
jueves, 10 de noviembre de 2022
El Perro del Infierno

miércoles, 9 de noviembre de 2022
¿Somos todos 'derrochólicos'?
martes, 8 de noviembre de 2022
Me parece a mí (VIII)
36.- Hay una represión fuerte, dura, heavy como la música estruendosa, y otra más sutil, disimulada, oculta, light, pero no menos eficaz que la primera, que es la que se da en estos tiempos que corren y es a la postre la que mejor funciona. También podemos referirnos a ellas con los adjetivos monosílabos de la lengua del Imperio como una represión hard, fuerte, y otra más liviana, soft. La represión difusa que padecemos llega en el colmo de los colmos a utilizar incluso la bandera de la liberación como forma opresiva de coacción y coerción. Por eso es difícil desenmascararla. Por ejemplo nos dice, so pretexto de liberación sexual “¡folla! ¡mastúrbate!”. O bajo la invocación de la liberación nudista “¡desnúdate!”. ¿Qué liberación es esa que empieza con un verbo en modo imperativo, con una orden?
37.- El por entonces presidente del Partido ¿Socialista? ¿Obrero? Español regurgitó tras ganar las elecciones y convertirse en presidente del Gobierno de España: “¡A trabajar, a producir!”. Añadió además con sonrisita bobalicona: “¡Y no os olvidéis de consumir!”. Después llegó la crisis económica que tanto se obstinó en negar para acaso así conjurarla diciendo que no existía, y que veía lo que no veía nadie: brotes verdes por doquier. Firme defensor del Estado del Bienestar en el que vivíamos, hacía uso de la neolengua orgüeliana, y llamaba paz a la guerra, libertad a la esclavitud y Estado de Bienestar al malestar que produce el estado lamentable de las cosas. Si Carlos Marx o Pablo Iglesias, fundador de dicho partido, levantaran la cabeza…
38.- Contacto cero. En el parking o aparcamiento público de un aeropuerto de nuestra curtida piel taurina o, mejor dicho, bovina, se lee un cartel que dice en letras capitales CONTACTO CERO y zero contact, lo mismo pero al revés en la lengua del Imperio. A continuación se nos propone que paguemos sin apearnos del coche porque es más seguro, más rápido y más cómodo y se nos informa de que podemos hacerlo de varias maneras en las que no hay dinero físico contante y sonante por medio ya que la transacción se hace sin contacto, todo ello bajo el eslogan de “ayúdanos a cuidarte”: no hay tiques, no hay cajeros, no hay esperas, no hay billetes ni monedas. La imposición del dinero inmaterial, digital o numérico, como dicen los franceses, se justifica con el argumento sanitario de evitar el contacto material y contagioso aprovechando que circula un virus de bajísima letalidad, cuya peligrosidad se ha exagerado hasta la hipérbole. Todos trabajan para evitar el contactfull (y el full contact) fomentando la tecnología contactless que se ha basado en el viejo tópico del dinero sucio, una suciedad que le viene impuesta al dinero por la creencia de que en billetes y monedas se albergan virus y bacterias, cuando es el propio dinero en cualesquiera de sus formas materiales o inmateriales el auténtico Dios bacteriológico y virus todopoderoso.
39.- El presidente del gobierno español y el jefe de la oposición se saludaban en plena pandemia de esta extraña manera que proponía la OMS: guardaban la preceptiva distancia de seguridad, o sea, las distancias, como se dice vulgarmente manteniéndose alejados el uno del otro al menos un metro y medio, llevaban mascarilla reglametnaria pese a estar en la calle frente a las puertas del palacio de la Moncloa, y no se daban un abrazo ni un cálido apretón de manos ni, muchísimo menos, un par de besos, no fueran a contagiarse, sino que cada cual llevaba su mano derecha al costado izquierdo donde dicen que se alberga el corazón, como si quisieran expresar así su afecto cordial. Evitaban, con este saludo ajeno a nuestra cultura, el contacto físico, que puede ser fuente de contagio vírico viral.
lunes, 7 de noviembre de 2022
Predicando con el ejemplo

domingo, 6 de noviembre de 2022
Mensajería breve contra El Periódico Global
En los países dizque modernos, dizque educados, dizque progresistas como el nuestro padecemos de hace tiempo un fenómeno de gravísima intoxicación informativa.
El corredor de la muerte, aunque abolida la pena capital por la mayoría de las constituciones estatales, constituye sin embargo la verdadera esencia del Estado.
El Estado tiene el monopolio de la violencia y de las armas. ¿Para qué sirven las armas? Para matar. El Estado, por lo tanto, tiene el monopolio de la muerte.
La consigna que se viene inculcando a la gente es que el calentamiento global del planeta es lo que nos está matando, distrayéndonos de los verdaderos asesinos.
Sentencia
la ONU: “El cambio climático nos está matando”. A quien lo
ponga en duda le etiquetan con el comodín de “negacionista del
cambio climático” enseguida.
No harán caso a Casandra, la loca, ni a Laocoonte, que se opusieron a la entrada en Troya del funesto caballo de madera, dádiva de los griegos y máquina fatal.
El óvulo, desgarrado por un espermatozoide, se quedó embarazado, y al cabo de nueve meses de preñez concibió una idea de sí mismo, un concepto falaz pero real.
New Wave: Dicen que se avecina una nueva ola no sabemos si octava o novena ni de qué, que nos trastornará; hemos perdido la cuenta y hasta las ganas de contar.
No han desaparecido los sacrificios humanos de la faz de la Tierra, sino que cada vez son más y más cruentos que nunca, aunque no se vea la sangre derramada.
Vita ante mortem? Aunque pueda parecer una cuestión absurda, no lo es en absoluto. Tenemos todo el derecho del mundo a plantearla: ¿Hay vida antes de la muerte?
El Gobierno “más progresista de la historia de España” cumple la promesa que les hizo a los aliados atlánticos aumentando la partida destinada al gasto militar.
El filósofo de moda alaba la costumbre española de la siesta. Ignora que la hora a la que imparte su conferencia es justamente la sacrosanta hora de la siesta.
El apretón de manos, que genera enseguida confianza, fue prohibido en Occidente por la pandemia, que ha erosionado así tremendamente la confianza en los demás.
El filósofo considera a sus colegas rivales que pueden hacerle sombra víctimas de sus propias ideas, como si él no fuera prisionero de sus propios pensamientos.
Es angustioso que la gente no hable, porque de todos es sabido que “hablando se entiende la gente”, por lo que si dejamos de hablar, dejaremos de entendernos.
sábado, 5 de noviembre de 2022
Giornalista terrorista!
Informaba el jueves pasado 3 de noviembre el rotativo italiano La Repubblica, uno de los más leídos en ese país, que los médicos italianos que habían sido suspendidos de empleo y sueldo por no haberse inoculado -me resisto a decir 'vacunado' como si se tratara de una vacuna consabida- contra el síndrome del virus coronado, -decía que de un total de cuatrocientos cincuenta mil habían sido menos de cuatro mil las batas blancas no inoculadas, que parece poco: podía haber dicho más de tres mil, y parecería algo más- se reincorporaban ahora al trabajo, y les preguntaba a sus lectores si se fiaban de ellos, sembrando con la misma pregunta cuando menos la desconfianza. Afirmaba que muchos colegas médicos no se fiaban de ellos y que los acusaban “di comportamento antiscientifico”, con lo que de paso el propio periódico dejaba recaer sobre ellos, como el que no quiere la cosa pero es lo que pretende, un idéntico reproche.
La pregunta que les formulaba exactamente a sus lectores era: ¿Os fiaríais si vuestro médico no estuviese “vax”, ridículo anglicismo por “vacunado”?

El periódico se esconde detrás de la palabra “ciencia” dando a entender que la segregación ha sido una medida "científica" y tachan de “anticientíficos” y excomulgan de la Iglesia de la Ciencia a los no inoculados poniéndolos en la picota. Se hace un mal uso de las palabras “ciencia” y “vacuna” cuando se dice que las inoculaciones son “vacunas” definidas por la “ciencia” como seguras y eficaces más allá de toda duda razonable, cuando es esa supuesta razón lo que hay que poner en duda y cuando es palpable no que sea una mentira lo de “safe and effective” sino que son dos mentiras, cada cual más gorda.
El periódico les cuelga el sambenito de “no-vax” como si fueran apestados por no haberse sometido cual cobayas de laboratorio a una inoculación sin fin -ya van por la cuarta dosis que es la que sigue a la tercera y precede a la quinta- que, además de innecesaria, ha resultado contraproducente y está resultando perjudicial habida cuenta de sus cada vez más numerosos efectos adversos.
La reflexión que se impone es que sin periodistas/terroristas cómplices que siguen metiendo miedo a sus lectores a través de una propaganda machacona contra unos profesionales que son presentados como herejes de la Ciencia, como médicos de serie B de los que hay que, al menos, desconfiar, sin ellos, así como sin políticos de uno y otro signo vendidos a la codicia insaciable de la industria farmacéutica, nunca habría sido posible esto.
Yo me fiaría personalmente más de un médico que no se hubiera prestado al experimento, y muy poco o casi nada de uno que hubiera aconsejado a sus pacientes someterse a la inoculación. Y muchísimo menos de uno que opina que es un deber deontológico y que debería ser obligatorio “por las buenas o por las malas, por lo civil o por lo militar” como dijo un caudillo autonómico muy conocido por estos pagos.

viernes, 4 de noviembre de 2022
Re-negaciones.
No al confinamiento, en realidad arresto domiciliario, que duró 99 días y 99 noches.
No a las cuarentenas.
No al Estado en general y al de Alarma en particular, declarado anticonstitucional.
No al cierre de los espacios públicos.
No a la intoxicación informativa.
No al metro y medio de distancia de seguridad con el prójimo, -el próximo cada vez más lejano.
No al toque de queda, ridículamente denominado entre nosotros para que no nos resonara a la guerra civil “restricción de movilidad nocturna”.
No a la claque de aplausos, la cita del día, a las ocho desde ventana o balcón, al ritmo del himno “Resistiré”.
No al “Quédate en casa, salva vidas”.
No a la policía parapolicial de los balcones y los visillos, y no a la policía policial.
No al terrorismo del lobo, del coco, del virus siempre futuro que viene.
No a las máscar(ill)as.
No al pasaporte falsamente sanitario o certificado covid.
No a las inoculaciones experimentales, que no han salvado ninguna vida, cuyos efectos perniciosos están comenzando a salir a la luz.
No al terrorismo de Estado alimentado por todos los medios dedicados al amasado de individuos.

No a la ley del silencio.
No a la etiqueta #ViajaCalladoEvitaContagios impuesta a los usuarios del transporte público.
No a la digitalización.
No al dinero digital y no al dinero físico.

jueves, 3 de noviembre de 2022
Miedo cerval (y 2)
Si los medios de (in)formación de masas difunden el miedo y la mentira merced a la intoxicación informativa a la que nos someten, y a nuestra credulidad, que es la fe que depositamos en ellos, ¿cómo podemos librarnos de eso? ¿Cómo podemos hacer que germine en nosotros el beneficio del olvido y de la duda?
Claudiano lo expresa en estos dísticos elegíacos de hexámetro y pentámetro dactílicos: Mansos molosos dieron calor a la liebre segura / y la cordera le dio próximo al lobo el costal. Securum blandi leporem fouere molossi / uicinumque lupo praebuit agna latus. Junto al tigre rayado los gamos, confiados, retozan,/ miedo los corzos no han del mauritano león. Concordes uaria ludunt cum tigride dammae, / Massylam cerui non timuere iubam.

miércoles, 2 de noviembre de 2022
Miedo cerval (1)
Dice el diccionario de la docta Academia que el adjetivo “cerval” significa “perteneciente o relativo al ciervo, o de características propias a él”, y da como segunda acepción que, dicho del miedo, quiere decir “muy grande o excesivo”, es decir, el adjetivo intensifica aquí una cualidad, si no es un defecto, del sustantivo. Esta segunda acepción se basa en que los ciervos son muy asustadizos, y ante cualquier indicio que suponga un mínimo riesgo de peligro huyen despavoridos de estampía.
Un caso bien conocido, pero olvidado enseguida, fue el pánico colectivo desatado por la retransmisión radiofónica de La guerra de los mundos por Orson Güels en 1938, cuando una ficción radiada sobre un supuesto ataque alienígena a la Tierra desató la alarma entre los estadounidenses, dado que el ejército del país más poderoso del mundo sucumbía ante una invasión extraterrestre.
Hay un precedente menos conocido de
este hecho, que fue la radiación de la BBC realizada por Ronald Knox
en 1926, que provocó idénticos resultados de miedo colectivo en el
Reino Unido. El
sacerdote católico Ronald Knox, que hacía de locutor, interrumpía la programación
radiofónica informando de que en ese mismo momento se estaban
produciendo graves incidentes en Londres. Una multitud de desempleados
se había concentrado en Trafalgar Square. Acto seguido,
saqueaban la National Gallery destruyendo las obras de
arte y dispersándolas por las calles de Londres. La masa iracunda se
dirigía a Whitehall y arrasaba las oficinas gubernamentales. Era una rebelión anarquista que ponía en peligro el Imperio Británico. El
pánico cundió cuando el locutor informó de que el parlamento
estaba siendo atacado con morteros y explosivos por los rebeldes. La
torre del reloj que albergaba el famoso Big Ben, todo un símbolo, había sido reducida a escombros tras una estruendosa
explosión... La revuelta finalizaba con el asalto al famoso hotel
Savoy y a las propias instalaciones de la BBC, cuya centralita se vio enseguida colapsada de llamadas telefónicas. La gente huía despavorida de Londres... Y todo era mentira.
martes, 1 de noviembre de 2022
Diez nuevos mensajes mínimos
Control aleatorio. ¿Por qué a mí? No es por un azar aleatorio, te ha tocado a ti, como podía haberle tocado a cualquiera, porque hay control, no por casualidad.
Irónica y sarcástica celebración: La fiesta de Jalogüín en la capital de Corea del Sur arroja un saldo de ciento cincuentayún finados: el triunfo de la Muerte.
Un derecho humano inalienable: el derecho a soñar. Pero si cumples tus sueños, dejas de soñarlos: los sueños, como las posibilidades, mueren si son realizados.