Durante mucho tiempo las fábulas grecolatinas de Esopo y Fedro, traducidas del griego y el latín, o adaptadas por el arcipreste de Hita, Iriarte, Samaniego, La Fontaine o cualquier otro fabulista, han servido de pasto para la educación de nuestros pequeños. Las fábulas son, como se sabe, relatos breves, generalmente en verso, protagonizados por animales, de los que se desprende una lección para la vida llamada moraleja.
Quiero
traeros aquí una que me parece de gran valor educativo y que merece la
pena conocer, dado que además siempre está, como suele decirse, de rabiosa
actualidad. Se trata de las ranas pidiendo rey (Fábulas esópicas, Fedro I, 2) y abre un viejo debate: ¿Es necesario que haya gobierno?
Las
ranas de una charca, hartas del desgobierno en el que vivían, pidieron
a Júpiter un monarca. El dios, indignado, les mandó una tabla de la
que se rieron las ranas, y reivindicaron un gobierno en condiciones -hoy
diríamos democrático-, ante lo que el dios decidió enviarles una hidra
que se las zampó una tras otra a todas y cada una de las ranas. Traduzco
la versión de Fedro en senarios yámbicos prolongados en medio pie con
rima asonante.
Cuando Atenas florecía con leyes igualitarias,
turbó la ciudad una libertad desenfrenada
y quebrantó el libertinaje la vieja pauta.
Conspirando allí políticas bandadas varias,
Pisístrato el tirano ocupa la atalaya.
Al llorar los atenienses su servidumbre aciaga,
no porque él fuera cruel, sino porque toda carga
si no hay costumbre pesa, y al poner demandas,
Esopo entonces les contó esta vieja fabla:
Viviendo en unas pozas libres unas ranas
pidieron rey a Júpiter con gran bullanga,
que reprimiera a fondo, torpes, sus usanzas.
El padre de los dioses rio y les echó una tranca
no grande, que, arrojada de repente al agua,
del golpe y ruido asustó a la especie timorata.
Yaciendo largo tiempo hundidas en la lama,
saca una el morro sin ruido un día de la charca
y, visto el rey, convoca a todas sus hermanas.
Ellas, perdido el miedo, ya a porfía nadan,
y salta sobre el tronco la tropa descarada.
Habiéndolo ultrajado con total jarana,
mandaron otro a pedir a Júpiter monarca,
que el concedido no valía para nada.
Entonces les mandó un endriago(1), que a dentelladas
comenzó a atacarlas una a una. En vano, escapan
de la muerte inermes; el miedo ahoga su garganta.
En secreto a Júpiter por Mercurio así le mandan
que socorra a las infelices. Pero el dios proclama
entonces: “Si no quisisteis soportar bonanza,
la pena sufrid.” (2) "Ciudadanos, dijo, soportadla
también vosotros, no otra mayor encima os caiga".
(1)
Con “endriago” (monstruo fabuloso, con facciones humanas y miembros de
varias fieras) traduzco el “hydrum”, una hidra en el original de Fedro.
El Arcipreste sustituye la hidra por una cigüeña “manzillera” (matadora,
carnicera) que se comía a las ranas de dos en dos porque era ventenera,
es decir, probablemente “venternera”, de vientre: glotona y tragona:
Enbióles por rey çigüeña manzillera:/
çercava todo el lago, ansí faz' la ribera,/
andando picoabierta; como era ventenera,/
de dos en dos las ranas comía bien ligera.
(2) La moraleja del Arcipreste no tiene pérdida: el que no tenga gobierno (premia dice él, o sea, opresión, sujeción, cadena), no quiera ser gobernado:
Quien tiene lo que l' cunple, con ello sea pagado,/
quien puede seer suyo, non sea enajenado;/
el que non toviere premia, non quiera ser apremiado:/
libertat e soltura non es por oro conprado.
No sé de qué se quejan las ranas y batracios, si tienen el gobierno más progresista de la historia, desde que hay registros, obviamente.
ResponderEliminarMuy moderno / el gobierno / que tenemos, el mejor, / progresista, / feminista, / causa envidia al por mayor.
EliminarGracias, Ventoso.