Conservamos
unos versos de los Cipria o cantos chipriotas del ciclo épico griego
que con mucha seguridad constituían el comienzo del poema de la guerra que inaugura la literatura occidental. En
ellos el poeta busca la causa remota de la Guerra de Troya, que no es
simplemente el Juicio de Paris, sino la voluntad divina de Zeus: un motivo literario cuyos
paralelos pueden encontrarse en otras literaturas. Este mito pretende
explicar, ante todo, el origen de la muerte, pues se supone que en un
principio los hombres eran inmortales, es decir que no eran conscientes de su mortalidad, por lo que el crecimiento y la
multiplicación de la especie originó una superpoblación que
abrumaba a la Tierra. 
    En
la literatura de la antigua India, en la épica védica, en concreto
en el  Mahābhārata se narra que una vez la Tierra se quejó a
Brahmā, que es el equivalente indio del Zeus griego, del peso cada
vez mayor de la humanidad, y Brahmā creó la Muerte para
aliviar el problema, pues hasta entonces los hombres eran inmortales, la fuerza maligna bajo forma de mujer  que aporta el equilibrio al universo y que
se encarga de que no haya superpoblación. 
    La solución que puede resolver
tajantemente el problema de la superpoblación es la muerte, que se presenta en los Cipria por
medio de la guerra que hace que los héroes se maten entre sí. Zeus,
pues, tramó la Guerra de Troya, que es nuestra primera guerra mundial, a fin de que los guerreros se dieran la muerte y
liberaran así al planeta de su pesada carga.  En otros mitos griegos aparece
una gran catástrofe destructiva como el diluvio, por ejemplo en el de Deucalión y Pirra, que puede compararse con el de Noé. 
 
   
La Caída de Troya, Francisco Collantes (1635)
    Así dicen los citados hexámetros griegos:  Hubo
un tiempo en el mundo en que tribus sin número errantes / de hombres
pisaban la faz del planeta de hondas entrañas. / Viéndolo Zeus se
apiadó, y en sus sabias entendederas / dio en aliviar de personas
la Tierra de todos nodriza, / soliviantando la gran cuestión de la
guerra troyana, / para librarla mediante la muerte del peso. Y en
Troya / héroes se iban matando, y de Zeus el plan se cumplía.
ἦν ὅτε μυρία
φῦλα κατὰ χθόνα πλαζομένων <αἰεὶ /
ἀνθρώπων ἐ>βάρυ<νε βαθυ>στέρνου
πλάτος αἴης. / Ζεὺς δὲ ἰδὼν ἐλέησε,
καὶ ἐν πυκιναῖς πραπίδεσσιν / σύνθετο
κουφίσαι ἀνθρώπων παμβώτορα γαῖαν, /
ῥιπίσσας πολέμου μεγάλην ἔριν Ἰλιακοῖο,
/ ὄφρα κενώσειεν θανάτῳ βάρος. οἱ δ'
ἐνὶ Τροίῃ / ἥρωες κτείνοντο, Διὸς δ'
ἐτελείετο βουλή. 
    La
coincidencia entre las dos literaturas, la griega y la india, ha
hecho pensar en un posible origen común indoeuropeo, pero al parecer un mito similar está
atestiguado más de mil años antes en Mesopotamia. Y, fuera del
ámbito indoeuropeo, leo que pueden documentarse leyendas parecidas
entre los indígenas de América del Norte en concreto entre los cheroquis y
los navajos. 
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Gaseados, John Singer Sargent (1918)
    Vengamos
del mito a la realidad: El caso es que ese momento, la vez del 'érase
una vez', no puede ser otra más que ahora mismo: el planeta ha alcanzado
ya, según dicen, la cifra de ocho mil millones de seres humanos, por
lo que el Dinero, que es la encarnación de Dios, Zeus y Brahmā, no
puede consentir esa sobrecarga que se juzga excesiva y amenazante para la supervivencia de la Tierra o, como le dicen ahora, del Planeta. Uno de los procedimientos más viejos y exitosos de reducción de la población es, viene siendo desde el principio, como hemos visto, la Guerra. Pero no es el único. 
    Las
piedras guía de Georgia (EE.UU), conocidas como el Stonehenge
norteamericano, eran un monumento de granito de casi seis metros de
altura que contenía diez objetivos escritos en ocho idiomas,
que había sido tachado de satánico por los conservadores. Fueron
sin embargo erigidas por un tal señor Christian, que era un
pseudónimo que representaba a un grupo de 'leales americanos que
creían en Dios'. Este verano sufrieron un atentado con explosivos, y
a raíz de eso fueron derribadas por razones de seguridad por las autoridades.  
	    Se
podía ver la estrella polar a través de una ranura en la piedra
central, que señalaba el Norte, es decir, el rumbo que debería
tomar la humanidad según ellas. El primer objetivo era «mantener la población
(del planeta) por debajo de quinientos millones de habitantes en
perpetuo equilibrio con la naturaleza» El décimo rezaba:
«No seas un cáncer para la Tierra, deja espacio
para la naturaleza».
Habían sido considerados como los diez mandamientos del globalismo del Nuevo Orden Mundial. Cuando se
inauguró el monumento, en 1980, la población mundial ascendía a
4.500 millones. Ahora estamos en casi el doble : 8.000 millones,
muy lejos de los quinientos que proponían las 'satánicas' piedras.
  
 
     Piedras guía de Georgia (EEUU.) antes de su demolición.
    Bill
Gates en una conferencia que pronunció en 2010 ya decía: El
mundo actual tiene 6.800 millones de personas. Se dirige a unos nueve
mil millones. Ahora, si hacemos un gran trabajo en nuevas vacunas,
atención médica, servicios de salud reproductiva, podríamos
reducir eso, quizás, en un 10 o 15 por ciento.
    La Guerra, como decíamos, es el procedimiento tradicional para controlar el exceso de población, pero hay otro, que es la esterilización de la población, que se consigue, si es voluntaria, con la promoción de métodos anticonceptivos, fruto de una adecuada educación sexual, y también, si no lo es, mediante otros métodos coercitivos que intentan frenar la tendencia de algunas culturas y religiones de traer al mundo todos los hijos "que Dios nos dé". 
	    Resultaba curiosa, a este respecto, la relación que establecía Gates entre las 'nuevas vacunas' y la reducción maltusiana de la población en un 10 ó 15 por ciento. No sé si con lo de 'nuevas vacunas' se refería a las inoculaciones génicas que se han experimentado contra la enfermedad del virus coronado estos dos últimos años. Si así fuera, podría entenderse tal vez la relación que establecía el milmillonario, ya que entre sus efectos adversos se han producido numerosos abortos en mujeres embarazadas, y es posible que hayan dejado estériles a muchas por los trastornos ocasionados en las menstruaciones. No es, por otra parte, ningún secreto ya que muchas personas han muerto a raíz de la inoculación de esos tratamientos génicos, y no precisamente a causa de la enfermedad que pretendían combatir. 
    ¿Hay
una conspiración para reducir la población? Yo no lo sé, desde luego, pero es una creencia muy extendida, como muy extendido está también, sobre todo en Occidente, y es fruto principalmente de la educación, la idea de  “salvar el planeta”, que hace que muchas personas renuncien a reproducirse y no quieran tener hijos en defensa del medio ambiente, y que prefieran algunos padres la adopción a la procreación. Resulta curioso cómo se combina esta tendencia perfectamente por otra parte con una hipersexualización desconectada totalmente de la reproducción.

    Y
uno de los procedimientos empleados, según el 'filántropo' informático responsable de la digitalización del Estado y el Capital, son las insidiosamente denominadas 'vacunas', que cumplen a la perfección esa doble
función: hacer que no nazcan más seres humanos y hacer que los vivos vayan enfermando y muriendo repentinamente antes del tiempo que la Parca les haya concedido. El Planeta es la nueva divinidad que exige humanos sacrificios que en última instancia son por el bien de la Humanidad. Nuestro peso ya se le hace al mundo intolerable.