jueves, 9 de diciembre de 2021

Dos aforismos de Tácito

Una frase de Tácito, tomada de la vida de su suegro Agrícola, en la estupenda traducción de José Luis Moralejo: “Ellos, ingenuos, llamaban civilización a lo que constituía un factor de su esclavitud.” 

 
En su versión original dice así: idque apud imperitos humanitas uocabatur, cum pars seruitutis esset. Podemos glosarlo del siguiente modo: Ellos no sólo son ellos, somos nosotros también. Lo éramos entonces y lo seguimos siendo ahora mismo porque, ya lo dijo el poeta, “hoy es siempre todavía”. Nosotros, que somos unos ingenuos y nos engañamos y nos dejamos engañar fácilmente habida cuenta de nuestra poca pericia en el arte del desengaño, llamamos civilización –humanitas en latín– a lo que consideramos en nuestra ignorancia que es propio de nuestra humana condición, y resulta que no lo es porque nos estamos refiriendo con ese término a las cadenas de nuestra esclavitud. Estamos confundiendo gravemente los nombres y los contornos de la realidad; llamamos civilización a nuestra servidumbre, a nuestra ilibertad, como si fueran la misma cosa, y no son ni cosas iguales ni palabras sinónimas, sino contrarias. 


Tácito en la misma obra pone en boca del jefe caledonio Calgaco un fervoroso discurso de gran valor oratorio pronunciado ante sus compatriotas contra el imperialismo romano, que contiene la siguiente perla aforística, tomada de la mentada traducción de Moralejo:  "A robar, asesinar y asaltar llaman con falso nombre imperio, y paz al sembrar la desolación." Lo que en el latín de Tácito era: Auferre, trucidare, rapere falsis nominibus imperium atque, ubi solitudinem faciunt, pacem appellant.  


Hoy sabemos que "imperio" no es un falso nombre -ni un nombre carente de significado político como era en principio en latín, dónde sólo tenía un sentido militar, ya que 'imperator', antes de Julio César, era solo el jefe del ejército que daba a los soldados las órdenes o "imperia", pero César impregnó al término del valor político que hoy tiene subordinando el poder civil al militar, al mismo tiempo que su nombre propio se convertía en nombre común de los futuros emperadores, césares, Káisares y zares que en el mundo han sido-, sino que es el nombre que más le cuadra al pillaje, al asesinato y a la rapiña de los recursos. También sabemos que sigue llamándose paz torticeramente a la sumisión y a la voluntaria servidumbre, para que así pase desapercibidísima la guerra.

 

miércoles, 8 de diciembre de 2021

El paraguas escacharrado

    Circula por la Red un brevísimo vídeo de Juan Manuel de Prada que desde luego no va a emitir ninguna de las seis cadenas de televisión mayoritarias: ni las dos públicas, o mejor dicho, estatales (no hay que confundir lo público con lo estatal ni al pueblo con el Estado) ni las cuatro privadas, que desde el principio del fraude sanitario han mostrado -tanto las unas como las otras- la misma actitud tragacionista, por utilizar el afortunado término que acuñó el mismo de Prada, dedicándose a todas horas a propagar e inocular el virus del canguelo, lo que provocó al comienzo de la pandemia que se agotaran las existencias de papel higiénico en los supermercados.


     Dice de Prada lo siguiente, que transcribo por si el documento audiovisual desaparece de la Red: ¿Qué peligro tiene el no vacunado? Esto es una cosa grotesca. Yo lo decía en mi artículo del otro día (*). Esto es como si la gente que tiene un paraguas con las varillas rotas, se pone a llover, le echa la culpa de que esté lloviendo a los señores que salen a la calle sin paraguas. Esto es una cosa demente. -Pero, oye, si tú tienes tu paraguas, majadero, tú tienes tu paraguas, tú sabrás si tu paraguas tiene la lona rota o tiene las varillas torcidas y no te protege de la lluvia, tú sabrás. Piensa por qué no te protege de la lluvia. Pero ¿qué afecta que este señor vaya sin paraguas? Oye, él se está mojando. Él sabrá. A lo mejor es que él piensa que no pasa nada, que su cuerpo es suficientemente resistente como para aguantar esa lluvia, pero ¿qué te perjudica a ti él si tú llevas paraguas? O ¿es que no llevas paraguas y en vez de revolverte contra quienes te han dado un paraguas roto te estás revolviendo contra el que sale a la calle sin paraguas? ¿Qué tipo de miserable eres?¿En qué te han convertido? ¿En qué ser gregario y genuflexo te han convertido para que en vez de volcar tu indignación y pedirle cuentas a quien te ha engañado estás tratando de demonizar y de estigmatizar al tío que sale sin paraguas a la calle? 


     *Hace alusión Juan Manuel de Prada a su artículo “Habla otra vez el gran inquisidor”, publicado en el diairo ABC el día 20 de noviembre de 2021, que reproduzco en imagen adjunta, donde escribe, entre otras cosas, con un guiño literario a Dostoyesqui, y refiriéndose a la vacuna como 'el marchamo": “Nos bastó espolvorearos con el bichito coronado para convertiros en una masa temblona; y a continuación os marcamos como a las reses, haciéndoos creer que el marchamo os inmunizaría contra el bicho. Y cuando disimular por más tiempo la eficacia del marchamo empezó a resultar imposible, os instilamos la creencia absurda de que la culpa la tenían quienes se resistían a ser marcados. Se trata, por supuesto, de una idea tan absurda como pretender que la culpa de que vuestro paraguas con las varillas rotas no os proteja de la lluvia la tienen quienes se pasean sin paraguas.”

    

 

martes, 7 de diciembre de 2021

CORPVS SANVM?

    CORPVS SANVM: Ya lo dijo el poeta Juvenal en un verso que se convirtió enseguida en un proverbio: Mens sana in corpore sano, que suele malinterpretarse. Los que más cacarean este latinajo lo hacen enfatizando el hecho de que hay que cultivar por igual la mente y el cuerpo, como ya preconizaba el sabio Aristóteles, que incluía la gimnasia o educación física, con término más moderno, entre las disciplinas fundamentales de la paideia antigua. 

    Muchos son los que piensan como el estagirita que una buena educación debe procurar tanto el vigor intelectual como el  físico, y muchos más los que opinan que el segundo es indispensable para el primero, por lo que fomentan el deporte entre la juventud, exaltando sus valores como escuela de la vida donde los jóvenes compiten entre sí y aprenden a respetar un reglamento y, por lo tanto, a obedecer, además de  por el espíritu de sacrificio, superación personal y esfuerzo que conlleva...

    Han llegado incluso a acuñar las expresiones "deportividad" y "espíritu deportivo" como sinónimos de "resignación". Tomarse algo, generalmente una contrariedad, con espíritu deportivo o deportividad es como hacerlo "con filosofía", que se decía antaño, es decir, con resignación, que es lo que fomenta la educación: una actitud conformista ante la realidad que se nos impone, en lugar de ocuparse de las cosas para intentar mejorarlas.  


 Mens sana in corpore sano, Georg Pauli (1912)
 
    La frase de Juvenal completa era: Orandum est ut sit mens sana in corpore sano (Sátira  10, verso 356), que propiamente significa: “hay que pedir a los dioses que haya (que nos den, que dispongamos de) una mente sana en un cuerpo sano”. No dice el poeta que haya que cultivar el cuerpo y la mente, como si nuestro bienestar físico y psíquico dependiera de nosotros mismos y de nuestra voluntad, sino que hay que rezar para rogarles a los dioses que nos concedan la gracia de la salud sin que tengamos que responsabilizarnos de ella ni ocuparnos en procurárnosla. En ningún momento se refería a la conveneincia de fomentar el deporte.

    Las apologías del deporte y de la educación física se hacen hoy día desde el punto de vista subjetivo y privado de la salud y el fomento de hábitos higiénicos, es decir desde la obsesión por el buen estado físico y psíquico que cada individuo debe procurarse por su propio bien, del que se le hace responsable, no ya por el bienestar de la comunidad, como se hacía en la antigüedad, cuando se pensaba que uno debía mantenerse en forma desde un punto de vista militar y entrenarse para defender a su patria y compatriotas. 

    Pero ya Aristóteles, como decíamos, recomendaba el cultivo escolar de los deportes en la enseñanza. Para muchos el deporte es una excelente escuela para la vida, porque nos enseña a respetar las reglas del juego, porque algunos deportes fomentan el trabajo en equipo y la colaboración, desarrollan el espíritu competitivo y de constante superación,  y porque el deportista entrega siempre lo mejor de sí mismo sin escatimar esfuerzos ni sacrificios. Habría que preguntarse, como hacía Rafael Sánchez Ferlosio, si lo mejor de uno mismo era dar patadas al esférico, como dicen los locutores deportivos, aludiendo al más popular de los deportes, es decir, al balompié, lo que levanta tales pasiones entre los espectadores que no pocas veces llegan a las manos convirtiendo los estadios en auténticos campos de batalla. 

    No deberíamos considerar educativa la Educación Física, que nos convierte en esclavos de nuestros propios fines, como en aquellas preguntas que se formulaba el señor K. de Bertolt Brecht, que cito de memoria, si no recuerdo mal: -Todas las mañanas mi vecino pone música. ¿Por qué pone música? Dicen que para hacer gimnasia. ¿Por qué hace gimnasia? Porque, según dicen, necesita fortalecer sus músculos. ¿Por qué necesita fortalecer sus músculos? Porque, como el mismo asegura, tiene que trabajar para ganarse la vida. ¿Por qué necesita ganarse la vida? Porque, según he oído decir, tiene que comer... Tras enterarse de todo esto, el señor K. preguntó: -¿Y por qué come?

lunes, 6 de diciembre de 2021

Una cita espuria

    En la Red no sólo abundan las llamadas noticias falsas, fake news en la lengua del Imperio, sino también muchas citas de índole literaria o filosófica que se atribuyen erróneamente a autores de renombre para darles un aura de magisterio dogmático basándose en el argumento de autoridad o del prestigio del “magister dixit”, es decir, que como lo ha dicho un maestro es indiscutible. He recibido una de estas fake quotes en mi correo electrónico. 



    Se trata de una imagen de Séneca con la frase espuria: “La religión es considerada por la gente común como verdadera, por los sabios como falsa y por los gobernantes como útil”, atribuida al propio Lucio Anneo Séneca. Buscando en la obra del filósofo cordobés la frase supuestamente original, no la he encontrado por ninguna parte. Sí que he hallado su versión inglesa: Religion is regarded by the common people as true, by the wise as false, and by rulers as useful. 


    No se trata de una sentencia de Séneca. Alguien se la ha endilgado para darle la rimbombancia de un nombre propio a lo que dice, que, por otra parte, no está mal traído. Es una lástima, no tanto por la falsificación que supone, que es un atentado contra la propiedad intelectual, sino porque para que lo que dice sea razonable o no lo sea, tenga valor o no lo tenga, sea o no sea inteligible e inteligente, no necesitamos adscribírselo al magisterio de ningún filósofo como Séneca, cuya efectiva popularidad está tan arraigada en la memoria colectiva del pueblo español que para muchos su nombre propio es sinónimo de sabio, y el diccionario de la Academia se ha visto obligado a recoger la siguiente acepción de séneca(con minúscula)"hombre de mucha sabiduría", especificando que es una alusión al filósofo nacido en Córdoba en torno al año 4 y muerto en el 65 en Roma. 

 

    Y, al margen de quien haya dicho esa frase, es bastante razonable como reflexión sobre el papel que ha desempeñado la religión a lo largo de la historia de la humanidad, aunque quizá se haya perdido la vigencia de su actualidad en el mundo occidental. 

    Hay quien ha atribuido la frase a Lucrecio. He recogido la siguiente versión anónima en la Red atribuida a él:"Todas las religiones son igual de sublimes para el ignorante, igual de útiles para el político e igual de ridículas para el filósofo".  Pero Lucrecio no dijo eso, sino algo mucho más contundente, ya que acusó a la propia religión de impiedad en un célebre hexámetro antes de narrar el sacrificio de Ifigenia: religio peperit scelerosa atque impia facta (De rerum natura, I, 83): La religión cometió criminales y crueles acciones.

    Sí que parece, sin embargo, que algo similar a la presunta frase de Séneca dijo el historiador inglés Edward Gibbon (1737-1794), reflexionando sobre la historia romana en época de los antoninos, en su monumental Historia de la decadencia y ruina del imperio romano: La traducción que manejo, algo anticuada como se verá por su ortografía,  es la de don José Mor de Fuentes, publicada en Barcelona en 1842, que dice literalmente: “Conceptuábanse los varios cultos que abarcaban tan anchuroso señorío igualmente ciertos por el pueblo, falsos por el filósofo y útiles por el majistrado(sic), produciendo la tolerancia no solo condescendencia mutua sino concordia relijiosa(sic)”. 

   Retrato de Edward Gibbon, J. Reynolds (1723-1782)

 
    En la lengua del Imperio en que fue escrita la obra de Gibbon se dice literalmente: The various modes of worship, which prevailed in the Roman world, were all considered by the people, as equally true; by the philosopher, as equally false; and by the magistrate, as equally useful. And thus toleration produced not only mutual indulgence, but even religious concord. (Edward Gibbon, 1776, The Decline and Fall of the Roman Empire, capítulo II: The Internal Prosperity In The Age Of The Antonines).



    La frase se ha vulgarizado, simplificado y popularizado atribuyéndosela por lo general a Séneca de diversos modos, aunque también a Lucrecio, como queda dicho más arriba:
-La religión es algo verdadero para pobres, falso para sabios, y útil para dirigentes. 
-La religión es verdad para la gente común, falsa para los sabios y útil para los poderosos.
-La religión es considerada (o vista) por la gente común (people, decía Gibbon)  como verdadera (o cierta), por los sabios (philosopher) como falsa y por los gobernantes (magistrate) como útil.
 

    Un lector me comenta que esta frase, como cabía esperar, también ha llegado a los libros, en "La sinrazón de la religión: liberación a través de una sociedad desacralizada", escrito por Jorge Franco y publicado por Editorial Siglo XXI, México, 2009, se dice literalmente lo siguiente en la página 209: Séneca 'El filósofo', preceptor de Nerón, tenía una idea algo cínica de la religión: "La religión es considerada por la gente común como verdad, por los sabios como falsa, y por los gobernantes como útil."

    Esto revela cómo las fake quotes acaban circulando como la falsa moneda. En el caso de la que nos ocupa, es una verdad como un templo y lo importante es lo que dice y cómo lo dice, con una formulación acertada que no llega a herir ninguna sensibilidad religiosa.




    La cita de Gibbon puede extrapolarse efectivamente y sacarse del contexto de la obra y época en que la escribió el historiador, aplicándola no ya a los various modes of worship de la religión, desprestigiada como está desde que Karl Marx estableciera por lo menos la bellísima metáfora de la religión como opiáceo (das Opium des Volks, el opio del pueblo), sino a la propia realidad y a la ciencia que la justifica que, necesitada de nuestra fe para sustentarse, es creída a pie juntillas por la inmensa mayoría democrática de la población como verdadera, sólo denunciada por aquellos intelectuales o no intelectuales, muy pocos a la sazón, que anteponen la razón común a la fe generalizada y ven la falsedad de sus mentiras, y aprovechada efectivamente por los que mandan para engañar a través de los medios a su alcance de masificación y creación de la opinión pública a los contribuyentes y votantes, es decir, a la ciudadanía, predicando que así son las cosas, que la Realidad es lo que hay y que no hay más que eso.  

domingo, 5 de diciembre de 2021

El mito de la autoctonía

    El hombre moderno, al igual que sus antepasados, cree en mitos. Es verdad que suelen ser un tanto prosaicos, si los comparamos con los de cualquier mitología tradicional, pero son mitos al fin y al cabo, verbigracia el Progreso, Europa, la Ciencia, la Democracia, las Nuevas Tecnologías... Son tan efectivos y eficaces que su carácter irracional puede pasarnos a poco que nos descuidemos desapercibido, pero no cabe duda de que actúan poderosamente dentro de nosotros como resortes poderosos capaces de dirigir nuestro pensamiento y su conducta.

    Analicemos, por ejemplo, uno de estos mitos: el de la autoctonía, relacionado, obviamente, con el de la MadreTierra. La palabra autoctonía procede de la raíz indoeuropea *dhghem- "tierra", de donde el término griego χθών chthón "tierra, país" -de ahí autóctono- y las latinas humus “tierra”, homo "hombre" y humanus. Autóctono, pues, significa “que ha nacido en la misma tierra en la que reside”. Se trata de una metáfora botánica que equipara la vida de las personas con los árboles y las plantas, que carecen por definición de capacidad de automoción. En torno a esta metáfora de que las personas son árboles que hunden sus raíces en la tierra surge el mito de la autoctonía, con el que se relaciona el ritual funerario de la inhumación. 

    Disponemos, sin embargo, en nuestra literatura castellana de otra metáfora bien distinta que compara la vida humana no con árboles que echan raíces y crecen verticalmente, sino con el curso de los ríos. Aparece en las coplas que Jorge Manrique consagró a la muerte de su padre, donde se dice nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar que es el morir. ¿Somos vegetales que necesitan anclarse en la tierra y echar raíces o somos ríos que fluyen constante- y horizontalmente, y reciben la afluencia de otras corrientes en su carrera hacia la mar? Según optemos por una u otra metáfora, nos estamos decantando por un modelo de vida sedentario y por el establecimiento en el lugar de nacimiento como los aborígenes o por el nomadismo, la trashumancia y el vagabundeo desarraigado, que consiste en estar siempre de paso sin asentarnos nunca del todo en ningún lugar definitivo. 

    Contra el orgullo nacionalista de haber nacido en el sitio donde se vive se revuelve a veces la voz del pueblo, que exclama: Uno no es de donde nace, sino de donde pace. Contra el orgullo nacionalista ateniense, se rebelaron los filósofos cínicos. En primer lugar, Antístenes, que era hijo de padre ateniense y madre tracia, como la madre de los dioses, decía él con orgullo, reprochándoles a los atenienses que se jactaban de ser hijos de la tierra de que su origen no era más noble que el de los caracoles y las langostas del país. Y se rebeló también Diógenes, otro filósofo cínico, quien ἐρωτηθεὶς πόθεν εἴη, "κοσμοπολίτης," ἔφη, preguntado de donde era, dijo “ciudadano del mundo”, acuñando el término hoy bastante devaluado de 'cosmopolita' o ciudadano del universo. Contra el orgullo nacionalista de haber nacido en algún sitio, cantó el gran Georges Brassens la Ballade des gens qui sont nés quelque part, dedicada a los 'imbéciles felices de haber nacido en alguna parte', a los que maldice de esta guisa: "Malditos sean esos hijos de... madre patria".
 



    El mito de la autoctonía parece que nació en Atenas, y está relacionado con la diosa Atenea que dio nombre a la ciudad, pues del semen que derramó Hefesto en los muslos de la virgen, cuando intentó poseerla,  y que ella se limpió con un paño de lana que arrojó al suelo, surgió de la tierra fecundada con la simiente del dios, Erictonio, el primer ateniense nacido de la tierra. Y el único autóctono, a decir verdad, pues todos sus descendientes lo serán de él por filiación, pero no ya directamente de la tierra como había nacido él. Y la diosa, en la disputa por el patronazgo del Ática, que tuvo con Posidón, plantó un olivo en la acrópolis. Si el dios del mar clavó su tridente y le regaló a la ciudad un mar de agua salada, la virgen le ofreció no sólo el  árbol que arraiga, que nace de la tierra, y del que nacen las olivas y el aceite, sino también la metáfora que nos condena al arraigo y al sedentarismo.

     El mito de la patria está relacionado con el de la madre Tierra. La patria, de hecho, es en su origen en latín no un sustantivo, sino un adjetivo que determinaba a la palabra “terra”, y que, omitida esta, acabó reemplazándola y sustantivándose: la tierra del padre de uno. Sabino Arana, el fundador del nacionalismo vasco y del lema «Euzkadi Euzkaldunon Aberria da» (Euscalerría o Vasconia, como se decía en castellano, es la patria de los vascos), acuñó precisamente el neologismo “aberri”, que no existía en eusquera, sobre aba (“padre”) y herri (“país”), a imagen y semejanza de “(tierra) patria”, de donde deriva después con el sufijo -(t)zale que quiere decir “amante” la palabra abertzale que en vascuence significa “patriota” o, si se quiere, “nacionalista”. Se llegó a decir que uno era un vasco “de pura cepa”, por ejemplo, cuando tenía al menos cuatro u ocho apellidos vascos. Sin embargo, el hecho de haber nacido en el país vasco y de contar con esa retahíla de apellidos no condiciona para nada la obligación de que uno tenga que vivir (y morir) allá donde ha nacido, porque, entre otras cosas, las personas no somos árboles ni plantas carentes de movilidad, sino ríos que van a dar a la mar...
 
    Precisamente la expresión “de pura cepa” (que se puede utilizar en otros contextos no nacionalistas para decir cosas como “poeta de pura cepa” y significar “auténtico” por alusión no sólo al tronco de la vid sino de cualquier árbol o planta enterrados y en contacto con la raíz), sugiere que las personas somos plantas o árboles, como si no perteneciéramos al reino animal. 

    En inglés suele decirse “full-blooded”, por ejemplo: “She is a full-blooded English”: la traducción literal de la lengua de Shakespeare a la nuestra sería de pura sangre, esto es de sangre no mestiza, de antepasados no contaminados con sangre foránea. Claro que purasangre, en castellano, y escrito junto,  alude al pedigrí de un caballo más que de una persona, en concreto, a una raza que es producto del cruce -y por lo tanto, del mestizaje- de la árabe con las del norte de Europa. Es decir, que ni siquiera los purasangres en su origen son de sangre “pura” o no contaminada, sino mestiza, lo que debería darnos mucho en que pensar. 


    No hace falta decir que el mito de la autoctonía que estamos analizando es uno de los más perniciosos y nocivos que hay porque ha generado, como contrapartida, el de la aloctonía o extranjería: el de los nacidos en otra parte, es decir, el de los metecos. Si no tienes la ciudadanía, eres un extranjero, y por lo tanto no tienes derecho a vivir aquí, o, al menos, no tienes los mismos derechos que los autóctonos y aborígenes que "son" de aquí “de toda la vida”. Ese mito, claro está, fundamenta la creación política de los Estados, las naciones y las banderas, y, por supuesto, la xenofobia,  las fronteras y los ejércitos y policías que las defienden como perros guardianes.  

sábado, 4 de diciembre de 2021

Más epigramas profanos de don Juan de Iriarte (y II)

 Epigrama 265: De Phoebo, mutata in laurum Daphne. (De Apolo, una vez convertida Dafne en laurel).


Apolo y Dafne, Armand Point (1919)
Mutatae ut Daphnes requieuit Apollo sub umbra,
 “capta mihi ehu, dixit,    corporis umbra loco est!
Extendiendo ya sus ramas
Dafne trocada en laurel, 
“Busqué, dijo Apolo, un cuerpo
 y sólo una sombra hallé”. 
 
Dice el refrán: "El que la sigue la consigue". Suele ser así, aunque no siempre. Lo triste es que, en el caso de que así sea, la que consigue el que la seguía y perseguía no es la Dafne que encendía, libre, su deseo, sino una propiedad más, una cosa, que ya no es la misma ninfa que era y que tanto enamoraba. Creo que fue Oscar Wilde quien dijo que había dos tragedias en la vida: una era no conseguir lo que se perseguía, y la otra, conseguirlo. 
 
oOo

Epigrama 305: De bello et morte (De la guerra y la muerte)
Tam minimum distant factis, quam nomine Mars Mors.
Quot dea falce uiros,     tot deus ense metit.
Como en el nombre, en los hechos
Marte y Muerte se asemejan:
cuanto ella con la guadaña
tanto él con la espada siega.
 
 
oOo
 

 Lignum crucis de Santo Toribio de Liébana


Epigrama 446: De ligno crucis quod falso prae se ferunt plurimi. (Del madero de la cruz que muchísimos ostentan sin fundamento)
 Quilibet ostentat lignum crucis: haud ego lignum
esse crucis: ligni    credo sed esse crucem. 
Lignum-crucis se pondera, 
que, mirado a buena luz, 
no es madera de la Cruz 
sino una cruz de madera. 
 
oOo

Epigrama 462 : Caroli V imperatoris de uariarum nationum linguis sententia (De la opinión del emperador Carlos V de los idiomas de diversas naciones). 
Cantat Iber, Italus suspirat, sibilat Anglus, 
elloquitur Gallus,    denique Teuto rudit. 
Silbido es la lengua inglesa,
es suspiro la italiana, 
canto harmonioso la hispana, 
conversación la francesa, 
y rebuzno la alemana.
 
oOo

Epigrama 482: De uatum insania (De la locura de los poetas). 
Dic mihi cur soleat lunaticus esse poeta?
Scilicet est Phoebi,     Pontice, Luna soror.
¿Que de lunático el mal 
al de poeta se una, 
no es cosa bien natural
si sabemos que es la Luna
de Apolo hermana carnal?
 
oOo


 Narciso, Adolph Joseph Grass (1866-1867)

Epigrama 487: Narcissi tumulus (Tumba de Narciso)
Qui multarum ignes, multarum fugit amores, 
hic iacet ustus aquis,     ustus amore sui.
Si de Ninfas se negó
a los amores Narciso,
aquí yace aniquilado
por amores de sí mismo.
Y pues rehusó abrasarse
en la llama de Cupido,
hoy abrasado en las aguas
ha recibido el castigo. 
 
oOo

Epigrama 529: In litteram S (A la letra S)
Sibilat, et torto sinuatur literra flexu; 
sin anguem forma    reddit, et ipsa sono. 
Pronunciada es un silbido, 
es rosca la S escrita; 
y así de serpiente imita 
la figura y el sonido. 
 
oOo

viernes, 3 de diciembre de 2021

La Gran Narrativa

    El señor Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, (WEF World Economic Forum en la lengua del Imperio), con sede en Davos, cerebro del “Great Reset” del que ya hablamos en su momento aquí  y aquí, nos sale ahora con la milonga de la “Great Narrative”. Primero nos vino con el cuento aquel del Gran Reseteo y ahora nos viene con este otro cuento, nunca mejor dicho por la alusión al género literario, de la Gran Narrativa. Todo a lo grande. Ande o no ande, caballo grande, como suele decir la gente. ¡Cuánta grandilocuencia!

    Recordemos lo que dijo este charlatán a comienzos de 2020 cuando la OMS declaró la pandemia y él vio la oportunidad de aprovecharla por aquello de "a río revuelto, ganancia de pescadores". ¡Cómo insistía él en re-flexionar, re-imaginar y re-setear (o mejor re-ajustar) el mundo abogando por una respuesta globalizada,  o sea por la gobernanza mundial a problemas que iban desde los viruses hasta el inevitable cambio climático! 

    También entonces lanzó una profecía que ha dado mucho que hablar: "En 2030 no tendrás nada y serás feliz.” Parecía que vaticinaba el fin de la propiedad privada y el logro de la felicidad en la Tierra. Pero no nos hagamos ilusiones, enseguida añadía: “Cualquier cosa que quieras alquilar, te la llevará un dron a casa”. No decía “cualquier cosa que desees”, sino cualquier cosa que quieras (y puedas) alquilar. ¿Habrá desaparecido la propiedad, que es un robo, como sentenció Proudhon, en el mítico año 2030 -el de la agenda de nuestros gobiernos progresistas-?  No, por supuesto que no. Habrán desaparecido las pequeñas propiedades y los pequeños propietarios, arruinados, y se habrán acrecentado milmillonariamente las propiedades de los grandes propietarios, los económica- y por lo tanto políticamente poderosos de este mundo de los que es amigo el señor Schwab. 

 

"No poseerás nada. Y serás feliz"

    Los mindundis no poseeremos una casa, un coche, ni siquiera un trabajo... nada, pero recibiremos una asignación económica básica del Estado que nos permitirá vivir sin grandes lujos ni demasiadas estrecheces, vamos, con las necesidades básicas cubiertas... Lo de seremos felices en 2030 está por ver, pero está claro que no disfrutaremos libremente de los bienes, que estarían en manos de una oligarquía plutócrata que nos los alquilaría, por lo que podríamos tener acceso a su disfrute, sí, pero previo pago. La posesión de esos bienes estaría en manos de las grandes empresas o de los Estados, si para entonces seguía siendo válida la distinción hoy ya bastante confundida de “privado” y “público” -en el sentido no de popular, sino, claro está, de estatal- y no sería todo ya lo mismo.

    ¿En qué consiste ahora la iniciativa de este gran vendedor de humo que huele a chamusquina de la “Gran Narrativa”? Es "un esfuerzo colaborativo de los principales pensadores del mundo para moldear perspectivas a más largo plazo y co-crear una narrativa que pueda ayudar a guiar la creación de una visión más resiliente, inclusiva y sostenible para nuestro futuro colectivo" (collaborative effort of the world’s leading thinkers to fashion longer-term perspectives and co-create a narrative that can help guide the creation of a more resilient, inclusive and sustainable vision for our collective future).

    Me llama la atención, lo primero de todo, el lenguaje que utiliza: un inglés culto y relamido, repleto de muy pocos términos anglosajones (world, leading, thinkers, fashion, help, guide) y muchos latinos que son prácticamente incomprensibles para un inglés del común del pueblo (collaborative, perspectives, co-create, narrative, vision, collective, future y sobre todo las tres palabras en las que voy a parar mientes: resilient, inclusive, sustainable). Son estas palabras latinas polisilábicas, largas como un día sin pan frente al monosilabismo de la lengua del Imperio. Lo que propone el señor Schwab es colaborar y cocrear un futuro colectivo, enfatizando insistentemente en el prefijo co- que anima a arrimar el hombro: se co-labora, se co-crea y se hace co-lectivamente. 

 

    La visión que propone este futurólogo es, y atención a estas palabras de moda, muy políticamente correctas ellas:  

-resiliente (resilient): La palabra resiliencia, de la que hablamos aquí, que tanto usan nuestros economistas y políticos, es un término aborrecible  que pretende neutralizar con su connotación camaleónica y adaptativa la belleza insobornable, como dice Pedro García Olivo, de la palabra “resistencia”, mucho más noble porque es patrimonio popular. Es un término ambiguo que significa tanto resistencia como conformismo

-inclusiva (inclusive): La inclusión que tanto se persigue (desde el lenguaje inclusivo) consiste en que no se quede nadie fuera del sistema, fundamentalmente las mujeres, que pasan a ocupar así los mismos puestos que los varones, y a todo el mundo le parece bien porque de lo que se trata es de que no estén excluidas de los centros de poder, con lo que nadie discute la existencia misma de dichos centros de poder;

-sostenible (sustainable): La sostenibilidad es un guiño al ecologismo que persigue sostener, nunca mejor dicho, el sistema sin agotar los recursos ni deteriorar el medio ambiente, aunque en el futuro se prevén viajes espaciales a Marte, por si esto no hay quien lo sostenga. 

    En el proyecto de la Gran Narrativa participarán "pensadores de primera línea" de múltiples disciplinas, "incluidos futuristas -¿futurólogos?-, científicos y filósofos", y dará lugar a un libro que se publicará en enero de 2022 y que esperamos expectantes.

jueves, 2 de diciembre de 2021

Mensajes encapsulados


 La tasa de incidencia del virus empezó a primeros de noviembre con 49 casos y termina el mes, gracias a las pruebas realizadas, con 208, ¡se ha cuadruplicado!

La variante ómicron -variante ¿de qué?- impone restricciones de viaje, cierra fronteras, hunde las bolsas, que se vuelven locas de remate, víctimas de pánico.

El humor es un antídoto contra la seriedad del mundo capaz de romper la hipnosis y la anestesia de los individuos masificados, por lo que hay que cultivarlo.

No tienen perdón de Dios, porque saben lo que hacen, los que están fomentando so pretexto de cordón sanitario antiviral otro vergonzoso apartheid sudafricano.

Hablar en contra es hacer algo, aunque no se sepa muy bien su utilidad; no se puede seguir callando sin intentar romper el maleficio del hechizo y el engaño.

Los medios de comunicación destruyeron la capacidad de usar el sentido común no tanto de la gente común y corriente sino de los que se habían educado y formado.

Los medios de masificación juegan un papel importante en la formación de las masas creando lo que llaman 'opinión pública', un pensamiento único y totalitario.

Un científico serio ha publicado un estudio donde razona por qué la mayoría de los hallazgos de investigación publicados en las revistas científicas son falsos.

No hay Ciencia independiente de los patrocinadores que la subvencionan y financian con enormes sumas de dinero: las empresas privadas y las arcas del Estado.

¿No será el suero inoculado una suerte de placebo en el mejor de los casos posibles, es decir, en el supuesto de que no tuviera efectos adversos secundarios? 


 La variante ómicron, de la que ya se ha detectado un caso en España, es nada comparada con la futura omega que cierra el alfabeto y pone fin al género inhumano.

 La casta políticamente corregida y correcta repite una y otra vez que hay que confiar en la ciencia, que ponerla en duda es ofensivo, como negar el holocausto.

¿No seremos víctimas de una formidable guerra psicológica de nunca acabar, que se sirve de nuestro miedo cerval para hacernos tragar el pacto con el diablo?

¿Cómo nos sobreviene con tantísima tasa de inoculación una ya sexta ola y hay más muertos que el año pasado cuando no disponíamos del mágico suero preparado?

Entonando el mea culpa: Por mi culpa, por la irresponsabilidad de no haberme inoculado, el virus no ha desaparecido de la faz de la Tierra y sigue circulando.

Se busca chivo expiatorio: a los que han rechazado la inoculación hay que hacerles la vida imposible y complicarles la existencia, para que así sean castigados.

La versión oficial del cuento chino: Érase una vez un murciélago que voló 400 kilómetros y mordió a un pangolín que mordió a un chino que cayó con el trancazo.

El miedo tetaniza, penetrando en la llaga viva que nos abre y haciéndonos impermeables a la razón que a todos nos es común, provocando tensión rígida y espasmo.

Cuando has empezado a creer en las promesas de vida eterna, te entra la sospecha de que la inmortalidad puede ser peor que la muerte, y despiertas del letargo.

El pánico al virus no evita la muerte pero va donde quiera que vayas, salvo a los centros comerciales donde reina la ganga del Black Friday a precio regalado.

miércoles, 1 de diciembre de 2021

Adagios sobre el tiempo

 Tempus fugit: El tiempo, en efecto, huye de nuestra ideación, pero eso no quiere decir que pase: él no pasa, pasan las cosas, incluidos nosotros, las personas.


El tiempo "libre" de que disponemos no es tan libre como su nombre indica, porque, subordinado al reloj que computa las horas, no deja de estar cronometrado.



Hay una isla al norte del Círculo Polar Ártico, Sommarøy, “isla del verano” en noruego, que quiere librarse del tiempo*: lasciate ogni orologio voi ch'entrate.

  

Epiménides, cuando pastoreaba bajo el sol meridiano de Creta, se echó a dormir la siesta en una cueva, y en ese rato pasaron cincuenta años de golpe y sopetón.

Uno tiene la secreta convicción de que tanto el ocio como el negocio en Oriente y Occidente se han convertido en las dos caras de la misma e idéntica moneda.

Deconstrucción del tiempo: praeteritum nihil, praesens instabile, futurum incertum: Nada, el tiempo pasado; inestable, el presente; el futuro es incertidumbre

La gente quiere que llegue el finde, el fin de la semana, el fin del mes, el fin del año en curso, y acabe a fin de cuentas el cronómetro o cómputo del tiempo.
 
oOo
 
 *Era muy bonito para ser verdad. Lo de la isla Sommarøy, el pueblo que quería eliminar el tiempo, ha sido en realidad una campaña de publicidad comercial del Gobierno noruego para fomentar el turismo internacional en el país. Se ha sabido que la agencia Innovation Norway gastó 50.000 euros en relaciones públicas, tanto en Oslo como en Londres, para dar a conocer la "isla del verano".

martes, 30 de noviembre de 2021

¿Qué es la incidencia acumulada, papá?

    No me extraña, hija mía, que no sepas qué es eso y que te lo preguntes. Las autoridades sanitarias manejan esa terminología para que no entendamos nada. La IA, que no es aquí el acrónimo de la Inteligencia Artificial o poca inteligencia natural de la que hacen gala dichos gerifaltes, sino de Incidencia Acumulada, es el número de “casos” (volveremos enseguida sobre esta noción sobre la que fundamentan todo el tinglado) que se van sumando a lo largo de 7 ó 14 días dentro de una población de 100.000 habitantes (o 100k como les gusta escribir ahora con K de kilo, que es voz griega que significa “mil”), que son, más o menos el número de almas, como se decía antes, de algunas capitales de provincia españolas como, para que te hagas una idea, Gerona, Orense, Jaén, Cádiz, que están un poco por encima de los cien mil, o Lugo, Cáceres, Guadalajara o Toledo, que están un poco por debajo.

    Se han delimitado unos parámetros que determinan unos umbrales, que en la última versión, mucho más laxa que la anterior debido a la menor presión hospitalaria existente en la actualidad, son los siguientes: El nivel de alerta 1 o riesgo bajo es hasta 100 “casos” por cada 100.000 habitantes en los últimos catorce días, siempre que no se produzcan más de 50 en la última semana. El umbral de riesgo medio o nivel de alerta 2 se alcanza si superan los 100. El nivel de alerta 3 o de riesgo alto se sitúa por encima de los 300, y el nivel extremo de alerta 4 se alcanza cuando la IA rebasa los 500 “casos”. Todos estos umbrales, obviamente, son arbitrarios. El sistema sanitario, que está en estado crítico, se puede permitir el lujo de un nivel superior de contagios pues estos no ponen en peligro el funcionamiento de los hospitales al pasar la enfermedad de manera leve gracias, según los provacunas, al efecto de los sueros. 

Epidemiólogo coronado explicando el virus.
 

    Pero estos umbrales, aplicados a la población en general no valen para los mayores de 65 años quienes conforman el grupo etario que tiene más riesgo de morir. La ministra ha hecho público el cálculo de que tienen hasta veinticinco veces más riesgo de muerte si no están vacunados, lo que se agrava si tienen comorbilidades, o sea otras enfermedades que los hacen más vulnerables, y porque en general responden peor a la inmunización ya que su organismo está más débil. Para los mayores de 65 años, pues, se especifican estos otros parámetros más restrictivos: El nivel 1 se alcanza si la IA de casos de este grupo etario supera los 25 casos; el 2, con 50; el 3, con 150 y el 4 si es superior a 250. 

    No sé si vas entendiendo algo, hija mía, de lo que vamos viendo. Pero no puedes acabar de entenderlo si no abordamos la cuestión crucial. Centrémonos ya en la noción de “casos” que manejan todos estos números, de la que estamos hablando como si supiéramos de qué hablamos.

   Estos “casos” no son enfermos hospitalizados ni muertos a consecuencia de una enfermedad, sino personas diagnosticadas como positivas merced a una prueba de Reacción en Cadena a la Polimerasa que detecta en ellos algunas trazas de virus en función de los ciclos de amplificación que utilicen los laboratorios para el análisis de las muestras, de lo que se desprende que están “infectados” y que por lo tanto deben aislarse (en sus hogares, si no tienen síntomas o los tienen muy leves) porque, se deduce sin mucho fundamento, son contagiosos. 

Logo del Gran Hermano u Ojo-de-Dios-que-todo-lo-ve.
 

   A mayor número de PCR, mayor número de casos. A mayor número de casos, mayor IA o Incidencia Acumulada, y a mayor IA mayor nivel de alerta e imposición de medidas protocolarias.

    Una epidemia siempre, sin embargo, se caracterizaba hasta ahora por el número de pacientes ingresados en un hospital en una semana y muertos que provocaba. Y no digamos una pandemia, que se definía por su letalidad. Pero nuestras autoridades sanitarias han cambiado el significado de esos conceptos adaptándolos a sus intereses. Las autoriades sanitarias -y no estoy hablando sólo de las del reino de España-, reconocen que la presión hospitalaria es mínima gracias, según ellos, a los sueros inoculados. La IA de la que hablan ellos no es de enfermos hospitalizados, ni muchísimo menos de muertos. 

    ¿Qué sucede entonces? Que han cambiado sibilinamente el concepto. Que las estimaciones de incidencia para el público en general ya no se refieren a las nuevas enfermedades o casos clínicos estrictamente hablando ni a las muertes causadas por el virus, sino a los portadores del virus, más del 80% de los cuales no están enfermos y nunca lo estarán, porque el número de portadores del virus es muchísimo mayor que el número de enfermos o de muertos. 

 

    Con estos mismos datos, ahora estaríamos en riesgo "medio" o nivel de alerta 2.
 

    Por lo tanto, es engañoso utilizar la misma palabra "incidencia" para representar una realidad diferente de la definición común- y tradicionalmente aceptada hasta la fecha por los epidemiólogos, que la empleaban para hablar de la incidencia de una enfermedad, por ejemplo de los síndromes gripales que colapsaban los hospitales con cifras reales a veces superiores a los 500 casos por cada cien mil habitantes. Nuestras autoridades sanitarias, sin embargo, la utilizan para hablar de la repercusión de un virus, al que denominan SARS Cov-2,  que no es lo mismo, pues aun aceptando que el virus sea la causa de la enfermedad que denominan covid-19, eso no quiere decir que siempre que haya trazas de ese virus hay enfermedad, porque puede no haberla.

    ¿Por qué no se utiliza para el evento pandémico del siglo el mismo criterio que se utilizaba para las epidemias gripales de toda la vida? Probablemente porque la incidencia de la enfermedad del corona virus (y no de las trazas positivas) es tan baja que no puede invocarse decentemente para justificar medidas de control que parecerían desproporcionadas: confinamiento generalizado de la población, uso obligatorio de mascarillas en la calle, toques de queda, restricción de aforos y de viajes, tasa aberrante de cobertura de vacunación, imposición de pase sanitario... Si se utilizara la incidencia "clásica", la gente dejaría de tener miedo y no aceptaría estas medidas, que se considerarían como poco extravagantes.


     Salta a la vista de cualquiera que tenga ojos y lo quiera ver que las medidas adoptadas -o implementadas, como les gusta decir a los gobiernos- han tenido muchos efectos nocivos directos e indirectos en los individuos y las poblaciones. Y no han hecho más que empezar, como el deterioro del estado psicológico, sobre todo de los jóvenes, que ha empujado a muchos al suicidio, por no hablar del descenso de la escolarización, que para otros podría ser algo bueno o no tan malo, depende de cómo se quiera mirar la cosa, y las consecuencias sobre la salud del deterioro económico del país tras el confinamiento. 

    En cuanto a la altísima tasa de vacunación de la población, las autoridades la han impuesto utilizando métodos de intimidación y culpabilización primero de los jóvenes y ahora de los pequeños acusándolos de infectar a los abuelos y de llevárselos al otro barrio, y argumentando que quieren inocularnos por nuestro bien, que es el Bien Común. ¿No hemos sufrido ya bastante las medidas que iban a salvarnos supuestamente la vida protegiéndonos?