martes, 8 de octubre de 2024

El dinero, según Borges (y II)

...en las claras monedas del hechicero de las 1001 Noches, que después eran círculos de papel; un desconocido de barba blanca le paga a un carnicero con monedas de plata de una blancura deslumbrante que el carnicero se apresura a guardar. Cuando fue a disponer de ellas, comprobó que no eran monedas de plata, sino redondeles de papel blanco. Resultó que era un brujo o hechicero y que la plata que lo había deslumbrado era falsa.
 

  en el denario inagotable de Isaac Laquedem;  uno de los muchos nombres propios del judío errante a través del tiempo y del espacio, cuya leyenda apareció en el siglo XIII en la vieja Europa, condenado a vagar hasta el día del Juicio Final, siempre con el mismo dinero, aunque lo gastará,  en el morral pero sin hogar ni posesiones. 
 
El judío errante, Gustave Doré (c. 1856)  

en las sesenta mil piezas de plata, una por cada verso de una epopeya, que Firdusi devolvió a un rey porque no eran de oro; las sesenta mil monedas de plata del poeta persa Firdusi, destinadas a pagar los sesenta mil versos de su famosa epopeya, se las devolvió al sultán porque no eran de oro como le había prometido. 
 
en la onza de oro que hizo clavar Ahab en el mástil;  el capitán Ahab, cuenta Herman Melville, había clavado en el mástil del buque ballenero una onza de oro para recompensar al primero de la tripulación que avistase a Moby Dick. El doblón de oro representa la obsesión del capitán por capturar a la ballena. 
 
en el florín irreversible de Leopold Bloom; el florín de Leopold Bloom, el héroe o antihéroe, si se prefiere, del Ulises de James Joyce, es una moneda que representa a todas las monedas, que ha sido singularizada con tres muescas en el borde fresado con la esperanza de que vuelva a su antiguo propietario y recuperarla algún día, pero que circulará por todo el mundo entre sus iguales sin retorno. 
 
en el luis cuya efigie delató, cerca de Varennes, al fugitivo Luis XVI; el luis de oro fue la moneda con la efigie del monarca que permitió a Jean-Baptiste Drouet, según algunos, reconocer a Luis XVI cuando este y su esposa María Antonieta pretendían huir de París viajando de incógnito. Esa moneda delató al monarca, que sería juzgado de alta traición, condenado a muerte y ejecutado en la guillotina. 
 
 
Todas esas monedas son, como la argentina que lleva al borde de la locura al narrador, ese Zahir detrás del cual se esconde el rostro divino y terrible de Dios. La última frase con que se cierra el cuento refleja el pensamiento del protagonista: quizá detrás de la moneda esté Dios.

lunes, 7 de octubre de 2024

Un año hoy

    Le pregunto a ChatGPT qué pasó el 7 de octubre de 2023 en Oriente Próximo, porque no me fío de los periódicos -si no los leo estoy desinformado pero si los leo estoy mal informado como decía, creo, Mark Twain-, y me contesta enseguida solícito como de costumbre:   

    "El 7 de octubre de 2023, un ataque coordinado por Hamás desde la Franja de Gaza dio como resultado la muerte de aproximadamente 1.200 personas en Israel, en su mayoría civiles. Este ataque, que incluyó infiltraciones terrestres y bombardeos, fue el más mortífero en la historia de Israel desde su fundación en 1948. La intensidad y el número de víctimas superaron otros ataques significativos en el pasado, como la Masacre de la Costa en 1978, y han influido en la decisión de Israel de llevar a cabo una ofensiva militar de gran escala en Gaza en respuesta a esta agresión​".

 

    Esta es la respuesta que da ChatGPT citando la Enciclopedia Británica como fuente de información y dos sitios más, porque hoy se cumple el aniversario del atentado terrorista de Hamás contra el Estado de Sion. Le pregunto a continuación cuántos palestinos han muerto desde entonces a consecuencia de la "ofensiva militar de gran escala" israelí y me contesta lo siguiente, basándose en dos fuentes de información recomendables: 

    "Desde el inicio de la ofensiva militar de Israel en Gaza el 7 de octubre de 2023, han fallecido más de 42.500 palestinos, con más de 96.000 personas heridas según fuentes del Ministerio de Salud de Gaza. La mayoría de las víctimas han sido civiles, lo que ha provocado una crisis humanitaria significativa y preocupaciones sobre posibles violaciones del derecho internacional humanitario".

    El derecho de Israel, el Estado de Sion, a defenderse en legítima defensa, del que tanto se ha hablando, pasando rápidamente sin contemplaciones a la ofensiva como ha pasado, consiste, aplicando su particular ley del talión, en que una vida israelí vale muchísimo más que las vidas de los demás, por algo son el pueblo bienamado y elegido de Yavé, por lo que una sola vida judía se cobra a cambio, por lo menos, la vida, es decir, la muerte de 35,42 palestinos como respuesta hasta hoy, provocando un genocidio que no excluye infanticidio -con pausa humanitaria y sarcástica de dos días para que los niños palestinos se vacunen de la polio y puedan morir bajo los escombros de los bombardeos y no vayan a infectar convirtiéndose en agentes contaminantes a las tropas de Sion-, y feminicidio,  y la destrucción no solo de la franja de Gaza, sino también de Cisjordania, a las que se ha sumado ahora el Líbano.

    Le doy las gracias por la información y me responde:  "¡De nada! Si tienes alguna otra pregunta o necesitas más información, aquí estoy para ayudarte. ¡Cuídate!"

    Podía haber cerrado la sesión y dejarlo así, sin más, pero no me parece bien que me haya deseado que me cuide y me preocupe por mi estado de salud, y no que me descuide y que deje de preocuparme, que es lo mejor que puedo hacer por ella y lo más saludable, y se lo hago saber, a lo que me contesta: "Mis disculpas si sonó fuera de lugar. Intento ser amable, pero entiendo que las despedidas pueden ser más personales de lo que esperaba. Si hay algo más con lo que pueda ayudarte, no dudes en decirme".


      Cierro la sesión, y recuerdo que el Primer Ministro de Israel invocó al dios de Israel, que es el del Antiguo Testamento, Yavé, para justificar su respuesta sanguinaria y cruel a la agresión, citando la Biblia: "Así habla Yavé Sabaot: Tengo presente lo que hizo Amalec contra Israel cuando le cerró el camino a su salida de Egipto. Ve, pues, ahora y castiga a Amalec, y da al anatema cuanto es suyo. No perdones, mata a hombres, mujeres y niños, aun los de pecho; bueyes y ovejas, camellos y asnos".

    Frente a tanta locura solo se me ocurre citar esta reflexión de Agustín García Calvo tomada de su a la vez piadoso y despiadado libro De Dios (1996): "Sola la Fe y el Ideal hacen Historia: la falta de Fe y el descreimiento nunca ha movido el gatillo de un arma ni ha podido decir una mentira". 

domingo, 6 de octubre de 2024

El dinero, según Borges (I)

“...nada hay menos material que el dinero, ya que cualquier moneda (una moneda de veinte centavos, digamos) es, en rigor, un repertorio de futuros posibles. El dinero es abstracto, repetí, el dinero es tiempo futuro”. Jorge Luis Borges, El Zahir, incluido en El Aleph (1949). 
 
El cuento de Borges El Zahir nos ofrece muchas sugerencias sobre la realidad ideal del dinero mucho más útiles que los tratados de economía: su inmaterialidad, su carácter abstracto y cómo es el artífice del futuro, por ejemplo.
 
El propio cuento explica el significado de su título: “Zahir en árabe quiere decir notorio, visible, en tal sentido, es uno de los noventa y nueve nombres de Dios; la plebe, en tierras musulmanas lo dice de “los seres o cosas que tienen la terrible virtud de ser inolvidables y cuya imagen acaba por enloquecer a la gente”. 
 
El cuento versa sobre una moneda argentina de veinte centavos, prácticamente insignificante, que le dan al protagonista después de tomar una caña de naranja como cambio. Y que, una vez recibida, le produce un principio de fiebre, y le lleva a formular el siguiente pensamiento al recibir la moneda en sus manos: “Pensé que no hay moneda que no sea símbolo de las monedas que sin fin resplandecen en la historia y la fábula”. Y comienza entonces una enumeración vertiginosa de las manifestaciones de esta moneda:
 
Pensé en el óbolo de Caronte; este óbolo era el precio del pasaje que las almas de los difuntos debían pagar al barquero para hacer la travesía al otro mundo, creencia que en la antigua Grecia hacía que se colocara una moneda en la boca de los muertos. Es curioso que la primera imagen de la moneda que tenga el protagonista sea precisamente la última, su utilidad para que las almas de los muertos puedan alcanzar el descanso eterno y no se vean obligadas a vagar errantes. 
Caronte y Psiqué, S. Stanhope (1890)
 
en el óbolo que pidió Belisario; famoso general bizantino que, según se cuenta, -¿quién lo había visto y quién lo ve ahora?- acabó su vida ciego, cegado por orden del emperador Justiniano,  y mendigando limosna a los viandantes rogándoles “Dad un óbolo al comandante Belisario”.
 
en los treinta dineros de Judas; aquellas treinta monedas de plata por las que Judas Iscariote vendió a Jesús, señalándole con un beso en la mejilla y entregándole a las autoridades romanas. Arrepentido, después, por lo que había hecho, quiso deshacerse del dinero devolviendo las monedas a quienes se las habían dado y al no aceptarlas acabó tirándolas y ahorcándose de un árbol. 
 
en las dracmas de la cortesana Laís;  ofendida porque el célebre orador griego Demóstenes quería pagarle mil dracmas por pasar una noche con ella, le pidió a cambio diez mil, ya que, siendo prostituta, no iba a venderse barata; Demóstenes rechazó la oferta diciendo: "No quiero pagar tan caro mi arrepentimiento".
 
Laís de Corinto, Hans Holbein el Joven (1526)
 
La anécdota nos recuerda, mutatis mutandis, al viejo chiste que, con diversas variantes, se ha atribuido a varios personajes masculinos famosos todos ellos británicos o americanos como Winston Churchil, Bernard Shaw, Groucho Marx, Mark Twain o Bertrand Russel, del que el lector interesado y curioso puede hallar noticia en esta página electrónica, que sostienen un diálogo parecido a este con una atractiva señorita: “¿Se acostaría usted conmigo por un millón de dólares?”, le propone él. A lo que ella contesta sin dudar: “Por supuesto”. “¿Y por un dólar?”, replica el caballero. “¿Qué se cree usted que soy? ¿Una prostituta?”, contesta la dama ofendidísima. “Eso ya ha quedado claro —responde el tipo—. Ahora estábamos regateando para negociar el precio”.
 
en la antigua moneda que ofreció uno de los durmientes de Éfeso; los siete durmientes de Éfeso se habían refugiado en una cueva huyendo de las persecuciones romanas contra los cristianos. Cuando despertaron habían transcurrido casi doscientos años. Bajaron a Éfeso a comprar comida. Los vendedores se sorprendieron de que esas monedas ya no eran de curso legal, pertenecían al emperador Decio, y estaban bajo Teodosio. Se había producido un milagro, y la prueba era que no habían dormido una noche sino dos siglos.
 

sábado, 5 de octubre de 2024

¿Guerra? ¿Qué guerra?

    Si nos preguntan qué opinamos del conflicto palestino-israelí, la palabra 'conflicto', como eufemismo que es, suaviza la cruda realidad de una matanza brutal. Podemos objetar que no es un conflicto exactamente, sino un genocidio que se justifica como defensa propia frente al terrorismo. Pero la palabra 'genocidio', siendo demasiado culta como es, híbrido del griego γένος (génos) 'estirpe' y el sufijo latino -cidio que significa 'acción de matar', que se define como 'exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad', todavía mitiga un poco la cruda realidad y se queda corta.
 
El grito de Gaza, Esstar Omar (2024)

    Quizá sea más apropiada: infanticidio. Las tropas israelíes, en efecto, han matado en once meses, según algunas estimaciones, hasta diecisiete mil niños palestinos. Algunos israelíes, que no quieren verlo, dicen que eso es mentira, que es propaganda enemiga, y otros, que los niños de Gaza no son niños, sino terroristas en potencia, futuros terroristas que hay que abortar. Estamos asistiendo a una auténtica matanza de inocentes a cargo esta vez de un nuevo Herodes, el Primer Ministro del Estado de Sion. 
 
 
    Gaza, a juzgar por las imágenes que nos llegan, -acostumbrados como estamos a verlas, ya no las vemos, es un infierno dantesco. Y Cisjordania y Líbano están a punto de serlo también. El ejército israelí es uno de los más modernos del mundo, pertrechado con el armamento más sofisticado, y también el más paritario, lo que no le quita un ápice de ardor guerrero y crueldad. Un poco más de la cuarta parte de sus efectivos son féminas (el 34% de su plantilla, según algunos datos). Aviones, helicópteros de ultimísima generación surcan el cielo azul bombardeando a una población que no tiene medios para defenderse. Los bombardeos borran del mapa ciudades enteras y sus habitantes, alterando el paisaje hasta hacerlo irreconocible, matando a familias enteras para eliminar a uno de sus integrantes marcado como objetivo en un programa alimentado por inteligencia artificial que se llama “Where is daddy?”, en la lengua del Imperio, o sea, ¿Dónde está papá?. Y todo perpetrado con la anuencia de Occidente, y del tío Sam, que bendice el derecho a defenderse del Estado de Sion ultrajado por el terrorismo.
 
La última cena, Gaza 2024
 
     La opinión pública israelí, que no es la opinión de todo el pueblo, pero sí de la mayoría democrática, apoya sin muchos escrúpulos esta guerra. Algunos cuestionan al Primer Ministro, ultraderechista mesiánico, porque no ha hecho lo posible por rescatar a los rehenes y negociar su liberación, habiendo permitido que algunos mueran, y piden su dimisión y la convocatoria urgente de elecciones, pero casi nadie exige el fin de la guerra misma para que cese la masacre. Hay un consenso prácticamente total sobre la legitimidad de la ofensiva y la aniquilación.
 

     Las imágenes pornográficas de la guerra lanzadas a millares hasta la náusea acaban insensibilizando a los espectadores. Hasta los propios soldados israelíes difunden fotos de sus hazañas bélicas, orgullosos de ellas. Quizá necesitaríamos palabras más elocuentes que las imágenes para poner fin a esta locura televisada. 
 
    El gobierno progresista español se ha mostrado favorable a los palestinos y crítico con Israel en un primer momento, pero hay algo hipócrita en esta actitud. España -su gobierno- condena por un lado la dureza de la saña israelí y por otro declara que Israel tiene derecho a defenderse del terrorismo, porque España forma parte de la OTAN, o sea, de los Estados Unidos de América, que es quien manda. 
 
 
    En otras ocasiones se gritaba, llamando a las cosas por su nombre: NO A LA GUERRA. Ahora los partidos políticos y los sindicatos parlamentarios se ponen de perfil y miran para otra parte. O esconden la cabeza debajo del ala como las avestruces por la vergüenza que les da dar la cara. ¿Dónde están las manifestaciones de antaño contra el jinete apocalíptico de la guerra, las pancartas encendidas, las declaraciones contrarias a las operaciones bélicas del Imperio? Aquellas eran otras guerras, otros tiempos que no conviene exhumar. 
 
     ¿Guerra? ¿Qué guerra? Esto no es una guerra, sino una operación militar (sic) contra el terrorismo yijadista. No llaman a las cosas por su nombre ni les ponen nombre siquiera como Adán a las criaturas. Por eso hablan del 'conflicto' de oriente próximo, y a la operación militar de Israel en el sur de Líbano la llaman 'incursión', que sugiere una penetración de corta duración, en lugar de 'invasión'. Utilizan eufemismos. Callan como putas, que es lo que son, con un silencio cómplice. Ya sabíamos que la guerra era, desde Clausewitz, la prolongación de la política por otros medios. Por eso el Estado de Sion está haciendo alta, altísima política por medios, claro, no muy diplomáticos.

viernes, 4 de octubre de 2024

Variedades

Barack Obama, el presidente de los Estados Unidos de América que más guerras emprendió, fue galardonado en 2009 con el Premio Nobel de la Paz por lo que hizo.
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Epigrama de don Manuel del Palacio: «¡Igualdad!», oigo gritar / al jorobado Torroba. / Y se me ocurre pensar: / ¿Quiere verse sin joroba, / o nos quiere jorobar?
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Usamos las monedas igual que las palabras, para inventar la realidad y engañarnos sustituyendo las cosas por sus ideas y los bienes, así, por los valores. 
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 Pausa humanitaria: Israel dejó de matar para que se vacunasen de la polio los niños de Gaza que morirán, como los diez mil que han matado ya, bajo las bombas.
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Según cuenta la moraleja de la fábula de la lechera, no hay que hacer planes para el futuro, porque la vida, impredecible, siempre sorprende con lo inesperado.
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 ¿Por qué será que, siempre que nos proponemos ser un poco más “realistas”, cavamos más honda sin pretenderlo en absoluto la huesa de nuestra propia sepultura?
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¿Puede alguien decir por qué desde nuestra más tierna infancia nos inculcaron el miedo a las brujas y no a quienes las cazaron y quemaron vivas en la hoguera? 

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Escribe Belli en su entrañable dialecto romanesco lo que siente: La morte sta anniscosta in ne l’orloggi; es decir, la muerte está escondida en los relojes.

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Tres aforismos negacionistas contra la celebración de la llegada del hombre a la Luna:

Celebran el quincuagésimo quinto aniversario del aterrizaje, bien digo, y no alunizaje en la Luna, que pasó, integrada en el sistema, a ser parte de la Tierra.


Conmemoran a bombo y platillo la llegada del Imperio a la Luna, que hincó en ella el pendón de barras y estrellas, no del Hombre, que no la ha pisado todavía. 

Es mentira que la Humanidad haya puesto su pie alguna vez en la Luna, mítica Selene, que sigue siendo la patria inalcanzable de locos, enamorados y poetas.

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El aerogenerador


 
—Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.
 
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-¡Caramba, don Jerónimo! Está usted muy cambiado.

-Es que yo no soy don Jerónimo.

-¡Pues más a mi favor!

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jueves, 3 de octubre de 2024

Tres palabras griegas: poema, poeta, poesía.

    Hay tres palabras griegas que conservamos en las lenguas modernas que son poesía, poeta y poema, que nos retrotraen al verbo griego ποιέω (poiéo), hacer o crear, del que son deudoras: poeta, poietés, el hacedor, el creador; poesía, poíesis, la creación; poema, poíema, lo creado, el resultado de la creación, la obra del poeta. Estas palabras constituyen una divina trinidad: padre, el poeta, hijo, el poema, y espíritu santo, la poesía que lo inspira: tres en uno. 




    Leyendo a Virginia Woolf (On not knowing Greek, incluido en su colección de ensayos literarios The common reader) me entero de que el poeta Shelley tradujo al inglés El Banquete de Platón y de que empleó veintiuna palabras para trasladar estas célebres trece griegas del Simposio 196d-e: πᾶς γοῦν ποιητὴς γίγνεται, κἂν ἄμουσος ἦι τὸ πρὶν, οὗ ἂν Ἔρως ἅψηται: for everyone, even if before he were ever so undisciplined, becomes a poet as soon as he is touched by love. Lo que, si lo vertemos al castellano a partir de la versión inglesa de Shelley podría ser algo así como: «pues todos, aunque antes fueran siempre harto indisciplinados, se convierten en poetas tan pronto como les toca el amor». 
 
    Pero vayamos a la fuente original, a Platón, que cita, al parecer, un verso proverbial de la perdida tragedia de Eurípides Estenebea, fr. 633 Kannicht que, además de Platón, han citado muchos otros autores griegos, y traduzcámoslo directamente, sin Shelley como intermediario: Todos se convierten en poetas, aunque antes fueran ajenos a las Musas, cuando Amor los toca. Otra traducción todavía más literal sería: Todo aquel a quien toque Eros, aunque antes fuera ajeno a las Musas, se convierte en poeta
 
Apolo y las Musas, Mingote

     Hemos conservado en la última versión la alusión mitológica a Eros, dios del amor y la referencia a las Musas no explícita en Shelley, que recurre a “so undisciplined”. El original griego dice ἄμουσος, que es un adjetivo formado por el prefijo negativo ἀ-, etimológicamente hermano del inglés y alemán un- así como del latín in-, y el término μουσος que evoca a las Musas (Μοῦσαι), por lo que se traduce mejor como “ajeno a las Musas”, que son las divinidades que, hijas preliterarias de Mnemósine o Memoria, inspiran a los artistas. Es verdad que en sentido genérico el término puede significar “rudo, grosero, sin gusto, sin finura”, como recoge el diccionario escolar de Pabón, y de ahí "sin disciplina", pero también tiene un significado específico, que es el que predomina en esta frase, que sería “sin sentido o sensibilidad musical”, es decir ajeno al arte en general y especialmente a las letras y al ritmo musical del lenguaje. 
 
    En la cita platónica hay, pues, dos alusiones mitológicas: a Eros, el dios del amor, y a las Musas, que se han perdido en la traducción inglesa de Shelley, cuando dice que cualquier hombre sin sensibilidad artística se convierte por influencia del Amor en un poeta, o, dicho de otro modo, que cualquier enamorado se convierte, cuando es tocado por la gracia de Eros, en un artista. 
 
    Precisamente en el Banquete de Platón, en el diálogo que mantienen Diotima y Sócrates, le dice esta lo siguiente: 
 
“Tú sabes que creación (ποιήσις, latín poesis) es algo múltiple, pues en realidad toda causa que haga pasar cualquier cosa de lo que no es a lo que es es creación, de suerte que también los trabajos en todas las artes son creaciones y los artífices de éstas todos creadores (ποιηταί, latín, poetae).

-Verdad dices.

-Pero también –continuó ella- sabes que no se llaman creadores, (ποιηταί, latín, poetae), sino que tienen otros nombres y que a una parcela separada de toda la creación (ποιήσις, latín poesis), la relativa a la música y los versos, se la denomina con el nombre del todo. Pues sólo a eso se llama “poesía” (ποιήσις, latín poesis), y “poetas” (ποιηταί, latín, poetae) a los que poseen esa parcela de la creación (ποιήσις, latín poesis).

-Dices verdad –añadí yo.

-Pues bien, así ocurre también con el amor."

Sócrates y Diotima con un discípulo. Franz Caucig (1762-1828)

    Pero ¿qué es poesía? La poesía es un intento desesperado de devolver a las palabras su poder de evocación de las cosas en contra de su significado conceptual habitual, que como un velo opaco recubre la realidad que tenemos delante, ocultándonosla y haciendo de ella nuestra gran desconocida, la gran y terrible incógnita, que sólo puede despejarse gracias al arte de las musas.

    La poesía devuelve al lenguaje su magia primigenia, convierte a las palabras en palabras mágicas, susceptibles de suscitar presencias y de resucitar, como la música de Orfeo, la música de verdad, a los muertos. La poesía nos lleva más allá. 

    Una de sus florituras más importantes es la metáfora, o la transferencia, dicho a la latina, y no me refiero a la operación bancaria en que se transfiere dinero de una cuenta a otra sino a la traslación del sentido de una palabra a otra, en virtud de una comparación tácita que rompe el principio filosófico de identidad A=A sobre el que se basa nuestra lógica aristotélica, dado que la poesía nos lleva más allá y nos dice, por ejemplo, A=B: las perlas del rocío, la primavera de la vida... 

    Vivir sin música no es vivir: no se puede vivir ἄμουσος, sin música, ajeno al arte de las Musas, porque la música es lo único que consigue, como Orfeo, que había sido tocado por el amor de Eurídice, hacernos salir del averno de la realidad y convertir nuestra existencia en vida de verdad, hacernos revivir, volver a vivir.

miércoles, 2 de octubre de 2024

Fábula de las ranas desgobernadas que querían gobierno

Durante mucho tiempo las fábulas grecolatinas de Esopo y Fedro, traducidas del griego y el latín, o adaptadas por el arcipreste de Hita,  Iriarte, Samaniego, La Fontaine o cualquier otro fabulista,  han servido de pasto para la educación de nuestros pequeños. Las fábulas son, como se sabe, relatos breves, generalmente en verso, protagonizados por animales, de los que se desprende una lección para la vida llamada moraleja.


Quiero traeros aquí una que me parece de gran valor educativo y que merece la pena conocer, dado que además siempre está, como suele decirse, de rabiosa actualidad. Se trata de las ranas pidiendo rey (Fábulas esópicas, Fedro I, 2) y abre un viejo debate: ¿Es necesario que haya gobierno? 



Las ranas de una charca, hartas del desgobierno en el que vivían, pidieron a Júpiter un monarca. El dios, indignado, les mandó una tabla de la que se rieron las ranas, y reivindicaron un gobierno en condiciones -hoy diríamos democrático-, ante lo que el dios decidió enviarles una hidra que se las zampó una tras otra a todas y cada una de las ranas. Traduzco la versión de Fedro en senarios yámbicos prolongados en medio pie con rima asonante.

Cuando Atenas florecía con leyes igualitarias,
turbó la ciudad una libertad desenfrenada
y quebrantó el libertinaje la vieja pauta.
Conspirando allí políticas bandadas varias,
Pisístrato el tirano ocupa la atalaya.
Al llorar los atenienses su servidumbre aciaga, 
no porque él fuera cruel, sino porque toda carga 
si no hay costumbre pesa, y al poner demandas, 
Esopo entonces les contó esta vieja fabla: 
Viviendo en unas pozas libres unas ranas 
pidieron rey a Júpiter con gran bullanga, 
que reprimiera a fondo, torpes, sus usanzas. 
El padre de los dioses rio y les echó una tranca 
no grande, que, arrojada de repente al agua,
del golpe y ruido asustó a la especie timorata. 
Yaciendo largo tiempo hundidas en la lama, 
saca una el morro sin ruido un día de la charca 
y, visto el rey, convoca a todas sus hermanas. 
Ellas, perdido el miedo, ya a porfía nadan, 
y salta sobre el tronco la tropa descarada. 
Habiéndolo ultrajado con total jarana, 
mandaron otro a pedir a Júpiter monarca, 
que el concedido no valía para nada. 
Entonces les mandó un endriago(1), que a dentelladas 
comenzó a atacarlas una a una. En vano, escapan
de la muerte inermes; el miedo ahoga su garganta. 
En secreto a Júpiter por Mercurio así le mandan 
que socorra a las infelices. Pero el dios proclama 
entonces: “Si no quisisteis soportar bonanza, 
la pena sufrid.”   (2)  "Ciudadanos, dijo, soportadla 
también vosotros, no otra mayor encima os caiga".

(1) Con “endriago” (monstruo fabuloso, con facciones humanas y miembros de varias fieras) traduzco el “hydrum”, una hidra en el original de Fedro. El Arcipreste sustituye la hidra por una cigüeña “manzillera” (matadora, carnicera) que se comía a las ranas de dos en dos porque era ventenera, es decir, probablemente “venternera”, de vientre:  glotona y tragona:  Enbióles por rey çigüeña manzillera:/ çercava todo el lago, ansí faz' la ribera,/ andando picoabierta; como era ventenera,/ de dos en dos las ranas comía bien ligera. 


(2) La moraleja del Arcipreste no tiene pérdida: el que no tenga gobierno (premia dice él, o sea, opresión, sujeción, cadena), no quiera ser gobernado:  Quien tiene lo que l' cunple, con ello sea pagado,/ quien puede seer suyo, non sea enajenado;/ el que non toviere premia, non quiera ser apremiado:/ libertat e soltura non es por oro conprado.

martes, 1 de octubre de 2024

Sacarle la lengua a alguien

    Sacarle la lengua todo lo larga que es a alguien es un gesto de burla, quizá muy antiguo y de origen infantil, que tiene algo de obsceno, dado que se enseña algo que normalmente permanece oculto, por lo que guarda cierta similitud con la exhibición del miembro masculino. Este gesto burlón y provocador simbolizaría el falo que amenaza tanto a hombres como a mujeres y niños con el ultraje de la violación, como escribe Egidio Forcellini (1688-1768) en su Totius Latinitatis Lexicon, bajo el epígrafe de “lingua” cuando analiza la expresión “linguam exserere” (sacar la lengua), que puede consultarse aquí mismo en la Red. 
 
    Célebre entre nosotros es la imagen de Albert Einstein tomada en 1951, cuando un fotógrafo le pidió una foto recién cumplidos sus setenta y dos años, y él le respondió sacando la lengua y, acto seguido, echándose a reír.
 

    Igualmente célebre es el logotipo de la compañía discográfica RollingStonesRecords que John Pasche, un joven estudiante de diseño gráfico, hizo por encargo de Mick Jagger en 1970, y que al parecer está inspirado en la diosa hindú Kali. También hay representaciones griegas antiguas de Medusa con la lengua afuera.

 

     Buscando testimonios antiguos de este gesto, podemos remontarnos a Aulo Gelio, quien, en sus impagables Noches áticas, que comenzó a escribir en sus días de estudiante en Atenas, y que terminó después en Roma, nos ha transmitido una anécdota referente al sobrenombre Torcuato -de su forma latina Torquatus “portador de collar” deriva nuestro término torcaz, antiguo torcado, aplicado a la paloma torcaza, que tiene un collar blanco en torno al cuello- que se le impuso a un tal Tito Manlio por haberle arrebatado como despojo y trofeo un collar de oro o torques a un enemigo provocador que le había sacado la lengua, desafiándole y echándose a reír, al que dio muerte en combate singular. Con la anécdota, Gelio nos ha transmitido el fragmento del analista Quinto Cuadrigario que la narra, que de lo contrario habríamos perdido. Reproduzco, modificada ligeramente por mí, la traducción que Amparo Gaos Schmidt hizo del texto de Cuadrigario transmitido por Aulo Gelio para la UNAM (México, 2002):
 
     Entre tanto avanzó un galo, desnudo a excepción del escudo y dos espadas, adornado con un collar y brazaletes, que aventajaba a los demás en fuerzas, corpulencia y juventud así como en valor. Este, cuando la batalla estaba en su mayor agitación y unos y otros peleaban con gran ardor, hizo un gesto con la mano a unos y otros para que pararan. 
 
    Se hizo una pausa en el combate. Hecho de pronto el silencio, grita con voz muy alta que se adelantara, si había alguno, quien quisiera combatir con él. Nadie se atrevía a causa de la corpulencia y ferocidad de su aspecto. Entonces el galo empezó a burlarse y a sacar la lengua. 
 
    Esto de inmediato le dolió a un tal Tito Manlio, nacido de noble linaje: que tamana deshonra le aconteciera a su ciudad y que nadie saliera de un ejército tan grande. Él, como digo, se adelantó y no sufrió que un galo mancillase vergonzosamente el valor romano; ceñido con un escudo de infantería y con una espada hispánica, se plantó contra el galo. 
 
Gálata morbundo con un torques al cuello

     Con gran temor el enfrentamiento se llevó a cabo en el puente sobre el río Anio, a la vista de ambas huestes. Se enfrentaron, como antes dije, así: el galo, según su técnica, amagando con el escudo por delante; Manlio, más confiado en su coraje que en su arte, golpeó escudo con escudo y trastornó la posición del galo. Mientras el galo intentaba hacerle frente de nuevo del mismo modo, Manlio volvió a golpear escudo con escudo y de nuevo sacó de su lugar al hombre; de ese modo le arremetió bajo la espada gálica y con la suya hispana le atravesó el pecho; luego de pronto en la misma parada le hizo un tajazo en el hombro derecho y no retrocedió en ningún momento hasta que lo derribó, no fuera el galo a cobrar el impuso del contraataque. Cuando lo tiró, le cortó la cabeza, le arrancó el collar y se lo puso, ensangrentado como estaba, en su propio cuello.  
 
     Tito Livio narra con más detalle el mismo episodio en su Ab urbe condita (VII, 10) y comenta que el galo, cuando ve a su rival Tito Manlio, se alegra de una forma estúpida e incluso le saca la lengua en son de burla -linguam etiam ab inrisu exserentem-, detalle, significativo, comenta Livio, que los antiguos consideraron que merecía ser recordado por la afrenta que suponía reírse de un rival con ese gesto corporal.    
  
Medusa con la lengua afuera
 

lunes, 30 de septiembre de 2024

Liberty y Freedom

    El inglés no es una lengua románica o romance, es decir, derivada del latín, que era la lengua del Lacio y de Roma, como son el italiano, el francés o el castellano, pero más de la mitad de su vocabulario (el 62% según algunos estudios y estimaciones) es de origen latino, tomado directamente del latín como préstamo, o bien a través del antiguo francés que hablaban los normandos y que fue la lengua oficial de Inglaterra durante varios siglos.

    Los hablantes de lengua inglesa, que es la lengua actual del Imperio, disponen muchas veces de dos palabras para referirse, más o menos, a un mismo concepto: una germánica sajona y otra de origen latino. Para ellos la más habitual, la más normal y corriente, es la de origen germánico o sajón, la que para nosotros es la más rara, mientras que la latina, que para nosotros es la más transparente, es para ellos la más culta y complicada. Esto sucede, por ejemplo, con la palabra "libertad" que en inglés puede decirse con la forma germánica-sajona "freedom" (cf. alemán Freiheit) pero también con la latina "liberty". 

    La famosa estatua de la Libertad de Nueva York, una alegoría femenina que a modo de faro ilumina el mundo, se denomina con el nombre latino Statue of Liberty. Fue un regalo de Francia a los Estados Unidos de América, obra del escultor francés Frédéric Auguste Bartholdi, en 1866, y hoy es uno de los monumentos más famosos y emblemáticos del mundo.


    Pero también existe en los Estados Unidos de América una Statue of Freedom, con el nombre germánico, coronando la cúpula del Capitolio, mucho menos conocida. Se trata de otra alegoría femenina de la Libertad en bronce, obra de Thomas Crawford.  Como característica más curiosa, posee una espada (envainada) en la diestra y una corona de laurel, símbolo apolíneo de la victoria, en la izquierda. 

    La espada me recuerda la imagen, ciertamente kafkiana pero no por ello poco significativa, que nos presenta Franz Kafka en su novela América, donde,  cuando describe a Liberty, la estatua de Nueva York, la primera visión que tenían los inmigrantes europeos al llegar a los Estados Unidos tras haber cruzado los mares,  cambia la antorcha que enarbola en su diestra y que ilumina al mundo por una significativa espada.   Freedom porta también, sobre la cabeza, un yelmo militar coronado de estrellas y una cresta de plumas. Debajo de ella puede leerse la divisa "E pluribus unum", "De muchos uno", que hasta 1956 fue considerado el lema de los Estados Unidos de América, pero a partir de entonces fue sustituido por "In God we trust",  "confiamos en Dios", es decir, en el Dinero, que por eso figura en los billetes de dólar.
 
 
 
    Frente a estas dos alegorías de la Libertad, el inigualable Quino diseñó este 'caballo de Troya' o tanque de madera repleto de soldados norteamericanos armados, dispuestos a llevar su dominio hasta imponer una paz, la pax Americana, que no es una paz verdadera, sino, en el mejor de los casos, una guerra fría, una guerra que persigue, bajo la amenaza directa o indirecta de la espada, el laurel de la victoria.
 

 

domingo, 29 de septiembre de 2024

Un recuerdo escolar

    Escribe el historiador británico Edward Gibbon (1737-1794), autor de la célebre Historia de la decadencia y caída del imperio romano, en sus Memorias de mi vida la siguiente reflexión que trae a la memoria algún que otro recuerdo infantil escolar: "La escuela es una caverna de miedo y de tristeza: la movilidad de los jóvenes cautivos está encadenada a un libro y a un pupitre; un maestro inflexible exige su atención, que está a cada momento deseosa de escapar. Trabajan, como los soldados de Persia, bajo el látigo; y su educación está casi terminada antes de que puedan comprender el sentido o la utilidad de las duras lecciones que se ven obligados a repetir. Esa dependencia ciega y absoluta puede ser necesaria, pero nunca puede ser placentera. La libertad es el primer deseo de nuestro corazón; la libertad es la primera bendición de nuestra naturaleza; y, a menos que nos atemos con las cadenas voluntarias del interés o la pasión, avanzamos en libertad como avanzamos en años". 
 
 
    Enseguida me recuerda -y recordar es hacer que algo vuelva a pasar por el corazón, sede de los sentimientos y de la memoria- aquellos versos de don Antonio Machado:

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
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Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
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Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
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Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».
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Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.

 

    Y me viene también a la memoria inevitablemente la canción que cantaban en 1978 Lole y Manuel titulada precisamente "Recuerdo escolar", con letra y música del propio Manuel Flores, que toca la guitarra, y la voz cristalina como un arroyo de Lole.

 

  Una voz gritando siempre,
siempre gritando: ¡silencio!

Mis manos llenas de tinta
emborronan un cuaderno.

Lejos, muy lejos, muy lejos
se oye la voz del maestro
que habla de montes y ríos.

Me escapo por la ventana
corro, corro por el cielo
y voy, jinete celeste,
sobre un nubarrón muy negro.

Persiguiendo nubes blancas
paso la tarde de invierno
Me despierta una campana;
Padre nuestro...

 Una voz gritando siempre
siempre gritando: ¡silencio!

oOo 

    Hay quienes proponen contra el adoctrinamiento escolar lo que llaman homeschooling, la escolarización domiciliaria o educación en el hogar, lo que, lejos de ser una solución, agrava el problema, ya que introducimos la jaula de la escuela en la jaula familiar. Si algo bueno podía tener el colegio, era que liberaba a los niños durante unas horas de la institución familiar, como recíprocamente el hogar libera de la escuela, salvo durante la ominosa pandemia, cuando se cerraron los colegios en las Españas y se confinó a los niños en sus casas a merced de la enseñanza on line. La escolarización hogareña, sin embargo, no libera a las tiernas criaturas de ninguna de las jaulas: ni de la familia durante unas horas ni de la escuela, que se mete en casa ahora a través del móvil, de la tableta y del Ordenador Personal.

    A propósito de la escuela, el lector interesado puede leer en Contra la escuela los textos Cerremos las escuelas y La Revolución universitaria de Giovanni Papini, traducidos por vez primera al español, con un apéndice sobre W. Hazlitt y su De la ignorancia de los doctos, y las aportaciones de José Bergamín, H. M. Erzensberger y Andrés Rábago, El Roto.