sábado, 19 de agosto de 2023

El Prado y el prao

    Cualquier gramática del español oficial contemporáneo o cualquier profesor de lengua castellana que se precie nos dice  que el participio de perfecto del verbo hablar es “hablado”, es decir, /abládo/; permítaseme escribirlo con esta grafía que refleja la pronunciación real y sus dos correspondientes faltas de ortografía: sin hache etimológica superflua, y con la tilde en la vocal que carga con el acento paroxítono. Sin embargo, la mayoría de los hablantes de esta lengua, a poco que nos descuidemos y nos dejemos hablar contradiciendo la gramática aprendida en la escuela, diremos /abláo/, cosa que no osaremos escribir nunca  sin la farragosa hache y sin el fonema oclusivo dental sonoro /d/, que en nuestra lengua hablada ha desaparecido prácticamente en posición intervocálica en final de palabra,  so pena de ser tachados de incultos.


 
 Museo de El Prado
    Casi nadie, en efecto, por poner otro ejemplo, dice en España /el prádo/, a no ser que se refiera a la pinacoteca y museo madrileño, sino /el práo/, y sin embargo ninguna gramática ni léxico recoge todavía que yo sepa este término. Según el Diccionario de la Real Academia el único “prao” que hay es una “embarcación malaya de poco calado, muy larga y estrecha”. 


    Sin embargo, si un inglés nos pregunta por ejemplo cómo se dice “meadow”, “field” o “grass” en castellano, le diremos tentativamente “prado”, una forma aprendida en la escuela que si bien no nos sorprende una vez escrita, víctimas de la alfabetización que hemos padecido en la infancia, les resulta no poco extraña a nuestros castos oídos cuando se la oímos pronunciar a alguien así o a nosotros mismos, si somos capaces de oírnos.


    Los hipercultos tachan la pronunciación de /práo/ de vulgar, porque no corresponde a la forma “correcta”, que es la escrita. La escritura, que era una representación gráfica cristalizada de la lengua hablada en un determinado momento, se convierte así en el modelo impuesto que debe reflejar el habla en cualquier momento, de forma que la escritura no es espejo como originariamente pretendía del habla, sino que, al revés, el habla refleja lo que está escrito, que es lo que está mandado.  La escritura y la gramática dejan de ser descriptivas y pasan a ser prescriptivas.


    Los ultracultos siempre dirán, contra la tendencia natural de los hablantes de esta lengua, /èmos abládo/ y /el prádo/, esforzándose en la pronunciación “como Dios manda” que les imponen la escritura y la gramática escolar. Y este titánico esfuerzo contra natura les llevará a incurrir a veces en el divertido y ridículo fenómeno de la ultracorrección, mediante el cual y so pretexto de adoptar un estilo que les dé prestigio y diferencie del vulgo profano, modificarán la pronunciación que ellos juzgan “degenerada”, prohibiéndose a sí mismos, pongo por caso, las terminaciones en /-áo/ y forzándose a terminarlas siempre en /-ádo/ con la consonante intervocálica bien marcada y sonora, para que se note, llegando a decir en vez de bacalao, sarao, Bilbao y cacao barbaridades tan espantosas como “bacalado”, “sarado”, “Bilbado” y “cacado”.

viernes, 18 de agosto de 2023

Miseria de la filosofía después de Sócrates

    En el tratado Cuestiones académicas, libro I, 27 de Cicerón, que como filósofo no aportó gran cosa a la filosofía pero que nos transmitió por la vía latina gran parte del legado filosófico griego, se habla de las dos grandes escuelas filosóficas de la antigüedad posteriores a Sócrates, que sirve como punto de inflexión en la historia de la filosofía, dividiéndola en un antes (pre-socráticos) y un después (post-socráticos), al igual que Jesucristo parte en dos la historia universal de la humanidad y el cómputo de los años y los siglos en un antes y un después. Estas dos grandes escuelas fueron los académicos y los peripatéticos, que, aunque con distinto nombre, coincidían en lo fundamental, que es en su raigambre platónica, dado que Aristóteles no deja de ser un heredero de Platón, aunque se aparte de él en muchos aspectos. 


 La escuela de Atenas, Rafael Sanzio (1508-1511)

    (En el fresco de Rafael La escuela de Atenas ambos filósofos ocupan el centro de la escena: Platón señala hacia arriba, al mundo de las ideas, mientras que Aristóteles, más materialista, señala las cosas de aquí abajo). La escuela fundada por Platón era la Academia, que así se llamaba por el nombre del gimnasio donde se reunían y conversaban sus miembros. La que fundó Aristóteles era el Liceo, otro gimnasio donde el estagirita y sus secuaces gozaban de una avenida arbolada que regalaba su sombra al maestro y a sus discípulos durante sus conferencias, por lo que se les denominó peripatéticos, que en griego significa “paseantes”.

    Ambas escuelas, académicos y peripatéticos, afirma Cicerón, fundaron una determinada filosofía sistemática imbuidos de la fecundidad de Platón (sed utrique Platonis ubertate completi certam quandam disciplinae formulam composuerunt), y esta filosofía era en verdad consistente y completa, sistemática diríamos nosotros, (et eam quidem plenam ac refertam), mas abandonaron aquella costumbre socrática de discutir incansablemente acerca de todas las cosas sirviéndose de la duda y sin hacer ninguna afirmación positiva (illam autem Socraticam dubitanter de omnibus rebus et nulla adfirmatione adhibita consuetudinem disserendi reliquerunt). Así se hizo, lo que de ninguna manera Sócrates aprobaba, un cierto tipo de filosofía y un orden de materias y sistema de doctrina. (Ita facta est, quod minime Socrates probabat, ars quaedam philosophiae et rerum ordo et descriptio disciplinae).

    La filosofía postsocrática, según Cicerón, dejó de cuestionarse todas las cosas y de poner en duda la verdad de la realidad,  sin asentar nunca nada positivo como definitivo, como hacía el maestro. Es decir, dicho en pocas palabras, dejó la duda fuera porque en sus sistemáticas doctrinas, que afirmaban cosas como la inmortalidad del alma humana, por ejemplo, de un modo dogmático que no admitía discusión, no cabía la más mínima duda. La duda socrática que consistía según el arpinate (Conversaciones en Túsculo, libro I, XLII) en mantener hasta el límite (tenet ad extremum) aquello suyo (de Sócrates) de no afirmar nada (suum illud, nihil ut adfirmet), no cabía ni en la Academia ni en el Liceo, como no cabe tampoco en las modernas instituciones educativas, en nuestras academias y liceos, en nuestros institutos, universidades y escuelas,  que siguen, muchas de ellas, llevando sin querer los nombres de las viejas escuelas atenienses. 


    A diferencia de Platón y de Aristóteles, Sócrates, según el arpinate, (opere citato I, 16),   discurre de tal manera que él mismo no afirma nada (ita disputat ut nihil adfirmet ipse), refuta a otros (refellat alios), dice que no sabe nada salvo esto mismo, (nihil se scire dicat nisi id ipsum), y que aventaja a los demás por el hecho de que ellos creen saber lo que ignoran (eoque praestare ceteris quod illi quae nesciant scire se putent), mientras que él mismo sólo sabe esto solo, que no sabe nada, (ipse se nihil scire, id unum sciat), y que por esta razón juzga que fue considerado el hombre más sabio de todos por el oráculo de Apolo de Delfos (ob eamque rem se arbitrari ab Apolline omnium sapientissimum esse dictum), porque toda la sabiduría era esto solo, solo esto: no creer que uno sabe lo que ignora (quod haec esset una omnis sapientia, non arbitrari se scire quod nesciat).
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jueves, 17 de agosto de 2023

Pareceres (XXVI)

126.- Inversión de la perspectiva. La mayoría de nosotros rechazamos el credo ajeno, y hacemos bien, porque vemos cómo condiciona a los demás y cómo nos condicionaría, si lo aceptamos, a nosotros. Pero deberíamos invertir la perspectiva, poniéndonos en lugar de los otros, para ver el condicionamiento de nuestras propias creencias e ideología, no para cambiar de credo, sino para desembarazarnos, nunca mejor dicho, de todas y cada una de las nuestras. Nuestras sagradas creencias deberíamos exponerlas, o sea, abandonarlas, deponerlas como armas mortales de destrucción masiva que resultan. 

127.- Huella de carbono. Los gobiernos del mundo precisan emprender siempre una guerra civil -y todas las guerras lo son a su manera- porque la guerra es la esencia misma del Estado, necesaria como es para subyugar al pueblo. Después de la emprendida contra el terrorismo, en la que todos y cada uno de nosotros éramos sospechosos, se declaró la guerra contra el virus en la que todos éramos portadores del patógeno, contagiadores y contagiados. Una vez acabadas, por ahora, aquellas viejas guerras, emprenden ahora la guerra contra el CO2 o dióxido de carbono. Es una guerra, como las anteriores, que el Estado declara al pueblo, que se une bajo la férula de su gobierno para luchar contra el enemigo interior, contra sí mismo, es decir, para tirar piedras contra su propio tejado, contra nosotros mismos porque con cada bocanada de aire que exhalamos estamos vertiendo a la atmósfera  CO2, o sea dióxido de carbono, o como se llamaba antes, anhídrido carbónico, que es el principal gas de efecto invernadero antropogénico. Vamos dejando en el transcurso de nuestra existencia, que no vida, porque esto no es vida, una huella de carbono, pecadores que somos, por la que tenemos que pagar. Uno puede pagar el impuesto revolucionario de su cuota de carbono, ser un consumidor responsable y redimirse así de sus pecados.

128.- El poder y sus mentiras. Un titular periodístico sugiere ingenuamente lo que muchos sospechábamos: que gobernar es mentir. Se trata de “El periodismo es una manera de fiscalizar el poder, y por tanto, las mentiras”. Son unas declaraciones de una periodista cualquiera, presentadora de televisión, hechas a la hoja parroquial que es El Diario Montañés (23.07.23), un periódico de provincias. En la primera parte del titular no estamos de acuerdo: Dice que el periodismo es una fiscalización del poder. Tal vez es lo que debería ser, o lo que a ella le gustaría que fuera, pero no lo que es. De cualquier forma sorprende el término fiscalización, que nos lleva al fisco o erario público y al conjunto de los organismos estatales mejor que públicos que se ocupan según la docta Academia de la recaudación de impuestos, y a la figura del fiscal, aparte de referirse al oficio de la persona que representa y ejerce el ministerio público en los tribunales, por lo que el verbo fiscalizar significa también “criticar y traer a juicio las acciones u obras de alguien”. Sin embargo, la segunda parte de la frase da, sin querer, en el clavo, cuando dice, ...”y por tanto, las mentiras”, al equiparar el poder con las mentiras, que son su esencia primigenia. Leyendo la frase completa: “El periodismo es una manera de fiscalizar el poder y, por tanto, las mentiras o medias verdades”.

129.- ALCA. Que el Nuevo Mundo no es tan nuevo como indica su propio nombre, sino que es sólo un trasunto de la inveterada, ya decrépita y rancia Europa, y que es más viejo, por lo tanto, que el catarro de Matusalén, lo demuestra el mero hecho de que ALCA sea el acrónimo de “Área de Libre  Comercio de las Américas”, y no, ¡qué bello sería!, cambiando la preposición de lugar, “Área Libre de Comercio de las Américas”. Pero no es así. ¡Qué pena! No hay que confundir las cosas, dicen: no es lo mismo la teología de la liberación, que es más del mismo cuento teosófico de siempre, que la liberación de la teología, que es lo que muchos de nosotros deseamos. 

130.- Ganarse la vida. Trabajas 5 días para disfrutar 2, consagrando el fin de semana que nunca es el fin de la semana... Trabajas todo el año solo para tomarte unas semanas de vacaciones. Trabajas toda tu vida para jubilarte a una edad muy avanzada. Trabajas para ganarte la vida, y, trabajando, la pierdes irremisiblemente. Y no contemplas más que tus últimos alientos. Con el tiempo te das cuenta de que la vida no ha sido más que una parodia de sí misma. Nos hemos acostumbrado tanto nuestra propia esclavitud que no somos conscientes de ella.

miércoles, 16 de agosto de 2023

Dos bombas fétidas

    Me pregunto si las dos bombas cinematográficas de este verano, “Oppenheimer” y “Barbie”, han alcanzado el éxito y merecen el éxito que han alcanzado porque los espectadores del séptimo arte reconocen en ellas calidad y valor artísticos, o más bien se han hecho populares gracias a la ensordecedora campaña de propaganda de los medios de (in)formación masivos que ha logrado que la mayoría del público vuelva a las desiertas salas de cine para ver de qué se trataba todo el ruido generado.
     
    Me da la sensación de que es un poco como lo que sucede con la emisora de radio LoS40, antes Los 40 Principales, que cuenta en las Españas con casi, dicen, tres millones de oyentes, y que es la primera radio musical de ámbito internacional en los países hispanohablantes: los éxitos radiados no se hacen populares por gozar enseguida  del favor del público, que reconoce en ellos ciertas virtudes que los hacen atractivos,  sino que gozan del favor del público y acaban siendo populares a fuerza de radiarlos una y otra vez por las ondas y resonar machaconamente en los oídos, como fruto del lanzamiento e imposición de la industria discográfica. 
 
 
    Claro está que para echar un vistazo y ver de qué se trata hay que volver a las abandonadas durante la pandemia salas oscuras, y para eso hay que pagar. Y una vez que saca su entrada, el público suele quedarse hasta el final de la proyección, aunque enseguida tenga la sensación de que lo que está viendo, nada más empezar la película, es una tomadura de pelo y, vamos a decirlo así, una mierda pinchada en un palo. 
 
     “Barbie”, que arrasa en las salas de cine y ha superado, leo, enseguida los mil millones de dólares de recaudación, juega tímidamente a satirizar a la muñeca que celebra a las mujeres como objetos sexuales mientras reafirma su mismo estatus de muñeca sexual. Barbie, que se ha vuelto feminista dentro del sistema, hace que el espectador, aunque nunca haya tenido una buena consideración de la marca Mattel que la patrocina, acabe teniéndola. Ha conseguido que, como nuestras folclóricas, se hable de ella, que eso es lo  que importa, aunque se hable mal. Yo no voy a caer en la trampa de criticarla porque, además, no la he visto, ni tengo intención de verla. Pero parece que Mattel se está forrando a cuenta de las muñecas de la película que vende. 
 
 
    En cuanto a la otra bomba,  “Oppenheimer, tres horas de metraje, hay quien ha criticado que los personajes judíos que aparecen en la cinta, el propio Oppenheimer, padre de la bomba atómica que arrasó Hiroshima y Nagasaki, que le da título, y Einstein, son interpretados por actores que no son judíos, y eso le parece poco correcto... No sé si es una película belicista o antibelicista, porque no la he visto ni tengo intención tampoco de verla, pero en una época en la que hemos pasado de la guerra contra el terrorismo, a la guerra contra el virus y ahora a la guerra contra el cambio climático, resulta significativo que nos distraigan con la segunda guerra mundial y la bomba atómica que le puso fin, que son historia, como si quisieran amedrentarnos con la amenaza de la tercera guerra mundial que será definitiva y que está, no olvidemos la actualidad, cuajándose en muchas partes del planeta.
 
 
    Vemos a qué se reduce todo, a avivar emociones intensas y discusiones estériles, como el transgenerismo o el pacifismo belicista, que no dejan de ser, entre otras cosas, pseudo-problemas cuyo objetivo es distraer nuestra atención deliberadamente. Dos bombas fétidas cinematográficas, en definitiva, que quieren normalizar el feminismo y la guerra o el pacifismo, que viene a ser lo mismo, como doctrinas de Estado, como soportes que son o pilares centrales del sistema.

martes, 15 de agosto de 2023

El mensaje del Cristo Redentor

    Sobre la imagen del Cristo Redentor de Río de Janeiro se proyectó el pasado 28 de julio el llamado 'Reloj Climático' (Climate Clock, en la lengua del Imperio). Lo de reloj nos viene del antiguo horologion/horologium de griegos y romanos, como llamaron al artilugio que a través de los rayos del sol o de los granos de arena convertía el tiempo en números, y lo de climático nos viene del latín tardío, clima, que es adaptación del griego klíma klímatos 'inclinación' de la Tierra desde el ecuador a los polos, de ahí que signifique 'zona geográfica'. Un reloj climático terrorífico que marca el tiempo que nos queda para poder detener el calentamiento global que hará que el planeta, entrado ya en ebullición según los expertos de la ONU, se destruya como por combustión espontánea poniendo fin a la vida y al mundo, en un tiempo que se ha cifrado en menos de seis años a contar desde ya mismo.

    Ya ha comenzado la cuenta atrás de hecho con la proyección sobre el Cristo brasileño del reloj. El reloj pasó enseguida de los 6 años, 0 días y 00:00:00 horas a 5 años, 364 días y 23:59:59 horas, en un momento en que varios puntos del planeta en los que se han exagerado las temperaturas al tomarlas de la superficie terrestre en lugar de tomarlas de las tradicionales garitas meteorológicas, bien protegidas de los rayos del sol, que se colocan a un metro y medio o dos metros de dicha superficie, registraban unas temperaturas de calor extremo que, por otro lado, no son nada infrecuentes en esta época estival y en esos lugares. Cada momento que pasa queda menos.  

     Resulta que el hemisferio norte, donde ahora es verano y arde la canícula, está sufriendo estos días los efectos de una intensa ola de calor con temperaturas extremas en Estados Unidos, algunas zonas de Asia y varios países de Europa, donde también se han reportado incendios forestales de grandes dimensiones, como en Grecia, que sería ingenuo achacar al cambio climático, como sabemos en las Españas septentrionales, pero se imputan porque todo vale: si los incendios no son la causa, son la consecuencia...

    El reloj indica el tiempo que queda para detener el fin del mundo desatado por el calentamiento planetario. El reloj seguirá avanzando en su cuenta atrás y cuando llegue a cero significará que se avecina un apocalipsis climático de proporciones catastróficas desconocidas e inimaginables si las emisiones de dióxido de carbono (CO2), antiguamente llamado anhídrido carbónico, gas que liberado a la atmósfera provoca el efecto invernadero se mantiene en el nivel actual sin reducirse.  

     Quiero recordar que el Cristo Redentor ya se iluminó otra vez para darnos el mensaje pseudo-evangélico de que la vacuna salvaba vidas. Como comentamos en su momento en Dos metáforas de la inyección,  lo más sangrante era cómo se utilizaba la imagen del Salvator Mundi para adoctrinar a la población sobre las virtudes del supuesto suero milagroso, pero no sus palabras -el que salve su vida la perderá-, que son acaso lo más auténtico que nos ha quedado de él, más auténticas, desde luego, que cualquier utilización y manipulación de una imagen que pretenda representar -suplantar- al verbo encarnado. 

    Ha comenzado la apocalíptica cuenta atrás. Quedan, de seguir igual que estamos, sin reducir las emisiones de carbono a  la mitad por lo menos, menos ya de seis años para que se acabe el mundo, o dicho de otra manera: la probabilidad de impactos climáticos globales devastadores será muy alta. Bienvenidos, señoras y señores, a la Edad Media de la que no hemos salido todavía. El fin del mundo está a la vuelta de la esquina.

lunes, 14 de agosto de 2023

Y media docena de memes más.

Otro clásico del Arcón sobre la democracia: ¿Se puede votar que no gobierne nadie?

Power? Off, por supuesto.

El poder de la naturaleza contra la naturaleza del Poder:

Sobre enfermos y muertos asintomáticos:

De los falsos profetas que nos advertían las Sagradas Escrituras: 

 Blanca Nieves Trans y los Siete Enanitos del Bosque:

oOo

Más otro de regalo: Las ovejas siempre temieron al lobo, pero fue el pastor quien las llevó al matadero.


 

domingo, 13 de agosto de 2023

Lo que queda de aquello

    Información periodística de un diario de provincias, cuyo nombre propio omito por delicadeza: “Los expertos consultados auguran que los casos seguirán avanzando en las próximas semanas como consecuencia del aumento de las interacciones sociales propias del verano.”

    En primer lugar, el sujeto de la frase: No se especifica ni quiénes ni cuántos son esos presuntos expertos, peritos en lunas, que diría el poeta, que han sido consultados, probablemente alguna asociación como Expertos Anónimos o una oenegé tal que Expertos sin Fronteras. 

         En segundo lugar: Se utiliza un verbo como 'augurar' que evoca a aquel colegio sacerdotal de la antigua Roma, los augures, que se dedicaban a la adivinación, pronosticando hechos futuros -repárese en la contradicción en los términos, si son hechos es porque están  'hacidos' y, por lo tanto, no pueden estar por hacer- a partir de simples indicios por intuición o meras conjeturas, tales como interpretación de señales divinas, sueños, auspicios de pájaros de buen o de mal agüero, etc. inaugurando así, nunca mejor dicho 'in-augurando' el adviento del futuro. 

    Estamos hablando, claro está, a propósito del virus coronado y según los susodichos expertos consultados hay aumento de “casos”, que seguirán aumentando -en auge, in augmentando- las próximas semanas. Curioso concepto este de 'caso' que nos metieron a machamartillo junto con el de 'pandemia' y que persiste y no significa gran cosa: los casos no son enfermos, porque cualquiera puede ser un caso, como se dice vulgarmente, sin tener ningún síntoma y, por lo tanto, sin estar enfermo. ¿Qué hace falta para ser un caso? Ser cualquiera, lo primero, y lo segundo, dar positivo a una prueba de antígenos, por ejemplo, de esas que se venden en farmacias.

    A continuación viene el fárrago de los datos y los porcentajes estadísticos por comunidades autónomas, que son 17, si no recuerdo mal, en las Españas, y la noticia de que las farmacias han casi triplicado en la última semana las ventas de los tests que, a falta de personal médico, nos diagnostican.

     En tercer lugar: El aumento de los citados casos se debe a “las interacciones sociales propias del verano”. ¿Qué son esas interacciones veraniegas? ¿Se refieren a la plaga del turismo, que sería buena para la economía pero mala para la salud de los lugareños por los gérmenes, viruses y bacterias foráneas que traen los de fuera, que son no solo los extranjeros sino también los nacionales de otras comunidades? ¿Son siempre estos agentes patógenos foráneos, alóctonos y nunca autóctonos?  ¿Desde cuando el verano es propenso a infecciones respiratorias? ¿Son malas las interacciones sociales? ¿O solo lo son las veraniegas? Sí, parece que ese es el mensaje subliminar que quieren incrustarnos otra vez: hay que aislarse, quedarse en casa, salvar vidas, no entrar en contacto -ni siquiera en mera interacción contactless - con los demás.

    Sigue la información periodística: ...pero -añaden- en su inmensa mayoría seguirán siendo leves sin repercusión relevante en las tasas de hospitalización e ingresos en las UCI.

    ¿Podemos dormir tranquilos, entonces? Sí, y no, porque, para no perder la costumbre, nos dan los últimos datos sobre la evolución de la cosa en el Informe de Vigilancia Centinela de Infección Respiratoria Aguda en Atención Primaria y en Hospitales por gripe, covid-19 y otros viruses respiratorios. Nótese que se agrupan bajo una misma etiqueta de “Infección Respiratoria Aguda” cosas como la gripe, que había desaparecido misteriosamente -¿a dónde iría la vieja influenza?- durante los dos años de la pandemia y que ha vuelto a resucitar una vez dada por 'concluida' esta con un cierre en falso, "la" covid-19, perfectamente asimilada y normalizada ya desde que se 'gripalizó', y 'otros viruses respiratorios' varios de origen desconocido

 

    Y ya vuelven a la carga los datos de los casos por 100.000 habitantes, que han aumentado tantos puntos con relación al anterior informe... Y las 'tasas de hospitalización', y la de ingresados en UCI... Y blablablá.

    ¿A qué se debe todo esto? A que sin lugar a dudas están preparando la próxima campaña de otoño-invierno, en la que quizá no se atrevan a confinarnos ni a enmascararnos obligatoriamente otra vez, pero en la que nos aconsejarán que por nuestro propio bien y por el de los demás nos confinemos, enmascaremos y nos revacunemos a la mayor brevedad posible y gloria de la industria farmacéutica.

sábado, 12 de agosto de 2023

Marginalia (comentarios breves al margen, 2)

 De meteorología y alarma climática: 

 Con el nombre de las últimas oleadas de calor quieren acojonarnos: Cérbero, el perro tricefálico guardián del infierno, y Caronte, el barquero de los muertos.
 
Julio de 2023 fue el mes más caluroso desde el surgimiento de nuestra civilización según la prestigiosa revista National Geographic: una sandez sin paliativos.
 

El secretario general de la ONU ha declarado que se acabó la era del calentamiento y entramos en la de la ebullición global, empezando a hervir en el puchero.
 
Un titular periodístico: Cambio climático y calentamiento global: una realidad incuestionable. Y yo me pregunto qué realidad es ésa que no se puede cuestionar.
 
 El Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico son un sopicaldo que hierve por el calentamiento planetario: llegan a nuestras playas miles de carabelas portuguesas.
 
De las elecciones democráticas: 
 
¿Hubo fraude electoral en los pasados comicios? Por supuesto, pero no tanto por el caso concreto, como por que todas las elecciones son un engaño fraudulento.

Las elecciones son siempre un engañabobos porque la mayoría elige siempre lo que está mandado, y el pueblo no quiere elegir gobierno sino que nadie lo gobierne.

  Igual que el personaje de don Juan de Lord Byron, cualquiera de nosotros podría exclamar aquello de: But I am sick of politics: pero harto estoy de la política.
 
De las humanidades: 
 
El estudio del latín y el griego es completamente inútil; su inutilidad práctica debería ser la razón para incluirlas como materias obligatorias de enseñanza.
 
Cualquier instituto o facultad universitaria debería impartir clases de griego y latín, materias gloriosamente inútiles e infructuosas que no sirven para nada. 
 
Cicerón en su tratado De la república le hacía decir a Escipión que no hay peor Estado que aquel en que se considera a los más ricos los mejores ciudadanos*. 
 
 *nec ulla deformior species est ciuitatis quam illa in qua opulentissimi optimi putantur.
 
 De varios: 
 
Dice el refrán: No hay mal que por bien no venga, queriendo decir “...que para bien no venga”, pero, por otro lado, no hay mal que no nos lo vendan como bien.
 
Escribe angustiado Soren Kierkegaard que hay que tener la precaución del médico al tomar el pulso de no tomar nunca el propio en lugar del pulso del paciente.
 
La digitalización nos quiere alineados, que estemos siempre en línea (on line, en la lengua del Imperio), habría que procurar estar más off line des-alineados.
 
¿Señora o señorita? ¿Por qué se distingue 'señora' de 'señorita' en el caso de las mujeres y no se hace algo parecido en el de los varones: señor o señorito?
 
 Si solo hay una raza humana, solo debería haber un género, el humano, sin hacer distingos como hacían los sabios de Bizancio con sus disquisiciones bizantinas.
 
En la puerta vieja del cementerio, divinas palabras: Beati mortui qui in domino moriuntur: Dichosos los muertos... Solo las dos primeras palabras me interpelan.
 
La desconfianza puede ser un mecanismo de defensa frente a las mentiras del poder, y una barrera protectora en muchas ocasiones frente al poder de las mentiras.
 
Suma y sigue, cuando parecía que se había acabado la pesadilla: Cantabria cuenta 26 hospitalizados por Covid, uno en la UCI, mientras crecen casos e incidencia. 
 
 

viernes, 11 de agosto de 2023

Sequía asintomática

-Hay que ver. En plena canícula de agosto, y mira cómo salimos a pasear, con el impermeable y el paraguas debajo del brazo por si acaso.

-Y raro es que tú no lleves la mascarilla puesta, Poldo, que tú eras de los que la llevaban por la calle hasta ayer mismo.

-Bueno, parece que ya se acabó la alarma esa... por ahora.

-Bien dices, porque seguro que este otoño vuelven a activarla, que llevamos ya meses sin pincharnos. Pero ahora toca la alarma del calentamiento planetario.

-No te burles, a ver si vas a resultar tú también negacionista del cambio climático.

-No, negacionista yo no soy, Poldo, pero tampoco un afirmacionista que va por ahí largando lo que no hay.

-Pues es que cambio climático tiene que haberlo, porque yo lo que digo, y soy mucho más viejo que tú, Davicín, es que esto no pasaba antes, no, y eso no hay que porfiarlo, porque no lo digo yo, lo dice la Ciencia.

-Será la Televisión, que la Ciencia está muy callada últimamente.

-No hace falta ser científico para darse cuenta de que no es ni medio normal que llueva en agosto, a no ser que haya cambiado el clima, lo que demuestra que hay cambio climático, que existe. 

-Existir sí que existe, porque están todo el día hablando de ello por la tele, pero que lo haya es harina de otro costal. Yo no lo tengo tan claro.

-Pues yo sí que me lo creo.

-Bueno, pues al final va a ser una cuestión de fe, Poldo. Pero no es para tanto, que esto son cuatro gotas nada más. Además, siempre ha habido tormentas de verano. Y parece normal que después de unos pocos días de calor de un verano perfectamente normal venga un tiempecillo fresco y algo lluviosillo.

-Pero llevamos cuatro días ya sin ver el sol, coño, y tampoco llueve en condiciones, que está todo el día morrinando.

-Mira, me estoy acordando yo ahora de unas inundaciones que hubo, cuando volvía yo de Francia...

-Inundaciones ha habido siempre, pero no en agosto.

-Sí, sí, en agosto fueron. No recuerdo de qué año... Pero fue en agosto, de eso estoy seguro, porque había estado yo de vacaciones  y volvía a Cantabria, y me pillaron en Bilbao, donde se desbordó la ría... Llovió a mares, y hasta murió bastante gente, creo recordar...

-Sí, recuerdo unas inundaciones que hubo hace mucho también aquí, pero no en agosto...

-Consultemos el aparato que todo lo sabe que traigo en el bolsillo, a ver qué dice... Escucha:“Se cumplen 35 años de las graves inundaciones del 26 de agosto de 1983, que dejaron 34 muertos y pérdidas por valor de 1.200 millones de euros. Había llovido mucho durante toda la semana, pero eso no significaba nada en una ciudad acostumbrada al agua.”

-Hace treinta y cinco años no pudo ser, si fue en el 83. Hará cuarenta, en todo caso, si no me he olvidado de sumar.

-Sí, claro, es que esta noticia es de hace cinco años. Ten en cuenta, amigo Poldo, que estos cacharros tienen demasiada información, la mayoría sin actualizar.

-Ahora me acuerdo yo, que aquí hubo también inundaciones en Ampuero y en Renedo de Piélagos, donde se desbordó el Pas.

-Pues ya ves, Poldo, que esto no es nada, que no pasara antes de vez en cuando. Hay que tener algo de memoria y no amnesia histórica, y no creerse todo lo que cuentan, porque según la televisión y muchos periódicos resulta que julio ha sido el mes más caluroso de toda la historia mundial, y ya no nos acordamos de cómo hizo el verano pasado, que fue muchísimo más caluroso que este. 

-Bueno, de alguien hay que hacer caso.

-Pero es que ahora todo el mundo se ha vuelto meteorólogo de la noche a la mañana, como antes virólogos y teólogos de Dios. Y es que, amigo Poldo, si comparamos esto con la pandemia, es exactamente igual: Nos acojonan metiéndonos miedo, y como antes nos metieron el virus, ahora nos meten el cambio climático. 

 

-Hombre, te sacan fotos de pantanos secos, y de desiertos y de termómetros bien soleados que marcan 50º, y de gente que le da un infarto y se muere del golpe de calor...

-Igual que antes con los muertos del virus...Y nos hacen ver lo que no hay: Si antes había enfermos asintomáticos, ahora hay sequía asintomática. O sea que el síntoma de que hay calentamiento es que no hay ningún síntoma de calentamiento, precisamente, y además han bajado las temperaturas. Y te harán creer, en nombre de la Ciencia, como de antes en nombre de Dios, lo que quieran, para luego echarte la culpa por tus emisiones y cobrarte el impuesto revolucionario.

-Bueno, ¿qué podemos decir? A lo mejor poca cosa, que los designios de la climatología, como antaño los de Nuestro Señor, son inextricables para nosotros y el común de los mortales.

-Sí, pero además ya no hay calentamiento global. ¿No has oído tú lo que dice el gerifalte ese de la ONU de que se acabó la era del calentamiento, y ahora entramos en la de la ebullición?

-¿De la qué?

-De la ebullición, del hervor de las ranas en el puchero.

-Pues peor me lo pones, amigo Davicín.

-Peor nos lo quieren poner, amigo Poldo.

jueves, 10 de agosto de 2023

¿Franjas paralelas?

    En la siguiente ilustración de la norteamericana Victoria Skye lo que vemos no es verdad, la realidad que estamos viendo es una ilusión óptica. No sólo son paralelas las franjas verticales, sino también las horizontales, aunque no lo parecen a simple y primera vista. Las líneas horizontales torcidas que vemos son rectas y paralelas, como puede comprobarse entrecerrando los ojos, aunque al volverlos a abrir reaparezca el embeleco. Resulta paradójico que para ver bien y no dejarnos engañar por las apariencias tengamos que cerrar los ojos.


    Esto es lo que dice su autora: “¿Las franjas horizontales parecen torcidas? Mira otra vez porque no es así. Son líneas rectas y paralelas. Los diseños se van alternando, y las líneas y los colores se combinan para engañar a tu cerebro”. 

    La ilustración es una versión azulada de la conocida como “la pared de la cafetería”, popularizada en los años setenta por el neurólogo de la Universidad de Bristol R. Gregory, que la descubrió en el muro de una cafetería de la ciudad.

Robert Gregory y la pared del café, Bristol (1970)

    Al entrecerrar los ojos o al parpadear muy rápido la imagen se ve borrosa y al verse borrosa se pierde el efecto, ya que el engaño -la realidad- solo funciona cuando, paradójicamente, se ven bien los detalles, como nos explica la propia Skye: "Las líneas y colores se difuminan, por lo que no se pueden distinguir los detalles, ángulos, el contraste de colores y las variaciones, por lo que la ilusión desaparece por arte de magia".

    La autora ha confesado: " (...) las ilusiones ópticas son acertijos visuales para el cerebro. Me fascina la idea de que se nos pueda engañar tan fácilmente y que no podamos fiarnos de nuestros propios ojos". Ahí radica el encanto de esta ilusión, en que supone un descubrimiento: no hay que fiarse de las apariencias, lo que implica que no hay que fiarse de la realidad, entretejida como está de apariencias.

    Si aun así te cuesta desengañarte, mira esto: