lunes, 8 de agosto de 2022

No hay inmunidad, pero sí rebaño.

    Según el periódico ABC, diario de referencia y decano de la prensa nacional, que no racional, Estos son los síntomas de la variante Ómicron que afectan a las personas ya vacunadas de Covid. Escribe el autor del artículo que firma M.L.C.: Estar vacunado no implica estar libre de coger el coronavirus. Porque no se concibieron (las denominadas 'vacunas') para evitar los contagios, sino para que los efectos del virus sean mucho menos adversos e incluso pasen desapercibidos. 
 
    ¡Qué sutileza esta última de los efectos del virus que pasan desapercibidos! Es como si quisieran que no se les dé relevancia. Pero difícilmente pueden pasar desapercibidos estos síntomas de Ómicron, la última variante o mutación o lo que sea del engendro viral, que según ABC aparecen en personas vacunadas: tos persistente, secreción nasal, cansancio, fatiga muscular, dolor de cabeza, dolor de garganta, fiebre, estornudos. La mayoría de ellos son bastante visibles y triviales. Otra cosa es que no queramos darles demasiada importancia porque son los síntomas de un catarro o constipado o gripe, si se quiere, de toda la vida, que todos hemos experimentado alguna vez.
 

 
    Lo que no podemos afirmar, porque es algo que no podemos saber a ciencia cierta, o que sólo podemos saber 'a ciencia incierta' al no tener ningún elemento de referencia para la comparación, es que estos síntomas del virus serían más graves e incluso mortales si uno no se hubiese prestado a las inoculaciones experimentales.
 
     No especifica el citado artículo si estos síntomas afectan también a las personas no vacunadas, porque si no les afectasen, serían la clara consecuencia de las inoculaciones, y serían ellas y el virus o la proteína del virus inoculada, la causa de dichos síntomas que con tanta rapidez se contagian en este verano caluroso, un verano en el que el calor mata, siempre según la prensa orgánica, disparándose la mortalidad en oleadas cada vez más extremas, de manera que cuando suben las temperaturas aumentan los fallecimientos.
 
     Otro periódico de la prensa nacional, que no racional, afirma al respecto sin ruborizarse: “Este calor no es normal: media España registra el inicio de verano más caluroso de la serie histórica”. (No sabemos nada de la serie pre-histórica, de la que no hay nada escrito ni escritura siquiera).
 
     El estudio que reporta el periódico ABC concluye que “la eficacia de las vacunas ha ayudado a que los efectos del virus se vean muy reducidos”. Pero no es una conclusión lógica, porque lo que se pretendía con las inyecciones era inmunizarnos, alcanzar la inmunidad de rebaño o de grupo, como pretenden otros, a los que ofende lo del rebaño gregario que somos, lo que quiere decir precisamente evitar el contagio. Y eso, reconozcámoslo, no se ha conseguido, sino todo lo contrario.
 
 
 
     Hay más contagios que nunca. Y en plena canícula de época estival. Estos contagios no son letales, pero ¿lo fueron acaso alguna vez? No, nunca lo fueron. Se sabía desde el principio que la letalidad del virus no era grave, no más que la de la gripe normal y corriente de todos los años por las mismas fechas, aunque se nos dijo lo contrario, sembrando el pánico y encendiendo todas las alarmas.
 
     Las autoridades sanitarias le dijeron a la profesión médica, mintiéndole e imponiéndole unos protocolos irracionales (y donde hay capitán, como dice el refrán, no manda marinero), que no se podía hacer nada para curar el COVID-19, porque no había ningún tratamiento disponible. La prensa oficial y orgánica de todo el mundo respaldaba este nihilismo terapéutico interesado*, en el sentido más económico del término, lo que justificaba la aprobación por razones de emergencia y vía de urgencia de unos sueros experimentales, que, a la vista está, han fracasado estrepitosamente porque la inmensa mayoría tarde o temprano se ha acabado contagiado.
 
     La defensa a ultranza de las presuntas vacunas anticóvid les lleva a decir que estos síntomas que padecen las personas vacunadas son insignificantes: “Tanto que pueden pasar como un resfriado corriente y que desaparezcan en apenas unos días”.
 
   
 
     Si humanum fuit errare, si equivocarse fue humano, como escribió san Agustín, habría que reconocerlo, pero no lo hacen, porque no se han equivocado. Lo que han conseguido era precisamente lo que pretendían. Así que hay que concluir como el santo: diabolicum est per animositatem in errore manere: perseverar en el error debido a su animosidad hostil, eso ya no es humano, no, sino diabólico.
 
     *El interés del capital era que trascurriera el tiempo sin hacer nada, había que quedarse en casa, no fueran a colapsarse los servicios de urgencia de los hospitales. Había que permanecer aislado (stay home) para salvar vidas (save lifes), y resistir, solos, hasta que los labios se amoratasen para ir al hospital. Se negaron la hidroxicloroquina y la ivermectina, unos tratamientos baratos y sin patente, y se puso el foco en la esperanza futura mesiánica y universal de la vacuna que según la Iglesia de la Ciencia Católica salvaría a la humanidad de la muerte eterna.  
 
    Hagamos, para acabar esta reflexión, un pequeño ejercicio sencillo de memoria histórica: El 10 de mayo de 2021 el presidente del gobierno de las Españas autonómicas nos aseguraba que faltaban sólo 100 días para lograr la inmunidad de rebaño, de grupo decía él para no ofender a nadie. En aquellos momentos, sólo un tercio de la población española había recibido alguna inyección y se fijaba para agosto el fin de la transmisión.
 
    Ahora, tras un año y 3 o 4 jeringuillazos, una vez superado aquel objetivo con creces, se demuestra que estos productos farmacéuticos no impiden la infección ni inmunizan contra ella, y que por lo tanto no son sinónimos, como pretendían políticos y periodistas, 'inmunizado' e 'inyectado con estos sueros experimentales' que no impiden la transmisión.   

 
 

domingo, 7 de agosto de 2022

Realidades reales e imaginadas

    En una entrevista que el periodista Henrique Mariño le hacía al escritor Juan José Millás el 10 de julio de 2020, en plena pandemia, en el periódico Público, que llevaba por título “El capitalismo es un delirio que en cualquier momento se puede venir abajo”, el columnista y escritor reflexionaba sobre el coronavirus, el capitalismo y el futuro.

    En un momento de su trascurso el entrevistador le hacía la interesantísima pregunta siguiente: ¿La economía y las finanzas son una cuestión de fe? A la que Juan José Millás respondía, equiparando fe y confianza: -“Absolutamente. Son una cuestión de confianza. El Corte Inglés existe porque creemos en él. Si dejásemos de hacerlo, duraría una o dos semanas. Sin embargo, si dejas de creer en el virus, seguirá existiendo. Insisto: esa es la diferencia entre las realidades reales y las realidades imaginadas.”

    Según Millás El Corte Inglés sería una realidad imaginada, mientras que el (corona)virus sería una realidad real, valga la redundancia... Pero ahí está, en la redundancia, la trampa dialéctica: no hay realidades reales, todas las realidades son ideales, todas son imaginadas. Es cierto que El Corte Inglés existe porque creemos en él, pero el Cóvid también.


     Cóvid, como tal nombre propio, es un acrónimo de COronaVIrus Disease: enfermedad del virus coronado. Pero esta "nueva" enfermedad no tiene nada de nuevo: su patología es más vieja que el catarro de Matusalén. De hecho no presenta síntomas, que es lo más sospechoso de todo. La enfermedad cursa generalmente asintomática. Y si presenta algún síntoma clínico como fiebre, cansancio, neumonía, tos, pérdida de olfato o cualquier otro de los muchos que se le han atribuido no es exclusivo de esa supuesta nueva enfermedad o síndrome, cuya existencia sólo la revela una prueba que, por otra parte, no prueba nada en absoluto.

    La única novedad de la supuesta 'enfermedad del virus coronado' o Cóvid, es la ausencia de síntomas o la presencia de los síntomas de toda la vida de cualquier gripe, catarro o neumonía. La única novedad de esta nueva enfermedad es el nombre: Cóvid, el nuevo artículo de fe, la pesadilla mortífera de una realidad imaginada, tan real como El Corte Inglés, no menos mortífero.

sábado, 6 de agosto de 2022

Proxima Centauri

    Próxima Centauri o Alfa Centauri C​​ es una enana roja situada aproximadamente a 4,22 años luz ​ de la Tierra, en la constelación del Centauro. Es la estrella más cercana al Sol. 
 
    El científico y filósofo de la ciencia francés Étienne Klein, director de investigación de la Comisión de Energía Atómica, ha subido a las redes una imagen de dicha estrella tomada por el Telescopio Espacial James-Webb (JWST), subrayando que la imagen mostraba un nivel de detalle que abría un nuevo mundo para la Ciencia. He aquí la imagen:
 
 
    Después de viralizarse rápidamente la noticia, Étienne Klein reveló que la fotografía era una rodaja de chorizo, y que se trataba de una broma que debería enseñarnos a desconfiar de los argumentos de autoridad tanto como de la elocuencia espontánea de ciertas imágenes.

    El problema de las imágenes es que enseguida las consideramos artículos de fe y hacemos de ellas santos de devoción, como decía mi difunta abuela analfabeta cuando veía un libro que contenía muchas ilustraciones, que ella denominaba "santos". 
 
    Las noticias falsas siempre tienen más éxito que las verdaderas en las redes sociales precisamente porque no se acomodan a lo que consideramos real y su novedad hace que se asimilen y pasen enseguida a ser parte de la realidad. 
 
Étienne Klein (1958-...)
 
     Las noticias falsas, obviamente, no son verdaderas, no hace falta decirlo, pero sí son reales y configuran, por lo tanto, la realidad, que tampoco es, hay que decirlo y repetirlo, verdadera.

    Esta anécdota nos lleva a plantearnos el fenómeno de redefinición del vocabulario que hace que las palabras se vacíen de su significado o adquieran otro que no tenían. Podemos tomar como ejemplo, precisamente, la palabra “verdad” que la RAE define en primer término como “Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente”, o, dicho de otra manera más sencilla, verdad es la correspondencia o adecuación entre algo que se dice y la cosa a la que se refiere. Eso era, más o menos, lo que se creía en el mundo antiguo hasta la fecha, porque ahora, dentro del sistema político democrático vigente, la verdad se redefine como lo que la mayoría de la gente cree que es verdad, independientemente de que sea cierto o no lo sea, porque lo dicen los expertos a través de los medios masivos.
 
    Y la gente cree a pie juntillas, sin cuestionarlo en absoluto, lo que dicen los medios de información, especialmente si viene avalado  por un experto como en el caso que nos ocupa de la Proxima Centauri, quien nos ha engañado con una fotografía falsa con la mejor intención del mundo, para desengañarnos y que desconfiemos del criterio de autoridad. 
 
    También se ha redefinido hoy en día la palabra “experto”, que ya no es aquel que tiene grandes conocimientos en una materia especializada, sino aquel que es reconocido como autoridad en la materia por los medios de comunicación que lo presentan como tal a la opinión pública. El especialista es aquel que cada vez sabe más de menos. El nivel de especialización es tan alto que los conocimientos especializados no pueden ser asimilados por la gente.  
 
    Las noticias falsas son noticia antes que se descubra su intrínseca falsedad. Las fake news son noticias: su función es dar cuenta y razón de algo. Que ese algo sea luego razonable, que sea verdad o mentira es lo de menos. Porque es real. Y, por lo tanto, falso.

viernes, 5 de agosto de 2022

Nos amenazan

    Nos amenazan los periodistas/terroristas, si son humanos y no son una horda de bots o robots humanoides de los medios masivos de des-información, con un invierno ruso, o sea gélido como el que derrotó a la Grande Armée de Napoleón o a los alemanes en Estalingrado, es decir un invierno con temperaturas bajo cero, sin el gas calefactor ruso, que nos va a dejar helados, literalmente congelados. 
 
    Nos amenazan con una crisis alimentaria global que va a hacer que nos muramos de hambre. y que, si nadie lo remedia, volvamos al canibalismo de comernos los unos a los otros ante la falta de alimentos. 

     Nos amenazan con el rebrote silencioso, pero imparable, de las enfermedades infecciosas, pese a los innegables avances de la Iglesia de la Ciencia. Ahí está, por ejemplo, la viruela del mono, como prueba, de que los víruses pueden volver y saltar del mundo animal al humano y contagiarnos, por lo que la Organización -corrupta- Mundial de (las enfermedades que afectan a la) Salud la ha proclamado emergencia sanitaria internacional basándose en la declaración de su Sumo Pontífice, que a su vez se basa en las sagradas escrituras de las revistas científicas y en la fe en la Iglesia de la Ciencia que preside y que excomulgará, al servicio como está de la Gran Farmacopea, a todos los que no apliquen sus protocolos sanitarios, y su consigna de que Hay que seguir la Ciencia, o sea, el Dinero, que es la fe y la religión dogmática incuestionable que mueve el mundo. 
 
    Nos amenazan con la escalada imparable de los precios y de los tipos de interés del Capital. 
 
    Nos amenazan con las predicciones meteorológicas catastróficas provocadas por el calentamiento global producido por el cambio climático del que todos somos responsables mientras no reduzcamos nuesta huella personal de CO2: futuras inundaciones, sequías, incendios forestales y en definitiva las diez plagas del Egipto faraónico.
 
 
    Y sobre todo nos amenazan, otra vez, con el colapso de los hospitales para fomentar la medicina preventiva y profiláctica en detrimento de la curativa. La curación de patologías crónicas puede esperar, y, por lo tanto, se retrasa... porque ante el cataclismo que se avecina en todos los órdenes es más conveniente no saturar los hospitales, así que es preferible quedarse en casa y dejar que la gente se vaya muriendo lentamente. 
 
    Nos amenazan con que cualquier resfriado que tengamos es Cóviz, o sea una amenaza contra la salud pública que obliga a Caperucita a quedarse en casa y no visitar a la abuelita, no vaya a ser que sea ella y no el lobo quien se lleve por delante al otro barrio a la dulce ancianita, hasta que al menos la nieta demuestre que no está contagiada con unas pruebas pseudodiagnósticas de laboratorio que fallan más que las escopetas de feria arrojando falsos positivos que no hacen más que engrosar las cifras de las estadísticas, haya recibido las vacunas experimentales reglamentarias y lleve el bozal como Dios manda tapándole la boca y la nariz.

jueves, 4 de agosto de 2022

Varia variorum (Espectáculo de variedades III)

    Alegato contra las personas mayores. Este alegato no va dirigido contra los ancianos, porque en realidad, benditos sean, son como niños, sino contra los adultos, es decir, contra aquellos seres humanos que han dejado atrás su infancia y su juventud, pisoteándola como Atila el rey de los hunos, y han alcanzado la meta de la madurez entrando por el aro de la sociedad organizada y establecida; contra aquellos que, dejando de ser incendiarios, se han convertido en bomberos de sus propios fuegos revolucionarios y ardores juveniles; contra aquellos que se han acomodado en el sistema; contra aquellos a los que sólo importa la cantidad y no la calidad, quienes para conocerte quieren saber cuánto ganas, porque ya no vale aquello de “tanto tienes, tanto vales” sino “sólo vales lo que ganas”; contra aquellos que se preocupan por las cifras y sólo entienden de números, es decir, de dinero; contra aquellos que han fraguado su personalidad, su persona, la máscara hipócrita del actor de teatro antiguo, sobre el asesinato del niño que fueron alguna vez y que era capaz de interesarse por cualquier cosa excepto por los números y las cifras, lo único que les preocupa ahora a ellos, los adultos, los adúlteros, los adulterados.

    Sesentayochistas. Los jóvenes que se rebelaron en aquel mayo glorioso de 1968 en París no hicieron más que someterse a la ley de los mercados, plegarse al mercantilismo y a la mercantilización general del universo mundo. Todos -bureno, todos todos no, pero sí la inmensa mayoría- se han convertido en capitalistas y en gobernadores democráticamente electos que saben controlar a las mil maravillas el márketing electoral mediático. Los sesentayochistas son los viejos que detentan ahora el poder, malditos sean: reclamaron que la imaginación, o sea ellos, debía llegar al poder, y llegaron. Se olvidaron de muchas cosas por el camino, se olvidaron de que la imaginación debe rebelarse siempre contra el poder que la hace impotente. 

     La voz de los espíritus. En una sesión de espiritismo, el espíritu de un fallecido recientemente se comunica a través de un médium y proclama que los muertos somos nosotros.

Primaballerina en la Ópera de Breslavia, fotografía de Stefan Arczyński (1953)

 

    Del arte contemporáneo. Resucitamos aquí el viejo debate entre los modernos y los antiguos en favor de los antiguos. No es verdad que, como dijo Duchamp, todo lo que se ponga en un museo, que es un espacio consagrado a las musas y por lo tanto a las artes, se convierta por arte de magia, valga la redundancia, en obra de arte, como tampoco es verdad la fórmula más chabacana y warholiana de que todo lo que hay en un supermercado, por ejemplo una lata de cerveza, pueda entrar en un museo y, por ende, convertirse en una obra de arte. La gente lo sabe. Los modernos críticos de arte, artistas frustrados, no quieren darse por enterados. El arte contemporáneo no merece por lo general el apelativo de “arte”: es basura abstracta, una mierda pinchada en un palo, pero no arte. No denominemos, pues, arte al arte contemporáneo. Atrevámonos a desengañarnos.

    Gana la banca. La banca siempre gana. ¿Quién va a desbancarla? ¿Quién será el desbancador que desbanque a la banca? ¿Será el banquero el que gane el dinero de la banca? ¿Se producirá alguna vez la quiebra del sistema bancario usurero universal? ¿Lo verán mis ojos antes de que se los trague la negra tierra?

  Desengaño. Shepard Frairey es el nombre propio del joven artista de segunda o tercera fila que realizó el cartel guarjoliano de Obama con la palabra “HOPE” que en la lengua del imperio significa “esperanza” en la campaña electoral, estampada bajo la efigie del futuro sheriff y mesías electo democráticamente. Pues bien, el creador de esa imagen lamenta ahora en unas declaraciones a la prensa algo que yo, que no me creo nada, ya dije en su momento: que el primer presidente negro de los Estados Unidos ha decepcionado a la juventud porque no ha luchado contra el status quo como prometió reiteradamente. Y es que el tan prometido y cacareado cambio (CHANGE, en la jerga imperial) no era más que un recambio en el poder para que todo siguiera, si no iba a peor, por lo menos igual de mal. Más vale tarde que nunca. El desengaño, digo.

     ¿Cada uno es cada uno? Nos dicen que cada uno es cada uno, y es mentira. Nos falta mucho y nos sobra mucho para ser el que somos, para ser cada uno. Por eso, porque cada uno no es cada uno, no hay manera de contarnos ni puede haber una mayoría que se haga pasar por el conjunto totalitario de todos.

    Horrores televisados. Las imágenes vistas a través de la pequeña pantalla estupefaciente nos ayudan a asimilar la represión, el dolor y el sufrimiento propios y ajenos, desposeyéndonos de sentimientos. El primer gran reality show bélico fue la masacre de Golfo Pérsico en el año 1991, cuando por primera vez asistíamos desde las butacas de nuestros comedores a las imágenes en directo de los bombardeos sobre Bagdad con toda la naturalidad del mundo. Asistimos después a muchos otros, destacando la guerra contra el virus y la pandemia durante los años 2020 y 2021. Ahora tenemos, además de la actualización COVID-22 Plus,  la guerra de Ucrania.

  


    ¿Por qué no muere el Poder? Mal se plantea el pintor brasileño las cosas. Se pregunta, en efecto, el artista ingenuamente que por qué las personas del poder, los poderosos, no mueren. Y él se ha retratado apuntado con una pistola a la Reina de Inglaterra, al presidente de Irán y al de su país, al que degüella con un cuchillo, entre otros mandamases potentados del mundo. El autor comenta que la idea de pintar las obras que ha pintado donde él ajusticia a los poderosos surgió cuando empezó a ver a los líderes mundiales como responsables de la «gran cantidad de males que afectan a una enorme cantidad de gente en todo el mundo». Y se justifica considerando que como ellos matan a tanta gente, no sería mala cosa matarlos a ellos. No se da cuenta el artista de que los poderosos, como él dice, son impotentes al fin y a la postre y de que muerto el perro no se acaba la rabia, porque lo importante no es matar al individuo-títere que supuestamente encarna el poder, sino el poder mismo que él encarna porque nosotros delegamos irresponsablemente en él nuestro voto.

miércoles, 3 de agosto de 2022

Mitología comparada: Heraclés y Cristo.

    En cuanto al mito de Cristo, se puede hacer mitología comparada y establecer algún paralelismo con  la figura heroica de Hércules, al que los griegos denominaron Heraclés, un personaje hoy en día totalmente desacreditado en el sentido de que no es objeto, que yo sepa, de ninguna fe ni culto, y que sólo en la historia del arte (literatura, pintura y escultura básicamente) encuentra  lugar en nuestro mundo.  

    Hijo de Dios. Tanto Hércules o Heraclés como el Cristo son hijos de un dios todopoderoso: hijo de Zeus, en el caso del héroe griego, y por lo tanto semidiós,  hijo de Jehová, Yahvé o Dios en el de Cristo. Ambos son, además, hijos de una virgen: Alcmena en el primer caso y María en el segundo. Ambas mujeres llegaron vírgenes a la procreación de sus primogénitos. En el caso de María se trataría de una unión espiritual, mientras que en el caso de Alcmena, que todavía no había consumado su matrimonio con su esposo Anfitrión,  de una unión carnal: Zeus se presentó ante ella bajo el aspecto de Anfitrión, simulando que era su marido que volvía de la guerra. 

 Hércules Farnesio, copia romana en mármol del original de bronce de Lisipo (320 a. C.).


    Ascensión a los cielos: Tras su muerte, tanto Heraclés como Jesús fueron ascendidos al Olimpo y al Reino de los Cielos, respectivamente. La apoteosis de ambos es, obviamente, favorecida por su condición heroica, es decir, de hijos de un dios y de una mortal.  En el caso del griego, su glorificación se produjo cuando el héroe iba a ser incinerado pero Zeus decidió salvarlo de sus llamas y ascenderlo al Olimpo en un carro de caballos. Por su parte, la ascensión de Jesucristo se produce tras su resurrección del reino de los muertos al tercer día de su óbito. 

martes, 2 de agosto de 2022

O Jesús o Cristo.

    Hay que distinguir entre Jesús, el personaje histórico, y el Cristo de la fe, entre el Jesús de carne y hueso y el mito que se fraguó sobre él y que suele denominarse el Cristo ("ungido" en griego), en el que creen hoy muchos millones de cristianos. Vamos a tratar, pues, de analizar el nombre compuesto «Jesucristo», para distinguir el personaje histórico del mitológico o legendario. 
 
    Jesús es un personaje histórico de cuya existencia cabe poca duda aunque no se sepa mucho de él: se sabe que nació en el año 6 después de Cristo, paradójicamente, que no nació en Navidad (24 de diciembre era la fiesta de la Natiuitas Solis, solsticio de invierno), que no nació en Belén, sino en Nazaret, que tuvo varios hermanos (Santiago, por ejemplo) y que fue, como Juan el Bautista, un predicador que repetía que había que prepararse para la llegada del Reino de Dios, convencido como estaba de que se acercaba el fin del mundo, una profecía que obviamente, dos mil años después, no se ha cumplido todavía.
 
    Se separó de Juan Bautista (parece que hubo rivalidad entre ellos) y formó su propia secta. Algo que resulta obvio pero que hay que decirlo porque suele pasar desapercibido es que Jesús no es cristiano, sino judío. Su intención nunca fue crear una iglesia, sino preparar al pueblo de Israel para el advenimiento del Reino de Dios, un proyecto político y espiritual, que él creía inminente. Fue condenado a muerte por los romanos acusado de sedición. Sobre su cruz se clavó el rótulo INRI, acrónimo de Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum: Jesús Nazareno rey de los judíos
 
    Parece ser que reclamó cuando entró en Jerusalén el trono de David. Su crítica se dirigía al sector judío más romanizado (y por lo tanto menos fundamentalista y fanático, más tolerante y colaborador con la dominación romana), porque se apartaban de la religión tradicional judía, un monoteísmo de pueblo escogido centrado en Jehová o Yavéh. Los judíos esperaban un Mesías, un salvador enviado por Dios, que siguen esperando, porque no reconocen a Jesús más que como un profeta. 
 
 
Cristo crucificado o de San Plácido, Velázquez (1632)  
 
    Que los romanos lo consideraban peligroso o al menos subversivo lo prueba el hecho de que fue detenido por una cohorte, esto es, por la décima parte de una legión (entre 400 y 600 legionarios romanos al mando de un tribuno) y por el hecho de que algunos de sus seguidores iban armados, como San Pedro, que portaba una espada. Es célebre el episodio en que le pregunta al maestro si saca ya la espada y éste le dice que todavía no. 
 
    Su predicación no es muy original. Se dirige sólo a los judíos, para que vuelvan a su religión tradicional. Una vez muerto el maestro, san Pablo, verdadero creador del mito de Cristo y fundador del cristianismo, hará de esta secta judaica una religión universal, fuera del estrecho marco original. La palabra griega "católico" quiere decir, precisamente, universal. Todo el que quiera puede ser cristiano: no es imprescindible ser judío ni, en el caso de los varones, estar circuncidado. Pero para el Jesús histórico sí lo era. 
 
    Predicó el amor a los inimici, a los enemigos personales judíos, pero nunca a los hostes o enemigos públicos, es decir, a los romanos, por ejemplo; no se trata de un amor universal, sino de un odio frente al enemigo común, que eran los invasores del pueblo de Israel. En ningún momento condenó la violencia, que él utilizó para expulsar a los cambistas del templo, por ejemplo. 
 
    Parece que Jesús se oponía directamente a la dominación romana, lo que los evangelistas han disimulado y falseado, aunque en los propios Evangelios hay vislumbres de esto: “Y viendo los que estaban con él lo que iba a pasar, dijeron: “Señor ¿herimos con la espada?” La impresión neta de que Jesús y los suyos iban armados para una contienda, y no excluían la posibilidad de violencia se impone por sí misma. 
 
    Lo cierto es que fue condenado a la cruz y murió. Los cristianos creen que resucitó, pero eso forma parte del mito de Cristo, no de la realidad del personaje histórico, de Jesús, que murió y pasó como tantos más a la mayoría, como decían los griegos, con un eufemismo para referirse a la muerte. La resurrección de Jesús no puede considerarse un hecho histórico, sino algo que sólo se produjo en la imaginación alucinada de sus seguidores: un mito, por lo tanto. 
 
    El mito cristiano se basa en que el propio Jesús se ofreció como cordero de Dios («agnus Dei»), es decir, como sacrificio, autoinmolándose para salvar a los hombres, lo que no cuadra muy bien con las últimas palabras del Jesús histórico (Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?) que revelan, más bien, el fracaso de su empresa. 
 
    La imposibilidad de encajar el Jesús histórico y el Cristo de la fe constituye una evidencia interna de la altísima probabilidad de que haya existido un mesianista llamado Jesús que anunció la inmediata instauración en Israel del reino mesiánico de la esperanza judía en las promesas de su Dios. El martirio inesperado de Jesús que concluyó con su crucifixión debería haber descalificado su pretensión de ser un mesías -y tal fue la reacción inicial de sus díscípulos, que sintieron el fracaso de su proyecto. En los Evangelios Jesús profetiza constantemente. Cuando acierta, lo hace ex eventu (pasión, muerte, resurrección), pero la mayoría de sus predicciones, como la de la inminencia del final de los tiempos, han resultado fallidas. 
 
    Uno de sus dichos con más fundamento histórico pudo ser, cuando le preguntaron si era lícito pagar el tributo a los romanos: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. La pregunta era una encerrona, si decía que no era lícito, los romanos caerían sobre él porque estaría alentando a la insumisión fiscal; si decía que era lícito, sus seguidores lo tacharían de cobarde. Entonces salió del paso dando una respuesta ambigua. Señala la moneda que tenía la efigie del César. Pregunta quién está allí representado. Le responden que el César de Roma. Entonces contesta. «Pues dádselo a él». Pero a Dios había que darle lo que era de Dios, es decir, según su concepción: la tierra prometida de Israel, su pueblo elegido. 
 
    ¡Qué diferentes e incompatibles son el Jesús histórico y el Cristo de «la fe de nuestros mayores»! En esa contradicción entre el uno y el otro radica quizá el éxito del mito. Si hubiera que quedarse con uno de ellos ¿con quién nos quedaríamos? ¿con el líder guerrillero y visionario que dijo literalmente «No creáis que he venido a meter paz en la tierra. No he venido a meter paz, sino espada» (Mateo, 10, 34), donde, por cierto, algunos han traducido mal a veces «cizaña» por «espada» para suavizar la violencia del dicho? ¿o con el maestro espiritual pacifista que predica el amor universal y la paz? 
 
      
 
    Os dejo con la pregunta en el aire y con una hermosa canción del cantante canadiense Rufus Wainwright, Agnus Dei («cordero de Dios»), que interpeta magistralmente al piano en directo en un concierto en Central Park, cuya letra está basada en la liturgia cristiana. El cantante considera, no sin razón, esta canción una canción pacifista contra la guerra, una canción siempre muy oportuna, ahora mismo, por ejemplo, cuando hay tantas guerras en el mundo. La letra dice en latín, : «Agnus Dei / qui tollis peccata mundi, / dona nobis pacem»: Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, danos la paz. Divinas palabras, que diría Valle Inclán.
 
    Un libro fundamental y muy recomendable sobre el tema, del que he sacado todo lo anterior, es «El mito de Cristo», de Gonzalo Puente Ojea, publicado por Siglo Veintiuno de España, Madrid, 2000.

lunes, 1 de agosto de 2022

Placer de amor

    Me ha dado por traducir/plagiar los archiconocidos versos de Jean-Pierre Claris de Florian que dicen en la lengua de Molière "Plaisir d´amour ne dure qu´un moment, / Chagrin d´amour dure toute la vie" sobre el desencanto amoroso, versos que musicó Jean-Paul Égide Martini y que Berlioz arregló para orquesta, que han cantado y cantarán gentes muy diversas.
 
 
 
    En la versión que hago de la letra, he suprimido el nombre propio de la ingrata Sylvie, sustituido por una segunda persona impersonal. A fin de cuentas, todos los nombres propios son pseudónimos, reales pero falsos, por lo que da igual uno que otro, o que un pronombre que apunte a cualquiera o a ninguno. 
 

  
No dura más que un suspiro el amor, /  y el desamor dura toda la vida. 
 
Por tu querer, todo yo lo dejé, /  me dejas tú, por otro amor te vas.
 
No dura más que un suspiro el amor, / y el desamor dura toda la vida.
 
 Mientras sin fin agua del manantial /  alrededor fluya de la pradera,
 
yo te querré, me prometías tú. / Fluye el caudal, tu corazón ya no. 
 
No dura más que un suspiro el amor, y el desamor dura toda la vida.
 
oOo
Esta melodía le sirvió al rey del rock, Elvis Presley, para su exitoso Can´t help falling in love:

domingo, 31 de julio de 2022

Pánico en la charcutería

El charcutero embozado tiene todo el día la televisión encendida en la charcutería en un canal que difunde noticias víricas que dan pábulo al miedo carnicero.  

Una nueva formación política de ámbito autonómico da un paso al frente para trabajar en la construcción de un proyecto de futuro que contribuya a la mejora... 
 
Déjà vu et entendu: aumentan los casos de viruela símica, cuatro mil y pico en España, y Sanidad certifica, inaugurando el contador, la primera víctima mortal.
 
La Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica arroja, vomitando, los primeros datos por ahora: cuatro mil doscientos noventa y ocho casos en total notificados.  
 
 Los altos secretos concernientes a la seguridad del Estado permanecerán ocultos cincuenta años (prorrogables) según la nueva ley española de secretos oficiales.
 
 
 
La Organización Mundidal de enfermedades que afectan a la Salud ha declarado por segunda vez en poco más de dos años, internacional, la emergencia sanitaria. 
 
El comité de expertos o consejo científico otorga el lustre prestigioso de su auctoritas al Poder, poniendo la coartada de la Ciencia al servicio del Gobierno. 
 
La Organziación Mundial de enfermedades que afectan a la Salud pide a los gays que reduzcan la promiscuidad sexual para poner freno a la viruela de los monos.
 
 Los casos notificados proceden de las diecisiete comunidades autónomas, por lo que ya se puede hablar de pandemia nacional en el reino borbónico de las Españas.
 
No somos nada. Epístola del apóstol a los gálatas a propósito del autoengaño (6, 3): Pues si alguno se cree que es algo cuando no es nada, engáñase a sí mismo.

sábado, 30 de julio de 2022

Glamour y propaganda de guerra.

    El señor Zelenski, pésimo actor y pésimo presidente ucraniano, títere del imperio angloamericano, y su esposa la señora Olena Zelenska aparecieron en la portada digital de la edición americana de la revista elitista Vogue del 26 de julio exhibiendo su amor en tiempos de guerra. Posaron para el objetivo de la fotógrafa estadounidense de famosos más famosa del mundo, Annie Leibowitz, en el palacio presidencial y frente a los restos, ella, de un avión bombardeado.
     
    La fotógrafa ha inmortalizado así, es decir, ha matado a Olena Zelenska, sacando del armario a la esposa del presidente ucraniano, una mujer involucrada con igual conciencia en la difusión de la guerra que su marido, toda enlutada de negro en un jersey de cuello alto.
 
 
    
    Tras todo gran hombre se esconde una gran mujer. Aquí es el hombre, que solo es grande a juzgar por la difusión de su omnipresencia mediática, el que se esconde detrás de su mujer, a la que utiliza como reclamo publicitario. Ella posa con la mirada perdida de una rehén con una mueca cautiva de tristeza mal disimulada y resignación en los ojos y en los labios. Y él, con su típica camiseta de manga corta de color caqui a guisa de uniforme militar, tiene la mirada obsesiva y los ojos hinchados del depredador que ha atrapado amorosamente a su presa y no va a dejar que se le suelte.
 
    Resultan tan obscenas la fotografía como la fotógrafa que se ha prestado a tomarlas y publicarlas en una revista de tendencias de la moda... El señor Zelenski y la señora Zelenska saben que deben seguir interpretando dentro de la sociedad del espectáculo el espectáculo de la sociedad de la que forman parte, desempeñando su papel para cautivar a la Unión Europea, al Reino Unido y a los Estados Unidos de América, y en definitiva a la OTAN que renace cual ave Fénix de sus cenizas.
 

 
    Olena Zelenska, 44 años, cambió su vida radicalmente cuando su marido, el ex pésimo actor de la misma edad, se presentó a las elecciones presidenciales hace tres años y las ganó, pasando de guionista de televisión a primera dama de un país que es la marioneta del tío Sam. Y ha cambiado todavía más su vida desde que comenzó el conflicto -o sea la guerra- en febrero, ya que su familia, compuesta por su marido y dos hijos, se halla separada, ya que Él (el presidente títere que no se cansa de pedir sanciones para Rusia y armas indecentemente para que su pueblo se mate por la patria) no puede ver a sus hijos por razones de seguridad, y sus hijos sólo puede verlo por videoconferencia y más aún sobre todo por la tele.
 
    Ella,con este reportaje, se ha unido a Él en su guerra paralela para sostener la atención de Occidente a toda costa. Él ha sido siempre consciente de la importancia del frente de combate mediático que, acostumbrado a las cámaras, maneja hábilmente, ganándose los aplausos del parlamento español, de los premios Grammy, del festival de Cannes, del de Glastonbury, y de cualquier otro evento internacional que se precie y se le ponga por delante para hacer todo lo posible y lo imposible para mantener la atención y la simpatía del público occidental en la lucha de su país, cuyos soldados enviados al frente están siendo masacrados mientras Él y su señora posan, haciendo frívolas sesiones de fotos. Tiene que salir en los telediarios, dando lástima, y hasta en las revistas de moda, rivalizando en su constante presencia con las campañas publicitarias más exitosas de la sociedad de consumo.
 

 

      Y, Él, el presidente, le confiesa a Vogue, la frívola revista que crea tendencias de pasarela y postureo, que ella, la señora Zelenska, es lo mejor que le ha pasado en su vida, porque es su amor, su amiga, y, por si fuera poco, una patriota como la copa de un pino que ama profundamente a Ucrania, y una gran y abnegada madre de familia que cumple a la perfección con sus roles femeninos. Vomitivo.