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sábado, 9 de agosto de 2025

Hexámetros dactílicos

    Se llama hexámetro dactilico al verso que consta de seis unidades de medida o pies métricos cuyo ritmo recuerda la secuencia cartilaginosa del dedo o dáctilo -una falange gruesa y dos más delgadas que valen por una-, o sea una sílaba marcada con el ictus o golpe rítmico y un intervalo de una o dos sílabas no marcadas en principio, una sola en el sexto pie. 
 
    Los ensayos de hexámetros dactílicos en castellano de poetas como Salvador Rueda y Rubén Darío pecaron de ser siempre holodáctilos, es decir, versos de diecisiete sílabas que incurrían en la doble monotonía del isosilabismo y de la repetición de una sílaba tónica seguida de dos átonas excepto en el último pie; así, por ejemplo, este hexámetro de Rueda: “Entre el sopor de la siesta que duerme Galicia lozana” o este horrísono de Darío: “Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda”. 
 
Los hexámetros griegos y latinos, sin embargo, admitían en los cuatro primeros pies del verso una doble realización: podían ser dáctilos puros -una sílaba macada rítmicamente seguida de dos no marcadas- o sustituirse por espondeos -una sílaba marcada seguida de otra no marcada-, mientras que el quinto pie se realizaba generalmente como dáctilo y el sexto como espondeo, lo que recuerda en música a un compás de 4/4 o de compasillo, donde el primer tiempo está constituido siempre por una blanca que vale 2, y el segundo por dos negras, que valen 1 cada una, o una blanca. Gracias a las sustituciones los hexámetros grecolatinos no tenían siempre el mismo número de sílabas, ya que oscilaban entre las diecisiete del holodáctilo y las trece del holospondaico, y en cuanto al esquema rítmico se rompía la monotonía al presentarse no una sola posibilidad de realización sino dieciséis posibilidades que, siendo distintas entre sí respondían sin embargo cabalmente al mismísimo patrón, y le conferían al verso mucha libertad. 
 
 
    Si leemos hexámetros griegos o latinos, el ritmo viene marcado por la alternancia de sílabas largas, que son las que en principio lo determinan, y breves, las que no, cosa que en nuestra lengua ya no sucede. La adaptación del hexámetro clásico de Homero o de Virgilio pasa por jugar con la alternancia entre sílabas acentuadas o tónicas, que son las que en principio marcan ritmo, y una sílaba o dos átonas o no portadoras de acento, que son las que no lo marcan, sin que sea necesario ni elegante que siempre coincidan, por otra parte, acento y tiempo marcado, pudiendo pasar lo contrario, que caiga algún acento en tiempo no marcado, a contratiempo, o que aparezca una sílaba átona marcando el compás, rompiendo la monotonía del verso, lo que no impide, sin embargo, que siga respondiendo al mismo esquema rítmico y sonoro, y que siga sintiéndose como el verso que es y no como la prosa. 
 
    Ofrezco un ejemplo en castellano de cada una de las diecisiete variantes poniendo entre paréntesis el número ordinal del pie, 1º, 2º, 3º, 4º, en el que se ha realizado en su caso la sustitución del dáctilo por el espondeo. Aunque los ejemplos que presento, sacados de aquí y de allá, presentan coincidencia entre frase y verso, es decir cada frase viene a recluirse en el marco de un verso, los hexámetros antiguos buscaban justamente todo lo contrario, que no coincidieran las frases con los versos, la unidad sintáctica con la métrica, encabalgándose suave- o abruptamente unos sobre otros en a veces largas tiradas, como en estos cinco primeros de la Odisea de Homero:  Cuéntame, Musa, del artimañero varón que hubo errado / mucho, después de arrasar el alcázar sagrado de Troya; / vio ciudades y el ser conoció de muchísimas gentes, / y hondas sufrió por el piélago en su alma penalidades / mientras bregó por su vida y retorno de sus compañeros.”   
 
Diecisiete sílabas (holodáctilo): 
Lento y pausado discurre su rítmico curso, sereno. 
 
Dieciséis sílabas (un espondeo): 
No me voy a callar, te diré que te quiero y te odio. (1º) 
Urbe voraz, gran bestia que todo devoras y tragas. (2º) 
Es por tu seguridad, enciérrate, ponte a cubierto. (3º) 
¿Hay una fe que se pueda creer que es buena? Ninguna. (4º) 
 
Quince sílabas (dos espondeos): 
Pasan todo el día mirando el reloj y fumando.(1º y 2) 
Corren, malos, los tiempos para la épica lira. (1º y 3º) 
¿Somos seres humanos o somos 'human resources'? (1º y 4º) 
¿Qué es lo que voy a ver en medio de cuatro paredes? (2º y 3º) 
No hay presidiarios, presos, reclusos: somos internos. (2º y 4º)
 ¿Cárcel, chirona, prisión? ¡No! Centro penitenciario. (3º y 4º )
 
 Catorce sílabas (tres espondeos):
 ¿Quién se esconde tras un nombre real pero falso?(1º, 2º y 3º) 
Sueño un cielo azul, de misiles libre y de drones. (1º, 2º y 4º) 
 Es muy fiero el Amor, un dios salvaje que hiere. (1º, 3º y 4º) 
Cruza la calle el zorro, añora el bosque lejano. (2º, 3º y 4º)
 
Trece sílabas (holospondaico): 
Corre, raudo ya y veloz, alzando su vuelo.

jueves, 2 de noviembre de 2023

Traductor, traidor

    A propósito de la traducción que Emily Wilson, profesora de clásicas de la Universidad de Pensilvania, publicó hace cinco años de la Odisea de Homero al inglés (acaba, entre paréntesis, de sacar ahora mismo también su traducción inglesa de la Ilíada), se ha dicho que es la primera traducción de Homero a la lengua de Chéspir hecha por una mujer, y hay que destacar que si bien puede ser significativo que haya habido más traductores que traductoras de Homero, eso no significa que la traducción por ser obra de una mujer tenga que ser mejor o peor o en definitiva distinta que la de un hombre.
 
    Como suele ser tradicional por lo general en las traducciones de Homero al inglés, la de Emily Wilson es una traducción en verso, y eso no deja de ser un mérito importante, aunque haya traducciones en excelente prosa como la de Samuel Butler, elogiada por el mismísimo Borges, que dijo que era la “la más fiel de las versiones homéricas”. 
 
    Utiliza Emily Wilson el pentámetro yámbico de raigambre chespiriana, y conserva el número de versos del original: es decir que a cada hexámetro de Homero le corresponde más o menos un pentámetro yámbico inglés. 
  

     Ya desde la traducción del primer verso de la Odisea se percibe cuál es el objetivo de su versión, que es adaptar Homero al inglés contemporáneo. Así resuelve el primer epíteto homérico que aparece en el primer verso de la epopeya, en la invocación a la Musa. El poeta le ruega que le hable del hombre “polýtropon”, que ella traduce sin complejos como “Tell me about a complicated man.” (Háblame acerca de un hombre complejo, mejor quizá que 'complicado')
 
    Es una traducción novedosa, quizá demasiado simple si tenemos en cuenta cuánto se han devanado los sesos los traductores a nuestra lengua, por ejemplo, por traducir el epíteto homérico. Así: “Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos” (José Luis Calvo) , “Háblame, Musa, de aquel varón de multiforme ingenio” (Luis Segalá y Estalella), “Musa, dime del hábil varón que en su largo extravío” (José Manuel Pabón), “Háblame, Musa, del hombre de muchos caminos” (Carmen Estrada), “Háblame, Musa, del hombre de múltiples tretas” (Carlos García Gual), Canta, ¡oh Musa!, aquel héroe siempre vario / sagaz, astuto y en ardid fecundo” (Antonio de Gironella), entre otras muchas. 
 
ἄνδρα μοι ἔννεπε, μοῦσα, πολύτροπον, ὃς μάλα πολλὰ
πλάγχθη, ἐπεὶ Τροίης ἱερὸν πτολίεθρον ἔπερσεν·
πολλῶν δ᾽ ἀνθρώπων ἴδεν ἄστεα καὶ νόον ἔγνω,
πολλὰ δ᾽ ὅ γ᾽ ἐν πόντῳ πάθεν ἄλγεα ὃν κατὰ θυμόν,
ἀρνύμενος ἥν τε ψυχὴν καὶ νόστον ἑταίρων.


Apoteosis de Homero, Jean-Auguste-Dominique Ingres (1827)

    Así traduce Emily Wilson al inglés los cinco primeros hexámetros: Tell me about a complicated man. / Muse, tell me how he wandered and was lost / when he had wrecked the holy town of Troy / and where he went, and who he met, the pain / he suffered in the storms at sea, and how / he worked to save his life and bring his men /back home. 
 
    Hace unos años traduje yo estos mismos versos en hexámetros castellanos del siguiente modo: “Cuéntame, Musa, del hábil varón que bogó a la deriva / mucho, después de arrasar el alcázar sagrado de Troya; / vio ciudades y el ser conoció de muchísimas gentes, / y hondas sufrió por el piélago en su alma penalidades / mientras bregó por su vida y retorno de sus compañeros.” 
 
    Pero, revisándolos ahora, no me quedo contento con la traducción que hice del epíteto como “hábil”, que era copia o sugerencia de la de Pabón. Así que ahora, volviendo sobre el caso, se me ocurre otra resolución  del πολύτροπον (polýtropon) dichoso, y rimar de paso esos cinco hexámetros asonantándolos, imitando la tgraducción magistral que hizo García Calvo de la Ilíada: 
 
    Cuéntame, Musa, del artimañero* varón que hubo errado / mucho, después de arrasar el alcázar de Troya sagrado; / vio de muchos pueblos ciudades y supo sus hábitos, / y muchas penalidades sufrió por el piélago en su ánimo, / por su vida y regreso de sus compañeros bregando. 

Sirenas y Ulises, William Etty (1787-1849)

     *He optado por artimañero. Podía también haber creado un epíteto como mil-mañas basándome en algunos compuestos existentes en castellano con el prefijo mil- como, por ejemplo, mil-leches, del perro que no es de raza pura, o milhojas, el pastel de varias capas, donde el número 'mil' quiere decir 'varias' y 'muchas', como el prefijo griego poly-, y eligiendo mañas entre las traducciones de “tropos” (que pueden ser vueltas, por alusión a lugares que visita Ulises en su extravío y tretas, como propone García Gual). 
 
    Estoy seguro de que si vuelvo otro día sobre estos mismos versos propondré otra traducción, otra traición, por aquello de que el traductor es  un traidor, siempre provisional porque no hay ninguna definitiva.  Por eso es importante leer los textos si es posible en su propia lengua y versión origina. Todas las traducciones son tentativas más o menos afortunadas.

sábado, 30 de octubre de 2021

Refranero popular castellano latinizado de don Juan de Iriarte (I)

    De don Juan de Iriarte, el tío del célebre fabulista don Tomás de Iriarte, conservamos un manojo de refranes del acervo popular castellano que él versificó en latín; ofrezco aquí en esta primera entrega una pequeña pero no por ello poco significativa muestra de aquellos decires del pueblo castellano que me parece que mejor recogen esa sabiduría popular que es el escepticismo que pone en solfa y en duda todos los saberes. Iriarte convierte las diecinueve paremias castellanas elegidas en un hexámetro dactílico de perfecta factura cada una

Al que de miedo se murió, cagajones le hacen la sepultura. 
Cui timor interitum, merdae fecere sepulcrum. 

A quien no está hecho a bragas, las costuras le hacen llagas. 
Aspera inassuetas laedunt femoralia carnes. 

 ¿Adónde irá el buey que no are? 
 Bos ubinam, quocumque migret, uitabit aratrum?


El buey traba del arado, mas no de su grado. 
Bos equidem terrae, at non sponte, infigit aratrum.

El corcobado no ve su corcoba, sino la ajena.
Aspicit alterius sed non sua tubera gibber.

El pez que busca el anzuelo busca su duelo.
Hamum qui captat, captat sua funera piscis.

El que no duda no sabe cosa alguna.
Qui nullus dubitat, rem nullam, credito, callet.

En los nidos de antaño no hay pájaros hogaño. 
Hic ueteres annus uacuos uidet alite nidos. 

Ese es rey, que no vio rey.
Regia qui nunquam uidit diademata, rex est.

La cárcel y la cuaresma para los pobres es hecha.
Pauperibus carcer et quadragesima nata est. 

Más hiere mala palabra que espada afilada.
Vox male dicentis gladio plus saeuit acuto.

Mudanza de tiempos, bordón de necios.
Maxima stultorum spes est mutatio rerum.

No hay mal que por bien no venga.
Nil uenit aduersum quod non in prospera cedat.

Para ser puta y no ganar nada, más vale ser mujer honrada.
Praestiterit castam, quam gratis uiuere moecham.


Por miedo de gorriones no se dejan de sembrar cañamones.
Cannabis haud unquam satui gula passeris obstat.

Por tu ley, y por tu rey y por tu grey, y por lo tuyo morirás.
Pro sacris, pro rege mori fas est, pro gregre, pro re.

Quien a otro sirve no es libre.
Qui famulatur hero, non est, mihi credite, liber.

Quien canta sus males espanta.
Qui canit, ipse suo fugat infortunia cantu.

Uno y ninguno, todo es uno.
Unus homo et nullus numero censetur eodem.