domingo, 20 de noviembre de 2022

Pareceres (IX)

41.- Operación Triunfo: Lo que suele denominarse éxito personal y profesional en la vida es como la ceremonia militar del triunfo que celebraban antaño los generales romanos victoriosos, una victoria que conllevaba muchos cientos de sacrificios y cadáveres ensangrentados por encima de los que habían tenido que pasar aquellos militronches para llegar a desfilar bajo el arco triunfal y obtener el galardón de la corona de laurel. ¿No sería preferible abocarse, en nuestro caso, a la operación del más rotundo y colosal de los fracasos?

42.- El talento no quiere galardones. El verdadero genio creador no sólo no quiere aplausos, sino que los repudia. Los premios y reconocimientos oficiales se otorgan por idénticas razones, políticas y comerciales, y poco o nada tienen que ver con el mayor o me­nor mérito de la obra que se premia. Los premios se los otorgan a los que más venden, es decir, a los que más se venden, para que vendan más, para que se vendan más, para que los más vendedores por activa sean los más vendidos por pasiva. 

43.- Oyendo (o viendo) el parte: Los mayores que vivieron la guerra civil usan todavía esta expresión, para referirse a las noticias de la realidad que configuran los Medios de (In)formación de Masas. Se lo oí decir toda la vida a mi padre. La expresión es una abreviación y reminiscencia del “parte de guerra” que en aquellos años se radiaba porque no había todavía televisión. Supongo que venga de dar “parte”, y de hacer partícipe. y es que no hay que olvidar que los Medios de (In)formación de Masas dan una parte, de la realidad, no todo: son parciales. Sigue siendo válida la expresión en estos tiempos de supuesta y presunta paz para referirse a la guerra de la realidad, falsa pero real, la guerra que late, camuflada, en el seno de la paz.

44.- Las revoluciones que en el mundo han sido y son sólo sirven para que todo cambie para no variar, a fin de que pueda seguir igual. A tal fin puede decirse en latín: MVTATVR NE VARIETVR: se hace mudanza para no cambiar. Como muy bien dice el himno de la comunidad autónoma madrileña, que casi nunca se canta, pero tiene muy buena y suculenta letra: "Mire el sujeto / las vueltas que da el mundo / para estarse quieto". Pero algo dentro de nosotros, y no sé muy bien de qué estoy hablando, quiere lo contrario: que todo cambie, que nada sea igual, que todo y todos seamos diferentes: la ruptura con la monotonía de la vida cotidiana, una verdadera rotura de las normas sociales, de los roles que en cada momento de la vida debemos adoptar, una sublevación que rompa los horarios y calendarios establecidos, el tiempo cronometrado, que deja de ser una tiranía lineal, para pasar a ser un desorden de momentos vividos intensamente.

45.- Patriarcado: Vivimos en pleno apogeo de la sociedad patriarcal pese a que las mujeres van conquistando la esfera pública, entrando en profesiones que estaban tradicionalmente reservadas a los varones, triunfando en campos como la Justicia o la Medicina que les estaban vedados; pronto habrán alcanzado la igualdad también en el mundo político. Y, sin embargo, eso no conlleva el final del patriarcado, sino su máximo y más cumplido desarrollo, que se ve así ajeno a la división sexual y camuflado. El patriarcado tradicional, asociado al sexo masculino, sigue vivito y coleando en algunas sociedades tradicionales, en África y en todo el mundo árabe y musulmán. Pero el nuevo patriarcado que triunfa en las sociedades modernas occidentales es indiferente a la división en clases sexuales. Ha logrado superponerse porque tanto montan, montan tanto Isabel como Fernando y ya da igual el timbre masculino o femenino, más grave o más agudo, de la voz de mando.

sábado, 19 de noviembre de 2022

Lenguaje inclusivo y exclusivo

    Se queja el periodista griego Dimitris Politaquis de que “El sexismo lingüístico se reproduce constantemente a través del uso generalizador y omnipotente del género masculino en una lengua y una cultura donde la palabra "ciudadano" aún no tiene un género femenino oficialmente establecido.” En griego, tanto clásico como moderno, en efecto, la palabra “ciudadano” (que se dice πολίτης, polítes, derivado de πόλις, pólis, el nombre antiguo de la ciudad y del Estado) no tiene género gramatical femenino, sino solo masculino, palabra de la que nos viene nuestro helenismo "cosmopolita" o sea ciudadano del mundo. Pertenece, en efecto, a los sustantivos masculinos de la primera declinación griega como ποιητής, poietés, el poeta, δεσπότης, despótes, el amo y origen de nuestro déspota, o ἀθλητής athletés, el atleta, que se refieren a oficios y ocupaciones desempeñados habitual- y tradicionalmente por varones.

    Como muy bien añade el columnista eso no le sucede a la que seguramente es la palabra griega más abundante en la literatura clásica: ἄνθρωπος, ánthropos, el ser humano, el hombre en sentido general, la persona, que vale tanto para el varón como para la mujer. Y cosa que tampoco le sucedía en griego clásico a la palabra θεός, theós, divinidad, que podía ser masculina y femenina, antes de que se creara un femenino especial θεά, theá, para la diosa y las diosas, habida cuenta del politeísmo.

     Pero el griego dispone, además, de un género neutro, igual que el latín, que en principio estaba reservado para las cosas, pues parece que  la primera división que se establece en las lenguas indoeuropeas es entre seres animados e inanimados, antes de que los animados se dividan en masculinos y femeninos. La corrección política ha llevado a un activismo lingüístico y a una reacción radical consistente en utilizar el género neutro en griego para no caer en la distinción normativa heterosexual de “masculino” y “femenino”. Así, informa Politaquis que cada vez se utiliza más este recurso políticamente correcto en su lengua. Por ejemplo se han visto carteles llamando a la huelga general donde se decía: «όλα ενωμένα», óla enoména, es decir: "todos unidos", con la forma plural neutra «όλα» en vez de la forma masculina y femenina όλοι, que vale curiosamente para 'todos' y 'todas' en griego moderno. El uso del género neutro lo promueve un activismo lingüístico que se opone a la tradicional distinción heteronormativa "masculino-femenino". El problema, como dice el periodista, es que resulta 'profundamente problemático y monótono' porque el género neutro no puede ser inclusivo de todos los sexos y géneros y orientaciones sexuales, sino que sólo lo sería de los asexuales, y porque suena mal al oído.

    Más exitoso, al menos a nivel informal y gráfico, le parece al columnista que es el uso del 'patito' que nosotros llamamos “arroba”, nuestra vieja unidad de peso hoy en desuso, que se simbolizó alguna vez con el carácter tipográfico @. 

    Hay que tener en cuenta que este símbolo @ que empleamos en los correos electrónicos no se llama igual en las demás lenguas. Y es que a veces nos parece que lo que pasa en nuestra lengua es común a las demás, y no una peculiaridad, como comprobamos cuando comparamos con  otros idiomas. Por lo que se nos alcanza, se llama "arroba" en portugués, en español y en francés, pero no en italiano, donde se llama "chiocciola" o su diminutivo "chiocciolina", que quiere decir 'caracol', y también "a comercial" (entre los comerciantes venecianos del siglo VII, al parecer, la @ era un signo gráfico que representaba el ánfora, una medida de peso y capacidad que se utilizaba entonces, representado por la "a" minúscula manuscrita inicial de la palabra "amphora", embellecido por la escritura florentina típica). Los griegos lo denominan παπάκι, papáqui, 'patito', y en alemán se llama algo tan curioso como Klammeraffe, o sea, mono-araña. En inglés se denomina, con distintos nombres, signo "at":  "at sign", "at the rate", "at symbol", "at mark", "commercial at", y "ampersat".

     El origen del moderno símbolo @ nace en la Edad Media como unión estilizada de las letras minúsculas "a" y "d" que forman la preposición latina "ad" que significa "junto a", "en",  según una teoría, o, según otra que parece más plausible, de la primera y última letra de la preposición latina "apud", que signficia "en casa de". En la escritura cursiva la "d" se curvaría hacia la izquierda y se extendería sobre la "a" abarcándola para crear el símbolo. Este uso que a los hispanohablantes nos resulta más extraño es el que hacen los americanos en los eventos deportivos donde el signo "@" se utiliza como separador de los nombres de dos equipos contendientes para indicar que el segundo de ellos jugará en su propio campo, es decir, "en casa". Por ejemplo "LA Lakers @ Boston Celtics" indica que el partido tendrá lugar en casa de los Celtics de Boston.

 

    Ray Tomlinson, el ingeniero americano que inventó en 1971 el correo electrónico, utilizó en 1972 el símbolo "@"  como separación entre el nombre del destinatario y el servidor que hacía las funciones de oficina de correos. Por ejemplo fulanodetal@ejemplo.com, donde el usuario se llama "fulanodetal" y el dominio "ejemplo.com".

    Resulta curioso cómo el símbolo de la arroba (@) ha empezado a utilizarse en español en algunos contextos no académicos como recurso gráfico que parece integrar las vocales "a" y "o", con lo que se pretende evitar engorrosas repeticiones políticamente correctas o corteses, como diría Gracián,  tales como "los niños y las niñas, los ciudadanos y las ciudadanas", por lo que se escribe "l@s niñ@s" o "l@s ciudadan@s",  haciendo así explícita gráficamente la alusión a los dos sexos, olvidando algo tan consabido como que en castellano el género masculino es el común, genérico o no marcado, que ya incluye al femenino, mientras que el femenino es el género marcado o exclusivo; olvidando que no se pueden confundir los géneros gramaticales con los sexos (en la frase "la policía disolvió la manifestación", tanto la palabra "policía" como "manifestación" son de género femenino en español, pero no necesariamente de sexo femenino);    y olvidando que cuando decimos "el niño y la niña están contentos" no podemos escribir "content@s" porque una de dos: o tendríamos que leerlo "contentos y contentas" y sería un despropósito lingüístico;  o tendríamos que decir "contento" y "contenta" como si fueran dos palabras distintas al modo de "pozo" y "poza" o "caño" y "caña" -pero ¿qué nota semántica que no sea redundante le añade al adjetivo "contento" la forma "contenta", aparte de la concordancia gramatical de género femenino? 


     Pues bien, en griego moderno ha comenzado a usarse el 'patito', como se ha dicho que ellos lo llaman, como terminación de plural asexuado, con lo que se escribiría «όλ@ ενωμέν@» en lugar de «όλοι ενωμένοι», originado por influencia de la comunidad LGBTI+. Resulta gracioso gráficamente pero hay que decir que el “patito” no es una letra del alfabeto griego, que solo vale en todo caso para la lengua escrita, por lo que no puede leerse ni pronunciarse sino solo escribirse, lo que nos condenaría al silencio, o a comunicarnos solo con tontos emojis o emoticonos y con escritura pictográfica, como de hecho ya hacemos a través de las redes sociales y nuestro phono sapiens.

viernes, 18 de noviembre de 2022

Coronavirus persistente

    Todos, incluidos tú, que lees esto, y yo, que lo escribo, tenemos lo que en la lengua del Imperio llaman «long covid», o sea «coronavirus long disease» y nosotros la enfermedad persistente o de larga duración del virus coronado
 
    No olvidemos la definición que dio de la persona en buen estado de salud el inolvidable doctor Knock: una persona sana es un enfermo que se ignora, es decir, que no sabe que está enfermo. Si le damos la vuelta al dicho, podemos decir, al revés, que un enfermo es una persona sana que se ignora, que no es consciente de la buena salud de la que goza porque ha recaído sobre ella la maldición exacta del diagnóstico.
 
    ¿No lo crees? Mira la tabla adjunta y dime que no has padecido o padeces alguno o varios simultáneamente de los doscientos un síntomas (201, en números) de esta "nueva enfermedad", o síndrome, mejor que enfermedad, del virus coronado cosecha de 2019. 
 
 
    Los síntomas asociados directamente pueden ser: cardiovasculares, dermatológicos, gastrointestinales, inmunológicos y autoinmunes, musculoesqueléticos, neurológicos (un amigo que había padecido la enfermedad me hablaba recientemente de la espesa «niebla mental», que le había quedado como consecuencia), otorrinolanrigológicos, oftalmológicos, psiquiátricos, pulmonares/respiratorios, reproductivos, genitourinarios, endocrinos y sistémicos.
 
    No hay que olvidar el que más éxito ha tenido de todos los síntomas, que es la ausencia de síntomas, el covid asintomático, que puede haber padecido el que tiene una salud a prueba de bombas, y no haberse percatado por no haberse sometido al test. Pues bien, ese covid asintomático también puede producir, por si fuera poco, un covid persistente igualmente asintomático y contagioso, con lo cual, nadie puede decirse que se haya librado cabalmente o esté libre ahora mismo de la influencia del virus coronado de larga duración o persistente, que se resiste a desaparecer de nuestras vidas. 
 
Sísifo, portador del coronavirus persistente
 
     Claro que con toda esa retahíla de síntomas, no sabe uno ya muy bien si achacárselos a la enfermedad o al remedio que ha resultado peor que la enfermedad, que es lo que insidiosamente se llamó "vacunación".
 
    ¿Qué podemos hacer? Una mujer entrada en años que se llama María del Olvido, bendito sea el olvido de su nombre, que es la auténtica salud, nos da un consejo que siempre se puede aprovechar:
      

jueves, 17 de noviembre de 2022

El dedo y la luna

    Unos dicen que "Cuando el sabio señala la luna, el necio mira al dedo" es un viejo proverbio oriental en general. Otros que un adagio chino en particular, y se lo atribuyen a Confucio. Hay quien le asigna al mismísimo Buda la frase: “Soy un dedo que señala a la Luna, no me mires a mí, mira a la Luna”. Y hay quienes lo relacionan con el taoísmo. 
 
    El vendedor de humo Alejandro Jodorowsky publicó en 2003, arrimando el ascua a su sardina, un libro titulado precisamente “El dedo y la luna”, que contenía cuentos, jaicus y koans "en la más pura tradición zen para ayudar a despertar al discípulo capaz de olvidarse del dedo y admirar directamente la belleza de la Luna", donde se hacía eco de este proverbio oriental según él. 
 
    Según otros se trata de un adagio africano, originalmente en idioma rundi, una lengua bantú hablada en Burundi, que reflejaría una sabiduría primitiva y contrapuesta, en cierto modo, a la sapiencia oriental. 
 

 
    Hay quien ha llegado a atribuírselo a Mao Tse-Tung, el ideólogo de la revolución cultural china, bajo la siguiente formulación: "Cuando señalas con el dedo índice a la Luna para mostrarla, los estúpidos (o idiotas, en otra versión), en vez de mirarla, miran a tu dedo". Al parecer, la frase estuvo en circulación durante algunos años entre algunos círculos comunistas de ideología marxista-leninista y maoísta, que decían que el dedo representaba el revisionismo, lo antiguo, y la Luna, la novedad y la revolución. 
 
    Hay gente, en efecto, dejando aparte lo del sabio y el necio, a la que le señalas la Luna y se queda mirando el dedo, cuando la Luna es siempre más importante que el dedo que la señala. No se insinúa que la gente sea estúpida, sino más bien que tiene tendencia a la mente dogmática que no quiere no ya creer sino simplemente ver nada, en este caso la Luna, que estropee una realidad idealizada. 
 
     En realidad el adagio del dedo y la Luna hay que atribuírselo a Agustín de Hipona, san Agustín, que lo dejó escrito en latín en el prólogo de sus cuatro libros De doctrina Christiana (doy el texto original al final): A los que no entienden lo que propongo les digo que no deben culparme a mí porque ellos no lo entiendan. Al modo que si quisieran ellos ver la última Luna o la nueva o alguna estrella poco clara que yo les mostrara señalando con el dedo, y sin embargo la agudeza de sus ojos no fuera suficiente ni para ver mi propio dedo, no por eso deberían enojarse conmigo. Pero los otros que aún después de entender y penetrar estas reglas no pudiesen alcanzar a ver los lugares oscuros de las divinas escrituras consideren que pueden ver ciertamente mi dedo, pero no pueden ver los astros que con él los señala. Por lo tanto, dejen unos y otros de hacerme reproches y pidan que por voluntad divina se les otorgue la luz de sus ojos. Pues aunque yo pueda mover un miembro mío para señalarles algo, no puedo iluminar los ojos con los que pueda contemplarse o bien mi propia señal o bien lo que quiero señalar.
 
 
 
     Viene a decirnos el teólogo que fuera obispo de Hipona que hay dos problemas: no ver la Luna y no ver el dedo que la señala, porque el problema es la ceguera, y ver solo el dedo que la señala. Pero también tenemos que tener en cuenta cómo nos engañan las imágenes en plena dictadura de la virtualidad en la que vivimos. Ya no es posible, o vamos a decir fácil, para el que mira captar el límite entre la puesta en escena construida por la imagen y la realidad que muestra esta construcción. Se anula la distancia entre el espectador y el juego escénico, y el espectador se encuentra a sí mismo reducido a la condición de objeto en la sociedad del espectáculo. 
 
    Cuando nos ponemos a indagar en el origen de un dicho que nos parece razonable y con el que estamos de acuerdo, solemos fijarnos en el autor del dicho, es decir, en el dedo que nos lo indica, más que en lo que el dicho dice. Necesitamos ampararnos bajo el escudo protector del argumento de autoridad del magister dixit. Lo ha dicho el Maestro y, por lo tanto, debe ser verdad. 
 

 
    Eso se ha hecho con este proverbio del dedo y la luna, atribuyéndoselo a Confucio, a Buda, a Mao, al primitivismo africano, al taoísmo o a la ideología que queramos. Aquí hemos visto que la formulación escrita más antigua que conocemos se debe a san Agustín, lo que no le quita ni le añade ningún mérito o demérito al adagio, por mucha o poca simpatía que tengamos por el obispo de Hipona y su doctrina cristiana. Lo interesante no es quién ha dicho tal cosa, sino lo razonable que sea esa cosa independientemente de quien la haya podido sostener.   
 
       Pero hay quien piensa que hay que retorcer y darle la vuelta al proverbio, y que cuando no un sabio, sino alguien que cree que sabe, como un político profesional o un 'influencer', por ejemplo, señala la Luna, lo inteligente es no caer en la trampa mirando hacia donde él quiere dirigir nuestra atención, esa Luna que nos señala para distraernos, que no es la real, sino la virtual que él quiere que veamos. Deberíamos pararnos a pensar quién es ese político, a quién representa y a dónde pretende llevar nuestra atención. En este último caso, podríamos decir que lo inteligente es fijarse en el dedo, mientras que lo necio sería mirar hacia la Luna.

Agustín recibiendo la inspiración divina: "Toma, lee".*

     ...illis qui haec quae scribimus non intellegunt hoc dico ita, me non esse reprehendendum, quia haec non intellegunt. tamquam si lunam uel ueterem uel nouam sidusue aliquod minime clarum uellent uidere, quod ego intento digito demonstrarem, illis autem nec ad ipsum digitum meum uidendum sufficiens esset acies oculorum, non propterea mihi succensere deberent. illi uero qui etiam istis praeceptis cognitis atque perceptis, ea quae in diuinis scripturis obscura sunt intueri nequiuerint, arbitrentur se digitum quidem meum uidere posse, sidera uero quibus demonstrandis intenditur, uidere non posse. et illi ergo et isti me reprehendere desinant et lumen oculorum diuinitus sibi praeberi deprecentur. non enim si possum membrum meum ad aliquid demonstrandum mouere, possum etiam oculos accendere quibus uel ipsa demonstratio mea uel etiam illud quod uolo demonstrare cernatur.  (Prólogo 3, De doctrina Chistiana, Agustín de Hipona).
 
NOTA:- Buscando la soledad con el propósito de llorar, Agustín se apartó muy lejos de Alipio, cuando, tumbado bajo una higuera, oyó entre los ríos de sus lágrimas una voz enviada por Dios: Toma, lee; toma, lee.

miércoles, 16 de noviembre de 2022

Diuide et impera

    No olvidemos que la primera regla del Régimen es enfrentarnos los unos a los otros, el famoso diuide et impera, divide y domina, una de las máximas latinas más conocidas y difundidas, que algunos atribuyen a Filipo de Macedonia, el padre de Alejandro Magno, y otros a Julio César -y hay quienes a Napoleón Bonaparte- pero que no aparece atestiguada en ninguna fuente clásica, por lo que más bien se trata de un latinajo medieval o del Renacimiento que se ha venido repitiendo desde entonces hasta la saciedad. 


    Entre nosotros se ha popularizado como divide y vencerás, donde "vencerás" quiere decir, obviamente, "gobernarás", o, como dice a veces la gente, "serás el puto amo". 

      La estrategia más utilizada por el Poder es dividir maquiavélica- y maniqueamente a sus súbditos y ponerlos en contraposición haciendo que se enfrenten entre sí los unos y los otros para poder dominarlos mejor sobreponiéndose a sus rencillas a modo de árbitro. Hay quien ha atribuido al rey de Francia Luis XI el lema “diviser pour régner”, dividir para reinar, que abunda en la idea de que hay que dividir al pueblo para reinar sobre él. El soberano está por encima de esas rencillas como elemento unificador, por eso cuando no hay suficientes rencillas los mandamases deben fomentarlas.

    Las divisiones cambian según los tiempos y circunstancias: derechas e izquierdas, hombres y mujeres, homosexuales y heterosexuales, inoculados y no-inoculados y un largo etcétera que se va renovando constantemente, hasta el punto de crear desavenencias horizontales entre los de abajo donde no las había para evitar el conflicto vertical de los de abajo contra los de arriba, del pueblo contra el Poder. 


     En Italia acaba de surgir una recientemente entre los pro-raves y anti-raves, cuando el gobierno ha prohibido las raves o fiestas juveniles de aficionados a determinada música house o techno, que se celebran sin autorización ocupando un edificio abandonado o al aire libre y se consumen sustancias no permitidas.

 

     Otra de las divisiones a las que estamos asistiendo es cisgéneros y trasgéneros, donde juegan un papel importante los prefijos latinos cis- (del lado de acá) y trans- (del lado de allá). Una vez que se establece que hay personas que no se sienten a gusto con el estereotipo o rol que la sociedad asigna a su sexo biológico y que a veces se denomina 'identidad sexual', como si alguien se sintiera cabalmente a gusto con eso y no viera el sinsentido que hay detrás de cualquier imposición identitaria, se crea la división: los que adoptan el estereotipo correspondiente al otro sexo (y eventualmente hacen la transición quirúrgica, convirtiéndose en transexuales) son etiquetados de trasgéneros (transgender en la lengua del Imperio), mientras que los que no tienen esa pretensión son denominados cisgéneros (cisgender), agrupando a los que están cómodos con el rol asignado a su sexo biológico y hacen alarde de él y a los que no lo están pero tampoco lo están adoptando el del otro sexo.  
 
       En este escenario, que gobierne la derecha o la izquierda es funcionalmente indiferente a la hora de crear divisiones.

martes, 15 de noviembre de 2022

El peso de la humanidad: ocho mil millones.

    Conservamos unos versos de los Cipria o cantos chipriotas del ciclo épico griego que con mucha seguridad constituían el comienzo del poema de la guerra que inaugura la literatura occidental. En ellos el poeta busca la causa remota de la Guerra de Troya, que no es simplemente el Juicio de Paris, sino la voluntad divina de Zeus: un motivo literario cuyos paralelos pueden encontrarse en otras literaturas. Este mito pretende explicar, ante todo, el origen de la muerte, pues se supone que en un principio los hombres eran inmortales, es decir que no eran conscientes de su mortalidad, por lo que el crecimiento y la multiplicación de la especie originó una superpoblación que abrumaba a la Tierra. 

    En la literatura de la antigua India, en la épica védica, en concreto en el Mahābhārata se narra que una vez la Tierra se quejó a Brahmā, que es el equivalente indio del Zeus griego, del peso cada vez mayor de la humanidad, y Brahmā creó la Muerte para aliviar el problema, pues hasta entonces los hombres eran inmortales, la fuerza maligna bajo forma de mujer  que aporta el equilibrio al universo y que se encarga de que no haya superpoblación.

    La solución que puede resolver tajantemente el problema de la superpoblación es la muerte, que se presenta en los Cipria por medio de la guerra que hace que los héroes se maten entre sí. Zeus, pues, tramó la Guerra de Troya, que es nuestra primera guerra mundial, a fin de que los guerreros se dieran la muerte y liberaran así al planeta de su pesada carga. En otros mitos griegos aparece una gran catástrofe destructiva como el diluvio, por ejemplo en el de Deucalión y Pirra, que puede compararse con el de Noé. 

   

La Caída de Troya, Francisco Collantes (1635)

    Así dicen los citados hexámetros griegos:  Hubo un tiempo en el mundo en que tribus sin número errantes / de hombres pisaban la faz del planeta de hondas entrañas. / Viéndolo Zeus se apiadó, y en sus sabias entendederas / dio en aliviar de personas la Tierra de todos nodriza, / soliviantando la gran cuestión de la guerra troyana, / para librarla mediante la muerte del peso. Y en Troya / héroes se iban matando, y de Zeus el plan se cumplía.

ἦν ὅτε μυρία φῦλα κατὰ χθόνα πλαζομένων <αἰεὶ / ἀνθρώπων ἐ>βάρυ<νε βαθυ>στέρνου πλάτος αἴης. / Ζεὺς δὲ ἰδὼν ἐλέησε, καὶ ἐν πυκιναῖς πραπίδεσσιν / σύνθετο κουφίσαι ἀνθρώπων παμβώτορα γαῖαν, / ῥιπίσσας πολέμου μεγάλην ἔριν Ἰλιακοῖο, / ὄφρα κενώσειεν θανάτῳ βάρος. οἱ δ' ἐνὶ Τροίῃ / ἥρωες κτείνοντο, Διὸς δ' ἐτελείετο βουλή.

    La coincidencia entre las dos literaturas, la griega y la india, ha hecho pensar en un posible origen común indoeuropeo, pero al parecer un mito similar está atestiguado más de mil años antes en Mesopotamia. Y, fuera del ámbito indoeuropeo, leo que pueden documentarse leyendas parecidas entre los indígenas de América del Norte en concreto entre los cheroquis y los navajos.

   

Gaseados, John Singer Sargent (1918)

    Vengamos del mito a la realidad: El caso es que ese momento, la vez del 'érase una vez', no puede ser otra más que ahora mismo: el planeta ha alcanzado ya, según dicen, la cifra de ocho mil millones de seres humanos, por lo que el Dinero, que es la encarnación de Dios, Zeus y Brahmā, no puede consentir esa sobrecarga que se juzga excesiva y amenazante para la supervivencia de la Tierra o, como le dicen ahora, del Planeta. Uno de los procedimientos más viejos y exitosos de reducción de la población es, viene siendo desde el principio, como hemos visto, la Guerra. Pero no es el único.

    Las piedras guía de Georgia (EE.UU), conocidas como el Stonehenge norteamericano, eran un monumento de granito de casi seis metros de altura que contenía diez objetivos escritos en ocho idiomas, que había sido tachado de satánico por los conservadores. Fueron sin embargo erigidas por un tal señor Christian, que era un pseudónimo que representaba a un grupo de 'leales americanos que creían en Dios'. Este verano sufrieron un atentado con explosivos, y a raíz de eso fueron derribadas por razones de seguridad por las autoridades.

    Se podía ver la estrella polar a través de una ranura en la piedra central, que señalaba el Norte, es decir, el rumbo que debería tomar la humanidad según ellas. El primer objetivo era «mantener la población (del planeta) por debajo de quinientos millones de habitantes en perpetuo equilibrio con la naturaleza» El décimo rezaba: «No seas un cáncer para la Tierra, deja espacio para la naturaleza». Habían sido considerados como los diez mandamientos del globalismo del Nuevo Orden Mundial. Cuando se inauguró el monumento, en 1980, la población mundial ascendía a 4.500 millones. Ahora estamos en casi el doble : 8.000 millones, muy lejos de los quinientos que proponían las 'satánicas' piedras.

  

     Piedras guía de Georgia (EEUU.) antes de su demolición.

    Bill Gates en una conferencia que pronunció en 2010 ya decía: El mundo actual tiene 6.800 millones de personas. Se dirige a unos nueve mil millones. Ahora, si hacemos un gran trabajo en nuevas vacunas, atención médica, servicios de salud reproductiva, podríamos reducir eso, quizás, en un 10 o 15 por ciento.

    La Guerra, como decíamos, es el procedimiento tradicional para controlar el exceso de población, pero hay otro, que es la esterilización de la población, que se consigue, si es voluntaria, con la promoción de métodos anticonceptivos, fruto de una adecuada educación sexual, y también, si no lo es, mediante otros métodos coercitivos que intentan frenar la tendencia de algunas culturas y religiones de traer al mundo todos los hijos "que Dios nos dé".

    Resultaba curiosa, a este respecto, la relación que establecía Gates entre las 'nuevas vacunas' y la reducción maltusiana de la población en un 10 ó 15 por ciento. No sé si con lo de 'nuevas vacunas' se refería a las inoculaciones génicas que se han experimentado contra la enfermedad del virus coronado estos dos últimos años. Si así fuera, podría entenderse tal vez la relación que establecía el milmillonario, ya que entre sus efectos adversos se han producido numerosos abortos en mujeres embarazadas, y es posible que hayan dejado estériles a muchas por los trastornos ocasionados en las menstruaciones. No es, por otra parte, ningún secreto ya que muchas personas han muerto a raíz de la inoculación de esos tratamientos génicos, y no precisamente a causa de la enfermedad que pretendían combatir. 

    ¿Hay una conspiración para reducir la población? Yo no lo sé, desde luego, pero es una creencia muy extendida, como muy extendido está también, sobre todo en Occidente, y es fruto principalmente de la educación, la idea de “salvar el planeta”, que hace que muchas personas renuncien a reproducirse y no quieran tener hijos en defensa del medio ambiente, y que prefieran algunos padres la adopción a la procreación. Resulta curioso cómo se combina esta tendencia perfectamente por otra parte con una hipersexualización desconectada totalmente de la reproducción.


    Y uno de los procedimientos empleados, según el 'filántropo' informático responsable de la digitalización del Estado y el Capital, son las insidiosamente denominadas 'vacunas', que cumplen a la perfección esa doble función: hacer que no nazcan más seres humanos y hacer que los vivos vayan enfermando y muriendo repentinamente antes del tiempo que la Parca les haya concedido. El Planeta es la nueva divinidad que exige humanos sacrificios que en última instancia son por el bien de la Humanidad. Nuestro peso ya se le hace al mundo intolerable.

lunes, 14 de noviembre de 2022

Y el Óscar es para...

    ...Zelensky, que no iba a ser menos estrella de la sociedad del espectáculo, siendo como es un títere del tío Sam. Senn Penn, el astro rutilante de Jólivuz cuyas virtudes interpretativas son bastante notables, le ha hecho entrega al pésimo actor ucraniano de uno de sus dos Oscars. No sabemos si el que recibió por Mystic River (2003) o el que le dieron años después por Milk (2008).   Como su colega ucraniano, haciendo uso de su modestia, no quería aceptar un Oscar que no le correspondía, Sean Penn le dice: Cuando ganes (la guerra, se sobreentiende), me lo traes de vuelta a Malibú. 

  

    Por su parte, el presidente ucraniano le entrega a Sean Penn la Orden del Mérito de tercer grado, agradeciéndole su sincero apoyo a la causa de Ucrania en su tercera visita al país, y le asegura que la estatuilla del Óscar permanecerá en Kiev hasta el fin de la guerra, simbolizando la fe en la victoria. A continuación le lleva hasta el Paseo de los Valientes, donde varias lápidas recuerdan los nombres y fechas de visitas de los personajones famosos, generalmente dirigentes, de otros países que han apoyado significativamente a Ucrania. Allí figura una losa con el nombre de "Sean Penn", la fecha de su primera visita al país: 24 de febrero de 2022, y un inevitable código QR que informa sobre la biografía del personaje. 


     Allí dice solemnemente Sean Penn que hay tres lugares en el mundo de los que se siente más orgulloso: el lugar donde nació su hija, el lugar donde nació su hijo, y "este", dice refiriéndose a su propia lápida en el Paseo de los Valientes de la capital de Ucrania.

    Lástima que el ardor guerrero del actor y director cinematográfico, que se halla rodando en Ucrania un documental sobre la invasión rusa, no haya animado al dirigente y títere de Guásinton y de la OTAN a buscar una salida diplomática y pacífica, sino a ganar la guerra, es decir, a seguir empecinado en ella. Pero se entiende, si lo pensamos un poco,  porque de lo contrario a lo mejor perdía la ocasión de rodar su precioso reportaje sobre la guerra, una guerra que le hizo declarar en su momento que Ucrania era la punta de lanza para el abrazo democrático de los sueños (sic): "Si dejamos que luchen solos, el alma de Estados Unidos (Penn dijo "América") se habrá perdido".   

domingo, 13 de noviembre de 2022

Breve memoria histórica (tercera y última parte)

    Hemos visto que el salvífico suero no protege al individuo contra la enfermedad y no previene su transmisión comunitaria tampoco, no cumpliendo por lo tanto ninguna de las dos funciones esenciales asignadas tradicionalmente a una vacuna. 

    Si la inutilidad o falta de necesidad fuera su único defecto, no sería algo demasiado dramático ni trágico. Sin embargo, a esta inutilidad hay que añadir, lamentablemente, numerosos y graves efectos indeseables, que se han dado en llamar 'secundarios' dando a entender que no son 'primarios' o deseados. También se han denominado 'colaterales', con expresión tomada del periodismo bélico, y 'marginales' en lugar de 'directos', minimizando su importancia. Entre estos efectos se encuentran no solo numerosas enfermedades, sino también la muerte, hasta el punto de que el riesgo de morir en caso de aparición de uno de ellos es mayor que el de morir por la enfermedad del virus coronado en caso de haber contraído los síntomas del síndrome. 


    El reconocido cardiólogo británico Assem Malhotra, basándose en estudios israelíes y estadounidenses con datos claros y precisos, afirma que hay un aumento del 25% en ataques y paros cardíacos asociados a la inoculación y no a la enfermedad del virus coronado, por lo que aquella provoca más daño que protección no solo a los jóvenes sino también a los mayores de 60 años, y propone que se suspenda el proceso de inmediato. La primera parte del estudio puede consultarse aquí y la segunda parte aquí.

    En conclusión, estamos en presencia de unos productos que no protegen de la enfermedad, no evitan su transmisión y que, además, provocan efectos adversos graves, incluida la muerte. No es inocente el hecho de que hayan sido denomiandos 'vacunas', cuando pueden llamarse con mayor razón 'quimioterapia'.

    Y si sabemos que  la terapia en cuestión es una nueva terapia génica (ARNm) diferente de las vacunas ordinarias, que se comercializó precipitadamente, sin pasar por todas las fases ordinarias de ensayo y control, que se autorizó sobre la base de estudios chapuceros realizados únicamente por los fabricantes del producto, estaba al alcance de cualquier persona sensata considerar que la sustancia en cuestión podría tener efectos secundarios nocivos, cuando no peligrosos como enfermedad, discapacidad e incluso la muerte.


     Aunque las autoridades sanitarias reconocieran socráticamente ahora en un arrebato de sinceridad que no sabían nada sobre las consecuencias de los pinchazos a medio y largo plazo que se están viendo ahora, y que actuaron por la urgencia que exigía la gravedad de la situación, no dejarían de ser responsables en el mejor caso de lo que se llama en derecho un “dolus eventualis”, porque deberían haber actuado con la cautela de no recomendarlas precisamente por eso. 
      La Organización Mundial de la Salud, que tiene como objetivo que no oculta vacunar a todo el mundo, cuyos financiadores privados son la Fundación Bill y Melinda Gates y GAVI, sigue presionando mucho para que la gente se ponga las vacunas contra la enfermedad del virus coronado. Preguntémonos, al modo de los detectives, a quién beneficia el crimen. 

       No olvidemos a la señora Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, que tomó la iniciativa de realizar pedidos con la mayor opacidad de 4.500 millones de dosis de “vacunas Cóvid” para los súbditos de la Unión, cuando somos cuatrocientos cincuenta millones los habitantes de la Comunidad Europea, lo que implica que compró diez dosis para cada súbdito, y lo hizo por la suma colosal de 71.000 millones de euros de dinero público. El precio inicial de cada dosis pasó de repente de 4,50 euros a 19,50 euros que cuesta ahora. 

 

  ¿Nos libraremos algún día de la esclavitud impuesta por la codicia de los poderosos cuyo único objetivo es maximizar sus ganancias a costa de humanos sacrificios? 

    Tres imágenes para el recuerdo y una reflexión final:

 
 

Si mantenemos en la vida real el distanciamiento social que nos exigían las autoridades y dejamos los besos y los abrazos para nuestra "outra vida", ¿cuándo accederemos a ella?, ¿una vez inoculados y muertos? ¿En el futuro, inalcanzable por esencia y siempre postergado y fugitivo? ¿dónde está esa otra vida, que no es esta, la real, la única que tenemos? ¿Qué clase de vida es esa? ¿Virtual, digital, numérica, ideal? Eso es lo que nos han vendido, que hay otra vida y que para acceder a ella hay que renunciar a esta, hay que confinarse en la caverna de Platón, definirse como trogloditas y protegerse con medidas de barrera e inocularse, porque fuera hay muchos virus muy peligrosos y letales, y encender las pantallas que nos dan el cambiazo de las cosas por las ideas, de los bienes por los valores, igual que nos decían en la Edad Media, de la que todavía no hemos acabado de salir, aunque parezca mentira, que la vida verdadera y la verdadera vida  comenzaba después de la muerte, no era esta vida terrenal y miserable, la única que tenemos, sino la otra, la eterna y celestial.

sábado, 12 de noviembre de 2022

Breve memoria histórica (segunda parte)

    Se deastó una frenética campaña de inoculación masiva sin precedentes, realizada con fondos públicos, en última instancia, en beneficio de ganancias astronómicas para las compañías farmacéuticas  y sus accionistas. Desde las altas esferas se propagaban bulos como que la vacuna era, nada más falso, lo dijo entre nosotros el doctor en economía Sánchez Pérez-Castejón: “Libertad, libertad y libertad”. Si queríamos salir del callejón sin salida de la caverna en la que nos habían confinado, tendríamos que someternos a la inyección.  Se promovió el jeringuillazo incluso entre la juventud del país, que no se había visto afectada por la enfermedad, acusándola de contagiar irresponsablemente a sus mayores y llevándola a aceptar una terapia de cuyas consecuencias a medio y largo plazo nada se sabía. 


     Estos productos experimentales, fabricados a toda prisa y sin haber pasado todas las pruebas de control exigidas, fueron autorizados bajo el argumento de que no había medicamentos contra la 'nueva' enfermedad que causaba el 'nuevo' virus. Se presentaban como lo que no eran: sustancias que protegerían al individuo y prevendrían la propagación de la enfermedad. Y aquí es donde adquiere proporciones considerables la negación de la realidad, que se lleva a cabo en la caverna platónica, donde estaba incrustado el virus y no en el exterior, como en el cuento de Poe 'La máscara de la Muerte Roja'. 

    Las llamadas insidiosamente 'vacunas cóvid' no protegen al individuo. Todos hemos visto en nuestro entorno personas vacunadas que han contraído la enfermedad. Dijeron, para justificar la anomalía, que protegían de las formas graves de la enfermedad. Es curioso cómo, con estas palabras, reconocían sin querer expresamente que no protegían de la enfermedad, sino solo de su forma grave. Pero esta afirmación también se viene abajo y se revela completamente falsa porque no hay ningún estudio científico serio que la avale, y, porque ¿cómo podemos, lógicamente, afirmar que una persona vacunada que enferma hubiera padecido una forma más grave de la enfermedad si no se hubiera inoculado cuando no es posible deshacer lo que está hecho para ver cuál hubiera sido el efecto? 


    Pero es que además, la literatura científica independiente de la industria farmacéutica, pese al estigma negacionista que recae sobre ella constantemente, muestra exactamente lo contrario, que las personas triplemente vacunadas se exponen a formas graves de la enfermedad e incluso a la muerte más que las no vacunadas. ¡Paradójico mundo en el que vacunamos -inmunizamos, decían- a personas que así se vuelven más susceptibles de contraer la enfermedad y morir que las personas que no habían sido vacunadas!

    Ya en julio de 2021 se podía ver que los países que más habían inoculado, como por ejemplo Israel, no solo no detuvieron la enfermedad, sino que fue allí donde se registraron los mayores picos, más graves que los registrados antes de las inyecciones génicas, de personas infectadas. Y también se podía ver que la situación era mucho mejor en los países que menos acceso habían tenido a la supuestamente salvífica vacuna. 

    La segunda cualidad esencial de una vacuna en condiciones es la de evitar la propagación del virus y por tanto romper las cadenas de transmisión. Divulgaron el lema: “todos vacunados, todos protegidos”. Usaban la palabra 'inmunizar' como sinónimo de 'vacunar' y denominaban 'vacunar' a lo que era inyectar una sustancia experimental. Esta mentira permitió a los Estados establecer el certificado cóvid, un salvoconducto o pasaporte que privó a los ciudadanos no vacunados de algunos derechos fundamentales. Los parias no vacunados, ciudadanos irresponsables, tenían que quedarse en casa. No merecían acceso a restaurantes, cines, conciertos, ocio nocturno, etcétera. 

    Por otro lado, era justo reservar estas comodidades para ciudadanos dóciles engañados y sumisos. ¡Qué gran acierto de un gobierno promover un certificado que discrimina a parte de su población! Ya lo dice el latinajo: diuide et impera: divide y domina. Se propagó que los vacunados eran ciudadanos responsables, solidarios y altruistas, a diferencia de los no vacunados que eran egoístas, creándose una división entre "buenos" y "malos" ciudadanos. Se rompieron algunas relaciones. Se apoderó de la gente el miedo al otro. Incluso llegó a decirse que una persona no vacunada no debería ser tratada si enfermaba porque se lo había buscado.


viernes, 11 de noviembre de 2022

Breve memoria histórica (primera parte)

    Marzo de 2020, se desencadena una extraordinaria campaña mediática. Medios de (in)formación de masas y gobiernos se alían, empujados por las industrias farmacéuticas en manos de grandes oligarcas que algunos denominan ingenuamente 'filántropos', para inocularnos día y noche, sin pausa, imágenes impactantes de terror: cadáveres que ni siquiera son cadáveres sino números de muertos y ataúdes para hacernos creer que íbamos todos a morir víctimas de la Peste Negra o algo peor. Comienza la distopía. Comienza en Europa la epidemia la Enfermedad del Virus Coronado cosecha de 2019, enseguida declarada pandemia. Cunde el pánico general. Nos hacen ver que existe lo que no hay, actualizándose una vez más el mito de la caverna platónica.  
 
Representación gráfica del mito de la caverna
      "Estamos en guerra" llegan a proclamar algunos gobiernos y militronchos, "contra un enemigo invisible, pero mortal: el Virus". Se toman medidas excepcionales apresuradamente, implementándose protocolos, según la expresión que utilizaban entonces los gobiernos, para cerrar comercios, colegios, institutos, universidades, e implantar una enseñanza digital en línea a través de la Red, y se cierran hospitales y centros de atención primaria a los que solo se debe ir en caso de estar muriéndose uno. Se crea la telemedicina. Se decreta el confinamiento  y el uso de mascarillas... Volvemos todos a la caverna de Platón, donde de espaldas a la realidad nos volcamos en las pantallas. Gobernantes y Ejecutivos entraban en pánico y perdían la calma y la compostura, contribuyendo a aumentar el clima de miedo y desasosiego con sus declaraciones histéricas, en unos momentos en que era necesario haber mantenido la serena reflexión.

    Sin embargo, se alzaron algunas voces, enseguida acalladas por la censura de los verificadores de los bulos. En abril de 2020 algunos científicos honestos como el profesor John Ioannidis de la Universidad de Stanford indicaron que la epidemia, ya declarada pandemia sin razón sanitaria, para lo que cambiaron la definición del término, no era tan fiera como nos la pintaban y no presentaba ninguna preocupación particular más allá de la de cualquier gripe estacional. Su voz discordante fue silenciada enseguida en favor de un clima provocador de ansiedad sostenido constantemente que se llamó “Nueva Normalidad”, que no se sabía en qué iba a desembocar. 

      Alegoría de la Caverna de Platón
 
    Ante la enfermedad, algunos médicos inmediatamente comenzaron a hacer aquello que sabían, que era tratar como siempre a los pacientes. Para ello utilizaron los fármacos que conocían desde hacía tiempo, baratos y seguros, como la hidroxicloroquina o la ivermectina. Y funcionaban… Pero de repente estos medicamentos fueron de la noche a la mañana declarados peligrosos y demonizados. La famosa y prestigiosa revista The Lancet, la Biblia científica revisada por pares, publicó un artículo que afirmaba, basándose en informes supuestamente científicos, que la hidroxicloroquina era un medicamento peligroso que no debía usarse contra la enfermedad del virus coronado, un artículo completamente falso, que hizo que la propia revista pidiera disculpas después por haberlo publicado, excusas que la prensa oficial no mencionó.

    Entonces, ¿por qué estos y otros tratamientos baratos y asequibles fueron repentinamente prohibidos o rechazados? ¿Por qué se les dijo a los enfermos que se quedaran en casa y solo acudieran a recibir atención hospitalaria si padecían dificultad respiratoria severa? ¿Por qué la gente no se curó como podía haberlo hecho con los medicamentos existentes habituales? ¿Por qué tantas personas que no fueron debidamente atendidas han muerto solas en sus casas? ¿Por qué se dejó morir a tantos mayores aislados en las habitaciones de sus residencias de ancianos, sin permitirles siquiera la visita de un ser querido porque había que quedarse en casa a toda costa bajo arresto domiciliario, siempre dentro de la platónica y mediática caverna?



    La respuesta es muy sencilla: La Nueva Normalidad finalmente desembocaría en el establecimiento de una campaña mundial de vacunación innecesaria y sin precedentes como única salida. Habían estado preparando la llegada del Santo Grial, las vacunas-que-no-eran-vacunas sino productos experimentales de manipulación genética, presentadas como la panacea universal y mesiánica que iba a salvar al mundo y redimirlo. De hecho, las grandes compañías farmacéuticas olfateaban ya un suculento negocio y se frotaban las manos.