Información periodística de un diario de provincias, cuyo nombre propio omito por delicadeza: “Los expertos consultados auguran que los casos seguirán avanzando en las próximas semanas como consecuencia del aumento de las interacciones sociales propias del verano.”
En primer lugar, el sujeto de la frase: No se especifica ni quiénes ni cuántos son esos presuntos expertos, peritos en lunas, que diría el poeta, que han sido consultados, probablemente alguna asociación como Expertos Anónimos o una oenegé tal que Expertos sin Fronteras.
Estamos hablando, claro está, a propósito del virus coronado y según los susodichos expertos consultados hay aumento de “casos”, que seguirán aumentando -en auge, in augmentando- las próximas semanas. Curioso concepto este de 'caso' que nos metieron a machamartillo junto con el de 'pandemia' y que persiste y no significa gran cosa: los casos no son enfermos, porque cualquiera puede ser un caso, como se dice vulgarmente, sin tener ningún síntoma y, por lo tanto, sin estar enfermo. ¿Qué hace falta para ser un caso? Ser cualquiera, lo primero, y lo segundo, dar positivo a una prueba de antígenos, por ejemplo, de esas que se venden en farmacias.
A continuación viene el fárrago de los datos y los porcentajes estadísticos por comunidades autónomas, que son 17, si no recuerdo mal, en las Españas, y la noticia de que las farmacias han casi triplicado en la última semana las ventas de los tests que, a falta de personal médico, nos diagnostican.
Sigue la información periodística: ...pero -añaden- en su inmensa mayoría seguirán siendo leves sin repercusión relevante en las tasas de hospitalización e ingresos en las UCI.
¿Podemos dormir tranquilos, entonces? Sí, y no, porque, para no perder la costumbre, nos dan los últimos datos sobre la evolución de la cosa en el Informe de Vigilancia Centinela de Infección Respiratoria Aguda en Atención Primaria y en Hospitales por gripe, covid-19 y otros viruses respiratorios. Nótese que se agrupan bajo una misma etiqueta de “Infección Respiratoria Aguda” cosas como la gripe, que había desaparecido misteriosamente -¿a dónde iría la vieja influenza?- durante los dos años de la pandemia y que ha vuelto a resucitar una vez dada por 'concluida' esta con un cierre en falso, "la" covid-19, perfectamente asimilada y normalizada ya desde que se 'gripalizó', y 'otros viruses respiratorios' varios de origen desconocido.
Y ya vuelven a la carga los datos de los casos
por 100.000 habitantes, que han aumentado tantos puntos con relación
al anterior informe... Y las 'tasas de
hospitalización', y la de ingresados en UCI... Y blablablá.
¿A qué se debe todo esto? A que sin lugar a dudas están preparando la próxima campaña de otoño-invierno, en la que quizá no se atrevan a confinarnos ni a enmascararnos obligatoriamente otra vez, pero en la que nos aconsejarán que por nuestro propio bien y por el de los demás nos confinemos, enmascaremos y nos revacunemos a la mayor brevedad posible y gloria de la industria farmacéutica.
A estas alturas de la intoxicación mediática que se escuda en la preocupación por nuestro bien implícita en la amenaza de que la Covid ha venido para instaurarse, los recordatorios de la misma adquieren ese carácter publicitario una vez que en este cautiverio mercantil las soluciones aceleradas se adelantan a los problemas, vendiendo y comprado el paradojico producto con premura extraordinaria, postergando y simplificando con creces los costosos procedimientos de generación de la demanda, tarea encomendada a la orgullosa, salvifica y redentora gestión sanitaria.
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