miércoles, 17 de mayo de 2023
Asalto al cielo
lunes, 6 de diciembre de 2021
Una cita espuria
En la Red
no sólo abundan las llamadas noticias falsas, fake news en la
lengua
del Imperio, sino también muchas citas de índole literaria o filosófica
que se atribuyen erróneamente a autores de renombre para darles un aura
de magisterio dogmático basándose en el argumento de autoridad o del
prestigio del “magister dixit”, es
decir, que como lo ha dicho un maestro es indiscutible. He recibido una
de
estas fake quotes en mi correo electrónico.
Se trata de una imagen de Séneca con la frase espuria: “La religión es considerada por la gente común como verdadera, por los sabios como falsa y por los gobernantes como útil”, atribuida al propio Lucio Anneo Séneca. Buscando en la obra del filósofo cordobés la frase supuestamente original, no la he encontrado por ninguna parte. Sí que he hallado su versión inglesa: Religion is regarded by the common people as true, by the wise as false, and by rulers as useful.
La frase se ha vulgarizado, simplificado y popularizado atribuyéndosela por lo general a Séneca de diversos modos, aunque también a Lucrecio, como queda dicho más arriba:
-La religión es verdad para la gente común, falsa para los sabios y útil para los poderosos.
Un lector me comenta que esta frase, como cabía esperar, también
ha llegado a los libros, en "La sinrazón de la religión:
liberación a través de una sociedad desacralizada", escrito
por Jorge Franco y publicado por Editorial Siglo XXI, México, 2009,
se dice literalmente lo siguiente en la página 209: Séneca 'El
filósofo', preceptor de Nerón, tenía una idea algo cínica de la
religión: "La religión es considerada por la gente común como
verdad, por los sabios como falsa, y por los gobernantes como
útil."
Esto revela cómo las fake quotes acaban
circulando como la falsa moneda. En el caso de la que nos ocupa, es una verdad como un
templo y lo importante es lo que dice y cómo lo dice, con una formulación acertada que no llega a
herir ninguna sensibilidad religiosa.
La cita de Gibbon puede extrapolarse efectivamente y sacarse del contexto de la obra y época en que la escribió el historiador, aplicándola no ya a los various modes of worship de la religión, desprestigiada como está desde que Karl Marx estableciera por lo menos la bellísima metáfora de la religión como opiáceo (das Opium des Volks, el opio del pueblo), sino a la propia realidad y a la ciencia que la justifica que, necesitada de nuestra fe para sustentarse, es creída a pie juntillas por la inmensa mayoría democrática de la población como verdadera, sólo denunciada por aquellos intelectuales o no intelectuales, muy pocos a la sazón, que anteponen la razón común a la fe generalizada y ven la falsedad de sus mentiras, y aprovechada efectivamente por los que mandan para engañar a través de los medios a su alcance de masificación y creación de la opinión pública a los contribuyentes y votantes, es decir, a la ciudadanía, predicando que así son las cosas, que la Realidad es lo que hay y que no hay más que eso.