reloj que computa las horas, no deja de estar cronometrado.
Deconstrucción del tiempo: praeteritum nihil, praesens instabile, futurum incertum: Nada, el tiempo pasado; inestable, el presente; el futuro es incertidumbre.
La gente quiere que llegue el finde, el fin de la semana, el fin del mes, el fin del año en curso, y acabe a fin de cuentas el cronómetro o cómputo del tiempo.
martes, 30 de noviembre de 2021
¿Qué es la incidencia acumulada, papá?
Se han delimitado unos parámetros que determinan unos umbrales, que en la última versión, mucho más laxa que la anterior debido a la menor presión hospitalaria existente en la actualidad, son los siguientes: El nivel de alerta 1 o riesgo bajo es hasta 100 “casos” por cada 100.000 habitantes en los últimos catorce días, siempre que no se produzcan más de 50 en la última semana. El umbral de riesgo medio o nivel de alerta 2 se alcanza si superan los 100. El nivel de alerta 3 o de riesgo alto se sitúa por encima de los 300, y el nivel extremo de alerta 4 se alcanza cuando la IA rebasa los 500 “casos”. Todos estos umbrales, obviamente, son arbitrarios. El sistema sanitario, que está en estado crítico, se puede permitir el lujo de un nivel superior de contagios pues estos no ponen en peligro el funcionamiento de los hospitales al pasar la enfermedad de manera leve gracias, según los provacunas, al efecto de los sueros.
Pero estos umbrales, aplicados a la población en general no valen para los mayores de 65 años quienes conforman el grupo etario que tiene más riesgo de morir. La ministra ha hecho público el cálculo de que tienen hasta veinticinco veces más riesgo de muerte si no están vacunados, lo que se agrava si tienen comorbilidades, o sea otras enfermedades que los hacen más vulnerables, y porque en general responden peor a la inmunización ya que su organismo está más débil. Para los mayores de 65 años, pues, se especifican estos otros parámetros más restrictivos: El nivel 1 se alcanza si la IA de casos de este grupo etario supera los 25 casos; el 2, con 50; el 3, con 150 y el 4 si es superior a 250.
No sé si vas entendiendo algo, hija mía, de lo que vamos viendo. Pero no puedes acabar de entenderlo si no abordamos la cuestión crucial. Centrémonos ya en la noción de “casos” que manejan todos estos números, de la que estamos hablando como si supiéramos de qué hablamos.
Estos “casos” no son enfermos hospitalizados ni muertos a consecuencia de una enfermedad, sino personas diagnosticadas como positivas merced a una prueba de Reacción en Cadena a la Polimerasa que detecta en ellos algunas trazas de virus en función de los ciclos de amplificación que utilicen los laboratorios para el análisis de las muestras, de lo que se desprende que están “infectados” y que por lo tanto deben aislarse (en sus hogares, si no tienen síntomas o los tienen muy leves) porque, se deduce sin mucho fundamento, son contagiosos.
A mayor número de PCR, mayor número de casos. A mayor número de casos, mayor IA o Incidencia Acumulada, y a mayor IA mayor nivel de alerta e imposición de medidas protocolarias.
Una epidemia siempre, sin embargo, se caracterizaba hasta ahora por el número de pacientes ingresados en un hospital en una semana y muertos que provocaba. Y no digamos una pandemia, que se definía por su letalidad. Pero nuestras autoridades sanitarias han cambiado el significado de esos conceptos adaptándolos a sus intereses. Las autoriades sanitarias -y no estoy hablando sólo de las del reino de España-, reconocen que la presión hospitalaria es mínima gracias, según ellos, a los sueros inoculados. La IA de la que hablan ellos no es de enfermos hospitalizados, ni muchísimo menos de muertos.
¿Qué sucede entonces? Que han cambiado sibilinamente el concepto. Que las estimaciones de incidencia para el público en general ya no se refieren a las nuevas enfermedades o casos clínicos estrictamente hablando ni a las muertes causadas por el virus, sino a los portadores del virus, más del 80% de los cuales no están enfermos y nunca lo estarán, porque el número de portadores del virus es muchísimo mayor que el número de enfermos o de muertos.
Con estos mismos datos, ahora estaríamos en riesgo "medio" o nivel de alerta 2.
Por lo tanto, es engañoso utilizar la misma palabra "incidencia" para representar una realidad diferente de la definición común- y tradicionalmente aceptada hasta la fecha por los epidemiólogos, que la empleaban para hablar de la incidencia de una enfermedad, por ejemplo de los síndromes gripales que colapsaban los hospitales con cifras reales a veces superiores a los 500 casos por cada cien mil habitantes. Nuestras autoridades sanitarias, sin embargo, la utilizan para hablar de la repercusión de un virus, al que denominan SARS Cov-2, que no es lo mismo, pues aun aceptando que el virus sea la causa de la enfermedad que denominan covid-19, eso no quiere decir que siempre que haya trazas de ese virus hay enfermedad, porque puede no haberla.
¿Por qué no se utiliza para el evento pandémico del siglo el mismo criterio que se utilizaba para las epidemias gripales de toda la vida? Probablemente porque la incidencia de la enfermedad del corona virus (y no de las trazas positivas) es tan baja que no puede invocarse decentemente para justificar medidas de control que parecerían desproporcionadas: confinamiento generalizado de la población, uso obligatorio de mascarillas en la calle, toques de queda, restricción de aforos y de viajes, tasa aberrante de cobertura de vacunación, imposición de pase sanitario... Si se utilizara la incidencia "clásica", la gente dejaría de tener miedo y no aceptaría estas medidas, que se considerarían como poco extravagantes.
En cuanto a la altísima tasa de vacunación de la población, las autoridades la han impuesto utilizando métodos de intimidación y culpabilización primero de los jóvenes y ahora de los pequeños acusándolos de infectar a los abuelos y de llevárselos al otro barrio, y argumentando que quieren inocularnos por nuestro bien, que es el Bien Común. ¿No hemos sufrido ya bastante las medidas que iban a salvarnos supuestamente la vida protegiéndonos?