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jueves, 3 de julio de 2025

¿Sano y saludable? (y 2)

    Si se cambian los parámetros que establecen la normalidad no es para adaptarse a una nueva realidad ni para prevenir enfermedades, sino para crear más 'enfermos', más 'pacientes' a los que convertir en clientes de la pujante industria farmacéutica vendiéndoles fármacos, por ejemplo,  contra la hipertensión, que definen según su conveniencia. Nos han hecho creer que cada año somos más frágiles, y cada vez que se ajustan los “límites normales” a la nueva normalidad, aumentan por un lado el miedo y por otro las ventas de medicamentosNo están previniendo, insisto, están creando enfermedades y pacientes que normalizan su dependencia farmacológica disfrazándola de salud. Ya sucedió también con el colesterol, como muestra el cuadro siguiente:

 
 
 
    Sucedió también con las 'vacunas' contra el virus coronado: la única dosis se dividió pronto en dos; enseguida dijeron que necesitaba un refuerzo, a continuación dos o tres nuevas dosis, luego hicieron falta nuevas actualizaciones para las nuevas cepas y ahora se necesita, dicen, una actualización anual, como la vacuna de la gripe. ¿Dónde está la delgada línea que separa la prevención de enfermedades de la dependencia farmacéutica?  Escudándose en la profilaxis, venden más sueros y aumentan su carga tóxica que debilita nuestro maltrecho ya sistema inmunitario.   
 
    Volviendo a la revolución que propone Make America Healthy Again  (MAHA) y a su movimiento para el futuro, lo que pretenden es que nos pongamos, en primer lugar irán los norteamericanos, detrás iremos el resto, un dispositivo, el famoso relojito que hace las veces de teléfono móvil que nos conecta a la Red Informática Universal, pero que puede adoptar también otras formas (pulsera, anillo, gafas...), y llevarlo siempre encima para monitorear o monitorizar, que de ambas maneras creo que puede decirse, los niveles de actividad, la frecuencia cardíaca, comprobar cómo los alimentos afectan a los niveles de glucosa en sangre mientras se consumen y otras constantes vitales y pinturerías. 


    Pero el invento no es tan benigno como parece ni tan sano y saludable como se anuncia. Es, en efecto, un dispositivo de rastreo biométrico, de medición de los parámetros 'vitales'. En esencia, sirve para que uno mismo chequee la salud del cuerpo serrano que Dios le ha dado y suba todos esos datos a la nube de los cielos: adónde vas, cómo llegas, a qué velocidad viajas, qué comes y cuándo, cuándo duermes y durante cuánto tiempo, tu nivel de azúcar en sangre, tu frecuencia cardíaca, tu porcentaje de grasa corporal... a fin de que uno mismo, consciente ya de sus enfermedades, se automedique. 
 Diversos dispositivos "wearable"
  
    Todos estos datos serán recopilados. ¿Serán privados? Claro que no, pero no es ese el único problema. Quizá los que los codician no los usen para nada, en el mejor de los casos y escenarios, como dicen ahora, que se nos abren a nosotros. El problema está en que nosotros también los codiciamos y quizá nos éntre el gusanillo de certificar nuestra vitalidad... para mejorar nuestra salud siempre enfermiza, y es entonces cuando la habremos destrozado. No se trata solo de que el Estado pueda implementar el Crédito Social, es que nosotros mismos, si nos prestamos a ello, estamos implementado nuestro propio sistema de Crédito Individual.

miércoles, 2 de julio de 2025

¿Sano y saludable? (1)

    En los Estados Unidos circula desde hace tiempo un nuevo eslogan o grito de guerra: “Make America Healthy Again” (Haz América saludable otra vez), a imagen y semejanza del “Make America Great Again”. Detrás hay un Comité de Acción Política que pretende crear un movimiento “que priorice la salud, la libertad y la integridad ambiental como pilares de una comunidad próspera”. Se define como “a movement to the future”, un movimiento para el futuro, loado sea el nombre de ese Señor omnipresente y ubicuo y, sin embargo, qué paradoja, ausente y, como la parusía de Nuestro Señor Jesucristo, pendiente todavía de venir. 
 
    Animan a la gente a unirse a la revolución, y a contribuir con su donativo. Uno de sus objetivos es que la dieta yanqui vuelva a ser sana y saludable a fin de acabar con la obesidad mórbida que muchos padecen: un 40% de la población, casi la mitad. 
 

     Aseguran en su página güeb haber contribuido a la victoria del actual inquilino de la Casa Blanca, quien como compensación nombró al señor Robert F. Kennedy, Jr., destacado activista contra la vacuna de ARN mensajero del virus coronado, Secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EEUU. Dicho señor, obligado como se siente por su cargo a hacer algo, pretende que todos los estadounidenses utilicen tecnología “portátil” para controlar su salud como parte de su agenda de sanear América otra vez.  Dicha tecnología cada vez más popular presenta entre sus maléficos beneficios el monitoreo de la salud y el estado físico en tiempo real, lo que no deja de plantear problemas éticos sobre la privacidad y protección de los datos que enseguida codiciarán laboratorios, colegios médicos y compañías de seguros, y, no lo olvidemos, uno mismo, picado también por la curiosidad malsana. 
 
    El Secretario de Salud ha publicado en sus Redes Sociales:  Creemos que los 'wearables' -tal es el nombre de esos cacharros- son clave para la agenda de MAHA de lograr que Estados Unidos vuelva a ser un país saludable, y mi visión es que en cuatro años todos los estadounidenses usen un 'wearable'
 
  
    Se trata con este plan de que todos controlen su salud usando dispositivos digitales portátiles: un reloj, por ejemplo, que no contento con marcarnos las horas, analice todas nuestras constantes vitales... ¿A fin de qué? Para descubrir lo enfermos y lo lejos que estamos del estado ideal de salud, y, lo que decía el malévolo doctor Knock, que las personas sanas son enfermos que ignoran su enfermedad, gente engañada que, ignara de la ciencia, cree que goza de buena salud porque se fía de su propia y errada percepción. 
 
    Si uno está pendiente de sus constantes vitales: no vive. Si, como escribió Chesterton, uno intenta preservar su salud corporal a toda costa, solo puede lograrlo a costa del deterioro de su salud mental. La preocupación por la biometría es un sinvivir. Además, dichas constantes pueden cambiarse, como de hecho se han modificado en los últimos tiempos a conveniencia de la industria farmacéutica, lo que ha sucedido, por ejemplo, con la presión arterial, como muestra el siguiente cuadro: 

(continuará)