lunes, 9 de diciembre de 2024

El deshielo

Un periodista de la prestigiosa Sociedad Española de Radiodifusión, o sea de la cadena SER,  publicaba hace diecisiete años, concretamente el 3 de octubre de 2007, la siguiente noticia: “El hielo del Polo Norte podría desaparecer en 2020 si continúa el ritmo actual de deshielo.” Y añadía: "El Ártico alcanzó temperaturas récord de hasta 22º el pasado verano". Bien es verdad que el deshielo estaba sujeto a la condición de “si continúa el ritmo actual de deshielo”, que no se cumplió,  por lo que resultó una profecía fallida, dado que trece años después, el 3 de octubre de 2020, el casquete polar seguía intacto. 

Tanto el mismo periodista -omito su nombre propio por aquel remilgo cristiano de citar el pecado pero no el pecador, que seguía siendo el mismo y pecando de lo mismo- como el mismo medio de desinformación pública masiva han vuelto a la carga lanzando la misma profecía que ahora posponen un poco más. Veámoslo con detalle: Con fecha 3 de diciembre de este mismo año 2024, publican el siguiente oráculo: "El Polo Norte se derrite más rápido de lo esperado: los científicos alertan de que puede quedarse sin hielo en solo dos veranos". Y añade: “El estudio publicado por 'Nature' advierte del riesgo de “catástrofe climática” para todo el planeta”. 

Cuando nos advierten el mismo periodista y el mismo medio de un inminente deshielo del Polo Norte desde hace diecisiete años, posponiendo una y otra vez su realización, y anunciando, como hacen ahora además, un catastrófico apocalipsis climático, apoyado por un sospechoso consenso científico de expertos climatólogos, viene a ser lo mismo que cuando una secta religiosa milenarista pospone una y otra vez sine die la llegada del fin del mundo y de los tiempos. 

Sin necesidad de viajar al círculo polar ártico (que así se llama porque allí viven los ἄρκτοι (árktoi u osos polares), en los Alpes suizos, por ejemplo, se han producido algunos curiosos deshielos. Un glaciar se ha derretido por causa del calentamiento, obviamente, debido sin duda al cambio climático, y lo curioso es lo que ha aparecido debajo: una calzada romana, o más exactamente, una lengua de tierra que conforma el paso de Tsanfleuron, que indica que ese glaciar es relativamente reciente, porque hace dos mil años no había tal glaciar y quizá por ahí, se me ocurre pensar alegremente, transitaron los elefantes de Aníbal. Lo que es innegable es que cuando los lugareños o los legionarios romanos utilizaron ese paso, a dos mil ochocientos metros de altura, no había tal glaciar, que se ha creado después por efecto seguramente de algún cambio climático producido por el enfriamiento de las temperaturas. Resultaba significativo cómo la prensa daba cuenta del suceso, calificándolo de 'escalofriante': Suiza: Escalofriante hallazgo bajo el deshielo de un glaciar.   


Los que ya tenemos algunos años  recordamos la alarma que produjo la noticia del agujero de ozono que se descerrajó allá por los años ochenta y noventa del siglo pasado, que era una amenaza para la salud y para el medio ambiente por la penetración de la radiación ultravioleta que llegaba del Sol a la Tierra, y que alcanzó su mayor extensión en el año dos mil con más de veintiocho millones de quilómetros cuadrados, lo que iba a provocarnos cánceres de piel y cataratas, así como daños irreparables a los ecosistemas marinos. Pero el agujero ha comenzado a cerrarse, y aunque vuelve a abrirse cada primavera en el hemisferio sur, por lo que parece un fenómeno recurrente, su tamaño y su gravedad ha disminuido considerablemente, por lo que no supone la amenaza que suponía. 

Que estamos en un período de calentamiento global a juzgar por el deshielo de los glaciares y el aumento de las temperaturas es algo que parece innegable. El problema viene cuando se trata de establecer la causa de ese fenómeno, que según unos es algo recurrente que hace que a un período de calentamiento le siga otro de enfriamiento y viceversa, y según otros se debe a una  acumulación exagerada de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, C02, que sería el máximo culpable, y el metano, CH4, entre otros, que se deberían a las actividades humanas tales como la deforestación y la quema de combustibles fósiles.

domingo, 8 de diciembre de 2024

Segundo domingo de Adviento

Este 8 de diciembre de 2024 se celebra el segundo domingo de Adviento, un tiempo litúrgico que para los católicos tiene importancia por su doble simbolismo: Se celebra, por una parte, un hecho supuestamente histórico, que es el nacimiento o na(ti)vidad de Jesús, y, por otra parte, también se espera el cumplimiento de una profecía que no se ha cumplido nunca todavía: la segunda, definitiva y gloriosa venida que supondrá el final del mundo y de los tiempos, lo que no pertenece al terreno histórico, sino que, de producirse, significará precisamente el final de la historia. 
 

Los elementos simbólicos más importantes del Adviento son cuatro velas sobre una corona de ramas verdes. Cada domingo se enciende una vela, que simboliza la luz que se acerca al mundo con el nacimiento de Jesús y el sol naciente, siendo los colores litúrgicos dos: el morado, que es el preponderante, que simboliza la penitencia y la preparación, y el rosa, que se reserva para el tercer domingo, que expresa la alegría anticipada, pero también eseperanza de la Venida definitiva, la segunda y gloriosa venida, que no será un hecho histórico propiamente, porque significará, de producirse, el final de la historia y de los tiempos. 

Natividad, Caravaggio (1600)
 
El Adviento, como ya se dijo, es la venida, la llegada. Y los católicos celebran recurrentemente la llegada de Jesús a este mundo, que supuestamente sucedió el 25 de diciembre del año 1 de nuestra era en Belén. 

Pero hay que decir que nuestro calendario está equivocado, porque Jesús debió de nacer en el 5 ó el 6 antes de Cristo, paradójicamente.

Hasta que por orden del Papa Juan I, a finales del siglo IV o comienzos del V, el monje Dionisio el Exiguo determinara la fecha 'exacta' de dicho nacimiento, los años se contaban a partir de la fundación de Roma Ab urbe condita, que se produjo el año 753 antes de nuestra era, o bien desde el inicio del gobierno del emperador Diocleciano, a partir del 284 hasta el 313, pero este sistema les parecía poco adecuado a los cristianos, que consideraban que este emperador era pagano y había perseguido a la incipiente iglesia cristiana, por lo que Dionisio decidió cambiar el calendario y tomó como “año 1” la fecha del nacimiento de Jesús. El Exiguo fijó la fecha de nacimiento de Jesús en los últimos días del año 753 de la fundación de Roma, por lo que el día 1 de enero del año 754 habría sido el primero de la era cristiana.

Según los evangelios de Mateo y Lucas, Jesús nació en los días de Herodes el Grande, pero Lucas precisa que vino al mundo justamente el año en que el emperador Augusto había ordenado establecer un censo universal, cuando a la sazón era gobernador de Siria un tal Quirino. Pero Quirino, por lo que sabemos, llegó a esa provincia hacia el año 6 ó 7 de nuestra era, realizando entonces un censo. Y Herodes murió el 4 a. de C., por lo  que si a estos cuatro años les añadimos uno o dos, los que se dice que Jesús vivió en Belén antes de la matanza de los inocentes, resultaría que Jesús habría nacido en el año 6 ó el 5 de nuestra era.

Tampoco es probable que Jesús hubiera nacido un 25 de diciembre, como postuló el Exiguo, que ignoraba que esa fecha había sido establecida por la iglesia un par de siglos atrás para superponerla a la celebración pagana del Sol invicto, con lo que la fiesta del dios pagano que era el Sol se eclipsaba con la celebración del nacimiento de Jesús. Un detalle del evangelio de Lucas nos pone sobre la pista de que no sería diciembre, ya que los pastores guardaban sus rebaños al raso, algo improbable en Palestina por esas fechas.

Por lo demás, aunque Mateo y Lucas, afirman que Jesús nació en Belén, Marcos y Juan presuponen que nació en Nazaret, dado que nunca le llaman Jesús de Belén, sino Jesús de Nazaret. Un argumento a favor de esta hipótesis es que como dice el evangelio de Juan, algunos negaban que fuera el mesías porque precisamente no había nacido en Belén, que era donde según las escrituras debería nacer el mesías. Solo cuando posteriormente se cree que Jesús era el mesías, se crea la leyenda de que había nacido en Belén.

Los datos arriba mencionados están tomados del libro Ciudadano Jesús, Atanorediciones, Madrid, 2012, de Antonio Piñero, catedrático de Filología Griega de la Universidad Complutense de Madrid, especializado en lengua y literatura del cristianismo primitivo.

sábado, 7 de diciembre de 2024

Cabaré de variedades (III)

El Gobierno abrirá nueve unidades de salud mental para atender a los afectados por las inundaciones provocadas por las lluvias torrenciales caídas en Valencia. 

 El objetivo, según el Ministerio de Sanidad, es “mitigar los problemas que en este campo (en el de la salud mental) puedan tener las personas afectadas”. 

 

Y se quiere, asimismo, según la afásica prosa ministerial, “sentar las bases de un sistema de intervención psicosocial que responda de forma ágil a los mismos”. 

 En tiempos menos seculares enviaban sacerdotes, ahora “profesionales de salud mental” (psicólogos, psicólogos clínicos, enfermeras, trabajadores sociales...). 

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Somos malas personas porque, en vez de dejar de respirar por salvar el planeta, seguimos haciéndolo y emitiendo así CO2, y no una, sino varias veces por minuto.

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El Gobierno decide incorporar a veintidós científicos, seleccionados entre mil seiscientos un candidatos, para asesorar a cada uno de sus veintidós ministerios. 

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Un estudio recién publicado y revisado por pares revela que los estudios no revelan nada importante que no se supiera antes de realizar el estudio susodicho. 

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Gracias a la estadística, se falsea la realidad y se 'elimina' la clase social: Si yo zampo dos pollos y tú ninguno, estadísticamente hemos comido uno cada uno. 

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Esta cuadrilla que alza sus puños adornados con relojes de lujo y pulseras de oro entona un himno proletario que en sus bocas resulta poco menos que sarcástico. 

 

¿Arriba parias de la tierra (o 'los pobres del mundo'), en pie famélica legión (o 'los esclavos sin pan'), atruena la razón en marcha, es el fin de la opresión? 

Así culminaba el congreso federal del PSOE, que perdía dos letras de sus siglas (S de Socialista y O de Obrero) para reducirse a lo esencial: Partido y Español. 

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Al vivir en permanente emergencia climática de alertas de calor en verano y de frío en invierno, corremos el peligro de no hacer caso cuando haya una de verdad. 

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Instalados en la Nueva Normalidad, prosperan las industrias sanitarias y de armas, cuyos fabricantes se frotan las manos por sus pingües beneficios económicos. 

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El capo de la taifa de Al-Ándalus dice sentirse “orgulloso de ser andaluz”, como si el hecho de serlo fuera mérito propio, en un acto de exaltación identitaria. 

El exalcalde de Sevilla sentenció literalmente “yo no hablo castellano, hablo andaluz”, en la firma del protocolo para proteger el habla y las hablas andaluzas. 

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Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, decidme de quién son esos cien mil olivos que os expropian y arrasan para construir una megaloplanta solar fotovoltaica. 

viernes, 6 de diciembre de 2024

La mujer más elegante del reyno

La que ostenta el título de Reina de España a pesar de su origen plebeyo ya ocupaba hace unos cuantos años, cuando todavía era Princesa de Asturias, el segundo lugar en la lista de las diez mujeres más elegantes del universo mundo según las lectoras de una prestigiosa(?) y no poco frívola revista estadounidense llamada “Vanity Fair”.
 
La en aquel entonces Princesa y ahora Reina convertida en una de las mujeres más elegantes del globo ha destacado en el difícil mundo de la moda internacional como percha, es decir, como portadora despampanante de vestidos y complementos femeninos, entre los que se incluye el propio maquillaje, por delante de sus cuñadas las Infantas, habida cuenta de su mayor visibilidad, y por delante de su suegra, la propia y elegantísima Reina madre.
 
La reina doña Letizia, caricatura de Joan Vizcarra.
 
En efecto, la Reina resulta más atractiva (y más elegante) que sus cuñadas, las Infantas. Ella fue llamada como Reina consorte a ocupar el trono de las Españas y a ponerse la regia corona en cuanto abdicó el Borbón reinstaurado por Franco. Según la constitución española vigente, es el varón y no la hembra quien tiene preferencia en su derecho dinástico en la sucesión del trono del rey-no de las Españas, por lo que el a la sazón Príncipe Felipe, siendo el menor de la familia, pasó por delante de las Infantas Cristina y Elena, que era la primogénita, ambas mayores que él, lo que no resulta nada igualitario y contradice el propio espíritu presuntamente equitativo de la constitución y del Ministerio fundado para la igualdad entre todos los sexos españoles.Si ahora la Reina tuviera un hijo varón, este sería, según la constitución española cuyo aniversario se celebra hoy, el príncipe llamado a ocupar la corona de las Españas, pasando olímpicamente por delante de sus hermanas mayores en edad que él, que pasarían a ser las infantas...
 
Pero ¿qué puede haber menos igualitario que un linaje real, como en este caso la sangre azul de los borbones? Si le hubiéramos quitado a la constitución española la prevalencia masculina en la línea de sucesión al trono,  habría sido doña Elena la Princesa de España la abocada a ser reina y a coronar su cabeza real, y don Felipe, alias El Preparado, reducido a la condición de Infante, invirtiéndose las tornas.
 
¿Por qué la Reina es la mujer más elegante? La pregunta tiene su miga: es la más elegante porque es la Reina. Una muchacha mileurista, es decir, que gana un sueldo mensual de mil euros, y que vive en Vallecas, por ejemplo, no puede aspirar a ese título, dados su anonimato y su irrelevancia. Y la Reina de España, sea quien sea, tiene que ser la más elegante a la fuerza: ya se encargarán cirujanos si hace falta y modistos y costureras de la Villa y Corte y la Casa Real de que así sea. Y fotógrafos como Annie Leibovitz en inmortalizarla recientemente luciendo un vestido de gala negro y chal rojo de Balenciaga.
 
 
Que la entonces Princesa y ahora ya Reina fuera la única española que figuraba en la lista y que hubiera conseguido dicho galardón recurriendo casi exclusivamente a diseñadores y modistos españoles no deja de tener su mérito patriótico para los nacionalistas. Pues la presentadora de telediarios que todos y todas, como dirían los feministas, conocíamos no nos tenía acostumbrados a esas apariciones tan deslumbrantes, ni la Familia Real española, dada la tradicional imagen de austeridad de la que le gustaba hacer gala, tampoco.
 
La segunda mujer más elegante del mundo según la mentada revista siguió los sabios consejos de la Reina, y puso su confianza en un modisto patrio que le diseñó la mayor parte del armario, y quien renovó todos sus fondos, a costa del presupuesto nacional, de donde no ha salido todavía todo lo que puede llegar a salir para vestir a una entonces princesa de cuento de hadas, que también recurrió a la cirugía estética y a otros modistos y costureras de la Villa y Corte, gastando marcas todas ellas hispánicas para promocionar así la marca "España" y el made in Spain: todo por la patria.
 
Portada de la revista satírica TMEO.
 
 Este hecho supone un reconocimiento a la moda española, y también de la monarquía constitucional borbónica en el resto del mundo, cuyo prestigio se ha ido consolidando en la prensa internacional a pesar de los graves inconvenientes con los que nació lastrada y a pesar del demérito del emérito: un rey designado por el dictador Francisco Franco, que cuando tenía dieciocho años mató “accidentalmente” a su hermano pequeño, el infante don Alfonso, y que se salta la línea dinástica por encima de su padre don Juan, el rey que nunca reinó, a quien obligó a abdicar vergonzosamente, un monarca que ha hecho todo lo posible con tal de reinar y hacerlo impunemente, pues la Constitución blindaba todas sus actuaciones por las que era, y sigue siendo ahora tras su abdicación, el único español que no era igual ante la ley y que tenía licencia para delinquir, incrementando considerablemente su fortuna personal, que en principio era nula y ahora, o mirabile dictum, es una de las mayores del globo, no se sabe muy bien cómo, y que se ha sabido granjear con su simpatía natural y don de gentes, y con el reconocimiento de políticos, artistas e intelectuales cortesanos palanganeros y orgánicos el aprecio y la gracia y el reconocimiento de casi todo el mundo: ellos le hacían reverencias, y él repartía títulos nobiliarios y otros honores y prebendas a trochemoche. Bien es verdad que acabó cayendo en desgracia y pidiendo perdón a sus súbditos, y que vive en un exilio dorado fuera del país. Pero no estábamos hablando de él,  sino de su nuera, la mujer más elegante de todas las Españas.

jueves, 5 de diciembre de 2024

Pensar, a pesar de todos los pesares

    'Pensar' no se decía en latín pensare como podría parecer a primera vista, sino putare, de lo que nos quedan testimonios en los cultismos -palabras que han sufrido pocos cambios en su evolución debido a la imposición y al conservadurismo de la lengua escrita o culta-: computar, diputado y diputación, disputar, imputar, putativo, reputar y reputación... La evolución del término putare según la evolución vulgar de la lengua hablada nos lleva hasta podar. Los cambios sufridos son, aparte de la apócope de la -e final, la sonorización de la consonante oclusiva dental sorda intervocálica -t-, que evoluciona a -d-, y el paso de la -u- breve átona a -o-. Lo curioso de esta evolución es que restituye en nuestra lengua el significado original latino de putare, que era precisamente limpiar, podar, cortar las ramas inútiles de la vid o del olivar, de lo que nos queda recuerdo en nuestro término culto amputar ('cortar y separar enteramente del cuerpo un miembro o una porción de él', según recoge la docta Academia).

El pensador, de Rodin, a las puertas del infierno.

      Hallamos en la etimología una espléndida metáfora que demuestra cómo esta lengua de campesinos que era el latín relacionaba la actividad de la poda de las viñas, de los rosales o de los olivos con la actividad y el campo semántico del pensamiento: poner en limpio, aclarar, considerar, juzgar, opinar, razonar y racionar... Pensar era desprenderse de las ramas superfluas, de las ideas o creencias -diríamos nosotros- para que pudiera florecer y fructificar el árbol o la planta del pensamiento. Pensar es, pues, según sugiere la etimología podar, cercenar lo superfluo cortando por lo sano, como suele decirse.

    En este sentido, traigo a propósito la definición que dio el filósofo francés Alain, pseudónimo de Émile-Auguste Chartier (1868-1951), de “Penser, c'est dire non” (Pensar es decir que no), que aprovechará el joven Jacques Derrida para dar un ciclo de cuatro conferencias en la Sorbona de París durante el curso escolar 1960-1961, que se han publicado póstumamente en 2022, y que más de cincuenta años después guardan plena vigencia en una época como la actual en la que es sumamente difícil separar lo que es razonamiento y pensamiento propiamente dicho de creencia e ideología.

 

    Hay que saludar aquí la traducción a cargo de Antonio Martínez Riu y publicación entre nosotros de esta obra inédita hasta ahora por la editorial Herder, que constituye el texto más antiguo del corpus derridiano, escrito a mano durante la guerra de Argelia, y que ha visto la luz gracias a una importante labor editorial, un libro imprescindible sesenta años después de escrito. 

 

Estatua de Émile-Auguste Chartier, llamado Alain

    La negación es para Alain y para Derrida el rasgo del pensamiento auténtico. ¿A qué o a quién se dirige esa negación? En principio a todos los dogmas tanto religiosos como políticos o morales, a todas las opiniones, a los prejuicios, a las ideas recibidas en general y a las creencias en particular. Pensar es hacer tabla rasa, una auténtica poda que hará que florezca el frondoso árbol del pensamiento gracias a la duda que es, como dice en otro lugar Alain, la sal de la tierra.

   Pero, ya que estamos haciendo una pequeña investigación etimológica, veamos cuál es el origen de nuestro término “pensar”. Procede del latín pensare (que es un frecuentativo de pendere 'dejar pender los platillos de una balanza') y que significaba pesar, como demuestra la evolución vulgar del término, y que nos recuerda la operación de sopesar dos magnitudes en una romana. Del significado de pesar con la misma balanza se pasa sin mucho problema evolucionando de lo concreto a lo abstracto a juzgar con el mismo criterio

      Era el pensum el peso de lana que una esclava debía hilar diariamente. De la tarea concreta de la hilandera pasó a significar en abstracto obligación, deber, función. Y es el origen de nuestros pesos, y pesas, así como de la unidad monetaria que acabaría sirviendo como salario de esa tarea, el peso y la peseta, la antigua moneda española -y metáfora del sexo femenino- antes de que irrumpiera y la devaluara la imposición del euro.

    Aunque estamos relacionando etimológicamente el pensar con el pesar y los pesares, y lo pensado, por lo tanto, con lo pesado y la pesadez, pensar no puede ser más que todo lo contrario: desembarazarse y aliviarse del peso y del lastre de las ideas y las creencias recibidas.

miércoles, 4 de diciembre de 2024

El Enemigo, un apólogo de Trilussa

El enemigo (o 'Er nemico') es un poema de Trilussa, pseudónimo literario de Carlo Alberto Salustri (1871-1950) formado con el anagrama de su apellido, poeta y escritor romano,  conocido por sus obras en dialecto romanesco y apasionado lector de Giuseppe Gioachino Belli. En él narra en pocos y sencillos versos cómo un perro lobo, que tiene que vigilar las puertas de una villa, ladra constantemente toda la noche cuando no hay motivo aparente para hacerlo. Una perrita vecina le pregunta por qué lo hace y él responde que para no perder su trabajo, cuya existencia justifica aunque no haya peligro alguno.

Con este y otros poemas  a modo de apólogos, Trilussa hereda una tradición que viene de Grecia y de Roma, en concreto de los fabulistas Esopo y  Fedro: unos poemas breves cuyos personajes son generalmente animales parlantes que personifican comportamientos humanos y comunican una enseñanza moral o moraleja.

En la metáfora del poeta el perro guardián representa al Estado en general y a su brazo armado en particular: las Fuerzas de Seguridad que son, huelga decirlo, el Ejército y la Policía. En nuestra coyuntura histórica actual, el enemigo imaginario puede ser el inmigrante, el terrorista, el virus, el machismo, el fascismo, el cambio climático, la ultraderecha... cualquier cosa sirve como pretexto para crear un enemigo común al que enfrentarse, logrando consensos y justificando la existencia del cancerbero que no es otro a fin de cuentas que Papá Estado.


 

 Er nemico di Trilussa


Un Cane Lupo, ch’era stato messo
de guardia a li cancelli d’una villa,
tutta la notte stava a fa’ bubbù.

Perfino se la strada era tranquilla
e nun passava un’anima: lo stesso!
Nu’ la finiva più!

Una Cagnola d’un villino accosto
je chiese: – Ma perché sveji la gente
e dài l’allarme quanno nun c’è gnente? –
Dice: – Lo faccio pe’ nun perde er posto.

Der resto, cara mia,
spesso er nemmico è l’ombra che se crea
pe’ conserva’ un’idea:
nun ce mica bisogno che ce sia.

Ugo Innamorati recita "Er nemico" de Trilussa.

Un Perro Lobo, que era una fiera,
fue puesto de portero, por lo cual
toda la noche a ladrar se tiraba.

Aunque la calle tranquila estuviera
y no pasara un alma: ¡daba igual!
¡De ladrar no paraba!

La Perra del vecino, ante el jaleo,
"¿Por qué despiertas, preguntó, a la gente
y alertas si no hay peligro viviente?"
Le responde: -"Pa' no perder mi empleo.

Por lo demás, querida,
es sombra el enemigo que se crea
pa' salvar una idea:
no es necesario ni que tenga vida". 

oOo 

 Sirva como complemento del poema de Trilussa, la reflexión que hace Andrés Rábago, alias El Roto en esta viñeta sobre la figura del enemigo:


martes, 3 de diciembre de 2024

Mierda de Artista, Artista de Mierda

Un ejemplo de revalorización o apreciación, donde se confunden a lo necio el valor y el precio, que es lo contrario de la de valuación o depreciación y desprecio,  es el plátano (o la banana, según otros) de Cattelan. Un plátano en una frutería suele costar menos de un euro. Sin embargo el plátano de Maurizio Cattelan, pegado a una pared con cinta adhesiva, vale muchísimo más. Por arte de magia, ya no es un plátano, sino una obra de arte catalogada como tal, que ha costado en una subasta la escandalosa cifra de seis millones de dólares. 
 
 
¿Qué es lo que convierte a una fruta en una obra de arte? ¿Puede cualquier cosa convertirse en arte? Parece que sí si cae en manos de un artista. La personalidad de un artista más o menos consagrado, pero cuanto más consagrado mejor, puede apropiarse de cualquier cosa y estampar en ella la firma de su nombre propio. Ese sería el primer paso.
 
En segundo lugar, la exhibición del objeto en una exposición de una prestigiosa galería de algún marchante (ojo al galicismo, que es sinónimo de comerciante, pero con el añadido semántico de "de obras de arte") o museo donde se exponen otras piezas. El objeto se convierte así como por arte de magia ya en obra de arte, aunque no haya ningún proceso creativo detrás en su realización, gracias a la firma del artista y a su exposición y comercialización posterior en una subasta. 
 
No puede faltar, en último término, el beneplácito de la crítica especializada, que considera que la pieza es una obra de arte y como tal la consagra, aunque el público no entendido no comparta esa opinión y no la valore. Frente al profanum vulgus, se alza la opinión del único que entiende, además del artista, que es el crítico de arte especializado, que se convierte así en sumo sacerdote del culto de Apolo y las Musas, y dictamina lo que puede entrar y lo que no en la categoría de la Historia del Arte. El resto del público -no entendido- queda excluido y considerado "ignorante" del arte moderno y contemporáneo. 
 
La alquimia pretendía encontrar la piedra filosofal que trans-mutaba todas las cosas en oro, y que era el elixir de la eterna juventud que rejuvenecía y confería la inmortalidad: pues bien, esa piedra filosofal es el dinero, lo más abstracto, que efectivamente trans-muta todas las cosas en oro puro idealizándolas. 
 

Merda d'Artiste, Piero Manzoni (1961)

 
Llegamos así al ejemplo más conspicuo de este proceso de revalorización, y de comercialización que conozco, que es la obra, que contradice el principio clásico de 'cacatum non est pictum', o sea 'la mierda no se pinta (ni es objeto de representación artística)', que se denominó “Mierda de artista” de Piero Manzoni (1933-1962). ¿En qué consistía esta singular obra maestra del arte contemporáneo? El artista firmó –y la simple firma de Manzoni le imprimió carácter de arte a la obra e incrementó su valor dándole un significado y su cotización- noventa pequeñas latas de conserva de 6,5 por 4,8 centímetros  numeradas con la etiqueta “Mierda de artista, una edición estrictamente limitada y firmada por el artista. Peso neto 30 gramos. Conservada al natural. Producida y envasada en mayo 1961”, y escrito en cuatro idiomas para que estuviera bien claro: Artist's shit (inglés), Künstlerscheisse (alemán), Merda d'Artista (italiano), Merde d'Artiste (francés). Le faltó el castellano, pero gracias al francés y al italiano se entiende perfectamente.  Las latas, según parece, contenían las heces de sus propios excrementos conservados al natural.
 
El artista defecador, Aert Van Waes (1620-1675)
 
¡Vendió cada lata al precio equivalente a la cotización que tenía el oro en el día! Pero lo curioso ha sido que la lata número 69 de las 90 que firmó ha alcanzado la cotización actual de 275.000 euros en una subasta reciente de Milán. La artística mierda se ha vendido no ya a precio de vil metal, su peso en oro, sino más cara aún que el oro. Se ignora cuál es el contenido de estas latas de conserva herméticamente cerradas, si Manzoni defecó y depositó sus heces en su interior, porque, según parece y que se sepa, ninguna ha sido abierta hasta la fecha para comprobar su contenido. 
 
 
La "merda d' artista" es el lógico producto del "artista di merda". Hemos sacralizado el concepto de creación y el de originalidad, cuando en realidad la mayoría de las producciones artísticas, sometidas a derechos de autor como están, no tienen ningún valor para la gente, y la mayoría de las obras de arte contemporáneas son, como suele decirse vulgarmente, “una mierda pinchada en un palo”, lo que, paradójicamente, aumenta su cotización en la bolsa de valores del mercado y las subvenciones estatales. 
 
Lo que más se promociona y subvenciona econónicamente hablando suele ser lo que menos vale para la gente y el pueblo, lo más inocuo y lo menos peligroso para el Estado y el Capital, como sabemos desde que la figura de Mecenas dio nombre al mecenazgo y a la protección de los poetas bajo el principado de Augusto, exigiéndoles que cantaran las glorias del nuevo régimen imperial.
 
Piero Manzoni ya se había ocupado del cuerpo humano en obras anteriores: además de inflar globos con su propio aliento en los grupos de trabajo “Corpi d'aria” (1959/60) y “Fiato d'artista” (1960), ofreció al público en “Consumazione dell'arte”, huevos cocidos, que previamente había firmado con su huella digital, para comer. 
 
Huevo cocido con huella digital del artista, Piero Manzoni
 
Desde el consumo de estos huevos hasta la excreción, que es el resultado (en el sentido biológico) lógico de la ingesta de alimentos, se completa el ciclo de producción orgánica. El artista reduce la creación a la expresión biológica más directa: su producción -orgánica- es la mierda.
 
El embalaje estandar industrial, una simple lata y el etiquetado uniforme y en serie,  hicieron que su escatológica “Merda d'artista” parecidera un bien de consumo trivial, lo cual venía a sugerir artísticamente que todos los bienes de consumo triviales son una mierda literalmente. 
 
El valor de dicha mercancía debía corresponder al valor diario actual de una onza troy de oro. Con lo cual se equiparaba el oro con la mierda y viceversa, lo que nos hacía reconsiderar que estas categorías no están tan aparentemente opuestas como parecen a primera y simple vista.

lunes, 2 de diciembre de 2024

Cabaré de variedades (II)

Una confesión judía se convirtió en cuatro siglos en la religión oficial del imperio romano. Pasó de ser una secta perseguida a una religión perseguidora. ¿Qué sucedió en esos cuatrocientos años de nuestra era, una era que se llamaría cristiana? Que la explotación de los grandes latifundios fue llevada a cabo no ya por los esclavos, que habían alcanzado su libertad, sino por colonos, que eran trabajadores “libres”, jornaleros que realizaban su tarea a cambio de un salario, un jornal. ¿Qué les obligaba a aquellos hombres libres a trabajar? La religión cristiana, que se había convertido en la religión de los señores y que santificaba, como luego haría el marxismo, el trabajo: "Ganarás el pan con el sudor de tu frente".

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¿Dónde estaba Dios en todo esto? Dios, cuya existencia no puede negarse en realidad, se transformaba, ajeno a las numerosas plegarias y maldiciones que recaían sobre Él, sufría una metamorfosis, como ha quedado claro a lo largo de estos dos milenios de historia cristiana, no era otra cosa ya sino el viejo ídolo veterotestamentario, el propio Becerro de Oro idolatrado.

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Ésquilo, el trágico griego, nos presentaba a Ares, el dios marcial de la guerra como si fuera un banquero o, con palabra más moderna, un tiburón financiero, que intercambia muertos por monedas de oro: El coro de su tragedia Agamenón lo dice bien a las claras en los versos 438-445 que parafraseo en prosa:  "Ares, el dios marcial de la guerra, cambista de cadáveres (porque el precio del botín son los caídos, muertos, en el frente) y el que en la batalla mantiene la balanza en el fiel, manda desde Troya a los deudos de los combatientes, en lugar de hombres, un penoso polvo incinerado que hace llorar con amargura llenando las urnas funerarias dispuestas a ese fin con las cenizas de un hombre".

 Necrópolis de Douaumont, en memoria de los que fallecieron en la batalla de Verdún durante la Primera Guerra Mundial.
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Apolo y Dafne: Uno no puede alcanzar impunemente lo que persigue, a pesar del dicho popular de que "el que la sigue la consigue". El que la sigue, la persigue y la persigue, como Apolo persigue a la ninfa Dafne, de la que se había enamorado perdidamente, pero no la consigue: lo que consigue no es la ninfa carnal que lo había enamorado, sino sólo su nombre. El laurel de la victoria es su fracaso más estrepitoso. Dafne ya no es Dafne, es sólo un ramo o una corona de laurel: su triunfo es el más rotundo y estrepitoso de los fracasos.

 Apolo dando alcance a Dafne, Bernini (1622-1625)
 
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A la foto del grupo escultórico de Barack y Michelle Obama, sita en la plaza Barack Obama de la estación de servicio de la localidad irlandesa de Moneygall, que el señor Obama visitó en 2011 tras enterarse de que su tatarabuelo era oriundo de allí, alguien le ha añadido el plátano del artista italiano Maurizio Cattelan, el más caro del mundo, no por ser plátano, sino porque se ha convertido en una obra de arte, lo que, más allá de la irreverencia de endilgárselo a la entrepierna de la señora Obama, revaloriza considerablemente el valor de la pieza escultórica.

 

domingo, 1 de diciembre de 2024

Domingo de adviento

    Ya se acerca para los católicos apostólicos y romanos el tiempo del Adviento, palabra que significa “advenimiento”, o, lo que es lo mismo, “llegada” en la que fuera la lengua sagrada de la Iglesia.
 
    ¿Qué esperan que llegue con tanto afán año tras año, siglo tras siglo, los cristianos? Pues ni más ni menos que el propio Cristo renacido, hecho hombre o resucitado, ese mito que brota de un personaje probablemente histórico, que murió condenado a muerte, reo de pena capital y fracasado, aunque sus seguidores subliman su estruendosa derrota en triunfo sobrenatural. Los cristianos esperan a Cristo con actitud vigilante y amorosa, lo esperan en vano desde hace casi dos mil años, y Cristo no llega, no acaba de llegar nunca definitivamente. En su lugar, lo que llega por estas fechas, año tras año, son las empalagosas y comerciales navidades. 
 
 

     Eso es el Adviento: una esperanza desesperada, valga la contradicción, que se alimenta de una fe irracional y ciega. Tienen, en efecto, fe contra toda evidencia lógica, en la vuelta de Jesucristo a este mundo, coronado de inmensa gloria divina y resucitado de entre los muertos, victorioso después de su descenso a los infiernos de la realidad, para instaurar el reino de Dios, etcétera. 
 
    Según palabras de Mateo: “Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor”. No saben, pero están convencidos de que su Señor vendrá… algún día, el menos pensado, a la hora menos pensada. 
 
    Por eso año tras año, siempre por estas fechas, se preparan para celebrar simbólicamente lo que en la realidad ni ha sucedido nunca, ni sucede ahora ni sucederá jamás. 
 
 
 
    Es hermosa esta esperanza desesperada e irracional que atesoran. Son, los cristianos, como las solteronas de antaño que, mientras aguardan al príncipe azul de sus sueños, se pudren en la flor de la vida, dejando que se marchite una virginidad que guardan sólo para Él, para el que, igual que el futuro, no acaba nunca de llegar. 
 
    Y, sin embargo, sin embargo, algo les decía a aquellas solteronas, refunfuñando en señal de protesta por lo bajo, que valía más que disfrutaran los cristianos de lo que habían de comerse los gusanos, o sea, el virgo, es decir, la castidad, que etimológicamente no deja de ser un castigo divino, pues castigar es  obligarlo a uno a ser casto e ir por el que dicen que es el buen camino, y que, quizá, no hace falta decirlo, sea el peor y más impuro de todos los caminos.

sábado, 30 de noviembre de 2024

Crocodylus Niloticus

      Ya Heródoto, el padre de la historiografía, había dejado escrito que todos los egipcios no tenían las mismas creencias, porque estas no son universales, sino particulares. Para algunos de ellos, por ejemplo, los cocodrilos eran sagrados, y los veneraban eligiendo algunos ejemplares desde pequeños para amaestrarlos y volverlos mansos. Llegaban a adornar a los elegidos con colgantes de piedras engastadas y oro, y brazaletes en sus patas delanteras, suministrándoles alimentos selectos y víctimas y brindándoles, mientras vivían, toda suerte de cuidados y atenciones, embalsamándolos a su muerte y sepultándolos en féretros sagrados. Pero para otros egipcios, escribía Heródoto,  eran animales aborrecibles que de ningún modo consideraban divinos, sino que llegaban incluso a darles caza con un lazo, arriesgando algunos temerarios su vida en el intento, para luego comérselos, algo que a los ojos de los primeros era sin duda un sacrilegio imperdonable. 
 
    A propósito de la rivalidad religiosa entre los egipcios, refiere el poeta satírico latino Juvenal un curioso episodio entre los habitantes de dos ciudades del alto Egipto, no lejos de Tebas, en la margen occidental del Nilo,  Ombos -¿actual Kom Ombo?-,  y Téntira, la de umbrosos palmerales, actual Déndera, que mantenían encendida una antigua animadversión a causa de sus creencias religiosas. Escribe el poeta satírico que ambas localidades rinden culto a sus dioses y odian a los de sus vecinos pues creen que solo hay que considerar dioses a los propios que ellos adoran y no a los ajenos.
 
      Es más que probable que el casus belli del episodio que narra Juvenal fuera, aunque él no lo mencione expresamente, el cocodrilo del Nilo.
 
    En Ombos, en efecto, se veneraba al dios-cocodrilo, Sobek. Se han encontrado incluso momias de estos reptiles que son indicio de la extensión y relevancia de su culto. Los tentiritas, sin embargo, no solo no deificaban al cocodrilo, sino que lo aborrecían, le daban caza y se alimentaban de él, algo que creó una hostilidad ancestral entre ambas comunidades. 
      Durante un festival al que asistían ombitas y tentiritas, escribe Juvenal cargando sin duda las tintas, después de un copioso banquete y de mucho vino, al séptimo día, hubo por un lado danzas de hombres al son de un flautista negro, ungüentos de todo tipo, flores y muchas guirnaldas en las frentes, pero por el otro un odio famélico, insatisfecho (ieiunum odium, un odio hambriento porque está ayuno) que acaba en un enfrentamiento verbal y en los primeros insultos cuando se caldean los ánimos, y comienza la bronca. Y cuando las palabras y los gritos no son suficientes, se llega a las manos y comienzan los puñetazos, patadas y empujones. 
 
    Lo que al principio parecía una pelea entre niños, un juego, acaba recrudeciéndose. Empieza a correr la sangre de narices y dientes rotos. Y a alguno se le ocurre tomar una piedra del suelo y arrojársela a alguien a la cabeza. Unos y otros, imitándole, se acribillan a pedradas. Nadie es capaz de mediar para que cese la violencia, que va en aumento. Uno echa meno entonces de la espada, y comienza a herir con ella. Otros entonces recurren abiertamente ya a las armas, que estaban esperando sin duda su momento, ávidas de su uso: sacan flechas de sus aljabas, las ponen en los arcos, los tensan y disparan. Los tentiritas huyen a la estampida.

 
Bajorrelieve de Sobek, el dios cocodrilo, en el templo de Kom Ombo.
 
    Aquello ya no es una pelea de niños, sino una batalla campal. Los tentiritas se dan a la fuga. Uno de ellos, en su precipitada carrera, resbala y, muerto de miedo, cae al suelo y es capturado por los perseguidores. En un arrebato de crueldad sin límite lo descuartizan y despedazan vivo como si fueran bacantes enloquecidas, lo matan y devoran su carne cruda en un alarde de antropofagia brutal, ya que ni siquiera esperan a guisarla en una cazuela hirviendo o a asarla al fuego como se hace con otras carnes, lo que repugna más todavía, royendo hasta los huesos y lamiendo la sangre derramada por la tierra. A tal grado de locura puede llevar el fanatismo religioso.