domingo, 10 de diciembre de 2023

Nuevas y viejas guerras

    Se está celebrando en Dubai, por lo que cuentan los medios de creación de la opinión pública, la COP28, acrónimo de la vigésimo octava Conference of Parties, un evento que organiza la ONU anualmente para abordar la cuestión crítica (sic, según los organizadores, adjetivo bajo el que percibimos subliminalmente la “crisis” consustancial y esencial del sistema capitalista de producción que padecemos) del cambio climático. Esta conferencia les proporciona a los mandamases y delegados mundiales la ocasión de reunirse, opinar y figurar buscando soluciones para hacer frente al problema que plantea el cambio climático, de cara a mitigar su impacto. 

Declaración sobre Clima y Salud

      El evento, financiado con mil millones de dólares de donantes como la fundación ¿filantrópica o misantrópica? Rockefeller, al parecer ha llegado a una conclusión, que es la Declaración sobre Clima y Salud, firmada por 124 países entre los que se hallan las dos grandes superpotencias, la China y los Estados Unidos de América, y entre los que no podía faltar tampoco la España progresista que avanza no se sabe muy bien hacia dónde, pero avanza pisando “tierra firme”, como diría nuestro presidente.

    En dicha declaración se encuentra, entre otras perlas preciosas, este sesudo párrafo, que expresa el objetivo que se proponen los firmantes de dicho documento: “aprovechar mejor las sinergias en la intersección del cambio climático y la salud para mejorar la eficiencia y eficacia de los flujos financieros”. Yo no sé si quien ha redactado esta frase la entiende, yo, desde luego, lo confieso, no la entiendo, pero me encantan sus efectos retóricos rimbombantes especiales: un lenguaje culto de palabras largas que no dicen sustancialmente nada: ¡Cuántos cultismos como sinergias, intersección, climático, eficiencia, eficacia! Me encanta la sutil diferencia semántica que puede haber entre estos dos últimos términos (quizá le ha faltado incluir efectividad), subrayada además por la aliteración, que es la repetición del mismo sonido al comienzo de una serie de palabras, procedentes del latín efficere, y, por lo tanto, del verbo facere “hacer”, y que culmina con la cláusula final de “flujos financieros”, cuyo efecto arrebatador y arrullador es innegable. ¡Qué prodigio de fonemas fricativos aliterados! ¡Qué retórica altisonante y huera, que cáscara vacía que no entraña ni dice nada, pero con qué efectos especiales nos lo dice! No me resisto a ofrecerla en la lengua del Imperio en que está redactada por si algún lector lo entiende mejor que yo en versión original: better leverage synergies at the intersection of climate change and health to improve the efficiency and effectiveness of finance flows.

     Cómo no hay quien lo entienda, nos lo explica nuestro secretario de Estado de Sanidad con palabras un poco más modestas y asequibles. Lo que se pretende es, dice él, "dar una respuesta global -metáfora inevitable ya por mundial o planetaria- al cambio climático y sus efectos sobre la salud y los sistemas sanitarios". Interesante doble punto de vista: el cambio climático afecta a la salud de los ciudadanos y los sistemas sanitarios que los atienden. Lógicamente, si los primeros no tienen problemas de salud no colapsarán los hospitales. ¿A que esto nos suena a “déjà entendu” cuando lo del virus y la pandemia aquella que parece ahora tan lejana? (Pero no nos preocupemos, la OMS anuncia otra para el año que viene, por eso se apresura a sacar sus protocolos).

    Explicándonoslo en palabras aún más sencillas para que las entienda hasta un tonto ha dicho nuestro delegado: "No hay personas sanas en un planeta enfermo”. Y como el planeta está malito y nosotros también, aunque seamos enfermos asintomáticos, hay que actuar sobre el cambio climático, afrontando sus efectos que repercuten en nuestra propia salud, que es donde más nos duele después de todo. Recordemos a nuestro flamante presidente afirmando que todavía estamos a tiempo de salvar el planeta (y se entiende salvarnos de paso nosotros).

El hombre de Vitruvio dándole una patada al planeta.
 

     Hemos pasado de la guerra contra el virus a la guerra contra el carbono, que puede ser más malo o peor, convenientemente demonizado, que el propio virus. Como transición hemos asistido al espectáculo de la guerra de Ucrania, que ha sido eclipsado ahora por la guerra de Gaza, dos guerras tradicionales para no perder el esplendor guerrero de la vieja epopeya homérica de la siempre viva guerra de Troya, pero el Estado, los Estados del mundo, siguen creando enemigos ficticios y abstractos a los que les declaran la guerra, guerras que se concreta en medidas que exigen el sacrificio de los pueblos sometidos, porque lo que hay en el fondo es la vieja guerra del Estado contra el pueblo.

sábado, 9 de diciembre de 2023

Pareceres (XXXV)

171.- El puente de la Constitución. Empezado el mes de diciembre, llamado december por los romanos porque era para ellos el décimo mes del año, que comenzaba consagrado al dios marcial de la guerra en las calendas de marzo, el gobierno tiende un puente entre dos conmemoraciones, una política, el día 6, aniversario de la Constitución, y otra religiosa, el día 8, la concepción sin mácula de la Virgen María por obra y gracia del Espíritu Santo. Se une así una festividad institucional a otra religiosa en el afán que tienen los políticos por señalar y santificar todos y cada uno de los días del calendario confeccionando un nuevo santoral laico, valga la contradicción en los términos. Y dicho puente enlaza con el fin de semana, que, como descubrirán los varios millones de españolitos que se han ido de puente, no va a suponer el fin de la semana, pese a su nombre, sino que esta vieja institución bíblica volverá a comenzar el lunes como siempre. Otro día 8 del calendario laico, el ocho de marzo, precisamente, se celebra el Día de la Mujer. Antaño se añadía la ominosa coletilla de “trabajadora”, dando a entender que el papel femenino no se limitaba solo al de reproductora como el de María, sino también a la prostitución del mercado laboral asalariado so pretexto de igualación con los señores de la guerra, como si el trabajo, igual que la semana, fuera una liberación y no una bíblica condena.

 

172.- Contra la propiedad intelectual: La ley prohíbe la copia fotográfica de libros, que lleva el horrible nombre de reprografía (un híbrido etimológico: reproducción gráfica). La historia, sin embargo, de los grandes textos fundamentales de la cultura humana es la historia de la copia manuscrita de unos códices para transmisión y divulgación de sus contenidos. Las variantes y hasta errores de los diversos copistas son cuidadoso objeto de estudio por parte de la crítica textual filológica. Si no hubiera existido la copia amanuense de los manuscritos griegos y latinos en los monasterios medievales, no se habrían transmitido los textos fundamentales tanto sagrados como profanos de nuestra cultura. ¿Por qué la ley protege la propiedad privada intelectual de una obra cultural y pone trabas a su libre reproducción, considerándola un acto de piratería? Porque la copia pone en peligro no la divulgación de la obra, que es lo que querría todo artista bien nacido, sino su comercialización, es decir el monopolio de la “editio princeps”. Las copias libres no reportan beneficios económicos al editor, a la Sociedad General de Autores y al autor, Dios padre, creador de todo lo visible y lo invisible, o, en su defecto, a sus legítimos y ávidos herederos. 


173.- ¿Libertarios? Resulta muy significativa la facilidad con la que han acatado muchos periodistas españoles el adjetivo 'libertario' que el señor Milei se aplica a sí mismo y a su coalición política argentina La Libertad Avanza. Ignoran que en castellano “libertario”, como dice la docta academia, es un adjetivo que se aplica en el ideario ácrata "a quien defiende la libertad absoluta y, por lo tanto, la supresión de todo gobierno y de toda ley”, y que por lo tanto es un sinónimo de “anarquista”. Creo que la confusión entre lo que defiende el argentino y los anarquistas nos viene, como tantas otras cosas, de los Estados Unidos de América, donde se fundó en 1971 un Libertarian Party, que puede retrotraerse al Boston tea party de 1773, cuando los radicales de la colonia de Masachuses abordaron barcos británicos que transportaban té y arrojaron el producto al mar en el puerto de Boston en protesta contra las políticas de impuestos del gobierno local, creando un movimiento que se opone a los impuestos gubernamentales, pero que no cuestiona nunca la realidad del dinero, por lo que el término "libertarian" en el mundo anglosajón se ha convertido en sinónimo de ultraliberal en el sentido económico, creándose también el término de anarco-capitalismo, es decir, de un anarquismo que se revuelve contra el Estado pero no contra el Capital. Antes de esa fecha, "libertarian" era en inglés un defensor de la doctrina del libre albedrío.

174.- Conócete a ti mismo: Friedrich Nietzsche en Más allá del bien y del mal, aforismo 80 de las Sentencias e interludios decía en la vieja traducción que tengo, la de Andrés Sánchez Pascual, bastante fidedigna: Una cosa que queda explicada deja de interesarnos. -¿Qué quería decir aquel dios que aconsejaba: “¡Conócete a ti mismo!”? ¿Acaso esto significaba “¡Deja de interesarte a ti mismo! ¡Vuélvete objetivo!”? -¿Y Sócrates? - ¿Y el “hombre científico”? Efectivamente, cuando algo se explica ese algo deja de interesarnos. La respuesta a una pregunta mata la pregunta y hace que la olvidemos. El conocedor no puede ser objeto del conocimiento, porque ahí se confunden sujeto y objeto de conocimiento. El reproche de Nietzsche viene a ser: no eres el ombligo del mundo, interésate por otras cosas, no por ti mismo.
 
 
175.- Sistema sanitario vs. sistema educativo: La función principal del sistema sanitario es la producción de enfermos. Al igual que este, el sistema educativo a través de la escuela y el instituto donde se imparten la educación primaria y secundaria obligatorias respectivamente tiene la función principal de producción de analfabetos. Si los alumnos no saben leer, escribir y contar correctamente, ¿qué aprenden en la escuela? Ya vimos durante la pandemia lo que aprendieron acosados por las llamadas medidas y protocolos sanitarios -auténtico acoso escolar- consistentes en incesantes pruebas PCR, tomas de temperatura antes de entrar al aula, mascarillas obligatorias y geles hidroalcohólicos que obligaban a abrasarse las manos... Por mucho que el bienintencionado Ministerio fomente ahora el Día Nacional contra el Bullying Escolar, no puede evitar que la educación impartida sea esencialmente bullying, adoctrinamiento, intromisión. ¿No nos alejamos de la enseñanza y el aprendizaje cuando tenemos como objetivo “apoyar a los niños en el desarrollo de su vida relacional, afectiva y sexual, como misión de la educación obligatoria". Cuando nos enteramos de que el analfabetismo se está volviendo común en la escuela, entendemos que la cacareada educación no consiste en aprender a leer, escribir y a contar, las cuatro reglas, que se decía antaño, sino en producir analfabetos graduados en educación primaria y secundaria. ¿Esperamos que la inteligencia artificial, a falta del desarrollo de la natural, compense la carencia? 
 
 

viernes, 8 de diciembre de 2023

Mensajes a la contra (II)

El Rey Charles III, dando ejemplo, vuela en su jet privado a la Cumbre del Clima y allí predica que estamos contaminando el planeta con nuestro coche de gasoil.

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Contra el 'conócete a ti mismo' del oráculo de Delfos, la greguería de don Ramón Gómez de la Serna: “Si te conoces demasiado a ti mismo, dejarás de saludarte”.


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Otra contra el 'conócete a ti mismo' del oráculo de Delfos, atribuida a Groucho Marx: “Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo”.

 

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Que nos salve quien pueda, si es que acaso puede alguien salvarnos, que no seamos nosotros mismos, de los salvapatrias, salvaplanetas, salvavidas, salvadores...

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 La Organización Mundial de la Salud anuncia al mundo que el año que viene saldrá en cuidadosa edición exclusiva y versión mejorada una nueva Pandemia Universal.

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 El periodista-terrorista titula: "La crisis climática provocará una reacción en cadena de desequilibrios y daños incontrolados sin retorno a escala planetaria".
 
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jueves, 7 de diciembre de 2023

2020, el año en que la Tierra dejó de girar

    Circula por la red un vídeo inquietante que se titula: “2020, el año en que el planeta se paró”. Ese año la tierra dejó de moverse, como creía Galileo, y se detuvo en efecto como por arte de magia durante un período que visto tres años después parece muy lejano, sacado de una película de ciencia-ficción, la pesadilla de una distopía. Uno tiene la sensación, viendo esas imágenes de grandes ciudades del mundo deshabitadas, de que es algo tan lejano en el tiempo y olvidado, que parece que han pasado décadas desde entonces, y no es así...

    Los más ecologistas pueden creer, incluso, que este período pandémico, que marca un antes -prepandemia- y un después -pospandemia-, fue bueno para el planeta en lo concerniente a la recuperación de la naturaleza, a la que le dimos una breve tregua dejando de explotarla, lo que, de paso, nos hizo recluirnos en el retrete de nuestra intimidad y vida privada de vida bajo arresto domiciliario y cambiar nuestras rutinas revisando algunos de nuestros hábitos, pero esa visión romántica e idealista no deja de ser falsa cuando se analiza la razón de ese parón, de esa guerra inexplicable que se desencadenó contra un virus invisible, es decir, contra la naturaleza precisamente. 


     Encerrar como se hizo a cientos de millones de personas por la fuerza definitivamente so pretexto de “salvar vidas” y de no colapsar los hospitales no es algo que pueda considerarse positivo ni para el planeta ni para ninguna humanidad que se precie de habitarlo.

    Es lo que trajo la coronación del virus, que reinó entre nosotros, entronizado por los gobiernos y los medios de (in)formación de masas a su servicio, supeditados a la solución de la industria farmacéutica, que ha resultado un fracaso estrepitoso, hasta tal punto que son más los muertos posteriores a la inoculación generalizada que los anteriores, que serían las víctimas directas del virus susodicho.

     Se trata, en efecto, de una situación sin precedentes en la historia de la humanidad cuya importancia no podemos minimizar, que algunos idealizan y que la mayoría quiere olvidar pasando página, que alcanzó su punto álgido en abril de 2020 con la prohibición de salir de casa que se impuso globalmente a cerca de 3.600 millones de personas en 90 países del planeta, lo que ocasionó muchos problemas a muchas personas tanto psicológicos como económicos por la amenaza de un virus falso pero real.

    Los que recuerdan y añoran el año en que los animales salvajes salían de los bosques e invadían el centro de las ciudades y pueblos, descuidados ante la ausencia humana, no quieren ver que nunca hemos estado más cerca de un estado policial y una dictadura totalitaria so pretexto de procurar nuestra salud y la de los demás. 

    No fue un año de muerte y dolor provocado por un virus asesino, sino por las medidas autoritarias que se tomaron contra él, tanto farmacológicas como no farmacológicas, cuyas secuelas siguen todavía vivas, perviven.

    Muchos, que se vieron afectados significativamente, no quieren revivir esos momentos dolorosos. Muchos también sufrieron los efectos postraumáticos después de los confinamientos, especialmente los más jóvenes, aquejados de depresiones y de instintos suicidas.

miércoles, 6 de diciembre de 2023

Mensajes a la contra (I)

Siempre hay algún fetiche abstracto que salvar: el Alma de su eterna condenación, la Vida de la muerte, o el Planeta, a costa de nuestro concreto sacrificio.
 
 
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¿No es sorprendente encontrar en esta sociedad tan agnóstica el mismo espíritu de sacrifico que exigía antaño la Iglesia bajo capa ahora científica ecológica?

 

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John Kerry, el zar del clima, dijo que diez mil millones de humanos al ritmo que vamos en el año 2050 no son sostenibles para el planeta. A buen entendedor...

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Los pedagogos rara vez amplían el acervo mundial de conocimientos; mucho más a menudo se oponen a su aumento de manera violenta e implacable.” (H.L. Mencken)

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La cuestión de la existencia de Dios (o del virus, que viene a ser lo mismo) no puede negarse realmente: existen, pero su realidad -ideal- no implica su verdad.

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La industria de fabricación de armamento no da abasto contribuyendo a la creación de empleo, falta de mano de obra que cubra la creciente demanda del producto.

Satanás despertando a sus legiones, Estella Canziani (1913)
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martes, 5 de diciembre de 2023

Música contra los horrores de la guerra

         Alma Sufí Ensamble interpretan en una mezquita bonaerense la canción clásica de León Gieco "Sólo le pido a Dios", que han cantado y versionado Mercedes Sosa, Ana Belén y tantos otros, con el propio León Gieco a la guitarra y voz, y las voces acompañantes de Gastón Saied, de la comunidad judía, que canta en hebreo, y la vocalista del conjunto Nuri Nardelli, que canta en árabe. Los tres al unísono interpretan la misma canción en castellano, hebreo y árabe, haciendo así una petición por la paz en Oriente Medio.

Alma Sufí Ensamble y León Gieco

        La letra de la canción tiene muy buenas intenciones, pero yerra el tiro porque a Dios, a ninguno de los tres, Yavé, Dios propiamente dicho o Alá, que son uno y forman una sagrada trinidad, no se le puede pedir la paz, porque él es el que ha bendecido las guerras a lo largo de la historia, el que las ha declarado y justificado, considerándolas guerras santas, cruzadas, y, en esta época tan agnóstica, guerras justas, guerras de legitima defensa, querras humanitarias, guerras que justifican, por ejemplo, el derecho de Israel, que es el pueblo elegido de Dios a declarar la guerra a los infieles, o los musulmanes la yihad, que es la guerra islámica. 

    La canción le hace, es verdad, una súplica bienintencionada a ese dios monoteísta de las tres religiones para que la guerra no nos sea indiferente. De la guerra se dice, y es verdad, que es un "monstruo grande y pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente", pero resulta un tanto engañosa porque es como si dijéramos solo le pido a Dios, que es la guerra, que no haya guerras en el mundo. 

    

     Pero la letra, no poco ingenua pero bienintecionada de la canción, se salva por la melodía, por la introducción musical que hace el grupo y por la improvisación que hacen al final los cantantes Gastón y Nuri, él en hebreo y ella en árabe, que es lo más auténtico, lo que nos pone los vellos de punta como escarpias al escucharla. No es la letra, sino el quejido, el lamento de dos pueblos: Gastón canta en hebreo una frase que se pronuncia en el día judío del arrepentimiento o de la expiación, el Yom Kippur, considerado el día más sagrado y solemne de todo el año, cuando se cree que se abren las puertas del cielo, y dice en su lengua: "Dios nuestro, perdónanos por nuestros pecados, absuélvenos y concédenos el perdón". Nuri, por su parte, canta en árabe algo parecido: "Dios (Alá), te pedimos perdón, que baje tu bendición sobre nosotros y nos envuelva a todos".  Aquí puede verse el vídeo completo con unas declaraciones de los cantantes.

 

lunes, 4 de diciembre de 2023

La palabra más buscada

    ¿Qué significa que la palabra más buscada durante el año que está a punto de concluir por los norteamericanos en la versión digital del diccionario de inglés Merriam-Webster, el más antiguo de los Estados Unidos, haya sido “authentic”? ¿No refleja este hecho su preocupación acaso por la falsedad de la realidad que impera en el mundo, por las fake news, bulos o falsas nuevas, por la inteligencia artificial, por la identidad, siempre falsa pero real, por las redes sociales, y por la búsqueda de algo que tenga algún asomo de verdadero o que, por lo menos, no sea tan falso? 
 
 
    Según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, auténtico, que es la traducción de 'authentic' quiere decir: “Acreditado como cierto y verdadero por los caracteres o requisitos que en ello concurren.” Hagamos un poco de investigación etimológica. El término nos llega a través del latín authenticus procedente del griego αὐθεντικός (authentikós, adjetivo correspondiente al sustantivo αὐθέντης (authéntes el que obra por sí mismo y de ahí puede llegar a significar el que tiene poder absoluto porque no está sujeto a ningún otro poder), por lo que el adjetivo significa “que tiene poder” compuesto como está de αὐτóς (autós mismo) y de *ἕντης (*héntes), cuya primera sílaba procedería de una raíz protoindoeuropea *sen- que según Pokorny significaría "llevar a cabo, realizar, preparar, elaborar"), más el sufijo griego de agente masculino -της (-tes), de manera que auténtico significaría etimológicamente algo así como “realizado por su propia mano”.
 
    Subrayan algunas celebridades con mucha exposición y proyección internacional, como la cantante Tailor Swift, la importancia de ser auténticos. Otro que tal baila, el magnate Elon Musk, que también frecuenta los medios de exposición de masas pidió a todos los usuarios de las redes sociales que se expresen “de forma auténtica”. Y no hay que olvidar la insistencia de la publicidad en lo auténtico, el placer de lo auténtico, el auténtico sabor por ejemplo del cigarrillo rubio americano y cosas por el estilo, y, en general la insistencia del márquetin en la autenticidad de los productos que nos venden, idea que sirve para engañar al público. 
 
 
    Una de las razones por las que muchas personas buscan la palabra es porque entre sus notas semánticas figuran las negativas de 'no falso' y 'no imitación' y también 'fiel a la propia personalidad, espíritu o carácter', siendo una cualidad comúnmente deseable, aunque su auténtico significado sea difícil de establecer positivamente, por lo que está sujeto a debate y  quizá sólo pueda definirse negativamente. 
 
    En todo caso, lo que demuestra el dato que suministra la casa Merriam-Webster es que la línea sutil que divide lo verdadero y lo falso está cada vez más difuminada. El auge, por otra parte, de la Inteligencia Artificial posterior al de la Inteligencia Emocional, que son contradicciones en sus términos, han aumentado la ceremonia de la confusión, porque la inteligencia no puede ser emocional ni artificial si pretende ser inteligente. Está claro que la gente se preocupa por la autenticidad de textos, imágenes y vídeos porque lo que tanto pulula en las redes sociales y medios de (in)formación de masas son sus falsificaciones. 
  
    Curiosamente el año pasado, la palabra anual más buscada fue "gaslighting", luz de gas, un término coloquial que designa la manipulación de alguien que hace que cuestione sus propias realidades o creencias llegando a pensar que son equivocadas. Y es que la autenticidad no existe, porque lo que existe es todo lo contrario: la luz de gas que desdibuja los perfiles de las cosas y nos enceguece, pero la búsqueda sigue: buscamos lo auténtico desesperadamente en un mundo esencialmente falso.

domingo, 3 de diciembre de 2023

¡Nacionalistas!

    Caín es un pseudónimo tras el que se esconden el guionista Felipe Hernández Cava y el dibujante Federico del Barrio, quienes bajo esta firma hacen la viñeta diaria de opinión del periódico La Razón. Aunque, acosados por la actualidad y la realidad del momento así como por la ideología política de derechas del periódico en el que publican, incurren a veces en torpes caricaturas ideológicas, pero otras veces aciertan plenamente a expresar lo que es de sentido común, como por ejemplo una de las últimas viñetas, la publicada el 29 de noviembre del presente año, dedicada a Borges, en la que, haciendo un guiño a la teoría de la evolución de las especies de Darwin, un chimpancé le pregunta a otro: -Según el proceso evolutivo ¿qué nos corresponde ser ahora como primates? Y el otro le responde categórico: -Nacionalistas. 
 
 
    Si entendemos que la respuesta que da el mono de “nacionalistas” se entiende en su sentido más amplio, no refiriéndose solo al nacionalismo emergente o periférico -vasco y catalán principalmente en el caso español-, sino a cualquier nacionalismo en general, tanto a los establecidos como a los que pugnan por establecerse, estaríamos también atacando indirectamente el nacionalismo centralista o español que defiende el periódico por aquello de España “Una, Grande, Libre”.
 
    La sugerente dedicatoria a Jorge Luis Borges (1899-1986) nos pone sobre esa pista intelectual. El escritor argentino -uno no nace argentino, sino que se hace argentino, pero Borges se hizo universal desde Argentina- que nunca recibió el Premio Nobel de Literatura, según él, que era conservador, por razones políticas, se rebeló en efecto muchas veces contra la identidad en general, y contra la nacional en particular, sin olvidar nunca la rebelión primordial contra la identidad de la persona. Dijo, por ejemplo alguna vez, que el nacionalismo sólo permitía afirmaciones y "toda doctrina que descarte duda, negación, es una forma de fanatismo y estupidez". Y también se le atribuye el dicho que supongo que inspira la viñeta de Caín: "El vicio más incorregible de los argentinos es el nacionalismo, la manía de los primates". 
 
 
   Borges mostró la seriedad de sus convicciones antinacionalistas, cuando, escribe Mario Vargas LLosa en Borges Político,  burlándose de la guerra de las Malvinas entre el Reino Unido y la Argentina, la definió como “la pelea de dos calvos por un peine”. Se opuso a la dictadura nacionalista de Perón, denominando a los doce años que duró “años de oprobio y soberbia”, pero apoyó a dos de las dictaduras militares argentinas más sangrientas, la que derrocó a Perón y la de Videla, e incluso llegó a elogiar a Pinochet, el dictador chileno, lo que no congenia mucho con la opinión que dio de los regímenes dictatoriales: “Las dictaduras fomentan la opresión, las dictaduras fomentan el servilismo, las dictaduras fomentan la crueldad; más abominable es el hecho de que fomentan la idiotez.
     
    El dogmatismo identitario es una de las principales herramientas de dominio no sólo político, sino también personal, que ha ido variando según el momento y contexto histórico y centrándose en el aspecto religioso, racial, sexual o nacional. El nacionalismo, por cierto, no deja de ser una ideología de sustitución que heredó muchos de sus elementos cuando la religión empezó a perder fuerza como generador de identidad colectiva. La identidad es una mentira necesaria que mana del hecho de que aunque consideremos que es una ficción, es decir que es siempre falsa porque no hay identidad verdadera que podamos conocer, su existencia es real y fundamental para el sostenimiento de la realidad. 


 
   Si intentamos sistematizar los rasgos, señas o ingredientes identitarios que configuran nuestra identidad individual o colectiva, nos encontramos enseguida con que atendemos solo a unas pocas categorías como, por ejemplo, raza, nación, religión, lengua o clase social, que cambian con el transcurso de los tiempos, y descuidamos otros ingredientes que pueden llegar a ser tanto o más significativos, como, por ejemplo, la generación a la que pertenecemos, hijos que somos de nuestro tiempo casi más que de nuestros padres, nuestro estado de salud, la profesión que ejercemos, los amores y los odios que conforman nuestros gustos, las opiniones que más que tenerlas nos tienen a nosotros, y las preferencias personales que profesamos o que no profesamos, porque los ingredientes identitarios no son solo importantes por su presencia, sino también cuando brillan por su ausencia; estar en paro, por ejemplo, o no ser partidario de ningún equipo de balompié ni interesarse siquiera por el deporte rey pueden suponer, en ciertos contextos, una parte esencial de la identidad de una persona. A Borges, por cierto, se le atribuye el dicho de que el fútbol era popular porque la estupidez era popular.

    Los nacionalismos, que Borges definía como “espectros colectivos”, son ideologías falsas -no vamos a decir irreales porque desgraciadamente son demasiado reales- en tanto en cuanto defienden, en palabras borgianas, “el prejuicio del que adolecen todos los hombres: la certidumbre de la superioridad de su patria, de su idioma, de su religión, de su sangre”. Cuando estos espectros colectivos o ficciones políticas e ideológicas alcanzan el poder institucional terminan contaminado la realidad y la vida de quienes quedan presos de sus delirios. Es absurdo, escribió, idolatrar a un adefesio porque es autóctono. 

 
    En «Historia de los ecos de un nombre», recogido en Otras inquisiciones, Borges evoca cómo, en sus últimos años de vida, Jonathan Swift «empezó a perder la memoria» y un día, loco y moribundo, le oyeron repetir la tautología divina «soy lo que soy, soy lo que soy».

sábado, 2 de diciembre de 2023

La Historia se repite

    Los que peinamos canas recordamos que “Así se las ponían... al Caudillo", cuando desde el balcón de la plaza de Oriente lanzaba a España y al resto del mundo sus proclamas de exaltación patriótica, como reflejaba por ejemplo el diario ABC, noticia que hay que leer con la voz en off del NODO: Franco fue aclamado por una multitud incalculable (sic por el adjetivo) en la Plaza de Oriente y sus inmediaciones. En el balcón del Palacio Real se hallaban junto a Su Excelencia el Generalísimo su esposa y los Príncipes don Juan Carlos y doña Sofía. Decía el Dictador a la muchedumbre: Mientras Dios me dé vida y claridad de juicio seguiré empuñando el timón del Estado
     Igualmente, nuestro recién investido presidente, que acaba de publicar un libro de autobombo y platillo titulado Tierra firme, se daba un baño de masas en olor de multitudes en el IFEMA de Madrid, a donde habían acudido decenas de autobuses gratuitos que se habían fletado desde las distintas Españas para participar en el acto de exaltación patriótica del Gran Líder que no se andaba por las nubes, sino que pisaba tierra firme. Era un acto de propaganda para demostrar a Europa y al resto del mundo que el presidente no había perdido el rumbo de la calle ni el timón del gobierno. 
 
    Ondeaban banderas rojigualdas como en la plaza de Oriente, y no pocas, en este primer mitin de Pedro Sánchez, el Gran Líder que hace, según ha repetido hasta la saciedad, de la necesidad virtud, y lo que viene a ser lo mismo, de tripas corazón para justificar las in inmensas tragaderas de los pactos que le llevan al gobierno, investido ya presidente, que gritaba entusiasmado que iba a haber ¡cuatro años de gobierno progresista!, y  que no iba a haber (porque él no era como ellos) "ni Trump, ni Milei, ni Bolsonaro, ni el holandés Wilders, ni tampoco Feijoo ni Abascal..." Se justificaba así, como aquel fariseo evangélico que rezaba en el templo, diciendo que él no era como los malos ejemplos que citaba, que él era progresista, y no era como el publicano que también había ido a rezar al templo como él, o, en este caso, como los dos últimos personajillos que cita, que se habían presentado a las mismas elecciones que él.
 
 
    Transcribo una parte de su alocución a las masas bajo el eslogan progresista de "España avanza" por la vía del progreso a no se sabe dónde: Porque esta es España, esta es la España que nosotros reivindicamos con todo el respeto al resto de sentimientos que pueda haber sobre qué significa ser español o española. A mí me encanta ver banderas de España aquí porque nosotros también somos España... Nosotros reivindicamos... la España abierta, la España tolerante, la España amante de la paz, de la justicia social, la España feminista, la España ecologista. Y efectivamente por eso no va a haber ni Trump, ni Milei, ni Bolsonaro, ni el holandés Wilders, ni Feijoo ni Abascal, ¡va a haber cuatro años de gobierno progresista!, de avances... sociales, de convivencia … y de estabilidad... institucional en España. 
 
     Conviene de vez en cuando desempolvar y leer las sagradas escrituras para comprobar cómo la Historia se repite. Leamos por ejemplo la parábola del fariseo que cuenta el evangelio de Lucas (18,11) muy apropiada para aquellos que confían mucho en sí mismos, se tienen por justos y desprecian a los demás, que cito como es habitual por la traducción de Nácar-Colunga que manejo. “El fariseo, en pie, oraba para sí de esta manera: ¡Oh Dios! Te doy gracias de que no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni como este publicano”. Obviamente, en este caso el fariseo es el presidente, o mejor dicho, por no personalizar tanto en la cabeza visible, el fariseo sería el gobierno progresista que nos promete para los próximos cuatro años,  y los publicanos son los nombres propios de los gobernantes o aspirantes a serlo que cita. 
  


    Lo que parece que está claro ya a estas alturas no es que vaya a haber gobierno progresista, que ya lo hay, que no ha dejado de haberlo hasta ahora, porque había el mismo de antes pero en funciones, y que ya hay nombrados nuevos ministros (y nuevas ministras), sino que ese gobierno vaya a ser mejor que los demás porque eso es algo indemostrable, e incluso puede decirse sin ningún empacho que es una flagrante mentira, porque no hay, no ha habido ni habrá nunca ningún gobierno bueno de ningún signo político ni en España ni en el mundo.

viernes, 1 de diciembre de 2023

Pareceres (XXXIV)

166.- Bendita neumonía: Al médico canadiense William Osler (1849-1919), considerado uno de los padres fundadores de la medicina moderna, uno de esos médicos de los de antes que ya no quedan, le debemos el aforismo que decía, tirando piedras contra su propio tejado médico farmacéutico bajo el que se cobijaba, que uno de los primeros deberes del médico era educar a las masas para que no tomaran medicamentos. Efectivamente, hay muy pocos médicos que cumplan con ese deber, la mayoría de los así llamados hacen todo lo contrario porque son comerciales farmacéuticos. A Willima Osler le debemos también el haber acuñado la descripción de la neumonía como "la amiga de los viejos", ya que esta les ofrecía a los ancianos una muerte rápida y prácticamente indolora, librándoles de las frías gradaciones de la decadencia (‘cold gradations of decay’) tan angustiosas para ellos mismos como para sus familiares y amigos. Casualmente, el propio Osler murió de neumonía, bendita sea.
 
167.- “You'll own nothing and you'll be happy”. La frase de la que se hizo eco el Foro Económico Mundial (FEM) de “No poseerás nada y serás feliz”, inserta en su video titulado 8 predicciones para el año 2030 tiene mucho de razón en tanto en cuanto no hace falta ser propietario de algo para disfrutarlo. Es más, puede incluso decirse que la propiedad de una cosa mata el disfrute de esa cosa. Tiene algo de razón: no hace falta ser propietario para ser usuario, o, dicho popularmente, “o la tienes o la gozas” dado que habitualmente son cosas incompatibles posesión y usufructo. Lo que quiere decir el FEM no es que vaya a desaparecer la propiedad privada, nada más alejado de sus intenciones, sino sólo los pequeños propietarios. La propiedad privada quedará concentrada en muy pocas y selectas manos. No se podrá pagar por ella, cuyo precio será exorbitante. Podremos gozar temporalmente de las cosas a precios más cómodos y asequibles: no hace falta poseer para gozar, desde luego, pero para gozar habrá que pagar a los que sí poseen, quizá a los señores de dicho Foro o a otros grandes propietarios del mundo. Ha cambiado, pues, el paradigma educativo: ahora no es el vendedor o mejor alquilador de servicios el que busca al comprador, sino este último el que busca al primero. Ya no es la idea de posesión el espejismo que mueve a las masas, sino la idea del efímero disfrute y de que para gozar no hace falta poseer, pero sí que, en ambos casos, habrá que cotizar.
 
 
168.- Mentiras, en tiempos de guerra, por aire, por mar y por tierra. Los titulares periodísticos tienen la capacidad de trastocar las cosas enrevesándolas y ocultando así la realidad que pretenden reflejar. Un ejemplo del montón, sacado del diario independiente -¿de quién, de qué?- de la mañana: "La guerra reduce Gaza a escombros". La guerra es un sujeto impersonal, una palabra abstracta, que sirve para ocultar la realidad de la cosa que subyace. Habría que decir honestamente que el ejército israelí -y no la guerra- reduce Gaza a escombros (ocultándosenos así, de paso, los cadáveres gazatíes bajo los escombros). No deja de ser una manera de disculpar al ejército sionista y su sed de venganza bíblica. Ya que Sión fue atacada, es lícito que el pueblo elegido de Dios lleve la guerra a los terroristas, que, en último término serían los responsables de su propia matanza, dado que han osado provocar la sacrosanta cólera de Dios. La culpa no la tiene la guerra, que es el padre de todas las cosas, según el viejo y oscurecido, más que oscuro, Heraclito, sino los que la provocaron, que se ven ahora según el diario global reducidos a escombros. 
 
 
169.- La luna y el dedo que la señala. A veces, cuando alguien como Teresa Forcades presenta el libro Tortugas hacia abajo (Turtles all the way down), donde se analiza el mito moderno de que las vacunas salvan vidas, hay quien no pudiendo atacar los argumentos que presentan sus anónimos autores, hace un ataque ad hominem (o ad mulierem, más propiamente en este caso) contra la presentadora, teológa, médico y monja que es Teresa Forcades, aduciendo que esta mujer cree que la salvación que no está en las vacunas está en Dios... Es una crítica que, en lugar de fijarse en lo que ella señala, le hace una crítica a ella por señalarlo. Muchos cristianos -pienso por ejemplo en el poeta francés Marcel Pagnol- afirman que creer en Dios les ha salvado de creer en otros dioses y otras religiones que pasan desapercibidas en muchos que se consideran ateos porque no creen en el Dios de la vieja religión y sí, por ejemplo, en la democracia, o en el progreso, en la Ciencia, en el anarquismo, o, en este caso, en el mito de las vacunas, que son las formas laicas de la nueva teología... 
 
170.- Guerra infinita. -La tregua de la guerra de cuatro días, ampliada ahora a dos más, resulta obscena e inmoral, porque lo que hace es detener la guerra momentáneamente para así, de alguna manera, justificarla, como si quisiera de un modo hipócrita, hacerla así infinita. Es la guerra, la guerra infinita del Estado contra el pueblo. Se puede ver que matar no es crimen ni pecado, cuando el que mata, el asesino, es el Estado.