martes, 1 de julio de 2025

'Hoy Follas Seguro'

El Ministerio de Sanidad del Gobierno de las Españas ha colgado una lona a la entrada de su sede madrileña con motivo del Día del Orgullo del colectivo LGTBIQ+, que dice literalmente: “HOY FOLLAS SEGURO” en letras mayúsculas rojas sobre fondo gualda, con los colores de la bandera nacional constitucional (sin aguilucho, por supuesto). 
 
Debajo de la lona, figura la bandera multiculor LGTBIQ+ en su versión actualizada de 2023, que presentaba, sobre la bandera anterior denominada 'progresista' de Daniel Qasar (2018),  la novedad del triángulo amarillo y un círculo morado en su interior diseñados por el activista Valentino Vecchietti con la intención de dar visibilidad a las personas intersexuales. Daniel Qasar previamente había añadido a las franjas horizontales que recordaban los colores del arcoíris los triángulos horizontales y los nuevos colores: por un lado el negro y el marrón utilizados para representar la inclusión de las razas 'de color' dentro del colectivo y por otro los nuevos colores azul celeste, rosado y blanco, para representar a las personas transgénero. 
 
 
Reivindicar el Día del Orgullo como hace el susodicho Ministerio regentado por una mujer que se define así misma como médica y madre, y que ha sido apodada 'mema' por la ultraderecha, a través de la alusión sexual al folleteo alimenta un estereotipo que no creo que haga mucha gracia a los colectivos de gays, lesbianas, transexuales y demás que se amparan bajo el paraguas de esas siglas, porque da a entender que el Ministerio de Sanidad relaciona a todos esos grupos única- y exclusivamente con la jodienda. Si el Día del Orgullo Gay y demás nació como parece que nació para reivindicar unos derechos, asociarlo como hace el susodicho Ministerio con el folleteo desdibuja la lucha legítima por esos mismos derechos de inclusión, respeto y reconocimiento. 
 
Sobre la O mayúscula de FOLLAS, un término malsonante y de mal gusto, cuya etimología remonta al sustantivo latino follis 'fuelle para el fuego' del que surgió el verbo 'follar' con los significados de 'soplar con fuelle, de donde luego 'soltar una ventosidad' y finalmente 'practicar el coito', flota un preservativo verde. Debajo, en letras pequeñas, se pueden leer las formas con las que es seguro follar libre del riesgo de contagio de enfermedades venéreas: “Con preservativo, con PrEP, con PPE, con pruebas diagnósticas, vacunas y otras muchas formas de prevención. Protégete y disfruta”. 
 
(Fotomontaje) 
 
En mi ignorancia no sé lo que son PrEP y PPE, por lo que pregunto a un amigo sanitario más enterado que yo, que me dice que la PrEP es una Profilaxis Pre-Exposición que consiste en la ingesta diaria y programada de una pastilla que ayuda a reducir el riesgo de contraer la infección por VIH, vulgo SIDA, en caso de exposición. El problema es, me dice, que no protege de otras infecciones de transmisión sexual. 
 
La PPE, por otra parte, es la Profilaxis Pos-Exposición, un tratamiento antiretroviral que se administra a quienes han estado expuestos al VIH por contacto con fluidos corporales o por relaciones sexuales sin protección. Se administra dentro de las 72 horas (idealmente, dentro de las primeras 6 horas) tras la exposición y se debe tomar durante 28 días. 
 
Tanto la Profilaxis Pre- como la Pos- son tratamientos largos y caros, frente al viejo condón, que ya en el sigo XVII calificó con acierto Madame de Sevigné (¿o fue Madame de Staël en el XVIII) que era una “gasa para la infección y una coraza para el placer y el amor”, definición que haría suya nuestro Marañón alegando que el profiláctico impedía la comunión de los gozosos fluidos corporales.
 
Bandera del Arcoíris Progresista (2018), según diseño de Daniel Qasar 

La política emprendida, por cierto, desde los poderes públicos y algunas conciencias biempensantes de recomendación de uso del preservativo en las relaciones sexuales es una intromisión de dichos poderes y conciencias en el ámbito más íntimo y particular de la vida privada. Dicha política de imposición del preservativo de látex en las relaciones sexuales subordina éstas a la penetración, por lo que es bastante o no poco, vamos a decir, machista y falocrática. Lo más importante en las relaciones sexuales sería el pene y la eyaculación del semen, lo que refleja una óptica masculinista bastante exclusiva. Introduce, además, en las relaciones sexuales un factor de programación que las arruina como actividades libres, espontáneas e imprevistas. Es como si ya supiéramos, antes de hacerlo, lo que vamos a hacer. Es decir, vamos a hacer algo que ya está hecho, programado, por lo que tal vez no merezca mucho la pena hacerlo. 
 
El factor de previsión y profilaxis arruina el acto sexual. De hecho, a algunos jóvenes se les vienen abajo las ganas de folgar y la erección cuando les ponen o se ponen una de esas gomitas asépticas que la publicidad animaba con el lema "Póntelo, pónselo", que luego se generalizó para las mascarillas "sanitarias" esta vez con la obligación de llevarlas siempre puestas en lugares públicos.
 
De las pruebas diagnósticas, vacunas “y otras muchas formas de prevención” ya no le pregunté  nada a mi amigo sanitario. Pero me da la sensación de que con todos esos tratamientos farmacológicos y protecciones poco disfrute puede encontrar nadie en la jodienda. 
 
 Bandera del Arcoíris (2023), según diseño de Valentino Vecchietti
 
Más abajo se puede leeer: 28 de Junio: día internacional del orgullo LGTBIQ+. Quizá merezca la pena detenerse un poco en el lema elegido por el Ministerio por su ambigüedad semántica, ya que puede significar 'hoy es seguro que follas con alta probabilidad' (habría que hacer una pausa entre el verbo y el adverbio, algo así como: Hoy follas, seguro), y puede significar también 'hoy follas con seguridad' también como predicativo del sujeto (en este caso, el adjetivo tendría moción de número, en ejemplos como “hoy folláis seguros”, que los defensores del lenguaje inclusivo alargarían innecesariamente con la moción de género gramatical “hoy folláis seguros y seguras”, y habría también quien se inventaría una fórmula supuestamente neutra y agramatical con la coletilla “y segures”, como aquella Ministra de Igualdad que afirmó hace tres años que "los niños, las niñas y les niñes tienen derecho a saber que pueden amar a quien quieran y tener sexo con quien quieran", y recientemente hace esta tertuliana de RTVE que invita a los niños, niñas y niñes a follar con quien quieran. No sería raro que acabara invitando también a “niñis” y “niñus”, ya puestos a jugar con las cinco vocales de nuestro sistema fonológico español).
  
En fin, por contraatacar un poco la memez del lema ministerial se me ocurre seguro: Si follas seguro, es seguro que no follas.

lunes, 30 de junio de 2025

La miniguerra de los doce días

    Casi sin darnos cuenta, en un santiamén, entre el 13 y el 24 de junio, ambos inclusive, del año del Señor en curso de 2025, se ha producido lo que ya se ha denominado la “Guerra de los Doce Días”, un conflicto sin precedentes, según algunos medios, entre Israel e Irán con intercambio de misiles y drones por doquier. (Ha habido otras guerras a lo largo de la Historia como la Guerra de los Seis Días o, más larga y alejada de esta aún, la de los Cien Años). 
 
    El gobierno estadounidense, aliado fiel de Israel, desplegó un ataque inusitado contra Irán en la operación «Martillo de Medianoche», a lo que la república islámica respondió con un ataque simbólico contra la principal base norteamericana de Qatar. Y poco más. El 25 de junio de 2025, en la cumbre de la OTAN, el emperador electo de los Estados Unidos de la América de Dios proclamó el fin de la "Guerra de los Doce Días", que ya ha pasado a la Historia y es, por lo tanto, Historia, agua pasada que no mueve molino, y apenas nos hemos enterado, entre Israel e Irán, afirmando haber "aniquilado" la amenaza nuclear iraní, al tiempo que negaba que los ataques tuvieran como objetivo instalaciones nucleares. 
 
    Estas contradicciones —una miniguerra con un final récord, destrucción selectiva, un alto el fuego frágil— refuerzan las sospechas de un ataque orquestado. Se espera que haya seguramente nuevas temporadas y actualizaciones de está miniserie. Los comentaristas internacionales afirman que la 'diplomacia' estadounidense con su presidente a la cabeza impuso su hegemonía en la región, logrando que un conflicto que pudo ocasionar la Tercera Guerra Mundial, se solucione en el pispás de unas pocas horas, declarando ambas partes el alto el fuego. Por el papel que ha desempeñado el emperador yanqui democráticamente electo, dicen que podría aspirar al Premio Nobel de la Paz, gracias a su enérgica política Peace Trhough Strength, o sea Paz a la Fuerza, o sea lo de siempre: si quieres la paz, para bellum.
 
    Los medios occidentales han difundido imágenes de una destrucción selectiva entre Irán e Israel, atribuida a una "guerra" marcada por bombardeos y ataques con misiles y drones. Pero ¿qué ha sucedido realmente? Esta destrucción no parece el resultado de un conflicto espontáneo, sino de un acuerdo entre los líderes de ambos países para arrasar zonas específicas y poder reconstruirlas posteriormente.
 
    Las élites, los electi,  parecen haber adoptado la maquiavélica lección de utilizar el miedo para dividir y gobernar, favoreciendo así sus propios e inconfesables intereses. Un conflicto como este no sirve mucho para reducir el aumento de población que tanto les preocupa a algunos, pues no ha habido muchas víctimas mortales que se sepan, pero sí para meterle miedo a la gente y de ese modo regularla. Igualmente serviría la destrucción provocada para fomentar la reconstrucción y dar nueva vida al capital. El Próximo Oriente es una zona estratégica: yacimientos de petróleo y gas, rutas marítimas y un simbolismo religioso único que hace que a aquella parte del mundo se la denomine Tierra Santa, un lugar sagrado para judíos, cristianos y musulmanes, las tres religiones monoteístas más importantes que en el fondo adoran a un mismo dios: Herr Kapital, que se frota sus manos sacrosantas.
 
    Los casi ocho mil millones de habitantes del planeta hemos asistido como rebaños televidentes-telecreyentes a una guerra en la que, una vez acordado el alto el fuego, no hay un claro vencedor ni un claro vencido, una guerra efímera que, se puede decir, no ha existido o solo ha existido en los medios de (in)formación de las masas. 
 
    Esta estrategia de diuide et impera mantiene a las élites en el poder, que orquestan crisis sanitarias, económicas, climáticas, bélicas... para desviar la ira popular. Es posible, creen algunos, que nuestros mandamases, que son los más mandados, teman una o más revueltas como el auge de los chalecos amarillos en Francia en 2018, que aterrorizó enormemente al napoleónico presidente del país vecino, o el 15M en las plazas españolas en el año del Señor de 2011, aquel estallido enseguida sofocado y asimilado al fin por el Poder. 
 
Fotomontaje de Gabriel Pérez-Juana 

    Los repetidos llamamientos de los líderes europeos, capitaneados por la madama que los regenta, a la creación de un ejército paneuropeo con el objetivo de extraer unos 850.000 millones de euros de los contribuyentes, acompañados de una retórica propia de la "tercera guerra mundial", podrían tener como objetivo sumergir a la población en un conflicto global que sofoque cualquier posible rebelión.

domingo, 29 de junio de 2025

Zona de Bajas Emisiones (III)

Guasapes:
 
 
 
 Lo esencial es invisible para los ojos, sobre todo para aquellos que miran a las pantallas de los ordenadores, de las tabletas, de los móviles, del televisor.
 
¿Quiénes, estos o aquellos, son los buenos de esta película bélica que se proyecta ya en todas las pantallas para entretenimiento general? ¡Ninguno de los dos!
 
El dinero es promesa de paraíso terrenal futuro que nos proporciona idealmente felicidad, seguridad, sexo, viajes... cosas y servicios que no nos satisfacen.
 
  
“Dinero el hombre, el hombre es dinero”, cantó Píndaro, y la única religión verdadera es la Economía, que es la Virgen María, la madre de Dios y del Cordero.
 
Cuando me olvido del tiempo, me olvido de mí mismo, que soy tiempo (pasado, presente y futuro), y se me va al cielo el santo del personaje que yo representaba.
 
Resulta harto difícil vivir aquí y ahora, en el mundo en el que estamos hablando, porque lo trocamos enseguida por el otro, del que hablamos, futuro y paralelo.
oOo
 Epigramas:
  
 Climáticos cambiamientos / dos padecemos al año: / uno que llaman invierno / y otro que llaman verano. 
  
Altas temperaturas extremas
 
Hay de atronadores pedos / dos dioses altitonantes: / Zeus, que truena en los cielos, / y aquí en la Tierra, Marte. 
 
No hay ni un coche por las calles. / Reina un silencio absoluto. /¿Qué hay si no se ve a nadie? / ¡Un partido de fúlbol
 
 (Adaptado de Marcial)
Fulano se dio, por huir / de una matanza, la muerte. / ¿No es una locura fuerte / matarse por no morir? 

sábado, 28 de junio de 2025

¿Tricefálico o trifálico?

 ¿En qué estaría pensando aquella señora Ministra de cuyo nombre propio no quiero acordarme, cuando, en lugar de referirse a la derecha tripartita española de aquel entonces, a la vista de la foto de sus tres capitostes de la manifestación contra el gobierno de la presunta izquierda de  la que ella formaba parte,  como tricéfala (τρικέφαλος, en la lengua de Homero), evocando así en un alarde de cultura clásica la figura mítica del Cancerbero o portero del infierno, que ladraba con tríplice ladrido por sus tres fauces,  o al gigantesco monstruo Gerión,  si no debiéramos llamarlo Geriones -pues no se sabe si eran tres monstruos distintos, o uno triple, tres en uno, como el Tiempo con sus tres tiempos verbales de pasado, presente y futuro, por lo que su nombre propio oscila entre el número singular y el plural-,  al que mató Heraclés, el héroe griego por excelencia en uno de sus doce trabajos, se refirió -la Ministra- a la triple alianza como trifálica (τριφαλλικός), queriendo decir, supongo, "tricefálica",  abreviando la palabra en una sílaba, inventando de paso y sin querer un nuevo helenismo o término de factura griega que aludía no ya a las tres cabezas sino a las verijas de los tres cabecillas visibles de la alianza

 Can Cérbero o Cancerbero, el portero de la mansión de Hades.

¿Erró su Señoría el tiro y confundió la cabeza de las tres derechas con la picha, como se dice vulgarmente en castellano, tal como le dio a entender veladamente la periodista que le hacía la entrevista? ¿O creó adrede la Ministra de Justicia del Gobierno de las Españas este neologismo y helenismo flagrante de nuevo cuño, que la excluiría a ella como mujer y presunta izquierdista, un término no incluido todavía en ninguno de los diccionarios al uso, para denunciar el exceso de testosterona de los líderes del triunvirato derechista que posaron juntos para la posteridad, como reconoció al poco rato cuando la entrevistadora hizo que recapacitara sobre lo que acababa de decir? ¿No traicionaría, jugándole una mala pasada, el subconsciente freudiano a la Ministra? 

El término 'trifálico' (τριφαλλικός) no figura, en efecto, hasta ahora en ningún diccionario ni repertorio léxico griego, salvo en el latino el epíteto Triphallus para referirse al dios Príapo que a menudo se representa no con tres falos, como podría parecer a simple vista a juzgar por el término, sino con uno erecto que vale como tres, esto es, del tamaño de tres ordinarios, o el personaje de una comedia prácticamente perdida de Aristófanes, que se llamaba Trifales (Τριφάλης), dotado de un pene de tamaño considerable, o, como dice el vulgo y diría el comediógrafo, de una polla como una olla. Encontramos, sin embargo, en los diccionarios griegos el adjetivo φαλλικός, que se define como concerniente al falo,  y también el compuesto ἰθυφάλλικος, relativo a los cánticos y danzas itifálicas, que se ejecutaban durante las bacanales en honor de Dioniso, en las que los falóforos portaban un falo en erección, que eso es lo que significa en griego la palabra, como recoge el Diccionario de la Lengua Española de la RAE: itifálico: adjetivo culto: Que tiene el falo erecto

 Sátiro itifálico

viernes, 27 de junio de 2025

Pareceres LXXIX

386.- A los cuatro vientos. Declaraciones de una prostituta. "Las putas somos lo que somos: trabajadoras sexuales, obreras del oficio más viejo del mundo. La prostitución es la primera profesión de la historia de la humanidad. Nuestro oficio, en otros tiempos denigrado, ha adquirido hoy cierta visibilidad, consideración social, y aun respetabilidad, habida cuenta de la liberalización y relajo de las costumbres. Todos y todas somos putas:  jueces, políticos, actores, deportistas, médicos y un larguísimo etcétera que incluye todo tipo de trabajos asalariados y profesiones de quienes hacen lo que hacen no por amor o por el gusto de hacerlo, sino por dinero. Todos en esta puta sociedad -nunca mejor dicho lo de 'puta'- aunque no queramos reconocerlo engañándonos a nosotros mismos y pretendiendo burlar a los demás estamos prostituidos, aunque sólo lo proclamemos y admitamos las meretrices. Casi todos putas por activa o por pasiva de un modo indecente. Todos, a decir verdad, menos los niños, las tiernas criaturas angelicales que todavía no saben lo que es el dinero. Las prostitutas no engañamos a nadie; sólo tenemos que fingir a lo sumo algún que otro orgasmo para complacer a algún cliente exigente, como, por otra parte, hace cualquier mujer e incluso cualquier hombre; porque, no nos engañemos, todos, absolutamente todos, fingimos el orgasmo, esa sombra que perseguimos insaciablemente y no alcanzamos, y que no deja de ser un trampantojo, la zanahoria que se le pone al burro para que tire hacia adelante y que nunca alcanzará definitivamente". 
 
  
387.- Informatio.- El significado antiguo de “informatio”, que es la acción de “informare”, en sentido literal, es proveer de una forma a una materia amorfa, conformar, formar, configurar, ahormar, utilizando la metáfora etimológica de la horma del zapato, que es el molde con el que se fabrica este, pero también la pieza que se utiliza para que no se deforme. En la actualidad, lo que ha quedado de aquello, es que información es mera exposición, comunicado, noticia, con lo que se pierde aparentemente el sentido conformador y pedagógico del término. Los medios informativos son medios en realidad formativos, de creación del monstruo de la Opinión Pública, que es lo más alejado que puede haber del sentido común. Se supone que la Opinión Pública es la opinión de la mayoría, es decir, no la opinión que la mayoría tiene, sino la que debe tener porque está mandado que la tenga, y que la mayoría siempre tiene razón -esa es la falacia de la democracia-, por lo que la opinión de las minorías no cuenta. Un aforismo de Nicolás Gómez Dávila nos advierte de la distorsión que provocan los medios informativos a la hora de la percepción de la realidad: La importancia de un acontecimiento, dice, es inversamente proporcional al espacio que le dedican los periódicos. Añadamos, más en general, los medios masivos, incluyendo la poderosa televisión y la todopoderosa Red, actualizando la sentencia del colombiano. 
 
  
388.- Escatológico. ¿Arte o Basura? Escatológico es todo lo que concierne a nuestras ultimidades y, al mismo tiempo, a nuestros excrementos, así que algo tendrán en común la muerte, que es el fin, y las deyecciones de lo que los niños llaman "caca", que es el oro en el que convertimos todo aquello que tocamos con nuestra varita mágica como modernos reyes Midas. Hemos hallado en nuestro proceso alquímico la quintaesencia u oro primordial que es, a saber, la mierda monda y lironda, que constituye la esencia del dinero: todo se convierte en dinero porque el dinero lo compra todo. Y el arte moderno cuesta mucho dinero, tanto que a veces no podemos ni hacernos una idea. Ha habido algunos artistas que han enlatado y vendido a precio de oro sus propios excrementos para dar a entender lo que ya sospechábamos todos: que, por lo general, el arte contemporáneo, tan caro e incomprensible en su pura abstracción, no valía nada (no vamos a ser tan necios de confundir su precio comercial y su valor o valía) y, al fin y a la postre, no era más que, dicho vulgarmente, una mierda pinchada en un palo, lo que viene por otro lado, a corroborar la muerte del arte en sus postrimerías, la muerte del arte en general y de las artes en particular, por lo que vuelven a encontrarse, serpiente que se muerde la cola, la caca y la muerte en una palabra: escatológico. Por eso uno lo que más quiere es que pare este tren, que se quiere apear en la próxima estación. 
 
 
 
389.-Proactivamente. Ha entrado en el diccionario de nuestra docta Academia el anglicismo 'proactive', de origen latino. Por lo que se ve, la lengua del moderno Imperio está basada en la nunca olvidada ni muerta del romano.  Se ha creado por oposición a “reactive”. El prefijo pro- le da un sesgo de anticipación a la actividad que no tiene su correlato re-, que indica simplemente acción que se opone a otra, como se ve, por ejemplo, en otro par de contrapuestos: progreso y regreso. Los prefijos pro- y re- le dan un sesgo muy especial a la actividad humana. Se habla, en efecto, de personas proactivas y reactivas. Mientras que la reactiva sería la persona que reacciona sin más, la proactiva se define como “que toma activamente el control y decide qué hacer en cada momento, anticipándose a los acontecimientos” (énfasis añadido por mí). Proactivos han sido los científicos, por ejemplo, de varias universidades anglosajonas que han creado vacunas contra virus inexistentes en previsión de futuras pandemias... Esa anticipación nos lleva, emulando al tío Baltasar, como dice el vulgo, a limpiarnos el culo antes de cagar.
 

390.- *Emacidad. - De los veinte adjetivos acabados en -ax que aparecen registrados en la obra del poeta latino Ovidio, subsisten en castellano dieciocho bajo la forma -az, todos ellos bisílabos, recogidos en el diccionario de la docta Academia, a saber: audaz, capaz, falaz, feraz, fugaz, locuaz, minaz (en desuso), mordaz, procaz, pugnaz, rapaz, sagaz, salaz, secuaz, tenaz, veraz, vivaz y voraz. Carecemos de *edaz, que no echamos mucho de menos porque sería sinónimo de voraz, glotón o tragón, y carecemos también de *emaz, que, sin embargo, nos vendría muy bien para rellenar un vacío semántico y describir al consumidor compulsivo que padece la manía (en el sentido griego de 'locura') de comprar cualquier cosa por el mero placer de poseerla sin necesidad de ella, que denominaríamos con el cultismo de *emacidad, que define muy bien la característica más notable de nuestra sociedad capitalista donde (casi) todo se compra y se vende. *Emaz, por cierto, se cotraponía a *vendaz, que sería el que sufre la patología complementaria de vender. Vemos el juego de estos adjetivos en Catón el Viejo que en su tratado De Agricultura escribía que era conveniente que el cabeza de familia romano fuera *vendaz (vendedor) y no *emaz (comprador), en un contexto en que el pater familias como rico terrateniente debe vender lo que le sobre: aceite, trigo, vino, ganado viejo, aperos viejos, y también esclavos viejos o enfermizos, porque venderlo es la forma de deshacerse de ello convirtiéndolo en dinero.
 
 

jueves, 26 de junio de 2025

Lenguas muertas

 

    Decía el novelista Carlos Ruiz Zafón (1964-2020) que no hay lenguas muertas sino cerebros aletargados. Lo decía en defensa del latín y del griego, lenguas a las que a menudo se tacha despectivamente de “muertas” porque no se hablan. Hay que desmentir esto último: el griego no es una lengua muerta, se sigue hablando y escribiendo conservando incluso su alfabeto, que es la madre del nuestro, hoy en día en el marco de la Unión Europea. Es cierto que es una lengua minoritaria que sólo se habla en Grecia y en Chipre como tal, pero que, viva como sigue, subyace todavía en todas las lenguas europeas, que contienen un amplísimo sustrato helénico clásico, por lo que todos los habitantes del continente hablamos sin querer ni ser conscientes de ello la mayoría de las veces la lengua de Homero y de los dioses. Conviene tenerlo en cuenta.
 

Las aguas del Leteo en las llanuras del Elisio, J. R. S. Stanhope (1880) 

    En cuanto al latín, hay que matizar. Cierto es que no sobrevive como tal lengua, sino reencarnada en las llamadas romances o neolatinas, castellano, catalán, gallego, francés, italiano, rumano, portugués etcétera, sin contar con el numeroso léxico latino presente en el inglés actual que es la lengua del Imperio, por lo que tampoco se puede decir sensu stricto que sea una lengua muerta, ya que seguimos hablando latín de alguna forma, latín macarrónico y mal hablao, si se quiere, pero latín al fin y a la postre, en la Unión Europea y allende ella. Conviene recordarlo.

     Wilfried Stroh escribió un libro muy ameno llamado "El latín ha muerto. ¡Viva el latín!" (2013) en el que se presenta esta cuestión como una paradoja. Y es que a partir de la época del principado se produce un desdoblamiento. Por un lado, el latín clásico, el de la escuela, sería una lengua muerta desde el siglo I, ya que representa una foto fija, una imagen congelada de una lengua ideal tal y como se escribía en un momento concreto que se consideró su época dorada. Durante dos mil años volveremos una y otra vez a ese modelo de lengua perfecta, pero sin permitirle evolucionar... una lengua muerta. Por otro lado, el verdadero latín sigue su camino, se fragmenta y evoluciona hasta llegar a las lenguas romances actuales e incluso a impregnar a otras lenguas modernas. Así tenemos un latín normativo, "fosilizado" que es una lengua muerta, y un latín que evoluciona y se multiplica, muy vivo y actual, por lo que este muerto está muy vivo, como suele decirse, vivito y coleando. 
 
    Lo que dice Stroh es muy cierto, pero la paradoja que señala se reduce a otra mucho más elemental: la de lengua escrita/lengua hablada: por un lado el latín escrito de la "aurea aetas" se convierte en un modelo literario, y, por lo tanto, en una lengua enterrada en la  escritura, mientras que por otro el latín sigue de viva voz hasta nuestros días su evolución.


    Volviendo a la frase de Ruiz Zafón, me gusta la expresión de “cerebros aletargados”, que recuerda al título de la novela de Gogol “Almas muertas”, por la alusión que conlleva la palabra “letargo”, que nos remite al río Leteo que atravesaba el Hades o reino de los muertos y desembocaba en la laguna estigia, cuyas aguas tenían la mágica virtud de hacer que todo aquel que bebiera de ellas perdiera totalmente la memoria, sumiéndose en el olvido definitivo del mundo y de sí mismo. 

Las aguas del Leteo, T. B. Kennington 1890

    La palabra letargo, en efecto, nos ha llegado a través del latín lethargus procedente de la griega λήθαργος (lḗthargos). Λήθη (Lḗthe), Olvido en griego, era hija de Éride, la Discordia. Personifica el olvido, tanto de lo bueno como de lo malo, pero también la ingratitud y el desagradecimiento, si tenemos en cuenta que esto último es a menudo consecuencia de lo primero. De la Fuente del Olvido, situada en los Infiernos,  manaba el río de cuyas tranquilas linfas bebían las almas de los muertos la amnesia de su existencia terrenal. Enseguida se convirtió en una alegoría, y se hermanó con los gemelos Hipno y Tánato, el sueño y la muerte. No deberíamos olvidarlo. 

miércoles, 25 de junio de 2025

El poder de la cultura contra la cultura del Poder

El término “cultura” procede del sustantivo latino “cultus”,  que quiere decir cultivado y cultivo. La raíz de la palabra la encontramos en culto, cultor, cultivo, cultismo, inculto, culterano, cultalatiniparla, cultiparlar, cultura y contracultura.  En latín "cultus" era es el participio del verbo “colo” (*col-tus>cul-tus),  que, entre otros significados, tenía el de "cultivar la tierra", por lo que una palabra como agricultura,  que significa literalmente cultivo agrario o del campo,  es una redundancia etimológica.  

El verbo “colo” deriva de la raíz indoeuropea *kwel- que en su acepción originaria y material significaba voltear, es decir, remover la tierra, lo que hace el labrador cuando trabaja con la azada y el arado. Pero este verbo, además, ya en latín quería decir también habitar, vivir, por el sedentarismo que implica la agricultura frente al nomadismo, valor del que derivan los términos colonia, colono, colonizar, sin perder de vista domicilio, compuesto de 'domus' “casa” y la raíz que nos ocupa con vocalismo -i- modificado; valor que se subraya con el prefijo in-, de donde tenemos el sustantivo “íncola”, habitante, y también el moderno “inquilino”.


Pero “colo” tiene también el significado antiguo de cuidar, tratar, y el de honrar y venerar a los dioses y, por lo tanto, rendirles culto religioso, de donde los modernos nos hemos sacado la libertad de cultos que se nos reconoce a las personas como uno de los derechos humanos fundamentales. La diversidad de confesiones religiosas hace que a veces olvidemos que hay una elección previa, la de si es necesario elegir un culto u otro, y en función de qué criterio lo elegimos, si decidimos hacerlo: las religiones, en efecto, no son más verdaderas o válidas según el número de creyentes o practicantes que tengan. Obviamente podemos elegir la que nos venga en gana, pero también no elegir ninguna y quedarnos en el prudente agnosticismo. 

Del significado de "rendir culto a los dioses", por un proceso semántico muy común de autismo, se pasó al sentido de rendir culto al cultor, es decir a sí mismo, no ya a la divinidad o a la tierra y sus cultivos. Y como el hombre según la dicotomía habitual es cuerpo y alma, hay dos culturas: una cultura referida a la mente y al espíritu que habitualmente se entiende como acumulación de conocimientos científicos y humanísticos, y una cultura física relativa al cuerpo, de ahí la palabra culturismo, que la academia define como “práctica de ejercicios gimnásticos encaminada al excesivo desarrollo de los músculos”, y que probablemente se trate de una imitación del término alemán Körperkultur, cultura corporal o física, de donde nuestra  moderna “educación (sic) física” que ha sustituido a la vieja y desnuda gimnasia y que tanto irritaba a aquel profesor de gimnasia que era el Mairena de Machado. A esta preocupación por el cuerpo habría que añadir el culto moderno de la propia imagen.

 
Viñeta de Andrés Rábago, el Roto

Cicerón en sus Conversaciones en Túsculo II, 5, dice que así como ningún campo puede ser fructífero si no se lo cultiva, (ut ager quamuis fertilis sine cultura fructuosus esse non potest), otro tanto ocurre con el alma sin instrucción (sic sine doctrina animus). Cualquiera de estos dos factores, sin su complemento, carece de vigor (ita est utraque res sine altera debilis). La filosofía es el cultivo del alma (cultura autem animi philosophia est); arranca de raíz los vicios (haec extrahit uitia radicitus) y prepara los espíritus para recibir la simiente (et praeparat animos ad satus accipiendos),  se la entrega a estos, y, por así decirlo, siembra lo que, cuandro crezca, producirá ubérrimos frutos (eaque mandat iis et, ut ita dicam, serit, quae adulta fructus uberrimos ferant). [La traducción de Marciano Villanueva Salas, modificada, está tomada de Conversaciones en Túsculo, Asociación Española de Neuropsiquiatría, Madrid 2005].

No hay que confundir la cultura con la lengua, como repetía incansablemente el más joven de los viejos profesores, Agustín García Calvo: la lengua es un don gratuito que se le da a todo el mundo. Sobre ella no manda nadie, pese a todos los pesares y Academias que, so pretexto de ser descriptivas, acaban siendo preceptivas al convertirse su descripción del lenguaje hablado en escritura y norma escrita, en prescripción y ley que se impone a través del Diccionario donde se almacenan los nombres comunes, mientras que la cultura es una creación de Arriba, una imposición de las altas instancias. Nace ya escrita y se ocupa de los Nombres Propios (antropónimos o de persona, topónimos o de lugar y cronónimos o relativos a la medición que hacemos del tiempo), que realmente no tienen significado como los comunes, por lo que se almacena en una enciclopedia tradicional o, si se prefiere, virtual del estilo de la inevitable Güiquipedia. 

 
Viñeta de Miguel Brieva

La cultura del Poder está, pues, configurada por la acumulación de Nombres Propios, pero no solo por eso, también por las jergas especializadas y básicamente escritas y sometidas a absurdas reglas de ortografía de políticos, científicos, filósofos, economistas y todos aquellos que defienden el edificio insostenible sin la fe que depositan a diario en ella de la cruda (o puta, como cantaba Mónica Naranjo)  realidad. Contra ella se alza el lenguaje normal y corriente, la lengua que hablamos y la razón subyacente y común a todos, que se rebela contra todas las imposiciones que vienen de Arriba, de donde la gente sabe que no puede caerle nada bueno. Esa lengua es la única arma, la única cultura verdaderamente popular y contracultural que puede alzarse contra la cultura del Poder y todos los Nombres Propios y denunciar que la realidad que se nos impone es falsa: la lengua común y corriente que denuncia el empleo de todos los lenguajes especializados, sean de la índole que sean, y que se pregunta incansablemente, contra la jerga de los políticos y/o economistas y la ideología dominante, qué es “Constitución”, “España” “Catalunya”, “Democracia”, “Gobierno”, “Estado del Bienestar”, “Europa”, “La Transición“, y demás retahíla y política monserga. Así y sólo así la lengua hablada se rebela contra las ideas establecidas. Ni la cultura ni la contracultura pueden hacer nada contra la cultura del Poder; sólo acaso la lengua común y corriente.

martes, 24 de junio de 2025

Hase caló, musha caló

    Hemos entrado en el verano, y resulta que empezamos no con alegría sino con preocupante alerta sanitaria por las altas temperaturas que se alcanzan en España, el país del sol. Las autoridades sanitarias nos advierten de lo peligroso que es el astro rey. Y en algunos lugares como en la villa y la corte cierran el Parque del Retiro, que es un lugar agradable para pasear a la sombra de los árboles o para sentarse a leer o a charlar con alguien. ¿Cierran parques en medio de una ola de calor? ¿Dónde se está mejor que a la sombra cuando aprieta la calor? A este paso van a acabar cerrando los bosques, la naturaleza y las playas por las condiciones climatológicas adversas, y poniendo puertas al campo por nuestro bienestar, no por otra cosa, por supuesto.  

 
    Las ciudades son cada vez más inhóspitas: apenas hay bancos para sentarse la gente, y apenas quedan árboles, para ponerse a su sombra: los han arrancado de cuajo, así que muchos optan por confinarse en su domicilio, siguiendo una vieja costumbre cada vez más habitual. Los medios divulgan mensajes apocalípticos: termómetros que se abrasan marcando más de cuarenta grados centígrados a la sombra, mapas meteorológicos con colores rojos ígneos que recuerdan los fuegos del infierno de Pero Botero, noticias y más noticias climáticas... consiguen así que el calor sea el tema de conversación de la masa televidente, que es, por aquello de si no lo veo no lo creo, la masa también telecreyente. 
 

     Se impone el cuento climático. El calentamiento global se cobra sus víctimas de las que nos rinden puntual cómputo cumplido. Aparecen titulares como este en los pocos periódicos de papel que quedan y en la prensa virtual de las pantallas: Al menos 75 personas han muerto sofocadas de calor en lo que va de junio, según el Instituto Carlos III, siendo este mes el más mortal de la última década (y eso que todavía no se ha finiquitado). Pero, atención, añaden por si había algún incrédulo todavía que desconfiase del dato del prestigioso instituto: otros sistemas de medición de mortalidad por altas temperaturas elevan las cifras hasta los 1.486 fallecidos, que no son moco de pavo. 
 
    Seguimos, como en la superchería de la pandemia, contando los muertos cotidianos, que son los que dan veracidad al relato. Si la gente se muere de eso, no puede ser que eso no exista. Las culpas de todos los males las tiene el cambio climático, y la culpa de este -siempre hay que buscar la culpa, que es la causa- la tiene el homínido sapiente.
 
    Por supuesto que hace calor, el mismo que hace todos los veranos más o menos por estas mismas fechas. No hemos nacido ayer. Algunos ya peinamos canas, y podemos decir que el calor no es ninguna novedad. 
 
    Ya lo cantaban hace dieciocho años Mojinos escozíos, y proponían combatir la ola de calor con la correspondiente ola de cerveza: pájaros muertos por las calles, termómetros derretidos, aceras que echan humo, ríos que se evaporan, y la gente metida en sus casas por el miedo a las altas temperaturas... 
 
    Además,  ahora que tenemos vacaciones y podemos follar sin muchas prisas, las autoridades sanitarias, que están para aguarnos la fiesta, nos dicen que tengamos muchísimo cuidadito con las ITS, que son, por si no lo sabíamos, las infecciones de transmisión -como la vida misma- sexual. Además, hay que tener cuidado si se chinga sin precaución, no vaya uno a reproducirse, que tal y como están las cosas no es económicamente muy recomendable. Así que muchas parejas recurren a tener un perrihijo, y si no se lo pueden llevar de vacaciones, se lo encaloman enseguida a sus abuelos, que lo convierten enseguida en su perrinieto y lo malcrían. 
 
    Así que, qué va a hacer uno en su casa si no se puede salir a la calle porque no hay árboles que valgan como refugios climáticos, pues ponerse a ver la tele y a enchufarse a interné que se encargan de distraernos con infinidad de noticias: guerras al otro lado del mundo, como si no tuviéramos suficiente con la camuflada que tenemos aquí. Y, además, ¿para qué se hacen las guerras? Las guerras no se hacen para ganarse, no, sino para perpetuarse.
 
  
    También las pantallas nos dan buenos y saludables consejos: Gracias a los presuntos avances de la Ciencia y de su legión de expertos, que son los listos de la clase que saben de todo, nos dan unas pautas generales y vagas de salud que no sabemos muy bien de dónde salen y que nadie cuestiona, y nos dicen que nos hagamos una serie de pruebas, análisis y chequeos cada cierto tiempo por si acaso estamos enfermos y no nos habíamos percatado de ello, no vayamos a ser asintomáticos e inconscientes. Que les den a sus guerras, a su cambio climático y a las autoridades sanitarias que son, no hace falta decirlo, lo que más perjudica a nuestra salucita.

lunes, 23 de junio de 2025

'Sed tu uera puta'

En la sátira segunda del poeta latino Juvenal, conocida como “Los hipócritas”, se hallan unos hexámetros (149-153) que hacen referencia a la incredulidad que los relatos mitológicos sobre el mundo de ultratumba, tal y como lo describían, por ejemplo, poetas como Virgilio,  provocaban en sus contemporáneos
 
Traduzco esos hexámetros en su ritmo dactílico, que consta de seis pies compuestos de un tiempo marcado generalmente con acento de palabra seguido de uno o dos no marcados y en principio átonos: Que ánimas haya de muertos y reino de rey soterraño, / Río de Llanto y ranas en charca estigia negruzcas / y aguas que crucen en una barcaza tantos a miles / solo lo creen los niños que aún no pagan el baño. / Mas tú tenlo por cierto* (...) Se alude al final a los niños pequeños que entraban gratis a los baños públicos sin pagar dinero como los adultos, y en la actualidad en el trasporte público, diríamos. 
 
  La barca de Caronte, José Benlliure Gil (1896)

Doy la versión en tercetos encadenados con rima consonante y versos hendecasílabos castellanos de don Francisco Díaz Carmona (1892): Nadie a no ser el niño que se baña / de balde, cree ya en manes, en infierno, / en Carón, en la Estigia, con su extraña // turba de negras ranas y su eterno / vórtice, y en la barca que allí espera / almas que conducir al hondo averno. // Mas tú júzgalo cosa verdadera. Y la traducción más antigua de don Luis Folgueras Sion, en hendecasílabos blancos (1817): ¿Son Manes? ¿Hay infierno? ¿Existe el reino / de Carón, y en el hórrido Aqueronte / ranas disformes, y pasando a miles / ánimas tristes en la barca sola? / Este dogma tremendo por creyentes / no mas tiene que a niños, y eso aquellos / que de balde se bañan. Descreído / no le deseches tú (…) 
 
Es interesante la imagen que propone el poeta de los niños que no pagan, es decir, que no conocen aún el valor del dinero. Estos niños ingenuos y libres de los manejos del dinero creen cualquier cosa que se les cuente, por ejemplo las fábulas de ultratumba y del inframundo en las que no creemos, necios de nosotros, los adultos: las historias del can Cérbero de tres cabezas, que podría ser una imagen del monstruo del tiempo con su pasado, presente y futuro, y los suplicios eternos en el seno de los infiernos de las hijas de Dánao o de Sísifo, o de Tántalo, del que la lengua inglesa guarda, por cierto, recuerdo en el verbo 'tantalize' que suele traducirse al román paladino, cuando no se calca directamente como 'tantalizar', como atormentar con algo que se desea pero no se puede alcanzar. Se refiere a la acción de despertar el interés o la curiosidad de alguien con algo que resulta atractivo, como las inalcanzables manzanas del hambriento Tántalo, pero que no está disponible porque su realidad, diríamos hoy, es meramente virtual.
 
 
 
Mostraba así el poeta Juvenal en esos versos el general escepticismo que dominaba en la sociedad romana, pues solo los niños muy pequeños daban crédito a las antiguas tradiciones y habladurías mitológicas acerca de la laguna Estigia que había que atravesar en la barca de Caronte para llegar a la otra orilla, al reino de Plutón (o a la mansión de Hades, su homólogo griego), para lo que había que pagar un óbolo al barquero, de donde, por cierto, la costumbre de enterrar a los muertos en la antigua Grecia con la moneda en la boca para que pudieran costear el pasaje de la postrera travesía. 
 
Tan grande era el valor que había alcanzado ya el dinero en la antigüedad que hasta para salir de este mundo y entrar en el otro había que pagar el pasaje, so pena de quedar las almas errantes durante toda la eternidad en la otra orilla como si no hubieran recibido sepultura. 


Solo los niños creían esas chácharas de viejas, mientras que los mayores no les prestaban crédito ninguno. Bendita sea la inocencia que es ignorancia de los niños que aún no han pasado por el aro y entrado en la sociedad adulta, y que no saben lo que es el dinero, y sin embargo viven. Pero nosotros, que ya no vivimos, sino que en el mejor de los casos existimos, que no es lo mismo, deberíamos creerlo también, por eso el poeta satírico nos dice a continuación: sed tu uera puta: 'Mas tú tenlo por cierto'. No seamos descreídos y preguntémonos: ¿Dónde está el infierno? Es muy fácil decir que no existe, pero es más que posible que exista y no poco, sino mucho. 

Ya Lucrecio había interpretado todas esas historias como metáforas o trasposiciones de la realidad (Todo aquello sin duda que en el Aqueronte profundo / han contado que hay, lo tenemos en vida nosotros): ni Tántalo, ni Sísifo ni las hijas de Dánao son personajes de ultratumba, sino proyecciones de nosotros mismos y de nuestros sufrimientos, porque el infierno no es que no exista, existe, y mucho, pero no está en el inframundo de ultratumba que forjamos a nuestra imagen y semejanza, sino aquí y ahora mismo, bajo el reinado del Estado y el Capital: es la dura realidad que padecemos.
  
*Doy los versos en latín: esse aliquos manes et subterranea regna, / Cocytum et Stygio ranas in gurgite nigras / atque una transire uadum tot milia cumba / nec pueri credunt, nisi qui nondum aere lauantur. / sed tu uera puta (...) (Juv. II, vv. 149-153).

domingo, 22 de junio de 2025

Dicen que no hablan

    Debía de estar cursando yo quinto o sexto del bachillerato antiguo de letras, en aquel Instituto de Enseñanza Media Mixto, después Instituto Nacional de Bachillerato, y finalmente hoy, creo, Instituto de Educación Secundaria. ¡Cómo se ha devaluado la Enseñanza y convertido en Educación, madre mía! ¡Cómo cambian los tiempos para no mejorar, empeorando! 

     Me viene ahora el recuerdo de una profesora de Literatura que cojeaba al andar, ya algo entrada en años, que hace ya más de cincuenta primaveras, nos recitó unos versos que no he olvidado todavía. Sigo viéndola a ella y oyéndole recitarlos en medio de un silencio sepulcral y pedagógico en el aula donde resuena su voz emocionada, que daba vida a aquellas palabras rimadas: "Ahí va la loca soñando". Eran versos de Rosalía de Castro. Me dejaron una huella muy profunda. La poesía surgía en medio de una aburrida clase de literatura.
  
    No recuerdo mucho ahora de la autora, del movimiento literario, creo que era el romanticismo, de su vida y su obra. El programa que estudiábamos era Historia de la Literatura Española o Universal, no recuerdo bien. En todo caso era un programa que como el de Historia nunca llegaba a completarse ni llegaba a lo de hoy, inabarcable pero eso era lo de menos. La Historia de la Literatura que estudiábamos y de la que nos examinábamos y se nos evaluaba era el Programa que había que cursar para conseguir el título, pero de aquello no me ha quedado prácticamente nada, al menos nada comparable a la impresión que me causaron aquellos versos que hoy vuelven a resonar y escucho recitados por Aitana Sánchez Gijón en el vídeo adjunto. 
 

     Son versos populares porque son octosílabos pareados que forman según  los críticos literarios un verso más largo, hexadecasílabos podría decirse con cesura intermedia que los convierte en dos hemistiquios de ocho sílabas cada uno, con rimas asonantes que configuran tres estrofas: la primera de siete versos, con asonancia en -áo, la segunda de cinco en -áa, y la tercera y última de dos con rima en -éo, que nos recuerdan a los romances medievales. También es popular la contracción de 'ahí' -dos sílabas-, en 'áhi' -una sola- en la producción del verso. 
 
    Pero lo más popular es que da voz a las cosas, a las plantas, a las fuentes, a los pájaros, a las aguas, voces que le reprochan a la autora que sueñe “con la eterna primavera de la vida y los campos”, ella, que, como aquella profesora de literatura, ya peinaba canas, y era una “incurable sonámbula”. Sus sueños se rebelan -y eso es lo popular- contra la realidad de las cosas que se agostan y se abrasan, es decir, mueren, sin embargo no se puede vivir sin ellos. 
 
    Me recuerdan a Virgilio y su “sunt lacrimae rerum et mentem mortalia tangunt”: Lágrimas hay en las cosas y toca el alma lo humano, o, quizá mejor, la muerte, lo mortal. Lo propio de los hombres es lo que nos llega al alma.  Y lo propio de los mortales es rebelarse soñando contra la muerte a la que se nos condena, contra el futuro al que nos condenamos. Los sueños se rebelan contra la tierra prometida de la muerte: no quieren morir, realizarse.  
 
  
Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros, 
Ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros, 
Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso, 
De mí murmuran y exclaman: 
-Ahí va la loca soñando 
Con la eterna primavera de la vida y los campos, 
Y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos, 
Y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado. 
 
Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha, 
Mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula, 
Con la eterna primavera de la vida que se apaga 
Y la perenne frescura de los campos y las almas, 
Aunque los unos se agostan, y aunque las otras se abrasan. 
 
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños, 
Sin ellos, ¿Cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?