jueves, 2 de diciembre de 2021

Mensajes encapsulados


 La tasa de incidencia del virus empezó a primeros de noviembre con 49 casos y termina el mes, gracias a las pruebas realizadas, con 208, ¡se ha cuadruplicado!

La variante ómicron -variante ¿de qué?- impone restricciones de viaje, cierra fronteras, hunde las bolsas, que se vuelven locas de remate, víctimas de pánico.

El humor es un antídoto contra la seriedad del mundo capaz de romper la hipnosis y la anestesia de los individuos masificados, por lo que hay que cultivarlo.

No tienen perdón de Dios, porque saben lo que hacen, los que están fomentando so pretexto de cordón sanitario antiviral otro vergonzoso apartheid sudafricano.

Hablar en contra es hacer algo, aunque no se sepa muy bien su utilidad; no se puede seguir callando sin intentar romper el maleficio del hechizo y el engaño.

Los medios de comunicación destruyeron la capacidad de usar el sentido común no tanto de la gente común y corriente sino de los que se habían educado y formado.

Los medios de masificación juegan un papel importante en la formación de las masas creando lo que llaman 'opinión pública', un pensamiento único y totalitario.

Un científico serio ha publicado un estudio donde razona por qué la mayoría de los hallazgos de investigación publicados en las revistas científicas son falsos.

No hay Ciencia independiente de los patrocinadores que la subvencionan y financian con enormes sumas de dinero: las empresas privadas y las arcas del Estado.

¿No será el suero inoculado una suerte de placebo en el mejor de los casos posibles, es decir, en el supuesto de que no tuviera efectos adversos secundarios? 


 La variante ómicron, de la que ya se ha detectado un caso en España, es nada comparada con la futura omega que cierra el alfabeto y pone fin al género inhumano.

 La casta políticamente corregida y correcta repite una y otra vez que hay que confiar en la ciencia, que ponerla en duda es ofensivo, como negar el holocausto.

¿No seremos víctimas de una formidable guerra psicológica de nunca acabar, que se sirve de nuestro miedo cerval para hacernos tragar el pacto con el diablo?

¿Cómo nos sobreviene con tantísima tasa de inoculación una ya sexta ola y hay más muertos que el año pasado cuando no disponíamos del mágico suero preparado?

Entonando el mea culpa: Por mi culpa, por la irresponsabilidad de no haberme inoculado, el virus no ha desaparecido de la faz de la Tierra y sigue circulando.

Se busca chivo expiatorio: a los que han rechazado la inoculación hay que hacerles la vida imposible y complicarles la existencia, para que así sean castigados.

La versión oficial del cuento chino: Érase una vez un murciélago que voló 400 kilómetros y mordió a un pangolín que mordió a un chino que cayó con el trancazo.

El miedo tetaniza, penetrando en la llaga viva que nos abre y haciéndonos impermeables a la razón que a todos nos es común, provocando tensión rígida y espasmo.

Cuando has empezado a creer en las promesas de vida eterna, te entra la sospecha de que la inmortalidad puede ser peor que la muerte, y despiertas del letargo.

El pánico al virus no evita la muerte pero va donde quiera que vayas, salvo a los centros comerciales donde reina la ganga del Black Friday a precio regalado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario