viernes, 11 de julio de 2025

Yo acuso... ¿a quién?

Publica Antonio Turiel, investigador del CSIC, una entrada titulada Yo acuso, en su blog The Oil Crash imitando el título del J'acuse! de Émile Zola, su célebre carta abierta al presidente de la república francesa a raíz del caso Dreyfus en el periódico L'Aurore, y que Turiel subtitula profética- y catastróficamente “En vísperas de la tormenta que destruirá la ciudad de Barcelona”

¿A quién acusa Turiel? ¿Al presidente de la república francesa? No, por supuesto. Acusa “a las administraciones, pasadas y actuales, que en medio del caos climático creciente, decidieron que no era un tema lo suficientemente importante como para tomar medidas adecuadas para prepararnos”. Sorprendente y alarmante recurso literario de aliteración ese “caos climático creciente”. 
 
La acusación general se particulariza enseguida: Pero acuso principalmente al actual Govern de la Generalitat y al actual consistorio de l'Ajuntament de Barcelona de vivir de espaldas a los crecientes signos del peligro. Pero yendo de lo local a lo nacional, vuelve a generalizar: Los acuso por ser los que conozco mejor, pero también acuso con ellos a todos los gobiernos municipales, autonómicos y del estado español, por la misma temeridad e imprudencia”. 
 
A continuación enumera los datos científicos actuales: un mar Mediterráneo con una temperatura superficial 3 grados superior a la que tenía en 1980, y en algunas zonas llegando a 5 grados. Y recuerda el pasado: Cuando sufrimos una terrible DANA en la ciudad de Valencia hace 8 meses, lo cual pudo ser tan destructiva, entre otros motivos, por un mar anómalamente cálido, que proporcionó más energía y más agua precipitable a las tempestades
  
El problema que detecta es que la tasa de calentamiento global se ha multiplicado por cuatro durante la última década, y denuncia la promoción de obras públicas “como la ampliación del aeropuerto de Barcelona o el desbroce de amplias zonas para el paso de nuevas líneas de alta tensión para la evacuación de una hipotética energía eléctrica renovable que no tiene demanda”. 
 
Lamenta Antonio Turiel que los promotores de estas sobras solo se preocupan de hacer negocios “cuando nuestro mundo ha cambiado para siempre y es algo completamente diferente ahora mismo”. Se queja de la actual “ola de calor y los nada alentadores pronósticos para las próximas semanas” y de que no haya una campaña de protección de la población más vulnerable, máxime cuando se produjo una “interrupción del servicio eléctrico”, refiriéndose al apagón que él creyó que no iba a producirse nunca en España, como puede comprobarse en sus declaraciones de octubre de 2021, especialmente a partir del minuto 2,43, donde se le oye decir:
 
 
 
Este es el motivo por el cual el gobierno austriaco, el gobierno alemán y el gobierno suizo están tomando medidas preparatorias en previsión de que pueda haber un gran apagón en Europa; y quien dice un gran apagón no es simplemente que se vaya la luz, sino que se produce una gran avería porque se produce una sobrecarga muy fuerte en algún sitio con un daño estructural muy importante, o sea, cosas destruidas que se tienen que reponer y reparar y que esto origina que falte la luz, que falte la electricidad durante días a semanas. (…) “En España, la posición que ha defendido la ministra Teresa Ribera es que no nos tenemos que preocupar porque somos una isla energética porque estamos poco conectados, y tiene razón. Es decir, nosotros tenemos solamente dos conexiones importantes con Francia, la más importante es por aquí por Cataluña. Y es verdad que si de repente desde Europa empezamos a tener una gran inestabilidad, lo que va a hacer el regulador español es cortar, nos va a separar y nos va a aislar del todo, con lo cual evidentemente el problema no se va a propagar dentro de España. En España, la instalación de sistemas renovables, lógicamente también genera inestabilidades, pero, claro, no estamos hablando de un área continental de miles de kilómetros de largo. Aquí estamos hablando solamente de un área que es un país, que es España, más o menos grande, pero mucho más fácil de controlar. Y en ese sentido, el regulador español, la Red Eléctrica Española lo hace bien, son muy buenos profesionales y tiene la situación bajo control. En algunos momentos puede tener complejidades, pero en España pensar que se puede producir de repente una gran perturbación que en una manera muy rápida que no nos dé tiempo a reaccionar pudiera destruir instalaciones a una escala masiva es algo que yo creo que es hoy por hoy impensable”. 
 
No hace falta decir que lo impensable se produjo, y todavía no sabemos la razón. 
 
 Volviendo a la carta, acusa el investigador del CSIC  de “no haber previsto cómo ofrecer agua, alimentos, cobijo y asistencia médica oportuna en medio de la catástrofe prevista”. En definitiva, señala a los gobernantes de “no haber gobernado para la mayoría, para la gente que les ha escogido para representarles” y, tímidamente, “les acuso de todas y cada una de las muertes que podían haber evitado y no quisieron evitar por primar una visión miope centrada en el beneficio económico de unos pocos”. Por lo que concluye con la dramática proclamación de que su rencor “será eterno por el dolor de todas esas personas a las que conozco y que quiero, y que perderán la vida porque ustedes estaban más pendientes de complacer al rico que de servir a los ciudadanos”.
 
La carta finaliza curándose en salud, y advirtiendo, después de lanzar su profecía que, si no se cumple, ya se cumplirá en alguna otra parte y en algún otro lugar: No hay que tomar esa frase inicial, impactante, al pie de la letra. Obviamente, la tempestad no llegará mañana, si no en un período indefinido de tiempo aunque en todo caso no será de muchos años. Y por supuesto Barcelona no quedará completamente destruida, pero sí que sufrirá daños importantes que la afectarán durante años (o hasta que la siguiente tormenta haga aconsejable ir abandonando cosas). Por último, quizá Barcelona tenga suerte en el futuro más inmediato y sea otra ciudad la que reciba el castigo: poco importa

2 comentarios:

  1. Este señor trabaja para quien le paga, el CSIC, y tiene que decir lo que está mandado, que para eso cobra.

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    1. La Agenda 2030 y el entretenido emboba-miento para avanzar en el máximo control de la población y la máxima liberación de sus dividendos con el mínimo divisor, un gran cociente y escasísimos restos. Hasta el presidente de Brasil se lamenta:《Las obligaciones vinculantes del Protocolo de Kyoto fueron reemplazadas por compromisos voluntarios, y las promesas de financiamiento hechas en la COP 15 en Copenhague en 2009 –prometiendo 100.000 millones de dólares anuales– nunca se materializaron. El reciente aumento del gasto militar de la OTAN hace que esa posibilidad sea aún más remota.》

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