domingo, 5 de noviembre de 2023

Plan de paz para Oriente Próximo (y otras guerras).

    Este plan de paz que se propone aquí no es una mera proclama pacifista al uso que pide el alto el fuego sin más, sino algo más: una guerra a la Guerra establecida, que se fundamenta en el abandono de sus dos principales armas ideológicas y estratégicas:
 
1.- Abandono de la religión: Las tres religiones monoteístas históricas (el judaísmo, el cristianismo y el islam, que quiere decir 'sumisión') son las responsables principales de las guerras históricas (cruzadas, guerras santas, yihads, o como quieran llamarse) pero no solo de las guerras religiosas, entre las que puede incluirse sin mucho escándalo el conflicto de Oriente Próximo, sino de todas las guerras, porque hasta las modernas que calificamos de económicas o políticas, que viene a ser lo mismo, tienen una raíz religiosa.
 
    Los tres dioses monoteístas Jehová, Yavé, Dios o Alá han sido siempre excluyentes y exclusivos. Consideraban que sus fieles eran el pueblo elegido, y sembraban el odio con los dioses y pueblos vecinos, que eran tachados de infieles o de gentiles. Hoy día, aunque muchas personas siguen creyendo en las viejas religiones, han sido sustituidos por su más moderna epifanía laica, que es el Dinero. Solo el abandono de la fe en esos dioses monoteístas, incluida la pérdida de la fe en su más moderna encarnación, puede garantizar el alto el fuego y el cese de las hostilidades, la anápneusis polémoio (ἀνάπνευσις πολέμοιο), el respiro de la guerra, que cantaba el divino Homero en la Ilíada, y que calificaba siempre de breve olígue (ὀλίγη), porque la paz no era más que una tregua efímera en el eterno combate entre tirios y troyanos. 
 
    Cuando se propugna aquí el abandono de la religión, se incluye también, por lo tanto, el abandono de la religión económica, que es en definitiva el resultado moderno de la evolución de las viejas religiones. 
 

 
2.- Abandono de la fe en la democracia y el Estado: Resulta duro decirlo así porque parece que si predicamos la pérdida de fe democrática estamos haciendo apología de la dictadura y de otras formas de gobierno más autoritarias y despóticas. Y no es así. No, las democracias occidentales son regímenes teocráticos, donde se sustituye la voluntad de Dios por la voluntad no del pueblo, que se caracteriza por no aceptar ninguna forma de gobierno, sino de la mayoría de los contribuyentes y votantes que suman sus voluntades individuales, traducidas en votos, para conformar una mayoría que se imponga a la totalidad, como si fuera la voluntad del viejo Dios, por lo que resultan las dictaduras más perfectas y las formas más totalitarias de Estado contra las que no es lícito alzar la voz, en las que se confunde el gobierno con el pueblo gobernado. 
 
    La democracia no es el menos malo de los sistemas de gobierno posibles, como suele decirse, sino el más perverso, porque es el único que hay, y por eso mismo no puede ser bueno, porque es el que hay y es el que nos toca combatir para que no haya guerras en el mundo. Todos los gobiernos del mundo, sean de izquierdas o de derechas, sirven a los intereses económicos del sacrosanto Capital. 
 
    La única forma de fomentar la paz, por lo tanto, en Oriente Próximo y en cualquier otro lugar del mundo es declararle la guerra al Capitalismo, que justifica como antaño los viejos dioses monoteístas, todas las guerras, desde la guerra de Troya hasta la guerra de Israel que nos sirven ahora puntualmente todos los informativos durante veinticuatro horas.
 

      Ningún Estado, por otra parte, puede garantizar la paz, porque la guerra es la esencia misma del Estado, el bienestar y la salud, como decía Bourne, de todos y cada uno de ellos, y el hecho de que haya varios, muchos, no hace más que complicar la cosa por sus luchas constantes por mantener su identidad nacional y defender sus fronteras, una identidad que solo se sostiene en la contraposición con las demás identidades nacionales.

sábado, 4 de noviembre de 2023

Retahíla de mensajes breves

Hay quien propone la vuelta a los teléfonos tontos ante la hiperconexión a que nos someten los listos, inteligentes o smart phones, en la lengua del Imperio. 
 
 La tierra que le prometió Yavé a Israel sólo se alcanza merced al Dinero, es decir, gracias a los intereses financieros de los grandes capitales de Occidente. 
 
Es importante informarse antes de formarse una opinión que es el rasgo distintivo de la personalidad individual que hay en nosotros y que se opone a lo común.
 
El smartphone creó una necesidad no existente hasta que se descubrió: la de la hiperconectividad que convirtió al móvil en amo y a su propietario en esclavo.
 
 (A Paul B. Preciado) «Soy persona trans por disidencia de este régimen binario aberrante» 
Transitando de un sexo a otro no se destruye “este régimen binario aberrante”, sino que se refuerzan por el contrario los estereotipos sexuales existentes.
 
Primero fue el correo electrónico, luego la mensajería instantánea y, por último, las redes sociales. La hiperconectividad se convirtió en una necesidad.
 
 
En la caverna platónica los esclavos ya no ven la caja tonta o vieja televisión, sino la moderna smart tv o tele inteligente, que nos mete en el ciberespacio.

Se dice que todas las opiniones son muy respetables, y no es así: son como los pedos, muy personales: todo el mundo piensa que sólo huelen mal los de los otros.

'Sé tú mismo' es un imperativo ontológico que pretende que seas tu propio carcelero y tu propio presidiario confinado en la jaula de una definición definitiva.

Cualquiera de estas tres novelas de ciencia-ficción del siglo pasado Fahrenhet 451, 1984 o Un mundo feliz, describen mejor la realidad del mundo que la Ciencia.



viernes, 3 de noviembre de 2023

La Enfermedad "X"

    El término "Enfermedad X" fue acuñado en febrero de 2018, antes de declararse la pandemia de la enfermedad del virus coronado, por la Organización Mundial de la Salud (Org. en adelante) para describir una hipotética enfermedad desconocida que podría causar una pandemia gravísima en el futuro. La Org. incluyó dicha X Disease en su lista de enfermedades prioritarias para la investigación y... el desarrollo de vacunas. 
 
 
    Lo de llamar a la Enfermedad “X” viene, sin duda del lenguaje matemático, donde la X representa la incógnita algebraica de la ecuación que hay que despejar. La Org. bautizaba así a una enfermedad desconocida que podría surgir repentinamente y propagarse rápidamente en cualquier momento, causando una grave epidemia o pandemia, una enfermedad infecciosa en potencia aristotélica que representaba una amenaza siempre futura para la salud pública mundial. 
 
    La Org. incluía la enfermedad incógnita en su lista de enfermedades prioritarias para asegurarse de que los investigadores estuvieran preparados para afrontar el reto de una amenaza futura y pudieran desarrollar rápidamente las herramientas necesarias no para tratar la enfermedad y curarla sino para prevenirla, si surgía. Nos hallamos ante el triunfo de la medicina preventiva sobre la curativa, que ha sido desplazada por aquella.
 
    La Org. considera que las vacunas deben crearse rápidamente, porque la Enfermedad Desconocida podría superar a la del virus coronado. Los expertos de salud mundial, según el periódico italiano Il messagero, consideran que ya está llegando la siguiente pandemia que podría matar a muchísimos millones de personas más que la anterior. Sólo hace falta que se declare, que la declaren. ¿Cómo podemos imaginar esa enfermedad desconocida? 
 
 
    Sin duda hay que recurrir a la crónica de otras enfermedades pasadas de gran letalidad, que habitan en el inconsciente colectivo de nuestra memoria histórica. Esa enfermedad incógnita podría ser la peste, que aunque se considera agua pasada, rebrota de vez en cuando en algunas partes del mundo, especialmente en áreas donde la higiene es deficiente y hay una alta densidad de roedores, ya que la bacteria se transmite principalmente por las pulgas de los roedores infectados. 
 
    La vieja peste se presenta en tres formas principales: bubónica, septicémica y neumónica. La forma bubónica de la peste, la más común, provoca inflamación y dolor en los ganglios linfáticos. La  septicémica puede causar una infección generalizada en todo el cuerpo y la neumónica puede provocar una infección pulmonar grave y ser altamente contagiosa. La enfermedad X por venir podría ser una de estas tres pestes, una combinación explosiva de ellas...  o ¿no será acaso que ya ha sucedido, que la X Disease era la pandemia cuyas secuelas todavía colean, a la que se adelantó un par de años la Org. profetizándola? 
 
    La Org. está fomentando la Investigación en Ganancia de Función (Gain of Function, abreviado en GOF en la lengua del Imperio). ¿Qué quiere decir eso? En principio parece algo positivo. ¿Quién, en su sano juicio, no querría ganar o recuperar funcionalidad en el caso de haberla perdido? Imaginemos que nos han amputado una pierna y nos implantan una prótesis que nos permite usarla de nuevo. Sería estupendo adquirir la funcionalidad que teníamos y que hemos perdido. Bienvenida sea, en este caso, la ganancia de función. Pero la Org. no está trabajando en eso, que corresponde al ejercicio curativo de la medicina, sino en "adelantarse a la naturaleza", lo que entra dentro de la medicina preventiva.
 
Pigmalión y Galatea, Angelo Bronzino, (1530)

 
         Partimos de la presunción de que nos va a llegar un patógeno mortal, la inminencia de la Enfermedad X que tendrá la capacidad de infectarnos de una manera fulminante contra la que no estamos preparados, y para adelantarnos a esa posibilidad, creamos nosotros dicha Enfermedad que no ha llegado todavía y que acaso no llegue nunca. Estamos lanzando una profecía y haciendo que se cumpla. Vamos a crear el monstruo que queremos combatir. Es lo que se ha denominado el efecto Pigmalión, recordando al personaje mitológico que se enamoró de Galatea, la estatua que había creado y que gracias a su amor cobró vida. O, sin recurrir a la mitología dorada, es el caso del bombero pirómano: que provoca un incendio para poder apagarlo. Y no lo hacemos por maldad o por ignorancia, sino para prevenir el problema y que no nos pille desprevenidos por sorpresa: fabricamos un virus terrible a fin de inventar una vacuna contra él. Creamos un problema que no existe para solucionarlo.
 
    Pero, sin embargo, la pandemia vivida, que no era más que un ensayo de control de la población y de imposición farmacológica generalizada, no es la Enfermedad "X", porque ésta, como su nombre matemático indica, es una pandemia esencialmente futura, que todavía no tiene nombre, diseñada por la Org., como hemos dicho, desde su Asamblea de 2018. La Enfermedad X está por venir. No se conocen todavía sus síntomas, si es que va a ser una pandemia sintomática, porque podría ser asintomática... Es la amenaza que se cierne sobre el planeta y todos sus habitantes. La emergencia, por lo tanto, no se ha acabado. Sólo estamos en una tregua, porque la emergencia es la nueva normalidad, la nueva forma de gobierno neo-liberal de cosas y personas.

jueves, 2 de noviembre de 2023

Traductor, traidor

    A propósito de la traducción que Emily Wilson, profesora de clásicas de la Universidad de Pensilvania, publicó hace cinco años de la Odisea de Homero al inglés (acaba, entre paréntesis, de sacar ahora mismo también su traducción inglesa de la Ilíada), se ha dicho que es la primera traducción de Homero a la lengua de Chéspir hecha por una mujer, y hay que destacar que si bien puede ser significativo que haya habido más traductores que traductoras de Homero, eso no significa que la traducción por ser obra de una mujer tenga que ser mejor o peor o en definitiva distinta que la de un hombre.
 
    Como suele ser tradicional por lo general en las traducciones de Homero al inglés, la de Emily Wilson es una traducción en verso, y eso no deja de ser un mérito importante, aunque haya traducciones en excelente prosa como la de Samuel Butler, elogiada por el mismísimo Borges, que dijo que era la “la más fiel de las versiones homéricas”. 
 
    Utiliza Emily Wilson el pentámetro yámbico de raigambre chespiriana, y conserva el número de versos del original: es decir que a cada hexámetro de Homero le corresponde más o menos un pentámetro yámbico inglés. 
  

     Ya desde la traducción del primer verso de la Odisea se percibe cuál es el objetivo de su versión, que es adaptar Homero al inglés contemporáneo. Así resuelve el primer epíteto homérico que aparece en el primer verso de la epopeya, en la invocación a la Musa. El poeta le ruega que le hable del hombre “polýtropon”, que ella traduce sin complejos como “Tell me about a complicated man.” (Háblame acerca de un hombre complejo, mejor quizá que 'complicado')
 
    Es una traducción novedosa, quizá demasiado simple si tenemos en cuenta cuánto se han devanado los sesos los traductores a nuestra lengua, por ejemplo, por traducir el epíteto homérico. Así: “Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos” (José Luis Calvo) , “Háblame, Musa, de aquel varón de multiforme ingenio” (Luis Segalá y Estalella), “Musa, dime del hábil varón que en su largo extravío” (José Manuel Pabón), “Háblame, Musa, del hombre de muchos caminos” (Carmen Estrada), “Háblame, Musa, del hombre de múltiples tretas” (Carlos García Gual), Canta, ¡oh Musa!, aquel héroe siempre vario / sagaz, astuto y en ardid fecundo” (Antonio de Gironella), entre otras muchas. 
 
ἄνδρα μοι ἔννεπε, μοῦσα, πολύτροπον, ὃς μάλα πολλὰ
πλάγχθη, ἐπεὶ Τροίης ἱερὸν πτολίεθρον ἔπερσεν·
πολλῶν δ᾽ ἀνθρώπων ἴδεν ἄστεα καὶ νόον ἔγνω,
πολλὰ δ᾽ ὅ γ᾽ ἐν πόντῳ πάθεν ἄλγεα ὃν κατὰ θυμόν,
ἀρνύμενος ἥν τε ψυχὴν καὶ νόστον ἑταίρων.


Apoteosis de Homero, Jean-Auguste-Dominique Ingres (1827)

    Así traduce Emily Wilson al inglés los cinco primeros hexámetros: Tell me about a complicated man. / Muse, tell me how he wandered and was lost / when he had wrecked the holy town of Troy / and where he went, and who he met, the pain / he suffered in the storms at sea, and how / he worked to save his life and bring his men /back home. 
 
    Hace unos años traduje yo estos mismos versos en hexámetros castellanos del siguiente modo: “Cuéntame, Musa, del hábil varón que bogó a la deriva / mucho, después de arrasar el alcázar sagrado de Troya; / vio ciudades y el ser conoció de muchísimas gentes, / y hondas sufrió por el piélago en su alma penalidades / mientras bregó por su vida y retorno de sus compañeros.” 
 
    Pero, revisándolos ahora, no me quedo contento con la traducción que hice del epíteto como “hábil”, que era copia o sugerencia de la de Pabón. Así que ahora, volviendo sobre el caso, se me ocurre otra resolución  del πολύτροπον (polýtropon) dichoso, y rimar de paso esos cinco hexámetros asonantándolos, imitando la tgraducción magistral que hizo García Calvo de la Ilíada: 
 
    Cuéntame, Musa, del artimañero* varón que hubo errado / mucho, después de arrasar el alcázar de Troya sagrado; / vio de muchos pueblos ciudades y supo sus hábitos, / y muchas penalidades sufrió por el piélago en su ánimo, / por su vida y regreso de sus compañeros bregando. 

Sirenas y Ulises, William Etty (1787-1849)

     *He optado por artimañero. Podía también haber creado un epíteto como mil-mañas basándome en algunos compuestos existentes en castellano con el prefijo mil- como, por ejemplo, mil-leches, del perro que no es de raza pura, o milhojas, el pastel de varias capas, donde el número 'mil' quiere decir 'varias' y 'muchas', como el prefijo griego poly-, y eligiendo mañas entre las traducciones de “tropos” (que pueden ser vueltas, por alusión a lugares que visita Ulises en su extravío y tretas, como propone García Gual). 
 
    Estoy seguro de que si vuelvo otro día sobre estos mismos versos propondré otra traducción, otra traición, por aquello de que el traductor es  un traidor, siempre provisional porque no hay ninguna definitiva.  Por eso es importante leer los textos si es posible en su propia lengua y versión origina. Todas las traducciones son tentativas más o menos afortunadas.

miércoles, 1 de noviembre de 2023

¿Quién ordena la masacre?

    El primer ministro israelí, el señor Netanyahu, justificó la matanza de los gazatíes que se está llevando a cabo durante el conflicto entre Israel y Hamás basándose en alusión bíblica del Antiguo Testamento (I Samuel, 15, 2-3), que cito como es costumbre por la traducción que manejo de Nácar-Colunga (el énfasis de la negrita es mío): Así habla Yavé Sabaot: Tengo presente lo que hizo Amalec contra Israel cuando le cerró el camino a su salida de Egipto. Ve, pues, ahora y castiga a Amalec, y da al anatema cuanto es suyo. No perdones, mata a hombres, mujeres y niños, aun los de pecho; bueyes y ovejas, camellos y asnos
 
    Identifica así a Hamás subrepticiamente con Palestina, a esta con Amalec y a los palestinos con los amalecitas, e invoca su exterminio total, en el nombre de Yavé Sabaot, el Señor de los Ejércitos, un dios sanguinario e inflexible que no perdona a los enemigos de Israel, su pueblo elegido, un pueblo fanático apoyado por el gobierno demócrata estadounidense y sus vasallos europeos, que respaldan esa matanza, siendo muy escasas e inaudibles las voces que reclaman un alto de ese fuego atizado por el fundamentalismo religioso. 
 
 
    Merece la pena citar el artículo de Laurent Guyénot Israel's biblical psycopathy, en el que el autor defiende que el primer ministro israelí no es un psicópata en el sentido psiquiátrico habitual del término, sino que es el Estado de Israel en su conjunto el que padece de una psicopatía o neurosis colectiva cuya raíz hay que buscarla en la Biblia, y en ese concepto que confunde judaísmo y humanidad, excluye de esta última a los gentiles o no-judíos, lo que hace que un crimen cometido contra los judíos como fue la shoá u holocausto se considere un “crimen contra la humanidad”. Ya comentamos aquí cómo se confunde el mandamiento de “amaos los unos a los otros” en el judaísmo con el ahavat o amor a Israel.
 
    Esa psicopatía que denuncia Guyénot no es genética, sino cultural, y más aún, religiosa, “proviene del celoso dios inventado por los levitas para controlar a las hambrientas tribus lanzadas a la conquista de Palestina hace unos tres mil años”. 
 
Victoria de Josué sobre los amalecitas, Nicolas Poussin (1625-6)
 
     Yahvé, "el dios de Israel", es un dios que odia a los demás dioses, a los que considera falsos dioses, erigiéndose a sí mismo, de hecho, como único dios verdadero, un dios que exige una obediencia ciega a su pueblo elegido, que debe acatar escrupulosamente al pie de la letra la Ley, y le promete someter a todas las naciones al dominio de Israel y destruir a aquellas que se resistan. 
 
    El sionismo, bajo este prisma cultural, no es un movimiento laico o secular, sino religioso y bíblico, basado en la biblia hebrea, que es el llamado Antiguo Testamento de la biblia cristiana.  Aunque Theodor Herzl, el creador del sionismo, no se inspiró en la Biblia directamente, eligió el nombre de Sion, que es la denominación bíblica de Jerusalén, para su movimiento. 
 
 
    En la creación del Estado de Israel figura lo siguiente (énfasis mío): La Tierra de Israel, Palestina,  fue el lugar de nacimiento del pueblo judío. Aquí se formó su identidad espiritual, religiosa y política. Aquí alcanzaron por primera vez la condición de Estado, crearon valores culturales de importancia nacional y universal y dieron al mundo el eterno Libro de los Libros 

martes, 31 de octubre de 2023

Recordando al bachiller Sánchez (Ferlosiana)

Desconocía la espléndida necrológica  que le dedicó Jorge Bustos, periodista y subdirector del diario El Mundo, a Rafael Sánchez Ferlosio (1927-2019)bajo el título de  Ferlosiana el 2 de abril de 2019. La copio y pego en el Arcón como homenaje a Sánchez Ferlosio, cuyo único título académico fue el de bachiller.

 

      De una España que idolatra la cocina, el gimnasio y las mascotas ya estaba tardando en bajarse Rafael Sánchez Ferlosio, que consagró su vida a las anfetas, la sintaxis y los hombres. Tiene suerte de haberse muerto antes de tener que soportar la humillación del elogio unánime, el gran contestatario devenido autoridad, el iconoclasta hecho mármol, el ceñudo revelado en su ternura. Lo cierto es que el inmortal ha muerto y ha hecho bien, porque nada de lo que podía ofrecerle el mundo podía ya interesarle.

    El columnista capaz de escribir "sinaítico" porque quizá veterotestamentario le parecía manido está mejor en los libros de texto -¿los hay aún?- que en su tertulia del barrio de la Prospe. El español que se medía con Ortega, y en ocasiones lo vencía, no tenía espacio en los zascas de Twitter. El humanista que acusó a Walt Disney de ser "un corruptor de menores nunca bastante execrado, el más mortífero cáncer cerebral del siglo XX", jamás habría podido exonerar a sus discípulos, especistas descongelados que propugnan los derechos humanos de los animales. El anarquista que clamaba lo mismo contra "el furor de dominación" del Estado y contra "el furor de lucro" del mercado no encajaba en el troquel binario con que se empeñan en seguir sexándonos como a pollos sin cabeza. El ciudadano ahíto ya en los 80 de la "empachosa onfaloscopia" -omphalós en griego significa ombligo- por la que la lucha cívica de la igualdad cedía al empuje disgregador de las identidades no resistía otra ojeada a los frentes judaicos populares en que ha degenerado la izquierda. El ateo irreductible que se mofaba del macizo de la raza marcha de aquí antes de aguantar la nueva ola de narcisismo folclórico que esencializa la romería del Rocío o eleva la tauromaquia a misión histórica. El moralista escatológico que denunciaba "la moral del pedo" ha preferido morirse antes de seguir oliendo el tufo a sacristía laica de tanta oenegé, colectivo, minoría, activista de agravio vivo e intestino muerto cuyo gas noble solo complace al que por su culo lo predica. 

 


Y el jacobino, en fin, que hace un año ya confesaba el tedio oceánico que le producía el tabarrón catalán ha decidido fallecer oportunamente antes de seguir tolerando "esta peste catastrófica de las autonomías, las identidades, las peculiaridades distintivas, las conciencias históricas y los patrimonios culturales", por culpa de lo cual la inteligencia de los españoles -afirmaba- va degradándose hasta acercarse peligrosamente a los umbrales de la oligofrenia.

Ahora que se ha ido el sabio, los tontos seguirán felices y los listos respirarán aliviados, y todos afrontaremos así con renovada energía esta campaña donde toda mezquindad tiene su asiento y todo pedo identitario encuentra su habitación.

Descanse RSF en su guerra eterna. Amén."

lunes, 30 de octubre de 2023

La Iglesia de la Ciencia de la Climatología

    En el tercer milenio de la era cristiana, Occidente entroniza una nueva religión bajo el amparo de la Ciencia: la Iglesia de la Climatología.  Gracias a los boletines meteorológicos de las noticias televisivas y radiofónicas, así como a los titulares de la prensa escrita y a las aplicaciones predictoras de la meteorología de los móviles, algo tan inocuo como el tiempo que hace o que va a hacer, motivo baladí de tantas conversaciones anodinas en los ascensores, se vuelve un fenómeno ideológico de índole religiosa que es incontestable porque es un artículo dogmático de fe.
 
       Las instrucciones nos vienen de arriba y son transmitidas por las mismas  tres o cuatro agencias de prensa internacionales, que difunden una retórica religiosa que poco a poco justifica el control general de la sociedad en nombre de una amenaza superior, y que nos impele a todos a un sentido moral y a una responsabilidad que nos exige algún que otro pequeño sacrificio para salvar el planeta como evitar una ducha de agua caliente, bajar el termostato de la calefacción en invierno, o no  montarnos en un coche alimentado por gasoil o gasolina.
 
     Inicialmente se denominó al fenómeno Calentamiento Global, pero cuando se fue viendo que las olas de calor extremo y torrencial no eran eternas y se sucedían tras ellas olas periódicas de frío glacial, se cambió el nombre a Cambio Climático, que explica tanto las sequías pertinaces como las inundaciones.  
 
 
    Al igual que la enfermedad del virus coronado, el fenómeno del Cambio Climático no es local, sino pandémico, y tiene un alcance mundial, global o planetario, que de las tres maneras puede decirse. 
 
     Cada cual debe controlarse a sí mismo, y podrá, por supuesto, controlar al vecino, como hacía la policía de los balcones durante la pandemia, porque si no actuamos todos a una nuestros esfuerzos serán poco menos que baldíos.
 
     La salvación del grupo tiene prioridad sobre la salvación individual. Esta nueva fe debe impregnar todos los aspectos de nuestra existencia, e invita a la contrición, a la culpa y a la misión apostólica evangelizadora que consiste en predicar que hay que descarbonizar el planeta a toda costa, y este evangelio o buena palabra de Dios debe difundirse por doquier.
 
 
       El IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change, en la lengua del Imperio, y en la nuestra  Grupo Intergubernamental -nótese la connivencia cada vez mayor entre los gobiernos del mundo- de Expertos sobre el Cambio Climático) es según nuestro Ministerio de la Transición Ecológica (y el Reto Demográfico -atención a la coletilla semántica-) "el principal órgano internacional encargado de evaluar el conocimiento sobre el cambio climático". 
 
    Este panel de expertos, que está en el centro de esta ola de terrorismo global, ha puesto en la picota al anhídrido carbónico, CO2 o dióxido de carbono, en particular. Este gas es el chivo expiatorio que hay que sacrificar. Si bien es solo uno de los múltiples gases de efecto invernadero y solo representa un porcentaje mínimo de este fenómeno físico, se ha demonizado como si sus emisiones fueran las ventosidades sulfurosas del mismo Satanás.
 
  El caso es que nos encontramos con una inversión de significado orgüeliana bastante significativa, valga la redundancia, ya que el CO2, dióxido de carbono o anhídrido carbónico, como se llamaba antaño, que era fuente de vida, se convierte ahora por arte de magia negra en fuente de muerte, según el clero del IPCC. 
 
     
      Pero ¿a quién debemos creer? Ni siquiera los propios científicos se ponen de acuerdo en la proporción de CO2 que hay en la atmósfera. Unos dicen que hay entre un 5 y un 8%, otros que hay un 0,04%, y que en los últimos veinte años ha aumentado una centésima, pasando del 0,03 al 0,04. ¿Hemos de reducir el nivel de dióxido de carbono en la atmósfera o hemos de aumentarlo? ¿A quiénes creemos, a los primeros o a los segundos? ¿Debemos creer a alguien?
 
    La gran ventaja de este enemigo es que, como el virus, es invisible y omnipresente en su ubicuidad, está en el aire, en el agua, en los árboles. Es un demonio pernicioso que podemos cuantificar como queramos, según criterios incontrolables, donde una simple regla de tres permite definir el número de viajes en avión que cada ciudadano podrá realizar todavía durante su vida.
 
    El clero del IPCC no escatima esfuerzos para que el catastrofismo climático entre poco a poco en nuestra vida cotidiana. Lo que antes se llamaba simplemente veranillo de san Miguel, a finales de septiembre, es hoy un fenómeno meteorológico excepcional de calor extremo que nos trae un tórrido octubre como no se ha conocido en la historia universal. 
 
    Estas palabras repetidas por los medios cambian nuestra percepción de la realidad. Lo que era antes un momento de felicidad y de gozo, porque hace buen tiempo, es ahora motivo de preocupación. Lo que antes era bueno ahora resulta que es malo. 
 
 
El caminante sobre el mar de nubes, C. D. Friedrich (1818)

    Sin embargo, lo fascinante de este nuevo discurso apocalíptico y que induce a la culpa tanto personal como colectiva es que de ninguna manera pone en duda ni cuestiona el modelo capitalista que lo ha producido. Al contrario, incluso le sirve, ya que permite obtener beneficios comprando el derecho a contaminar o a calentar... e indirectamente, incluso empuja a la gente a ganar la mayor cantidad de dinero posible para poder beneficiarse en el futuro de ventajas. que la mayoría ya no tendrá. 
 
    Los informes meteorológicos destacan constantemente las catástrofes naturales, incendios forestales, inundaciones, temperaturas extremas... Hay que actuar en nombre de nuestros hijos, de las generaciones futuras venideras a las que vamos a dejarles este planeta... La retórica apocalíptica climática sobre la que navegan ahora todos los medios de comunicación y todos los gobiernos responsables de la toma de decisiones en el mundo tiene, sin embargo, varias ventajas importantes: en primer lugar, es una amenaza que puede alargarse durante mucho tiempo,  en segundo lugar, afecta a casi todos los aspectos de la vida de las personas, ciudadanos y consumidores y, finalmente, da sentido a muchas personas para las que la realidad ya no lo tenía, que de repente, se encuentran, como Greta Thunberg, con una misión que dé un significado a su vida que, de lo contrario, carecería de sentido. 
 
    De un tirón, lo sagrado vuelve a la realidad y el hecho de darse una ducha fría cobra sentido, el hecho de quedarse sin vacaciones cobra sentido, el hecho de no salir nunca de casa cobra sentido… el hecho de estar neurótico, incómodo, infeliz, tiene sentido. La Iglesia del Cambio Climático es una religión como otra cualquiera, con sus artículos dogmáticos de fe, sus feligreses y creyentes, y también con sus herejes. 

domingo, 29 de octubre de 2023

Ocho memes más

1.- Aunque 'toque de queda' según nuestra docta academia es el nombre que cabalmente le corresponde a la "medida gubernativa que, en circunstancias excepcionales, prohíbe el tránsito o permanencia en las calles de una ciudad durante determinadas horas, generalmente nocturnas", nuestro Jefe del Ejecutivo, el doctor Sánchez, prefirió usar la expresión "restricción de movilidad nocturna", que viene a ser lo mismo pero parece que es otra cosa y queda como más fino y repulido, más moderno y más culto, y no nos recuerda lo que debería traernos a la memoria: los tiempos que creíamos preteridos de la Guerra.
 
 
2.- Esta sátira, que se hizo viral en las redes, refleja muy bien la imposición del bozal sin ningún sentido (que algunos automovilistas llevaban incluso dentro de su propio auto cuando viajaban solos). Al parecer, se impuso el bozal, se confinó y se vacunó a la población porque las autoridades no sabían qué hacer ante una amenaza inexistente, pero tenían que hacer algo para que pareciera que estaban haciendo algo útil y necesario, cuando en realidad era inútil, innecesario y no solo eso, sino además perjudicial. Pero no pueden ni van a reconocer ahora ni nunca el haberse equivocado.


3.- Ante la amenaza de mal tiempo debida al cambio climático por los gases de efecto invernadero que propician el calentamiento global del planeta (viento huracanado y lluvia torrencial), se cierran los parques públicos de la villa, corte y capital del Reino por la propia seguridad de los transeúntes, no vaya a caerles un rayo o un árbol o un chaparrón encima. 


4.- Un clásico del arcón, lo que dicen algunos billetes del Banco Central Europeo: que todos los billetes de curso legal que emite dicho Banco son billetes falsos, sustentados solo por la fe o el crédito, en términos económicos, que ponen en el Dinero los usuarios.

 

5. Con esta tuerca que gira se da a entender que es lo mismo el ala izquierda que el ala derecha del hemiciclo parlamentario. Ambas sirven para apretarnos el tornillo. Izquierda y derecha son dos jinetes que cabalgan alternativamente en el hipódromo el mismo caballo de carrera. 

 

6.- Dedicado a la Organización Mundial de la Salud, que financiada por el Dinero -más privado que público, pero da igual a fin de cuentas- declaró y fomentó la Pandemia Universal, que se caracterizó por la imposición del bozal y del aislamiento para que dejáramos de hablar. Ellos, los organizadores, se la quitaban para adoctrinarnos -eran los únicos que lo hacían- por los medios.

 

 

 7.- El texto original de la viñeta de Caín que publicó el diario La Razón el día 22 de octubre de 2023 ha sido manipulado adrede para que diga otra cosa distinta de la que decía, que era: "Conectamos en directo con la guerra para que no vean nada". 

 

8.- Mientras mucha evidencia científica afirma que la hipótesis del colesterol es el mayor error de la ciencia médica del siglo XX, diez gruesas colesterinas amarillas colapsan el paso a la entrada del Palacio de Congresos de Málaga. La industria farmacéutica, cuyo negocio se basa en mantenernos enfermos crónicos, declara una guerra bochornosa -otra guerra sin sentido- al colesterol en el Congreso de Cardiología que subvenciona, y no a la pericarditis y miocarditis producidas por los daños colaterales de los sueros de su guerra anterior contra el virus coronado.

sábado, 28 de octubre de 2023

Nuevo Tribunal del Santo Oficio

    Las informaciones puntuales durante 24 horas de las actualidades de las guerras nos distraen de la instalación del programa “Great Reset”, que sigue en marcha. Prosigue, en efecto, la implantación del gran reseteo, como se dio en llamar con anglicismo flagrante a dicha agenda, que no se ha paralizado. 
 
    Quizá su característica más importante es la aplicación de la vieja censura para acallar las voces disidentes, aunque, por supuesto, no se llama así porque 'censura' es un término muy ominoso que recuerda viejos tiempos. Se llama lucha contra la desinformación, las falsas noticias y la pseudo-ciencia.
 
     Desde que comenzó la guerra (tanto la de Ucrania como esta otra de Israel que nos sirven ahora los medios, por citar las más espectaculares pero no las únicas que hay en el planeta) han surgido en todas partes llamamientos a la supresión de la libertad de expresión. Recojo una breve muestra de noticias de la prensa diaria a modo de ejemplo de lo que digo: El comisario de la Unión Europea, el señor tal y cual, ha advertido a todas las principales plataformas de redes sociales de que hay que combatir la desinformación sobre Israel, amenazando con multas. La policía alemana y francesa está disolviendo manifestaciones pro Palestina, mientras –tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos– hay llamadas a arrestar a personas por ondear banderas palestinas o a deportar a quienes “apoyan a Hamás”...
 
 
    Se crea así una cultura del miedo que hace que nos asuste expresar nuestras opiniones políticas ante el nuevo tribunal de la santa inquisición y el santo oficio sobre los temas candentes, a saber: el covid, Ucrania, el cambio climático y ahora Israel. Y suma y sigue.
 
    Recojo, a propósito de lo primero, la reciente intervención en la Cumbre Internacional de la Salud celebrada en Berlín de Christian Drosten, el virólogo de cabecera de Ángela Merkel, uno de los mayores responsables de la pandemia, que ideó la aplicación de la PCR para detectar el presunto virus, que dijo que "para la próxima (pandemia)" (luego, va a haber próximamente otra) es fundamental y prioritario comenzar por censurar en los medios a científicos, y reducir toda "la Ciencia" a un dogma dictado por Instituciones de Expertos solventes (como él, naturalmente). 
 
    Lo dice, él que es alemán, en la lengua franca del Imperio para que lo entienda todo el mundo en todo el planeta, con subtítulos en la suya propia que es la de Goethe. Pretende así en nombre de la nueva religión que es la Ciencia que él representa crear un tribunal de la santa inquisición que determine lo que es científico y lo que no, lo que debe divulgarse y lo que no, contradiciendo el propio espíritu científico, siempre abierto a cuestionarse y a ponerse en duda razonable.
 

    El virólogo Christian Drosten dice (el énfasis es mío): Así que no deberíamos permitir a nadie que, sólo por tener algún título académico, hable sobre el núcleo del problema en medio de una pandemia. Según Drosten, hay que defender de una manera numantina las Instituciones de la Ciencia, y excluir el debate científico: Necesitamos recurrir a las instituciones científicas para hacer una selección y nombrar paneles de expertos que sean realmente expertos y que no aparezcan en los medios, pero que de alguna manera estén calificados para resumir el estado de la ciencia. Y esto sólo puede suceder a través de las instituciones de la ciencia. Estas instituciones deben ofrecer esta función a la sociedad. Estas instituciones científicas en realidad están formadas por científicos, científicos de primer nivel.

    Estas sugerencias del virólogo superestrella dan miedo tanto por lo que concierne al mundo de la propia ciencia como a la sociedad en general.

      El hecho de que la fuerza gobernante del mundo sea una élite globalista económica por encima de cualquier Estado y de cualquier régimen político de izquierdas o derechas quedó brutalmente claro con la falsa “pandemia”.   Se está vendiendo la narrativa por parte del imperio estadounidense en vías de desmoronamiento de que existe un nuevo eje del mal orquestado por Rusia, China, Irán et alii, por lo que se renueva la vieja guerra contra el terrorismo (War against Terror, segunda temporada). 

Francotirador debajo del rosetón de la catedral de León.

 
    Si la pandemia dejó claro que todas las élites del mundo siguen el mismo guion, la guerra está diseñada para hacernos olvidar ese hecho. La guerra sucia -pero no hay ninguna limpia, desengañémonos, como no hay ningún crimen de guerra al margen de la propia guerra- entre Israel y Hamás nos divide aún más, como la guerra contra el virus y la guerra -siempre la guerra, aunque la llamen 'operación especial'- contra Ucrania.  
 
    Pero no nos engañemos, los enemigos no son los musulmanes, ni los judíos, ni los rusos ni ningún pueblo en definitiva... sino las élites, galicismo este que abarca a los gobiernos y a los poderes que hay por encima de ellos a los que obedecen, procede del latín electi, que quiere decir, 'los elegidos', los que se han auto-elegido presentándose a las elecciones democráticas y han sido elegidos y refrendados por las mayorías democráticas, así de claro.


viernes, 27 de octubre de 2023

Las tres edades

    Cuenta Aulo Gelio, que cita a Quinto Elio Tuberón y su libro hoy perdido sobre la historia romana,  que el prudentísimo y legendario rey de Roma que fue Servio Tulio estableció con admirable precisión que la vida del hombre se dividía en tres etapas, a las que denominó niñez, juventud, y vejez.

    Determinó que la primera edad era la que iba desde la cuna hasta los diecisiete años y él la llamó puericia (pueritia) o infancia en sentido amplio. Quizá la mejor época de la vida humana, la niñez, aunque sólo sea porque en ella se abren por vez primera los ojos a las cosas y al lenguaje que las cosifica idealizándolas.

 Las tres edades de la mujer, Gustave Klint 1905

    La segunda edad iba de los diecisiete a los cuarenta y seis años cumplidos, período en que los romanos eran considerados aptos para el servicio militar o de Estado (idoneos reipublicae), y la llamó iuuenta, es decir, la juventud del hombre en el sentido más generoso del término "iunior".

    A partir del cuadragésimo sexto año de edad, consideraba el sabio rey que los hombres entrábamos en la categoría "senior" de los más viejos, en la senecta donde me encuentro yo por ejemplo escribiendo esto ahora, después de haber atravesado mis antepasados la niñez y de haber servido al Rey y a la Realidad, malditos sean ambos, tan falsos trampantojos los dos como reales sin embargo.

Alegoría del Tiempo gobernado por la Prudencia, Tiziano (h. 1550 ó 1565)

    Me veo, pues, instalado ya hace años en la vejez que algunos prefieren llamar, para quitarle hierro, la edad de los mayores, que se reconoce por primera vez cuando un niño te llama "señor". Otros la llaman con un eufemismo políticamente más correcto o cortés "madurez". 
 
    Es la tercera edad, término ominoso que nos recuerda la distribución que hizo Servio Tulio,  la etapa final, la del desengaño, la del descubrimiento de que todas nuestras certidumbres y certezas, incluida la más importante de todas, la de nosotros mismos y nuestra propia identidad personal, eran mentira; y que, por lo tanto, los rostros eran máscaras.

    ¿Por qué renegar de la vejez? Es hermosa esta última edad y etapa de la vida: son hermosas las canas y las arrugas y la vista cansada de ver que las cosas son como son, y el desengaño que nos hace reencontrarnos con el niño que llevamos dentro, con nosotros mismos, antes de aprender a hablar (infantia significa 'sin lenguaje') y a saber que las cosas son como son, dejando de preguntarnos cómo son las cosas.

 Las tres edades y la muerte,  Hans Baldung Grien 1541-1544

    La senectud, o "tercera edad"  vive, sobre todo, del recuerdo de tiempos pasados; nada más dulce que el recuerdo, aunque, por otra parte, nada sea más amargo que la memoria. Por eso mismo, hay que empeñarse en tener mala memoria, borrar nuestra memoria histórica, a fin de que afloren, buenos, los recuerdos.