En los Estados Unidos circula desde hace tiempo un nuevo eslogan o grito de guerra: “Make America Healthy Again” (Haz América saludable otra vez), a imagen y semejanza del “Make America Great Again”. Detrás hay un Comité de Acción Política que pretende crear un movimiento “que priorice la salud, la libertad y la integridad ambiental como pilares de una comunidad próspera”.
Se define como “a movement to the future”, un movimiento para el futuro, loado sea el nombre de ese Señor omnipresente y ubicuo y, sin embargo, qué paradoja, ausente y, como la parusía de Nuestro Señor Jesucristo, pendiente todavía de venir.
Animan a la gente a unirse a la revolución, y a contribuir con su donativo. Uno de sus objetivos es que la dieta yanqui vuelva a ser sana y saludable a fin de acabar con la obesidad mórbida que muchos padecen: un 40% de la población, casi la mitad.
Aseguran en su página güeb haber contribuido a la victoria del actual inquilino de la Casa Blanca, quien como compensación nombró al señor Robert F. Kennedy, Jr., destacado activista contra la vacuna de ARN mensajero del virus coronado, Secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EEUU.
Dicho señor, obligado como se siente por su cargo a hacer algo, pretende que todos los estadounidenses utilicen tecnología “portátil” para controlar su salud como parte de su agenda de sanear América otra vez. Dicha tecnología cada vez más popular presenta entre sus maléficos beneficios el monitoreo de la salud y el estado físico en tiempo real, lo que no deja de plantear problemas éticos sobre la privacidad y protección de los datos que enseguida codiciarán laboratorios, colegios médicos y compañías de seguros, y, no lo olvidemos, uno mismo, picado también por la curiosidad malsana.
El Secretario de Salud ha publicado en sus Redes Sociales: Creemos que los 'wearables' -tal es el nombre de esos cacharros- son clave para la agenda de MAHA de lograr que Estados Unidos vuelva a ser un país saludable, y mi visión es que en cuatro años todos los estadounidenses usen un 'wearable'.
Se trata con este plan de que todos controlen su salud usando dispositivos digitales portátiles: un reloj, por ejemplo, que no contento con marcarnos las horas, analice todas nuestras constantes vitales... ¿A fin de qué? Para descubrir lo enfermos y lo lejos que estamos del estado ideal de salud, y, lo que decía el malévolo doctor Knock, que las personas sanas son enfermos que ignoran su enfermedad, gente engañada que, ignara de la ciencia, cree que goza de buena salud porque se fía de su propia y errada percepción.
Si uno está pendiente de sus constantes vitales: no vive. Si, como escribió Chesterton, uno intenta preservar su salud corporal a toda costa, solo puede lograrlo a costa del deterioro de su salud mental. La preocupación por la biometría es un sinvivir. Además, dichas constantes pueden cambiarse, como de hecho se han modificado en los últimos tiempos a conveniencia de la industria farmacéutica, lo que ha sucedido, por ejemplo, con la presión arterial, como muestra el siguiente cuadro:
(continuará)
A sabiendas de que todas las epidemias se propagan a través de los dispositivos instalados en la emocionante y entretenida urdimbre tecnológica, ese villano ejecutivo con su equipo trata de conseguir que cada uno 'quede reducido' a mero soporte, paciente, consumidor y vector de la propagación interesada; en este 'apasionante' estadio del progreso en la explotación informatizada.
ResponderEliminarMuy bien traído.
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