lunes, 28 de agosto de 2023

Tres documentos contra la amnesia histórica reciente

    Esto sucedió aquí mismo, en algún punto de nuestra sufrida geografía no hace tanto tiempo. Y merece la pena recordarlo para que no se nos olvide. Este vídeo, visto a comienzos de la pandemia, en marzo o abril de 2020, refleja muy bien lo que es brutalidad y abuso de poder. Juzguen ustedes mismos si hacía falta tanta presencia policial y tanta violencia para 'reducir' a este pobre hombre.
 
 
    Pero lo más grave no es solo la actuación de las fuerzas del orden, sino el aplauso desde las ventanas y los balcones de la gente que permanecía encerrada en sus hogares por mandato gubernamental y que, por orden televisiva, se asomaba a las ocho a aplaudir a los sanitarios y a las fuerzas de orden público que estaban luchando contra un virus invisible, "arriesgando su vida y dando lo mejor de sí mismos", que decían. Y lo hacían debido al miedo inducido por la política y sus cómplices, los medios de comunicación. 
 
    Esto sucedió aquí mismo, y es digno de una de las estampas goyescas de la España negra, y me duele que haya sido aquí, porque me duele, como decía el otro, por no decir que me jode, y mucho, España, un país en el que la mayoría idiotizada de la población no sólo bendice, sino que incluso aplaude tal brutalidad policial, en nombre de una nueva subnormalidad que se imponía por la fuerza. 
    

    Pero esto mismo sucedía allende nuestras fronteras, como demuestra esta fotografía publicada por el semanario alemán Der Spiegel el 5 de septiembre de 2020, pronto hará tres años, tomada en Melbourne (Australia). Una imagen como esta vale más que mil palabras para que las generaciones venideras tengan un testimonio de lo que consentimos que pasara en aquellos días oprobiosos. Cinco agentes detienen a un hombre y le ponen a la fuerza el bozal reglamentario que ellos llevan y que él había decidido no llevar.

 

    De nada servía que se razonara que la mascarilla, esa des-medida político-sanitaria, nunca ha servido para frenar a un virus respiratorio (?), ya que lo que hace es dificultar nuestra respiración haciendo que volvamos a inhalar, en lugar de oxígeno, el anhídrido carbónico, ahora llamado CO2 con más propiedad, que hemos exhalado, como demostraba la sensación de ahogo (sobre todo con las mascarillas más 'eficaces' y recomendadas), y los dolores de cabeza producidos por la hipoxia, que es el término médico para la deficiente oxigenación. La mascareta, si acaso, puede ser útil frente a la penetración de las bacterias, como las de la tuberculosis, pero nunca de los virus respiratorios que entran y salen por sus poros sin ninguna dificultad. Sin embargo había que imponerla, porque era el signo visible de la obediencia sumisa, y había que hacerlo por las buenas o por las malas, por lo civil o por lo militar, como dijo un presidente de una taifa hispánica a propósito de la inoculación. Nos hicieron creer que si no lo hacíamos íbamos a matar a alguien, como si nosotros mismos fuésemos el virus asesino al que habían declarado la guerra, lo que vuelve a repetirse con el dióxido de carbono, anhídrido carbónico o simplemente carbono, que ahora también somos nosotros, pobres de nosotros, que quieren reducir.

    Pero uno de los responsables de este desaguisado mundial, el doctor Anthony Fauci, ese burócrata gubernamental recientemente retirado, acaba de salir de sus catacumbas y participar en un evento virtual titulado “Lecciones sobre una pandemia y papel de los profesores en la preparación de una pandemia”.

    Hay un vídeo en youtube, del que doy el enlace, donde se recogen las declaraciones de este impresentable, pero le ahorro al lector los cuarenta minutos que dura y le resumo los aspectos más destacados de la entrevista. La entrevistadora, en primer lugar, la doctora Teena Chopra, presenta al entrevistado como “one in the greatest minds in medicine”. Y dice que este es el rostro (la cara dura, más bien) de la salud pública y la política pública en el mundo:

 

     Fauci declara durante la entrevista que los confinamientos estaban "absolutamente justificados" y sugiere que deberían utilizarse nuevamente para forzar la vacunación (suponemos que de cara a la temporada otoño-invierno que se avecina). Dice literalmente en la lengua del Imperio: lockdowns are a great tool to forcibly “vaccinate” people, ("los confinamientos son una gran herramienta para 'vacunar' a la gente por la fuerza").  E insiste en la defensa a ultranza de los encierros: "Había que tener algo para detener inmediatamente el tsunami de infección", afirma, y ​​añade, "ese confinamiento estaba absolutamente justificado".
 
    La conversación continúa y el veterano jefe del NIAID (National Institute of Allergy and Infectious Diseases) declara, haciendo encaje retórico de bolillos, que el “cambio climático” está “desempeñando un papel” en la causa de los rebrotes o repuntes del virus. Luego pide un “compromiso internacional para disminuir la huella de carbono en la sociedad”, y continúa culpando de la tragedia de Maui, la isla volcánica que forma parte del archipiélago jaguayano, al cambio climático.

1 comentario:

  1. Para inocular no hay nada como confinar, y a ese indeseable solo le faltó añadir: a los hechos me remito. Si han inoculado y trans-gredido todos lo límites en el mundo vegetal y animal para rentabilizar los negocios de la pruducción tecnologica agroalimentaria, si a su vez lo han hecho con las armas biológicas y los agentes contaminantes "transformando", en su lógica, las condiciones de supervivencia, ¿por qué razón habrían de detenerse ahí cuando con sus proyectos tecnológicos podrían colonizar las funciones orgánicas de los subditos (una vez atrofiadas con el terrorismo mediático las funciones mentales de los individuos expectantes) experimentando con la población para lograr funciones biotecnológicas constitutivas que permitan la optimización, rentabilización y adaptación a sus delirios de dominio, explotación y riqueza?

    En un principio y eufóricos con su armamento lanzaron la consigna: CALENTAMIENTO GLOBAL, y desde entonces no han cegado en el mismo con la organización de guerras "humanitarias", epidemias farmacoindustrializadas como la gripe A, hasta la Covid 19 harto ensayada y globalmente orquestada por el calentamiento ya devenido en cambio climático que 《está desempeñando un papel en la causa》 según este rufián, y ni tanto, pues ya lo han erigido en la única causa de todos los males y de sus proyectos totalitarios y criminales.

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