viernes, 21 de marzo de 2025

Recordando a Safó (en el día mundial de la poesía)

Un papiro nos devolvió en 2004 estos versos griegos de la poetisa Safó de Mitilene o de Lesbo -conservo su acentuación aguda en griego ático y moderno Σαπφώ- oriunda de la isla de Lesbo y, por lo tanto, lesbia y lesbiana avant la lettre. La  palabra “lesbiana”, en efecto,  se creó, por antonomasia, a raíz de su nombre propio, para calificar a la mujer homosexual.

La poetisa escribió poemas de amor a otras mujeres, porque amaba a las mujeres, sin que eso supusiera un encasillamiento previo bajo ninguna etiqueta de "homosexualidad" aún, en el siglo VIII antes de nuestra era, en un mundo sobre el que todavía no se proyectaba la sombra de la cruz de Cristo. Escribía en dialecto griego eolio,  y fue considerada por los antiguos la décima Musa.

 
La poetisa Safó,  Charles Mengin (1877)

En estos versos la autora confiesa que envejece y que no puede hacer nada para evitarlo, y después de constatar que su pelo está encaneciéndose y sus rodillas flaqueándole, nos trae a la memoria el mito de la Aurora que se enamoró del joven Titono. Sin embargo ella, la Aurora de dedos rosicler,  que era inmortal, como comprobamos todos los días al amanecer, descubrió una mañana que su joven enamorado había envejecido, como la poetisa. Y es que el tiempo nos vuelve viejos. Sin embargo, no deberíamos negarnos a envejecer: el otoño es bello, la vejez también puede serlo, sobre todo cuando sigue brillando en ella la chispa de la juventud.

ὕμμες πεδὰ Μοίσαν ἰ]οκ[ό]λπων κάλα δῶρα, παῖδες,

σπουδάσδετε καὶ τὰ]ν φιλάοιδον λιγύραν χελύνναν∙

 ἔμοι δ’ἄπαλον πρίν] ποτ’[ἔ]οντα χρόα γῆρας ἤδη

ἐπέλλαβε, λεῦκαι δ’ ἐγένοντο τρίχες ἐκ μελαίναν∙

 βάρυς δέ μ’ ὀ [θ]ῦμος πεπόηται, γόνα δ’[ο]ὐ φέροισι,

τὰ δή ποτα λαίψηρ’ ἔον ὄρχησθ’ ἴσα νεβρίοισι.

 τὰ <μὲν> στεχανίσδω θαμέως∙ ἀλλὰ τί κεν ποείην;

ἀγήραον ἄνθρωπον ἔοντ’ οὐ δύνατον γένεσθαι.

καὶ γάρ π[ο]τα Τίθωνον ἔφαντο βροδόπαχυν Αὔων

ἔρωι φ αθεισαν βάμεν’ εἰς ἔσχατα γᾶς φέροισα[ν,

 ἔοντα [κ]άλον καὶ νέον, ἀλλ’ αὖτον ὔμως ἔμαρψε

χρόνωι πόλιον γῆρας, ἔχ[ο]ντ’ἀθανάταν ἄκοιτιν.




Tras frutos hermosos de las Musas de floridos senos
id, niñas, vosotras, y melódica la dulce lira.

Que ya me robó vejez el cuerpo a mí que en otro tiempo
fue tierno, y se me han canosos vuelto los cabellos negros.

Y duro se me hace el corazón, ni me sostienen piernas
que otrora ligeras al bailar como las corzas eran.

Mil veces por eso me lamento; pero ¿qué iba a hacerle?
No puede dejar de envejecer el que se sepa humano.

También se contaba de Titono que rosada Aurora
raptándolo fue por sus amores hasta el fin del mundo,

tan bello y tan joven, pero a él lo sorprendió canosa
también a su tiempo la vejez, siendo inmortal su esposa.

  Otro poema de la misma autora: La Luna y las Pléyades.

jueves, 20 de marzo de 2025

Día Internacional de la Felicidad

Para el Día de la Felicidad: Resulta sarcástico que la ONU, que es la mayor organización política internacional de nuestro mundo, declare una fecha anual, el 20 de marzo, Día Internacional de la Felicidad: international day of happiness, en la lengua del Imperio. Antes de ponerse a celebrarlo a bombo y platillo sin ningún criterio, habría que preguntarse Socratico more qué es la felicidad, no vaya a ser que festejemos sin ton  ni son sabe Dios qué embeleco fantasmagórico. ¿Qué es, en efecto, la felicidad de verdad, la verdadera felicidad, no la moto que nos venden, no esos numerosos sucedáneos que se compran en los centros comerciales, torpes simulacros?

 
Y, lanzada la pregunta al aire, deberíamos  reconocer humildemente que "saber, nada sabemos", no sabemos qué es la felicidad, por lo que no podemos celebrarla alegremente sabiendo lo que estamos celebrando, como nos gustaría, pero, en cambio, sí intuimos que, sea lo que sea, choca visceralmente con la realidad del mundo que nos toca vivir. La felicidad es imposible precisamente porque es incompatible con la realidad. Son antitéticas, la una es negación de la otra y viceversa. Nosotros mismos, en cuanto seres reales que somos, valga la redundancia, no podemos ser felices, así de claro y sencillo, señores y señoras de la Organización de las Naciones Unidas. ¿Qué diablos estamos celebrando entonces con una sonrisa tan bobalicona?
 

miércoles, 19 de marzo de 2025

Mensajería mínima

Cuando se dice coloquialmente de alguien que se quedó en el sitio, se da a entender que murió de repente, porque vivir no es quedarse sino irse de los sitios.

 
Bajo el plural de (falsa) modestia se oculta el ego individual, todo el que dice nosotros miente pretendiendo no darse importancia y escurrir el bulto personal.
 
 El que canta sus males espanta y los encanta con el canto y con la música, que tiene el poder de hacernos olvidar y ahuyentar las penas brindándonos consuelo.
 
La soledad y la atomización del individuo personal impiden la formación de un "nosotros", una primera persona del plural, que sea capaz de acción comunitaria.
 
La digitalización nos ha privado de espacios comunes de encuentro de la gente: foros, ágoras, plazas, parques o vías públicas, embelesados ante las pantallas.
 
 
 
 Lo que caracteriza nuestro modo de vida actual es la soledad, la erosión de lo común y la creciente individualización que hacen improbable la acción colectiva.
 
A menudo se confunden causas y fines, de modo que no sabemos si hacemos algo para (finalidad) o por (causalidad); así, la paz es el fin y la causa de la guerra.
 
La hormiga, que odiaba al escarabajo, votó por el insecticida. De resultas murieron el escarabajo y la hormiga, además del grillo, que optó por la abstención.
 
La semana es el uróboro perfecto, monstruo mitológico serpentiforme que se muerde la propia cola y forma un círculo vicioso que gira raudo como rueda sin cesar.
 
'Fumar mata' y 'Fumar reduce la fertilidad', dicen que falta le hace al planeta disminuir la población: los fabricantes no ocultan la letalidad de su producto.
 
   Oponerse al progreso es oponerse al avance de la humanidad, como si esta caminara por alguna pista espacial en alguna dirección hacia un tiempo futuro luminoso.

Los seres humanos estamos alcanzado tal grado de libertad que podemos elegir el sexo que queremos adoptar, y hacer que nuestra elección la respeten los demás.

 
Según los administradores de la tecnología médica avanzada, gracias a ella tenemos una esperanza cuantitativa y cualitativa de vida, como nunca hasta la fecha.
 
Ante una fotografía. Yo no soy ese porque ha pasado el tiempo, pero tampoco era ese cuando la foto inmortalizó -matándolo- el instante: yo sigo vivo todavía.
 
Un periodista británico que estudió latín en su infancia se felicita por su desaparición actual, lamentando no haber estudiado espíritu empresarial y economía.
 
La desaparición del latín, auspiciada por los laboristas en la enseñanza pública británica, no es una tragedia, sino un triunfo, dada su actual irrelevancia. 
 

No deberíamos aceptar la narrativa de una virología fraudulenta prestándonos a inmunizarnos artificialmente sometidos al control médico de un estado policial. 
 
Pedimos medicinas para los ancianos, dicen las residencias, y nos dieron morfina y sedación, favoreciendo así el tránsito a la vida eterna de muchos residentes. 
 
Cuando eras joven, creías, marxista empedernido, que la clase obrera vencería al capitalismo, pero lo que hoy ves es el triunfo del capital a escala planetaria.

martes, 18 de marzo de 2025

Pareceres LXX

341.- Tala preventiva. Talan árboles viejos, sauces y plátanos de sombra sobre todo, en la ciudad por razones sanitarias y de seguridad vial y peatonal. Alegan los amigos del hacha y de la motosierra que sus raíces deterioran el césped, las aceras y algunos muros que corren el riesgo de desplomarse. Cortan árboles viejos, además, para que no caigan en la calle zarandeados por los vendavales sobre automóviles o peatones. Lo llaman tala preventiva. No tienen en cuenta que un árbol viejo equivale a cien árboles jóvenes recién plantados, y que es mejor un presente que dos porvenires, y que vale más cuidar los árboles viejos que apostar por los nuevos, que tienen muy pocas posibilidades de sobrevivir en un entorno hostil como es la gran ciudad. El problema es que consideran a los árboles como un objeto decorativo más de eso que llaman 'mobiliario urbano', no los tratan como lo que son, seres que han sobrevivido durante muchos años hasta ahora mismo y que deberían preservarse. Plantar por plantar como hacen después de haber derribado uno de estos ejemplares no soluciona nada. 
 
 
342.- Opinión Pública: La opinión pública no es la opinión del pueblo, porque el pueblo, como tal, no tiene una opinión, lo único que tiene es una lengua que le permite expresar cualquier opinión que se le ocurra, y a través de esa lengua se le impone la opinión privada de los individuos que mandan, es decir, de la clase dominante. La opinión pública es como la Fama, ese monstruo alado y veloz, lleno de ojos y oídos, sembrador de rumores que se alimenta del miedo y mezcla verdad con mentira. Lo curioso es que una opinión personal como tal no es más que eso, una opinión de una individuo que puede merecer respeto pero poco más -el respeto que merece es defensivo, respetamos la expresión de otro porque le exigimos que respete la nuestra a cambio-, pero cuando un número considerable de individuos comparte esa opinión personal se convierte en una opinión pública, como si el hecho de ser compartida estadísticamente y numéricamente por más individuos le diera más fuerza, la cantidad es el único criterio de la calidad. Mayoritariamente se convierte en una imposición, una verdad que se impone a los demás “a efectos prácticos”, aunque se reconozca que puede no ser verdadera ni acertada siquiera, pero funciona. 
 
343.- Legislatura progresista: Se les llena la boca a nuestras ministras y ministros hablando de que forman una coalición de progreso que hace que España avance adelante y siempre adelante, sin retroceder. Pero hay que pararse a pensar un poco y denunciar la ilusión del progreso, que no es más que eso: una ilusión de quienes sentimos una falta que nunca se llena y deseamos algo que no encuentra nunca su objeto final que nos haga dejar de desearlo. El capitalismo aprovecha esto vendiéndonos la idea -la ilusión, porque de ilusiones también vive y se vive- de que siempre estamos avanzando hacia algo mejor, cuando en realidad solo estamos desplazando nuestro malestar de un lado a otro. Además, la noción de tiempo lineal de la flecha con la punta hacia delante en la que se basa la idea de progreso es engañosa, porque la historia no avanza de manera uniforme, sino que está llena de repeticiones y retornos, por lo que el progreso no nos lleva a la plenitud, solo nos mantiene en un circuito de insatisfacción perpetua. 
 
 

 
344.- Nicho de negocio: No hay espacio o actividad humana que no sea vista por los “expertos” científicos-economistas como potencial nicho de negocio o de mercado. Da igual lo que sea: beneficencia, ayuda humanitaria, prostitución, religión, drogas, ciencia, universidades, farmacéuticas, ecología, turismo, feminismo, comunicaciones, transportes, depresión, tecnología, redes sociales, defensa, es decir, guerra... todo. Todo es un nicho de negocio. Resulta que al márquetin lo estábamos llamando “política”, y “democracia” a la ingeniería social del nuevo orden corporativo en ciernes, el del neocapitalismo tecnofeudal. Vivimos, según el economista griego Yanis Varufaquis (mejor que Varoufakis) bajo el «tecnofeudalismo», el sigiloso sucesor del capitalismo -el capitalismo ha muerto, afirma-, o feudalismo tecnológico en el que los nuevos señores feudales son los propietarios del capital que está en la nube, y los demás somos sus siervos, como en el medievo, un nuevo sistema de explotación. Los mercados tradicionales han sido desplazados por las plataformas digitales, que son auténticos feudos de las Big Tech, cuyo beneficio es la pura extracción de las rentas de nuestra conexión. 
 
345.- Deus ex machina: El historiador griego Polibio (200-118 ante), considerado el inventor de la historia universal, una historia que pretende abarcar todos los pueblos del Mediterráneo, uniendo todos los acontecimientos, centrada en Roma, su principal protagonista, nos ofrece una reflexión que no debe pasarnos desapercibida:  lo que ha sostenido a Roma ha sido la religión. Él no utiliza esta palabra, de la que no disponía su lengua, sino δεισιδαιμονία, que literalmente significa 'temor a los dioses, genios, démones o espíritus divinos', que a veces se traduce por 'superstitición'. Los antiguos habrían introducido esta superchería -creencia en seres supremos y en el castigo después de la muerte- para infundir temor y mantener el orden social, algo que “entre los demás pueblos ha sido objeto de mofa”. Si fuera posible, razona Polibio, constituir un Estado habitado solo por personas inteligentes, no sería necesaria la religión. Pero la masa no es inteligente y, por lo tanto, hay que engañarla y contenerla con el miedo a lo desconocido. Aunque no lo dice expresamente, la religión vendría a ser, como sugiere en otro pasaje de su obra, un recurso similar al que utilizan los autores trágicos cuando introducen al final de sus obras dramáticas un deus ex machina “puesto que sus planteamientos iniciales son irracionales y absurdos”. Algunas tramas se complican tanto que, para resolverlas, es preciso recurrir a la intervención sobrenatural de un personaje divino, para salir del callejón sin salida. 
 

lunes, 17 de marzo de 2025

7291 (De Madrid al Cielo).

    Publica Juan Soto Ivars en El Confidencial un artículo titulado “Ayuso asesinó en las residencias geriátricas de Madrid a 120.000 personas” a raíz de un programa especial sobre la pandemia emitido por el Ente Público, alias Televisión Española, titulado '7291' sobre los fallecidos durante la primera ola de la pandemia de la covid-19 en las residencias de mayores de la Comunidad de Madrid, en el que confronta sus recuerdos personales con la doctrina del documental, que pretende responsabilizar a la presidenta de la comunidad madrileña de haber enviado a los ancianos de las residencias De Madrid al Cielo. 
 
 
    En el documental se dice que los muertos de las residencias madrileñas son la (única) deuda que nos queda por saldar con las administraciones. Recuerda Soto Ivars cómo había que bajarse la mascarilla para comer en un restaurante y subirla si uno iba a mear. Recuerda cómo al principio las mascarillas no servían porque no había y luego se hicieron fundamentales para evitar los contagios cuando los políticos comenzaron a lucrarse con su venta, por lo que aquí se mantuvieron mucho más que en cualquier otro país europeo a fin de salvar muchas más vidas. 
 
    Pero, claro, esos recuerdos personales deben ser fake news, porque el Ente Público ni los menciona. Recuerda que en un hospital de Barcelona al que llamó en concepto de periodista para escribir un artículo le dijeron que “no se podía derivar a un nonagenario con neumonía bilateral por covid a los hospitales colapsados, porque había que priorizar a los pacientes con perspectivas de supervivencia”. También recuerda haber visto un vídeo de una residencia de ancianos de Gerona (perdón, Girona) de donde “salían bolsas largas en camillas durante la noche directas a un crematorio”. Pero, como reconoce irónicamente, su memoria debe engañarle porque, seguramente, se trataba de alguna residencia de la comunidad madrileña. 
 
    A él, le parecía, que era algo que estaba sucediendo en casi todas las residencias de España, pero su memoria, una vez más, le engañaba porque el Ente Público, la Voz de Su Amo, dice que sólo ocurrió en Madrid, donde se concentraba toda la tercera erad residente de la curtida piel de toro bravo que son las Españas. 
 
    Pero hay que agradecerle a la televisión pública que nos saque de los errores traicioneros de la memoria y administre ella la información de la verdad objetiva.  El Ente Público es Televisión Española, la Voz de su Amo, es decir, la Voz del Gobierno, que desvía así el tiro hacia otro objetivo. 
 
 
    Había sido esta una buena ocasión para reconocer los errores cometidos -el doctor Christian Perronne se preguntaba ¿Hay algún error que no hayan cometido?-, entonar el mea culpa y pedir perdón por la pésima gestión de la pandemia, y por estos treinta errores que señala el doctor Juan Gérvas por los que deberían pedir perdón los salubristas y los políticos. Y no ha sido así. La conclusión, apunta Soto Ivars, es que “hay que mandar a los líderes de la Comunidad de Madrid al Tribunal de La Haya y condenarlos por genocidio. En la pandemia murieron más de ciento veinte mil personas. Fue un crimen contra la humanidad hacinar a tanta gente en las residencias de ancianos de la Comunidad de Madrid”. 
 
    Está claro que el Ente Público utiliza a la lideresa como chivo expiatorio o cabeza de turco, achacándole a ella todas las culpas para eximir a otras personas de igual o más alto rango. No creo yo que la Comunidad de Madrid sea una víctima inocente de este ataque desconsiderado, ni voy a batirme yo en su defensa, Dios me libre de Dios y de eso, pero sí me parece poco honesto, cuando desde el Ministerio de Sanidad se enviaba morfina y sedación a las residencias de toda la nación, y se nos instaba a todos (y a todas, como diría innecesariamente el gobierno progresista) a quedarnos en casita para salvar vidas, bajo arresto domiciliario voluntario y toque de queda o restricción de movilidad nocturna, según el ejercicio de pedagogía semántica del impresentable presidente del gobierno, y no colapsar unos hospitales que estaban, por lo demás, semivacíos.
 

domingo, 16 de marzo de 2025

El Ejército te necesita tanto como tú a Él

    Vivimos un momento complicado caracterizado según la prensa del Régimen por la “inestabilidad del tablero geopolítico”. Curioso palabro este de 'geopolítico' que sacan a relucir por doquier ahora los políticos juntando a Gea, la madre tierra y el planeta, con la política o sea con el Estado, cuya salud, como dijo Bourne, es la Guerra
 
    Han abierto un debate nacional e internacional sobre la necesidad de aumentar el gasto en Defensa, es decir en el Ataque porque, como dicen algunos, la mejor defensa es tácticamente un buen ataque. 
 
    Se habla incluso de volver a la puta mili, abolida en las Españas en 2001 porque hay muy pocas solicitudes voluntarias de ingreso en las Fuerzas Armadas, pocas vocaciones -vamos a utilizar esta palabra un tanto desusada ya que hacía referencia a la inspiración con la que Dios -Dios nos libre de Dios- nos llamaba a algún estado, especialmente al de la religión, y que acabó significando aquello que lo llamaba a uno a hacer algo.

     Ante esta falta de vocaciones, el Ministerio de Defensa (en realidad, de la Guerra) quiere venderles la moto a las tiernas criaturas buscando reclutas hasta debajo de las piedras entre los más jóvenes, ofertando e impartiendo charlas de captación en los centros educativos dirigidas a alumnos y alumnas -no las excluyen a ellas- de Educación Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional, en los que algunos tienen ya la edad mínima requerida, que son los dieciocho años cumplidos, para incorporarse a los diferentes cuerpos militares. 
 
    Que las Fuerzas Armadas necesitan más jóvenes es una realidad, porque hay muy poca demanda. Se incrementa por lo tanto la oferta ofreciendo a la juventud una salida profesional que reducirá sin duda la tasa de desempleo. Hay pocos jóvenes, en general, y muy pocos de los que hay están interesados en ser carne de cañón. El Ministerio les engaña hablándoles de la “cultura de la defensa”, la historia de los ejércitos, los valores que fomentan y la vida que pueden desarrollar en las Fuerzas Armadas a través de misiones internacionales que les brindan la oportunidad de viajar y de conocer otros países, culturas y gentes, a la vez que desempeñan una labor humanitaria, ayudando a los buenos y neutralizando -o sea matando- a los malos, que son los enemigos. 
 
    Las chicas no están excluidas, y eso le agrada a la ministra, que quiere favorecer su ingreso en las FFAA, dentro de la campaña de feminización del Ejército, donde las mujeres también pueden hacerse un Hombre -en el sentido genérico de Ser Humano-, como en los tiempos de la puta mili, cuando se decía que un chico solo se hacía un hombre cuando entraba en el cuartel, empoderándolas hasta romper el techo de cristal y alcanzar las más altas instancias del generalato. 
 

    Pero hay que darle la vuelta al clásico argumento militarista de que si uis pacem, para bellum ('si quieres la paz, prepara la guerra'), porque lo que está mandado es lo contrario: si uis bellum, para pacem: si quieres la guerra, prepara la paz llenándote la boca con esa palabra y hablando de misiones de paz, fuerzas de paz, contingentes de paz, tropas de paz, combatientes por la paz, ejército de paz, convirtiendo la paz no ya en el fin u objetivo militar de la guerra, sino también en su causa, porque, según el dicho orgüeliano, la guerra es la paz,  y así se confunden la finalidad o para qué con la causa o el porqué. 

sábado, 15 de marzo de 2025

Engullendo monedas de oro

Vuelvo sobre la relación escatológica existente entre la mierda y el dinero que se analizaba en El oro que cagó el moro a propósito de la lectura de un texto de las Antigüedades Judías de Flavio Josefo, que me ha traído a la memoria una anécdota vaga e imprecisa de mi infancia sobre la ingesta de monedas. 
 
Cuando yo era pequeño, una vecina del barrio donde vivíamos tenía tanta fama de agarrada que la llamábamos Doña Tacañona. De ella se contaba que cuando su hijo pequeño se tragó una vez una moneda de una peseta, la unidad monetaria española desde 1869 hasta la implantación en 2002 del euro, ese engendro monetario de la Unión Europea, buscó y rebuscó durante una semana entre sus heces, que debía hacer en un orinal, hasta que finalmente recuperó la dichosa peseta enroñecida. 
 
Este episodio me venía a la memoria leyendo a Flavio Josefo, Antigüedades Judías, V. 420-421 en traducción de Jesús Mª Nieto, que narra un episodio durante el asedio de Jerusalén y la destrucción del Templo por los romanos en el año 70 d.C., a las órdenes de Tito.
 
Sitio y destrucción de Jerusalén por los romanos bajo el mando de Tito, David Roberts (1850) 
 
El sitio de Jerusalén es un evento que marcó el fin del Templo y el inicio de la diáspora judía. Josefo cuenta que algunos judíos ingirieron monedas de oro para ocultárselas a los soldados romanos, con la intención de evacuarlas después: Unos vendieron sus posesiones a un precio muy bajo y otros sus objetos más valiosos. Se tragaban sus monedas de oro para que no las descubrieran los bandidos y luego, tras huir al bando romano, las expulsaban del cuerpo junto con sus excrementos y así tenían los recursos suficientes para conseguir lo que necesitaban.
 
Según varios comentaristas, no era posible tragar sin atragantarse las monedas de oro de la época de Nerón por su tamaño y por su peso, ya que pesaban unos ocho gramos y tenían un diámetro máximo de dieciocho milímetros. El caso es que fuera o no fuera cierta la noticia, los soldados romanos, al correr el rumor, comenzaron a matar indiscriminadamente a cualquier sospechoso de haber engullido monedas de  oro, con la esperanza de al fin recuperarlas. 
 
Continúa el historiador Flavio Josefo contándonos la secuela de este incidente:  Pero otra desgracia cayó sobre los que ya habían conseguido salvarse de esta forma. Uno de los desertores que se hallaba con los sirios, fue sorprendido cuando recogía monedas de oro entre sus excrementos. Como ya hemos dicho, se las tragaban antes de salir, pues los rebeldes registraban a todos y en la ciudad había gran cantidad de oro.
 
Según Josefo, en una sola noche fueron asesinadas alrededor de dos mil judíos por este motivo:  Una vez descubierto el plan de una sola persona, por todo el campamento corrió la noticia de que los desertores estaban repletos de oro. La multitud árabe y los sirios abrían y registraban las entrañas de los suplicantes. Creo, al menos yo, que a los judíos no les ha sucedido una desgracia más cruel que ésta: en una sola noche fueron rajados más de dos mil.  
 
El episodio tiene un simbolismo muy poderoso: el oro, forma antigua del dinero, que debía servir para asegurar la supervivencia en el futuro, que así se garantiza, se convierte en la causa directa de la muerte. Tal es su valor, que su posesión resulta mortal. De alguna manera nos recuerda al mito del rey Midas, cuya obsesión por el oro lo condena a la desesperación cuando descubre que no puede alimentarse de lo que se lleva a las manos, porque todo lo que toca lo convierte en oro, es decir, en mierda.
 
Dovela de la portada de la Coronería de la catedral de Burgos, en la que un pecador, sedente y desnudo, defeca monedas de oro sobre una mensa nummularia o tabla de cambios, monedas con las que se fabricarán otras nuevas que el condenado volvería a tragar, representando así la usura.
 
Refleja este episodio el grado de deshumanización que alcanza la guerra. El otro deja de ser un ser humano y se convierte en un objeto del que extraer recursos, un recurso humano. La imagen de los judíos tragando piezas de oro puede verse como una metáfora del cuerpo como el último refugio o sarcófago de la posesión: el oro se incorpora para finalmente desecharlo. El individuo trata de interiorizar su futura riqueza y hacerla parte de sí mismo. Sin embargo, este acto de preservación solo acelera su trágico destino.
 
Sea el que sea el crédito que queramos darle a esta noticia de la ingesta de las monedas de oro para cagarlas y recuperarlas, lo cierto es que el incidente tuvo una secuela terrible: dos mil judíos que se habían escapado fueron destripados por sirios y árabes, que formaban parte de las tropas auxiliares romanas, al enterarse del rumor de que se habían tragado los áureos romanos que equivalían a una estatera de oro griega, es decir, veinticinco dracmas griegos, ya que el oro se había desvalorizado con la guerra. Más adelante, se puede leer que los soldados se habían apoderado de tanto botín que en Siria se vendía el oro, al peso, a la mitad de su precio anterior .
 
En este sentido, la imagen de los judíos masacrados por haber tragado oro también puede verse como un símbolo del sufrimiento de un pueblo perseguido por su propia riqueza y herencia. A lo largo de la historia, los judíos han sido objeto de violencia debido a su asociación con el dinero, lo que otorga a este relato de Josefo un carácter casi profético.   
 

viernes, 14 de marzo de 2025

Cinco años después...

    El Estado de alarma se declaró en las sufridas diecisiete Españas el 14 de marzo del año del Señor de 2020. Reflexionaba a propósito el otro día El Periódico Global(ista), portavoz del Gobierno, alias El País, en su artículo editorial sobre los cinco años que han transcurrido ya desde “el estallido de la covid-19” utilizando una significativa metáfora bélica -el 'estallido'- más propia de la guerra que del bombazo periodístico.
 
    Comenzaba diciendo: "Es necesario reflexionar sobre las secuelas que aún persisten de aquella catástrofe y sobre lo que se ha hecho para que no se repita". Reflexionemos, pues.
 
    La pandemia ha sido “una de las tragedias colectivas más traumáticas que haya vivido España desde la Guerra Civil”. Ahí queda esa frase grandilocuente para la Historia oficial y las nuevas generaciones. No se hace ninguna autocrítica a la labor de terrorismo periodístico consistente en sembrar el miedo para que cunda el pánico llevada a cabo por los medios de formación de masas. 
 
 
    Dice el editorialista: “Impresiona también tomar conciencia de la rapidez con la que hemos pasado página de un acontecimiento que paralizó la economía y ha causado más de siete millones de muertes en el mundo, 120.000 en España, según los registros oficiales”. Ya hemos comentado que estas cifras no son ciertas, y que, aunque lo fueran, no son significativas ni justifican que se tomaran las medidas draconianas que se tomaron y que, en lugar de aminorar la gravedad de la situación, la exacerbaron. 
 
    Continúa diciendo el periódico progresista que “A pesar de las medidas extraordinarias de aislamiento social, que provocaron un verdadero trauma colectivo, el número de fallecidos diarios fue subiendo dramáticamente hasta alcanzar el pico de 950 el día 2 de abril”. Dice el periódico “a pesar de las medidas extraordinarias”, y cabe preguntarse si no fue,justamente, gracias a ellas. 
 
    Se preocupa El Periódico Global(ista) por las secuelas de la crisis que hay que atender. Y entre ellas, destaca, cómo no: La covid persistente, “un cuadro complejo que no recibe la atención adecuada. Un estudio internacional estimó unos dos millones de casos en España. Los afectados se sienten abandonados”. Resulta que son más las víctimas de la persistencia de la covid, la práctica totalidad inmunizados, que las víctimas mortales de la enfermedad, lo cual no es poco elocuente y significativo. 
 

     Ya hemos dicho que no hay ninguna autocrítica, pero tampoco ninguna crítica de la función de personajes como Anthony Fauci o Ursula von der Leyen, por citar solo dos nombres propios, ni del papelón ominoso de la OMS, de la que se deshace en elogios destacando “la importancia de tener una autoridad como la OMS que permita compartir conocimiento fiable y coordinar la respuesta internacional, especialmente con respecto a los países más vulnerables y con menos recursos, los virus no conocen fronteras”. 
 
    Estamos mucho peor, dice El Periódico Global(ista) porque EE.UU. ha abandonado la OMS, seguido de Italia y Argentina, al revés que España que le ha endosado sesenta millones de euros de nuestros impuestos para colocar allí a la médica y madre (¡que-la-parió!) de la ministra sanitaria, siendo ese organismo el responsable máximo de que la epidemia se convirtiera en pandemia al cambiar el significado de esta última palabra y eliminar el factor de 'letalidad' asociado a ella. Se lamenta por que “la desinformación y el negacionismo tienen ahora instrumentos más poderosos de difusión”, con lo que está implícitamente defendiendo la política de los gobiernos de pretender imponer la censura para silenciar las voces críticas y disidentes. 
 
    Lo que resulta más emotivo es cuando dicen que “el aniversario de la catástrofe sanitaria debe servir para recordar que Europa sigue siendo un refugio de racionalidad, eficacia en la respuesta y solidaridad. Siendo conscientes de todo lo que hay que mejorar, debemos hacer todo lo posible por preservarlo”. ¿Europa, supongo que se refiere a la Unión Europea, que no es lo mismo, es un refugio de racionalidad, eficacia en la respuesta y solidaridad? No me lo creo.
 

jueves, 13 de marzo de 2025

Pena de Muerte y Pena de Vida

    La fórmula que empleaba Agustín García Calvo cuando definía al Estado como 'administrador de muerte' -“no hay verdadero Estado que sin alguna forma de Pena de Muerte sobre sus súbditos pueda sostenerse”, en ¿Qué es el Estado? (1977)- parece que no puede defenderse en la actualidad en España, ni en aquellos Estados que como el nuestro no contemplan en su ordenamiento jurídico la pena capital. 
 
    Cuando se publicó el librillo en 1977, aún estaba vigente en España la pena de muerte. Dos años antes, en 1975, se habían producido las últimas ejecuciones en las que fueron fusilados tres miembros del FRAP y dos de ETA, y un año antes habían sido ejecutados a garrote vil Salvador Puig Antich y Heinz Chez en Barcelona. Podía muy bien decirse que el Estado español en aquel entonces no ocultaba su más negra entraña justiciera. 

    La pena capital quedaría abolida de hecho en la constitución de 1978, aunque se mantenía todavía para los casos que la legislación militar estableciera en tiempo de guerra por traición, rebelión militar, espionaje, sabotaje o crímenes de guerra. En 1995 sería finalmente suprimida de la legislación militar española con el acuerdo de todos los partidos políticos.  
 
    Hay que agradecer, desde luego, el hecho de que el Estado español haya abolido de su ordenamiento jurídico la pena capital que es el Crimen de Estado, pero ese gesto bondadoso de renuncia a su poder de decretar la muerte no significa que haya dejado de administrar la vida, que viene a ser lo mismo que la muerte, de sus súbditos, ya que el Estado nos impone, sin decretarla expresamente ni reconocerla como tal, la Pena de Vida, es decir, una vida penosa que apenas merece ese nombre, caracterizada por la pérdida de libertad habilitando para los casos extremos cárceles y manicomios u hospitales psiquiátricos.  La vida, sin libertad, así lo sentimos todos, no merece la pena de vivirse ni de llamarse vida tan siquiera. 
 
    Muestra, sin embargo, así el Estado su cara más amable y benigna haciendo gala de su bondad cuando decide no ejecutar legalmente ni privar de libertad indefinidamente a ninguno de sus súbditos. En España, en efecto, no existe la cadena perpetua en sentido literal, porque sería contraria a los principios en los que se basa el sistema penal que se nos impone y justifica procurando la reinserción del preso en la sociedad, de ahí que una condena vitalicia no sea compatible con la constitución española que dice que las penas privativas de libertad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social. 
    Sin embargo,  se recoge en la legislación vigente desde el año 2015 la llamada Prisión Permanente Revisable, que está destinada a castigar los delitos de mayor gravedad, que impide a los sentenciados optar a una revisión de su condena hasta que no hayan pasado al menos 25 años entre rejas, siempre que haya pronóstico de reinserción. El Estado tiene el poder de privar de libertad a sus súbditos previo juicio y condena, erigiéndose de alguna manera en un dios justiciero que envía a los pecadores al purgatorio hasta que hayan pagado su pena. Esa privación de libertad que el Estado lleva a cabo sirve también sobre todo para que quienes estamos fuera de la cárcel y del manicomio u hospital psiquiátrico creamos, por contraposición, que somos libres y cuerdos por eso mismo, y que la libertad consiste simplemente en no estar encarcelado. 
 
  Recordemos además que la carta magna otorga poderes excepcionales a las autoridades civiles o militares de España para poder afrontar situaciones extraordinarias y graves, pudiendo decretar estados de alarma, excepción y sitio, que son los tres regímenes excepcionales contemplados. No olvidemos los recientes arrestos domiciliarios o confinamientos bajo cuarentenas y toques de queda, vivos en nuestra memoria más reciente. 
 

   El Estado administra la muerte de sus súbditos, podemos decir, con García Calvo, de un modo mucho más general, reduciendo su vida a Proyecto y a Futuro -las mayúsculas son del autor- “es decir, a Muerte (puesto que se llama Tiempo a la Muerte de la vida, y el Tiempo es esencialmente Futuro, que es el lugar de la Muerte, temida y esperada”. El Estado se funda en la organización o muerte de la posible vida que pudiera haber vivido un pueblo indefinido y no numerable en número de almas y no sometido a ningún régimen político.

    La 'bondad' del Estado, que renuncia a ejecutar legalmente y a condenar a cadena perpetua a sus súbditos o a tratarlos de locos, no significa que no tenga ese poder. De hecho, está privándonos de libertad, de cordura y de vida de otras formas a todos y cada uno: llamando “libertad”, como hace el actual gobierno progresista español, a los últimos cincuenta años desde la muerte del dictador, y al hecho de no estar circunstancialmente encarcelado o recluido, y llamando “vida” al mero hecho de no estar muerto. 

 

     El que haya sido abolida la pena capital no significa que el Estado haya dejado de administrar la muerte -necropolítica, lo llaman algunos pedantes con término culterano- de sus ciudadanos, lo mismo que la abolición de la esclavitud no implica que haya dejado de haber esclavos, que son ahora los trabajadores asalariados, que, aunque no estén encadenados, no dejan de ser esclavos inalámbricos.

miércoles, 12 de marzo de 2025

De la gerencia de los recursos humanos

Un tratado tan antiguo de ganadería y agricultura, escrito hace más de dos mil años por Marco Terencio Varrón como es De las cosas del campo (De re rustica), nos ofrece, parece mentira, modernísimos consejos de lo que se ha dado en llamar con flagrante anglicismo H(uman) R(esources) management, es decir, tratamiento o más propiamente manejo del personal laboral para la optimización de los recursos humanos, según la moderna neolengua babélica.

El capítulo XVII del libro primero, en efecto, está dedicado al trato que se debe dispensar a los esclavos y trabajadores "libres". Ya sé que la esclavitud ha sido abolida de la faz de la tierra, pero no su moderna epifanía, que es el trabajo asalariado, por lo que los consejos de un antiguo terrateniente romano siguen siendo válidos, mutatis mutandis, y de  plena actualidad y vigencia para un moderno empresario o emprendedor, dicho sea con término más insidioso, por aquello de que "hoy es siempre todavía".


1º.- ...Deben procurarse operarios que puedan soportar el trabajo, que no sean menores de 22 años y que estén predispuestos a la agricultura. Puede hacerse esa conjetura tras los encargos de otras cosas y, sobre eso, con la investigación entre los que son nuevos de qué habían hecho para el dueño anterior. Se trata de obtener referencias anteriores, bien directas o indirectas para la contratación de los trabajadores a través de entrevistas personales, evaluaciones psicológicas, análisis de currículos...

2º.- Conviene que quienes estén al mando estén imbuidos en letras y alguna cultura humanística, tengan buena conducta, mayores en edad que los operarios mencionados; pues obedecen sus órdenes más fácilmente que las de los que son más jóvenes. Además, conviene sobre todo que quien mande sea conocedor de las cosas del campo, pues no sólo debe mandar sino también trabajar, es decir, predicar con el ejemplo, para que el subordinado lo imite en el trabajo y para que advierta que está al frente de él con razón porque lo supera en conocimiento

Se expresan aquí las cualidades que deben tener los líderes o mánagers -resulta significativa la etimología del palabro, que remonta al italiano 'maneggiare' y a nuestro 'manejar', con el significado de 'controlar un caballo'-, jefes y subjefes o jefecillos: experiencia, cierto barniz de cultura humanística y literaria, ejemplaridad, superioridad moral y técnica, etc.
 

3º.- Y no hay que permitirles que manden de forma que obliguen más con latigazos que con palabras,  si así se puede conseguir el mismo resultado. Hay que hacer que los administradores estén mejor dispuestos con incentivos y procurar que tengan algunos bienes y compañeras esclavas como esposas de las que tengan hijos; pues con ello se los hace más seguros y más ligados a la finca. 

Se fomenta aquí el refuerzo positivo y lo que hoy se da en llamar el “salario emocional”, buscando la implicación del trabajador en la empresa y su fidelización (sic, por el palabro). Como sugiere Varrón con un juego de palabras en latín,  no hay que ser autoritario (uerberibus es el nombre del látigo), sino persuasivo (uerbis, con referencia a las palabras). El trato humanitario que se predica aquí hacia los esclavos será el defendido por la Iglesia, que históricamente no cuestionó la esclavitud, sino sólo los malos tratos dispensados a los esclavos, abogando por la mejora de las condiciones laborales, y, por lo tanto, por la pervivencia y supervivencia de es lacra de la humanidad que es la esclavitud, porque eso hará a la larga que perdure la servidumbre y que vaya adquiriendo nuevas modalidades, desde el modo de producción esclavista, pasando por el feudal, hasta el actual capitalista, en la terminología de Karl Marx.

4º.- Hay que atraer la voluntad de los administradores concediendo alguna distinción, y asimismo, en cuanto a los trabajadores que han de estar sobre otros, hay que tratar también con ellos sobre los trabajos que hay que hacer porque, si así se hace, piensan que son menos infravalorados y que son tenidos en cierta consideración por el propietario. Se los hace más aplicados en el trabajo con un trato más liberal ya sea con más generosidad en la comida o en el vestido, con la remisión de trabajos o con alguna concesión (...), y con otras medidas del mismo tipo, para que compensando a los que se ordenó o advirtió de algo con dureza, se les restituya la voluntad y bienquerencia hacia su dueño.

 
El propietario, empresario o emprendedor debe procurar que sus subordinados y empleados se impliquen emocionalmente con él y se identifiquen con la empresa. Algunos incentivos de los que habla Varrón (generosidad en la comida o el vestido) están lógicamente fuera de lugar y desfasados hoy, pero no la remisión de trabajos o las primas de productividad, o el "salario emocional" que consiste en considerarlos indispensables para el buen funcionamiento de la empresa, logrando que los "explotados" ni siquiera se consideren tales a sí mismos. Si no sienten la explotación que padecen, la soportarán más fácilmente porque no son conscientes de que existe. En definitiva, ay, nada nuevo bajo el sol.