domingo, 10 de julio de 2022

La culpa fue del chachachá.

    Nuestro entrañable periódico global, publicaba ayer un artículo del periodista Manuel Jabois, que era una entrevista a la neuróloga Mar Castellanos, en el que se trataba de normalizar, en el sentido que ha adoptado esta palabra bajo la Nueva Normalidad en la que vivimos, es decir, de hacer pasar por normal lo que de ningún modo lo es, los ictus y las enfermedades cardiovasculares, a fin de tranquilizar, supongo, a sus lectores reafirmándoles en sus creencias. Se titulaba: “El ictus afecta cada vez más a personas en edad laboral. Las enfermedades cardiovasculares son una epidemia”.

    Entre otras cosas, se leía allí que la enfermedad cerebrovascular era la primera causa de mortalidad en mujeres en nuestro país, y la segunda en hombres. Y, preguntada la neuróloga por la razón de que hubiera cada vez más jóvenes afectados por estas dolencias, decía: La primera razón es nuestro estilo de vida: mala alimentación, tabaco, exceso de alcohol, sedentarismo. Cosa que yo, que no soy neurólogo ni pretendo serlo, no oso negar ni poner en duda desde luego.

    Se decía también, y aqúí comenzaba lo que podemos llamar 'corrección política de la propia percepción de las cosas de la realidad' que siempre se tenía la percepción de que el ictus era una enfermedad tremendamente ligada a la edad, que le pasaba sobre todo a la gente mayor, y era una percepción cierta. Ya no lo es. Más del 60% de pacientes que sufren un ictus tienen menos de 65 años. (Nótese cómo se afirma que lo que era cierto antes -que los menores de 65 aniversarios no solían sufrir ictus o eran casos muy raros- ya no lo es ahora, lo que, por muchas vueltas que se le dé, no puede ser verdad). 

    Con afirmaciones de esta índole se regularizan, por así decirlo, es decir se hacen pasar por habituales, fenómenos que nunca lo habían sido hasta la fecha. Así se normalizan, por ejemplo, los trombos, achacándole toda la responsabilidad a... : El colesterol, por ejemplo. Si comemos muchos productos grasos y, especialmente, las grasas malas que se nos recomienda tantas veces disminuir, generamos daño en las arterias. Y favorecemos la calcificación y las placas de colesterol en ellas, que en un momento determinado se pueden soltar. Son trombos que van por la circulación y tapan determinadas arterias, por ejemplo en el cerebro.

 

    La solución que propone la neuróloga a estos problemas es muy sencilla y razonable: llevar una vida sana, sin colesterol. Pero enseguida surge el tema del deportista, del que todos hemos oído algún caso alguna vez, que lleva una vida impecablemente sana, sin malos hábitos, y que de repente sufre en la flor de la edad y durante un entrenamiento o una competición un ictus inesperado que lo incapacita seriamente si no se lo lleva directamente al otro barrio. 

    La respuesta de la neuróloga a la pregunta de a qué puede deberse ese fenómeno es diplomática: puede haber muchas causas y a continuación señala una de ellas en particular: Hay una serie de razones, entre las cuales está la genética.


     Sin embargo a mí me chirría algo en todo esto, porque genética ha habido siempre, y este fenómeno era bastante poco frecuente. Cierto es que antes te enterabas de algún caso en una persona relativamente joven y en buen estado de salud, pero ahora cada vez hay más casos a nuestro alrededor. Y cada vez hay más casos de deportistas que fallecen repentinamente en todo el mundo de muerte súbita, como comentábamos el otro día, lo que, por mucho que quieran hacernos pasar por normal lo que no lo es, no es ni medio normal.

    El desconcierto del ictus es que, según la neuróloga: “Viene de golpe. Lo que define al ictus es que una persona está bien, aparentemente perfecta, y a los dos segundos deja de estarlo. Los síntomas de otras enfermedades aparecen más progresivamente; los del ictus son tan rápidos que el tiempo en reaccionar es esencial para sobrevivir, o para no sufrir una discapacidad.” La neuróloga está hablando de cómo evitar los efectos desastrosos del ictus, para lo cual es importante la rapidez en la reacción, pero sigue sin explicarnos por qué ahora son tan frecuentes estos fenómenos y antes no lo eran.


    En ningún momento se trata el tema de la posible responsabilidad de las inoculaciones experimentales y masivas de la población contra el virus coronado en esto, cuyos efectos secundarios se desconocían. El efecto primario, sin embargo, se conoce ya muy bien: no evitan ni la trasmisión ni el contagio del virus, ni tampoco las formas graves de la enfermedad ni la muerte. O su efecto positivo es tan evanescente y dura tan poco la positividad que hace falta siempre una sobredosis: una cuarta, quinta, sexta... el cuento de nunca acabar. Y nunca, como ha reconocido algún preboste, está uno completamente inmunizado porque la pauta completa dura menos que un suspiro y está, por lo tanto, contra su definicion, condenada a la incompletud, siempre pendiente de completar.

sábado, 9 de julio de 2022

Y más aldabonazos (suma y sigue)

 Genéricos: 

"Preferiría no hacerlo..." decía siempre Bartleby.

De H. D. Thoreau en “Sobre la desobediencia civil”: El mejor gobierno es el que menos gobierna; y digo yo: y es muchísimo mejor todavía el gobierno inexistente. 

Según escribe Leopardi hay dos verdades que nos resistimos a creer: que no sabemos nada y que no somos nada; y, añade, que no cabe esperar nada tras la muerte. 

Ante un pronóstico erróneo, la triquiñuela no consiste en cuestionar la profecía, sino en explicar su fallo por las medidas tomadas para evitar su cumplimiento. 

En la lengua del Imperio dijo Emma Goldman If voting changed anything, they'd make it illegal, lo que en la nuestra es Si votar cambiara algo, lo harían ilegal

Hay una tensión autoritaria no resuelta en las instituciones internacionales de nuestras democracias que pretende que la gente acepte su poder sin rechistar. 

La proyección de una ficción apocalíptica de guerra total y de millones de muertos legitima acciones tendentes a evitar la realización del trágico pronóstico. 

El chivo expiatorio, que es culpable del mal según la vieja religión o responsable según la corrección política actual, se convierte en víctima propiciatoria. 

Específicos virales: 


Las cansinas y repetidas consignas a favor del aislamiento, el enmascaramiento, el distanciamiento social y los pinchazos eran por el bien común, cacareaban.  

No hay peor ciego que el que no quiere ver: El exceso de mortalidad -casi cien fallecimientos diarios más en España y no de covid- desconcierta a los expertos. 

 ¡Aparece ahora BA.2.75 o centaurus un nuevo sublinaje de Ómicron, una subvariante de “segunda generación” derivada de BA.2 con mayor capacidad de transmisión! 

Las mutaciones que más preocupan son las ‘G446S’ y ‘R493Q’, capaces de burlar los anticuerpos, lo que les permite infectar a personas supuestamente inmunizadas. 

La compra de test de antígenos solo en farmacias autorizadas crece un ciento veinte por ciento en la primera semana de julio en el estado policial totalitario. 

La EMA -¿quién será esa señora?- pronostica nueva ola -¿séptima, octava?- de nuevas versiones de cóvid y propone cuarta dosis a mayores de sesenta aniversarios. 

Nota paradójica: Aunque la mutación no suponga mayor gravedad, el mayor número de contagios aumenta de forma proporcional el número de casos graves sin embargo. 

Específicos políticos: 


 Los medios de masas corearon al unísono los mismos mantras en la crisis sanitaria que en la bélica por boca de expertos bustos parlantes que opinan sobre todo. 

Hay idéntico patrón en la crisis bélica y en la sanitaria: discurso monolítico, estigmatización de disidencia, manipulación informativa, y propaganda visceral. 

Las técnicas de manipulación de masas utilizadas en la crisis sanitaria siguen usándose de igual modo en relación con la guerra o conflicto bélico de Ucrania. 

Alguno dice que el confinamiento fue liberador del trabajo, de relaciones sociales..., igual que la cárcel, digo yo, que también libera de algunas servidumbres. 

La izquierda, que no quería hacerse la estrecha y ser tachada de negacionista, acabó mostrando unas descomunales tragaderas y comulgando con piedras de molino. 

Vergonzosa la posición de algunos sedicentes libertarios que asumieron la doctrina oficial de mascarillas, distanciamiento social, encierros, inyecciones... 

Los izquierdistas se burlaron de los disidentes del discurso oficial, tachándolos de magufos de sombreros de papel de aluminio de casposa y extremísima derecha.

viernes, 8 de julio de 2022

Miedo a lo uno y a lo otro

    Parecía mentira. Como todo en este mundo. Como este mundo todo, que se mire por donde se mire, no puede ser verdad, y, por lo tanto, no lo es, y, sin embargo, siendo real como es, no deja de ser falso: es mentira. No nos duelan prendas a la hora de reconocerlo. No es que las apariencias engañen, como cree la gente, lo cual es verdad, es que la que engaña es la realidad, porque la realidad son las apariencias. No te fíes de la realidad, me decía a mí mismo. No te fíes de las apariencias, me repetía, considerando cómo eran lo mismo una y otra cosa. 

    Me acordé de la publicidad de una marca de cerveza de cuyo nombre no voy a hacer mención aquí que decía que una de las muchas cosas que hay que hacer antes de morir, es, por ejemplo, vivir.  A veces me pregunto si hay vida después de la muerte, otras me pregunto si la hay antes, aquí y ahora, por ejemplo. He de burlar aquí la vigilancia de la policía de lo políticamente correcto y de las buenas costumbres que, interiorizada, no deja de controlarnos.


     ¿No seremos todos zombis, muertos paradójicamente vivientes, vivos paradójicamente muertos? Y me hago la siguiente reflexión:

    Millones de víctimas inocentes –todas las víctimas lo son- asesinadas en las guerras mundiales del siglo XX, uno de los más crueles y bárbaros de la historia, si algún otro siglo no lo es más, aunque el XXI no le va a la zaga, por lo que se va viendo; millones de vidas sacrificadas en las cadenas de montaje de las fábricas industriales para recibir como premio la jubilación del geriátrico; millones de niños muertos, adulterados al convertirse en personas mayores y descubrir que han sido asesinados por la sociedad; millones de mujeres obligadas a ser iguales que los hombres, reducidas a vulgar ganado en el mercado por obra y gracia del orden farmacológico establecido; millones de peatones y automovilistas muertos desparramándose por las cunetas de las carreteras los fines de semana; millones de televidentes muertos y televisados en cada película y en cada telediario, pero eficazmente escamoteados de nuestra vida cotidiana –se los llevan en discretos coches fúnebres-; millones de zombis lo atestiguan, en definitiva, lo atestiguamos porque los zombis somos la realidad, la cruda y dura realidad. Bajo las confortables apariencias del universo familiar pequeño-burgués, en el sótano de la clase media, habita el monstruo pavoroso,  multiforme e indefinido del horror.


    El peor de todos los virus. Hay un virus peor que el del SIDA, pero que el COVID-19 recientemente actualizado como COVID-22 o trancazo que se arrastra durante quince días en pleno verano, peor que la gripe asiática, la aviar, la porcina o la viruela del mono  cuya amenaza se cierne ahora sobre todos nosotros como espada de Damoclés: es el virus del miedo, el miedo es la auténtica epidemia que se convierte en pandemia que afecta a todo Cristo y de la que no se salva ni Dios, la más perniciosa de las pestes: virus que están sembrando los medios que se dicen de comunicación y que lo que hacen es todo lo contrario: incomunicarnos, porque lo realmente nuevo de este virus no es la gripe en sí, que es tan vieja o más que el catarro, sino la cobertura mediática desproporcionada que la Red convierte, además, en instantánea cobertura 'on line'. 

    Esto no es una teoría de la conspiración, sino la conspiración de la teoría y del pensamiento contra la sinrazón: pretenden silenciarnos con una mascarilla profiláctica que ahora recomiendan y ya no imponen como antes para que no abramos la boca y no hagamos uso de nuestra libertad de expresión y expresemos nuestra rebeldía contra el miedo que nos quieren inculcar a todos en el cuerpo y en el alma.


    ¿A qué fin si no todo un jefe de Estado se dirige a una nación y le habla de un virus “nuevo e incurable” que ya ha causado varios muertos, y les pide a los ciudadanos que no salgan a la calle, que no vayan a la escuela, ni al cine, ni a misa, ni a ninguna parte, imponiéndoles una suerte de efectivo arresto domiciliario a todo un país muchos millones de habitantes, clausurando la vida pública y recluyéndola en el retrete de la privacidad para que no se den cuenta de lo que pasa en la calle y lo que pasa en la calle es que en la calle, al fin y a la postre, no pasa nada?

 

jueves, 7 de julio de 2022

Más aldabonazos

Hay una séptima ola de Covid-19 que, sin embargo, no existe pero aumenta de manera visible el número de ingresos hospitalarios, extraña en esta época del año. 
 
El fenómeno OVNI, acrónimo de Objeto Volante No Identificado, versión de UFO, Unidentified Flying Object, en la lengua del Imperio, abduce nuestros cerebelos.
 
 

El Estado, ocultando su cara dura policial y verdadera bajo la mascarilla sanitaria, pretendía salvar nuestras vidas a toda costa, a costa incluso de la vida. 
 
Inversión de la carga de la prueba: todos somos culpables a menos que podamos demostrar nuestra inocencia ante un tribunal que presupone nuestra culpabilidad.
 
Las autoridades sanitarias del Estado Terapéutico, ese ogro filantrópico y profiláctico, declaran que todos somos enfermos potenciales de una nueva enfermedad. 
 
 
 
 
¿Libertad de movimiento, acorralados como estamos por reglamentos y sanciones que regulan y restringen nuestra autonomía, y por videocámaras que nos monitorean? 
 
Las plataformas de streaming quieren engancharte dándote un atracón de series en modo maratón durante horas y horas muertas a fin de anestesiarte y distraerte. 
 
 

 Se considera inaceptable pensar fuera de los parámetros de la ventana de Overton, y sin embargo el pensamiento no debería restringirse a su marco tan estrecho. 
 
Los muertos y heridos al saltar la valla de Melilla, si no son ucranianos, no son humanos ni dignos de la consideración del presidente del gobierno progresista.

miércoles, 6 de julio de 2022

La prevención da resultado: SIDA

    Podía ser graciosa si no fuera sarcástica y patética la nueva campaña de las autoridades sanitarias de nuestro sedicente gobierno progresista:

(cada vez se me aparece más claro aquello que decía creo que Chesterton, aunque no estoy seguro de su autoría, de que el progresismo lo ejemplifica la actitud del policía que le dice a la gente 'no se detengan, sigan adelante, circulen, continúen...' sin importar el rumbo del destino)

    "Estudios recientes señalan que un número creciente de hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres (GBHSH) tiene el VIH." Una nueva sigla aparece aquí: GBHSH (Gays, Bisexuales y Hombres/Sexo/Hombres) hace su aparición en escena frente a otra más vieja: el coco del VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana), vulgo SIDA.

    La tripartición Gais, Bisexuales y Hombres-que-tienen-Sexo-con- otros-Hombres parece que quiere ser respetuosa no estigmatizando a ningún miembro de esos colectivos, pero establece una gradación entre los varones que solo tienen sexo con otros congéneres (gais), los que tienen sexo con otros varones y con mujeres (bisexuales) y los Hombres-que-tienen-Sexo-con-otros-Hombres sin catalogarse en las dos etiquetas anteriores, una gradación que finalmente estigmatiza a los tres grupos por el factor común de tener sexo, como dicen las autoridades, ya sea exclusivamente o no, frecuente- o esporádicamente, con otros miembros de su sexo, dado que un número creciente -según estudios recientes que no se citan- tiene el viejo VIH (o HIV), o sea, el SIDA (o AIDS en la lengua del Imperio). En conclusión, el sexo entre varones sin las debidas precauciones da SIDA. No es que sea malo, no, no es pecado por el que se condenE uno, 

-no es la vieja sodomía que hizo que el Señor castigara a las ciudades de Sodoma y Gomorra porque sus habitantes quisieron violar a dos ángeles del Señor, rechazando a las hijas que no habían conocido varón todavía de Lot que este les ofreció a cambio-, ni se va por el coito infando al infierno de Pedro Botero como decía la Iglesia. Tampoco está penalizado ya por nuestro código civil y no se considera ya un acto contranatura ni una enfermedad mental según la Biblia de la psiquiatría que redacta la APA americana-;

es algo más sencillo: si no se practica con la adecuada precaución y profilaxis es perjudicial para la salud (y, por ende, para el sistema sanitario que dice velar por ella).

    Lo más curioso es que la campaña va dirigida a los mayores de cincuenta años, porque son ellos y no los más jóvenes los cabezas locas que no se realizan las pruebas de VIH y otras ITS (¡otra sigla! la I es de Infecciones, que viene a sustituir a las obsoletas  ETS Enfermedades de Transmisión Sexual) “de modo que es posible -dice el panfleto gubernamental- que no conozcan si presentan estas infecciones”, porque “los signos del VIH pueden pasar desapercibidos” 

         (¿Quizá también porque son enfermedades asintomáticos, según el oximoro de moda que ha hecho tanta fortuna durante la pandemia?)

    y porque además “hay personas mayores que consideran que tienen un riesgo bajo de contraer la infección por el VIH y otras ITS, pero esta percepción de riesgo puede estar desajustada” (sic).


     La estigmatización que la corrección política no discriminatoria quería evitar aumenta sin embargo la discrimianción: Los GBHSH pueden contraer el VIH y otras ITS, no por lo que hacen -sexo- sino por hacerlo sin las debidas precauciones o, dicho de otro modo, por no hacerlo como Dios manda, o lo que es lo mismo, como mandan las autoridades sanitarias.

    (Entre las susodichas infecciones se encontraría, cabe pensar, la viruela del mono, de rabiosa y urticante actualidad).

    El objetivo de esta campaña (todas las campañas tienen un objetivo de índole militar) es promover “la adopción de medidas preventivas frente a la infección por el VIH entre los hombres GBHSH mayores de 50 años, desde un enfoque de prevención combinada(!), incluyendo información sobre opciones como: el uso del preservativo -¡resucita el viejo condón, no en vano denominado profiláctico!-, la promoción -ojo al término- de pruebas diagnósticas del VIH y de otras ITS, -y ojito a las nuevas siglas-, la indicación de la Profilaxis PreExposición (PrEP) y la Profilaxis PostExposición (PPE) frente al VIH. ¿No querías profilaxis? Pues dos tazas: profilaxis pre- y profilaxis post-.


     Quizá habría que recordar en este punto y en medio de tanto despropósito al profesor Luc Montagnier 
 
(al que nuestro entrañable Periódico Global El País dedicó el siguiente epitafio descalificador con ocasión de su reciente fallecimiento: "Muere Luc Montagnier, el virólogo antivacunas que dilapidó su prestigio tras ganar el Nobel por descubrir el VIH. La comunidad científica había repudiado al investigador francés, que rechazaba las vacunas, creía en la memoria del agua y recomendaba comer papaya contra el párkinson") 
 
    que dijo antes de morir, que ya hay personas inoculadas con la "vacuna del covid" que están dando positivo en VIH -y no precisamente por mantener relaciones homosexuales sin preservativo; con la vacuna del covid, insisto, porque no es casualidad, sino causalidad según el premio Nobel- ya que han arruinado su natural sistema inmunitario.

martes, 5 de julio de 2022

San Jorge y el dragón

      En la leyenda cristiana de san Jorge y el dragón, confluyen varios mitos griegos: Apolo, que mató a flechazos a la serpiente Pitón, y Perseo, que tras cortarle la cabeza a Medusa, se enfrenta a Ceto, un monstruo marino, que exigía el sacrificio propiciatorio de la princesa Andrómeda, que el héroe acabará liberando y convirtiendo en su esposa, sin olvidar a Belerofonte, que a lomos de Pégaso, el caballo alado, derrotó a la Quimera, otro de los muchos  nombres del monstruo multiforme que parece que sólo existe para justificar la existencia del héroe que lo crea para destruirlo.


Basándose en estos mitos clásicos,  se inventó en la Edad Media, no más allá del siglo XII, la leyenda de Jorge, que acabará santificado y convertido en san Jorge,  y el dragón. Asigna así esta leyenda a la figura histórica o pseudohistórica más bien de Jorge el papel del héroe luchador que se enfrenta al monstruo que encarna el mal y lo derrota. La existencia en la realidad del héroe no está demostrada, pero eso no impide que su relato cumpla su función en el subconsciente de nuestro imagianrio colectivo.

 
  San Jorge y el dragón, Paolo Uccello (1470)

Los primeros documentos que hablan de Jorge se remontan como mucho al siglo VI y no mencionan para nada el encuentro con el monstruo. El ámbito geográfico de su leyenda coincide con el de Perseo y Andrómeda: Capadocia, Palestina o Libia. Se habla de un dragón enorme de aliento flamígero que ataca a hombres y ganados. Según la Leyenda Dorada sería Dios quien envía este monstruo a la ciudad porque era pagana y se perseguía allí a los cristianos. Había que ofrecer a este dragón dos ovejas al día, hasta que comenzó a escasear el ganado, por lo que a partir de entonces se ofrecía una sola oveja y un ser humano joven, hasta que la suerte designó a la hija del rey como chivo expiatorio, que, al igual que le sucedió a la princesa Andrómeda en la leyenda de Perseo, tuvo que ser ofrecida en sacrificio al monstruo.  
 

 
De hecho, el monstruo que va a devorar a Andrómeda, Ceto, es un demonio de la muerte que como Plutón/Hades exige una esposa. Andrómeda es encadenada a una roca y ataviada como una novia de la Muerte, que en griego es una divinidad masculina: Thánatos. En un fragmento de la perdida tragedia Andrómeda de Eurípides, la heroína se lamentaba de que era asistida por plañideras y cánticos fúnebres en vez de por los cantos festivos y danzas del cortejo nupcial de su supuesta boda. Hay, además, vasijas griegas que representan a Andrómeda vestida como una novia cuando va a ser sacrificada.

              San Jorge y el dragón, Rafael Sanzio (1504-1506)

 Jorge era joven y atractivo, como fiel trasunto de Apolo, cuando luchó con el dragón, como vio enseguida la princesa. Dios había enviado a Jorge para que matara al dragón y para que la ciudad, liberada de su amenaza, pudiera convertirse al cristianismo, desterrando el paganismo. Jorge se convierte en un guerrero, armado de espada, lanza y escudo, montado a caballo: un caballero medieval, por lo que aquí viene a ser un trasunto de Belerofonte. En los cuentos y canciones populares mata al dragón de un lanzazo enseguida, pero en la leyenda cristiana, el santo domina al monstruo haciendo el signo de la cruz, sin derramamiento de sangre, rogando a Dios que aplaque a la fiera y la vuelva sumisa. 

Más tarde, cortará la cabeza al dragón, y el pueblo en agradecimiento construirá un santuario a san Jorge y establecerá una fiesta en su honor. Hay una diferencia notable, sin embargo, entre el héroe griego Perseo y su cristianización como Jorge: el santo no puede casarse con la princesa rescatada como hace el héroe griego, porque la santidad conlleva castidad y excluye el matrimonio. La ciudad, agradecida sin embargo por la liberación, le da enormes riquezas a Jorge, que él, como buen cristiano, reparte entre los pobres. 

 San Jorge y el dragón, Wassily Kandinsky (1927)

Llega  así a ser san Jorge el más conocido de los santos cristianos que luchan contra el dragón, incardinándose su leyenda en el mito del combate, que estudia magistralmente Joseph Fontenrose en su libro “Python”, donde hace un concienzudo repaso del enfrentamiento del héroe contra el enemigo, que generalmente es un monstruo que personifica el caos y el mal. Pero el libro no se queda en un estudio de mitología clásica griega, sino que haciendo un concienzudo trabajo comparativo aborda otras mitologías como la hitita, babilonia, egipcia, india, china, japonesa, indígena de América del Norte, hallando el arquetipo común a todos estos mitos y leyendas, cuyas coincidencias, a pesar de los diferentes ámbitos geográficos, culturales y temporales, revelan el patrón de un mismo origen común. 

  Los héroes a fuerza de luchar contra los monstruos para liberarse y a la vez liberarnos a los demás de su maléfico influjo acaban pareciéndose a los propios endriagos contra los que combatían, como el perro que en curiosa simbiosis termina asemejándose a su dueño. Hay héroes que acaban convirtiéndose en auténticos endriagos. Así pues, los legendarios caballeros andantes acaban pareciéndose, tal es la íntima relación que los une, a los fabulosos dragones y basiliscos de los romances antiguos de los libros de caballerías contra los que lidiaban, como si se reencarnaran en los monstruos que ellos mismos crearon a fin de combatirlos.
 
Hay héroes, además, como Heraclés, que en su afán por resolver los problemas los multiplican como en su enfrentamiento con la hidra de Lerna, el monstruo policefálico. Por cada cabeza que le cortaba el héroe le salían dos más al cefalópodo. La resolución de un problema crea dos más.
 

lunes, 4 de julio de 2022

'De gustibus (et opinionibus) non est disputandum'

    La frase "De gustibus (et opinionibus) non est disputandum" (no hay que discutir sobre gustos (ni opiniones)" intenta subrayar la subjetividad y, por lo tanto, inutilidad y vanidad de las discusiones en cuestiones de gustos y opiniones personales. No se trata de la cita de un autor conocido, sino de una expresión originada probablemente en círculos escolásticos de la Edad Media, como contábamos aquí. El añadido que pongo entre paréntesis se lo debemos a un personaje de Dostoyesqui.

    Normalmente se interpreta esta afirmación en el sentido de que cuando una discusión llega a un punto en el que la diferencia se reduce a una cuestión de gustos o preferencias, no tiene sentido continuar. Se entiende que los gustos son irracionales, idiosincrasias que no son susceptibles de ser argumentadas. “De gustos y opiniones no discuten los doctores” o “sobre gustos no hay nada escrito”.

    Pero, ¿son los gustos en verdad una expresión arbitraria de cada individuo? Sociólogos y antropólogos han impugnado esta visión. Los gustos, nos dicen, son el resultado de los patrones culturales en los que nos encontramos inmersos y de los contextos sociales en los que se desarrolla nuestra vida. Esto es indiscutible, como lo demuestran -por mencionar sólo un par de ejemplos- los diferentes hábitos alimentarios en distintos países o los, por lo general, diferentes gustos musicales de los jóvenes y los mayores cuando, además, se entrecruzan con diferencias sociales económicas y culturales. Nuestros gustos revelan, en consecuencia, mucho de nosotros, son nuestros datos, fruto de nuestro condicionamiento sociocultural. 


    Conviene reflexionar un poco sobre lo que cada uno opina y sobre lo que a cada uno le gusta. De alguna forma la sociedad está montada sobre que no hay nada más verdadero que las opiniones de cada cual y que no hay nada más bueno que lo que a cada cual le gusta, pero desde el momento en que eso choca con lo que opina otro o le gusta a otro no puede ser verdad, o sólo lo sería de una manera relativa: verdadero para uno, falso para otro, pero la verdad de verdad de la buena no puede ser, por definición, relativa, tiene que ser absoluta.

    El hecho de que se diga, sin embargo, como se oye a veces, que todas las opiniones son respetables choca con lo que aquí decimos de que no pueden ser merecedoras de respeto porque todas son falsas. Y lo mismo sucede con las opiniones, que por muy respetables que digan que son no son verdaderas, sino meros puntos de vista de unos ojos ciegos por muy paradójico que suene. Realmente, ninguna opinión es respetable o merece respeto. Al formularse y publicarse, saltan a la palestra de la disputa, y son objeto de controversia, burla, escepticismo, aprobación... Todas y cada una de las ideas, creencias u opiniones que cualquiera exprese públicamente quedan a merced de cualquier tipo de crítica, sátira o escarnio que los demás quieran hacerle, son banderas que se esgrimen y enarbolan para el enfrentamiento, la lucha y la disputa. Afrontan el descrédito y se arriesgan a lo único que hay peor que el descrédito, la ciega credulidad. En el colmo de los colmos, resulta, además, que hay opiniones para todos los gustos.

domingo, 3 de julio de 2022

El artista que dijo 'no'

    Una cita del jacobino Nicolas Chamfort (1741-1794) viene muy oportuna a corroborar el título de esta entrada. Contra lo que habitualmente se cree, es más positivo decir que no que decir que sí a la falsía de la realidad, porque el 'no' nos dignifica liberándonos de ella, mientras que el sí nos esclaviza a su falsedad constitutiva: 

    La cita dice así: Casi todos los hombres son esclavos por la razón que los espartanos daban de la servidumbre de los persas, la falta de saber pronunciar la sílaba "no". Saber pronunciar esta palabra y saber vivir solo son los dos únicos medios de conservar su libertad y su carácter.
 

 
    El caso es que hubo una vez un artista que dijo que no y que rechazó el Premio Nacional de las Artes Plásticas 2010 que se le otorgaba, dotado con una considerable suma de dinero de 30.000 euros de los de entonces, alegando que no buscaba el reconocimiento oficial del Estado, sino que se conformaba con que a la gente, a alguna gente, si no podía ser a la mayoría, le gustara su obra. No perseguía condecoraciones de ningún tipo ni reconocimientos vanos, y lamentaba que el Estado quisiera apropiarse de la calidad de su obra, para convertirla en cultura.  

    No importa su nombre. Su obra, tampoco mucho. Quizá lo que más importe, lo que más importa es su gesto, auténtica obra de arte. 


    Criticó el artista algunas de las últimas medidas que había tomado el Gobierno de entonces que quería condecorarlo, tales como participar en guerras que se denominaban "acciones humanitarias para fomentar la paz internacional" (sic), y acudir en auxilio de la dama arruinada que era la Banca dándole dinero público a fin de rescatarla.  

    Posteriormente, en una entrevista a la prensa declaraba que nunca daría la mano a cómplices de la barbarie bancaria y militar. También dijo, prestándole su voz a la razón común: "La democracia es una estafa, es la dictadura perfecta". Gloria, pues, al artista que dijo que no, y que a través de sus palabras denunció algunas de las mentiras principales que sostienen la gran mentira de la Realidad que nos embarga.

 


    Su nombre no importa, porque todos los nombres propios son en realidad pseudónimos, nombres artísticos, pero se llama Santiago Sierra (1966-...), y ha protagonizado algunas performances artísticas espectaculares como su NO global tour, el incendio de FUTURE (el futuro en llamas) o la quema de la falla del ninot del Rey de España. 

 


    Sirvan como ilustración de estas negaciones los versos de José María Fonollosa (1922-1991) de un poema sin título encontrado en la mesa del trabajo del poeta después de su muerte con otros poemas y un esbozo de testamento, que pueden escucharse en la versión del cantante Albert Pla.

No a la transmigración en otra especie. / No a la post vida, ni en cielo ni en infierno. / No a que me absorba cualquier divinidad. /  No a un más allá, ni aun siendo el paraíso / reservado a islamitas, con beldades / que un libro garantiza siempre vírgenes. / Porque esos son los juegos para ingenuos / en que mi agnosticismo nunca apuesta. / Mi envite es al no ser. A lo seguro. /  Rechaza otro existir, tras consumida / mi ración de este guiso indigerible. / Otra vez, no. Una vez ya es demasiado.

sábado, 2 de julio de 2022

Aldabonazos

 ¡Ya está disponible en todos los dispositivos y países del mundo el sistema operativo COVID-22 Plus, actualización de COVID-19 con mejores y más aplicaciones!
 
 Una manera de “realizar” el virus, de considerarlo real y no ideal existente, es plantearse la falsa dicotomía de si es natural o, por el contrario, artificial.
 
 
 El grito (después de Munch), Andy Warhol (1983/1984)
 
¿Cómo se puede saber algo que no ha sucedido y afirmar a ciencia cierta que las vacunas han salvado en un año veinte millones de vidas (o de almas) en el mundo?
 
¿No es ridícula la pretensión de saber lo que habría pasado si no hubiera pasado lo que ha pasado, lo que ni Dios omnisciente puede, según los teólogos, saber?
 
 

Don Tomás de Torquemada, primer inquisidor general de Castilla y Aragón, sería denominado en este nuestro siglo XXI fact-checker o "verificador de información".
 
Quien se aferra a sus opiniones y creencias propias porque ve amenzada su identidad personal no comprende que nuestra única propiedad son nuestros excrementos.
 
 
 
 
 Extraordinario el trabajo -“bien resuelto”, dixit Sánchez- que hacen las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en Melilla en número de muertos y de heridos.
  
"El extraordinario trabajo que están haciendo las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en Melilla (23 muertos), en la lucha contra la migración irregular".
 
En una hostería romana, Carl Heinrich Bloch (1866)
 

Durante el confinamiento, el gobierno nos recluyó en la caverna de Platón bajo arresto domiciliario. De espaldas a la realidad, veíamos la película que echaban.

Un militante anticapitalista afirma que la rebelión contra el Capital está mal pagada, porque el dinero, igual que Roma, no paga ni recompensa a los traidores.

 
La patera de Caronte

 
En vez de «yo digo», echando el burro del yo por delante porque no se espante, puedo decir más modestamente «y digo yo», echando a pacer el borrico por detrás.

viernes, 1 de julio de 2022

Bienvenido, míster Biden.

 
 
El recibimiento que el presidente pagado de sí mismo del gobierno de las Españas ha brindado al tío Sam democráticamente electo de los Estados Unidos de América  recuerda un poco a la entrañable película de Luis García Berlanga de 1953 'Bienvenido, Míster Marshall', cuyo alcalde don Pablo, que encarnaba el inolvidable Pepe Isbert, quiere ofrecer a los americanos del Comité del Plan Marshall, cuyo proyecto económico pretende reconstruir la vieja Europa,  un recibimiento memorable. Esta es la letra de la canción que le cantaban a la delegación del gobierno americano en la que habían depositado todas sus ilusiones y esperanzas, que acababa pasando sin embargo de largo sin detenerse siquiera en aquel pueblecito de la España profunda de los años cincuenta y de la dictadura franquista.
 
Americanos vienen a España gordos y sanos.
 ¡Viva el tronío y viva un pueblo con poderío! 
¡Olé Virginia y Michigán! 
Y viva Texas, que no está mal, no está mal. 
 
Os recibimos, americanos, con alegría. 
¡Olé mi mare, olé mi suegra y olé mi tía!
 Americanos vienen a España gordos y sanos.
 ¡Olé mi mare, olé mi suegra y olé mi tía!

 

 El presidente del gobierno de las Españas recibe a míster Biden dándole la bienvenida a él y a todos sus vasallos atlánticos, y les regala con una cena por todo lo alto en el Museo de El Prado que se cierra al público por ese motivo.

La cumbre de la OTAN/NATO que se ha celebrado en Madrid obliga a nuestro presidente a duplicar a corto plazo el gasto militar en aras de un futuro de seguridad y de promesa de defensa en el caso de que nos invadan nuestros enemigos, por ejemplo el malvado zar de Rusia, que puede bombardearnos cualquier día como ha atacado a Ucrania, o los bárbaros subsaharianos del sur, que también puede ser una vía de penetración rusa, un dispendio a todas luces excesivo que denominan 'inversión' para justificar que destinemos nuestros impuestos a un objetivo tan rocambolesco. ¿Cómo lo justificarán? Sin duda acudiendo al viejo latinajo: si uis pacem... si quieres la paz, saca la parabellum, apunta y dispara. Ya lo ha dicho Sánchez, ese cráneo privilegiado, doctor en economía política honoris causa multa cum laude: "Esta cumbre de la OTAN en Madrid es una oportunidad para la paz. Y para España es la oportunidad de ocupar un puesto de relevancia en el orden internacional y en el orden europeo".

 



    El gobierno de las Españas muestra su personalidad esquizofrénica, como un Jano bifronte: sus socios se declaran contrarios a la Organización Terrorista del Atlántico Norte y el presidente, sin embargo, recibe a sus miembros, les da la bienvenida y agasaja.