sábado, 10 de diciembre de 2022

Ni olvido ni perdón

He aquí la variopinta fauna ibérica asilvestrada y orgullosa por el idiotismo y del idiotismo mediático, todo un conjunto de especímenes propicios para ser exhibidos en un zoo temático con decorado pandémico para la ocasión. Ellos han sembrado el terrorismo informativo y fomentado el odio. Para ellos no hay ni olvido ni perdón.


1.-Luis Enjuanes (virólogo del CSIC): "Que a los no vacunados no les cubra la Seguridad".

2.-Benjamín Prado (poeta): "Que les pidan el pasaporte hasta para ir a comprar pan".

3.-Risto Mejide (publicista): "Hay que ponerles etiquetas para distinguirlos por la calle".

 

4.- Miguel Lago (humorista): "Hay que darles dos hostias".

5.- Anabel Alonso (cómica): "Que tengan envidia. Vosotros no podéis, y no debéis".

6.- Federico Jiménez Losantos (periodista): "Gentuza, criminales, bebelejías".

 

7.- Ana Rosa Quintana (presentadora de televisión): "Hay que vacunar a los niños, el nuevo foco de contagio".

8.- Susana Griso (presentadora de televisión): "Hay que hacerles la vida imposible".

9.- Iñaki López (presentador de televisión): "Cuñados, votantes de VOX".

10.- Ángel Expósito (periodista): "¿Tenemos que pagarle la Seguridad Social a estos?".

11.- José Sacristán (actor): "Estos necios matan. Que paguen por imbéciles".

12.- Javier Gurruchaga (cantante):  "Que no salgan de casa. Son un peligro público".

13.- Angélica Rubio (periodista): "La culpa es de la justicia, que protege a estos locos".

14.- Ernest Folch (periodista): "No podemos clavarles jeringuillas; sí, quitarles el trabajo".

15.- Antonio Maestre (periodista): "Vacunación forzosa para los egoístas".


16.- José García (periodista): "Sin tolerancia. La libertad de un imbécil no vale nada". 

17.- Juan del Val (guionista): "Son estúpidos. Les tendrían que perseguir".

18.- Dani Mateo (cómico): "Mira que eres idiota, fantasma antivacunas".

 Y el broche de oro lo puso:

Miguel Ángel Revilla (presidente de Cantabria): "Hay que vacunarles, por las buenas o por las malas, por lo civil o por lo militar".

viernes, 9 de diciembre de 2022

Triplandemia 'made in USA'

    Durante una reciente conferencia de prensa, la directora de los CDC (Centros para la Prevención del Control de Enfermedades), la doctora Rochelle P. Walensky, alentó a los estadounidenses a usar mascarillas para reducir la propagación de la triplandemia o triple pandemia de enfermedades respiratorias durante las fiestas navideñas, así como a revacunarse y a alejarse de los demás. 
 
 
 Euristeo se mete en una tinaja muerto de miedo ante el can Cérbero que le trae Heraclés.
 
    Asustaba así a los norteamericanos como asustó Heraclés a su primo Euristeo cuando en el último y más difícil de sus doce hercúleos trabajos le presentó, recién traído de los infiernos, al monstruo de las tres cabezas, el tricefálico can Cérbero, el guardián de la mansión de Hades. Las tres cabezas del monstruo tricefálico con que nos amenazaba la doctora son la vieja Gripe de toda la vida -que había desaparecido ilusoriamente de la faz del mundo gracias a las mascarillas, dicen sus defensores, ya que no gracias a las fraudulentas vacunas-, el Covid-19 y el VSR o VRS (RSV en la lengua del Imperio), que es el Virus Sincitial Respiratorio o Virus Respiratorio Sincitial, si se prefiere, en nuestra lengua, que afecta sobre todo a los niños, pero también a los adultos, para el que todavía no han encontrado la panacea de la vacuna. 
 
 
  
     Para limitar el daño de esta triple circulación de virus, la directora de los susodichos CDC estadounidenses alentó a todos los estadounidenses elegibles a recibir los refuerzos de las vacunas el covid, y, de paso, la de la gripe, que no está de más. 
 
    Si a principios de septiembre, el presidente gagá de los United States of America había declarado durante una entrevista que, colorín colorado, la pandemia había terminado en el Nuevo Mundo, resulta que no, que el viejo estaba chocho y por lo tanto chocheaba. No sólo no ha terminado la pandemia, sino que se ha triplicado porque a fecha de hoy, además del virus coronado, tenemos epidemia de gripe que también golpea a los Estados Unidos, reaparecida misteriosamente, y virus sincitiales varios. 
 
 
   La Señora Walensky predicando con el ejemplo.
 
    Actualmente, las hospitalizaciones están en su punto más alto, ante lo cual la señora Walensky, que ha predicado con el ejemplo vacunándose y enmascarándose, recomienda usar mascarilla para reducir el riesgo de contagiarse y de propagar virus respiratorios durante las entrañables fiestas navideñas. La doctora Walensky dijo que Estados Unidos se enfrenta actualmente a una nueva ola de enfermedades, una nueva sobrecarga de su capacidad hospitalaria y al riesgo de una muerte trágica que es totalmente prevenible si se utilizan las vacunas y las mascarillas. 
 
    También se recomienda la adopción de gestos de barrera y medidas sanitarias como lavarse las manos, aislarse cuando se está enfermo o aumentar la ventilación durante la temporada de virus respiratorios. Nada nuevo. Los Estados Unidos se encontrarían, según las autoridades sanitarias, en medio de una tormenta con la circulación simultánea de estos tres virus respiratorios: una triplandemia, por si no teníamos bastante con la de los dos años pasados.
 

jueves, 8 de diciembre de 2022

La cordura de los locos frente a la locura de los cuerdos

    Decía Chesterton, ese gran amigo de las paradojas, que un loco no es alguien que haya perdido la razón, como vulgarmente se cree, sino alguien que lo ha perdido todo, absolutamente todo menos la razón paradójicamente, que es lo único que le queda. Y pienso en la lucidez de la locura, psicosis esquizofrénica diagnosticada como tal y recluida contra su voluntad en un hospital psiquiátrico, que muchas veces nos pregunta: ¿Tú crees que yo estoy loca de verdad? ¿No razono, no tengo razón igual que tú? Y pienso en cómo Chesterton le da la razón a la locura y, de rechazo, tacha de locura toda esta infamia que es el mundo de los que presuntamente estamos cuerdos. 
 
    Y pienso en los denominados enfermos mentales, privados de libertad, víctimas de un hospital psiquiátrico cuya existencia sólo se justifica por el hecho de que el Sistema tiene una fuerte tendencia a definir como enfermedad mental o conduc­ta antisocial todo aquello que no puede o no quiere digerir. Apoyándose en la psicología oficial, determina si la persona es apta o no para la supervivencia, para convivir en esta sociedad, pudiendo llegar a decretar su segregación, una reclusión que no sólo no “cura” sino que contri­buye a que el enfermo sea crónico y la enfermedad se agrave, y que sólo sirve para que los que estamos fuera creamos, por contraposición, que estamos cuerdos y no locos por completo. 
 
La nave de los locos, Jerónimo Bosch (1494-510)
 
     La prescripción indiscriminada de psicofármacos, además, se presenta cómo panacea universal pero no deja de ser una nueva herramienta de control social que por un lado invalida a las personas y por otra parte enriquece a los laboratorios farmacéuticos. Conozco un caso de alguien que me hizo esta pregunta: ¿Cómo demuestro mi cordura si estoy encerrado en un hospital psiquiátrico porque he sido diagnosticado como loco? ¿Cómo demuestro que no estoy loco?
 
   Al parecer, ya no hay manicomios en España, porque una reforma sanitaria de índole psiquiátrica decretó que se atendiera a las personas con trastorno mental de forma comunitaria y no se los aislara en un hospital especializado, por lo que se procuró cerrar los viejos manicomios y se fomentó la creación de unidades de salud mental, lo que viene a ser lo mismo. Un cambio de etiqueta. El mismo perro con distinto collar. 
 
La loca Meg, Brueghel el Viejo (1562)
 
     Quien me hizo esta pregunta me confesó que estaba muy contenta porque habían dejado de suministrarle la inyección mensual -la inyección letal, la llamaba-, y la medicación que tomaba ahora era, al parecer, menos agresiva. Creía que era una medida encaminada paulatinamente hacia su libertad, un paso adelante en su lento caminar hacia el alta médica definitiva, hacia su salvación, ese espejismo o trampantojo, esa zanahoria amarrada a un palo, ese porvenir que nunca llega. No sabe o si lo sabe en su fuero interno no quiere admitir que el alta médica sólo le llegará, ay, con el certificado de defunción.

miércoles, 7 de diciembre de 2022

Guerra a la guerra (y 3)

    El libro de Ernst Friedrich Guerra a la guerra es, en definitiva, una llamada a la movilización general contra la guerra que, siempre de actualidad, cobra especial relevancia en estos momentos en los que estamos asistiendo en Europa a una masacre entre dos polos imperialistas en pugna por mantener sus posiciones estratégicas y acrecentar sus recursos económicos y políticos: la televisada guerra de Ucrania, que ya se ha cobrado miles de vidas humanas desde febrero, produciendo, además, destrucción y éxodo a su paso de refugiados, exiliados, movilizaciones forzosas, desertores, que está causando graves problemas energéticos y económicos y sociales a los que nos ha llevado el capitalismo desenfrenado de este siglo veintiuno, lo que repercutirá en subidas de precios de los productos básicos y disminución del poder adquisitivo de los salarios y pensiones que afectan y afectarán cada vez más a más amplias capas de la población. 


    En el Estado Español, un Gobierno que se dice de izquierdas y 'el más progresista de la historia de España', viene desarrollando una política claramente militarista, beligerante y criminal, siguiendo totalmente a marchas forzadas la línea marcada por la UE y la OTAN, encabezada por EEUU. El llamado “Mecanismo Europeo para la Paz”, no es más que un sangriento eufemismo para camuflar orgüelianamente la guerra sempiterna. Esta guerra no puede ganarla ninguno de los dos bandos rivales: en las guerras, en todas y cada una de ellas, sólo hay perdedores, por las dos partes, nunca ganadores: solo muertos, mutilados, expoliados, vejados y empobrecidos. 
 
      Ante la parálisis de la mayoría de las organizaciones y la abducción de la sociedad civil por los medios de comunicación de masas al servicio del capital y la anestesia social posterior a la pandemia, este libro es un grito de que no estamos de acuerdo con la política militarista e imperialista del gobierno, de la UE y de la OTAN que nos arrastran a la guerra y a emplear todos los recursos en gastos militares en detrimento de usos sociales. 
 
 
    Y sobre todo hay que denunciar a dos personajes españoles especialmente siniestros: el jefe de la diplomacia europea, que promueve el entrenamiento militar para la guerra -la UE ha entrenado ya a 1100 soldados ucranianos y espera entrenar a 15000- y que dice que no hay salida diplomática más que la guerra,  y a la  Ministra de Defensa, es decir de la Guerra, que ha enviado a Kiev el primer conjunto del sistema de defensa antiaérea de medio alcance HAWK (que significa 'halcón' en la lengua del Imperio pero que, además, es acrónimo de "Homing All the Way Killer", y esta última palabra ya se sabe lo que significa) del reino de España. Donde dijo, según la prensa: «Vamos a seguir apoyando, como lo hacen todos los países de la UE y OTAN, porque creemos que la causa de Ucrania es la causa justa, es la causa de la paz y la libertad», aseguró en rueda de prensa. Claro que estos dos siniestros personajes que mandan no son ellos más que dos mandados del Gobierno global que realmente manda y dirige el cotarro, dos títeres que no pueden hacer otra cosa que no sea más que la que está mandada desde arriba. 
 
    Por otra parte, la Academia de Infantería de Toledo, lleva a cabo la instrucción de 64 nuevos soldados ucranianos, sin experiencia militar previa, para el ejército de ese país que lucha contra Rusia en lo que se ha dado en llamar 'Misión de Asistencia Militar de la UE en Apoyo a Ucrania'. Hacen la 'mili' ucraniana en Toledo, como dice el rotativo monárquico ABC. «No hay otra salida que ganar la guerra», dice su comandante con ínfulas bélicas y ardor guerrero. Los futuros soldados estarán listos para combatir, para matar y morir, en Navidad.
 
 
      El hecho de que al declarar la guerra a la guerra no tomemos partido por la política del tío Sam, que alienta a la OTAN y a la UE a armar a Ucrania hasta los dientes para que pelee en su defensa maquillada de defensa propia, no significa que defendamos el Estado militarista  e imperialista del nuevo zar ruso que no respeta los derechos individuales y colectivos, que criminaliza la protesta y encarcela la disidencia dentro de sus fronteras, y que ha invadido Ucrania. Por supuesto que tampoco.

martes, 6 de diciembre de 2022

Guerra a la guerra (2)

    Durante este siglo, Guerra a la guerra, el fotolibro de Friedrich ha perdido quizá su voluntad subversiva de remoción de conciencias y pretensión de transformar la sociedad, acostumbrados como estamos a tantas imágenes sensacionalistas y fantásticas, falsas en definitiva, que no reflejan la realidad. La fe radical que tiene el autor en que el medio fotográfico reproduce veraz- y fidedignamente la realidad, nos resulta hoy, acostumbrados como estamos a la fotografía artística y digital, un tanto ingenua.

    En la actualidad asistimos, en efecto, a un boom explosivo de la imagen que se utiliza como medio narrativo por aquello que se dice sin mucha razón de que vale más una imagen que mil palabras. Este auge pornográfico de la imagen está en consonancia con la popularidad de la fotografía, la autoedición y manipulación, fundamentales tras la irrupción de la digitalización y de las redes sociales en las que todo el mundo publica y saca a relucir los 'trapos sucios' de su intimidad: viajes, comidas en restaurantes, autorretratos en los lugares más inverosímiles. Ya no se pide tanto a los personajones famosos un autógrafo como que posen con el que se autorretrata tomando la fotografía para publicarla en las redes y mostrar que ha estado con ese personaje.

    Originalmente las fotos de Friedrich venían, dado su afán universalista, acompañadas de un brevísimo texto en cuatro idiomas: inglés, francés, alemán y holandés. En la versión española que ahora se publica, se ha sustituido el holandés por el castellano, que aparece en primer lugar, como puede verse a continuación.

    Las fotos de Friedrich no son todo lo nítidas ni tienen toda la resolución que desearíamos, pero hay que decir en su favor que tampoco son artificiales, sino documentales y fieles reflejo de su época.

    Bertolt Brecht definió este libro como un documento fotográfico que muestra "un retrato consumado de la humanidad".  


lunes, 5 de diciembre de 2022

Guerra a la guerra (1)

    Hay que saludar esta primera traducción al castellano y publicación entre nosotros de Guerra a la guerra (1924) de Ernst Friedrich, un alegato fotográfico antibelicista y, por lo tanto, antimilitarista que parte de la premisa de que la guerra es un crimen diabólico de los Estados, y de que la guerra es esencial, por lo tanto, para la existencia del Estado. 
 
 
    Siempre ha habido escritores que han glorificado la guerra en prosa y en verso, pero el pueblo siempre ha execrado las “guerras aborrecidas por las madres”, por lo que un libro como este, escrito hace casi cien años es siempre necesario y bienvenido porque da voz al sentido común, paradójicamente, el menos común de los sentidos. 
 
    Es un álbum de fotografías verdaderas en blanco y negro que dan la vuelta a expresiones como “campo del honor”, “muerte heroica”, “patria” y demás dichos rimbombantes y vacíos. El libro está dedicado a los reyes, emperadores, presidentes de las repúblicas, ministros, generales, y, sobre todo, a los sacerdotes -y aquí habría que incluir también a los periodistas, que necesitan que haya guerras para informarnos de ellas y hacernos creer que nosotros vivimos en una falsa paz, y a los intelectuales orgánicos que si no las defienden abiertamente, las justifican- de todos los credos, ideologías y confesiones religiosas, que bendicen las armas y glorifican las guerras en el nombre de Dios, del buen Dios, o de cualquier causa y superchería laica como pueden ser los Derechos Humanos, la Democracia, el Bien Común, la Paz, la Libertad...
 
 
    Si los nacionalistas quieren matarse entre ellos, escribe Friedrich, adelante, que se maten, que lo hagan sin llevarse a la tumba consigo a nadie. Quizá de este modo lograríamos la paz universal. 
 
     La causa de las guerras ya la señaló Platón (427-347 ante) hace más de dos mil años. Distinguió entre dos tipos de conflicto: stasis y pólemos. Stasis se refiere a la guerra interna o civil por la que los ciudadanos pugnan entre sí, pero es pólemos el término relativo al conflicto bélico entre diversos estados. Es por esto que a la reflexión en torno a la guerra se la conoce también por el nombre de polemología. Pero lo que viene a decirnos el divino Platón en la República (II 373d) es que el origen de la guerra es la rivalidad en torno a la posesión, como señala Friedrich. 
 
 
    Si un Estado no se basta para sustentar a sus habitantes tendrá que invadir el vecino para tener bastante tierra para la ganadería y el cultivo, pero el vecino hará lo mismo en palabras de Platón vía Sócrates “si, traspasando el límite de lo necesario (ὑπερβάντες τὸν τῶν ἀναγκαίων ὅρον) se dejan ir tras la acumulación ilimitada de riquezas (ἐπὶ χρημάτων κτῆσιν ἄπειρον). Esa y no otra, la posesión ilimitada de riquezas, sería la causa de la guerra, de ahí que se pueda decir que “Toda guerra tiene como origen las rivalidades para la posesión”, como afirma Friedrich en Guerra a la guerra. Hay que decir, en apoyo general a este planteamiento teórico, que para Platón el estado natural de las ciudades-estado griegas -aplicable a los modernos Estados nacionales- era la guerra, tanto la civil o interna  como la externa o internacional y, de hecho, la prueba era que las polis griegas estaban en guerra continuamente entre ellas. 
 
    Cree Platón que la guerra es una cuestión tan capital que el Estado, a través de una enseñanza doctrinal, debe educar a los ciudadanos para ella. Lo que viene a ser, según Friedrich, lo mismo que decir que mientras reine el Capital sobre el pueblo y lo domine hay amenaza de guerra. No hay que olvidar tampoco que en cada uno de nosotros se encuentra también el suboficial o sargento de guardia que quiere su cuota de poder particular al menos sobre su familia y allegados. Combatir, pues, el capitalismo es combatir la Guerra, porque guerra a la guerra quiere decir guerra de los explotados y oprimidos contra los explotadores y opresores, es decir contra la explotación y la opresión, tanto fuera como dentro de uno mismo. 
 
 
    Se disculpa Friedrich en el epílogo de que las fotos que presenta reflejen sólo una guerra, la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial  de la que se dijo sarcásticamente que iba a poner fin a todas las guerras, y al bando alemán, pero se debe a que él, nacido en Alemania por azar, es lo que pudo mejor fotografiar. 

domingo, 4 de diciembre de 2022

Siete mensajes breves prenavideños

Pink Floyd resumió nuestra época magistralmente ("Hay alguien en mi cabeza, pero no soy yo") en su tema de los años setenta Brain Damage, o sea Daño Cerebral.
 
  El trono de Dios, tras la muerte que certificó el filósofo, quedó vacante. La industria farmacológica entronizó a la Ciencia, que pasó así entonces a ocuparlo.
 
 Según los expertos, cada vez que el termómetro sube un grado, aumenta el riesgo de infarto, por lo que nuestra salud cardiovascular se ve seriamente amenazada.
 

 
Denuncian tanto tirios como troyanos más de cuatrocientos crímenes de guerra del otro bando, como si la guerra no fuera en sí el peor de los crímenes de guerra.
 
La ciudad de Santander enciende el alumbrado navideño con casi tres millones de lucecitas LED (acrónimo de light emitting diode) en plena crisis energética.
 

Las luces navideñas resisten a la crisis económica generada por la guerra de Ucrania: “No hay nada malo, dicen los alcaldes, en alegrar un poco las ciudades”. 
 
 
 Tras el verano caliente, fruto del cambio climático debido al calentamiento global del planeta, la oleada de frío polar ártico hace su aparición entre nosotros.
 

sábado, 3 de diciembre de 2022

Democracia, ¡Qué falacia!

    Cuando uno elige entre los términos de una alternativa que se le plantea, está, aunque no quiera, sometiéndose a los términos que le formula dicha alternativa, y está también subordinándose a quien se la plantea: los que mandan pueden preguntar lo que quieran,  y el deber de los mandados es responder a lo que se les pregunta, por más que, por otra parte, los que mandan sean los más mandados en este mundo tan globalizado. 

     Si la dictadura es el régimen político que prohíbe las elecciones porque cambiarían el orden de las cosas, la democracia es el régimen que impone las elecciones para que no cambie el orden de las cosas.    Como dicen  que dijo Emma Goldman, "si votar sirviera para algo, lo harían ilegal". 

 

    Supongamos que se consulta mediante un referéndum al electorado o a la ciudadanía, como dicen ahora,  si prefiere un estado monárquico o republicano. Cualquier respuesta que se dé a esa cuestión, que es una pregunta cerrada en el espacio que abre y que incluye ya las respuestas correspondientes, resulta en el fondo indiferente y poco menos que trivial, porque lo que se pretende con la disyunción antes que elegir una u otra forma de estado es mantener el sistema vigente que padecemos, el establishment o establecimiento, cuya existencia misma no se cuestiona, sino que, antes bien, se fortalece con la consulta por una parte y con la elección, por otra, que hagamos al decantarnos hacia una u otra respuesta. Da igual lo que votemos, porque lo que estamos proclamando al participar en ese plebiscito es que “queremos un estado”, refrendando así, nunca mejor dicho, que haya Estado, que es lo que hay.
 
    Una vez elegida mayoritariamente la forma de estado, se acabará imponiendo la decisión de esa mayoría a la totalidad, y eso se hará pasar torticera- y democráticamente, dirán, confundiendo el demos con el kratos, el pueblo con el gobierno- por la expresión de la voluntad popular, como si el pueblo quisiera a toda costa ser gobernado, dirigido, regido, reglamentado. La única respuesta, sin embargo, de la voluntad auténticamente popular sería denunciar la mentira de la trampa de la pregunta y declarar que el sentir del pueblo no tiene por qué ser estabulado bajo ninguna forma de estado ni de patria. 



  Portada de Mortadelo y Filemón, F. Ibáñez

    Lo mismo sucede al elegir entre unos u otros candidatos de uno u otro partido político, que en el fondo, sean del signo que sean, resultan indiferentes todos, porque todos tienen la misma pretensión de alcanzar el poder y de gobernarnos. Nosotros, además, no hemos participado en la propuesta que se nos hace, simplemente nos limitamos a contestar si preferimos cocacola o pepsicola, sometiéndonos a esa disyunción y descartando, por lo tanto, un sinfín de posibilidades alternativas, desde no desear ninguno de esos dos refrescos gaseosos y azucarados norteamericanos, a preferir, por ejemplo, otras muy saludables y refrescantes alternativas, como una zarzaparrilla con sifón. 


     En conclusión, gozamos de libertad de elección, el famoso derecho a decidir, sí, cuando nuestra elección no puede perturbar lo más mínimo de ningún modo por lo baladí que es el funcionamiento del sistema. No nos engañemos con la engañifa de los comicios, con la falsa dicotomía de izquierda/derecha porque ahí radica la falacia de la democracia.
 

viernes, 2 de diciembre de 2022

Un poco más de miedo, si cabe, todavía

    Un fantasma recorre Europa. El espectro prenavideño de una novena ola se cierne sobre el país galo y de rebote sobre todo el viejo continente.
 


     Una inmunóloga francesa, de cuyo nombre propio no quisiera hacer mención, pero voy a mencionarlo para que no se diga que me invento la noticia: la señora Brigitte Autran, desde la cadena de televisión BFM, una emisora privada de (in)formación continua y masiva, advirtió en calidad de presidenta de la Comisión para la Vigilancia y Predicción de Riesgos Sanitarios (COVARS,según sus siglas en la lengua de Molière) que la subvariante BQ.1.1 del virus coronado y todavía no destronado prevalecía ya en el país vecino sobre la subvariante BA.5 de la mutación Ómicron del susodicho virus que se propagaba en Francia durante esta temporada, que se ha visto ahora barrida, según ha dicho la inmunóloga para que la gente lo entienda, por su “bebé” BQ.1.1, algo así como que parió la abuela por si fuéramos pocos, lo que podría explicar el aumento reciente de casos de enfermedad de virus coronado cosecha 2019, que “todavía no es notable”, pero curiosamente ya se nota, y que podría suponer el comienzo de una nueva ola que sería la novena que se rompe contra las costas francesas. 
 
    Ya hablamos no hace mucho de ello aquí mismo de este avatar amenazante del virus, BQ.1.1 que fue bautizado popularmente Höllehund en la lengua de Goethe, o sea el Perro del Infierno, también Can Cérbero o Cancerbero, todo junto, el perro de tres cabezas que representan la triplandemia que se cierne sobre nosotros de virus coronado, gripe de toda la vida y resfriado común durante esta temporada otoño-invierno.  
 
 
    Y ¿qué ha dicho la señora Autran sobre la subvariante de la subvariante de la mutación? Pues esto: "Esta subvariante en particular es más contagiosa y justifica el aumento actual en el número de nuevas infecciones". No se sabe si es más peligrosa, pero sí más contagiosa. Conclusión: Por eso, dijo, es absolutamente necesario que los ciudadanos tomen medidas de precaución enmascarándose y distanciándose y se vacunen si pertenecen a grupos de riesgo, por supuesto.
 
    Subrayó además que las vacunas, aunque protegen menos frente a la infección y a la transmisión -lo reconoció- debido a la variación permanente del virus con sus variantes y subvariantes, garantizan protección frente a formas graves y la muerte por complicaciones de la Covid-19, cosa que, como se sabe, es, si no incierta, al menos muy dudosa, pues el virus no era tan letal como dijeron en un primer momento para meternos miedo,  promover la vacunación de todo quisque y tenernos así bajo control.

 

  Y, como no podía ser menos, reiteró la necesidad de usar mascarilla al menos en los transportes públicos y en lugares concurridos, para recordarnos a todos el estado terapéutico terrorista en el que vivimos y revivir el clima de pánico total. 
 
Nueva temporada de la serie: novena ola.
 

jueves, 1 de diciembre de 2022

Miniconfinamientos en Viena

    El consistorio de la capital imperial de Austria está promoviendo una campaña de propaganda terrorista a favor de la (re)inoculación contra el virus coronado llamada: “Eine Minute Lockdown”, un minuto de encierro o confinamiento, financiada con fondos municipales. Viene a decir que si no quieres más encierros y arrestos domiciliarios como los vividos, ponte al día con tus vacunas contra el presunto SARS-Cov-2, que es el nombre técnico del Bicho, Coco o Sacamantecas con el que nos acojonaron.
 
    Cuando parecía que estábamos volviendo o habíamos vuelto a algo parecido a la vieja normalidad de toda la vida y la sombra de la pandemia casi se había desvanecido de nuestras vidas, resulta que en una de las dos capitales del rancio imperio austrohúngaro la cosa no es así, sino todo lo contrario. 
 
    En Viena, en efecto, y a día de hoy mismo, se sigue aplicando la obligación de llevar mascarilla en el transporte público y en las estaciones y paradas, y no un cubrebocas cualquiera de factura casera o quirúrgica, sino la irrespirable FFP2, que es la que más hipoxia produce. Además a los trabajadores de los servicios municipales se les exige la inoculación obligatoriamente. Recuérdese para más recochineo que este país fue el único de la vieja Europa que decidió hacer obligatoria la vacunación para toda la población, aunque finalmente suspendió dicha obligatoriedad.

Interrumpimos la programación durante unos instantes para...
 
    Y por si esto fuera poco todavía, si uno ha estado últimamente, ayer mismo, en una discoteca, un cine o un gimnasio vienés, habrá comprobado que en mitad del baile, de la película o de la actividad física se interrumpe la sesión durante un minuto, y acto seguido aparece un mensaje del Gran Hermano. 
 
    Nadie sabe cuándo se  va a producir esa alocución que interrumpirá durante un minuto la actividad lúdica o deportiva que se esté desarrollando. Los espectadores, por ejemplo, están viendo una película de acción y comiendo sus palomitas embelesados cuando de pronto, en el momento más inesperado, en una escena de máxima tensión, se interrumpe la proyección sin previo aviso y la pantalla gigante se funde en negro y aparece en letras blancas el mensaje Eine Minute Lockdown de que se va a producir un minuto de lockdown en la lengua del Imperio, que se tradujo por confinamiento o, más popularmente, encierro, arresto o bloqueo en la nuestra.. 
 
    El público, mayoritariamente juvenil, incrédulo y estupefacto, no sabe a qué atenerse. La mayoría sonríe nerviosa. A continuación, tras los sesenta segundos de rigor, el fondo se ilumina intensamente y aparece otro mensaje breve esta vez en letras negras en la pantalla sobre fondo blanco: Keine weitere Minute Lockdow (Ningún minuto más de confinamiento), y acto seguido un mensaje precedido de una almohadilla informática tuitera: Wien impft weiter (Viena se vacuna de nuevo o sigue vacunándose) y, debajo: Jetzt Impftermin ausmachen!  (¡Solicite ya cita de vacunación!) finalmente, otro mensaje precedido de la almohadilla: Wien schaut weiter (Viena sigue buscando o sigue cuidándose), equiparando los cuidados con la inoculación. Y amenazando con otro confinamiento si la gente no sigue vacunándose. Como puede comprobarse, no dan puntada sin hilo terrorista.
 


      Ahora precisamente, cuando se ha confirmado que esta vacuna nunca protegió contra la infección, que se han violado derechos humanos a cuenta de las medidas de contención, un alcalde enloquecido es el responsable de unas medidas que sólo imperan en una de las dos capitales del viejo imperio austrohúngaro, y no en el resto del país ni de la vieja Europa raptada por el toro del capitalismo neoliberal. 
 
    El Gran Hermano, elegido democráticamente, no podrá ser depuesto hasta las elecciones de 2025, en que podrán elegir a otro alcalde para que lo sustituya, porque el trono de la alcaldía no puede quedar vacante ni el bastón de mando huérfano de mano que lo empuñe. 
 
    ¿Cuándo entenderán los mandamases que cualquiera que quiera vacunarse debe hacerlo y pagárselo de su propio bolsillo, y dejarnos a los demás en paz? Ya han hecho bastante daño, un daño irreparable, con la promoción de esta puta, y no solo puta, sino, mejor dicho, putísima vacuna.