jueves, 16 de junio de 2022

Más expropiaciones

Tomo las siguientes notas del poeta argentino Aldo Pellegrini (1903-1973), sacadas de su ensayo “Antonin Artaud, el enemigo de la sociedad”, que se publicó como prólogo de su traducción de "Van Gogh, el suicidado por la sociedad":

El nacimiento es una sorpresa terriblemente dolorosa de la que nunca llega el hombre a reponerse. Estamos marcados a perpetuidad por la sorpresa del nacimiento. Pero además el nacimiento es un proceso que no llega a completarse en el curso de la vida, por más prolongada que ésta sea. El hombre no acaba de nacer, y lo sorprende la muerte sin haber podido completar el nacimiento.
 
(Me sobrecoge la contundencia de la expresión, que contradice lo que escribió el bueno de Mario Benedetti en 'Bodas de perlas': si de algo estoy seguro es que he nacido. No puedo ni siquiera estar seguro de eso, según Aldo Pellegrini, porque el nacimiento es un acontecimiento que nunca llega o a completarse, porque nunca acabamos de nacer). 
 

Quien solo ve en el lenguaje un sistema de códigos nunca podrá explicarse el infinito poder creador de la palabra, y su capacidad de expresar lo inexpresable.

(Interesante paradoja: un lenguaje capaz de expresar lo inexpresable).

La fuerza de la palabra no reside para Artaud en sus virtudes semánticas. Las palabras no buscan comunicar significados, sino que están cargadas de intencionalidad. Las palabras de Artaud son llamaradas, latigazos, descargas eléctricas, furibundas sacudidas.

No se puede entender a Artaud si no se acepta su principio de que el lenguaje verbal es una forma de acción. La palabra como acto, he ahí el secreto de la verdadera comunicación...

(La palabra no debe contraponerse a la acción porque hablar es una forma de acción).

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De Marco Tulio Cicerón (106-43 a. de C.): El tiempo no cura todas las heridas. En una carta a su amgio Ático (III, 15, 29), escrita en Tesalónica, el 17 de agosto del año 58 antes de Cristo, escribe el arpinate: Pues el tiempo no sólo no calma mi tristeza sino que la aumenta (dies autem non modo non leuat luctum hunc sed etiam auget). Porque los demás sufrimientos pierden su fuerza según pasa el tiempo, pero éste no puede dejar de crecer día a día con el sentimiento de la desgracia presente y el recuerdo de la vida pasada. (nam ceteri dolores mitigantur uetustate, hic non potest non et sensu praesentis miseriae et recordatione praeteritae uitae cottidie augeri). No solamente echo de menos mis cosas y a los míos, sino incluso a mí mismo. (desidero enim non mea solum neque meos sed me ipsum).  ¿Qué soy ahora? (quid enim sum?

Triple autorretrato de Norman Rockwell (1960)

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Tanto va el cántaro a la fuente...

The broken pitcher, William Adolphe Bouguereau  (1891)
 

Tanto va el cántaro a la fuente que al final se lo cree y se rompe.

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The gossips, Norman Rockwell (1948)

La obra de Rockwell recoge como pocas todo el ambiente de una época. En Los chismes (The gossips), el sujeto del chisme, que es el señor del sombrero que aparece al final, acaba culpando a la chismosa filtradora de guantes negros.

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Herodiano, un autor de segunda fila, escribió en griego en el siglo III una Historia del Imperio Romano después de Marco Aurelio en ocho libros que comprenden los años 180-230 de nuestra era. El manual de la Universidad de Cambridge de historia de la literatura griega destaca que “explotó plenamente las licencias retóricas para adornar y desarrollar un incidente, y que registra hechos que ha visto y que ha oído, es decir que es objetivo. Se ha criticado, sin embargo, que su obra adolece de autenticidad y objetividad histórica. Mientras los eruditos y estudiosos se ponen o no se ponen de acuerdo sobre ese particular, una frase suya, sacada de su contexto, nos brinda una observación que sirve tanto para contextualizar la época histórica que él describe como para la nuestra porque son al fin y al cabo la misma época por aquello que cantó Machado de que 'hoy es siempre todavía'. Aunque describa acontecimientos que han sucedido hace mil y pico años, casi dos mil, seguimos ahora mismo inmersos igual que entonces en la misma Historia universal. Escribe Herodiano: ἐν προσχήματι ἐλευθερίας ἀδείας τε εἰρηνικῆς ἔργα πολέμου ἐμφυλίου ἐγένετο: Bajo apariencia de libertad y de pacífica seguridad se produjeron hechos propios de una guerra civil.

miércoles, 15 de junio de 2022

Varia variorum (Espectáculo de variedades II)

 Una pregunta como tantas otras sin respuesta


«Be a tourist in your own hometown»: la propaganda metropolitana puede vociferar el eslogan de invitarnos a hacer turismo sin engañarnos demasiado, solo un poco, a nosotros mismos en nuestra propia ciudad no incurriendo tampoco en exagerada contradicción porque todos y cada uno de nosotros encarnamos la condición simultánea de «anfitriones» y de «huéspedes».


 Parece que la Fundación Británica del Corazón está presionando para normalizar la idea de que los jóvenes pueden padecer problemas cardíacos y pide fondos de paso para investigación que permita 'salvar vidas'...  Cualquier persona a cualquier edad puede desarrollar problemas cardíacos, es cierto, pero la imagen de una futbolista adolescente que cae muerta de repente en el campo de fútbol es demasiado fuerte como para que pueda pasar como algo de lo más normal del mundo. Al final del vídeo se dice: "Dona ahora [dinero para investigación] para convertir la ciencia ficción en realidad".  Pero ¿no es la realidad misma la pesadilla de una científica ficción?

 

 El mercado laboral, dice un eslogan publicitario refiriéndose al Gobierno por aquello de que son los mercados los que mandan, necesita jóvenes formados y especializados como tú. Esto es lo que dicen en su jerga político-económica: Urgen medidas que reactiven el empleo joven, imprescindible para el tejido económico de un país y el estado del bienestar. 

 


¡Socorro, que viene la derecha! Decían antes para meternos el miedo en el cuerpo y mantenerse ellos en el Poder. Ahora nos amenazan con la irrupción de la Extrema Derecha parlamentaria. ¡Que viene el lobo! Gritó el pastor al rebaño, para dirigir a todas las ovejas al matadero...

Se encontraron un día el Cólera y la Viruela, y ésta le dijo a aquél que lo suponía muy cansado después de haber matado, según había visto anunciado, a veinte mil personas recientemente en cierto lugar; a lo que respondió el Cólera, 'Yo no maté sino a diez mil, los otros se murieron del susto de poder contraer la enfermedad', 'Cosa parecida me sucede a mí', respondió la Viruela; 'todos los que matan los médicos y los boticarios, que no son pocos, me los achacan a mí'.


martes, 14 de junio de 2022

Los doctores Knock y Carrel y la iatrocracia (y II)

    La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha pretendido legitimar de iure el golpe de Estado mundial que le permitiría concentrar todo el poder en sus manos con total impunidad en lo referente a la salud pública. Sus últimas propuestas, que han sido vetadas de momento por algunos países africanos miembros y por Brasil, relativas a su facultad de prescribir la conducta que deben seguir los Estados son claras


   
  La Organización, -si no existiese habría que inventarla, dicen sus defensores-, decidiría lo que hay que hacer y los Estados cumplirían religiosamente, algo que de facto ya ha sucedido con la declaración de la pandemia del virus coronado. Por lo tanto, el biopoder, por emplear el término fucoltiano, se afianzaría globalmente en nombre de la prevención sanitaria de epidemais y pandemias: confinando y poniendo en cuarentena, vacunando, imponiendo tratamientos preventivos, sometiendo a la gente a todo tipo de pruebas, dictando conductas, organizando campamentos de aislamiento, y un largo y penoso etcétera.

    El proyecto de biopoder es conocido desde al menos 1935, año en que se publicó el libro de Alexis Carrel, convertido enseguida en un superventas, donde se afirma que la medicina necesita instituciones que le permitan llevar a cabo su función: Hace falta, pues, una institución capaz de dirigir de manera ininterrumpida las investigaciones de las cuales depende el porvenir de nuestra civilización. Debemos procurar encontrar el medio de dar a la humanidad una especie de alma, de cerebro inmortal, que integrase sus esfuerzos y diese un fin a su marcha errante. La creación de tal institución constituiría un acontecimiento de gran importancia social. Este centro de ideas estaría compuesto, como la Corte Suprema de los Estados Unidos, de un número muy pequeño de hombres. Se perpetuaría indefinidamente, y sus ideas permanecerían siempre jóvenes. Los jefes democráticos, como los dictadores, podrían extraer de esta fuente de verdad científica las informaciones de las cuales necesitan para desarrollar una civilización realmente humana.

 

    Los políticos, que tienen el poder (la vieja potestas romana) no tienen sin embargo la competencia científica necesaria (la vieja auctoritas), por lo que Carrel propone empoderar a la casta médica haciendo que la política se subordine a sus designios. A estos sabios (dice él, pero expertos es la palabra hoy en boga) se les debe dar una posición tan elevada, tan libre de intrigas políticas y publicidad como la de los miembros de la Corte Suprema. En verdad, su importancia sería mucho mayor aún que la de los juristas encargados de velar por la Constitución. 

    Para Carrel la salud es mucho más que la ausencia de la enfermedad. Llega a decir que los hombres y las mujeres que parecen gozar de buena salud “tienen constantemente necesidad de pequeñas reparaciones”, lo que nos recuerda el célebre aforismo de Knock: Los que gozan de buena salud son enfermos que se ignoran. Escribe Carrel: No se hallan ni demasiado bien ni demasiado fuertes como para desempeñar con felicidad su papel de seres humanos.  

    El biopoder se está convirtiendo potencialmente en una dictadura que legitima la administración de vida (eugenesia) y de muerte (eutanasia). En este sentido escribe Carrel cosas tan preocupantes como: Las enfermedades del espíritu se tornan amenazantes. Son bastante más peligrosas que la tuberculosis, el cáncer, las afecciones del corazón y de los riñones, y aún que el tifus, la peste y el cólera. Su peligro no proviene sólo de que aumentan el número de criminales, sino y especialmente, de que deterioran más y más las razas blancas.

 

    Habla varias veces de la construcción de la élite, y de una aristocracia racial hereditaria: la oligarquía iluminada y poseedora de la verdad científica. La ideología científica se funde en él con la fe religiosa: La ciencia que ha transformado el mundo material, nos ha dado el poder de transformarnos a nosotros mismos. Nos ha revelado el secreto de los mecanismos de nuestra vida, y nos ha enseñado cómo provocar, artificialmente, su actividad; cómo modelarnos según la forma que deseemos. Gracias al conocimiento de sí misma, la humanidad, por primera vez desde el comienzo de su historia, ha llegado a ser árbitro de su destino. Pero ¿será, capaz de utilizar con provecho la fuerza ilimitada de la ciencia? Para crecer de nuevo se encuentra obligada a rehacerse y no puede rehacerse sin dolor, porque es a la vez el mármol y el escultor.

    Insiste varias veces a lo largo de su obra en el concepto de que la humanidad debe rehacerse, lo que nos recuerda a la teoría del Great Reset de ese otro peligroso visionario, el señor Klaus Schwab, presidente del Foro Económico Mundial que se reúne periódicamente en la estación suiza de esquí de Davos. Repite, en efecto, Carrel a menudo expresiones como “restauración del hombre”, “rehacer nuestro marco material y mental”, “renovación del individuo”, “seremos capaces de reconstruirnos”, “es preciso que el ser humano... recupere su personalidad”, “reconstruir la personalidad” o "ha llegado el momento de comenzar la obra de nuestra renovación".

    Para la perpetuación oligárquica de la élite que preconiza, el eugenismo -siempre voluntario en Carrel- es indispensable, “porque es evidente que una raza debe reproducir sus mejores elementos.” Reconoce que el eugenismo demanda el sacrificio de muchos individuos, y que el concepto de la necesidad absoluta del sacrificio “debe ser introducido en el espíritu del hombre moderno”. 

    Pero también defiende la pena de muerte, que él califica de eutanasia, en los siguientes y preocupantes términos para los “que han asesinado, que han robado a mano armada, que han raptado niños, despojado a los pobres, engañado gravemente la confianza del público”, para ellos propone:  “un establecimiento eutanásico, provisto de gases apropiados, permitiría disponer de ellos en forma humana y económica”.

 

lunes, 13 de junio de 2022

Varios limericks

    El limerick o quintilla cómica es una forma poética​ muy conocida en el mundo anglosajón. Es un poema monoestrófico de cinco versos de ritmo anapéstico con un esquema de rima estricto: AAbbA. Los dos primeros versos riman con el último, los tres de arte mayor y tres golpes rítmicos cada uno, y el tercero rima con el cuarto, ambos de arte menor de dos golpes. El verso final era una especie de conclusión, por lo general variante del primer verso, y terminaba a veces con el eco de la misma palabra, que a veces era un nombre propio, generalmente un topónimo. Suele acompañarse de una ilustración alusiva. 
 
    He aquí algunos ejemplos de cosecha propia: 
 
Una vez un señor de París / aprendió a jugar al parchís / y se puso a jugar, / a perder y a ganar / sin parar, que le dio un paralís.
 
 
Un beduino al llegar a Bagdad /  se perdió en esa inmensa ciudad / y por más que buscó / nunca ya se encontró / el beduino perdido en Bagdad.
 
(Variante: Un beduino al llegar a Bagdad / se perdió en esa inmensa ciudad / y, al perderse ganó, / nunca se lamentó / por su pérdida de identidad.)
 
 El señor del bastón de Teruel / como Diógenes en su tonel, / vigilando real / la distancia social, / apartaba a la gente con él. 
 Un chaval se marchó de Jerez / a tomar por el culo una vez; / por el mundo vagó / y jamás regresó / a su cuna natal de Jerez. 
 

Una bomba estalló en Guayaquil / de viruela feroz del mandril / sin saberse por qué, / -la cuestión sigue en pie-, / explotaron pústulas mil. 
 

domingo, 12 de junio de 2022

Varia variorum (Espectáculo de variedades I)

¿Qué revelan los lapsus linguae? Lo que uno verdadera-,  aunque no real- y superficialmente, piensa en el fondo de su fuero interno y considera.

 
Nos toman por idiotas, que es, mal que nos pese, lo que somos etimológicamente hablando;  individuos particulares, personas del común privadas del común razonamiento, meros ciudadanos. 
 
 
Sale la vacuna nacional española -y olé- contra el coronavirus, que es la panacea universal que, según la prensa del régimen, protege contra la viruela del mono, el sida, el cáncer, el ébola y, atención a lo que viene, contra virus que aún no han sido descubiertos. Vamos que protege de todos los males habidos e incluso, no contentos con eso, que ya era bastante, nos protegen -¿nos están tomando el pelo?-  de todos los males por haber. 
 
 
 Colorean, defensores de la fe, los mapas meteorológicos de rojo fuego para que creamos en la pos(va-a-ser)verdad del cambio climático y el recalentamiento global del planeta con las más altas temperaturas 'desde que hay registros'. 
 
 
 España -¿quién es esa señora tan adinerada y desvegonzada que no sabe en qué invertir mejor sus milmillonarios ahorros? -se comprometió con la OTAN -de entrada no pero a fin de cuentas resultó que sí- a llegar al 2% del PIB en gasto militar, lo que supondría duplicar la partida de cerca de 10.000 millones que actualmente se destinan a esos objetivos.  La Ministra de la Guerra, por su parte, no descartó el envío de carros de combate Leopard y misiles antiaéreos a Ucrania y aseguró que “dentro de las capacidades” de España y “siempre” en coordinación con otros países, nosotros no vamos a ser menos, se va a seguir “apoyando la heroicidad” de los soldados ucranianos. 
 
 

sábado, 11 de junio de 2022

Cenando con un amigo en Nueva York

    En un fragmento de la película Mi cena con André (“My dinner with Andre” de Louis Malle, 1981) se plantea, en medio de una placentera conversación entre dos viejos amigos que contraponen sus visiones de la vida sin llegar a discutir, el tema del síndrome de Estocolmo que los individuos metropolitanos se autoinfligen. Dándose vida a sí mismos, los actores y autores dramáticos Wallace Shawn, Wally, y Andre Gregory cenan una noche en un restaurante elegante de Nueva York. Como viejos amigos que son, se cuentan múltiples experiencias personales, a través de las cuales reflexionan sobre los grandes problemas que plantea la existencia. Oigamos un fragmento de su charla:

    

    Wally.- Quiero decir. ¿Por qué eso es así. ¿Es porque la gente es vaga hoy en día? ¿O está aburrida? Quiero decir ¿somos simplemente como niños aburridos, mimados, que han estado todo el día tumbados en la bañera jugando con su patito de goma y ahora están pensando: "¡Bueno! Y ahora ¿qué puedo hacer?"

    André.- ¡Vale, sí! Estamos aburridos. Todos estamos aburridos ahora. Pero ¿se te ha ocurido alguna vez, Wally, que el proceso que crea este aburrimiento que vemos en el mundo ahora puede que sea un tipo de lavado cerebral inconsciente y que se perpetúa a sí mismo creado por un gobierno mundial totalitario basado en el dinero? ¿Y que todo esto es mucho más peligroso de lo que uno piensa? ¿Y no es sólo una cuestión de supervivencia individual, Wally, sino que alguien que está aburrido está dormido y alguien que está dormido no dirá “no”? 

Fotograma de la película "Mi cena con André" (1981)
 

    Mira, voy conociendo a gente, quiero decir, hace unos días conocí a este hombre a quien adoro, es un físico sueco, Gustav Björnstrand, y me dijo que ya no ve la televisión no lee periódicos y no lee revistas. Ha quitado esto de su vida por completo porque siente que ahora estamos viviendo en un tipo de pesadilla orgüeliana y que todo lo que oyes ahora ¡contribuye a convertirte en un robot!

    Cuando yo estaba en Findhorn conocí a este extraordinario experto en árboles inglés que había dedicado su vida a salvar los árboles. Acababa de volver de Guásinton donde había estado presionando para salvar las secuoyas. Tiene 84 años y siempre viaja con una mochila ¡porque no sabe dónde estará mañana! 

    Cuando lo conocí en Findhorn, me dijo: “¿De dónde eres?” Y le contesté: “De Nueva York”. Me dijo: “¡Ah! ¡Nueva York! Sí, ese es un sitio muy interesante. ¿A que conoces a muchos neoyorquinos que no hacen más que hablar de que quieren irse de esta ciudad pero jamás lo hacen?” Y le dije: “¡Oh, sí!” Y él me dijo: “¿Por qué crees que no se van?” Le di varias teorías banales. Y él dijo: “Oh, no creo que eso sea así en absoluto”. 

 

 

    Dijo: “Creo que Nueva York es el nuevo modelo del campo de concentración, donde el campo ha sido construido por los propios reclusos, los reclusos son los guardianes y están muy orgullosos de lo que han construido. Han construido su propia prisión. De este modo, viven en un estado de esquizofrenia en el que ellos son al mismo tiempo guardianes y reclusos. El resultado es que ya no tienen -tras haber sido lobotomizados- la capacidad de dejar la prisión que han construido, ni siquiera la ven como una cárcel".

    Y después se metió la mano en el bolsillo y sacó una semilla de árbol y dijo: “Esto es un pino”. La puso en mi mano y dijo: “Escapa antes de que sea demasiado tarde”.

viernes, 10 de junio de 2022

Los doctores Knock y Carrel y la iatrocracia (I)

    El personaje de ficción del doctor Knock que puso en escena Jules Romains en su inolvidable Knock o El triunfo de la medicina (1923) y que desarrolló posteriormente en el ensayo Doctor Knock. Fragmentos de la Doctrina Secreta recogidos por Jules Romains (1949) guarda, a mi modo de ver, varios puntos en común con la figura del biólogo, médico, cirujano, investigador científico, eugenista y escritor francés Alexis Carrel (1873-1944), que obtuvo con 35 años el premio Nobel de Medicina en 1912, convirtiéndose en el científico más joven en recibir ese galardón.

    El personaje de teatro del doctor Knock había pasado de ser el médico rural de Saint-Maurice, pueblecito francés que convirtió todo él en un centro sanitario considerando enfermos asintomáticos, valga la contradictio in terminis como hemos visto que ha valido tanto en tiempos recientes, hospitalizando a todos sus habitantes, en el exitoso director del White Plains Institute de Nueva York de prestigio internacional, que investigaba sobre la inmortalidad y la iatrocracia, dos aspiraciones que comparte con el personaje de la realidad Alexis Carrel, que emigró por su parte a Estados Unidos, donde comenzó a trabajar en 1906 en el Instituto Rockefeller para la Investigación Médica en Nueva York. Una vez jubilado, Carrel regresó a la Francia ocupada por los nazis y colaboró con el gobierno de Vichy. Su muerte en 1944 evitó que fuera investigado acusado de colaboración. 

 

     Ambos doctores, en efecto, estaban obsesionados por la inmortalidad, y ambos eran partidarios de la creación de un organismo médico internacional que ejerciera su poder sobre los gobiernos en asuntos sanitarios. 

    Dejando aparte la primera obsesión, que en el caso del doctor Knock se traducía en el logro de la vacuna antitanática que otorgaría a la humanidad la victoria sobre la muerte, y en el caso del doctor Carrel se concretaba en el trasplante de órganos enfermos por órganos sanos de modo que pudiéramos reparar nuestros cuerpos y mantenernos saludables durante más tiempo de lo normal, en cuya técnica fue pionero, y centrándonos en la iatrocracia o gobierno de la casta médica que ambos proponían, esto es lo que escribe en 1935 Carrel en su célebre libro El hombre, ese desconocido,  un best seller que batió récords de ventas y fue traducido a muchas lenguas: Una minoría ascética y mística adquiriría rápidamente un poder irresistible sobre la mayoría amante de placeres y ciega. Sería capaz, por persuasión o tal vez por la fuerza, de imponerle otras formas de vida. Contrapone el gobierno de una oligarquía, una minoría -ascética y mística como dice él-,  a una mayoría hedonista y ciega, y es partidario de que esa minoría imponga “otras formas de vida” y que lo haga por las buenas -mediante la persuasión, dice él- o por las malas -usando la fuerza.

 

    Alexis Carrel, precisamente, con su característica cofia blanca, y Charles Lindbergh fueron portada de la prestigiosa revista Time en 1938, retratados frente a un sofisticado tubo de cristal, bajo el título sensacionalista: “Buscando la fuente de la juventud”.

    Por su parte, la iatrocracia que plantea el doctor Knock no es ya local, como había logrado en el pueblecito francés de Saint-Maurice, sino mundial o, como se prefiere decir ahora, global. Se trata de crear un sistema de gobierno universal “con poderes dictatoriales” basado en la medicina y la entelequia de la salud. Propone la creación de una todopoderosa O.M.U. (Organización Médica Universal) que sustituya a la impotente O.N.U., que se había refundado en 1945, después del fracaso de la Sociedad de Naciones de 1919 a la hora de evitar la II Guerra Mundial. 

    Se hacía eco sin d unuda Jules Romains de la creación de la OMS (Organización Mundial de la Salud, WHO según sus siglas en inglés: World Health Organization) que se llevó a cabo en 1948, un año antes de la publicación de su opúsculo, una organización no gubernamental que aspira a dirigir la política sanitaria de todos los gobiernos.

    Pero para lograr el empoderamiento de esa organización mesiánica y salvífica que obra desinteresadamente, lo que es mucho suponer dados sus conflictos de intereses con la industria de la Gran Farmacia,  será necesario en nombre del bien común declarar una amenaza que provocque un coup d'État sigiloso que logre la sumisión efectiva de la humanidad a la iatrocracia. Jules Romains y su doctor Knock la denominaron “Epidemia 235”. Pero el nombre es irrelevante; mutato nomine... Podía haber sido cualquier otra amenaza:  la gripe aviar, la peste porcina, las vacas locas, la covid-19, la viruela del mono... Y suma y sigue. Pero ha sido, precisamente, la enfermedad del virus coronado cosecha 2019, sin duda, como hemos visto a lo largo de estos últimos  años, el pretexto para instaurar de facto, nadie sabe cómo ha sido pero ha venido para quedarse y habitar entre nosotros, aunque todavía no de iure, una dictadura prácticamente mundial, conculcando las libertades formales de los ciudadanos en nombre de la Ciencia y bajo el pretexto de salvar vidas que de lo contrario se habrían malogrado.


jueves, 9 de junio de 2022

Sobredosis de recuerdos

    El Ministerio de Sanidad de la Gobernación de las Españas nos larga ahora una campaña, cofinanciada por los fondos REACT EU next generation de la Unión Europea,  bajo el lema de «Necesitamos dosis de recuerdos para olvidarnos de la Covid». La campaña se lanza con abrumadora presencia en televisión, radio, exteriores, internet e inevitables redes sociales, compuesta por una cuña radiofónica, gráficas y una pieza audiovisual pensada para hacer recordar a los espectadores lo pasado,  agradecerles los esfuerzos realizados y animales a seguir tomando las medidas necesarias para estar protegidos, es decir los refuerzos vacunales.

 
    Analicemos esta sugerente fórmula breve y original utilizada como lema. Emplea por un lado una palabra culta como es «dosis», un helenismo relacionado con la medicina y con la drogadicción que significa 'entrega', 'acción de dar', y por otro lado una palabra patrimonial, popular como «recuerdos»,  que nos trae a la memoria, literalmente, al corazón (cor cordis, en latín), vivencias pasadas. Malamente se avienen estos dos términos, uno cultísimo y otro popular, pero ahí quizá radica el éxito del eslogan propagandístico de la campaña: Hay que ponerse una dosis -un pinchazo más- de recuerdo, cuando lo que se quiere decir es "refuerzo", es decir fortalecimiento de algo que se ha debilitado. Pero la contradicción sublime es que hay que ponerse una dosis de recuerdo... para olvidar. Este es el auténtico logro publicitario: el ridículo oximoro de recordar para olvidarse de lo que la OMS ha denomiando la 'fatiga pandémica' que hace que la gente se desmotive ante las consignas sanitarias que hay que seguir paradójicamente si se quiere olvidar uno del asunto: "completa tu vacunación, ponte dosis de recuerdo". Hay que completar la vacunación porque está incompleta por definición y lo estará siempre porque nunca hallará su completitud, dada su rápida y evanescente obsolescencia.
      
    Pongámonos una dosis, sí, de recuerdos, hagamos caso al Ministerio por una vez, y no olvidemos lo que hemos vivido, es decir, lo que hemos sufrido bajo este régimen sanitario terrorista del que por más que queramos librarnos no hemos salido todavía. Recordemos las calles vacías, los niños encerrados en sus casas y los perros paseando con sus dueños, las mascarillas obligatorias en interiores y exteriores, el ejército en las calles y en las ruedas de prensa del gobierno, la policía de los balcones, la televisión y la radio y los periódicos con la matraca constante de contagiados y muertos, las consignas lanzadas desde el Gobierno, las restricciones de los movimientos, la prohibición de reuniones... No olvidemos nada de eso, aunque precisamente queramos borrarlo de nuestra memoria histórica y hacer cuenta nueva como si no hubiera pasado nunca, como si hubiera sido una mala pesadilla. 
 
 
 
    Esta campaña embustera como ella sola alardea de que «hemos salvado muchas vidas», como afirma orgullosa en primer lugar, aunque, acto seguido, nos recuerde a los que «desgraciadamente ya no están con nosotros» y que han muerto sin poderse despedir de los vivos en las residencias geriátricas confinadas. Justamente el recuerdo de los que se ha llevado la Parca en la barca de Caronte al otro barrio sirve para corroborar que nosotros estamos vivos y que, por lo tanto, nuestras vidas se han salvado gracias a las medidas adoptadas por el Estado bienhechor del bienestar que es lo mismo, huelga decirlo, que  por el bienestar del Estado malhechor. 
 
    A continuación se describe la medida estrella: la hostia consagrada de la vacuna salvífica. Si la Iglesia católica nos prometía la salvación del alma y el logro de la vida eterna, la Ciencia, que es la nueva iglesia que enarbolan los gobiernos, nos ha salvado la vida: «Somos uno de los países con más vacunados: el 93% de la población mayor de 12 años se ha administrado la pauta completa de primovacunación». (Se la ha administrado ella sola, voluntariamente, nótese la expresión, no se le ha administrado). Curioso el terminacho este de «primovacunación» que parece que se contradice con la «pauta completa» que se ha citado antes, dado que esa inoculación inicial no sirve para considerar al sujeto de ella inmunizado de por vida, sino sólo en un momento determinado, quizá no más allá de sies meses, dado que al cabo de este tiempo probablemente necesitará «dosis de refuerzo» para mantener el nivel de inmunidad necesario que lo proteja frente a la enfermedad y sus múltiples transformismos, máxime si su sistema inmunitario se ha visto debilitado. 
 
 
    Vuelve la propaganda oficial a repetir una de las consignas más repetidas y coreadas, habida cuenta de su éxito propagandístico confundiendo el egoísmo más recalcitrante delq ue quiere salvar su propia vida con el altruismo del que quiere salvar la vida de los demás, sobre todo de los más vulnerables, nuestros venerables ancianos: «Vacunarse es un acto de solidaridad con el que proteges a los más vulnerables». En el caso de la enfermedad que nos ocupa, la COVID-19, se ha visto que esto no era así, que es falso, sin embargo se sigue diciendo a fin de que repitiéndolo una y otra vez parezca hacerse verdadero. Se vuelve a repetir el mantra principal que se ha demostrado completamente falaz en el caso que nos ocupa: «Las vacuans son seguras y eficaces». Y finalmente se nos invita a los españolitos y españolitas a seguir actuando contra la pandemia y a recordar -con la connotación de reforzar- que no podemos darla por concluida.

miércoles, 8 de junio de 2022

God bless the Queen

    John Lydon, alias Johnny Rotten el ex-cantante del grupo punk-roquero Sex Pistols, que hizo célebre el lema "no future", cuyo temazo “God Save the Queen” fue prohibido por la BBC en 1977, cuando se celebraba precisamente el Jubileo de Plata de los veinticinco años de reinado de la Queen, hace cincuenta años ya de aquellos fastos, se arrepiente ahora que tiene 66 tacos de su rebeldía juvenil, y dice “Dios bendiga a la Reina”, contra la que no tiene nada personal, salvo el hecho de que la familia real frecuente las estaciones de esquí gracias a los impuestos de sus súbditos.

    El caso es que los Pistolas Sexuales cantaban a finales de los años setenta del siglo pasado: God save the queen / The fascist regime... (Dios salve a la Reina, / el régimen fascista... ), una parodia del himno nacional británico, en la que llegaba a afirmarse de Su Majestad She ain't no human being, que ella no era un ser humano, cosa que se ha visto cincuenta años después confirmada en este jubileo de platino recién celebrado, cuando hemos comprobado que la Isabel II que saludaba juvenil y sonriente desde su carroza dorada de cuento de hadas a sus súbditos no era la de carne y hueso, sino un holograma virtual de sí misma. 

      
    También decía la letra de aquella memorable canción que Isabel II, que firma los documentos oficiales como Elizabeth R (con R de regina, que en latín, esa prestigiosa lengua muerta, significa 'reina') en lugar de Elizabeth Q (con Q the Queen, 'reina' en la lengua del Imperio de la Commonwealth of Nations), era una figura decorativa o un figurón como el mascarón de proa de una nave, que no es lo que parece: And our figurehead / Is not what she seems.

    La imagen electrónica que podía verse a través de la ventanilla de cristal del rutilante landó no era más que eso, una proyección holográfica, la ilusión óptica de una reina juvenil, coronada y vestida de gala, una mágica ficción. La reina no iba dentro del landó, pero daba la sensación de que sí, lo que no deja de ser una espléndida metáfora de una realeza que no es real, sino ideal, por aquello de que los que manda son los más mandados por el Dinero, que es quien realmente lleva los pantalones. Por eso el reinado de la reina Isabel II es una monarquía holográfica, diríase que fantasmagórica y virtual. 


    Volviendo a nuestro Juanito Podrido, dicen que el que no es un pirómano rebelde a los dieciocho años como era él no tiene corazón, y que el que sigue siéndolo a los cincuenta -no digamos ya a los sesenta y seis como él ahora- no tiene cabeza, cuando lo sensato es mantener apagados a esa edad los rescoldos que queden, si alguno queda, del fuego adolescente.

       El caso es que John Lydon, alias Johnny Rotten, parece confirmar ese dicho. También él, que cantaba con reminiscencias nietzscheanas ácratas: I am an antichrist / I am an anarchist / Don't know what I want / But I know how to get it, o sea algo así como: Soy un anticristo / Soy un anarquista / No sé lo que quiero, / pero sé cómo conseguirlo, se arrepiente ahora y declara que la anarquía no era una buena idea, es una idea terrible. Claro que sí, pero no porque sea peor que la jerarquía, la oligarquía, la monarquía o la mera arquía u orden establecido, sino porque todas las ideas son terribles, y no hay una sola buena. Pero lo bueno no es lo que afirma, sino lo que niega. Resulta que la anarquía es terrible, pero el (des)orden establecido no lo es. Y nos deja claro Juanito Podrido que él no es anarquista ni un antisistema, sino un prosistema que reniega de su juvenil himno roquero Anarchy in the UK.


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La reina de Inglaterra en su carroza dorada era un holograma, una imagen fotográfica tridimensional, obtenida mediante iluminación por rayos láser, en colores.

El holograma de la reina y la reina del holograma saludando a sus súbditos.

 

martes, 7 de junio de 2022

¿Niño o niña?

    A algunos les puede parecer educativo o que no está mal que se les enseñe a los niños y adolescentes a decir cosas como “pene” y “vulva” en lugar de “pito” y “chocho”, que dicen los primeros, o en vez de “picha” y “coño” que dicen más bien los segundos, porque tanto unos como otros tienen que aprender a hablar “bien”. Son términos cultos. Puede que eso sea educativo, no vamos a ponerlo aquí en duda ni a negarlo. A fin de cuentas, una de las funciones de la educación es ampliar el registro lingüístico de las personas, y enseñarles que hay eufemismos para nombrarlo todo, incluso para sus partes más íntimas, como dirían los finolis.

    Pero lo que ya pasa de castaño oscuro es que además de inculcarles el registro culto del lenguaje con términos como esos de “pene” y “vulva”, los adoctrinen diciéndoles cosas como la siguiente, que está sacada de un libro de texto supongo que de educación sexual o algo así, no sé si de primaria o de secundaria, pero poco importa:


    Viene un dibujo de un montón de niñas desnudas (curiosamente todas con el estereotipo de la melenita de pelo largo) y el siguiente texto: "La mayoría de las chicas tenemos vulva y algunas tenemos pene”. Como la mayoría no son todas, se aclara que hay algunas que no comparten el atributo sexual característico. A continuación otro dibujo de un montón de niños desnudos (curiosamente todos con el estereotipo de pelo corto) y el siguiente texto correlativo: “La mayoría de los chicos tenemos pene y algunos tenemos vulva”.

    Es un buen ejemplo de cómo el estereotipo sexual, lejos de desaparecer sin más, ha dejado de depender del sexo, y el sexo ha pasado a depender del estereotipo. Resulta curioso cómo lo que se planteaba como una crítica de los roles sexuales acaba siendo su más acérrima defensa. Y es un buen ejemplo, además, de cómo se está engañando a niños y adolescentes con la mejor intención del mundo, pues de lo que se trata según parece es de aceptar a los que no se sienten a gusto dentro del cuerpo que les ha tocado y de facilitarles la transición al cuerpo idealizado que desean. 

   Ha aumentado el número de casos de adolescentes y niños que dicen haber nacido en un cuerpo equivocado, pero en verdad o todos hemos nacido en un cuerpo equivocado, con el que no nos identificamos en absoluto, o, al revés, ninguna persona ha nacido en un cuerpo equivocado ni tiene por qué avergonzarse de él. 


     La teoría de que el sexo no es algo biológico sino ideológico comenzó en los años 90 en los campus universitarios de Estados Unidos, especialmente de la mano de la filósofa estadounidense Judith Buttler, extendiéndose por Estados Unidos, Europa y Canadá. Se trata de un constructo social que se impone de forma arbitraria al nacer y que, además, no es binario, no hay dos sexos, sino muchísimos más, infinidad de ellos... La típica pregunta ante un recién nacido: ¿Es niño o niña? Puede responderse ahora diciendo: ¡Será lo que quiera ser! Es pronto para saberlo.

    Lo paradójico de este movimiento es que, buscando la despatologización, perdón por el palabro, de los problemas vinculados con el sexo y el género, propone someter a las personas que no se identifican con su cuerpo un tratamiento fármaco-quirúrgico irreversible que conllevará probablemente una medicación de por vida. 

    Se maneja este dato, que no he comprobado pero que parece verosímil: en Estados Unidos, aproximadamente en los últimos 10 años, las clínicas de cambio de sexo se han multiplicado por cien. Han pasado de ser tres o cuatro hace unas décadas a ser ahora 300, 400.

    Hay un elogio de la individualidad permanente, un elogio del deseo irracional del átomo personal, de la subjetividad, donde lo que predomina es el sentimiento individual. Es un tipo de discurso que llama a descomponer la sociedad en individuos, a diluirla, a eliminar, disolver todo lo que nos une y, por el contrario, convertirlos en un montón de individuos aislados absortos en sus deseos.

    Una viñeta muy oportuna de El Roto en que una niña de rubios cabellos le pregunta a su padre cómo es posible que pueda elegir entre ser niño o niña y no entre rica y pobre. Y el padre le responde: Es que eso es muy difícil.