miércoles, 6 de noviembre de 2024
Pareceres LXI
sábado, 28 de octubre de 2023
Nuevo Tribunal del Santo Oficio
El virólogo Christian Drosten dice (el énfasis es mío): Así que no deberíamos permitir a nadie que, sólo por tener algún título académico, hable sobre el núcleo del problema en medio de una pandemia. Según Drosten, hay que defender de una manera numantina las Instituciones de la Ciencia, y excluir el debate científico: Necesitamos recurrir a las instituciones científicas para hacer una selección y nombrar paneles de expertos que sean realmente expertos y que no aparezcan en los medios, pero que de alguna manera estén calificados para resumir el estado de la ciencia. Y esto sólo puede suceder a través de las instituciones de la ciencia. Estas instituciones deben ofrecer esta función a la sociedad. Estas instituciones científicas en realidad están formadas por científicos, científicos de primer nivel.
Estas sugerencias del virólogo superestrella dan miedo tanto por lo que concierne al mundo de la propia ciencia como a la sociedad en general.
martes, 7 de febrero de 2023
El tribunal del Santo Oficio (de la libertad de expresión).
martes, 13 de diciembre de 2022
En pelotas
En
la ciudad donde vivía nuestro campeón, Kohbar de unos 300.000
habitantes, allá en el Golfo Pérsico, sus piadosos habitantes se
pasaban las horas del día rezando. El deportista se sorprendía de
lo rezadera que era la sociedad saudita. Más de una vez se había
encontrado con la desbandada general en los entrenamientos y en los
lugares públicos por ser la hora sacrosanta de la oración islámica.
Y eso sucedía, claro, todos los días, cinco veces a lo largo del
día mirando hacia la Meca. (Que no nos extrañe que los musulmanes
miren hacia allá, los cristianos, aunque no lo sepan, miran hacia
Jerusalén por el simple hecho de que los altares de las iglesias
están todos orientados en esa misma dirección). Rezan al amanecer
antes de la salida del sol, en la hora del cénit al medio día, a
media tarde antes de la puesta del sol, al anochecer y por la
noche.
También
le sorprendía al bicampeón lo puritanos y pudorosos que podían llegar a ser los deportistas de la
península arábiga. Ya sabíamos que las mujeres musulmanas iban
cubiertas de la cabeza a los pies y que era difícil que trascendiera
algo de su belleza femenina fuera del ámbito doméstico. Ahora sabemos además, gracias a este testimonio, que los guaterpolistas árabes no utilizan el típico y
escueto bañador de nadador, sino que llevan uno por encima de
la rodilla. Al parecer no hay ninguna ley que les prohíba usar el calzoncillo ajustado que cubre nalgas y verijas por debajo de la cintura hasta las ingles y deja ver los muslos desnudos, pero se sienten más cómodos
con un calzón más recubridor.
Al
término del primer entrenamiento pudo comprobar algo de lo que ya le
habían advertido: que a la hora de ducharse, una vez acabados los
entrenamientos, no debía quitarse por nada del mundo el bañador en el vestuario pues estaba terminantemente prohibido ducharse en cueros a la vista de
los demás, lo que nos da una idea de la falta de higiene y del
exceso de pudor con que los árabes saudíes tratan el cuerpo masculino,
que seguramente consideran igual que el femenino fuente de pecado.
miércoles, 30 de noviembre de 2022
Pareceres (X)
domingo, 23 de febrero de 2020
Traduttore, traditore
Las versiones ad usum Delphini o ad usum scholarum no se han dado solo en francés y en castellano. Si tomamos la traducción inglesa de este mismo pasaje de A. S. F. Gow (1952) para la Oxford Classical Texts, vemos que vierte en latín, eso sí literalmente, pero sólo comprensible para los entendidos, los versos escabrosos: Vbi te paedicabam tuque dolebas; capellae autem balabant et a capro penetrabantur.
La traducción inglesa, sin embargo, de Neil Hopkinson que la Loeb Classical Library publicó en 2015 es ya fiel al original: When I was buggering you, and you were in pain; and these sheep were bleating at you, and the ram mountend them.
Tenemos que llegar en castellano a finales del siglo XX para encontrar traducciones más literales y fieles al original, como, por ejemplo la de Manuel García Teijeiro y Mª Teresa Molinos Tejada que publicó entre nosotros Clásicos Gredos en 1986, donde se vierten literalmente los cuatro verbos: Cuando te daba por el culo y te dolía. Balaban estas cabritas y el macho las montaba.