EL ciudadano, ese Don
Nadie que somos todos y cada uno de nosotros, escucha a esos que dicen que
hablan en su nombre y no reconoce ninguna de sus palabras como propias. ¿Cómo
pueden ellos representar mis angustias, mis deseos, mi miedo, mis esperanzas y
mi desesperación? ¿Qué poder divino se han arrogado para pretender tal cosa?
Los que mandan son también unos mandados. ¿O no lo sabían? Sí, sí lo sabían, lo
que no saben es cuál es el verdadero rostro del amo al que están
sirviendo.
oOo
Donde hay patrón no
manda marinero; para eso los marineritos eligen democráticamente a bordo al capitán
o patrón del barco que se arroga así su representación convirtiéndose en el
legítimo delegado de la voluntad popular, para poder ejercer su poder sobre la
marinería dictatorialmente con el total consentimiento de aquella, que ya no
considera que el poder del que está revestido el patrón sea despótico, sino
democrático, siendo así la democracia actual la peor de todas las dictaduras
habidas y por haber.
oOo
El caos y la anarquía.
-Un dirigente político habla a las masas desde un estrado y les pregunta:
"¿Qué preferís? ¿El caos y la anarquía o yo?". Las masas responden al
unísono: "¡El caos y la anarquía!". El dirigente les replica
visiblemente irritado: "Pues os jodéis, porque el caos y la anarquía… soy
yo". Y tiene razón porque el caos y la anarquía son las notas definitorias
del sistema u orden (más bien des-orden) establecido.
oOo
Medios de
(in)comunicación (glosa a Chesterton): Aparte
de servir para incomunicarnos, lo contrario de lo que sugiere su nombre, los
medios de comunicación sirven también para ocultarnos la realidad al
informarnos de ella, porque cuando nos informan nos conforman, nos deforman,
nos meten en la horma de su zapato: dan forma a lo informe, es decir, a la
realidad, falsa como es por definición y real, sin embargo, como ella sola: los
medios masificadores crean la realidad ocultándonos la verdad, porque la
realidad que crean es esencialmente falsa y mentirosa. Una persona muy informada es, pues, por
definición, una persona muy deformada por los medios. ¿Sucede lo que nos
cuentan o lo único que sucede es que nos cuentan lo que nos cuentan?
Desengañémonos, no existen los hechos, sólo las interpretaciones.
oOo
Terrorismo de Estado.-
Decir que el Estado de Israel es un estado
terrorista es un pleonasmo, es decir, algo que podría resultar redundante, si
no fuera porque da vigor a la expresión, como cuando decimos que hemos visto
algo con nuestros propios ojos. Sin riesgo de hipérbole, puede generalizarse
que todos los estados son terroristas, porque todos son administradores de
muerte, todos cuentan a sus súbditos y los condenan a la pena de una muerte
siempre futura pero real. El Estado en general y el de Israel o el de
España en particular basan su existencia en el miedo de la gente, que fomentan,
y en el caso extremo en el terror: todos y cada uno de los Estados que en el
mundo hay son terroristas sin ninguna excepción de esta regla general.,
encarnaciones abstractas que son de la misma realidad, el viejo dios
monoteísta. El boicot, por lo tanto, que
proponen algunas almas caritativas y bondadosas a los productos israelíes en el
mercado no debería distraernos mucho. Todos los Estados son totalitarios,
incluso los democráticos que pretenden no serlo. Quizá estos últimos sean los
más totalitarios de todos, porque son los que más camuflan su afán de totalidad
global, imponiendo al conjunto de la población la voluntad de una mayoría
conformista previamente adocenada y conformada por el adoctrinamiento político
y audiovisual.
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