viernes, 22 de enero de 2021

La muerte, toda la vida

El poeta Neorrabioso escribe, en una de sus pintadas callejeras en un contenedor de basura, que tomo sin permiso de su blog:  LA MUERTE ES TODA LA VIDA, NO SU CONCLUSIÓN. 


Viene a decirnos en castellano con una admirable economía de palabras lo mismo más o menos que le escribía Séneca a su amigo Lucilio en una carta (24. 19-20), donde le decía en latín*: Recuerdo que en una ocasión trataste el tópico aquel de que no nos morimos de repente, sino que caminamos hacia la muerte poco a poco; morimos cada día. Pues cada día se nos arrebata alguna porción de vida, e incluso entonces, cuando estamos creciendo, nuestra vida decrece. Perdimos nuestra infancia, luego la niñez, luego la adolescencia. Todo el tiempo que ha transcurrido hasta ayer mismo se nos ha ido; este mismo día, en que estamos viviendo, lo compartimos con la muerte. Tal como a la clepsidra no la vacía la última gota de agua, sino todas las que se filtraron antes, así la última hora, en la que dejamos de ser, no causa ella sola la muerte, sino que ella sola la consuma; entonces llegamos por fin a ella, pero hacía tiempo que nos aproximábamos.

*memini te illum locum aliquando tractasse, non repente nos in mortem incidere, sed minutatim procedere; cotidie morimur. cotidie enim demitur aliqua pars uitae, et tunc quoque, cum crescimus, uita decrescit. infantiam amisimus, deinde pueritiam, deinde adulescentiam. usque ad hesternum, quicquid transit temporis, perit; hunc ipsum, quem agimus, diem cum morte diuidimus. quemadmodum clepsydram non extremum stillicidium exhaurit, sed quicquid ante defluxit, sic ultima hora, qua esse desinimus, non sola mortem facit, sed sola consummat; tunc ad illam peruenimus, sed diu uenimus.

 

 

jueves, 21 de enero de 2021

Siete mensajes breves

El neopuritanismo higiénico y sanitario impuesto fomenta los contactos virtuales en detrimento del sentido propio del tacto y las caricias reales en la piel. 
 
La mascarilla obligatoria que oculta el brote de acné que ella misma provoca con su uso prolongado es uno de los mejores ejemplos de relación tóxica que existe. 
 
La pitonisa vislumbró en la bola de cristal que los seres humanos iban a sacrificar su libertad a cambio de “seguridad”, pero nunca su vida a cambio de “salud”. 
 
De lo mejor de Einstein: Las proposiciones matemáticas en cuanto se refieren a la realidad no son válidas, y en cuanto son válidas no se refieren a la realidad. 
 

La historia nacional que se enseña en las escuelas consolida la idea falsa pero real a fuerza de imposición doctrinal de que somos una nación con una identidad. 
 
Hay palabras sonoras y altisonantes que son como el ciprés, árbol hermoso y espigado, pero que, proyectando su sombra en cementerios, no da fruto de provecho. 
 
En la mitología moderna destacan desde Bela Lugosi en La legión de los hombres sin alma y G. A. Romero, los zombies, muertos vivientes, nuestro vívido retrato.

miércoles, 20 de enero de 2021

Globalización y perversión del lenguaje

Perversión del lenguaje: El lenguaje se ha pervertido de tal forma que se le hace decir lo contrario que dice: se bombardea a un pueblo en nombre del Pueblo (“tuvimos que destruir la aldea para salvarla”, como declaró un veterano del Vietnam), se mata a los hombres en nombre de la Humanidad, se invade un país para llevarle la democracia, se le masacra para liberarlo de una dictadura brutal, se violan los derechos humanos para hacer que se respeten, se priva de libertad en defensa de la propia libertad, se nos quita la vida porque no es saludable y se salta por encima de cualquier vestigio de derecho para imponer el imperio de la ley. En suma, el fin justifica los medios. Maquiavelo, triunfal, sonríe desde lejos. Y, encima, quieren que comulguemos con ruedas de molino.



Globalización: Todo el mundo bebiendo el mismo jarabe burbujeante, no alcohólico, de color oscuro, embotellado en vidrio o en lata, cuya publicidad rezaba antaño que era la chispa de la vida, el aguachirle universal y mundializado. Las letras blancas de su marca comercial entrelazadas sobre fondo rojo, los colores del impresentable Papá Noel, su engendro más logrado y el mayor corruptor de la infancia que en el mundo ha sido, son el símbolo mundial del American Way of Life. Se une ahora su nombre a la guerra contra el presunto virus que han declarado los Amos del Mundo abogando por el distanciamiento social, y haciendo campaña contra las interacciones -¡qué palabro!- sociales y familiares. Su lema es esta curiosa paradoja: “Hoy, estar separados es la mejor manera de estar juntos”.   


No, señor, la mejor manera de estar juntos no es estar separados. ¿En qué cabeza caben una memez y una sinvergonzonería como esas?

 


 

martes, 19 de enero de 2021

De la crisis sanitaria

La crisis sanitaria ha reforzado el poder del Estado sin debilitar, como pretendían algunos, el del Capital, que a la postre ha salido también robustecido. Es decir, el presunto virus ha venido a beneficiar el binomio Estado/Capital en detrimento del bienestar de la gente. 



No sólo, pues, se ha incrementado el dominio del sistema político democrático que padecemos sino también el sistema económico, que avanza cada vez más hacia las formas de dinero virtual e ideal más abstractas. Es el sistema en general, lo que en los años sesenta se denominaba genéricamente el “establishment” y también el “status quo”, el que ha salido beneficiado.

Algunos intelectuales no poco ingenuos saludaban la llegada del virus que, aseguraban, iba a firmar el acta de defunción del capitalismo, y se alegraban en su fuero interno de que algo tan diminutamente minúsculo e invisible como un bichejo como ese ser pudiera cargarse la economía... A la vista está que no ha sido así, que en todo caso lo que se ha cargado no el bicho sino la gestión sanitaria de la crisis es la microeconomía, pero no la macroeconomía digital. 

No Global Tour, obra de Santiago Sierra.

No, la crisis sanitaria no ha reforzado el Estado en detrimento de la economía y del mercado, sino que ha reforzado ambas cosas porque iban en el mismo paquete: reforzar el Estado era reforzar el Mercado, y viceversa. No se puede desligar Estado y Mercado, porque son dos aspectos de lo mismo, dos caras de la misma real y falsa moneda.

El empobrecimiento innegable de las pequeñas y medianas empresas y negocios no era la única consecuencia lógica del refuerzo del Estado y de las políticas del quédate-en-casa-si-no-eres-ensencial, dado que ese empobrecimiento llevaba aparejado el enriquecimiento de las grandes empresas tecnológicas informáticas del entretenimiento y la distracción y los grandes negocios. No hace falta dar ejemplos que están en la mente de todos.

 

El futuro en llamas, obra de Santiago Sierra

Pero tampoco podemos quedarnos en ese análisis superficial. Cuando decimos que se ha reforzado el poder del Estado/Capital, que simplemente ha cambiado de manos concentrándose en unas pocas y bien digitalizadas, entendemos también que se ha reforzado la gestión, vamos a llamarla así, del tiempo que hacen uno y otro, que es la principal arma de dominio que tienen sobre nosotros, es decir, la imposición del ideal del futuro, que viene a decirnos sin cesar que pospongamos la vida, sea lo que sea, para otro día (si quieres celebrar muchas navidades futuras, no celebres la presente... y mensajes así por el estilo), entristeciéndonos, aguándonos la fiesta y amargándonos el día de hoy.

(Igual que hacía la Iglesia católica, por cierto, que nos prometía la vida verdadera, la vida eterna sin asomo ni amenaza de muerte ni de condenación en las calderas de Pedro Botero, la vida ideal pospuesta para después de la muerte si renunciábamos básicamente a los placeres de la vida, la única que teníamos, en aras de nuestra salvación o, como dicen ahora, de nuestra salud).

Dejar la vida para otro día supone postergarla para un momento que no pertenece al presente, sino que se proyecta indefinidamente en el futuro, dado que el futuro es por esencia procrastinación: mañana es siempre pasado mañana, lo que significa que mañana es nunca.

Ahora no es el momento de amar, de buscar la verdad, de crear, de experimentar la libertad y de vivir en definitiva porque hay algo que nos lo impide, llámese virus, cambio climático o como quiera llamarse: eso es lo esencial que dice el Estado que vela por nuestra salud con consejos paternalistas de las autoridades sanitarias, por las buenas, o por las malas con la "actuación" de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.

El reforzamiento del Estado implica que el dominio del futuro sobre el presente se hace más sólido, pues siempre habrá alguna nueva crisis que el Estado tendrá que resolver antes de que la gente pueda, finalmente, vivir, pero esto implica también que luchamos contra el Estado/Capital cada vez que vivimos no voy a decir “el presente”, sino ahora, aquí y ahora, cada vez que conseguimos razonar, desear, crear, luchar, experimentar la libertad a pesar de todo sin confiar en ningún mesías salvador o salvífica vacuna.

lunes, 18 de enero de 2021

De lo que Séneca le dijo a Nerón

Circula por ahí una frase atribuida a Séneca que le habría dicho en algún momento a Nerón y que, por lo que a mí se me alcanza y he podido averiguar, no tiene mucho fundamento histórico. Se trata de una cita espuria, pero que está muy bien traída sin embargo porque se puede aplicar a cualquier relación humana de poder y de dominio. 

Nerón y Séneca,
Eduardo Barrón González (1904)

La frase vale para cualquiera del común si se entiende que “Séneca” no es ahí Lucio Anneo Séneca, nacido en Córdoba en torno al año 4 de nuestra era y muerto en el 65, filósofo estoico y preceptor del emperador Nerón, sino “séneca”, un nombre común y no propio dentro de la Historia de la Cultura, y como define nuestro Diccionario de la Real Academia “hombre de mucha sabiduría”, y si se entiende que Nerón, por su parte, no es el emperador romano de la dinastía julio-claudia nacido en el 37 y muerto en el 68, sino “nerón”, con minúscula, es decir un “hombre muy cruel”, según el citado Diccionario, definición a la que habría que añadir la nota imprescindible de “poderoso, el hombre más poderoso del mundo en su tiempo”. Como se sabe, Nerón acusó a su antiguo maestro de haber participado en la conspiración de Pisón contra el Imperio y le concedió la gracia de quitarse voluntariamente la vida.

Hay que tener en cuenta que la institución del Poder se basa en dos cosas: la mentira y el miedo. ¿En qué consiste la primera? ¿Sobre qué engaño se fundamenta? Entre nosotros, occidentales, hay que remontarse hasta, por lo menos los griegos, y en concreto hasta el maestro Aristóteles, que escribió en la Política lo siguiente: "Mandar y obedecer no sólo son cosas necesarias, sino también convenientes, y ya desde el nacimiento algunos están destinados a obedecer y otros a mandar". (Política. 1.1254a, τὸ γὰρ ἄρχειν καὶ ἄρχεσθαι οὐ μόνον τῶν ἀναγκαίων ἀλλὰ καὶ τῶν συμφερόντων ἐστί, καὶ εὐθὺς ἐκ γενετῆς ἔνια διέστηκε τὰ μὲν ἐπὶ τὸ ἄρχεσθαι τὰ δ᾽ ἐπὶ τὸ ἄρχειν). 

Aristóteles estableció la necesidad y conveniencia de que haya gobierno, unos hombres que manden y otros que obedezcan, y lo justificó diciendo que era natural que así fuera, es decir, que lo que había era así porque lo había querido la naturaleza y no se podía evitar. Justificaba así la existencia de la esclavitud y la supremacía del varón sobre la mujer. Si negamos que sea verdad lo que dijo Aristóteles, ¿qué les queda a los poderosos de este mundo para sustentar y sostener el Poder que encarnan, una vez denunciada la mentira? Sólo  les queda el miedo.

 ¿Qué le dice un hombre sabio, en el sentido popular de la palabra, es decir, un hombre del pueblo, que es consciente de su vasta ignorancia, pero que pone en duda, precisamente porque nada sabe, las palabras del maestro Aristóteles de que sea necesario y conveniente que haya gobierno, un hombre que ni siquiera tiene nombre propio, sino común, al poderoso? Le dice algo que le puede decir cualquiera al poderoso para, de ese modo, desempoderarlo: “Tu poder radica en mi miedo; yo ya no tengo miedo, tú ya no tienes poder”.

domingo, 17 de enero de 2021

2 + 2 = 5

Muy recomendable este cortometraje del director iraní Babak Anvari (2011). Se titula 2+2=5. Hablado en persa o farsi, está subtitulado en inglés y se entiende fácilmente. 
 
Un maestro da una lección que consiste en escribir en la pizarra la ecuación: "2 + 2 = 5". Cuando los niños protestan, inmediatamente los silencia, llamándolos al orden. Un estudiante levanta tímidamente la mano y sugiere cuidadosamente que dos más dos son, a su entender, cuatro, no cinco. Pero el maestro le dice que no tiene que pensar por su cuenta, que se limite a asimilar y a repetir oralmente y a copiar por escrito lo que él les está enseñando... 
 
 
Otro estudiante se levanta en protesta y grita que la respuesta correcta es cuatro. El profesor le pregunta enfadado, "¿Quién te dio permiso para hablar?" El alumno se mantiene firme, sosteniendo que dos más dos es igual a cuatro, como le dice a él y a cualquiera su sentido común.
 
Hacen su aparición entonces tres estudiantes mayores del último curso, con brazaletes rojos, a los que el profesor pregunta la solución de la suma elemental, y los tres responden al unísono que cinco. 
 
El estudiante sale a la pizarra y se le obliga a resolver la ecuación planteada: "2 + 2 = ?." El chico, después de alguna deliberación, escribe audazmente "4". 
 
 
Los tres alumnos mayores le disparan con sus rifles invisibles, la sangre salpica la pizarra y el cuerpo del chico se desploma, sin vida, por el suelo. El resto de la clase permanece en silencio, intentando procesar lo que acaba de ver mientras los alumnos de último curso retiran el cadáver del chico muerto y el maestro reanuda por su parte la lección como si no hubiera ocurrido nada.
 
Los alumnos han aprendido la lección y escriben en sus cuadernos escolares la ecuación aprendida: "2 + 2 = 5".
 
¿Todos? No, todos no. No todos los niños copian la fórmula irracional escrita en la pizarra por el maestro. Uno tachará el 5 y pondrá sobre él el 4. No lo hace públicamente, porque, como hemos visto, sufriría primero el reproche de la mayoría de sus compañeros y finalmente la violencia de los alumnos avanzados, que simbolizan el sistema, es decir, el Estado totalitario y policial que mata al que no se somete. 
 
Algunos han apuntado, lo que me parece muy plausible, que el vídeo está inspirado en la frase de la novela 1984 de Orwell, que aparece al final del capítulo VII de la primera parte, que escribe Winston en su diario y dice  en versión original "Freedom is the freedom to say that two plus two makes four. If that is granted, all else follows", (Libertad es la libertad de decir que dos y dos son cuatro. Si se concede esto, todo lo demás se sigue de suyo).
 
Se trata de una breve y hermosa parábola audiovisual sobre cómo el sistema educativo o, si se prefiere, la sociedad en general, representada aquí por la figura autoritaria del maestro, les inculca a los niños algo (que no es otra cosa más que la Realidad), que ellos sienten inmediata- e instintivamente que es mentira, porque algo -la razón común, que diría Heraclito de Éfeso- les dice en su fuero interno que eso no puede ser verdad, pese a su imposición, rebelándose algunos, muy pocos a la sazón, mientras que la mayoría otorga silenciosa.


El título no es más que una metáfora matemática que viene a sugerirnos también cómo desde pequeños se nos enseña que lo malo es bueno, y viceversa, que lo bueno es malo, contra lo que nosotros sentimos, y, lo que es lo mismo, que la mentira que se nos impone (2 + 2 = 5 en este caso) es la verdad que hay que asimilar por las buenas o por las malas repitiéndola a coro.

sábado, 16 de enero de 2021

Seis mensajes breves

Minister dixit: Es posible que tengamos que llevar mascarilla para siempre... Ya lo dijo la gente al declararse la pandemia: esto ha venido aquí para quedarse.
 
El material escolar de vuelta al colegio se incrementa tras la pausa navideña, abiertas de par en par las ventanas, con imprescindible par de mantas zamoranas.


Titular del periódico Noticias de Navarra: "Muere un joven en Teruel abatido por un guardia civil". Debería decir: Un guardia civil mata a un joven en Teruel.


El telepredicador, presentando datos del impacto de contagios y culpabilizando a la ciudadanía: "Lo hemos pasado mejor de lo que deberíamos estas navidades".


Muchos se preguntan cuándo volverán las cosas a la normalidad. La respuesta, en una palabra, es: nunca, una vez convertida la excepción en la regla normativa.


Pregunta ingenua: ¿A dónde van los votos depositados por la ciudadanía en las urnas después del recuento electoral? Respuesta: -¿A dónde van a ir? ¡A la basura!

viernes, 15 de enero de 2021

Mafalda aprende el significado de "democracia"


La palabra democracia une dos cosas contrapuestas: ‘pueblo’, demo, y ‘poder’, kratos en griego. ¿Cómo hay que entenderlo? Hay dos posibilidades: poder, fuerza o soberanía que se ejerce sobre el pueblo, tomando a este como objeto, como súbdito gobernado, o poder, fuerza o soberanía ejercida por el pueblo, tomándolo como sujeto, esto es, como gobernante. 
 
El problema de esta última interpretación, que es la políticamente correcta, es que si el pueblo está compuesto exclusivamente de gobernantes... ya no hay gobernados, lo que significaría que tampoco hay gobierno y viviríamos en la más perfecta edad de oro de la acracia y en la república de la anarquía, lo que salta a la vista enseguida que no es en modo alguno cierto porque no es el caso, y es lo que produce sin duda no ya la sonrisa irónica, sino la franca carcajada de Mafalda. 

Nada más lejos de la realidad, porque lo cierto es que en las democracias modernas hay gobierno, no puede faltar,  y no deja de haberlo, lo que quiere decir que hay gobernantes y gobernados. ¿Quiénes son los gobernantes? Al no poder serlo efectivamente todos los ciudadanos que entran en la definición de “pueblo”, estos eligen a sus representantes mediante el sufragio universal, no a los representantes de todos, porque eso es imposible, sino a los de la mayoría, una mayoría que hará valer su elección imponiéndosela a todos. 

¿Quiénes son los gobernados? El pueblo. “Pueblo”, en efecto, sólo puede definirse como ‘gobernado’ (súbditos, o, más insidiosamente, ciudadanos, contribuyentes o votantes, objetos, en definitiva, de la administración del gobierno y sus ministerios). 
 
El engaño que entraña la palabra democracia consiste en definir al pueblo como “gobernante” también, como si así pudiera anularse la contraposición gobernante/gobernado y disimularse el hecho de que hay gobierno, y no un gobierno Dei gratia, impuesto por la gracia soberana de Dios, sino, digamos, populi gratia, por la gracia aquiescente, resignada y sumisa, del pueblo. El pueblo sería el gobernante/gobernado, desdoblado esquizofrénicamente a la vez en sujeto y objeto del gobierno.

Y aquí es donde reside el éxito del engaño de la palabra: hay una tercera forma de entender el significado de "democracia", que en principio habíamos descartado por la contradicción lógica que entrañaba, pero es la que se ha impuesto y es la políticamente correcta: sería el poder o fuerza ejercida por el pueblo, tomado como sujeto, sobre el propio pueblo tomado al mismo tiempo  como objeto.
 
Es lo que reza la cacareada definición de Abraham Lincoln (democracy is "government of, by and for the people"), en su primera parte: "el gobierno del pueblo". Como gramáticos debemos preguntarnos si people's government o, lo que es lo mismo government of the people es un genitivo objetivo o subjetivo,  y llegaremos a la perplejidad de que pretende ser ambas cosas a la vez  estableciéndose una escandalosa anfibología o ambigüedad pretendida de doble sentido o disemia: gobierno por el pueblo (genitivo subjetivo, el pueblo gobierna) y gobierno para el pueblo (genitivo objetivo, el pueblo es objeto de gobierno y gobernado).

Lo que nos lleva al credo quia absurdum, a creerlo porque es ilógico y carece de sentido. La democracia se ha cargado al pueblo: ya no hay pueblo que valga: ya no hay gobernados: sólo gobernantes, sólo gobierno, sólo cracia. Estamos, pues, ante el régimen más dictatorial y totalitario, y en ese sentido el más "perfecto", que se ha podido inventar y que nos ha tocado padecer. 

Supongamos que  todos somos soberanos: todo hombre es un rey y toda mujer una reina: todos reyes y reinas. ¿Sobre quiénes gobernaríamos? ¿De qué reino seríamos monarcas? ¿Quién sería el pueblo sobre el que ejerceríamos nuestro reinado y monarquía? ¿Sobre nosotros mismos? Bien, pues hagámoslo, pero eso significaría que nadie más que yo mismo podría gobernar sobre mí mismo, por ponerme como ejemplo y por no pasar al plural, y por supuesto, yo no podría pretender gobernar a nadie más (“De nadie soy siervo, de nadie señor” como cantaba Zorrilla, a lo que añadiríamos: "ni de mí tampoco"). ¿Qué necesidad tengo de elegir entonces a un representante para que me gobierne a mí en mi nombre y a todos en nombre de una mayoría totalitaria introduciendo una papeleta en una urna electoral que acabará yendo tras el recuento a la papelera?

jueves, 14 de enero de 2021

Calidad de vida

 



Trabajamos por su calidad de vida, decía en la lengua de Molière en letras mayúsculas blancas sobre fondo azul el  panel informativo del ayuntamiento de Péribonka, en el Québec francófono canadiense. Más abajo se especificaba en qué consistía ese trabajo que iba a mejorar la calidad de vida de los habitantes de ese municipio: Amenagement du cimetière, o, lo que es lo mismo, acondicionamiento del cementerio.

Estamos muy acostumbrados, también por estos pagos y lares nuestros, a carteles de esta índole, que rozan el humor más negro, sarcástico y surrealista, así como el recochineo por parte de las autoridades que nos gobiernan: Estamos trabajando para mejora su futuro.  Disculpen las molestias actuales (El fin justifica los medios). 
 
En aras del futuro, el dios más cruento que puede haber,  sacrificamos nuestro presente, que es lo único que tenemos.  A la espera de que llegue la tierra prometida del ansiado porvenir,  nos piden que disculpemos las molestias que nos ocasionan.

 Aquí nos lo ponen hasta por triplicado para que nos enteremos.

miércoles, 13 de enero de 2021

Otro cuento de Navidad

Si quieres celebrar futuras y muchas navidades, no celebres la presente; hay que estar separados hoy para poder estar juntos mañana..., y mensajes así por el estilo nos han bombardeado a lo largo de estas entrañables y empalagosas fiestas navideñas. Los telepredicadores aguafiestas advertían de que la celebración de la fiesta podía ocasionar la muerte propia o la de los seres queridos, por lo que era mejor abstenerse de festejos y limitar al mínimo imprescindible el número de contactos. Ya vendrían tiempos mejores, cuando todos estuviéramos inmunizados gracias a la milagrosa y salvífica vacuna que se estaba ensayando en los laboratorios farmacéuticos... Hasta la burbujeante bebida norteamericana escribía su nombre separando las letras, y añadía debajo: "Hoy, estar separados es la mejor manera de estar juntos".


Enarbolaban así las autoridades sanitarias el Fantasma de las Navidades Futuras, ese personaje de ficción que creó Charles Dickens en Un cuento de Navidad, cuya aparición, después de haber recibido las visitas de los espíritus de las Navidades Pasadas y de las Presentes,  hará que el señor Scrooge, nuestro protagonista, cambie de opinión. Pero, al revés de lo que pretenden nuestras autoridades, que nos aconsejan que no festejemos el momento presente para poder celebrar, sanos y salvos, los muchos momentos que el futuro nos depara, Ebenezer Scrooge, que siempre había ahorrado para el incierto día de mañana, hará justamente lo contrario: tirará la casa por la ventana para disfrutar de este momento, que es el único que hay, convencido de que sólo tenemos lo que nos traemos entre manos.

El espectro que se le aparece al viejo gruñón cascarrabias de Scrooge no tiene cara. Si la tuviera, tendría que ser una calavera, el rostro de la  propia Muerte. Este espíritu llevará a Scrooge a ver el cadáver de un hombre que yacía en su lecho de muerte cubierto con una sábana a modo de mortaja. Y le llevará al cementerio donde le señalará la lápida que le ha sido destinada donde están inscritos el nombre propio y el apellido del difunto.  El fallecido, ahora puede ver su rostro, no era otro sino el mismo Ebenezer Scrooge en carne y hueso.

Scrooge y el Fantasma de las Navidades Futuras.  John Leech (1843).

Todo había sido un sueño. O, mejor dicho, una pesadilla, como comprobó nuestro protagonista cuando despertó envuelto en sudor frío y vio al arrancar la hoja del calendario que ese día era precisamente el de Navidad. Y, al contrario de lo que van a hacer muchos de nuestros compatriotas, decidió celebrar la fiesta como nunca en su vida la había celebrado: acude a cenar a casa de su sobrino y su familia, ávido de festejar con los demás,  saltándose el confinamiento y el toque de queda que se había impuesto a sí mismo hasta entonces a lo largo de toda su vida. 

Precisamente la aparición de ese tétrico fantasma es lo que hace que Ebenezer Scrooge decida celebrar la Navidad presente que tiene por delante, y no confiar en el futuro, que no le deparaba otra cosa más, como nos depara a todos y cada uno, que la propia muerte, la aniquilación de la única vida que tenemos, porque la "vida futura" no existe, desengañémonos: el futuro es la negación de lo que hay, sea lo que sea, aquí y ahora mismo.