viernes, 25 de agosto de 2023

Fabricando el consentimiento

    ¿Por qué se atribuyeron a Noam Chomsky las diez estrategias de manipulación que veíamos el otro día? En primer lugar para darles mayor repercursión. Chomsky es un intelectual consagrado, y lo que diga, se esté o no de acuerdo con él, va a misa. Es un magister, y ya se sabe: magister dixit, como decían los escolásticos medievales para dar a entender que un argumento no tenía discusión porque lo había dicho el Maestro, ensu caso Aristóteles. Tiene más resonancia decir que su autor es Chomsky que alguien menos conocido o prácticamente desconocido como Sylvain Timsit. 
 
    El documento puede estar inspirado en algunos escritos del lingüista norteamericano, pero él mismo se ha declarado sorprendido por la atribución. No recuerda haber descrito ni mencionado en ninguna entrevista nunca esas diez estrategias, aunque coincida con ellas en muchos postulados.
 
 
     Noam Chomsky es, sin embargo autor del importante ensayo Manufacturing Consent: The political Economy of the Mass Media (1988), que escribió en colaboración con el economista Edward S. Herman y apareció en español en 1990 con el título "Los guardianes de la libertad", en lugar del original de La fabricación o manufactura del consentimiento. 
 
    Según los autores del ensayo los medios de comunicación operan a través de cinco filtros, que son la propiedad -sus propietarios son grandes corporaciones que invierten en ellos, a cuyos intereses sirven-, la publicidad, que los financia, el suministro constante de noticias relativas al gobierno del Estado y al capital, la desacreditación de contenidos críticos y la creación de un enemigo común, desde el comunismo, antes de la caída del muro de Berlín, al terrorismo, o actualmente Putin. 
 
  
    Aplicando estos filtros, la realidad deja de ser real y la política política. Le falta al análisis de Chomsky el uso del miedo o recurso a la emoción, que provoca una forma de intimidación constante. El maquiavélico Maquiavelo, lo resumió bien en el renacimiento italiano: "Quien controla el miedo de las personas se convierte en el amo de sus almas".
 
   El uso del miedo al pánico (por ejemplo, generado por atentados terroristas, desastres naturales, epidemias, cambio climático, etc.) permite acentuar el control de las instituciones y los gobiernos sobre su población. Eso es lo que no ha sabido ver Chomsky, cuyos lúcidos análisis, por otra parte, se centran en las luchas de las élites internacionales por el poder y en la crítica del papel hegemónico de los Estados Unidos,  pero su análisis olvida que el enemigo es el miedo, que bloquea nuestra comprensión inteligente de la vida.
 
    Noam Chomsky, como escribimos en ¿Chochea Noam Chomsky?, también creyó en un momento de su vida, cediendo al miedo, que a propósito de la falsa alarma sanitaria había unos expertos, o científicos astutos en algún lugar que sabían exactamente qué hacer frente a un virus asesino y tenían la solución, olvidando lo que realmente importaba: señalar todos los sesgos que aparecen entre bambalinas en aquellos tiempos de pandemia declarados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de los cuales es la carrera por desarrollar productos patentados capaces de asegurar jugosas ganancias a sus promotores, o incluso la oportunidad de hacer una población dócil a ideas opuestas variando la percepción de un peligro real, en este caso el de una enfermedad generalmente leve para la mayoría de la gente.

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